martes, 26 de agosto de 2014

En los 100 años del nacimiento de Julio Cortázar

«Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo». (Julio Cortázar)

El narrador y novelista argentino Julio Cortázar es un franco tirador de la literatura.
Caso complejo y personal de insurrección permanente contra los lugares comunes, la pasividad del espíritu, da vida al verbo creando su propio lenguaje. Su humor sutil, destructor, su visión dramática del hombre moderno, su inquietud ontológica aliada a una observación aguda de lo cotidiano crea cuentos originales, una novela dinámica y metafísica. Sus ficciones tratan los problemas del hombre americano actual y los sitúan dentro de un terreno universal. Superando a todos sus contemporáneos de América Latina en el riesgo de la innovación, se sale de toda nomenclatura y ofrece, según la opinión de un crítico americano, “la más poderosa enciclopedia de emociones y de visiones que emerge de la generación de los escritores internaciones de la post guerra”.



Hoy el mundo literario y especialmente Argentina donde creció y Bélgica donde nació celebran 100 años del nacimiento de Julio Cortázar.

Confieso de entrada que nunca fui devoto del escritor belga argentino y que sólo siempre me sentí inclinado a leer su relato en prosa “los premios”, que a finales de los 70 llevara a la tv la programadora RTI en Colombia.

Pero si tuve y tengo amigos que se aman a Cortázar y han leído casi toda su producción literaria…y por ellos también quiero hacer este pequeño e ignorante homenaje a quien es considerado uno de los más importantes escritores latinoamericanos al lado de Pablo Neruda,  Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Ernesto Sábato.

En la gran red virtual y en las calles de Buenos Aires muchos celebran este primer siglo del nacimiento del hombre, del escritor seductor surrealista, que supo ser Cortázar.
He escuchado de sus “cronopios”, de sus ”bestiarios”,  de “Rayuela”, de su compleja pero bella oda, de sus cuentos desconcertantes (de los cuales uno alguna vez leí en mi juventud).

Intelectual comprometido que ejerció un importante papel en la vida de Argentina y América Latina, estuvo exiliado más de 30 años en Francia, país donde adquirirá la nacionalidad en 1981 y a los 67 años, justo 3 años antes de su muerte.

Julio Cortázar nació en Ixelles, situado al sur de Bruselas (Bélgica) un día como hoy el 26 de agosto de 1914. Maestro de la novela conoció la fama gracias a la novela “Rayuela”.

“Rayuela” que en francés se llama “Marelle”, fue  Escrita en París y publicada por primera vez en España el 3 de octubre de 1963, constituye una de las obras centrales del boom latinoamericano.

Se trata de una narración introspectiva, en monólogo interior, que narra la historia de Horacio Oliveira, su protagonista, de un modo tal que juega con la subjetividad del lector y tiene múltiples finales. A esta obra suele llamársela «antinovela», aunque el mismo Cortázar prefería denominarla «contranovela».
Si bien el estilo que se mantiene a lo largo de la obra es muy variado, se la considera una de las primeras obras surrealistas de laliteratura argentina. «De alguna manera es la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura», dijo Cortázar de Rayuela cuando se le preguntó qué significaba para él.

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.", ha escrito este martes, citando una frase de su libro faro, la página de acogida del buscador Google en español y sobretodo Argentina. La frase aparece encima de una rayuela donde se ve una foto del escritor.
La obra de Cortázar que mezcla a menudo fantasía y surrealismo, ha sido traducida a más de 30 lenguas y solo a lo largo de este año ha logrado vender más de 100.000 ejemplares en los países de lengua española.

"Fue uno de los grandes autores que nos hizo despertar y ver la literatura de otro modo, con una reivindicación muy importante del cuento", explica a Europa Press la escritora Soledad Puértolas, quien ha resaltado la relación "entre la magia y lo cotidiano" que desprendía la literatura de Cortázar.

"No es realismo mágico, pero la magia está ahí, en lo cotidiano y al lado del elemento de sorpresa. Se trata de la magia de los misterios de las personas, la confianza en el azar o la esperanza", señala Puértolas.

 Con sensibilidad  de izquierda, apoyando en particular las revoluciones cubana y sandinista, en 1951 se vió obligado a dejar Argentina e irse a Francia, como protesta contra la dictadura del General Perón.

