domingo, 22 de noviembre de 2015

29 de noviembre del 2015: Primer Domingo de Adviento (C)

De pie, enderecen la cabeza!


En el centro de los tumultos de nuestra historia, Dios permanece fiel a su promesa de felicidad. En Jesús, su Hijo es necesario poner en alto su Buena Noticia: desde ya germen del derecho y la justicia! Nuestra redención o salvación se acerca: enderecemos la cabeza y permanezcamos despiertos en santidad, sin reproches!



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 21, 25-38.34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.
                            
Palabra del Señor




A guisa de introducción:

Andar con la verdad es fuente de libertad y felicidad

Solemos decir o escuchar estas expresiones : “el pecado es cobarde”; “tanto miedo y tan poquita vergüenza”; “cuando se teme es porque la conciencia no está tranquila”; “es difícil mentir cuando la madre nos mira a los ojos”; “no hay nada oculto que no llegue a saberse ni nada secreto que no llegue a descubrirse”…

La semana pasada Jesucristo se nos presentaba en el evangelio de Juan y ante Poncio Pilato como el  Rey de la verdad,  como aquel que ha venido para dar testimonio de la verdad.  Y la verdad, andar en la verdad es andar con la cabeza erguida, levantada (pero sin falso orgullo)…Lejos de toda hipocresía, de toda vanidad y toda mentira.  Un ser humano que se esfuerza por vivir la verdad en su vida es un ser humano verdaderamente libre como Jesús. Qué lejos estaba Pilatos del Reino.

Pero andar en la verdad no solamente nos hace libres sino que también nos hace felices plenamente.

Un hombre o mujer  plenamente libre y feliz es una persona graduada en humanidad…Pero es verdad que es difícil hallarlos…

Entonces ese es el reto (o tarea) que nos propone Jesús por su primera venida (nacimiento en Belén), por su permanente presencia (en los sacramentos, en la vida fraterna de amor  y solidaridad) y en su esperado retorno (al final de los tiempos, en el día conocido solo por el Padre del cielo…atención profetas de malos augurios, milenaristas y últimamente simpatizantes de las profecías mayas “veintiunodecembrinas 2012!”).

Y entonces el reto o desafío que puede tomar toda una vida es la conversión, erguirnos de nuestras jorobas, levantar la cabeza y la mirada hacia el infinito saliendo de nuestras oscuridades y miserias (pecado) y obtener la liberación del único que puede salvarnos: Jesucristo.

La cabeza baja es propia de los tímidos (por temperamento y o carácter), de los tristes (por sentimiento), de los avergonzados (ante la moral y la justicia), pero también puede ser el gesto de los que ya nada esperan, de los que se duermen en los laureles, de los indiferentes ante los eventos de la fe…

Jesús nos invita en este domingo a levantar nuestras cabezas, a ponernos derechos. Por qué?  Porque Él habla en verdad de “La venida del Hijo del Hombre”. Esta venida o llegada (o retorno) no es sinónimo de peligro y no debe alborotarnos el miedo, sino todo lo contrario debe suscitar e nosotros la paz, la tranquilidad…

La venida de Jesús es fuente de esperanza, sea en Belén hace 2000 años, en nuestra vida trajinada de hoy, al final de nuestros días o al final de los tiempos.  En esta esperanza reposan todas nuestras esperanzas, pequeñas y grandes, que estamos llamados a vivir en este periodo del Adviento que hoy comenzamos.

Qué esperan ustedes para ustedes mismos hoy? Qué es lo que esperan para su comunidad o familia mañana? Qué es lo que esperan para el futuro de  sus hijos y nietos?

Si al igual que yo ustedes creen que Dios es fiel a sus promesas y que puede realizar para nosotros lo que ha realizado en su Hijo, no duden en hablarle de lo que ustedes esperan.

No vayan a creer que sus sueños, sus deseos y sus oraciones no son dignos de encontrar un sitio en su corazón. Y sobretodo “levanten la cabeza” (desháganse de sus vergüenzas, de sus pecados, de sus esclavitudes, tristezas y miedos, de todo lo que les impide levantar la cabeza y mirar con pureza, dignidad y alegría) ) para así poder percibir su luz que nos atrae hacia Él. 


Aproximación psicológica del evangelio: 

La esperanza que no defrauda. Saber vigilar.

En el tiempo de Jesús, la representación de la esperanza era relativamente simple. Dios, tomaría partido por su pueblo, reinaría Él mismo por la persona del rey y sus sacerdotes alrededor del Templo de Jerusalén, y esta victoria de Dios se impondría en toda la tierra.

