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REZAR EL ROSARIO CON LA AYUDA DE LOS SANTOS Y SANTAS QUE HAN AMADO INTENSAMENTE LA EUCARISTÍA (4)

Orar con el Rosario nos abre a la grandeza de la Eucaristía.

Porque al rezar el Santo Rosario, éste nos hace entrar en el corazón de María y María nos conduce a la Eucaristía.  Dispongámonos, dejémonos conducir a este tesoro de tesoros que es la EUCARISTIA.
El Santo Cura de Ars exclamaba un día: “No hay nada tan grande  como la Eucaristía, Dios no puede resolverse a dejarnos solos sobre la Tierra. Él desciende todos los días sobre nuestros altares, donde nos espera día y noche.”
De este mismo modo se lo recordó con gozo a Santa Faustina: “mira, ama, ve al tabernáculo, yo deseo bajar a tu corazón, nada me impide el acceso, no hay ningún guardián, tu puedes acercarte a mí en cualquier momento, en cada hora del día, yo deseo tanto hablarte y prodigarte tantas gracias”.

LOS MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo) 
Entremos en estos misterios donde la vida vence a la muerte, el amor ha vencido al odio. Entremos en esta Gloria escondida que dona la EUCARISTÍA.  El Santo Cura de Ars se maravillaba hablando de la Eucaristía: “Sin la divina Eucaristía no habría más felicidad  sobre este mundo, la vida no sería soportable, no hay nada tan grande como la EUCARISTÍA. Dios no puede resolverse a dejarnos solos sobre la Tierra; Él desciende sobre nuestros altares donde nos espera día y noche.”

PRIMER MISTERIO GLORIOSO: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Jesús está vivo. Él ha vencido la muerte. Al mirar Jesús Resucitado, ya acojo su poder de vida y de amor que irradia sobre mí, sobre mis heridas, en todos mis pensamientos.
Con el corazón desbordado de alegría San Pierre-Julien Eymard (sacerdote francés, 1811-1868) expresaba: “Jesús esconde su Gloria divina corporal para no encandilarlos ni enceguecerlos; Él esconde su majestad para que se preocupen  por venir hacia Él y hablarle como un amigo a su amigo; Él no les deja ver nada más que su bondad que transpira y se escapa a través de las santas especies de la Eucaristía. El Santo Sacrificio de la Misa es la más sublime de todas las oraciones. Jesucristo se ofrece a su Padre, le adora, le agradece, le habla y le suplica en favor de su Iglesia”.
Oremos por quienes han perdido la fe en la EUCARISTÍA.
Padre nuestro,
Dios te salve María (10)
Gloria…

Oh buen Jesús, perdona nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.



SEGUNDO MISTERIO GLORIOSO: JESÚS SUBE AL CIELO (La Ascensión) 

Jesús monta al Cielo. Yo me dejo conducir por Él para elevar mi corazón hacia la realidad del Cielo. Yo suplico a la Virgen María, a los Ángeles y a todos los Santos  de ayudarme. Pon en mí Señor el hambre y la sed continua de Dios.
Visitando una Iglesia la bienaventurada Teresa de Calcuta ha dicho: Qué va a salvar el mundo? Mi respuesta es la ORACIÓN. Es necesario que cada parroquia permanezca al pie de Jesús en el santo Sacramento, en las horas de adoración. Si ustedes quieren verdaderamente crecer en el amor, vuelvan a la Eucaristía, vuelvan a la Adoración de la Eucaristía. Es necesario que tejamos y o forjemos nuestra vida alrededor de la Eucaristía.
Oremos por el desapego de las cosas materiales de este mundo.
Padre nuestro,
Dios te salve María (10)
Gloria…

Oh buen Jesús, perdona nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.

TERCER MISTERIO GLORIOSO:
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO SOBRE LOS APÓSTOLES Y MARÍA
En el Cenáculo, el Espíritu Santo llena el corazón de los apóstoles y de la Virgen María.
Ven Espíritu Santo también a llenar mi corazón,
Ven Espíritu Santo como un fuego, calienta todo mi ser,
Renuévame, fortaléceme, santifícame.
San Alfonso María de Ligorio expresaba: “Los instantes que ustedes empleen a compartir devotamente en oración con Jesús Hostia, serán, créanlo, los más preciosos de su vida, los más consoladores a la hora de la muerte, y los más frecuentes a la hora de su eternidad. Son tan deliciosos esos momentos pasados al pie del altar. Uno le pide perdón por los pecados del pasado, uno le expone su miseria, uno solicita su gracia, su amor, su cielo y  todo esto constituye tantas alegrías íntimas”.
Oremos por esta Nueva Evangelización tantas veces anunciada.
Padre nuestro,
Dios te salve María (10)
Gloria…

Oh buen Jesús, perdona nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.

CUARTO MISTERIO GLORIOSO: LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (16)
María sube al Cielo con su cuerpo. Dios la hace participar a su Gloria con su Cuerpo que no sufre la deterioración ni la corrupción. Yo me alegro puesto que mi Madre del Cielo se ha ido de este mundo con su cuerpo. Yo expreso al Padre del Cielo, mi deseo de santidad y poder estar con Él en la Vida Eterna. Que cada día me acerque más a Él.
“El hombre debe temblar, el mundo debe ser sacudido, todo el cielo quizás ha de moverse, cuando  el Hijo de Dios aparece en las manos del sacerdote – predicaba San Francisco de Asís- y si nosotros supiéramos adorar, nada podría verdaderamente inquietarnos y nosotros atravesaríamos el mundo con la tranquilidad del  gran río”.
Oremos por quienes no oran y quienes no piensan en la Eucaristía.
 Padre nuestro,
Dios te salve María (10)
Gloria…

Oh buen Jesús, perdona nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.

QUINTO MISTERIO GLORIOSO: MARÍA ES CORONADA EN EL CIELO COMO REINA UNIVERSAL DE TODO LO CREADO 
Qué alegría intensa vivida en el Cielo. María es coronada en la Gloria de Dios, en presencia de los Ángeles y de los Santos. En cada misa, esta alegría particular me inunda por el corazón de María. Yo acojo María todavía con más intensidad en mi vida, yo me decido a amarla verdaderamente, a tomarla para mí.
Como ella amaba tanto a la Virgen María, la bienaventurada Teresa de Calcuta decía: “Por María, causa de nuestra alegría, ustedes se dan cuenta que en ninguna  otra parte en el mundo, ustedes tienen una mejor acogida, que en ninguna otra parte ustedes son  mejor amados que  por Jesús Vivo,  verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento. Él está verdaderamente presente personalmente en este sacramento y los espera”.
Sin olvidar al santo Papa Juan Pablo II que decía: “No lo olviden nunca, el Cristo que viene hasta nosotros en las especies consagradas es el mismo que viene a nuestro encuentro en los eventos de la vida cotidiana, Él está en el pobre que tiende la mano, en aquel que sufre e implora ayuda.
Oremos para que nuestro amor por María, nuestra Madre crezca cada día más.

 Padre nuestro,
Dios te salve María (10)
Gloria…

Oh buen Jesús, perdona nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.

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