Cortázar además de haber escrito sus propias obras,  también había trabajado como traductor, posibilitando pasar del español al francés autores como Marguerite Yourcenar o Lautréamont.



domingo, 17 de agosto de 2014

24 de agosto del 2014: 21º Domingo del Tiempo Ordinario (A)



Las llaves le han sido entregadas

Jesús ha confiado a Pedro y a sus discípulos la misión de edificar su Iglesia y de abrir las puertas de su Reino. El papa, los obispos y todas las personas bautizadas han de vivir en Iglesia (juntos en asamblea)  y anunciar el Reino de justicia y del amor de Dios.




EVANGELIO  Mateo 16, 13-20

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» 
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» 
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» 
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Palabra del Señor


A guisa de introducción:

Osar tomar la palabra…

En nuestros días, las maneras de comunicarnos se han diversificado: teléfono, blogs, sms (mensajes de texto), correos y sitios de internet, no son más que algunos ejemplos.

Las oportunidades de tomar la palabra, de compartir nuestra opinión y lo que nos hace vivir o anima, antes no habían sido nunca tan numerosas.

Por lo tanto, no es simple o fácil tomar la palabra cuando uno se pone a reflexionar sobre las repercusiones de este acto, es decir, cuando uno es consciente de la gravedad que va a decir, expresarse no es nada sencillo.

Cuando se presenta la necesidad de afirmar una verdad, esto llega a ser una tarea muy delicada. Y sobre todo cuando nuestro interlocutor es una persona con la que tenemos una relación afectivamente estrecha…A veces caminamos como sobre huevos, “como loro en tunal”, al decir del humorista clásico…midiendo nuestras palabras para que el mensaje sea bien acogido o al menos bien comprendido.

Un ejemplo para nosotros sacerdotes: nuestra tarea de predicadores es bastante exigente: esta implica conocer bien nuestros interlocutores, su nivel de comprensión, sus preocupaciones, sus esperanzas, sus utopías y bien decía el recordado hermano Padre “Calixto”: “no regañemos a los pocos que vienen  a la misa”. Hoy más que nunca sabemos que los discursos moralistas, condenadores, las homilías que solo ven la paja en el ojo ajeno están ya para recoger y mejorar. Y cuando se trata de denuncia o profecía (porque es necesario y en caso de que eso se quisiera), entonces hay que hablar con voz más fuerte, sin lugar a dudas…Por ello, es esencial conocer  los contextos, el público al que nos dirigimos… y sabemos que al templo, difícilmente vienen aquellos que necesitan escuchar tales sermones…

En el evangelio de hoy, Pedro toma la palabra para afirmar lo que era evidente hasta ese momento y que parecía escondido a los ojos de todos.

Declarar que Jesús es “el Mesías, el  Hijo del Dios viviente”, podría cambiar la imagen de Jesús entre los discípulos, chocarles y finalmente dividirlos.

Pero enseguida, Jesús confirma la afirmación del jefe de los doce, descubriéndoles el origen de esta revelación: El Padre que está en los cielos.

Tomar la Palabra se constituye a veces en un acto de valentía, en particular cuando se trata de nuestras convicciones profundas que todo el mundo no podrá aceptar ni tampoco comprender.

Al ejemplo de Pedro, seamos de aquellos que osan tomar la palabra para compartir su fe y proponer la presencia de Dios en un mundo que parece más sugerir su ausencia.

Aproximación psicológica al texto del evangelio:


De la selva densa a la roca solida

En el espacio de 3 versículos se nos exponen 3 expresiones de gran complejidad a saber: EL HIJO DEL HOMBRE, CRISTO y EL HIJO DE DIOS. Estas expresiones llamadas títulos mesiánicos, corresponden a maneras bien precisas con las cuales los primeros cristianos comprendieron y expresaron su fe en Jesús.

Los exegetas continúan discutiendo entre ellos la cuestión de saber si Jesús se aplicó esto títulos a sí mismo, y la respuesta aun no es bien clara.

Una cosa cierta es que estos títulos estaban estrechamente ligados al contexto religioso judío, y desaparecieron cuando la fe fue trasladada al mundo grecorromano. Así, nosotros los conocemos hoy más bajo la forma de nombres propios: El Mesías, Jesucristo.

En verdad, no hay nada que lamentar en esta evolución, ya que estos títulos logran bastante mal expresar la identidad de Jesús, a dar una buena concepción o toma de significado  sobre su misterio.

