miércoles, 27 de enero de 2016

Homenaje a Carlos Benjumea


Segun wikipedia, Carlos Julio Benjumea Guevara, Nació el 27 de enero, un día como hoy, pero de 1941, se ha conocido en los medios de la televisión Colombiana como “El Gordo Benjumea”. Es un gran comediante, director de teatro, actor de cine, teatro y televisión fundador de la programadora Coestrellas.

Inicio su trayectoria artística haciendo teatro, fue reconocido luego en nuestro país por papeles humorísticos en películas que se desarrollaron en la época de los años 1970 y 1980 como ‘El taxista millonario’ o ‘El inmigrante latino’.

Más tarde se dedicaría a las telecomedias y el teatro. Benjumea es también copropietario de la empresa de televisión Coestrellas y fundó la compañía teatral La Casa del Gordo. Durante el presente siglo ha participado en películas como Perder es cuestión de método y en telenovelas como Hasta que la plata nos separe.

Sus hijos Ernesto, Paola y Marcela son también reconocidos actores de televisión y teatro.

Las primeras imágenes que tengo en mi mente del “gordo” Benjumea corresponden a las series de los 70s “Los Pérez somos así” y “Yo tu”, tendría yo entre 6 y 7 años, cuando lo veía en el primer televisor SHARP, que mi padre había comprado.
Recuerdo que también lo veía en cortos de películas criollas de las cuales se hacía publicidad en la época como “El taxista millonario” o “esposos en vacaciones”…

Pero tal vez el papel que personalmente recuerdo con mucho cariño de Carlos Benjumea es el de “Don Camilo”, el cura creado por el portugués Giovanni Guareschi y adaptado en la tv colombiana en una serie semanal en 1988.

Inolvidable también es Benjumea al lado de Pacheco, animando aquel programa de variedades de los sábados, llamado precisamente “sabariedades” en 1982.

Feliz aniversario de vida en este día para Don Carlos, que al parecer desde hace unos años para acá ya no es el “gordo”.

Algunos medios o fuentes como Wikipedia lo datan nacido en 1941 (o sea, hoy cumpliría 75 significativos años) kienyke.com, dice que en 1949, tenía él 5 años, o sea había nacido en 1944? El país de Cali data su nacimiento en 1943.

Acá les dejo algunos enlaces donde pueden ampliar más información sobre este querido y emblemático actor colombiano:







lunes, 25 de enero de 2016

31 de enero del 2016: 4o Domingo del Tiempo Ordinario

Jesús incomoda todavía?
Hoy como ayer, Jesús se sale de las categorías en las cuales uno querría encuadrarlo.
Para entender bien la Palabra de Dios, es necesario aceptar dejarse incomodar por ella. Hace falta abrir su corazón y acoger el amor que viene de Dios mismo. “Si me falta el amor, no me sirve de nada”, dirá San Pablo.


Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo Según San Lucas 4, 21-30

Y empezó a decirles: «Hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas.»
22.Todos lo aprobaban y se quedaban maravillados, mientras esta proclamación de la gracia de Dios salía de sus labios. Y decían: «¡Pensar que es el hijo de José!»
23.Jesús les dijo: «Seguramente ustedes me van a recordar el dicho: Médico, cúrate a ti mismo. Realiza también aquí, en tu patria, lo que nos cuentan que hiciste en Cafarnaún.»
24.Y Jesús añadió: «Ningún profeta es bien recibido en su patria.
25.En verdad les digo que había muchas viudas en Israel en tiempos de Elías, cuando el cielo retuvo la lluvia durante tres años y medio y un gran hambre asoló a todo el país.
26.Sin embargo Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una mujer de Sarepta, en tierras de Sidón.
27.También había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.»
28.Todos en la sinagoga se indignaron al escuchar estas palabras;
29.se levantaron y lo empujaron fuera del pueblo, llevándolo hacia un barranco del cerro sobre el que está construido el pueblo, con intención de arrojarlo desde allí.
30.Pero Jesús pasó por medio de ellos y siguió su camino.



A guisa de introducción:

Permanecer en las filas de la familia o desafiliarse de ella siendo profeta

Dice un dicho que «no hay más peor enemigo que el familiar». Simone de Beauvoir dijo que “la familia es un nido de perversiones”… La familia como elemento positivo o beneficioso en la vida de todo ser humano es indiscutible, pero es verdad que muchas veces, ella se constituye en un impedimento o bloqueo para la realización personal, afectiva y cristianamente efectiva de hombres y mujeres.

