Santo del día:
San Norberto
Alrededor de 1085-1134. Este
hombre de temperamento, convertido a los 35 años, fundó la Orden de los
Canónigos Regulares de Prémontré. Terminó su vida como obispo de Magdeburgo.
Bendición
recíproca
Salmo
102 (103) Dios es bendición. Respondiendo a su solicitud, el
salmista exclama:
«Bendice
al Señor, alma mía, bendice su santo nombre, todo mi ser».
Bendecir es decir el bien, en una santa reciprocidad. Desde siempre, el Verbo
es esa palabra de bendición pronunciada por el Padre. Al hacerse carne,
ennoblece la palabra humana revistiéndola de una dimensión filial: «Abba»,
«Tú
eres mi Hijo amado, en ti tengo toda mi alegría».
Bénédicte de la Croix, cistercienne
Primera lectura
De un tal
Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
EN aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para
cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey
el caso de Pablo, diciéndole:
«Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando
fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos
judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a
un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus
acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron
conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el
tribunal y mandé traer a este hombre.
Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de
las maldades que yo suponía; se trataba solo de ciertas discusiones acerca de
su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está
vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén
a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo
deje en la cárcel para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie
hasta que pueda remitirlo al César».
Palabra de Dios.
Salmo
R. El Señor
puso en el cielo su trono.
O bien:
R. Aleluya
V. Bendice,
alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
V. Como se
levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que le temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.
V. El
Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendigan al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R.
Aclamación
V. El Espíritu
Santo será quien se lo enseñe todo a ustedes y les vaya recordando todo lo que
les he dicho. R.
Evangelio
Apacienta mis
corderos, pastorea mis ovejas
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
HABIÉNDOSE aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón
Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le
contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú
mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las
manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto,
añadió:
«Sígueme».
Palabra del Señor.
1
“Tú lo sabes todo, Señor: tú sabes que te amo”
Queridos
hermanos y hermanas en el Señor:
Hoy la liturgia de la Palabra nos sumerge en una
triple meditación: la bendición como respuesta del alma agradecida, la prueba
de la fidelidad en las circunstancias adversas, y el amor que se
convierte en misión y pastoreo.
1. Bendecir al Dios que bendice
El Salmo 102 (103) se abre con un canto
apasionado:
“Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus
beneficios.”
Aquí no se trata solo de alabar, sino de un acto de
memoria activa. Bendecir a Dios es reconocer su paso por nuestra historia
personal y comunitaria, y devolverle esa bendición con palabras, gestos,
opciones de vida.
La bendición, en el sentido bíblico, no es solo una fórmula ritual, sino una corriente
vital de gracia que brota del corazón de Dios y vuelve a Él por nuestra
respuesta. Esta bendición se hace recíproca, como dice el texto inicial: “Desde
siempre, el Verbo es esa palabra de bendición pronunciada por el Padre”.
Jesús mismo es la bendición encarnada. Cuando decimos “Bendito sea Dios”,
estamos entrando en la corriente del amor trinitario, donde el Hijo
responde al Padre con obediencia y entrega.
2. Permanecer fieles en medio de
la injusticia
En la primera lectura, Pablo comparece ante
las autoridades romanas acusado injustamente por los judíos. Está preso, pero
no ha perdido ni su fe ni su libertad interior.
Ante el rey Agripa y el gobernador Festo, Pablo no se defiende con armas
humanas, sino que confía en el juicio justo de Dios y en la verdad de su
testimonio. Su apelación al César revela tanto su derecho como ciudadano como
su valentía como apóstol.
Aquí aparece el tema de la fidelidad:
¿Somos capaces de bendecir a Dios incluso cuando somos incomprendidos o
atacados?
¿Lo bendecimos cuando el camino no es fácil?
Pablo es una figura que nos enseña que la bendición no depende de las
circunstancias, sino de la fe inquebrantable en el amor de Dios.
3. El amor probado y la misión
confiada
El Evangelio de hoy (Juan 21,15-19) nos lleva a una
escena profundamente humana y pastoral:
Jesús resucitado le pregunta a Pedro, tres veces, si lo ama.
Es imposible no conectar este triple interrogatorio
con la triple negación de Pedro. Jesús no humilla a su discípulo, sino que le
ofrece una oportunidad de redención y de confirmación en su misión:
“Apacienta mis corderos... apacienta mis ovejas...”