Jesús se opone en alguna parte  a “dar signos” de su autoridad (Mt 12,38-39), dejando a sus oyentes la tarea de evaluar por ellos mismos el conjunto de su acción (su práctica).  Se podría hablar de igual manera de su rechazo a dar definiciones teológicas de su identidad, rechazo que llevaría a sus contemporáneos a descubrir por ellos mismos quien era Él.

Esto no significa de ninguna manera que todo nos resbale entre los dedos, y que Jesús  quede  para siempre como  una figura fugitiva e inalcanzable. Pero la crítica textual y el análisis teológico de los títulos mesiánicos es representada como una selva densa en la cual se perderían de modo seguro los más pequeños (Mt 11,25). Ahora, Jesús declara que justamente son estos últimos quienes tienen acceso a su misterio.

Es menester entonces decir que tenemos acceso directo a lo que importa saber sobre Jesús, y esto tiene dentro algunas convicciones de fondo, que toda persona sincera puede  tener después de una lectura atenta del evangelio.

Ante todo, Jesús se muestra convencido de que Dios se ha acercado a todo ser humano, y que Él está presente como un Padre en su vida de cada día.

Enseguida, Él está plenamente convencido de estar en una causa común con Dios, y él deja entender que la actitud que se asuma de cara él  (Jesús) es la misma actitud que se asume ante Dios mismo. Finalmente, él está convencido que los pobres y los oprimidos son los primeros en recibir la ternura de Dios, que la fiesta que viene será ante todo su fiesta, y que es con ellos que es necesario construir nuestras primeras solidaridades.

He aquí algunas de las convicciones de Jesús. Es reflexionando sobre ellas y acerca de la manera como Jesús vivió toda su vida en conformidad con ellas, que nosotros podremos comprometernos en una búsqueda espiritual auténtica.

Construir (formar) sobre la roca un grupo comprometido

Jesús un día decide dejar su trabajo de carpintero ordinario para llegar a ser constructor de hombres, y el agrupa pescadores ordinarios con el objetivo de hacerlos pescadores de hombres. Acá rencontramos el mismo paralelo entre la actividad de Jesús y la de sus discípulos: Jesús construirá su comunidad, su gran asamblea, y sus discípulos, representados por Pedro, se comprometerán ellos mismos en la realización de este proyecto.

Notemos acá que Jesús entiende quedar como el actor principal. Puesto que Él no dice a los discípulos: construyan ustedes una iglesia. Si Él les dona poderes, es únicamente para que sus discípulos realicen su proyecto (suyo), con la misma apertura y la misma libertad de cara a  las instituciones y al poder.

Este famoso poder de las llaves confiado a los apóstoles no debe ser comprendido como el poder que es a veces arbitrariamente ejercido sobre las conciencias por ciertos eclesiásticos “puntillosos”.

Un comentador de las escrituras remarca sobre esto, que en la lengua semítica (lengua original de la biblia) “se emplea grupos de dos palabras opuestas para indicar la totalidad”. De tal modo que el acento no se pone sobre el ejercicio del juicio, mas sobre la capacidad (y la misión!) de desatar los seres humanos, de liberarlos de todas sus ataduras (obstáculos, lo que les estorba y no les deja ser libres).

De otro lado,  esta manera de comprender el versículo 19,  va en la línea de la comprensión  que Jesús tenia de su propia misión. “El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”, y no perder (atar) lo que estaba salvado o lo que no estaba perdido (cf. Luc 19,10).

Al construir su comunidad sobre la piedra (o roca) (ver el juego de palabras del versículo 18), Jesús evoca su parábola de la casa construida sobre la roca (Mt 7,24-27). Se trataba en aquella parábola de fundar su experiencia espiritual sobre la piedra, es decir, sobre la puesta en práctica de  la Palabra de Dios. La solidez que es prometida a la comunidad eclesial reenvía entonces a la exigencia de una práctica seria y fiel del evangelio.

Vemos aquí entonces el encadenamiento de textos reveladores en este sentido: “las puertas del infierno no prevalecerán contra mi iglesia”: el mal no tendrá la última palabra con los miembros de mi grupo: el infierno no podrá retener prisioneros los miembros de mi iglesia: “mis ovejas no perecerán nunca y nadie podrá arrancarlas de mi mano” (Jn 10,28); pero, cómo se llega a ser oveja, como se llega a ser discípulo?  “no es diciendo Señor, Señor (…) sino haciendo la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21).