Jesús lo sabía y lo que dice hoy en la sinagoga de Nazaret incomoda primeramente a sus cercanos, a sus amigos, vecinos y familiares. ¿Pero particularmente qué es lo que choca a sus coparroquianos? Cuál es la expresión entre los 5 versículos del profeta Isaías (que preceden este texto), que lee Jesús y que leemos, les afecta propiamente? Los exegetas dicen que este texto puede estar refiriéndose a dos momentos distintos de Jesús en la Sinagoga, es decir, en un primer momento, Jesús fue escuchado y admirado por lo que predicó y en un segundo momento su intervención en el lugar de la asamblea judía, fue problemático, conflictivo puesto que despertó la ira y sentimientos negativos de sus paisanos hacia Él.

Al interior de la Iglesia vemos el fenómeno de los predicadores, sacerdotes que son admirados y queridos cuando se dedican a decir lo que la gente quiere oír: homilías light que son condescendientes con el ambiente de injusticia, violencia, pecado y muerte presentes en la comunidad. Por el contrario, diariamente sabemos de la persecución, critica y desprecio que suscitan misioneros y sacerdotes que comienzan a recordar lo esencial de la Biblia, del Evangelio y la fe católica; y así sujetos como la existencia del infierno, la defensa de la vida en todas sus formas y la defensa de la moral no quieren ser oídos ni mucho menos acatados.

Jesús se presenta como un profeta personal, audaz, en nombre de Dios.

El profeta es un “perturbador”, incomoda, denuncia ciertas situaciones, un poco como un médico que cuestiona ciertos hábitos contrarios a la higiene, y se muestra  convencido del respeto que le debe a su cliente, como profeta.

Aquel que ama a los otros desde el fondo de su corazón, puede permitirse incomodar ciertas costumbres o actos. Es así, como entre amigos se pueden decir ciertas verdades; así ocurre entre los enamorados, uno puede escucharse y hablarse francamente.

El profeta encuentra obstáculos: el mundo de la tranquilidad y del confort, el mundo del poder, del interés y del facilismo.

El profeta es un testigo, que no debe mirar hacia atrás sino hacia adelante y se preocupa y ocupa por los que no tienen poder; por quienes difícilmente se hacen escuchar en la sociedad. El profeta ejerce su papel o rol no importa dónde: en los medios hospitalarios, actuando con su presencia y recordando la atención de las personas enfermas; en las escuelas el profeta respeta a las personas (educadores , estudiantes, padres de familia…) haciendo favorable un clima humano de comprensión y diálogo ; en la calle actúa con cortesía con las personas mayores, con las personas que tienen limitaciones tanto físicas como mentales, actúa con honestidad siempre…

En las actividades recreativas, en el deporte, el profeta recuerda la prioridad de los jóvenes talentos locales; en el medio municipal, opta por las legislaciones y reglamentos que no afecte a los más pequeños; en la iglesia, desea la participación de todo el mundo sin excepción, sin perjuicio de las condiciones de cada persona.

Fe, oración y apertura; antes de hablar al mundo, el profeta deja a Dios hablarle de su trabajo divino por el mundo y él habla a Dios de los humanos y de sus necesidades. El profeta se basa en su fe en Dios para una apertura al mundo.



Aproximación psicológica y política al texto del evangelio:

El amor es para todo el mundo:

Los 5 versículos que preceden, nos enseñan que Jesús regresa a su pueblo y como es su costumbre, asiste a la sinagoga parroquial, donde hace la lectura del profeta Isaías 61, 1-2. Después pronuncia la homilía.

Si se siguen las traducciones corrientes, es difícil comprender lo que pasó entre Jesús y sus parroquianos; ellos muestran admiración por Jesús, pero Él les provoca con agresividad, sin motivo aparente, lo que desencadena una reacción violenta de su parte.
Hay un exegeta que revela un detalle importante en la escena, que pasa desapercibido pero que sería la clave del enigma:
17.y le pasaron el libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito:
(18.El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos
19.y proclamar el año de gracia del Señor.
20.Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él).

Y esto lo que le echa gasolina al fuego. Se trata de estas palabras: ( 1.¡El Espíritu del Señor Yavé está sobre mí! sepan que Yavé me ha ungido. Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes, para sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz.
2.Para publicar un año feliz lleno de los favores de Yavé,( y el día del desquite (venganza, revancha de nuestro Dios.)  (Isaías 61,2).

Censurar la Biblia cuando habla de punición de los malvados, es borrar la frontera clara entre los buenos y los malos, y nadie, ni el mismo Jesús,  tenía derecho de hacer algo parecido.

