Docilidad
(Hechos 18:1-8) En nuestras vidas, tenemos metas y proyectos muy valiosos. Sin embargo, pueden surgir dificultades o circunstancias imprevistas. Seamos capaces de leer los acontecimientos y si es necesario, seamos lo suficientemente dóciles para cambiar de rumbo. Que el Espíritu Santo nos ayude en esto.
(Jn 16,16-20) La vida humana transcurre
entre sombras y luces, entre dudas y horizontes nuevos. O si se quiere decir:
entre “Paradigmas Nuevos” que crean inseguridad, pero que, nos empujan hacia
adelante con la confianza de que, el Dios de la Vida nos envuelve y nos
plenifica.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):
EN aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma.
Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías,
Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo:
«Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles».
Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4
R/. El Señor revela a las naciones su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,16-20):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».
Palabra del Señor
Homilía: “Cambiar de rumbo con fe
y docilidad”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
En este tiempo de Pascua, seguimos acompañando a la
Iglesia naciente en su camino de evangelización. Hoy, el libro de los Hechos
de los Apóstoles nos presenta a San Pablo en una nueva etapa de su misión:
después de dejar Atenas, llega a Corinto. No lo hace como un turista, ni como
un predicador itinerante más; llega como un apóstol que sabe adaptarse a las
circunstancias, y que en medio de los cambios, mantiene firme su misión. El
Espíritu Santo, que lo guía, le va mostrando nuevos caminos.
I. El discernimiento del rumbo
Pablo tenía grandes proyectos. Él soñaba con llegar
a todos los rincones del mundo conocido para anunciar el Evangelio. Sin
embargo, en ocasiones, el Señor le cerraba una puerta y le abría otra. En
Corinto, en lugar de predicar de inmediato con grandes discursos, lo vemos
realizando un gesto muy humano: se une a Priscila y Aquila, con quienes
comparte el oficio de fabricar tiendas. Pablo no desprecia el trabajo manual,
ni se desespera porque su misión parezca estancada. Más bien, lee los acontecimientos,
se adapta, trabaja, y en ese contexto, sigue evangelizando.
La vida es así. Todos tenemos metas y proyectos: un
ministerio pastoral, una vocación familiar, un ideal misionero o académico.
Pero de pronto, las cosas cambian: enfermedades, pérdidas, traslados
inesperados, fracasos humanos. ¿Qué hacemos en esos momentos? ¿Nos quejamos?
¿Abandonamos la esperanza? ¿O sabemos, como Pablo, hacer un silencio interior,
ponernos en oración y discernir el nuevo rumbo al que el Señor nos llama?
El Espíritu Santo es clave en este proceso. Él no
es un viento que arrebata sin sentido, sino una brisa suave que susurra a
nuestro corazón: “Sigue este nuevo camino. No tengas miedo. Aquí también estoy
contigo”.
II. La fidelidad da fruto
Pablo, aun en la dificultad, predica. Y aunque en
un momento se ve rechazado por los suyos —los judíos de la sinagoga— no se
encierra en la frustración. Se sacude el polvo de encima, va a la casa de Ticio
Justo, y allí sigue anunciando. ¿Y cuál es el fruto? ¡Crispo, el jefe de la sinagoga,
se convierte con toda su familia!
Esto nos enseña que cuando somos fieles, incluso si
debemos cambiar de estrategia, el fruto llega. La obra de Dios nunca se frustra
si nosotros permanecemos en actitud de docilidad. Tal vez no veremos la cosecha
de inmediato, pero el Espíritu sigue actuando.
III. “Vuestra tristeza se
convertirá en gozo”
El Evangelio de hoy, tomado de san Juan, nos sitúa
en un momento de tensión para los discípulos: Jesús les habla de una partida
inminente, de una “poca” de tiempo en la que no lo verán. Ellos no entienden.
Se sienten confundidos y tristes. Sin embargo, Jesús les asegura que su
tristeza se convertirá en alegría.
