lunes, 13 de enero de 2025

14 de enero del 2025: martes de la primera semana del tiempo ordinario- (año I)

  

Espíritu contra espíritus


(Marcos 1, 21-28) ¿Alguna vez hemos sido habitados por un espíritu impuro? En verdad, es difícil responder que no. Cuando nos preguntaron por un servicio que sabíamos que era bueno pero doloroso, seguramente un día respondimos: “¿Qué quieres de mí?» Pero el Espíritu de Cristo también supo desafiar el cansancio y la pereza: “¡Cállate!» Entonces supimos obedecerle, a través del cansancio y del grito interior, hasta la alegría de ser liberados de nuestros tormentos.

Nicolás Tarralle, sacerdote asuncionista



(Marcos 1, 21-28) Si Jesús hubiera sido tímido y no se hubiera atrevido a mostrar de lo que era capaz, ¿cómo alguien podría haberlo reconocido como el Salvador?


 

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (2,5-12):

DIOS no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos hablando; de ello dan fe estas palabras:
«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el ser humano, para que mires por él?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,
todo lo sometiste bajo sus pies».
En efecto, al someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no vemos todavía que le esté sometido todo.
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, pues dice:
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 8,2a.5.6-7.8-9

R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos

V/. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.

V/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.

V/. Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra de Dios



Enfrentando al maligno

 

Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:«¡Cállate y sal de él!».

Mc 1, 23-25 )

 

En los evangelios, Jesús se enfrentó directamente a los demonios en numerosas ocasiones. En cada ocasión, los reprendió y ejerció su autoridad sobre ellos. El pasaje anterior ilustra uno de esos casos.

El hecho de que el diablo se manifieste una y otra vez en los Evangelios nos dice que el maligno es real y que hay que tratarlo adecuadamente. Y la manera apropiada de tratar con el maligno y sus compañeros demonios es reprenderlos con la autoridad del mismo Cristo Jesús de una manera tranquila pero contundente y autoritaria.

Es muy raro que el maligno se manifieste plenamente ante nosotros de la manera en que lo describe pasaje del evangelio de hoy y la manera como lo hizo ante Jesús.

El demonio habla directamente a través de este hombre, lo que indica que el hombre estaba completamente poseído. Y aunque no vemos esta forma de manifestación a menudo, no significa que el maligno sea menos activo hoy en día. Más bien, muestra que la autoridad de Cristo no está siendo ejercida por los fieles cristianos en la medida necesaria para combatir al maligno. En cambio, a menudo nos acobardamos ante el mal y no nos mantenemos firmes con confianza y caridad junto a Cristo.

¿Por qué este demonio se manifestó de forma tan visible? Porque este demonio se enfrentó directamente con la autoridad de Jesús. El diablo suele preferir permanecer oculto y engañoso, presentándose como ángel de luz para que no se conozcan con claridad sus malos caminos. Aquellos a quienes controla muchas veces ni siquiera saben hasta qué punto están influenciados por el maligno. Pero cuando el maligno se enfrenta a la presencia pura de Cristo, a la Verdad del Evangelio que nos hace libres y a la autoridad de Jesús, esta confrontación muchas veces obliga al maligno a reaccionar manifestando su maldad.

Reflexiona hoy sobre el hecho de que el maligno está trabajando constantemente a nuestro alrededor. Considera las personas y circunstancias de tu vida en las que la pura y santa Verdad de Dios es atacada y rechazada. Es en esas situaciones, más que en ninguna otra, que Jesús quiere otorgarte Su autoridad divina para enfrentar el mal, reprenderlo y tomar autoridad sobre él. Esto se hace principalmente a través de la oración y de una profunda confianza en el poder de Dios. No tengas miedo de permitir que Dios te use para enfrentar la actividad del maligno en este mundo.

 

Señor, dame valor y sabiduría cuando me enfrente a la actividad del maligno en este mundo. Dame sabiduría para discernir su mano en acción y dame valor para enfrentarlo y reprenderlo con Tu amor y autoridad. Que Tu autoridad esté viva en mi vida, Señor Jesús, y que cada día pueda ser un mejor instrumento de la venida de Tu Reino al enfrentar el mal presente en este mundo. Jesús, en Ti confío.


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