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6 de junio del 2025: viernes de la séptima semana de Pascua- San Norberto, obispo

 Santo del día:

San Norberto

Alrededor de 1085-1134. Este hombre de temperamento, convertido a los 35 años, fundó la Orden de los Canónigos Regulares de Prémontré. Terminó su vida como obispo de Magdeburgo.

 


Bendición recíproca

Salmo 102 (103) Dios es bendición. Respondiendo a su solicitud, el salmista exclama:
«Bendice al Señor, alma mía, bendice su santo nombre, todo mi ser».
Bendecir es decir el bien, en una santa reciprocidad. Desde siempre, el Verbo es esa palabra de bendición pronunciada por el Padre. Al hacerse carne, ennoblece la palabra humana revistiéndola de una dimensión filial: «Abba», «Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo toda mi alegría».

Bénédicte de la Croix, cistercienne

 


Primera lectura

Hch 25,13b-21

De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles

EN aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole:
«Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.
Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba solo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».


Palabra de Dios.


Salmo

Sal 103(102),1-2.11-12.19-20ab (R. 19a)

R. El Señor puso en el cielo su trono.

O bien:

R. Aleluya

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. 
R.

V. Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que le temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. 
R.

V. El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendigan al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. 
R.


Aclamación

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Espíritu Santo será quien se lo enseñe todo a ustedes y les vaya recordando todo lo que les he dicho. R.


Evangelio

Jn 21,1a.15-19

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas

Lectura del santo Evangelio según san Juan.


HABIÉNDOSE aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».


Palabra del Señor.

 

 

1

 


“Tú lo sabes todo, Señor: tú sabes que te amo”

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Hoy la liturgia de la Palabra nos sumerge en una triple meditación: la bendición como respuesta del alma agradecida, la prueba de la fidelidad en las circunstancias adversas, y el amor que se convierte en misión y pastoreo.

1. Bendecir al Dios que bendice

El Salmo 102 (103) se abre con un canto apasionado:

“Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.”

Aquí no se trata solo de alabar, sino de un acto de memoria activa. Bendecir a Dios es reconocer su paso por nuestra historia personal y comunitaria, y devolverle esa bendición con palabras, gestos, opciones de vida.
La bendición, en el sentido bíblico, no es solo una fórmula ritual, sino una corriente vital de gracia que brota del corazón de Dios y vuelve a Él por nuestra respuesta. Esta bendición se hace recíproca, como dice el texto inicial: “Desde siempre, el Verbo es esa palabra de bendición pronunciada por el Padre”.
Jesús mismo es la bendición encarnada. Cuando decimos “Bendito sea Dios”, estamos entrando en la corriente del amor trinitario, donde el Hijo responde al Padre con obediencia y entrega.


2. Permanecer fieles en medio de la injusticia

En la primera lectura, Pablo comparece ante las autoridades romanas acusado injustamente por los judíos. Está preso, pero no ha perdido ni su fe ni su libertad interior.
Ante el rey Agripa y el gobernador Festo, Pablo no se defiende con armas humanas, sino que confía en el juicio justo de Dios y en la verdad de su testimonio. Su apelación al César revela tanto su derecho como ciudadano como su valentía como apóstol.

Aquí aparece el tema de la fidelidad:
¿Somos capaces de bendecir a Dios incluso cuando somos incomprendidos o atacados?
¿Lo bendecimos cuando el camino no es fácil?
Pablo es una figura que nos enseña que la bendición no depende de las circunstancias, sino de la fe inquebrantable en el amor de Dios.


3. El amor probado y la misión confiada

El Evangelio de hoy (Juan 21,15-19) nos lleva a una escena profundamente humana y pastoral:
Jesús resucitado le pregunta a Pedro, tres veces, si lo ama.

Es imposible no conectar este triple interrogatorio con la triple negación de Pedro. Jesús no humilla a su discípulo, sino que le ofrece una oportunidad de redención y de confirmación en su misión:

“Apacienta mis corderos... apacienta mis ovejas...”

Dios no necesita un amor perfecto, pero sí un amor sincero. Pedro ya no se atreve a afirmar con autosuficiencia; solo dice con humildad:
“Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.”