Esta es una palabra también para nosotros. A veces
Dios parece esconderse. Las cosas no salen como esperábamos. La vida toma
rumbos que no planificamos. Pero esa ausencia aparente es preparación para una
presencia más profunda. Jesús se va para que venga el Espíritu. La tristeza del
momento se transformará en gozo pascual si permanecemos en la fe.
Así es nuestra vida espiritual: ciclos de aparente
pérdida que se transforman en gracia, como la cruz que se convierte en
resurrección. Jesús no nos deja solos: nos prepara para una presencia más
íntima, la del Espíritu que nos guía desde dentro.
IV. Cantar la salvación de Dios
El Salmo 98 nos invita hoy a cantar: “Cantad al
Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”. La verdadera alabanza
no brota de vidas perfectas ni de proyectos sin dificultades, sino de corazones
que han visto la fidelidad de Dios incluso en medio de los cambios, los giros y
las noches oscuras. Por eso el salmista canta: “Los confines de la tierra han
contemplado la salvación de nuestro Dios”.
Queridos hermanos: en este Año Jubilar, en
el que nos reconocemos como peregrinos de la esperanza, esta Palabra nos
exhorta a confiar, a dejarnos conducir por el Espíritu, a no temer si las cosas
no salen como esperábamos. Como Pablo, como los primeros discípulos, también
nosotros seremos testigos de que Dios es capaz de sacar alegría de la tristeza,
fruto del fracaso, camino de la aparente pérdida.
Que no nos aferremos a lo que fue. Que no nos
angustiemos por lo que no entendemos. Más bien, dejémonos guiar por el
Espíritu, y en medio de cada cambio o crisis, oremos diciendo: “Señor,
si este no era el camino que yo pensaba, enséñame el que tú me propones. Si
debo empezar de nuevo, dame la fuerza y la paz. Si debo esperar, regálame la
paciencia. Pero sobre todo, no me sueltes de tu mano”.
Conclusión y exhortación final
Como Pablo en Corinto, como los discípulos en el
cenáculo, nosotros también estamos llamados a ser dóciles y fieles.
Aunque a veces no entendamos, aunque nos sintamos tristes o desconcertados, el
Señor no deja de acompañarnos.
Él sigue obrando maravillas en nuestras vidas,
especialmente cuando somos humildes para cambiar de rumbo, si es necesario, y
permitir que el Espíritu conduzca nuestros pasos. Y cuando menos lo esperemos,
nuestra tristeza se transformará en gozo.
Que María, en este mes de mayo, interceda por
nosotros y nos enseñe a decir cada día: “Hágase en mí según tu Palabra”. Amén.
Disipando Dudas
Reflexión a la luz de Juan 16,17-18
Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué
significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me
volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?» Y se preguntaban: «¿Qué
significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
(Juan 16,17-18)
¿Y tú? ¿Entiendes lo que quiso decir Jesús? ¿O,
como aquellos discípulos, también te sientes confundido por sus palabras?
Aunque el orgullo nos tiente a aparentar una
comprensión total del Evangelio, la verdad humilde y honesta es que muchas
veces estamos tan perplejos como ellos. Pero esta confusión, lejos de ser un
defecto, puede ser un punto de partida para la fe auténtica.
La duda sincera de los discípulos es una señal de
que tomaban a Jesús en serio. No eran indiferentes. Escuchaban con atención,
reflexionaban, dialogaban… Y reconocían su incapacidad para comprender del
todo. Esa actitud humilde les abría el corazón para recibir la verdad.
Jesús no los regaña por no entender. Al contrario,
sigue hablándoles con ternura, usando imágenes y palabras profundas, porque las
verdades del Reino de Dios no son lecciones escolares, sino misterios que solo
se penetran desde la fe.
Y es que la fe no es lo contrario de la razón,
sino su elevación. Es el don que Dios nos da para creer incluso cuando no vemos
con claridad. Es la luz que comienza como chispa y se convierte en faro cuando
es acogida con humildad y perseverancia. Y esa fe, con el tiempo, abre la
puerta a una comprensión más profunda.