Así pues,  pertenencia a la Iglesia, solidez de la Iglesia y práctica eficaz de la Palabra  liberadora de Dios, son 3 realidades que aparecen íntimamente unidas entre ellas. Más que una prueba de la solidez de la institución, este pasaje contiene entonces en filigrana este compromiso en la acción que es típica de toda palabra de Jesús.


Reflexiòn  central

Una autoridad de servicio o un servicio de autoridad

Después de la muerte de Juan el bautista, Jesús ha dejado la tierra de Galilea.  Ahora elude  las multitudes y se consagra por entero a sus apóstoles a quienes va revelarles el misterio de su pasión. El Mesías sufriente, humillado llega a ser el punto central de su predicación.

Jesús sabe lo que se piensa de él. Pero con todo, el lanza la pregunta: “De acuerdo a lo que se dice, se rumora qué dice la gente quién es el hijo del hombre? “  Las respuestas son variadas: Juan Bautista resucitado, Elías de quien se esperaba su retorno, Jeremías, uno de los grandes profetas…Y los doce no se atreven a recordarle lo que dicen los jefes religiosos a propósito de él: un hereje, un poseído, un seductor de masas, un glotón, un borracho.

Y entonces es cuando enseguida Cristo les hace la pregunta muy personal: ¿“pero, y ustedes quien dicen que soy yo?”

Y es Pedro quien responde en nombre de los 12: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”.  Es evidente que esta respuesta no ha sido suficientemente comprendida por Pedro y por los apóstoles que después de la Resurrección, mismo si el evangelista la utiliza aquí, antes de la entrada a Jerusalén. En el cuarto evangelio (San Juan)  se menciona otra profesión de fe de Pedro. Cuando los discípulos en gran cantidad,  abandonan el Señor, y éste demanda a sus apóstoles: “ustedes también quieren irse (abandonarme?)” Y Pedro responde:  ¿“A quién iremos Señor?, solo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,67).

Pedro es quien a menudo habla en nombre de los otros. Es un impulsivo y comete a menudo errores (“mete la pata”, “se equivoca”). Pero a pesar de todas sus lagunas ama a Cristo y es escogido para ser el fundamento de la Iglesia. Es necesario recordar acá que Jesús es el constructor de la Iglesia, y no Pedro: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra, yo construiré mi Iglesia”. Jesús promete al jefe de los apóstoles un carisma especial: “Yo he orado por ti para que tu fe no desfallezca. Tú, entonces, cuando vuelvas, asegura la fe, la confianza de tus hermanos” (Lucas 22,32).

La autoridad conferida a Pedro no es una autoridad de poder sino una autoridad de servicio. Es para expresar este tipo de autoridad que Jesús insiste en lavarle los pies la tarde del jueves santo, y esto a pesar de las reticencias del pescador galileo. Pedro y los apóstoles reciben las llaves del Reino para que ellos abran las puertas a todos.

Recordemos que Cristo había acusado los escribas y a los fariseos de cerrar la entrada del Reino de Dios: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cierran el Reino de los cielos delante de los hombres; que ni ustedes entran, ni a los que están entrando dejan entrar” (Mt 23,13).

Jesús no quiere que hagamos lo mismo que los escribas y fariseos en su Iglesia.

El rol (papel) de Pedro es el de ser también un símbolo de unidad en la Iglesia. Miremos lo que sucedió en el Primer Concilio de Jerusalén, cuando cuatro o cinco grupos experimentan ideas diferentes sobre la adhesión de los no judíos al cristianismo.

Es Pedro quien supo religar al Pablo liberal, a Santiago el conservador, a los griegos de la izquierda, y a los fariseos cristianos de la derecha. Todos se pusieron de acuerdo alrededor de Pedro que ha explicado lo que le había sucedido en casa del centurión romano: “Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro”  (Hechos 11,9).

Pedro, es entonces, aquel, alrededor de cual los cristianos forman unidad.  A través de los siglos, no ha sido siempre  el caso  con los sucesores de Pedro, pero hoy los gestos de unidad y de reconciliación se multiplican: Pablo VI y Juan Pablo II con los ortodoxos, los protestantes y los líderes de otras religiones, Benedicto XVI en la sinagoga de Colonia, Francisco recientemente en el Medio Oriente. El papel principal del Papa es promover la unidad: primero, al interior de la Iglesia (entre los partidarios de la derecha y los partidarios de la izquierda), enseguida, con aquellos que se han alejado de Roma (los protestantes y los ortodoxos), y con los miembros de otras religiones.

