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2 de octubre del 2016: 27o Domingo del Tiempo Ordinario (C)


Despertar el don de Dios

Para que nuestra fe aumente, es importante que nuestros ojos permanezcan abiertos a la gracia y dejar que el soplo del Espíritu Santo vuelva a alumbrar la brasa de nuestros corazones. Así, podremos dar testimonio y anunciar la Buena Noticia.

Hermanos, cuando Dios nuestro Padre nos congrega por la Eucaristía, Él renueva en nosotros el don de la fe. Cuando Jesús resucitado nos sirve el Pan de la Vida, el Espíritu repara nuestras fuerzas. Así, cada día nosotros llegamos a ser más buenos y fieles servidores. 

Que la celebración de este día relance y le  de fuerza al  testimonio que  damos a los hermanos de  nuestro Señor.



EVANGELIO de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SEGÚN SAN LUCAS 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor:
- Auméntanos la fe.
 El Señor contestó:- Si tuvierais una fe como un grano de mostaza, le diríais a esa morera: “quítate de ahí y tírate al mar”, y os obedecería.
Pero suponed que un siervo vuestro trabaja de labrador o de pastor. Cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: “Pasa corriendo a la mesa”? No, le decís: “Prepárame de cenar, ponte el delantal y sírveme mientras yo como; luego comerás tú”. ¿Tenéis que estar agradecidos al siervo porque hace lo que se le manda?  Pues vosotros lo mismo: cuando hayáis hecho todo lo que os han mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

Palabra de Dios



A guisa de introducción:

Creer en la vida,creer en Dios


1."Levantarme temprano en la mañana, cuando no he dormido bien durante la noche, cuando no me nace y parece disgustarme, eso me pide la FE".

"Ir al trabajo, ir a la escuela o colegio, cuando estoy fatigado, cuando no me comprendo o entiendo bien con  los demás, cuando me cuesta mucha dificultad comprender, o se me dificulta realizar mi trabajo, cumplir con mis responsabilidades, todo esto me pide la FE."

"Hacer mi trabajo y cumplir mis obligaciones en casa, cuando los otros nunca están contentos o no manifiestan algún agradecimiento apreciando lo que hago, esto me pide la FE."

"Cumplir con la semana, cuando estoy enfermo, cuando los otros están enfermos y yo les cuido, esto me pide la FE".

"Cumplir con mi jornada, cuando yo no veo que eso es útil, cuando no me siento comprendido, amado, esto me pide la FE".

"Si, hacer mis deberes, lo que debo realizar cada día, esto me pide la FE".

"No es necesariamente haciendo grandes cosas que yo realizo maravillas; sino haciendo pequeñas cosas , como una pequeña semilla, que yo crezco en la FE".

2. Creer en la vida, creer en los otros, creer en Dios: "Es por la fraternidad de ustedes que yo he comprendido que Dios me amaba". "Fue cuando yo acepté el amor de mi marido que he comprendido que Dios era bueno": son estos dos testimonios en libertad, que demuestran el crecimiento de la fe por intermedio de las personas.

3. La fe es más que una adquisición, algo debido; ella es un don que puede ser aumentado.

Antes de los 35 años, no pensamos que podemos morir. Ordinariamente a partir de esta edad, comenzamos a darnos cuenta que la muerte puede golpearnos. Así nos hacemos preguntas y elaboramos respuestas: la vida después de la vida será mejor? La vida futura se parecerá  a la reencarnación, a la vida con Dios, a la resurrección, a la salvación de Jesús?

Nosotros conocemos la respuesta cristiana de  producción de frutos de vida en el seguimiento de Jesús y de su resurrección: he aquí una manera práctica de vivir cada uno su fe, por la acción, por el servicio.




APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA AL TEXTO DEL EVANGELIO:

El amor puede estar ausente


El deber cumplido no otorga ningún derecho sobre Dios. A Dios no se le compra ni con grandes obras ni con misas solemnes. El amor exige la acción, pero la acción no fuerza u obliga al amor.

Desgraciadamente es posible trabajar fuertemente por alguien sin amarle verdaderamente, sin dejarse llevar a vivir la ternura y la reciprocidad con esa persona, sin dejarle vivir con toda su diferencia. Cuántos esposos y padres de familia trabajan como “burros” o “esclavos ”, por sus esposas y sus hijos, y enseguida se comportan con ellos (de manera injusta, opresora) como si el trabajo les diera derechos sobre ellos.

