Ir al contenido principal

11 de junio del 2025: Fiesta de San Bernabé, apóstol

Santo del día

San Bernabé

Siglo I. Al igual que San Pablo, a quien acompañó en sus primeras misiones entre los paganos, San Bernabé es venerado como apóstol, aunque no perteneció a los Doce. Se dice que murió mártir en Chipre, su isla natal.


Cuando el discípulo supera al maestro

(Hechos 11, 21b-26; 13, 1-3) En Antioquía, las multitudes se adhieren de todo corazón al Señor. Bernabé no puede asumir solo el ministerio apostólico, por lo que va a Tarso para pedir la ayuda de Pablo. ¿Una chispa? No, un fuego. Sin saberlo del todo, Bernabé impulsa a Pablo a una extraordinaria epopeya misionera, hasta el punto de que Pablo termina eclipsando a Bernabé.
¿Siente alguna amargura por ello? Probablemente no. Siempre hay alegría en suscitar nuevos talentos y nuevas vocaciones.

Bertrand Lesoing, prêtre de la communauté Saint-Martin

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,21b-26;13,1-3):

En aquellos días, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos. En la Iglesia de Antioquia había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el Moreno, Lucio el Cireneo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo.
Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado.» Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 97,1.2-3ab.3c-4.5-6

R/.
 El Señor revela a las naciones su justicia

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Tañed la citara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,7-13)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.»

Palabra del Señor





1

Cuando el discípulo supera al maestro

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Hoy celebramos con gozo la fiesta de San Bernabé, Apóstol, figura luminosa de la Iglesia naciente, ejemplo de humildad, generosidad y fe misionera.

El libro de los Hechos nos relata que, en la joven comunidad de Antioquía, el anuncio del Evangelio provocó una conversión masiva: “Un gran número creyó y se convirtió al Señor” (Hch 11,21b). La misión era desbordante y Bernabé, enviado por la Iglesia de Jerusalén, comprendió pronto que esta labor necesitaba más obreros. Por eso viaja hasta Tarso para buscar a Pablo.

En este gesto vemos la grandeza de Bernabé: él no busca brillar, no teme compartir su tarea; al contrario, sabe reconocer los dones de los demás. Así fue como Pablo inició, gracias a este llamado de Bernabé, su extraordinaria misión evangelizadora que lo llevaría a ser el gran Apóstol de los gentiles.  

"¿Siente alguna amargura por ello? Probablemente no. Siempre hay alegría en suscitar nuevos talentos y nuevas vocaciones."

Esta es una enseñanza profunda para la vida de la Iglesia: el verdadero apóstol se alegra al ver que otros crecen, que otros superan incluso su propia obra, porque su gozo está en el Reino de Dios, no en el prestigio personal.

El Salmo 98 que hemos proclamado hoy nos recuerda el fundamento de esta alegría: “El Señor ha dado a conocer su victoria, ha revelado su justicia a las naciones”. No somos los protagonistas de la misión; es Dios quien actúa, es Cristo quien se manifiesta a los pueblos. El misionero, como Bernabé, es instrumento dócil en manos de Dios.

El Evangelio de Mateo (10,7-13) completa esta enseñanza. Jesús envía a sus discípulos a proclamar: "El Reino de los cielos está cerca". Les pide confianza total en la providencia, pobreza de espíritu, y generosidad para dar gratuitamente lo que gratuitamente han recibido. Así fue la vida de Bernabé: hombre lleno del Espíritu Santo, desprendido, generoso, siempre dispuesto a acoger, animar, consolar y formar.

Hoy la Iglesia necesita apóstoles como Bernabé:

  • Capaces de reconocer los carismas de otros sin temor a ser superados.
  • Que susciten nuevas vocaciones con alegría y libertad interior.
  • Que acojan y acompañen a los nuevos evangelizadores.
  • Que pongan a Cristo al centro, no su propio nombre.

En este Año Jubilar de la Esperanza 2025, San Bernabé nos recuerda que la esperanza se cultiva cuando otros pueden seguir la misión con libertad y ardor, cuando cada generación transmite la fe sin celos, sin envidias, con corazón abierto.

Pidamos al Señor, por intercesión de San Bernabé, que nuestra comunidad parroquial, nuestro Vicariato, y la Iglesia entera, sean lugares donde surjan nuevas vocaciones al servicio del Evangelio, y que sepamos todos ser generosos para acompañar, formar y enviar, sin temor a que los discípulos crezcan y, quizá, incluso nos superen, pues “la gloria de Dios es que el hombre viva” (cf. S. Ireneo).