Dios no necesita un amor perfecto, pero sí un amor
sincero. Pedro ya no se atreve a afirmar con autosuficiencia; solo dice con
humildad:
“Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.”
Y es ahí donde el amor se convierte en pastoreo.
La bendición de Jesús sobre Pedro se convierte en una llamada concreta a
cuidar a otros, a guiar, a proteger, a alimentar. Esta es la lógica del
Reino: los heridos son llamados a sanar a otros.
Quien ha sido perdonado mucho, ama más (cf. Lc 7,47).
📿
Aplicación pastoral
En este tiempo pascual, al acercarnos ya a la
Solemnidad de Pentecostés, esta Palabra nos invita a vivir:
- Una
espiritualidad de la bendición recíproca:
Bendecir a Dios, bendecir a los hermanos, dejarse bendecir. - Una
fidelidad que no depende de las circunstancias externas, sino del amor
interior.
Como Pablo, resistir con firmeza en la esperanza. - Un
compromiso concreto con la misión:
Pastorear, cuidar, animar, especialmente a los más débiles.
Recordemos que el verdadero pastor es aquel que ha llorado, ha fallado y ha sido restaurado por el Señor.
🙌 Oración final
Señor
Jesús,
Tú me preguntas hoy, como a Pedro: “¿Me amas?”
Y yo, con todos mis límites, te respondo:
“Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.”
Haz de mi vida una bendición.
Hazme pastor según tu corazón.
Que pueda alimentar con ternura a tus ovejas,
y ser testigo fiel de tu misericordia.
Amén.
2
Amor verdadero
«En verdad, en verdad te digo: cuando eras
joven, tú mismo te vestías e ibas donde querías; pero cuando seas viejo,
extenderás los brazos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir.»
Dijo esto indicando con qué muerte Pedro glorificaría a Dios. Y dicho esto,
añadió: «Sígueme.»
(Juan 21,18-19)
Queridos
hermanos y hermanas:
Nos encontramos en el ocaso del tiempo pascual.
Después de contemplar la victoria de Cristo sobre la muerte, la liturgia de
estos últimos días nos invita a mirar las consecuencias concretas de la
Resurrección en la vida de los discípulos.
El Evangelio de hoy (Juan 21,15-19) es un encuentro
profundamente humano, tierno, pero exigente. Jesús resucitado se dirige a
Pedro, el que lo negó tres veces, y lo mira no con reproche, sino con misericordia
y esperanza.
1. Un amor que se reconstruye
Jesús no comienza señalando los errores de Pedro,
ni le reprocha su cobardía. En cambio, le hace tres preguntas simples pero
penetrantes:
“¿Me amas?”
Con cada respuesta afirmativa de Pedro, Jesús no
solo restaura la relación, sino que le confía una misión:
“Apacienta mis ovejas.”
Es como si dijera: “Si me amas, cuida a los que yo amo.”
Esto nos muestra algo profundo: el verdadero
amor a Cristo no se mide por los sentimientos, sino por la entrega concreta
al cuidado de los demás, especialmente los más frágiles.
2. Un amor que se hace cruz
Luego viene una afirmación desconcertante:
“Cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas
donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus manos y otro te llevará
adonde no quieras ir.”
Jesús le anuncia a Pedro la forma en que
glorificará a Dios: con su muerte en la cruz. Y lo invita, con una sola
frase que lo dice todo:
“Sígueme.”
Seguir a Jesús no es un camino fácil. Implica
renunciar al control, abrazar el dolor, incluso aceptar ser conducidos por
caminos no deseados.
Pero ese seguimiento, aunque costoso, glorifica a Dios y transforma
nuestra vida en ofrenda.
3. Amar como ama Cristo
Hoy, más que nunca, el mundo necesita testigos de
este amor radical y verdadero.
No un amor cómodo, superficial, que huye del dolor… sino un amor que permanece
fiel en las pruebas, que se hace presencia cuando todo se oscurece,
que es capaz de entregarse hasta el final.
Como dijo el Papa Benedicto XVI:
“El mundo ofrece comodidad. Pero tú no fuiste
creado para la comodidad. Fuiste creado para la grandeza.”
Pedro entendió esta grandeza no como poder, sino
como cruz. Como servicio. Como fidelidad hasta la muerte.
