lunes, 14 de julio de 2014

20 de julio del 2014: 16o Domingo del Tiempo Ordinario A



Dios es más humano que nosotros

Los textos bíblicos de hoy nos invitan a celebrar un Dios pleno de humanidad. Un
Dios verdaderamente más humano que nosotros.





Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-43):

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las
semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»  Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son
los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor


A guisa de introducción:

Levadura para el mundo

Recuerdo que cuando estaba niño, durante el tiempo de mis vacaciones escolares, iba al campo donde vivían tíos  y primos y en ocasiones por iniciativa propia y sin ser obligado ayudaba a ciertas tareas especificas de la finca como recolectar café, cortar pasto y caña para el ganado, irrigar las plantas, cortar la hierba o desyerbar…entre todos esos oficios, era este último donde me presentaba más flojo y o desanimado para emprender el trabajo.  Y es cierto que no hay nada más desalentador que ver un plantío sea de café o de verduras, rodeado de duras y malas hierbas, primero porque tal empresa demanda mucho tiempo y la paciencia bajo el sol o la lluvia que se pone a prueba.

Yo no creo que Jesús haya cultivado alguna cosa, pero por el contrario Él era un buen observador. Para hacer comprensivo su mensaje, empleaba imágenes que hablaban verdaderamente a la gente de su tiempo.

Para nosotros hoy, la imagen del Reino de los Cielos no es fácil de comprender. Cuando Jesús nos habla del Reino de los Cielos, es de Dios mismo que nos habla. Cuando nos dice que este Reino es semilla en germinación, es a Dios quien nos muestra o revela. Un Dios trabajando sobre el mundo, pero un Dios discreto. Un Dios paciente que deja crecer juntos al bien y al mal. Un Dios que no quiere arrancar todo de un solo tajo. Un Dios escondido en la masa humana: en su propia persona de Él: Jesús.

Si, el mal florece todavía allí donde hemos sembrado el bien. Pero no es necesario desesperarse.

Nuestros pequeños gestos hacen la diferencia. Lo que cuenta, no son los golpes o actos  rimbombantes o espectaculares y numerosos.  Nosotros soñamos con ser el molde que recibe y le da forma a la masa, pero Jesús nos invita preferiblemente a ser la levadura que la hace crecer desde el interior.


 Aproximación psicológica al texto del evangelio

Vale la pena esperar!

Al oír hablar de la violencia, me doy cuenta que a veces me decepciono de la naturaleza humana…aclaro, en ocasiones, y no siempre como les ocurre a algunos que no ven nada bueno en ningún ser humano o son incapaces de pensar que haya alguien honesto y amante vital. Yo me digo como muchos: es posible que Dios haya hecho el ser humano “capaz de tanta maldad?” Uno diría que la persona está determinada a no poder ser razonable y libre. El ser humano es como un animal racional (y ciertamente a veces más lo primero que lo segundo…mucho peor)!

A veces me sorprendo al ver que surgen en mí sentimientos de rebelión y de venganza. A veces pienso “sería mucho más fácil eliminar los que causan problemas, los que causan sufrimiento o encerrarlos en una prisión por siempre”.  Pero luego me digo: yo que me manifiesto ampliamente contrario a la violencia, tiendo a ser violento en mis sentimientos, y así no soy mucho mejor.

Los sentimientos que me habitan existen también en la sociedad. En las encuestas, a veces las personas interrogadas expresan el deseo de protegerse contra aquellos que perjudicaban a los demás y se pronunciaban por las penas las más severas, y mismo a favor de la pena de muerte.

Uno piensa que las malas hierbas perjudican la buena cosecha, que las manzanas podridas pueden dañar las otras contenidas en el mismo costal.

Ciertos países, incluido el nuestro, a diferencia de aquel del norte que conocemos, por opinión y voto  han decidido otra cosa (no a la pena capital) y eso significa acaso que se debe dejar hacer lo que quieran a aquellos que matan los otros? Uno quiere preservarse de un semejante mal, protegerse, y con razón.

Cuando uno piensa, uno se persuade de que el mal existe en su propia casa, en su propia vida. No hay nadie que pueda decir “todo es perfecto para mí”.  Así pues mientras haya niños que mueran en el mundo a causa de falta de cuidados y de buena comida, yo no puedo tener tranquila mi conciencia. Esto es mucho más importante que replegarse en sí mismo.