Más adelante en el mismo capítulo, los discípulos
exclaman con alegría:
«Ahora entendemos que lo sabes todo… Por eso
creemos que has venido de Dios» (Juan 16,30).
Esa es la meta del camino espiritual: pasar de la
confusión a la fe, y de la fe a la confianza total.
Para meditar hoy:
¿Estoy luchando con dudas o confusión en mi fe?
¿Estoy tentado a la indiferencia, o me comprometo como los discípulos a seguir
escuchando, buscando, preguntando?
No temas tus dudas. Preséntaselas al Señor. Él no
busca eruditos perfectos, sino corazones abiertos y sinceros. Ruega por el don
de la fe y permite que esa luz divina ilumine tu caminar en medio de los
misterios de la vida.
Oración:
Señor Jesús,
Tú eres misterio insondable, fuente de sabiduría y verdad.
Gracias por hablarme con paciencia,
incluso cuando no entiendo del todo.
Hazme humilde para reconocer mis dudas
y perseverante para seguir escuchándote.
Dame la fe para creer sin ver,
y la esperanza de que un día comprenderé mejor.
Creo, Señor. Ayuda mi incredulidad.
Jesús, en Ti confío.
29 de mayo: San Pablo VI, Papa —
Memoria opcional
Cita:
Y lo más importante de todo, al despedirme de esta escena terrenal y
encaminarme a enfrentar el juicio y la misericordia de Dios, hay tantas cosas
que debería decir, muchísimas.
Sobre el estado de la Iglesia: que escuche algunas de nuestras palabras que
pronunciamos en su favor con seriedad y amor.
Sobre el Concilio: que se lleve a buen término y que se implementen sus
disposiciones.
En cuanto al ecumenismo: debe continuar el acercamiento a los Hermanos
separados, con gran comprensión y paciencia, con gran amor; pero sin desviarse
de la verdadera doctrina católica.
En cuanto al mundo: no se debe pensar que se le ayuda adoptando sus formas de
pensar, sus hábitos y gustos, sino estudiándolo, amándolo y sirviéndolo.
Cierro los ojos ante este mundo doloroso, dramático y magnífico, invocando una
vez más sobre él la bondad divina.
Bendigo nuevamente a todos, especialmente a Roma, Milán y Brescia.
Para Tierra Santa, la tierra de Jesús, donde fui como peregrino de fe y paz, un
saludo y bendición especial.
~ Testamento espiritual de Pablo VI
Reflexión:
Giovanni Battista Montini nació en el norte de
Italia, a unos 80 kilómetros al este de Milán. Fue el segundo de tres hermanos.
Su padre era abogado, dirigía un periódico católico en la provincia de Brescia
y era miembro de la Acción Católica Italiana, una organización laical que
promovía mayor influencia de la fe católica en la sociedad. Su madre provenía
de una familia noble adinerada, pero tras la muerte temprana de sus padres,
pasó gran parte de su adolescencia en un internado dirigido por religiosas
francesas en Milán.
De niño, su familia lo llamaba
"Battista". Fue educado por jesuitas, disfrutaba los deportes y jugar
a las cartas. A los doce años fue diagnosticado con una afección cardíaca
crónica y problemas intestinales, por lo que a menudo debía ausentarse largos
períodos de la escuela y recibir tutorías privadas en la villa familiar.
Aunque por mucho tiempo quiso ser periodista como
su padre, Battista ingresó al seminario a los 18 años y fue ordenado sacerdote
cuatro años después. Poco tiempo después fue enviado a Roma para estudiar
Derecho Canónico. A pesar de sus problemas de salud, obtuvo el doctorado y se
preparó para el cuerpo diplomático del Vaticano. Sirvió brevemente en la nunciatura
en Varsovia, Polonia, y luego regresó a Roma para trabajar con el Papa Pío XI
como diplomático de la Santa Sede, colaborando también con la Signatura
Apostólica, el Santo Oficio y la Secretaría de Estado.
