Santo del día:
San Lorenzo de Brindis
1559-1619.
Gracias a su talento políglota, este monje capuchino fue llevado a predicar por
toda Europa, especialmente en Alemania. Juan XXIII lo proclamó Doctor de la
Iglesia en 1959.
¡Qué falta de fe!
El misterio del Mesías,
rechazado por muchos en Israel y acogido entre los paganos, está en el centro
del Evangelio según san Mateo. Por eso los habitantes de Nínive y la reina de
Saba —esos extranjeros abiertos a la Revelación— son mencionados por Jesús para
denunciar la falta de fe de los escribas (lo que hace eco de la falta de fe de
los hijos de Israel frente a los egipcios en el Éxodo). Jesús anuncia así su
destino y el de la proclamación del Evangelio.
Jean-Marc Liautaud, Fondacio
Primera
lectura
Así sabrán
que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón
Lectura del libro del Éxodo.
EN aquellos días, comunicaron al rey de Egipto que el pueblo había escapado,
y el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y se dijeron:
«¿Qué hemos hecho? Hemos dejado escapar a Israel de nuestro servicio».
Hizo, pues, preparar un carro y tomó consigo sus tropas: tomó seiscientos
carros escogidos y los demás carros de Egipto con sus correspondientes
oficiales.
El Señor hizo que el faraón, rey de Egipto, se obstinase en perseguir a los
hijos de Israel, mientras estos salían triunfantes.
Los egipcios los persiguieron con todos los caballos y los carros del faraón,
con sus jinetes y su ejército, y les dieron alcance mientras acampaban en
Piajirot, frente a Baalsefón.
Al acercarse el faraón, los hijos de Israel alzaron la vista y vieron a los
egipcios que avanzaban detrás de ellos, quedaron sobrecogidos de miedo y
gritaron al Señor.
Dijeron a Moisés:
«¿No había sepulcros en Egipto para que nos hayas traído a morir en el
desierto?; ¿qué nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te lo decíamos en
Egipto: “Déjanos en paz y serviremos a los egipcios, pues más nos vale servir a
los egipcios que morir en el desierto?”».
Moisés respondió al pueblo:
«No teman; estén firmes y verán la victoria que el Señor les va a conceder hoy:
esos egipcios que están viendo hoy, no los volverán a ver jamás. El Señor
peleará por ustedes; ustedes esperen tranquilos».
El Señor dijo a Moisés:
«¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en
marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para
que los hijos de Israel pasen por medio del mar, por lo seco. Yo haré que los
egipcios se obstinen y entren detrás de ustedes, y me cubriré de gloria a costa
del faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus jinetes. Así sabrán
los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del
faraón, de sus carros y de sus jinetes».
Palabra de Dios.
Salmo
R. Cantaré
al Señor, gloriosa es su victoria.
V. Cantaré al
Señor, gloriosa es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
Él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.
V. El
Señor es un guerrero,
su nombre es “El Señor”.
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.
V. Las
olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es magnífica en poder,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.
Aclamación
V. No
endurezcan hoy su corazón; escuchen la voz del Señor. R.
Evangelio
Cuando
juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
EN aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús:
«Maestro, queremos ver un milagro tuyo».
Él les contestó:
«Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más
signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el
vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en
el seno de la tierra.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán
que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y
aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la
condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la
sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».
Palabra del Señor.
1
Cuando la fe viene de lejos
1. 🕯️
Introducción: la paradoja de la fe
Queridos hermanos y hermanas:
Qué doloroso es cuando aquellos que deberían creer
con más firmeza, se convierten en los más incrédulos. Hoy la Palabra nos lanza
esta interpelación: ¿puede la fe florecer más entre los que están lejos que
entre los que están dentro?
Jesús lo afirma sin rodeos: los de Nínive —un pueblo pagano y violento— se
convirtieron ante la predicación de Jonás. La reina de Saba —extranjera y
sabia— recorrió un largo camino para escuchar a Salomón. En cambio, los
doctores de la Ley, con la Escritura en la mano y Dios en medio de ellos, permanecen
cerrados.