La unidad es importante, puesto que juntos participamos en la vida del Reino. El Concilio vaticano II definió la Iglesia como “el pueblo de Dios”. Es imposible ser cristiano y de tener la fe, vivenciarla solo. La no-práctica religiosa, el alejamiento de la comunidad cristiana provocan continuamente la atrofia y la desaparición de la fe. Cuando algunos  dicen, que ellos son cristianos practicantes, quieren decir por lo regular que ellos van a la misa el domingo. Pero ser “cristiano practicante”, es mucho más que asistir a la liturgia dominical, es practicar también la justicia, la fraternidad, la hospitalidad, el respeto de los otros, actuar con justicia en los asuntos y negocios, perdonar las ofensas, amar sus enemigos, ser promotores de paz, rechazar la violencia, ser tolerante…

Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) un gran teólogo  y  pastor polaco –alemán muy conocido, llevado a la horca por los nazis debido a sus ideas religiosas y por su defensa de los judíos, preguntaba un día  a sus feligreses parroquianos  de Berlín: “Si hoy se les acusara a ustedes de ser cristianos, es que se encontrarían suficientes pruebas para condenarles?”. Bonhoeffer sabía la importancia de la fidelidad a las exigencias del evangelio.

El abad Pierre, el apóstol de los pobres, afirmaba: “Cuando lleguemos al final de nuestra vida, no se nos preguntara si hemos sido creyentes, sino más bien si hemos sido creíbles”, es decir, si nuestras acciones corresponden a nuestra profesión de fe! “No son aquellos que dicen: Señor, Señor, que entraran en el Reino de los Cielos, sino más bien aquellos que hacen la voluntad de mi Padre”.

El cristianismo es una gran esperanza, pero ella tienes sus exigencias evangélicas.  Debemos constantemente verificar nuestra práctica religiosa y nuestra adhesión a Cristo a la luz del evangelio. La respuesta a la pregunta de Cristo: Para ustedes, quien soy yo? determinará el tipo o clase de cristiano que nosotros somos.


FUENTES BIBLIOGRAFICAS :

Petit livret de ×Prions en église, misal dominical version quebequense.
-         

Reflexion chretienne, P. Yvon-Jacques Allard, s.d.v (http://cursillos.ca.


HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.

martes, 5 de agosto de 2014

14 de septiembre del 2014: 24º Domingo del Tiempo Ordinario


He aquí el signo del amor:

Evocando el Viernes Santo, la Fiesta de la Cruz Gloriosa, pone el acento en la manifestación del amor de Cristo que nos ha amado hasta dar su vida .
La cruz no solamente es el recuerdo de su sufrimiento y de su muerte, ella es ante todo  el signo del amor de Dios por todos los humanos.


EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3, 13- 17

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

-- Nadie ha montado al Cielo sino Aquel que ha descendido del Cielo. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. 
Palabra del Señor



 A GUISA DE INTRODUCCIÓN:

Buscadores de verdad, de sentido,  de felicidad!

Todo ser humano tarde o temprano se siente empujado a la búsqueda de lo esencial…eso es en síntesis lo que llamamos VOCACIÓN…

A algunos no les alcanza la vida para
“abrir los ojos” y lanzarse con arrojo y decisión en esa aventura misteriosa de indagar, auscultar, observar con detenimiento…

Para constatar que la vida es más que un proceso biológico, físico-químico…Que ella es algo trascendente, misterioso (a).

Muchos tienen miedo a mirar la realidad de frente, tal como es: indagadora, que incomoda…

Preferimos vivir en la superficialidad de los días que pasan sobre la estela del tiempo, viviendo (o vegetando), muriendo, sufriendo, sin amar de verdad, y por ende sin ser redimidos ni experimentar la vida antes de la vida, ni el amor (de Dios inicial)  después del amor…


"Casi todos sabemos querer pero pocos sabemos amar", dice el venezolano  Rudy Márquez en una balada mensaje de los 80s…

No sabemos, como se dice de manera habitual, dónde está la clave (o que hacer)  para llegar a esa lucidez, a esa madurez, a esa plenitud…

Porque uno tiene la sensación,  como le decía a una amiga esta semana, que mientras unos se rehúsan a madurar “yo ya me estoy pudriendo” (superé la edad de madurez, estoy muriendo, desfigurándome, para dar nuevamente paso a la vida).