Amén.


2

San Bernabé, Apóstol — Testigo de la Providencia y la Misión


Queridos hermanos en Cristo:

En el Evangelio de hoy, escuchamos cómo Jesús envía a sus discípulos a misionar. Les da instrucciones muy concretas: “No lleven oro, ni plata, ni monedas en el cinturón, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón” (Mt 10,9-10). Es un envío que exige confianza total en la Providencia de Dios.

San Bernabé, cuya fiesta hoy celebramos, es uno de los grandes ejemplos de este espíritu apostólico. Cuando la comunidad de Antioquía comenzó a crecer rápidamente, Bernabé fue enviado para acompañar y consolidar la fe de los nuevos creyentes. Pero pronto comprendió que necesitaba ayuda. Fue entonces cuando buscó a Pablo en Tarso y lo trajo a Antioquía. Allí, durante un año entero, ambos formaron a la comunidad que, por primera vez, sería llamada "cristiana".

Este gesto humilde y generoso de Bernabé es profundamente evangélico. No buscó protagonismo, no tuvo miedo de compartir su misión, incluso sabiendo que Pablo, con el tiempo, tendría un papel cada vez más relevante. Como nos decía el comentario inicial: “¿Sintió alguna amargura por ello? Probablemente no. Siempre hay alegría en suscitar nuevos talentos y nuevas vocaciones.”

La misión de Bernabé y la de los Doce es también la nuestra.

Jesús nos envía a todos los bautizados a ser testigos de su Reino. Somos enviados:

1.    A dar testimonio con la vida.
No se trata solo de enseñar doctrinas o repetir fórmulas; estamos llamados a compartir nuestra experiencia personal de Dios, a ser “sal de la tierra y luz del mundo” (cf. Mt 5,13-14). Con nuestra transparencia, caridad, misericordia y alegría mostramos que el Reino de Dios ya está cerca.

2.    A confiar en la Providencia.
Jesús pide a sus discípulos no llevar nada para el camino. En un mundo donde la seguridad parece depender de lo que acumulamos, esta enseñanza sigue siendo un desafío actual: vivir desprendidos, con el corazón libre, poniendo nuestra confianza en el Padre que siempre provee.

3.    A liberar de las ataduras modernas.
Hoy existen muchos “demonios” que oprimen al hombre: las adicciones, el consumismo, el materialismo, las dependencias afectivas tóxicas, la pornografía, la ambición desmedida. Solo con la fuerza de Cristo podremos liberar y acompañar a quienes están atrapados en esas esclavitudes.

El salmo de hoy canta con júbilo: “El Señor ha dado a conocer su victoria... todos los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios” (Sal 98,2-3). Esa victoria es Cristo mismo, y nosotros, como Bernabé, estamos llamados a ser sus testigos fieles.


Conclusión:

Hoy, pidamos la intercesión de San Bernabé para que seamos:

·        Generosos en suscitar nuevas vocaciones.

·        Desprendidos y confiados en la Providencia.

·        Testigos valientes del amor de Cristo.

·        Instrumentos de liberación para tantos hermanos esclavizados.

Que este Jubileo de la Esperanza 2025, en el cual peregrinamos como Iglesia, renueve también en nosotros el espíritu misionero de San Bernabé.

Amén.


11 de junio: San Bernabé Apóstol — Memoria


Primera parte del siglo I – c. 61
Patrono de Chipre, Antioquía y de las misiones de mantenimiento de la paz
Invocado contra las tormentas de granizo



Cita:
«Llegó la noticia de esto a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía. Cuando llegó y vio la gracia de Dios, se alegró y exhortó a todos a mantenerse fieles al Señor con firmeza de corazón, pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud se agregó al Señor. Entonces partió hacia Tarso para buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron con la Iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez se les llamó cristianos a los discípulos.»

(Hechos 11,22-26)

Reflexión:
San Bernabé, cuyo nombre original era José, nació en la isla de Chipre y era judío de la tribu de Leví (cf. Hechos 4,36). No se sabe nada más sobre su vida temprana. Durante el ministerio público de Jesús, José se convirtió en su ferviente seguidor y es posible que haya sido uno de los setenta y dos discípulos enviados por Jesús en misión (cf. Lucas 10,1-24). Después de Pentecostés, cuando la Iglesia de Jerusalén comenzó a crecer, los Apóstoles cambiaron el nombre de José por el de Bernabé, que significa «hijo de la consolación» o «hijo del consuelo». Este cambio de nombre pudo haberse dado porque Bernabé apoyó a la Iglesia cuando «vendió un campo de su propiedad, llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles» (Hechos 4,37). Esta es la primera mención de Bernabé en el Nuevo Testamento.