Y es ahí donde el amor se convierte en pastoreo.
La bendición de Jesús sobre Pedro se convierte en una llamada concreta a cuidar a otros, a guiar, a proteger, a alimentar. Esta es la lógica del Reino: los heridos son llamados a sanar a otros.
Quien ha sido perdonado mucho, ama más (cf. Lc 7,47).


📿 Aplicación pastoral

En este tiempo pascual, al acercarnos ya a la Solemnidad de Pentecostés, esta Palabra nos invita a vivir:

  • Una espiritualidad de la bendición recíproca:
    Bendecir a Dios, bendecir a los hermanos, dejarse bendecir.
  • Una fidelidad que no depende de las circunstancias externas, sino del amor interior.
    Como Pablo, resistir con firmeza en la esperanza.
  • Un compromiso concreto con la misión:
    Pastorear, cuidar, animar, especialmente a los más débiles.
    Recordemos que el verdadero pastor es aquel que ha llorado, ha fallado y ha sido restaurado por el Señor.

🙌 Oración final

Señor Jesús,
Tú me preguntas hoy, como a Pedro: “¿Me amas?”
Y yo, con todos mis límites, te respondo:
“Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.”
Haz de mi vida una bendición.
Hazme pastor según tu corazón.
Que pueda alimentar con ternura a tus ovejas,
y ser testigo fiel de tu misericordia.
Amén.

 

2

Amor verdadero

«En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir.» Dijo esto indicando con qué muerte Pedro glorificaría a Dios. Y dicho esto, añadió: «Sígueme.»
(Juan 21,18-19)

 

Queridos hermanos y hermanas:

Nos encontramos en el ocaso del tiempo pascual. Después de contemplar la victoria de Cristo sobre la muerte, la liturgia de estos últimos días nos invita a mirar las consecuencias concretas de la Resurrección en la vida de los discípulos.

El Evangelio de hoy (Juan 21,15-19) es un encuentro profundamente humano, tierno, pero exigente. Jesús resucitado se dirige a Pedro, el que lo negó tres veces, y lo mira no con reproche, sino con misericordia y esperanza.


1. Un amor que se reconstruye

Jesús no comienza señalando los errores de Pedro, ni le reprocha su cobardía. En cambio, le hace tres preguntas simples pero penetrantes:

“¿Me amas?”

Con cada respuesta afirmativa de Pedro, Jesús no solo restaura la relación, sino que le confía una misión:
“Apacienta mis ovejas.”
Es como si dijera: “Si me amas, cuida a los que yo amo.”

Esto nos muestra algo profundo: el verdadero amor a Cristo no se mide por los sentimientos, sino por la entrega concreta al cuidado de los demás, especialmente los más frágiles.


2. Un amor que se hace cruz

Luego viene una afirmación desconcertante:

“Cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus manos y otro te llevará adonde no quieras ir.”

Jesús le anuncia a Pedro la forma en que glorificará a Dios: con su muerte en la cruz. Y lo invita, con una sola frase que lo dice todo:

“Sígueme.”

Seguir a Jesús no es un camino fácil. Implica renunciar al control, abrazar el dolor, incluso aceptar ser conducidos por caminos no deseados.
Pero ese seguimiento, aunque costoso, glorifica a Dios y transforma nuestra vida en ofrenda.


3. Amar como ama Cristo

Hoy, más que nunca, el mundo necesita testigos de este amor radical y verdadero.
No un amor cómodo, superficial, que huye del dolor… sino un amor que permanece fiel en las pruebas, que se hace presencia cuando todo se oscurece, que es capaz de entregarse hasta el final.

Como dijo el Papa Benedicto XVI:

“El mundo ofrece comodidad. Pero tú no fuiste creado para la comodidad. Fuiste creado para la grandeza.”

Pedro entendió esta grandeza no como poder, sino como cruz. Como servicio. Como fidelidad hasta la muerte.