El Evangelio de hoy y el relato del Éxodo se enlazan como un espejo: falta
de fe dentro del pueblo escogido, y apertura a Dios desde los márgenes.
2. 🌊 El paso
del mar: cuando el miedo paraliza la fe
En la primera lectura, el pueblo de Israel, recién
liberado de la esclavitud, se encuentra atrapado entre el mar y el ejército del
faraón. Y su primera reacción no es la confianza, sino la queja:
“¿Acaso no había sepulcros en Egipto para que nos
hayas traído a morir en el desierto?” (Éx 14,11)
¡Qué ironía tan amarga! El pueblo liberado duda.
Olvida los signos. Reclama. Pero Dios no se cansa. Él actúa. Él pelea. Él abre
caminos.
“Diles a los israelitas que se pongan en marcha. El
Señor peleará por ustedes.” (Éx 14,15.14)
Esta escena es imagen de nuestra vida de fe. Ante el dolor, la muerte o la
adversidad, muchas veces queremos volver atrás, a nuestras “esclavitudes conocidas”,
en vez de confiar en que Dios abrirá el mar para nosotros.
Hoy, en el marco de este Año Jubilar, el Señor nos invita a salir de nuestra
parálisis espiritual, de nuestros miedos, y a caminar como peregrinos de
la esperanza, recordando que Él va delante, partiendo las aguas.
3. ✝️ La señal
de Jonás: la fe que brota del abismo
En el Evangelio, los escribas piden una señal a
Jesús. No por deseo sincero de fe, sino por desconfianza disfrazada de
religión. Y Jesús les responde con firmeza:
“No se les dará otra señal que la del profeta
Jonás.” (Mt 12,39)
¿Qué es la señal de Jonás? Es la muerte y la
resurrección. Tres días en el vientre del pez, como tres días en el
sepulcro.
El signo definitivo no será un milagro grandioso, sino el amor crucificado.
Un Dios que se deja matar, pero que resucita por amor.
Y ese signo no lo reconocen los de dentro, sino los de fuera. ¡Qué contraste!
La ciudad de Nínive, a pesar de su paganismo, se convierte. La reina de Saba,
siendo extranjera, busca y encuentra. En cambio, los cercanos no ven, no creen,
no se conmueven.
4. 🌍 ¿Dónde
está nuestra fe?
La Palabra de hoy nos confronta con una pregunta:
¿Soy de los que buscan señales para creer, o de los que ven a Dios incluso
en el silencio y el dolor?
A veces, en la Iglesia misma, hay quienes han
estado siempre “dentro” pero viven con el corazón lejos. Y otras veces, los que
se sentían lejos, buscan con hambre de verdad. Como en tiempos de Jesús, los
más religiosos pueden ser los menos creyentes, y los más humildes, los
verdaderos peregrinos del Reino.
En este Año Jubilar, estamos llamados a renovar
la fe desde dentro, a no dar por hecho el don de la fe, a salir del
acostumbramiento y del ritualismo sin alma, y a dejarnos conmover de nuevo
por la cruz y la resurrección del Señor.
5. 🕯️ Orar
por los difuntos: la fe que vence a la muerte
Hoy, en esta celebración, también elevamos
nuestra oración por los hermanos difuntos, especialmente por aquellos que
quizá vivieron su fe de forma sencilla, silenciosa, sin teologías… pero con un
corazón abierto a Dios, como la reina de Saba o como los ninivitas.
Pedimos al Señor que los reciba en su Reino,
que les abra las puertas de la vida eterna y que nos fortalezca a nosotros con
la certeza de que la muerte no es el fin, sino el paso.
La fe —aunque pequeña— es más fuerte que la muerte.
🙌
Conclusión: ¡Una fe viva, peregrina, abierta!
Queridos hermanos:
Jesús no vino a premiar la religiosidad vacía, sino a despertar la fe viva.