En el Nuevo Testamento, los verbos “dar testimonio” y “sorprenderse” son empleados a veces de manera positiva, a veces de manera negativa, y será legitimo traducir aquí, cerca al contexto: “Todos daban testimonio contra Jesús” (es decir, nadie toleraba, se tragaba lo que Jesús acababa de hacer) , y ellos se admiraban de lo que acababa de decir respecto a la gracia” (es decir, ellos estaban escandalizados de que anunciara la gracia para todos, sin hablar de la condenación de los malos).

Si se hace abstracción del versículo 23 («Seguramente ustedes me van a recordar el dicho: Médico, cúrate a ti mismo. Realiza también aquí, en tu patria, lo que nos cuentan que hiciste en Cafarnaúm.») que podría tener referencia con lo que sigue a este episodio (4,31-41), todo llega a aclararse:  Jesús siente fuertemente la hostilidad de sus auditores, pero sin responder a la provocación, Él les recuerda dos hechos bíblicos demostrando que no solamente los “malvados” (es decir, los no judíos) no son castigados, pero que efectivamente, en el sentido del texto que acaba de leer, ellos tienen parte en la misericordia de Dios. Situados ante tales evidencias, los auditores se enfurecen, y antes que cambiar de idea, deciden hacer desaparecer aquel que les incomoda y perturba.

Esta “censura” de la Biblia hecha por Jesús se encuentra en otra parte del evangelio. En Mateo 11,2-6, respondiendo a los enviados de Juan, Jesús cita 3 pasajes de Isaías donde cada vez se trata de un asunto de venganza o de condenación, y en cada uno de esos 3 pasajes Jesús ignora sistemáticamente estas palabras de venganza o de condenación para retener solamente las palabras de misericordia y de liberación. Más, aun, Jesús, al hacer esto, es consciente del reajuste que obliga hacer a sus interlocutores y se empeña en agregar: “Feliz, bienaventurado aquel que no caerá por mi causa”, que podría traducirse así:  “Yo espero que no se bloqueen por esto, que ustedes serán capaces de reajustarse a partir de la iluminación nueva que yo propongo…”

No porque Dios ame a otros, ustedes deben sentirse menos amados. El amor de Dios es para todo el mundo. Y si ustedes no tuvieran siempre necesidad de sentirse buenos ustedes no tendrían más necesidad de encontrar siempre “malvados” alrededor de ustedes.




Reflexión Central:

No empujar o arrojar Dios fuera…

Al leer el texto de hoy, nos sentimos tentados a condenar la gente de Nazaret y la clase política y religiosa de Jerusalén, a la vez que nos felicitamos, nosotros los cristianos, por aceptar a Dios con los brazos abiertos, de estar del buen lado!

Dejemos que la Palabra de Dios penetre hasta el fondo de nuestro corazón y permitámosle al Señor acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida. No lo empujemos “fuera del pueblo!”

Sin embargo, si somos sinceros, debemos admitir que muy a menudo rechazamos a Dios «lo empujamos fuera » de nuestras familias, de nuestras casas, de nuestras empresas, de nuestras decisiones importantes. Vamos a visitarlo durante una horita el domingo y enseguida lo dejamos en el tabernáculo, impidiéndole el acceso a nuestra vida de todos los días. Separación de la Iglesia y del Estado obliga! Pero Cristo nos pide ser cristianos 24 horas sobre 24 horas y 7 sobre 7 días.

La casa familiar debe ser para nosotros una “iglesia domestica”, un lugar, donde la fe y los valores cristianos se transmiten de generación en generación.

Un buen número de jóvenes y niños no frecuentan más las celebraciones dominicales y las otras actividades de la comunidad cristiana. Sin embargo por nuestra manera de actuar, de vivir y de hablar, por las oraciones que elevemos en familia, por los cuadros decorativos y los objetos que embellecen nuestra casa, los niños deben darse cuenta que nosotros somos cristianos (católicos). Ellos deben encontrar en su casa un ambiente de fe, de esperanza y de caridad.

El mundo de hoy, con seguridad, no es más el universo cristiano que conocieron nuestros padres y abuelos y nosotros debemos vivir en la sociedad pluralista actual. Religiones diversas han hecho su aparición a través la inmigración y las nuevas ideologías se encuentran sobre la plaza pública.

En este mundo pluridimensional, debemos permitir a aquellos que piensan diferentemente de nosotros, vivir en paz y actuar según sus convicciones. Pero esto no quiere decir que debamos abandonar nuestras propias creencias, convicciones y tradiciones religiosas.

Si por ejemplo, un no-cristiano no desea utilizar la palabra “navidad” en sus cartas de fiesta o de deseos, es su derecho, ya que la fiesta del nacimiento de Jesús no tiene resonancia para él. Pero esto no nos obliga hacer desaparecer todo lo que tiene referencia a nuestra fiesta cristiana, a vaciarla de su contenido religioso.