🧎♂️
Aplicaciones pastorales
- ¿He
permitido que el amor de Cristo me reconstruya como a Pedro, incluso
después de mis caídas?
- ¿Mi
amor a Jesús se traduce en compromiso real con los más vulnerables?
- ¿Estoy
dispuesto a seguir a Cristo incluso por caminos de sufrimiento o
renuncia?
🕯️
Conclusión
Hoy, Jesús también te mira y te pregunta:
“¿Me amas?”
Y no espera una respuesta perfecta, sino una
entrega sincera. Una respuesta que se haga servicio, cruz, fidelidad.
Que podamos decir, con humildad y verdad, como
Pedro:
“Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.”
Y que el Señor, en su infinita bondad, transforme
ese amor en pastoreo, en testimonio, en bendición para otros.
6 de junio: San Norberto, obispo —
Memoria opcional
c.
1080–1134
Patrono
de las madres embarazadas y de Bohemia
Canonizado
por el Papa Gregorio XIII el 28 de julio de 1582
📜 Cita:
…un día se dirigía
apresuradamente y en secreto a un lugar llamado Freden. Vestía de seda y estaba
acompañado solo por un sirviente. En el camino, una nube oscura lo alcanzó,
relámpagos brillaron, truenos retumbaron, y lo que era aún más inconveniente:
no había casa cercana donde resguardarse. Mientras él y su acompañante estaban
nerviosos, de repente un rayo aterrador cayó al suelo, abriéndolo hasta la
profundidad de la altura de un hombre. De allí brotó un hedor pútrido que lo
cubrió a él y a sus ropas. Derribado de su caballo, creyó escuchar una voz que
lo reprendía. Al recobrar el sentido y ya arrepentido, meditó en las palabras
del salmista: “Apártate del mal y haz el bien.” Así
motivado, regresó a casa… se puso un cilicio bajo sus vestiduras… fue al
monasterio de Siegburg y allí… avanzó en el temor y el amor del Señor.
~ Vita
de San Norberto
🧭 Reflexión:
San Norberto no
comenzó su vida como santo. Nació en la ciudad de Xanten,
dentro del Sacro Imperio Romano Germánico y del Reino de Alemania, en una
familia noble. Gracias a ello, fue educado en la Iglesia de San Víctor de
Xanten, donde más tarde se convirtió en canónigo. Aunque no era sacerdote, era
considerado un clérigo, y recibió el ministerio del subdiaconado. Como
canónigo, rezaba diariamente el Oficio Divino con los otros canónigos y recibía
un salario por esta tarea, que fue la razón principal por la que aceptó el
cargo.
Sin embargo, pronto descubrió
cómo incrementar
sus ingresos: pagaba a alguien para que rezara el Oficio en su
lugar en Xanten, y él se trasladó a la corte del príncipe-arzobispo de Colonia.
Poco después, entró en la corte del emperador Enrique V del Sacro Imperio y se
le encargó la distribución de las limosnas reales. Los ingresos combinados de
su canonjía y de su puesto en la corte le permitieron llevar una vida muy
cómoda.
En la corte del rey
Enrique, Norberto fue testigo directo del conflicto entre el
papa y el emperador. En 1111, Enrique V viajó a Roma para
intentar resolver la llamada controversia de las investiduras laicas.
El emperador deseaba conservar la autoridad espiritual para nombrar obispos, a
lo que el papa se oponía. Al fracasar las negociaciones, Enrique arrestó al
papa y lo mantuvo prisionero hasta que este aceptó sus términos. Una vez libre,
el papa excomulgó
a Enrique. Norberto, que simpatizaba con la posición del papa,
quedó profundamente afectado por este conflicto.
Durante el año
siguiente, Norberto comenzó un proceso de despertar moral.
Ese despertar alcanzó su punto culminante un día en que montaba
a caballo durante una tormenta. Un rayo cayó y lo arrojó del
caballo. En esa experiencia cercana a la muerte, Norberto sintió que Dios le
preguntaba por qué vivía una vida tan vana. Norberto respondió:
“Señor,
¿qué quieres que haga?”
Y el Señor le respondió:
“Apártate
del mal y haz el bien; busca la paz y síguela.”
Esta experiencia marcó el inicio de una profunda conversión.
Renunció a su cargo en la corte imperial y pasó los siguientes tres
años en oración y penitencia en la abadía de Siegburg, al sur
de Colonia.