 Nosotros somos por naturaleza buenos, pero limitados, y así  nos pasa  que la persona que amamos más llegamos a aborrecerla  un poquito. Nosotros somos una mezcla de bien y de mal, de lo bello y lo feo, de lo grande y de lo pequeño, de amor y de odio, de generosidad y de egoísmo, de entusiasmo y decepción.

Qué nos ocurre cuando descubrimos nuestras limitaciones? Cuando nos quedamos en un defecto que nos paraliza? A veces, con seguridad, lo escondemos, y es humano,  a los otros y a nosotros mismos.

Uno es capaz de lo mejor y de lo peor:
-         Por un lado uno es amigable con todo el mundo y por otro lado, “uno dice palabras vulgares todo el tiempo”.
-         Uno es bueno con su familia y a la vez uno es capaz de aparecer o ser duro con los demás.
-         Uno es hospitalario con los extranjeros y no comprensivo con su familia.
-         Uno es fraternal y por otro lado, uno falta a sus reglas o principios.
-         Uno viene a la misa regularmente y uno comete fraude sin escrúpulo.
-         Uno tiene devociones asiduas y por otro lado uno se vale de todos los medios para reivindicar sus derechos.
-         Uno quiere ser feliz en el matrimonio y por otro lado uno ama las aventuras.
-         Uno quiere educar bien a sus hijos y por otro lado, uno les deja que hagan todo lo que quieran o uno no les deja hacer nada.

Como el bien y el mal coexisten al interior de uno mismo, uno aprende a ser paciente consigo mismo y con el prójimo. Aceptarse como persona humana no quiere decir no hacer lo posible para mejorar; eso quiere decir amarse hasta tal punto de ser capaz de ir hasta el final o meta de sus valores y de sus proyectos. Ser capaz de tomar los otros tal como son, de decirles que uno los ama, de hablarles de aquello que uno espera de ellos. Hay un tiempo para comunicación, un tiempo para la tolerancia, para vivir y dejar vivir, en la paciencia de Dios.


Reflexión Central:

Atención los impacientes!

Después de cierto tiempo (2010), el mundo árabe esta en ebullición. Todo comenzó en Túnez, donde un hombre se suicidó dejándose quemar vivo, cuando se le puso fin a su sola fuente de subsistencia, la venta de frutas. Esto fue suficiente para desatar un movimiento popular de insatisfacción que hizo caer al gobierno. El movimiento popular continuó en Egipto, después en Yemen, después en Bahréin, luego en Libia, últimamente en Siria. Y ahora dónde y cuándo se detendrá la denominada “primavera árabe”?  La mayoría de la gente se ha mostrado sorprendida ante esta revolución democrática popular: nada anunciaba este movimiento y es como salido de ninguna parte…pero de verdad es así?  Ciertamente, el fuego incubaba después de algunos años, pero nada era aparente.  Después, intempestivamente, de repente, la fuerza retenida, los impulsos reprimidos durante tantos años explotó en el gran día.  Sin hacer necesariamente una apología o flirteo a la cultura islámica, puedo afirmar que ésta es una imagen parecida a lo que nos propone el evangelio este domingo, cuando Jesús habla del Reino de Dios.

Nos encontramos en presencia de 3 parábolas alusivas al Reino de Dios, pero los 3 mini relatos contienen acentos muy diferentes.

La primera pone el acento en que la presencia del mal en el mundo representado por la cizaña, no puede impedirnos creer que Dios actúa y que las fuerzas de la vida se expanden, puesto que la eliminación completa del mal no ocurrirá sino al final de los tiempos ( y no, por decir algo, en el transcurso de  nuestra existencia).

En la segunda parábola el acento se pone en el hecho de considerar que no hay ninguna medida común entre las acciones de VIDA que hacemos ahora y el resultado final y que probablemente nunca lo podremos medir, como fue el caso para Jesús;  en efecto, este último trató de juntar en la unidad al pueblo judío, pero es al universo entero al que ha convocado y  o reunido, un hecho simbolizado por los pájaros que hacen nido en las ramas del árbol.

