"No juzguen" (Mateo 7,1-5) Estas pocas palabras de Jesús nos confrontan con nuestra manera de mirar a los demás. ¿Por qué lo hacemos? ¿Para tranquilizarnos? ¿Para justificarnos? ¿Para desviar la atención de nuestras propias faltas? Jesús nos invita a una honestidad radical: antes de hablar del otro, mírate a ti mismo. No para condenarte, sino para crecer en verdad, en libertad, en amor. Hay más fecundidad en una mirada lúcida y misericordiosa sobre uno mismo que en la condena del otro. Dios no nos juzga como nosotros juzgamos. Él nos mira en la verdad de nuestro ser, con misericordia, para levantarnos y darnos vida. Jean-Marc Liautaud, Fondacio Primera lectura Lectura del libro del Génesis (12,1-9): En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldig...
Gustavo Quiceno Jaramillo, Sacerdote misionero de La Diócesis de La Dorada-Guaduas, sirviendo en el Vicariato Apostólico de San Andrés y Providencia-Colombia. "Ay de mi sino evangelizo!", dijo Pablo. Estoy aquí también en X: @gadabay,con 140 caracteres para decirle a la gente que Dios los ama inmensamente.