🧎‍♂️ Aplicaciones pastorales

  • ¿He permitido que el amor de Cristo me reconstruya como a Pedro, incluso después de mis caídas?
  • ¿Mi amor a Jesús se traduce en compromiso real con los más vulnerables?
  • ¿Estoy dispuesto a seguir a Cristo incluso por caminos de sufrimiento o renuncia?

🕯️ Conclusión

Hoy, Jesús también te mira y te pregunta:

“¿Me amas?”

Y no espera una respuesta perfecta, sino una entrega sincera. Una respuesta que se haga servicio, cruz, fidelidad.

Que podamos decir, con humildad y verdad, como Pedro:

“Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.”

Y que el Señor, en su infinita bondad, transforme ese amor en pastoreo, en testimonio, en bendición para otros.

 

*************

6 de junio: San Norberto, obispo — Memoria opcional

c. 1080–1134
Patrono de las madres embarazadas y de Bohemia
Canonizado por el Papa Gregorio XIII el 28 de julio de 1582

 


📜 Cita:

…un día se dirigía apresuradamente y en secreto a un lugar llamado Freden. Vestía de seda y estaba acompañado solo por un sirviente. En el camino, una nube oscura lo alcanzó, relámpagos brillaron, truenos retumbaron, y lo que era aún más inconveniente: no había casa cercana donde resguardarse. Mientras él y su acompañante estaban nerviosos, de repente un rayo aterrador cayó al suelo, abriéndolo hasta la profundidad de la altura de un hombre. De allí brotó un hedor pútrido que lo cubrió a él y a sus ropas. Derribado de su caballo, creyó escuchar una voz que lo reprendía. Al recobrar el sentido y ya arrepentido, meditó en las palabras del salmista: “Apártate del mal y haz el bien.” Así motivado, regresó a casa… se puso un cilicio bajo sus vestiduras… fue al monasterio de Siegburg y allí… avanzó en el temor y el amor del Señor.
~ Vita de San Norberto


🧭 Reflexión:

San Norberto no comenzó su vida como santo. Nació en la ciudad de Xanten, dentro del Sacro Imperio Romano Germánico y del Reino de Alemania, en una familia noble. Gracias a ello, fue educado en la Iglesia de San Víctor de Xanten, donde más tarde se convirtió en canónigo. Aunque no era sacerdote, era considerado un clérigo, y recibió el ministerio del subdiaconado. Como canónigo, rezaba diariamente el Oficio Divino con los otros canónigos y recibía un salario por esta tarea, que fue la razón principal por la que aceptó el cargo.

Sin embargo, pronto descubrió cómo incrementar sus ingresos: pagaba a alguien para que rezara el Oficio en su lugar en Xanten, y él se trasladó a la corte del príncipe-arzobispo de Colonia. Poco después, entró en la corte del emperador Enrique V del Sacro Imperio y se le encargó la distribución de las limosnas reales. Los ingresos combinados de su canonjía y de su puesto en la corte le permitieron llevar una vida muy cómoda.

En la corte del rey Enrique, Norberto fue testigo directo del conflicto entre el papa y el emperador. En 1111, Enrique V viajó a Roma para intentar resolver la llamada controversia de las investiduras laicas. El emperador deseaba conservar la autoridad espiritual para nombrar obispos, a lo que el papa se oponía. Al fracasar las negociaciones, Enrique arrestó al papa y lo mantuvo prisionero hasta que este aceptó sus términos. Una vez libre, el papa excomulgó a Enrique. Norberto, que simpatizaba con la posición del papa, quedó profundamente afectado por este conflicto.

Durante el año siguiente, Norberto comenzó un proceso de despertar moral. Ese despertar alcanzó su punto culminante un día en que montaba a caballo durante una tormenta. Un rayo cayó y lo arrojó del caballo. En esa experiencia cercana a la muerte, Norberto sintió que Dios le preguntaba por qué vivía una vida tan vana. Norberto respondió:
“Señor, ¿qué quieres que haga?”
Y el Señor le respondió:
“Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela.”
Esta experiencia marcó el inicio de una profunda conversión. Renunció a su cargo en la corte imperial y pasó los siguientes tres años en oración y penitencia en la abadía de Siegburg, al sur de Colonia.