En la tercera parábola, el acento se pone en el hecho de que las fuerzas de vida y de bondad permanecen a menudo como una realidad escondida, y que no se ven a simple vista, y sin embargo ellas logran transformar todo.

Estas 3 parábolas que Mateo ha reagrupado en un discurso de Jesús, describen de  3 maneras diferentes los aspectos del Reino de Dios.

Es importante anotar acá que aquello que ha estado en el corazón o centro de la predicación y acción  de Jesús no es un mensaje de amor (de igual modo si el amor colorea todo lo que Él (Jesucristo) dice y hace), sino preferiblemente esta realidad misteriosa del Reino de Dios.

Es esta convicción de que el Reino de Dios es a la vez inminente  y a la vez ya en acción lo que lo lleva a dejar su trabajo de carpintero en Nazaret, lo que lo conduce a hacerse bautizar por Juan Bautista y a recorrer todo el país invitando a la gente de manera urgente a cambiar de vida. Para Él, todos los gestos de sanación que ha realizado eran el signo revelador de que este Reino estaba ya misteriosamente presente, signo de victoria de la vida sobre la muerte y que era necesario acoger. Yo lo he dicho bien: acoger, puesto que la mayor parte del trabajo es hecho por Dios, nuestro papel o tarea es simplemente poner en tierra la semilla, de resto, Dios vigila. Pero cómo hablar de una realidad que no se puede ver y tocar directamente? He aquí el objetivo de las 3 parábolas.

Yo me permito enseguida hacer un llamado de atención. Hay gente que ve en el final del evangelio de este día una descripción del infierno, cuando los ángeles arrojan sobre un horno encendido (hoguera) a aquellos que cometen el mal. Ante todo, es necesario decir que esta escena es una alegoría (interpretación simbólica e imaginada por los primeros cristianos (la escena sucede en casa, símbolo de la Iglesia) donde se da un sentido particular a los diferentes elementos de la parábola inicial del sembrador; ésta imagen en particular no viene entonces de Jesús. En segundo lugar, no hay que olvidar que la parábola se desarrolla en un ambiente agrícola, luego es normal que se queme aquello que es inútil.

El evangelio de este día se dirige a los impacientes como ustedes y yo…posiblemente algunos de ustedes tengan hijos, nietos bebés de escasos meses y cercanos al año y se impacienten de que estos no den aun sus primeros pasos… La comunidad internacional hará grandes esfuerzos militares y diplomáticos para arreglar lo más rápidamente posible la crisis árabe, para llegar a darse cuenta en la frustración que la verdadera liberación toma mucho tiempo.

Muchos cristianos se muestran desalentados y como frustrados ante una Iglesia que pareciera pertenecer a otro siglo, que pareciera anquilosada, paralizada, desactualizada... Qué dicen en su conjunto las 3 parábolas?
Primero que hemos de aprender a vivir en un mundo hibrido, donde el bien y el mal coexisten, y entonces, osar, sembrar la vida sabiendo que alguien más siembra la muerte;
segundo: hemos de creer que nos basta con realizar un simple y pequeño gesto de vida, como es sembrar, y que Dios dará cuenta del resto (por ejemplo, del sol, la lluvia y las fuerzas de crecimiento) y 
tercero: que es normal que las fuerzas de la vida conozcan un comienzo bien humilde; no podemos desanimarnos al tener la impresión de que nada ocurre, puesto que no  se puede controlar el progreso.

Las tres parábolas tienen esto en común: el ritmo de la vida no está hecho para los impacientes, y puesto que él no es necesariamente visible y aparente exige la FE.


Las tres parábolas hablan de nuestra vida de todos los días, de nuestras relaciones con nuestro conyugue, nuestros hijos y nuestros parientes, nuestros colegas de trabajo y nuestros conciudadanos del mundo. A cada instante, nosotros podemos tomar la ruta de la vida o de la muerte. Mas la ruta de la vida exige necesariamente la FE. Porque cómo recorreré y o seguiré yo esta ruta si tengo la impresión de estar solo y de no ver inmediatamente los resultados?


Fuentes:

http://vieliturgique.ca

Prions en Église (pequeño misal francofono Quebec, 2011)

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org/Paroles_de_Dieu.htm

http://mysteretvie.com






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