domingo, 12 de enero de 2025

13 de enero del 2025: lunes de la primera semana del tiempo ordinario- (año I)

 

Santo del día:

San Hilario

Siglo IV. Obispo de Poitiers, luchó valientemente contra la herejía arriana, lo que le valió el exilio por parte del emperador Constancio II. Autor de un famoso Tratado sobre la Trinidad. Doctor de la Iglesia.

 

Emocionante

El evangelio narra la primera predicación de Jesús: el anuncio de la proximidad del Reino, la conversión a la vida, los gestos de los primeros discípulos que respondieron a su llamada. Estas palabras se dirigen también a nosotros lectores y creyentes de hoy para suscitar la misma pronta acogida.

Luego, el salmo nos introduce en los sentimientos que acompañan a este movimiento: exaltación y alegría en el Señor, pero también vergüenza de nuestras idolatrías.

Nicolás Tarralle, sacerdote asuncionista


Primera Lectura

Comienzo de la carta a los Hebreos (1,1-6):

EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás:
«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»;
y en otro lugar:
«Yo seré para él un padre,
y él será para mí un hijo?».
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice:
«Adórenlo todos los ángeles de Dios».

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 96,1.2b.6.7c.9

R/. Adorad a Dios todos sus ángeles

V/. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono. R/.

V/. Los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Adoradlo todos sus ángeles. R/.

V/. Porque tú eres, Señor,
Altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R/.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):

DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

Palabra de Dios



Un tiempo para arrepentirse y creer

 

Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Mc 1,14-15)

 

Hemos concluido ya el tiempo de Adviento y de Navidad, y comenzamos así el tiempo litúrgico del “Tiempo Ordinario”. El Tiempo Ordinario debe vivirse en nuestras vidas tanto de manera ordinaria como extraordinaria.

En primer lugar, comenzamos este tiempo litúrgico con un llamado extraordinario de Dios. En el pasaje del Evangelio mencionado anteriormente, Jesús comienza su ministerio público proclamando que “el Reino de Dios está cerca”. Pero luego continúa afirmando que, como resultado de la nueva presencia del Reino de Dios, debemos “arrepentirnos” y “creer”.

Es importante entender que la Encarnación, que celebramos especialmente en Adviento y Navidad, cambió el mundo para siempre. Ahora que Dios se había unido a la naturaleza humana en la Persona de Jesucristo, el nuevo Reino de gracia y misericordia de Dios estaba cerca. Nuestro mundo y nuestras vidas cambiaron gracias a lo que Dios hizo. Y cuando Jesús comenzó su ministerio público, comenzó a informarnos a través de su predicación acerca de esta nueva realidad.

El ministerio público de Jesús, tal como nos es transmitido a través de la Palabra inspirada de los Evangelios, nos presenta la Persona misma de Dios y el fundamento de su nuevo Reino de gracia y misericordia. Nos presenta la extraordinaria vocación a la santidad de vida y a un compromiso inquebrantable y radical de seguir a Cristo. Por eso, al iniciar el Tiempo Ordinario, es bueno recordar nuestro deber de sumergirnos en el mensaje del Evangelio y responder a él sin reservas.

Pero este llamado a un modo de vida extraordinario debe, en última instancia, convertirse en algo ordinario. En otras palabras, nuestro llamado radical a seguir a Cristo debe convertirse en lo que somos. Debemos ver lo “extraordinario” como nuestro deber “ordinario” en la vida.

Reflexione hoy sobre el comienzo de este nuevo tiempo litúrgico. Aproveche esta oportunidad para recordar la importancia de estudiar diariamente y reflexionar en oración sobre el ministerio público de Jesús y todo lo que Él enseñó. Renueve su compromiso con la lectura fiel del Evangelio para que se convierta en una parte habitual de su vida diaria.

 

Mi precioso Jesús, te doy gracias por todo lo que nos has hablado y revelado a través de tu ministerio público. Fortaléceme durante este nuevo tiempo litúrgico del Tiempo Ordinario para dedicarme a la lectura de tu santa Palabra, de modo que todo lo que nos has enseñado se convierta en parte ordinaria de mi vida diaria. Jesús, en Ti confío.


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