No vino a complacer a los curiosos, sino a salvar a los humildes.
Hoy, Él te dice:
“Cree en
mí, incluso si no ves.
Camina, aunque no entiendas.
Avanza, aunque el mar no se abra todavía.
Yo pelearé por ti.”
Y si
nuestra fe hoy parece débil, recordemos: Dios hace maravillas incluso con lo
poco, con lo roto, con lo escondido.
Como Jonás, como Israel, como los paganos de Nínive… nosotros también podemos responder
a su llamado y vivir una fe que transforma el alma y salva para la eternidad.
📿 Oración
final:
Señor
Jesucristo,
Tú que venciste la muerte y abriste el mar,
recibe a nuestros hermanos difuntos en la luz de tu rostro.
Haz de nosotros creyentes verdaderos, no por señales espectaculares,
sino por la fe humilde, firme y viva.
Y en este Año Jubilar, haznos caminar como peregrinos,
sostenidos por tu Palabra y empujados por tu amor.
Amén.
2
Sabiduría para cruzar el mar
1. ✨
Introducción: La Reina y el Mar
Queridos
hermanos y hermanas en la fe:
Dos
imágenes poderosas recorren las lecturas de hoy:
·
Una
mujer extranjera que
atraviesa medio continente en busca de sabiduría
·
Y
un pueblo liberado que se
paraliza ante un mar que no sabe cómo cruzar
Ambos
caminan. Ambos buscan. Pero solo uno confía.
Y hoy, en este Año Jubilar en que caminamos como peregrinos de la esperanza, el Señor nos
pregunta:
“¿Tienes
el mismo deseo de sabiduría que la reina de Saba?
¿O te paraliza el miedo como a los hebreos frente al mar Rojo?”
2.
🌍 La Reina del Sur: una extranjera con
hambre de Dios
Jesús
recuerda a los escribas y fariseos que la Reina del Sur —una mujer rica,
poderosa y pagana— emprendió un viaje de más de 2.000 kilómetros desde Arabia o Etiopía
hasta Jerusalén, para escuchar la sabiduría de Salomón.
“Y
aquí hay alguien más grande que Salomón…” (Mt 12,42)
La
Reina del Sur no pidió señales. No exigió pruebas. No se burló del rey. Fue humilde. Viajó. Escuchó. Creyó. Y
ofreció lo mejor que tenía.
Esa
mujer representa a todos los que, aunque estén “lejos” de la fe, tienen un
corazón abierto. Ella es imagen de los buscadores, de los que se dejan guiar
por el anhelo profundo del alma.
Jesús, con tono profético, nos advierte que en el juicio final, ella será testigo contra los que
teniendo cerca la Verdad, no la valoraron.
Y
hoy podríamos preguntarnos:
¿Soy
yo capaz de recorrer un “viaje interior” hacia Cristo, como ella?
¿Dedico tiempo y esfuerzo a buscar la sabiduría divina en la oración, en la
Palabra, en los sacramentos?
3.
🌊 El mar Rojo: el miedo que impide
avanzar
En
contraste con esa mujer decidida, está el pueblo de Israel: liberado por Dios
de Egipto, pero atrapado
por el miedo ante el mar y el ejército del faraón. En lugar de
agradecer, murmuran:
“¿Acaso
no había tumbas en Egipto para traernos a morir aquí?” (Éx 14,11)
Y
sin embargo, Moisés responde con firmeza:
“El
Señor peleará por ustedes… ¡Pónganse en marcha!” (Éx 14,14-15)
El
Señor abre caminos donde no los hay. Pero pide algo de nosotros: confianza y movimiento.
Muchos cristianos hoy viven su fe como esos israelitas: agradecen en la bonanza, pero se quejan
en la prueba.
Esperan que Dios actúe, pero se resisten a caminar. Exigen señales, pero no dan
pasos de fe.
4.