Ciertos grupos (sobre todo en Europa, Canadá y los llamados estados laicos) creen que la religión no tiene su plaza o lugar en el dominio público. Ellos quisieran que nosotros los cristianos profesáramos una “fe de sacristía”.

Cristo nos recuerda constantemente que nuestros valores deben influir en todo lo que nosotros somos y en todo lo que hacemos. Hemos de evitar “arrojar” a Dios fuera “de nuestros pueblos (ciudades)”, de nuestras actividades, de nuestras empresas. Es justamente en el pueblo (“en la ciudad”) que debemos vivir los valores de paz, de fraternidad, de perdón, de apertura a los demás, de compartir, etc. Cuántos bautizados, por su silencio y su indiferencia, empujan a Jesús “fuera de la ciudad” con el fin de acomodarse a la moda y modos de la época?

El Evangelio de hoy nos provoca y quiere hacernos salir de la torpeza y de la indiferencia. Bautizados desde hace tiempo, nosotros estamos acostumbrados a vivir una fe tranquila y poco comprometida. Con la gente de Nazaret, Cristo nos congrega, nos reúna hoy en el centro mismo de nuestra existencia, y Él nos invita a dejarlo actuar en nuestra cotidianidad “para que tengamos la vida en abundancia” (Juan 10,10).

Dejemos la Palabra de Dios penetrar hasta el fondo de nuestro corazón y permitámosle al Señor acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida. No lo empujemos “fuera de nuestra ciudad”.




ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor,
no se puede verdaderamente decir
que tu misión en Nazaret fue un suceso.
Tú has incomodado, sacudido los tuyos
proclamando la salvación para todos.
Y ellos no han visto en Ti más que un profeta perturbador.
Tan perturbador que ellos han sido incapaces
De acoger la novedad de tu Palabra
Y todo lo bello y bueno que tu venias a anunciarles.

Dos mil años mas tarde, nada ha cambiado.
Todavía hay gente que te acoge, cierto,
Pero hay otros que te rechazan.
Tu discurso incomoda y sacude siempre.
Él incomoda tanto que nosotros mismos,
Que nos decimos creyentes, estamos a veces tentados
hacernos los de la oreja sorda…
para no escuchar lo que nos forzaría a cambiar.

Señor enséñanos a acogerte mejor,
Mismo cuando tú nos obligas a cuestionarnos.
Líbranos de creernos mejor que los otros
Y  de excluir aquellos que no piensan como nosotros.
Posibilítanos siempre creer en tu Buena Noticia
Y nunca jamás perder de vista sobre todo
Que ella se realiza, se cumple todavía hoy para nosotros .



REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS


Biblia latinoamericana online


HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus



Pequeño misal « Prions en Eglise », edición quebequense, Novalis, 2013

jueves, 14 de enero de 2016

17 de Enero del 2016 : 2o Domingo del Tiempo Ordinario


 El buen vino no va a faltar:

Con motivo de las bodas de Cana, en Galilea, Jesús comienza su ministerio cambiando una gran cantidad de agua en vino. Él revela así la generosidad inaudita de Dios que inaugura la Nueva Alianza con todos los humanos.

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Jesús se hace cercano a nosotros; Él participa en nuestras alegrías como en nuestros sufrimientos. En la Eucaristía, Él se hace presente hoy y nos invita a su comida. Con alegría, tomemos asiento en su mesa.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
-- No les queda vino.
Jesús le contentó:
-- Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
-- Haced lo que él os diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
-- Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
El mayordomo probó el agua convertido en vino sin saber de donde venía (los sirvientes si lo sabían, pues habían sacado el agua, y entonces llamó al novio y le dijo:
-- Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.



Palabra del Señor



A guisa de introducción :

La fe como el mejor vino...


Como hombres y mujeres cristianos-católicos, en ocasiones nos sorprendemos por la simplicidad y desparpajo en las opiniones y comentarios sobre la fe que emiten rápidamente familiares, amigos y conocidos. Nos encontramos con que ellos rechazan toda conversación sobre el sujeto o dimensión religiosa. Hay personas sobre todo entre las generaciones jóvenes que se toman muy a la ligera la religión, los mandamientos y que por ignorancia y desinterés intelectual finalmente concluyen diciendo : yo soy ateo.

Ante esta glorificación del vacío, uno evita hacer comparaciones con que lo que pasaba en otros tiempos (pues como decimos, toda comparación es odiosa). Sin lugar a dudas, en otros tiempos había más disponibilidad, tiempo y actitud propicios para discutir, para conversar, fuera en un aula de clase, en la iglesia, o alrededor de una vela, un fuego improvisado en descampado o al ritmo de un juego de mesa.