Jesús ve las cosas de otro modo. Él tiene la convicción que la sociedad en la cual vive va a desmoronarse, que el tiempo del templo ha terminado. El percibe que Él mismo va a morir pero que el Padre realizará su obra cuando lo quiera y como Él lo quiera, y con toda seguridad, más allá de las imágenes que se pueda tener. Una NUEVA ERA ESPIRITUAL LLEGARA. Pero será difícil. Los fieles seran perseguidos. Un mundo se derrumbará, lo que en la representación cósmica de su tiempo, implica una desorganización del sol, de la luna y de las estrellas.

Pero a pesar de todo es necesario confiar en Dios. En esencia, el fin del templo de Jerusalén es el símbolo del desmoronamiento de un mundo y la figura de lo que vendrá cuando Dios culminará  su obra de salvación.

La caída de Jerusalén y la destrucción del Templo fueron experiencias espantosas para la gente que vivía alrededor de Jesús, igual como había sido la pasión y la muerte de Él mismo. Pero cuando los primeros creyentes hicieron la experiencia de la resurrección de Jesús, ellos comprendieron que Dios, a su manera,  era fiel a sus promesas.

De ahí en adelante nosotros sabemos que Dios se manifiesta (se expresa) en las 3 categorías del tiempo humano: EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO.  Dios ha intervenido en su pueblo. Él ha estado presente en Jesús. Él culminará su obra. Jesús está vivo y presente ahora. Pero un día llevará  a término la obra del Padre.

Cuando y como será la ultima intervención de Dios en el mundo, nadie lo sabe. Algunos textos del Nuevo Testamento muestran con claridad,  que al menos,  una parte de la primera generación, estaba convencida que el fin del mundo era inminente. La gente lo deseaba y lo celebraba con antelación. Maranatha: Ven, Señor Jesús.

Pero con frecuencia el miedo de esta gente ha sido más fuerte que la esperanza. A partir de las imágenes que están en la Biblia (persecuciones, carácter súbito del suceso, caída del cielo, etc), el miedo ha prevalecido sobre la confianza. En cada catástrofe, se ve llegar el fin del mundo. Cuando la ciudad de Roma fue victima del vandalismo de Alarico y sus hombres en 410, San Agustín  vio los signos del fin del mundo. Ocurrió lo mismo cuando Bizancio y el imperio de Oriente sucumbieron bajo el dominio de los turcos y del imperio otomano en 1453. Cuando la peste negra hizo estragos entre 1348 y 1350 y afectó  la mitad del continente europeo, también se presintió el fin del mundo. Periódicamente, el miedo nos sumerge. Y es así como la pastoral y la catequesis de los pasados siglos insistió más en el miedo que en el amor, haciendo del momento de la muerte el momento del juicio. Dies irae, diez illa: día de cólera como ese día; este era el canto por excelencia de los funerales.

Es el mismo sentimiento de miedo que todavía habita en muchas personas después del 11 de septiembre del 2001. Después de ese día, los Estados Unidos son en estado de choc. Y se siente lo mismo de cara al poder nuclear o ante los pródromos  (síntomas, señales) de la crisis ecológica.

Estas son las imágenes de desaparición, y de fin que reactualizan el simbolismo del juicio y de las visiones escatológicas (del fin de los tiempos).

Muchas personas utilizan esas imágenes en el nombre de lo que se llama la heurística del miedo.

Es de verdad el miedo un buen consejero?  Es cierto que nuestra época vive riesgos o amenazas importantes y que es indispensable hacerles frente. Pero también es cierto que es necesario no dejarse manipular por el miedo y ceder al pánico. Cómo testimoniar la esperanza  en un mundo con pánico y a la vez  no caer en la despreocupación?  Cómo permanecer a la vez vigilantes, responsables y llenos de esperanza?

Jesús nos hace una sugerencia extraña: “Permanezcan despiertos y oren en todo momento”. Tomando la orden al pie de la letra, esto es imposible. Nadie lo puede hacer, nadie  puede permanecer siempre despierto. Por un lado, uno no puede sentirse avergonzado por dormir: es algo esencial para la salud y la vida y es profundamente beneficioso. Dormir angustiado, es dormir mal. Por otra parte, orar todo el tiempo, es imposible si se entiende por ello, prestar su (la) atención consciente a Dios. Toda actividad humana exige atención, hasta jugar. 