Es misterioso, cierto, que para mientras algunos la razón de la ciencia los satisfaga, otros insistimos en decir y demostrar con nuestros gestos que “todo no es tan evidente”, que hay algo más, escondido, invisible que nos espera, nos ilumina, nos da seguridad (fe) en medio de la oscuridad de la noche (nuestros problemas, nuestros pecados,   defectos de los otros, de los conflictos, crisis alrededor nuestro).

Todo para decir que se necesita coraje y o valentía para acariciar la verdad.

Todo el mundo esta de acuerdo en afirmar y constatar que vivimos en el mundo de la imagen y de la publicidad. Todo se juega en LA APARIENCIA, el APARECER. Todo es maquillaje y puesta en escena: ser bello, famoso y a la moda...

Adoptar un estilo, estar al último grito de la moda, estar “in”, poseer los últimos juguetes electrónicos (teléfonos, tabletas, etc), aparecer en primera pagina, es lo esencial de hoy, es la invitación constante de la superficialidad y los tiempos vanos… Me se de memoria o me aprendo más fácil el estribillo d la canción de moda que el verso mas importante de nuestro estilo de vida y fe basados en Cristo en 2000 años: “Tanto amo Dios al mundo que entrego a su único hijo para que quien crea en Él tenga VIDA ETERNA (la Salvación)” (Jn 3,16).

No sabemos si Nicodemo (miembro del sanedrín, hombre religioso de la iglesia de su época) a quien Jesús dirige las palabras del evangelio de hoy, era o no bello, pero si era alguien ilustrado e ilustre y a la moda…Él logra ser seducido por Jesús, su persona, gestos (de compasión, de profecía), sus palabras sabias lo inquietan, los comentarios populares y su influencia social,  y se dice a si mismo que hay mucho más de lo que aparece en aquel profeta. Entonces decide ir a verlo, no sabemos tampoco si pidió cita a Jesús y o si le solicitó un momento de su apretada agenda…Lo cierto es que el encuentro tuvo lugar y parece ser,  una amistad comenzaría,  por lo que nos contará más tarde Juan el momento de la pasión y muerte de Jesús.

En lo que no estuvo acertado Nicodemo fue su “miedo al que dirán”, pues  si lo veían hablando y o relacionándose con Jesús (alguien sospechoso, puesto en cuestión por el sistema político y eclesial), podría también ser criticado negativamente y señalado. Es por ello que prefiere ir de noche, en la clandestinidad, secretamente. Pero con todo este indagador y buscador de la luz en la noche de sus miedos y de sus dudas, presintió un reflejo iluminador de esperanza en Jesús.

  Él nos invita a romper con el círculo de la mentira y de la apariencia para encontrar la autenticidad, la verdad del corazón. Esto es válido tanto para la vida individual como para la vida social.

Es muy posible que vivamos como ricos cuando en verdad estaremos llenos de deudas. Las carreteras y los puentes se derrumban, los equipos y sistemas que sirven al colectivo de degradan muy rápido, más rápido de lo previsto.

Se tiene la impresión que al mundo lo habita una inmensa mediocridad, que hay muchas trampas, robos, corrupción, pero nadie osa llegar hasta el fondo de las cosas.

De igual modo, al interior de nuestra propia Iglesia, los signos de crisis son numerosos, mas se disimula la ignorancia para no tener que cambiar el sistema.

Jesús nos invita a salir de la sombra oscura para entrar en la luz.

Quien tendrá el coraje o la valentía de apostar por la VERDAD?



Aproximación psicológica al texto del Evangelio:

Dar lo todo, para todo salvar…

El concepto de “juicio” tal como lo utiliza San Juan en su Evangelio evoca una realidad compleja y difícil de comprender fácilmente. Por un lado, Juan nos dice que El Hijo (Jesucristo) ha venido a salvar el mundo y no a juzgarlo (en el sentido de condenar).  Pero él nos dirá  en otra parte que “es para un juicio” (en el sentido de puesta en cuestión, interrogación, interpelación) que Jesús ha venido (Juan 9,39).

Es más, no es siempre posible aplicar a situaciones concretas actuales la lectura teológica global que Juan nos propone del fenómeno de la FE. Así, quién diría hoy que los contemporáneos que no creen en Jesús “prefieren la oscuridad a la luz porque sus obras son malas”?

Hay también otra dificultad: Juan afirma aquí que es sobre la fe que nosotros somos juzgados (v.18) ahora cuando Pablo (1 Corintios 13,2) y Jesús (Mateo 25,31-46) nos dicen que es sobre el amor (1 Juan 3,14).