Por lo tanto tales ocasiones de reflexionar juntos, le ha permitido a nuestra generación de mantener fija la mirada sobre lo esencial, sobre aquello que es verdaderamente importante y cuestionar los eventos y cosas que vienen sucediendo en las últimas décadas.

Como un vino que se añeja, nuestra fe ha crecido y nos ha iluminado mientras seguimos el hilo conductor de las preguntas incorrectas  y las respuestas incompletas…Nuestra fe responde de acuerdo a signo de los tiempos.

Nuestra apertura de espíritu se ha vuelto muy útil para seguir el ritmo de la historia y de los eventos.

En las bodas de Cana, Jesús se aprovecha de una organización deficiente de la fiesta para crear la sobreabundancia de un muy buen vino. Los discípulos rápidamente hacen el vínculo con las profecías optimistas que evocaban la presencia de Dios entre los suyos.  Jesús entonces se les aparecía como alguien destinado a cumplir un papel protagónico, de primer plano.  La sucesión y posteridad de los hechos les llevaría a madurar y aumentar su fe incipiente, naciente, hasta el punto que hoy, veinte siglos más tarde, nosotros podemos también seguir el relato y asegurar el relevo.

Celebremos nuestra fe en Jesús. Como un vino de gran factura, añejo, maduro. La fe le da calor y color a nuestra existencia enriquecida de la presencia divina.





Aproximación psicológica al texto del Evangelio:


Para que eso continúe!


La reacción de María en la fiesta, se parece exactamente a la reacción de Pedro en el momento de la Transfiguración: “Qué bien se siente estar acá; prolonguemos el momento un poco más”.

Uno tiende a ver en María  a una gran dama retirada, que mira las cosas desde lejos. Sería su preocupación por la etiqueta, lo que la habría llevado a intervenir ante Jesús: que falte el vino, eso no puede pasar y mucho menos en un matrimonio de gente bien.

Si María se da cuenta de que no hay más vino, esto quiere decir  que ella hace parte de la fiesta. Si ella hubiera estado aislada, retirada en un rincón, tejiendo y esperando que aquella finalizara, ella no se habría cerciorado de la escasez de la festiva bebida. Pero he aquí, que ella percibe la falta de vino y ella comprende que esto significa el final de la fiesta…y a ella le gustaría que la fiesta continuara …

Esta interpretación es absolutamente fantasiosa y de ningún modo basada en la exégesis o interpretación del texto, pero al menos nos alerta sobre la imagen que usualmente nos hacemos de la Madre de Jesús. María: una gran dama que  se desliza sobre la parte superior de los eventos y de la vida, o un ser de carne que como Jesús, vive en su cuerpo y en su sensibilidad todas sus experiencias humanas?

Si nos atenemos al texto, uno puede decir que, como Juan Bautista, María abre el camino a Jesús, que ella es misionera a su manera. Se es misionero, en efecto, cuando a partir de eventos concretos se manifiesta la confianza que uno tiene en Jesucristo. “Todo lo que yo puedo decirles, es que yo creo en Él, y que si ustedes son dóciles y obedientes ante Él, ustedes conocerán desbloqueos sorprendentes en su existencia”.

Lo que desconcierta un poco, es que al principio, Jesús no se siente implicado o comprometido: yo no tengo por qué intervenir en todo esto, no este el tipo de cosas en que yo debo implicarme …Uno no sabe qué es lo que lleva a Jesús a cambiar de opinión, pero una cosa es cierta, la intervención de María es determinante para este propósito. Es ella quien pone a Jesús de cara a la situación, dejándole que sea Él quien decida.   

Y Jesús decide intervenir. Él opta contra el aislamiento y toma partido por la fiesta. Él opta contra las grandes causas y toma partido por el mundo ordinario. Pero aún de modo más profundo, Él interviene cuando la fiesta parece terminar, cuando el matrimonio arriesga  hacerse corto, cuando los cónyuges no tienen suficientes reservas para ir más lejos. Él interviene para relanzar la aventura, para darle una segunda oportunidad o un segundo respiro a esta fiesta, a estas bodas.

Tal es quizás, el sentido del suceso de Cana, que llega a feliz término gracias a la presencia e intervención de María.