Distinguiendo entre las actividades físicas corrientes y el deseo fundamental del corazón, San Agustín decía, que es el deseo absoluto de Dios, el que es necesario ejercitar y que ese  mismo deseo permanece activo, mismo cuando uno hace otra cosa. Se puede pensar a la vez en lo que se hace y conservar su deseo anclado en Dios ;(meditar mientras se lava los platos por ejemplo). De igual modo, se puede también dormir  y permanecer en estado de vigilia

Orar no se reduce meramente a repetir oraciones. Orar es ver mi vida con una cierta distancia y percibir la presencia y el amor de Dios.

Orar es confiar mi vida a quien es más grande que yo mismo, es renunciar a un poco de mi mismo, salir de mi mismo, convenir que no poseemos todo por nosotros mismos, que el Alfa y la Omega, la A y la Z de nuestra vida se nos escapan y que ellas (ellos) son del dominio de Dios.

El evangelio deja entender una cosa sorprendente. Aquel que se dispersa en la embriaguez, en las preocupaciones de la vida, en  la persecución de miles objetos de la sociedad bulliciosa y seductora que nos caracteriza, ese se amodorra (narcotiza) y se duerme.  Por el contrario, aquel que se sumerge hasta el fondo y con pasión en la VIDA (como un río o un mar), aquel que afirma o se ancla en el extremo (o lo contrario) del deseo, este permanece despierto.

Estar vigilante no es hacer nada mientras se vigila o se mira (como los "guachimanes" de edificios o parqueaderos, je,je), es estar totalmente inmerso en cualquier cosa esencial. Y entonces, así solamente así, se perciben todas las sutilezas de la realidad.

Vigilar, es permanecer atento a las cosas y a sus signos. En el 11 de septiembre del 2001, en la crisis ecológica, en la amenaza nuclear, en la guerra química,  en las profecías de desgracias (inevitable por la mediación extrema del 21 de diciembre maya, por ejemplo)…pero también es estar atentos en el niño que viene, en el trabajo a realizar, en el canto de los pájaros. Es recordar que el tiempo está hecho de pasado, de presente, de futuro. Y que Dios se conjuga también de la misma manera: el Dios que es, el Dios que era y quien viene.

Para todos y cada uno de nosotros, la muerte es el horizonte siempre próximo. Un día, diez años, cincuenta años? Cuando un compañero de colegio o un amigo muere, uno se pregunta: porque no fui yo?  Y si ella (la muerte)  se anuncia para nosotros mismos por una enfermedad grave, uno dice también : por qué yo? Nosotros vivimos en la fragilidad y en lo efímero, sea que hablemos de nuestro cuerpo, de nuestra sociedad, del clima, del dinero o del cosmos. La sola sabiduría, es la de confiar y descubrir más allá de lo que pasa la presencia absoluta de Dios.

Es por ello que la oración de vigilancia es importante.



REFLEXIÓN CENTRAL  (1)

LEVANTEN LA CABEZA PORQUE SU LIBERACIÓN SE ACERCA


Este domingo es el comienzo de un nuevo año litúrgico, el año C. El tiempo pasa sin nunca detenerse, pasa inexorablemente, como dice el poeta, y se nos hace difícil aceptar los cambios continuos.

Preferimos creer que EN VERDAD  no envejecemos, que no nos salen arrugas o que no tenemos mas arrugada la piel que el año anterior y también creemos que tenemos la misma fuerza física y que somos tan capaces como en el tiempo pasado.

Y POR TANTO LOS AÑOS y las estaciones se suceden y nosotros cambiamos continuamente.

Nuestra vida es semejante a un reloj de arena, ese pequeño instrumento que mide el tiempo. La parte de arriba se vacía gradualmente y la arena corre hacia abajo. El tiempo del adviento nos recuerda que en la parte de arriba hay menos arena que en el año  anterior.

Este nuevo año litúrgico nos reserva novedades, sorpresas, conquistas, frustraciones. Nuestra vida es una caminata hacia adelante y nosotros no podemos ni detener el tiempo, ni hacerlo volver atrás. Debemos continuar avanzando, mismo si la ruta es a veces difícil. El tiempo del adviento nos recuerda que el tiempo es un don precioso, que es limitado y debemos utilizarlo lo mejor posible.

El Adviento tiene dos objetivos principales: Uno, Prepararnos a la navidad y dos reavivar el fuego de nuestra esperanza.

Dios viene en navidad. Él se hace el invitado a nuestra casa. Le cerraremos la puerta como la gente de Belén? "No hay espacio en nuestro alojamiento". Es que la Navidad será solamente una fiesta de comercio, una fiesta de abundantes comidas, viandas y bizcochos, de múltiples celebraciones? Habrá aun un lugar para Dios en nuestra vida?