Tras esos tres años, en
1115, Norberto pidió al príncipe-arzobispo de Colonia ser ordenado
sacerdote, y recibió la ordenación. Regresó entonces a su ciudad
natal, a la iglesia de San Víctor de Xanten, para celebrar la misa y predicar.
Pero su nueva
conversión y celo espiritual no fueron bien recibidos por los
canónigos jóvenes y mundanos de la iglesia, que se sintieron acusados por su
testimonio. Finalmente, lo expulsaron.
Después de su salida,
el Padre Norberto vendió todas sus propiedades, distribuyó el
dinero entre los pobres, y comenzó a caminar de pueblo en pueblo por Europa,
muchas veces descalzo, predicando el Evangelio, llamando a la
reforma de la Iglesia y mendigando alimento en el camino.
En 1118, el conflicto
con Enrique V continuaba bajo el pontificado de Gelasio II.
Este papa tuvo que huir de Roma por temor al emperador. Mientras estaba en el
exilio, el Padre Norberto lo buscó en Francia y le pidió orientación para su
ministerio. El papa lo alentó y le concedió facultades
universales para predicar y ejercer su ministerio donde fuera llamado.
En 1119, tras la muerte
de Gelasio, Norberto consultó con su sucesor, el Papa Calixto II,
quien le animó a fundar una orden religiosa. A invitación del obispo de Laon,
en el norte de Francia, Norberto y un compañero fundaron un monasterio en un
lugar remoto llamado Prémontré, un valle
dentro de un bosque. Al llegar, se les unieron doce hombres más. Construyeron
cabañas alrededor de una capilla, y luego un monasterio más grande. Adoptaron
la Regla
de San Agustín y organizaron su vida de modo que fueran
verdaderos contemplativos que llevaran esa unión con Dios a su ministerio
sacerdotal. La orden fue llamada Canónigos Regulares de Prémontré,
o Premonstratenses,
y más tarde Norbertinos.
Norberto continuó
viajando, predicando y fundando. En Amberes (Bélgica), se
encontró con una gran multitud que seguía al hereje itinerante
Tanchelm, quien negaba la presencia real de Cristo en la
Eucaristía. Tanchelm llegó incluso a incitar a sus seguidores a confiscar,
profanar y desechar la Eucaristía. Norberto predicó
con fuerza, convenció a muchos seguidores de Tanchelm, y los
envió a recoger
las hostias profanadas. Muchas fueron halladas intactas y sin
daño, a pesar de haber sido arrojadas en tierra húmeda. Las hostias fueron
reunidas, y Norberto las llevó en procesión al templo.
Por eso, en el arte sacro se le representa a menudo portando una
custodia o copón con el Santísimo Sacramento.
En 1126,
Norberto y sus compañeros viajaron a Roma para obtener la aprobación
final de su orden por parte del Papa Honorio II. Al regresar,
pasaron por la ciudad de Wurzburgo, donde
Norberto curó a una mujer ciega, expulsó demonios y restauró la paz entre
nobles en conflicto. Impresionados, los ciudadanos lo propusieron como arzobispo
de Magdeburgo, cargo que el Papa y el rey aprobaron, y que
Norberto aceptó
con reticencia.
Como arzobispo, sirvió
durante unos ocho años hasta su muerte. Reformó la vida del
clero, resolvió cismas, defendió la autonomía de la Iglesia frente al poder
civil, ayudó al crecimiento de su orden y predicó con celo, convirtiendo a
muchos.
✨
Conclusión
espiritual:
San Norberto comenzó
como un clérigo mundano y ambicioso. Pero una experiencia de
Dios lo transformó en un verdadero apóstol,
entregado por completo a la oración, la reforma eclesial y la santidad. Si
alguna vez te encuentras persiguiendo metas mundanas, deja que la vida de San
Norberto te inspire. Enfócate en lo eterno, y Dios comenzará una gran obra en
tu alma.
🙏 Oración:
San Norberto,
descubriste que una vida mundana,
orientada solo a fines egoístas, es vacía.
Cuando Dios habló a tu corazón y te llamó a su intimidad,
escuchaste y respondiste con generosidad.
Ruega por mí,
para que reconozca con claridad la voluntad de Dios en mi vida
y responda con total entrega y celo.
San Norberto, ruega por mí.
Jesús, en ti confío.
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