Reflexión Central:

El tiempo de las bodas



La historia es tan conocida que hace parte de nuestra colección de relatos sabidos de la Biblia. Fue en Canà de Galilea, en el matrimonio de una pareja joven. El evangelio no nos habla sino de un matrimonio y no dice nada sobre los esposos mismos ni sobre su familia. Pero era en Galilea, en un pequeño pueblo, cerca de Cafarnaúm, donde parece que Jesús residió un tiempo, en los comienzos de su vida pública. Jesús había sido invitado con su madre María y sus discípulos.

En la época de Jesús, las bodas duraban 7 días. Eran demasiado largas, diríamos hoy.  Y se nos parecerían mejor a esas ferias y fiestas de nuestras ciudades que duran 5 días, hasta una semana.

Hemos de recordar que en Palestina, en tiempos de Jesús, la vida era extremadamente difícil. La gente trabajaba mucho y vivían pobremente dentro de una inseguridad, a causa de las múltiples enfermedades mal tratadas o diagnosticadas por una medicina embrionaria, rústica; había mucha falta de higiene, la gente vivía la amenaza constante de la hambruna y de las guerras.

Dentro de este tipo de sociedad, las fiestas son pocas o escasas. Pero las que se celebran son espectaculares y duran largo tiempo.

Hoy en día, en nuestro contexto, tenemos tantas fiestas y para todos los pretextos que nuestras fiestas terminan por ser breves y sin demasiada pompa o explosión.

Entre los pueblos pobres, es lo contrario. En una sola fiesta se puede invertir, gastar, lo equivalente o igual a  lo que se puede gastar en el resto del año.

Para la gente de los pueblos pobres, una fiesta de verdad, debe rayar en la extravagancia, la abundancia excesiva y la libre locura. Es necesario un exceso.

Es por eso que el matrimonio es celebrado con tanta fastuosidad, ya que el matrimonio dice algo único a propósito de la vida. Es el vínculo social de dos familias y la promesa de una supervivencia,  gracias al nacimiento de los hijos.

Es a la vez la aventura del amor, del sexo y de la generación. El matrimonio antiguo es un gesto esencialmente social, un convenio entre familias y clanes por la paz, la prosperidad y el avenir. Es verdad, el matrimonio comienza ligado con el sexo y el amor, puesto que desde siempre los seres humanos se juntan.

Dentro de la naturaleza se conoce la inmensa pulsión que representa el instinto de reproducción. Entre los humanos, esta pulsión es a la vez deseo y comunión, sexo y amor. Pero el matrimonio que funda y simboliza el amor, que lo institucionaliza de alguna manera, desborda, supera constantemente a la pareja que se casa en provecho de una comunidad más amplia.

Es por otro lado, de acuerdo a mi opinión, la pérdida de esta pertenencia más amplia a la sociedad lo que hace que la supervivencia de las parejas sea tan frágil en nuestros días.  Abandonados, dejados a ellos mismos, a su suerte, el hombre y la mujer terminan por separarse, por dejarse.

Pero volvamos a las bodas de Caná. Es una boda como las otras. Pero en determinado momento, falta el vino…Todos sabemos lo desagradable o incomodo que es constatar que en una fiesta o banquete (sea de bautismo, primera comunión o bautismo) la comida se acabe rápido sin satisfacer a todos los invitados. Es una catástrofe. En toda fiesta es mejor tener para que sobre y no que falte. Ahora, en Cana, ha faltado el vino. Al escuchar esto, nos imaginamos la incomodidad de todo el mundo, de aquellos que reciben o acogen, puesto que parecen pringaos, y ellos sienten vergüenza de sí mismos, sobre todo si son pobres. Los pobres siempre quieren recibir o acoger suntuosamente, de manera abundante para disimular su pobreza. Y también está la incomodidad de los invitados, frustrados y con cólera por una parte y por otro avergonzados de pedir más.

En el relato de Juan, es la madre de Jesús quien dice a su hijo: “No tienen vino”.  Por qué es María, la que hace esta observación? Por qué no mejor un discípulo o cualquier otro invitado? El texto no nos lo dice. Y por qué decirle eso a Jesús?  Por qué es terrible que falte el vino? Yo he visto fiestas en las que a veces  se esconde el licor por un tiempo y al mismo tiempo se regulariza o hace el servicio más lento. Cuando las personas han bebido demasiado, la agresividad en ocasiones, aparece y hay algunos que quieren “arreglar cuentas”. Entonces las cosas se retardan. En el relato de Juan, no se encuentra ninguna inquietud moralizante de este tipo.  Sin embargo, Jesús en un principio no parece muy preocupado por lo que sucede, por el hecho de faltar el vino. La respuesta que da a su madre es lacónica : « Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora » (otras traducciones dicen :  « Mujer, y eso que tiene que ver conmigo », « no me incumbe », « déjeme, qué quiere que haga… », “déjeme sano », como dicen ciertos jóvenes). Uno tiene la sensación de que a Jesús no le gusta para nada que su madre le diga lo que debe hacer. Él es lo bastante maduro, ya mayor, para decidir por sí mismo. Su hora no ha llegado aún. Y su hora tiene significado, no por su madre sino por su Padre, es decir por Dios.