Tres años después, tras la conversión de San Pablo a la fe cristiana y después de haber pasado tres años en ayuno y oración en Arabia, Pablo viajó a Jerusalén para consultar con los Apóstoles. Al principio, tanto los Apóstoles como la comunidad cristiana dudaban en recibirlo, pues conocían las persecuciones que él había promovido contra la Iglesia. Sin embargo, Bernabé «lo llevó ante los apóstoles y les contó cómo en el camino había visto al Señor, quien le había hablado, y cómo en Damasco había predicado valientemente en el nombre de Jesús» (Hechos 9,27). Después de un corto tiempo en Jerusalén, San Pablo regresó a su ciudad natal de Tarso para evitar nuevas persecuciones. Permaneció allí durante varios años.

Mientras tanto, algunos de los cristianos que habían huido de Jerusalén tras el martirio de San Esteban, viajaron hacia el norte, a Antioquía de Siria, donde vivían muchos gentiles griegos. En Antioquía, los cristianos de habla griega comenzaron a predicar la Palabra de Dios a los gentiles. Como resultado, muchos de estos gentiles se convirtieron y aceptaron la fe. Al enterarse de esto, los Apóstoles de Jerusalén enviaron a Bernabé para atender a estos nuevos conversos. Bernabé quedó tan impresionado que fue a buscar a San Pablo en Tarso y lo llevó de regreso a Antioquía para ayudarle en la predicación de la Buena Nueva. Fue allí, en Antioquía, donde por primera vez se utilizó la palabra «cristiano», quizá porque estos nuevos convertidos no pasaban primero por el judaísmo, sino que se convertían directamente a Cristo.

Después de un año en Antioquía, Pablo y Bernabé regresaron a Jerusalén en una misión de socorro para asistir a quienes sufrían a causa de una hambruna. Llevaron consigo el dinero recaudado por los cristianos de Antioquía. Después de su retorno a Antioquía, el Espíritu Santo reveló a la comunidad cristiana que Pablo y Bernabé debían ser «apartados» para una misión especial. Entonces fueron ordenados obispos y enviados a la misión, llevándose consigo al pariente de Bernabé, Juan Marcos, autor del Evangelio. Durante el siguiente año, viajaron a Seleucia, Chipre, Salamina, Pafos, Perge de Panfilia, Antioquía de Pisidia, Listra, Derbe, Iconio y de regreso a Antioquía de Siria. Durante este viaje ganaron muchos conversos; algunos griegos incluso intentaron adorarlos como dioses. También enfrentaron oposición, incluyendo un intento fallido de matar a Pablo mediante lapidación. Más tarde regresaron a Jerusalén para ayudar a resolver disputas sobre los conversos gentiles, antes de ser enviados nuevamente en otra misión.

Antes del segundo viaje, Bernabé y Pablo tuvieron un desacuerdo sobre la participación de Juan Marcos en la misión, ya que Juan Marcos los había abandonado anteriormente sin razón conocida mientras estaban en Panfilia. El desacuerdo fue tan grave que Pablo y Bernabé se separaron. Bernabé llevó a Juan Marcos consigo a Chipre, mientras que Pablo se llevó a Silas hacia Siria y Cilicia.

No se sabe con certeza nada más sobre la actividad misionera de Bernabé con Juan Marcos en Chipre. Según la primera carta de Pablo a los Corintios y su carta a los Colosenses, el desacuerdo que tuvieron sobre Juan Marcos no afectó su amistad de manera duradera. Incluso Juan Marcos es mencionado más tarde con afecto por Pablo.

La única fuente que detalla el martirio de Bernabé proviene del siglo V, por lo que su historicidad es incierta. Según esa tradición, Bernabé estaba predicando el Evangelio hacia el año 61 cuando fue arrestado, arrastrado fuera de la ciudad y ejecutado, ya sea quemado vivo o lapidado. Una tradición indica que Juan Marcos encontró sus restos y los sepultó.

