martes, 26 de agosto de 2014

En los 100 años del nacimiento de Julio Cortázar

«Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo». (Julio Cortázar)

El narrador y novelista argentino Julio Cortázar es un franco tirador de la literatura.
Caso complejo y personal de insurrección permanente contra los lugares comunes, la pasividad del espíritu, da vida al verbo creando su propio lenguaje. Su humor sutil, destructor, su visión dramática del hombre moderno, su inquietud ontológica aliada a una observación aguda de lo cotidiano crea cuentos originales, una novela dinámica y metafísica. Sus ficciones tratan los problemas del hombre americano actual y los sitúan dentro de un terreno universal. Superando a todos sus contemporáneos de América Latina en el riesgo de la innovación, se sale de toda nomenclatura y ofrece, según la opinión de un crítico americano, “la más poderosa enciclopedia de emociones y de visiones que emerge de la generación de los escritores internaciones de la post guerra”.



Hoy el mundo literario y especialmente Argentina donde creció y Bélgica donde nació celebran 100 años del nacimiento de Julio Cortázar.

Confieso de entrada que nunca fui devoto del escritor belga argentino y que sólo siempre me sentí inclinado a leer su relato en prosa “los premios”, que a finales de los 70 llevara a la tv la programadora RTI en Colombia.

Pero si tuve y tengo amigos que se aman a Cortázar y han leído casi toda su producción literaria…y por ellos también quiero hacer este pequeño e ignorante homenaje a quien es considerado uno de los más importantes escritores latinoamericanos al lado de Pablo Neruda,  Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Ernesto Sábato.

En la gran red virtual y en las calles de Buenos Aires muchos celebran este primer siglo del nacimiento del hombre, del escritor seductor surrealista, que supo ser Cortázar.
He escuchado de sus “cronopios”, de sus ”bestiarios”,  de “Rayuela”, de su compleja pero bella oda, de sus cuentos desconcertantes (de los cuales uno alguna vez leí en mi juventud).

Intelectual comprometido que ejerció un importante papel en la vida de Argentina y América Latina, estuvo exiliado más de 30 años en Francia, país donde adquirirá la nacionalidad en 1981 y a los 67 años, justo 3 años antes de su muerte.

Julio Cortázar nació en Ixelles, situado al sur de Bruselas (Bélgica) un día como hoy el 26 de agosto de 1914. Maestro de la novela conoció la fama gracias a la novela “Rayuela”.

“Rayuela” que en francés se llama “Marelle”, fue  Escrita en París y publicada por primera vez en España el 3 de octubre de 1963, constituye una de las obras centrales del boom latinoamericano.

Se trata de una narración introspectiva, en monólogo interior, que narra la historia de Horacio Oliveira, su protagonista, de un modo tal que juega con la subjetividad del lector y tiene múltiples finales. A esta obra suele llamársela «antinovela», aunque el mismo Cortázar prefería denominarla «contranovela».
Si bien el estilo que se mantiene a lo largo de la obra es muy variado, se la considera una de las primeras obras surrealistas de laliteratura argentina. «De alguna manera es la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura», dijo Cortázar de Rayuela cuando se le preguntó qué significaba para él.

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.", ha escrito este martes, citando una frase de su libro faro, la página de acogida del buscador Google en español y sobretodo Argentina. La frase aparece encima de una rayuela donde se ve una foto del escritor.
La obra de Cortázar que mezcla a menudo fantasía y surrealismo, ha sido traducida a más de 30 lenguas y solo a lo largo de este año ha logrado vender más de 100.000 ejemplares en los países de lengua española.

"Fue uno de los grandes autores que nos hizo despertar y ver la literatura de otro modo, con una reivindicación muy importante del cuento", explica a Europa Press la escritora Soledad Puértolas, quien ha resaltado la relación "entre la magia y lo cotidiano" que desprendía la literatura de Cortázar.

"No es realismo mágico, pero la magia está ahí, en lo cotidiano y al lado del elemento de sorpresa. Se trata de la magia de los misterios de las personas, la confianza en el azar o la esperanza", señala Puértolas.

 Con sensibilidad  de izquierda, apoyando en particular las revoluciones cubana y sandinista, en 1951 se vió obligado a dejar Argentina e irse a Francia, como protesta contra la dictadura del General Perón.

Cortázar además de haber escrito sus propias obras,  también había trabajado como traductor, posibilitando pasar del español al francés autores como Marguerite Yourcenar o Lautréamont.



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