Y por lo tanto Jesús pone manos a la obra. Hace llenar las tinajas de agua y hace traer el agua cambiada en vino al mayordomo. No era solamente vino, sino buen vino, y todavía más el mejor vino.

Según San Juan, este gesto de Jesús fue el comienzo de sus signos para dar gloria a Dios… », Su primer milagro dirán otros. Dar a servir 600 litros de vino de buena calidad, no es cualquier cosa tan simple.

Cuando escuchamos este relato, nosotros sabemos bien que no es el vino lo importante. Aquel o aquella que se ciña o apegue al vino, le de importancia solo al vino abundante y milagroso, se equivoca. Cuando Jesús multiplique los panes, la multitud querrá seguirlo, y Jesús les reprochará que le busquen solo para llenar sus vientres. Caná no es un encuentro de borrachos o de ebrios, de amantes del vino. El signo o milagro realizado por Jesús visiona otra cosa. André Beauchamp, sacerdote y biblista canadiense nos sugiere 3 significaciones que aquí les comparto:

Ante todo el vino de Cana es el vino de bodas. En la tradición del Antiguo Testamento, la simbología del matrimonio y de las bodas es de una gran importancia. La relación del hombre y de la mujer es una relación complaciente, de placer, pero difícil, y el matrimonio simboliza para ellos la realización o cumplimiento del amor, de alguna manera su salvación. Nosotros pensamos que el matrimonio mata el amor, ya que tenemos del amor una representación sensual y sentimental, a la vez superficial y erotizada.

Para los judíos, el matrimonio es la condición para que sobreviva el amor y que éste venza sobre lo que es efímero o caduco (o que no dura). Al mismo tiempo que el matrimonio inspira a la sociedad, a la unión del hombre y de la mujer, simboliza también la unión de Dios y de su pueblo.

Los profetas han insistido mucho en esta idea, diciendo que las relaciones entre Dios y el pueblo de Israel no son meramente relaciones contractuales, sino que hay el amor en Dios y hay amor entre Dios y nosotros.

El profeta Isaías dice en alguna parte de su libro estas palabras simbólicas de tipo erótico:

Como un joven se casa con una muchacha virgen, así el que te reconstruyó se casará contigo, y como el esposo goza con su esposa, así harás las delicias de tu Dios.
 (Isaias 62,5)

Ahora la venida de Jesús, su llegada, significa que el tiempo de las bodas ha llegado. Jesús es el esposo. Es decir, gracias a Él, la  relación del pueblo elegido con Dios llegara a su perfección. La alianza anunciada por los profetas se realiza ahora. Esta es la razón por la cual el agua es cambiada en vino. La presencia de Dios se hace más densa, se concretiza. El tiempo ha llegado, y en Jesús la humanidad llegará a una intimidad insuperable y grande con el Señor. Es el tiempo de los desposorios. Por otra parte, en varias parábolas, Jesús hace alusiones sobre Él mismo como el esposo. Es cierto,  esta alianza no podrá concretizarse o consumarse que a través de la muerte y la resurrección (y es por ello que Jesús dice a su madre que su hora todavía no ha llegado), pero, desde el primer signo en Caná, nosotros comprendemos que el tiempo de los desposorios ha llegado. La gran abundancia del vino expresa la amplitud y grandeza de esta fiesta y del tiempo de la alegría y de la felicidad. Más tarde vendrá el tiempo del ayuno y de la ausencia, pero el primer signo o milagro de Cana, anticipa la edad del Espíritu y de la presencia definitiva de Dios entre su pueblo.

La segunda realidad que abarca el milagro de Cana es de orden eucarístico. Cada domingo, nosotros ofrecemos el pan y el vino llamados a convertirse, respectivamente, en el cuerpo y la sangre del Señor. El pan y el vino, todos dos están revestidos de una gran riqueza simbólica. Es suficiente con ir a los supermercados o centros de abarrote para ver la inmensa variedad de pan que se nos ofrece, de todas las formas y texturas. Lo mismo ocurre con el vino. El vino simboliza la vida feliz, contenta y generosa, la abundancia, la alegría. Pero el vino es también peligroso; éste puede emborrachar, puede hacer perder la razón. Y quien come mucho pan es simplemente gordo y pesado. Quien bebe mucho puede llegar a ser desagradable e inhumano.