En el mismo sentido, Pablo hace ver que el amor puede faltar, mismo si “yo tengo toda la ciencia”, “la fe más grande”, y que “si yo distribuyo mis bienes entre los pobres…” (1 Corintios 13,1-3).

Porque el amor es un don, pero también es receptividad; implica que uno haga cosas por los otros, pero también implica que uno se deje transformar por ellos y se deje amar (es decir recibirlo). Y este alivio y libertad interior que prodiga el amor debe conservarse en los trabajos y tareas más acaparadores y en los combates más difíciles.

Y se trata de lo mismo de cara a Dios y frente al compromiso que Él me pide. Yo debo comprometerme en la historia, desarrollar todas mis capacidades y mi creatividad, emplear todas mis fuerzas en los combates que yo he descubierto y que son los más importantes para mis hermanos…Y al mismo tiempo creer que no soy yo quien los salva. La salvación crece, se hace representativa gracias a Aquel quien la ha dado, el Reino de Dios surge, emerge por su propia fuerza y yo me doy cuenta un día que al construirlo, yo no hacía más que acogerlo.

He aquí el sentido de la verdadera humildad, no la antigua humildad virtuosa que me llevaba a creerme o sentirme menos ,  pues la humildad existencial es una experiencia de FE. Yo no me atribuyo ningún mérito, ya que he descubierto que en cada segundo de mi vida y de mi compromiso, yo estoy precedido (me antecede) (de)  por un amor que me da la vida, el movimiento y el ser (Hechos 17,28). 

Y de cara (de frente) a esta dinámica misteriosa, yo soy de modo radical inútil, como el recién nacido apegado a su madre y que recibe todo de ella. Pero una vez hecha ésta experiencia, ella me lleva a descubrir que- sólo en los casos de traumas o problemas psicológicos-, es rigurosamente indiferente para la madre que su hijo sea útil o inútil. Lo que importa a la madre es amar a su hijo, que éste acoja  su amor paulatinamente con menos pasividad, cada día con más libertad, con más conciencia de todo lo que está implicado en esa relación madre-hijo. Inútil pero precioso! “Tú eres muy importante para mí, tú eres precioso y yo te amo”, dice Dios a su creatura (Isaías 43,4).




REFLEXIÓN CENTRAL

Señor, auméntanos la fe!



La liturgia de este domingo comienza con un grito de rebelión: "¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? Por qué toda esta violencia? Vemos bien que este grito del profeta Habacuc es siempre actual. Pensamos en los miles de cristianos que son perseguidos en el nombre de su fe. 

En todo el mundo, hombres y mujeres son víctimas del odio, de la violencia y del terrorismo. Entonces, nosotros podemos gritarle al Señor: cuánto tiempo más esto va a durar?

Grande es la tentación de pensar que esto no sirve de nada, gritar es vano, pues Dios no se mueve. Por qué las catástrofes vienen para acabar la esperanza de aquellos que creen en Él?  Pero el profeta es enviado para recomendarle a su pueblo de reaccionar contra esta tentación. Las horas de victoria del enemigo no durarán para siempre. Somos invitados a la paciencia y a la confianza. El mal no tendrá la última palabra. El justo saldrá vencedor si se apega o aferra fielmente al Señor.

Es un poco parecido al mensaje que leemos en la carta de San Pablo dirigida al joven Timoteo . En el momento que el apóstol escribe esta carta, la situación es igualmente difícil: los cristianos son perseguidos; Pablo está en prisión, encadenado como un malechor. Para Timoteo y para todos aquellos que han tomado responsabilidades en la comunidad, es muy dificil, es una prueba. La duda viene a instalarse entre ellos: cómo enfrentar los nuevos cuestionamientos y las nuevas situaciones? Pablo recomienda a Timoteo de perseverar en la fe. Timoteo no debe sentir verguenza de "dar testimonio del Señor". "Que guarde el precioso depósito de la fe..."Para esto, él puede contar con el mejor sosten o ayuda: "El Espíritu Santo que habita en él".

Este llamado de Pablo es siempre actual: mismo en las situaciones más desesperantes, es importante que perseveremos firmes en la fe. El Señor cuenta con nosotros; Él nos asocia a su plan de salvación para todos los hombres. La Salvación de todos los seres humanos pasa por nuestras manos asociadas a las del mismo Jesús. Nosotros estamos comprometidos, somos empleados, obreros en su campo. Como en todo lugar de construcción y de trabajo, hay desorden, pero lo más importante es el resultado final. Nosotros cristianos, debemos mostrarnos fuertes, valientes, y confiados. Estamos invitados a avanzar y a tomar iniciativas arraigadas en la fe.