🕯️ San Lorenzo de Brindis: sabiduría y
Espíritu
Hoy
también celebramos a San
Lorenzo de Brindis, Doctor de la Iglesia. Fue un verdadero
sabio de Dios: conocía las lenguas bíblicas, predicaba con fuego, y su
sabiduría estaba impregnada de oración.
No fue sabio por libros, sino por intimidad con el Espíritu Santo. Nos recuerda
que la sabiduría cristiana
no es erudición fría, sino luz que transforma el corazón y empuja a la misión.
5.
📿 Para nosotros hoy: ¿Sabiduría o
señales?
Jesús
critica a los que buscan señales pero no cambian de vida.
Nosotros hoy también tenemos muchos medios: Biblia, catequesis, internet,
sacramentos, predicaciones…
Pero el peligro sigue siendo el mismo: tenerlo
todo a la mano y no tener hambre de Dios.
La
Reina de Saba nos enseña que buscar
a Dios exige sacrificio, humildad y tiempo.
Y Jesús nos ofrece más que Salomón: no solo palabras, Él mismo se nos da en la Eucaristía.
6.
🙏 Oración por los difuntos: en camino
hacia la Sabiduría eterna
Hoy
elevamos nuestra oración por los hermanos
difuntos, por quienes han completado ya su peregrinación
terrenal.
Pedimos que el Señor, Sabiduría eterna, los reciba en su Reino.
Y que a nosotros, peregrinos aún en camino, nos enseñe a cruzar los mares de la duda con fe,
a caminar hacia su luz, a vivir buscando su sabiduría.
🌅 Conclusión: Cruzar el mar, buscar al
Rey
Queridos
hermanos:
La
Reina de Saba nos enseña el
deseo ferviente de encontrar al Rey.
El pueblo de Israel nos recuerda el
peligro de detenernos por miedo.
San Lorenzo de Brindis nos inspira a
buscar la sabiduría en el Espíritu.
Y Jesús nos llama a dejarnos sorprender por su presencia viva, más grande que
Salomón, más fuerte que Moisés, más fiel que nuestros temores.
En
este Año Jubilar, pongámonos
en marcha, no hacia una ciudad terrena, sino hacia la sabiduría
eterna que es Cristo.
Y al hacerlo, recordemos que buscar
a Dios vale todo esfuerzo, todo viaje, toda renuncia.
Porque quien lo busca con sinceridad, siempre lo encuentra.
3
¡En marcha! El Señor pelea por ti
✨ Introducción:
Una generación en parálisis
Queridos hermanos y hermanas:
La liturgia de este día nos sitúa en el umbral de
dos caminos: el de la fe que avanza, y el del miedo que paraliza. Hoy, cuando
recordamos con amor a nuestros difuntos y oramos por su descanso eterno,
también reconocemos que nosotros, los vivos, muchas veces quedamos atrapados:
entre lo que fuimos y lo que tememos ser; entre la nostalgia del pasado y el
vértigo del porvenir. En este contexto jubilar que nos llama a “movernos como
peregrinos de esperanza”, el mensaje de Dios resuena con fuerza:
“¡En marcha! El Señor pelea por ti.”
🌊 1. El
paso del mar: entre el miedo y la fe
El texto del Éxodo nos muestra al pueblo de Israel
en uno de los momentos más dramáticos de su historia: ha salido de Egipto, pero
se ve acorralado entre el mar y el ejército del faraón. El miedo se apodera del
pueblo. Se quejan, dudan, y hasta desean volver atrás, a la esclavitud. ¿No nos
ocurre algo similar a nosotros? Cuando nos sentimos asediados por el dolor, por
la pérdida, por la muerte, por las heridas del pasado, queremos refugiarnos en
lo conocido, aunque ello nos haya hecho daño.