Es por eso que en muchas sociedades se desconfía del alcohol y del vino. El Islam prohíbe beber vino y alcohol. En la práctica, esta prohibición es más o menos respetada por los fieles, y muchas personas encuentran acomodamientos o disculpas, para beber un poco. Por hay algo extremamente audaz por parte de Jesús, al hacer del vino un símbolo de la generosidad de Dios. El vino nuevo rompe o hace estallar los viejos odres. El vino nuevo evoca el banquete mesiánico, y Jesús se atreverá a decir que el vino simboliza su propia vida, su propia sangre : « Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida » (Juan 6,55).

No es entonces sorprendente que el primer signo de Jesús anuncie de algún modo su última cena y el memorial que Él nos ha dejado. El vino de Caná es ya el vino de la Eucaristía.

Finalmente la tercera realidad que evoca el signo o milagro de Caná es el matrimonio mismo. Nosotros estamos en una época donde la gente ya no quiere casarse, por diversas razones. Ellos no quieren comprometerse por siempre (por todos los días de la vida), puesto que tienen temor de ellos mismos. Ellos no perciben la dimensión social del amor y consideran los ritos sociales y culturales del matrimonio como una intrusión o intromisión de la sociedad en su vida privada. Y luego, el contexto actual tiende a la confusión de sexos, a la abolición de la distinción entre los hombres y las mujeres y a la libre circulación de los  hombres y las mujeres. Todo el placer está en la conquista y la novedad, mientras que la duración y la estabilidad son despreciadas. Tranquilamente, el matrimonio se desintegra y la sociedad se disloca…

El encuentro amoroso del hombre y de la mujer, su vida común y el engendro y la educación de los hijos constituye por sí mismo realidades extraordinariamente ricas de la experiencia humana. No es acaso esto la plenitud, la realización, la felicidad? Saber que alguien nos ama, nos espera, cuenta con nosotros, y el sentimiento complementario del poder brinda apoyo en el otro. Amar y ser amado de manera estable e incondicional. Y de un hombre y una mujer ver surgir un hijo que fundamentará la esperanza.

Para muchos protestantes, el matrimonio no es un sacramento. Pero dentro de la larga tradición cristiana, entre los católicos, como entre los ortodoxos, el matrimonio cristiano es un sacramento.

La unión libre y amorosa del hombre y de la mujer, de la mujer y del hombre dice algo de la alianza de Dios con su pueblo. Hay en el amor humano una dimensión divina, infinita. Hay en el amor de Dios por nosotros una dimensión histórica y carnal. El amor humano puede apoyarse  en el amor de Dios para trascender sus crisis y sus tensiones. El encuentra allí una fuente y un modelo que le permiten realizarse en plenitud. El amor humano se diviniza sin negarse, permaneciendo un amor carnal, erótico, concreto. El agua se cambia en vino.

Es por ello que hay una tradición que ve en el milagro de Caná una alusión al matrimonio, al sacramento del matrimonio, allí donde el amor humano actualiza y simboliza el amor de Dios. Actualmente, nosotros apenas sabemos hablar del matrimonio, puesto que nosotros somos demasiado inquietos o pesimistas, sobre la crisis del matrimonio. No es una razón para olvidar la riqueza del simbolismo conyugal evocado por Jesús.

Que el vino de Caná renueve las parejas en su amor y cambie en un vino generoso y divino el agua a veces clara, a veces turbia, de su amor.



ORACIÓN CONTEMPLACIÓN:

Bendito seas Señor, por el don del vino.
Porque el vino alegra el corazón y anuncia la felicidad.
En la asfixia de los días y las dificultades,
en medio de las crisis y necesidades,
el vino es libertad y generosidad,
el vino es Gracia y agilidad.
Bendito seas por el vino de Caná,
el vino de las bodas y la fiesta,
presente el momento de la fiesta,
presente en el momento de la alegría.
Bendito seas por la gran abundancia de Caná.
Porque ante la vergüenza o pena del vino que faltaba,
ha sucedido la generosidad del mejor vino.
Que llegue para nosotros el tiempo de las bodas,
Las bodas de la alianza divina.
Porque Jesús es el esposo y es el tiempo de los desposorios.
Que nuestra tierra acoja al Señor que viene.
Que viene el tiempo de la Gracia
Y que se sirva el vino que nos embriaga de tu VIDA.
Amen.




Referencias bibliográficas :

Pequeño Misal “Prions en Église”. Edición quebequense, 2010.

HÉTU, Jean Luc. Les Options de Jésus.

BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année C. Novalis, 2007



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