Otra leyenda sostiene que en el año 478, San Bernabé se apareció al arzobispo de Chipre y le reveló el lugar de su sepultura. El arzobispo Anthemios halló el cuerpo incorrupto de San Bernabé, sosteniendo el Evangelio de Mateo. El emperador romano ordenó entonces la construcción de una iglesia en el lugar y allí fue sepultado San Bernabé. Aunque la iglesia fue posteriormente perdida en la historia, excavaciones en el lugar hallaron una tumba que se cree es la de San Bernabé. San Bernabé es el patrón de Chipre porque fue el primer obispo misionero de aquella isla.

Al honrar a este gran obispo apostólico, reflexionemos sobre el impacto que su ministerio ha tenido a lo largo del tiempo. Aunque el número de conversiones durante su vida pudo haber sido solo de cientos o miles, el efecto de esos conversos en las generaciones posteriores se multiplicó una y otra vez. San Bernabé viajó, predicó, bautizó, celebró los sacramentos y fundó muchas comunidades cristianas. Soportó el rechazo, las dificultades, la violencia y el martirio, pero perseveró. Su fervor brotaba de conocer al Señor, no solo por haber sido testigo directo del ministerio de Jesús, sino también por su vida de oración y por la recepción del Espíritu Santo.

Procura ver su misión como similar a la tuya. Tú también estás llamado a predicar el Evangelio con celo a los demás. No dudes en hacerlo, sin importar el costo. Ruega para que Dios te utilice según su voluntad y ofrécete a su servicio a imitación de este santo Apóstol.

Oración:
San Bernabé, tú escuchaste el Evangelio de la misma boca de Cristo, fuiste testigo de sus milagros y permitiste que su mensaje de salvación transformara tu vida. Como resultado, dedicaste el resto de tu vida a predicar la Buena Nueva y a salvar muchas almas. Por favor, intercede por mí, para que siga tu ejemplo y dedique mi vida a la misión a la que he sido llamado.
San Bernabé, ruega por mí.
Jesús, en Ti confío.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En los 100 años del nacimiento de Dabbs Greer, el reverendo Alden de "La Familia Ingalls"

La "rara" mayoría que amamos la setentera-ochentera serie de tv "The little house on the prairie" ("La familia Ingalls" en Latinoamerica, "La petite maison dans la prairie" en Francia y Quebec), no podríamos dejar pasar esta fecha 2 de abril para evocar al actor Dabbs Greer (cuyo nombre completo era Robert William Greer), quien en 77 capítulos de las 9 temporadas que duró el show caracterizó al querido pero adusto Reverendo Alden. En efecto el actor nació hace 100 años, un día como hoy el 2 de abril de 1917 en Fairview estado de Missouri, pero se crió en Anderson, villa del mismo Estado. Era el único hijo de un padre farmacéutico y una madre terapeuta del lenguaje. Su primera experiencia como actor en el escenario la tuvo a los 8 años en una producción teatral infantil. Asistió al Drury College en Springfield, Missouri, donde obtuvo una Licenciatura y de 1940 a 1943, dirigió el departamento de drama y pequeño teatro en Mounta...

Subsidio para Hora Santa del Jueves 6 de febrero del 2025

  GUION HORA SANTA PARA EL JUEVES 6 DE FEBRERO DEL 2024  (A la luz de la liturgia del jueves de la cuarta semana del tiempo ordinario-año I) 1.     1.  Oración de alabanza introductoria (15 minutos)   Canto Bendito, alabado, adorado… Padre Nuestro… Oración de Alabanza Introductoria ante el Santísimo Sacramento Señor Jesucristo, presencia viva y amorosa en este Sacramento de la Eucaristía, nos postramos ante Ti con corazones llenos de gratitud y alabanza. Hoy, en este jueves de la cuarta semana del tiempo ordinario, queremos meditar a la luz de las lecturas que nos has ofrecido, que nos hablan de tu cercanía, tu vocación a la santidad, y tu llamado a ser instrumentos de tu amor y salvación en el mundo. Hoy, al escuchar tus palabras en el Evangelio, recordamos que nos has llamado a ser sal de la tierra y luz del mundo. Señor, queremos ser fieles a esa misión que Tú nos confías, dispuestos a dejar que tu luz brille en nosotros para iluminar a...

PARA VIVIR LA SEMANA SANTA: 10 de abril del 2017 Lunes santo

La violencia verbal o física no tiene lugar en el servicio del anuncio de la Buena Noticia. No se salva al otro, humilándolo ni despreciándolo. El Espíritu es masedumbre, ternura, por lo tanto uno no puede maltratarlo, pisotearlo. Primera lectura Lectura del libro de Isaías (42,1-7): Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de ...