Pero en ese momento crítico, Dios interviene:
“¿Por qué clamas a mí? Dile al pueblo que se ponga
en marcha.” (Éx 14,15)
“El Señor peleará por ustedes.” (v.14)
Aquí aparece la pedagogía divina del despojo:
Dios actúa cuando el hombre no puede más. Cuando se acaban nuestras fuerzas,
comienza la suya. Él no siempre elimina las aguas turbulentas, pero abre
caminos en medio de ellas. El mar no desaparece, pero se divide para que
avancemos.
En este Año Jubilar, Dios nos llama a salir de
nuestras esclavitudes interiores, a superar los miedos paralizantes y a recomenzar
la marcha espiritual. Porque ser cristiano no es tener respuestas para
todo, sino aprender a caminar en la fe, incluso cuando no vemos claro.
✝️ 2. La
señal de Jonás: morir para vivir
El Evangelio nos presenta otra parálisis, esta vez
más sutil: la de los que no creen sino ven signos extraordinarios. Los escribas
y fariseos quieren que Jesús les dé pruebas espectaculares de su autoridad.
Pero Jesús les responde con lo que no esperan:
“No se les dará otra señal que la del profeta
Jonás.” (Mt
12,39)
¿Y cuál es esa señal? La del descenso a lo
profundo, a la oscuridad, como Jonás al vientre del pez; como Cristo al
sepulcro. Pero de esa aparente derrota brota la vida nueva. La cruz no
es el final, sino la antesala de la resurrección.
Hoy, al orar por nuestros seres queridos difuntos,
miramos esa señal con ojos de fe: la muerte no es el último capítulo,
sino un umbral hacia la eternidad. Y aunque nuestra mente no comprenda del
todo, nuestro corazón se apoya en la promesa de Cristo:
“El que cree en mí, aunque muera, vivirá.” (Jn 11,25)
🔥 3. Dejar
de pedir pruebas y aprender a descubrir a Dios en lo pequeño
El Evangelio también nos lanza una pregunta
incisiva:
¿Todavía necesito ver grandes milagros para creerle
al Señor?
¿O soy capaz de descubrirle en las cosas sencillas de la vida?
A veces pedimos señales como si Dios nos debiera
pruebas. Pero Él se revela en lo cotidiano, en lo pequeño: en la bondad
de una persona, en la palabra oportuna, en la Eucaristía de cada día, en el
silencio del Sagrario, en la cruz diaria que cargamos y que Él transforma en
puente.
Hoy, en medio del dolor por la ausencia de quienes
han partido, descubramos también su presencia escondida: en los
recuerdos que no mueren, en el amor que permanece, en la esperanza que
consuela.
🌿 4. Un
Jubileo que nos llama a la marcha y al consuelo
El Jubileo no es un paréntesis, sino una invitación
a recomenzar la travesía, como el pueblo de Israel. Es el tiempo
favorable para perdonar, para sanar, para consolar a los que
lloran, y para avanzar en la fe, aun con lágrimas.
El Señor nos dice hoy:
“No temas. Yo peleo por ti. Yo voy delante de ti.
Yo soy tu fuerza en el desierto y tu guía en medio del mar.”
🙏 Oración
final por los difuntos:
Señor de
la Vida y la Esperanza,
Te encomendamos hoy a nuestros hermanos y hermanas difuntos.
Tú que abriste el mar para tu pueblo,
abre también para ellos las puertas del Paraíso.
Dales el
descanso eterno,
haz brillar para ellos tu luz perpetua.
Sécanos las lágrimas,
fortalece nuestra fe,
y enséñanos a caminar sin miedo,
porque Tú peleas por nosotros.
Amén.
📿 Conclusión:
¡En marcha!
Queridos
hermanos:
No tengamos miedo del mar, ni del dolor, ni del futuro.
Dios pelea por nosotros.
Su cruz es nuestra señal.
El sepulcro no es el fin.
Y el amor no se ahoga ni muere.
Así que… ¡en marcha!, peregrinos de la esperanza.
Referencias:
https://www.prionseneglise.ca/textes-du-jour/commentaire
https://catholic-daily-reflections.com/2025/07/20/the-pursuit-of-gods-wisdom-3/
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