Cuando Pío XII fue elegido en 1939, Montini trabajó
con él diariamente y se convirtió, de hecho, en su secretario personal. Durante
la Segunda Guerra Mundial, ayudó al papa a enfrentar el caos. Organizó la
asistencia del Vaticano a los refugiados en Roma: alojamiento, alimentación,
escondites y atención espiritual.
En 1952 fue nombrado Prosecretario de Estado para
Asuntos Generales, y en 1954 fue ordenado Arzobispo de Milán y secretario de la
Conferencia Episcopal Italiana. Allí demostró gran capacidad organizativa:
fundó parroquias, reformó la catequesis diocesana y buscó nuevas formas de
evangelización. En respuesta al auge del marxismo, defendió la dignidad del
trabajador y promovió los derechos de los inmigrantes, además de establecer
vínculos con otros cristianos, judíos, musulmanes y no creyentes.
Cuando murió Pío XII en 1958, muchos pensaron que
Montini sería su sucesor. No obstante, no era cardenal, aunque se supo después
que Pío XII le había ofrecido el cardenalato al menos en dos ocasiones, y él
las había rechazado. El cónclave eligió entonces al Patriarca de Venecia, Juan
XXIII, quien tenía gran aprecio por Montini. Al poco tiempo de su elección, lo
nombró cardenal y le confirió varias responsabilidades en la Curia romana.
Entre 1958 y 1960, el Cardenal Montini mostró gran
interés por la Iglesia universal, visitando países de África, Sudamérica,
Estados Unidos y Europa. En 1961 fue nombrado miembro de la comisión
preparatoria del Concilio Vaticano II. Aunque al principio fue escéptico,
colaboró fielmente.
El 11 de octubre de 1962, el Papa Juan XXIII abrió
oficialmente el Concilio. Su visión era actualizar la fe de la Iglesia,
buscando una nueva primavera espiritual y mayor diálogo con los no creyentes.
Quería que la Iglesia afrontara temas como la modernización, el comunismo, el
desarrollo económico, la guerra y la pobreza.
Tras la muerte de Juan XXIII en 1963, Montini fue
elegido Papa el 21 de junio. Reanudó el Concilio y supervisó su implementación.
Reformó los ritos litúrgicos y el calendario litúrgico. Fue el primer papa
viajero, visitando 17 países. En Tierra Santa se reunió con el Patriarca
Atenágoras, levantando mutuamente las excomuniones de 1054. En sus viajes,
promovió la paz, la justicia social, la alfabetización, el ecumenismo y la
unidad mundial.
Una de sus decisiones más difíciles fue publicar la
encíclica Humanae Vitae, que reafirmó la enseñanza tradicional sobre la
anticoncepción. Aunque fue muy criticado, especialmente en Occidente, siguió su
conciencia en oración y con firmeza. Su encíclica anticipó consecuencias del
uso indiscriminado de anticonceptivos: infidelidad, decadencia moral,
cosificación de la mujer, abusos del poder estatal y el error de creer que
tenemos dominio total sobre nuestros cuerpos. Hoy, muchas de esas advertencias se
han cumplido.
San Pablo VI fue uno de los primeros papas en
afrontar los desafíos del mundo moderno. Buscó mantener la fe antigua de la
Iglesia siempre viva, nueva y pertinente. Promovió la unidad, la paz y la
dignidad humana. Sus decisiones han influido directamente en nuestra forma
actual de celebrar la liturgia y vivir los sacramentos.
Oración:
San Pablo VI, Papa, fuiste un fiel servidor de
Cristo y de su Iglesia. Con oración y valentía buscaste compartir la fe antigua
y gloriosa con el mundo entero. Ruega por mí, para que también yo sea un fiel
servidor de la Iglesia de Cristo, cumpliendo con amor la misión de llevar la
gracia y la misericordia de Dios a todos.
San Pablo VI, ruega por mí. Jesús, en Ti confío.
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