Empezamos hoy un tiempo de cuatro semanas de reflexión, de preparación, de cambio de vida. El tiempo del Adviento no sólo  es un tiempo de preparación para la navidad, también es un tiempo de grandes esperanzas.

En el evangelio de hoy, lejos de explotar el miedo, Jesús lo revela, nos dice que debemos hacer: "Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente". La parábola de la higuera que anuncia el buen tiempo y el retorno del verano, simbolizan esta esperanza (Lucas 21, 29,30) y nos asegura que Dios quiere volver a darle un sentido a nuestra vida..

Dios quiere crear un mundo nuevo. Él dará término a nuestro mundo de corrupción, de pecado, de odio, de envidia y de ambición desmedida y desaforada, de segregación, separatismo y guerra.

El tiempo pasa y envejecemos, pero una persona es verdaderamente vieja cuando no tiene más esperanza, cuando no espera más de la vida. Perder la esperanza es peor que perder la fe, porque no hay fe sin esperanza.

La ESPERANZA es un verdadero motor que nos empuja a la acción y nos incita a realizar plenamente de actividades generosas.

Durante este tiempo de preparación a la fiesta de navidad, estamos invitados a participar de la Nueva Creación de Dios, este debería ser el sentido de intercambio de regalos de navidad, el sentido de las invitaciones y de las visitas que realizamos durante estos días de fiesta: agradar, perdonar, hacer mas estrechos las relaciones, venir en ayuda de alguien, crear un mundo más fraternal.

Para muchas personas, el tiempo de fiestas es el tiempo que remarca de la manera más  triste su miseria, su pobreza, su soledad. Cuántos ancianos no recibirán ni visitas, ni regalos, ni tarjetas de buenos deseos? Cuántas familias no tendrán anchetas de Navidad? Cuántos en la calle este gran día de fiesta como todos los otros días del año, van a buscar dentro de las canecas de basura de que alimentarse? Hay cada día mas gente sin hogar, que viven en la calle, cada día hay mas familias con una sola cabeza de familia que luchan por sobrevivir, hay mas ancianos que se mueren de soledad, hay jóvenes adolescentes y mismo niños que mueren a causa de la droga, del alcohol, de los juegos de azar. Estas personas tienen necesidad de nuestra atención y de nuestra ayuda...

El adviento nos invita a abrir los ojos y el corazón para compartir nuestra esperanza con aquellos y aquellas que tienen mas necesidad de lo que creemos tener: amor, fe y esperanza...Demostrémoslo con obras. A la carga! Buen inicio de Adviento.


Otra reflexión acá del Padre Cantalamessa: (2)





OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA :

1.     Me tomo tiempo para mirar el modo como quiero vivir el  tiempo de Adviento este año y le hablo al Señor en mi oración.

2.     Respondo a la invitación de San Pablo en la segunda lectura: “Sigan ustedes progresando”. Sin caer en el culto de hacer lo más perfecto y poderoso, encuentro un campo o rama en el cual puedo progresar. Después escojo una manera hacer nuevos progresos, y si es posible asocio personas de mi medio. Por ejemplo, podría comprometerme en una actividad de compartir y ayudar a personas desfavorecidas y pobres (reparto de anchetas, comida, regalos, etc)  y así preparar como conviene mi corazón para celebrar navidad.


3.     Verifico si soy un hombre, una mujer de esperanza en mi medio social, allí donde vivo y o estoy,  y busco la manera de llegar a ser un mejor testigo de Jesucristo y su esperanza.


ORACION-MEDITACION

Señor he aquí  que de nuevo ha llegado el tiempo del ADVIENTO,
Tú me das la oportunidad, todavía este año,
de prepararme para festejar tu nacimiento entre nosotros.

Señor, cuando veo lo que pasa (u ocurre) alrededor mio y del mundo,
yo me siento en ocasiones desanimado,
y me pregunto si acaso Tu has venido para nada.

Señor, hoy, Tu me invitas a permanecer despierto,
a descender al fondo de mi corazón para volverte a encontrar,
para reconocer que Tu eres por demás un Dios que cumple sus promesas,
y que viene a hacer nuevo lo envejecido  en nuestras vidas y en el mundo.
Dios con nosotros.


Referencias:


http://betania.es (textos litúrgicos)

Pequeño  misal « Prions en Église », edición quebequense, 2009.

BEAUCHAMP, André. Comprendre la parole, année C. 2007


Traducción de francés: « Réflexion chrétienne sur l'Évangile de dimanche prochain »,  Padre Allard, s.v.d, 2009.

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