Estas pocas observaciones deberían ser suficientes para alertarnos sobre los peligros de una lectura fundamentalista del evangelio, que toma cada palabra literalmente y cada frase al pie de la letra. Por el contrario, es importante bien analizar y descubrir en cada pasaje (la punta del iceberg) o la idea fuerza que el autor quiere comunicarnos.

Acá nosotros encontramos esta idea fuerza en los versículos 16-17: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.” Dios ha dado todo, para todo salvar. Él ha comprometido, dejado todo en la batalla para que todos nosotros salgamos juntos avante. Él ha saltado con nosotros sobre la balanza para que juntos conformemos, hagamos el peso. Él se ha comprometido y puesto de nuestro lado para que juntos superemos los obstáculos, pasemos “a través…” Él se ha lanzado al agua con nosotros para que guiándonos a través de las corrientes, juntos lleguemos hasta la orilla.

“Lanzarse al agua” y “poner sobre la balanza”, son nuestras expresiones, así como “la serpiente” y “el juicio”, “la oscuridad” y “la luz”  eran las expresiones del tiempo de Juan. Pero las ideas-fuerzas continúan siendo las mismas: intensidad del amor de Dios, la totalidad de su don y o entrega y la eficacia de su compromiso.


Reflexión central 

La cruz, lugar de nuestra historia


El evangelio de este domingo comienza con una afirmación extraña: Nadie ha montado al Cielo sino Aquel que ha descendido del Cielo.”  El cielo, muy cierto, designa a Dios. En otras palabras, nadie puede decir verdaderamente quién es Dios, lo que Él quiere, lo que Él piensa, sino Jesús. Hay un inmenso abismo, distancia entre la manera de pensar de la gente y la manera de pensar de Dios tal como se revela a través de las palabras, actitudes y gestos de Jesús. Qué quiere decir esto? Pongamos atención a las expresiones: “todo el mundo está de acuerdo en decir…”,  “hay miles de alternativas…”,  “hay una jurisprudencia  un poco avanzada y una sociedad totalmente hipócrita”, “nadie va aceptar eso”, o peor todavía: “Dios quiere esto, Él está de acuerdo con esto”.


 Es importante recordarlo, “el hecho que una sociedad haga opciones, tome decisiones, ello  no refleja siempre la manera como Dios ve las cosas ».  El evangelio nos orienta hacia una escucha continua de Jesús para abrirse constantemente al mundo de Dios.  Aquello que quizás no tiene buen sentido para nosotros (no comprendemos) quizás tenga sentido (sea comprendido) para Dios. “Aborte su hijo”, “Le quedan dos semanas de vida”… (Cuántos milagros y finales más positivos, inesperados y diferentes, dan cuenta de esa gran verdad.)


Después, viene la afirmación más difícil del evangelio: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre…”


La vez pasada les decía de tener cuidado de no leer la biblia y comprenderla literalmente. El peligro del fundamentalismo, del integrismo, es precisamente ese, el no tener en cuenta la simbología que hay detrás de los vocablos e ignorar el contexto en el cual se da el texto. 


La primera lectura de la liturgia dominical, del libro de los Números que me he permitido compartirles al inicio de esta reflexión final nos habla de una serpiente en bronce que cura, símbolo retomado en el evangelio para hablar del Hijo de Dios. Y entonces uno se pregunta, cómo puede ser eso? Jesús es igual a una serpiente? Una serpiente que sana?  Con toda seguridad, hemos de saber que en el mundo oriental, la serpiente no tiene la connotación negativa que nosotros le damos. Con el recuerdo de la escena del paraíso terrestre, donde la serpiente engaña a Eva, hemos hecho de la “culebra” símbolo de la trampa, del pecado, de la muerte. En Oriente, ella es preferiblemente asociada a la sabiduría, a la capacidad de renovarse y de sanar.


Para acoger la Buena Noticia (Evangelio) que nos anuncia la Palabra de Dios, en esta fiesta de “La Exaltación de la Cruz”  (O La Cruz Gloriosa), nos será necesario entonces de cambiar nuestra manera tradicional de ver las cosas.