Tras esos tres años, en 1115, Norberto pidió al príncipe-arzobispo de Colonia ser ordenado sacerdote, y recibió la ordenación. Regresó entonces a su ciudad natal, a la iglesia de San Víctor de Xanten, para celebrar la misa y predicar. Pero su nueva conversión y celo espiritual no fueron bien recibidos por los canónigos jóvenes y mundanos de la iglesia, que se sintieron acusados por su testimonio. Finalmente, lo expulsaron.

Después de su salida, el Padre Norberto vendió todas sus propiedades, distribuyó el dinero entre los pobres, y comenzó a caminar de pueblo en pueblo por Europa, muchas veces descalzo, predicando el Evangelio, llamando a la reforma de la Iglesia y mendigando alimento en el camino.

En 1118, el conflicto con Enrique V continuaba bajo el pontificado de Gelasio II. Este papa tuvo que huir de Roma por temor al emperador. Mientras estaba en el exilio, el Padre Norberto lo buscó en Francia y le pidió orientación para su ministerio. El papa lo alentó y le concedió facultades universales para predicar y ejercer su ministerio donde fuera llamado.

En 1119, tras la muerte de Gelasio, Norberto consultó con su sucesor, el Papa Calixto II, quien le animó a fundar una orden religiosa. A invitación del obispo de Laon, en el norte de Francia, Norberto y un compañero fundaron un monasterio en un lugar remoto llamado Prémontré, un valle dentro de un bosque. Al llegar, se les unieron doce hombres más. Construyeron cabañas alrededor de una capilla, y luego un monasterio más grande. Adoptaron la Regla de San Agustín y organizaron su vida de modo que fueran verdaderos contemplativos que llevaran esa unión con Dios a su ministerio sacerdotal. La orden fue llamada Canónigos Regulares de Prémontré, o Premonstratenses, y más tarde Norbertinos.

Norberto continuó viajando, predicando y fundando. En Amberes (Bélgica), se encontró con una gran multitud que seguía al hereje itinerante Tanchelm, quien negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Tanchelm llegó incluso a incitar a sus seguidores a confiscar, profanar y desechar la Eucaristía. Norberto predicó con fuerza, convenció a muchos seguidores de Tanchelm, y los envió a recoger las hostias profanadas. Muchas fueron halladas intactas y sin daño, a pesar de haber sido arrojadas en tierra húmeda. Las hostias fueron reunidas, y Norberto las llevó en procesión al templo. Por eso, en el arte sacro se le representa a menudo portando una custodia o copón con el Santísimo Sacramento.

En 1126, Norberto y sus compañeros viajaron a Roma para obtener la aprobación final de su orden por parte del Papa Honorio II. Al regresar, pasaron por la ciudad de Wurzburgo, donde Norberto curó a una mujer ciega, expulsó demonios y restauró la paz entre nobles en conflicto. Impresionados, los ciudadanos lo propusieron como arzobispo de Magdeburgo, cargo que el Papa y el rey aprobaron, y que Norberto aceptó con reticencia.

Como arzobispo, sirvió durante unos ocho años hasta su muerte. Reformó la vida del clero, resolvió cismas, defendió la autonomía de la Iglesia frente al poder civil, ayudó al crecimiento de su orden y predicó con celo, convirtiendo a muchos.


Conclusión espiritual:

San Norberto comenzó como un clérigo mundano y ambicioso. Pero una experiencia de Dios lo transformó en un verdadero apóstol, entregado por completo a la oración, la reforma eclesial y la santidad. Si alguna vez te encuentras persiguiendo metas mundanas, deja que la vida de San Norberto te inspire. Enfócate en lo eterno, y Dios comenzará una gran obra en tu alma.


🙏 Oración:

San Norberto,
descubriste que una vida mundana,
orientada solo a fines egoístas, es vacía.
Cuando Dios habló a tu corazón y te llamó a su intimidad,
escuchaste y respondiste con generosidad.

Ruega por mí,
para que reconozca con claridad la voluntad de Dios en mi vida
y responda con total entrega y celo.

San Norberto, ruega por mí.
Jesús, en ti confío.
 

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