Vivimos en un mundo, donde no es fácil conservar la fe, mantenerla, vivirla. El evangelio de hoy nos invita a reflexionar y a preguntarnos qué es la fe y hacer de modo que la preservemos y la hagamos crecer.

Según Jesús, la fe es una nueva manera de comprender nuestra existencia en nuestro mundo, de vivir mejor las relaciones humanas, el amor y el trabajo, el  éxito y el fracaso, la enfermedad, la vida y la muerte.

La fe es la fuerza de Dios que nos acompaña y nos da la fuerza y la valentía de enfrentar los problemas que se nos presentan en nuestra existencia diaria. Ella nos ayuda a sobrevivir a la tormenta.

Una bella imagen de esta fe cristiana se encuentra en la escena del evangelio, cuando Jesús toma la mano de Pedro que comienza a hundirse en las aguas del lago.

Gracias a la fe nosotros conservamos, mantenemos el contacto con Dios, nuestro compañero de viaje, y sabemos que no estamos solos ante las dificultades. "He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28,20).

La fe es como una brújula que nos indica la dirección que se ha de seguir con la garantía de que Dios camina con nosotros. Esta dirección que nos da la fe y esta presencia de Dios a nuestro lado nos procura la paz, la serenidad, a pesar de todo lo que nos pueda suceder.

La fe, es una razón de vivir, una actitud de cara a la vida, una manera de comprender lo que pasa y que nos permite darle un sentido a nuestra vida.

La fe es un don de Dios. Mas este don es necesario protegerlo, hacerlo crecer. Y es lo que venimos a hacer cada domingo en el contacto con Cristo y en el contacto con los otros miembros de la comunidad. La Fe, si no es alimentada, no puede sobrevivir.

Nosotros creemos quizás que no tenemos mucha fe. Cristo nos dice: comiencen con lo que tienen. Enseguida, organícense para hacerla crecer...por la oración, la meditación, el trabajo comprometido en la parroquia o en los grupos de benévolos o voluntarios. Den de su tiempo y utilicen sus talentos para ayudar a los otros...y ustedes verán que su fe crecerá.

Esta fe que tenemos, debemos transmitirla también a los demás. sobre todo a los niños y jóvenes... En la segunda lectura de este domingo, vemos a Pablo que transmite a Timoteo este don precioso, e invita a Timoteo a transmitirla también.



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:


1.    Evalúo, analizo, me pregunto o me fijo si tengo necesidad de DESPERTAR en mí el don de la FE (recibida por gracia en el bautismo y gracias a la fe y el asentimiento de mis padres y padrinos).

2.    Le doy gracias a Dios por el regalo, el don, LA GRACIA de la fe.

3.    Me valgo de los diferentes herramientas, útiles o medios para alimentar esta fe:  ESTUDIO DE LA BIBLIA, Tiempo de ORACIÓN, de MEDITACIÓN,  de retiro, de lectura espiritual, tiempo para compartir con otros CREYENTES.

4.    Miro de qué modo estoy viviendo mi FE, si ella está comprometida, cumple con su responsabilidad en mi ambiente familiar, de trabajo, allí donde vivo.

5.    Permanezco fiel, sereno, y me confío al Señor en los momentos difíciles.




ORACIÓN –MEDITACIÓN


Señor, Tú eres el DUEÑO de mi vida.

ENSÉÑAME la obediencia dócil a tú Espíritu,
y dame la determinación y la fuerza para servir.

Cuando corro tras los títulos y los honores,
recuérdame que soy un simple servidor
y que para amar, es necesario escoger el último lugar.

Libérame de mis miedos,
de la tentación de “vivir relajado” y de mis dudas
y enséñame la verdadera confianza en TI.

Enséñame a decirle al árbol de mi orgullo
que vaya plantarse al mar;
enséñame a mandar irse  las selvas de mis insolencias
a lo profundo del océano,
y a las montañas de mis infidelidades,
de aplanarse bajo tu sol.

Así, liberado de mis cadenas
yo escucharé el canto
del Amo y Servidor
que invita nuestros corazones
hambrientos de Verdad
a ocupar un lugar en el banquete
fraternal y gratuito
del amor que se da (que se entrega).


Otra reflexión anterior sobre el evangelio de este domingo,  en este mismo blog aquí:





REFERENCIAS:

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org


HÉTU, Jean-Luc, Les Options de Jésus.


http://cursillos.ca

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