La palabra “ELEVAR” atribuida a Jesús hace referencia a su elevación sobre (en) la cruz. En otras palabras, es necesario que Jesús sea crucificado para desempeñar un rol de sanación, como la serpiente de bronce de Moisés elevada en un asta en el desierto. Como entender todo esto?  Qué significa: “Es esencial” o “Es necesario”. De una vez por todas, rechacemos la teoría de la sustitución penal, una idea torcida, mal comprendida y que por lo tanto ha circulado en la historia de la Iglesia: siendo Él mismo inocente, Jesús habría sufrido el castigo que correspondía en justicia a la humanidad pecadora, como si Dios fuera un juez irascible, que tenía necesidad de satisfacer su cólera a través de la muerte de un inocente.


En el plan histórico, por qué Jesús ha muerto de tal manera? Él no hecho más que seguir su voz interior, de la que decía venía de su Padre del Cielo, Él ha sido auténtico, íntegro, leal, verdadero.


Su manera de pensar y de hacer ha sacudido fuertemente a la sociedad de su época, en particular al poder religioso. Autenticidad e inautenticidad son incompatibles, ellas son como el fuego y el agua. “Si el mundo los odia a ustedes, recuerda el evangelista a su comunidad, con estas palabras en boca de Jesús, sepan que a mí me ha odiado antes que a ustedes” (Juan 15,18). La muerte que le fue impuesta estaba reservada a los criminales y a quienes no eran ciudadanos romanos. Jesús entonces ha sido víctima por su autenticidad y su fidelidad a su voz interior.


Pero porque el evangelista llega hasta decir: “Es esencial”, o “Es necesario”, hablando de esta muerte atroz? Con certeza, el evangelista al igual que los primeros cristianos, utiliza esta expresión para expresar su fe de que esta muerte no llegó por azar, que ella no es absurda, sino que tiene un sentido puesto a la luz  por ciertos pasajes de la Biblia, como éste del profeta Isaías: “…objeto de desprecio, abandonado por los hombres, varón de dolores, familiar del sufrimiento…son nuestros sufrimientos y nuestros dolores los que Él cargaba…nosotros lo consideramos castigado, golpeado y humillado por Dios…sus heridas nos han curado…(Isaías 53,1-7).


Sin su impacto positivo, esta muerte, en efecto sería una muerte absurda. Para la fe cristiana, es la Resurrección de Jesús, y su acción, en adelante, universal en el mundo, que dona sentido a su muerte. Pero no se ha respondido todavía completamente a la cuestión: por qué esta muerte atroz ha sido esencial?


De cierta manera, es imposible oponerse a las fuerzas del mal (odio, mezquindad, envidia, sed de poder, ignorancia grosera, ect., etc) y a las consecuencias de la debilidad humana sin un amor loco que esté presto, listo a dejar (sacrificar) su vida. Ello es esencial, y esto lo será hasta el fin de la historia humana.


Sin embargo, me gustaría agregar otro punto a esta reflexión. Ciertas situaciones límites juegan un papel revelador. Un desastre puede revelar lo que habita el corazón de las personas de una comunidad. Nadie quiere el desastre. Pero sin ese desastre, los corazones no se revelarían, no mostrarían “aquello positivo, tierno, valiente…  de lo que son capaces”. Como para muchas madres precedidas por un dictamen o diagnostico fatal para sus hijos, y que sin embargo creen y deciden ir hasta el final en contra de todo…ellas toman conciencia de la dimensión y hasta donde va su amor maternal a pesar de la enfermedad y el destino fatal que se había predicho para sus hijos.  Y sus corazones amantes no habrían sido jamás revelados a los medios de comunicación sin esta enfermedad.  Uno comprende entonces al evangelista cuando escribe: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.”


A través del amor de Jesús, se ha descubierto el amor de Dios por la humanidad: es como si esta muerte atroz hubiera sido necesaria para hacer este descubrimiento.


La liturgia católica utiliza este pasaje del evangelio, repito, en la ocasión de la Fiesta de “La Exaltación de la Cruz”. A primera vista, hay algo incongruente al exaltar o hacer elogio del símbolo de una muerte ignominiosa que se encuentra en las luces de los proyectores. Pero, de hecho, a la luz de lo que acabamos de afirmar  sobre su función reveladora, no es acaso ella, un inmenso “Yo los amo” lanzado a nuestra humanidad. Y como todos los “yo te amo”, eso cambia las cosas que ya no serán nunca más como antes.


6 de agosto del 2025: Fiesta de la Transfiguración del Señor-C

  La Transfiguración del Señor La fiesta de la Transfiguración del Señor celebra el día en que, en el monte Tabor, Cristo Jesús, ante sus ...