martes, 29 de noviembre de 2022

30 de noviembre del 2022: Fiesta de San Andrés, Apóstol

Testigo de la fe:

San Andrés, Apóstol

 

 Como su hermano Simón-Pedro, Andrés era pescador en el lago de Galilea.

Discípulo de Juan el Bautista, fue sin duda el primero de los Apóstoles en encontrarse con Jesús, el día después del bautismo de este último por Juan.

Y fue él quien llevó a Pedro a Jesús.

Según la tradición, evangelizó a los escitas, nómadas de Asia Menor, y fue crucificado en Patras, Grecia.

Es el patrón de la Iglesia de Constantinopla.

 

(Romanos 10, 9-18) Los otros tienen necesidad de nosotros para creer.  Por lo tanto, como San Andrés, todos estamos llamados, a difundir la Buena Noticia de la vida en Cristo Resucitado.


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/.
 A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor

 

 


San Andrés: Inspiración para vivir el adviento


Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

 

Mateo 4: 18-20

 

 

Qué fiesta tan maravillosa celebramos hoy, cuando apenas estamos comenzando nuestra temporada de Adviento. 

 

Hoy honramos a San Andrés Apóstol, quien nos da un ejemplo perfecto de cómo comenzar nuestra celebración de Adviento.

 

Este pasaje anterior nos revela mucho para reflexionar. 

 

Andrés, junto con su hermano Pedro, era pescador. Ambos pescadores estaban trabajando duro cuando, de repente, este extraño, Jesús, pasó junto a ellos y los llamó. Inmediatamente dejaron su medio de vida y siguieron a Jesús.

 

No te pierdas lo que pasó aquí. Específicamente, sucedieron dos cosas: 1) Jesús pasó junto a estos dos pescadores y dijo: «Venid y seguidme”

2) En respuesta, estos dos hombres inmediatamente "dejaron sus redes y lo siguieron".

 

Esta historia de la llamada o vocación de San Andrés es muy apropiada para el comienzo del Adviento, porque el Adviento debe ser un momento en el que escuchamos a Jesús llamarnos de nuevo. 

 

Debe ser un nuevo comienzo y una nueva conversión para nosotros. Al comenzar el Adviento, debemos escuchar a Jesús llamándonos: "¡Venid y seguidme”!  Deberíamos escucharle invitarnos, valga la redundancia, con una invitación a entregarnos completamente a Su plan y propósito divinos. Escúchalo a él. ¿Lo escuchas llamar?

 

Nuestra respuesta, al comienzo del Adviento, debe ser la misma que la de San Andrés. Debemos, sin dudarlo, dejar todo para seguirlo. 

 

¿Qué significa eso exactamente? Significa que debemos dejar ir todo lo que nos impide responder a Cristo. Significa que debemos estar listos y dispuestos a hacer todo lo que Jesús nos pida. Y debemos estar listos para hacerlo en el momento en que Él lo pida.

 

Reflexiona hoy sobre el hecho de que el Adviento es un momento para comenzar de nuevo. 

Es el momento de dejarse llamar por Cristo. Escúchalo llamándote y respóndele con todo tu corazón.  

 

 

Señor, te amo sobre todas las cosas. Ayúdame a escuchar Tu voz suave pero firme llamándome a seguirte. Dame el valor que necesito para responder a Tu amable invitación con total abandono. Que este Adviento sea un tiempo de nuevos comienzos y una determinación más profunda de seguirte. Jesús, en Ti confío.

 

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San Andrés Apóstol

Siglo I


santo patrón de Escocia, Grecia, pescadores, marineros y solteronas

 

Un pescador de gran corazón se convierte en un atrevido apóstol del Señor

 


Andrés era un pescador de Betsaida, en el norte de Israel. Vivía a orillas del Mar de Galilea, que en realidad es un lago, donde ocurrieron muchos de los milagros de Jesús. 

Jesús eligió principalmente a pescadores y pequeños agricultores para que fueran sus discípulos, tal vez porque en estas profesiones un hombre puede planificar, sudar y calcular, y, aun así, al final, fracasar. 

El éxito no se aprecia a menos que el fracaso sea una opción. 

Los agricultores y pescadores deben depender de la providencia de Dios para tener éxito. Ninguna cantidad de preparación puede hacer que las nubes se abran y las lluvias caigan, y ninguna cantidad de planificación cuidadosa hará que las redes se llenen de peces.

Los agricultores y pescadores son trabajadores, cuidadosos, reflexivos y, sin embargo, totalmente dependientes del clima y otros factores fuera de su control. Deben trabajar, orar y confiar en Dios en igual medida. En otras palabras, deben tener la disciplina de la fe.

Andrés fue primero discípulo de Juan el Bautista. 

Andrés estaba al lado de Juan cuando pasó un hombre a quien Juan había bautizado recientemente. “Mira, aquí está el Cordero de Dios”, exclamó Juan ( Jn 1,36 ). 

Andrés tenía curiosidad y, junto con algunos de los otros discípulos de Juan, siguió al hombre misterioso. 

Al día siguiente, Andrés le dijo muy admirado a su hermano Simón: "Hemos encontrado al Mesías"Jn 1:41) y lo llevó a Jesús, quien renombró a Simón como Pedro.

 A partir de ese momento, Andrés se convirtió en uno de los apóstoles más confiables de Jesús, un líder entre los Doce cuyo nombre se repite una y otra vez en los Evangelios.

Hay varias tradiciones sobre dónde evangelizó Andrés después de la Ascensión del Señor, y la mayoría se centró en Grecia, Turquía y el norte del Mar Negro. 

No hay hechos seguros sobre su forma de muerte, aunque varios apócrifos afirman que fue atado a una cruz en forma de X y luego predicó desde ese alto púlpito durante días hasta que murió.

San Andrés se sentó a la mesa de la Última Cena, sintió el aliento caliente del Espíritu Santo en sus mejillas en Pentecostés, vio el cuerpo radiante del Señor resucitado con sus propios ojos y soportó dificultades físicas mientras llevaba una nueva religión a antiguas tierras. 

Podemos suponer que él, como muchos de los apóstoles, estaba contento con su estilo de vida antes de encontrarse con el Señor. 

Pescar en las tranquilas aguas de un lago, compartir las comidas diarias con su familia amplia o extendida, charlar por las tardes con viejos amigos ante una fogata. 

Los Apóstoles no abandonaron sus vidas para seguir a Jesús porque sus vidas fueran miserables. Era cuestión de más. De más significado.  De más verdad. Más satisfacción. Más desafío. Una vida más atrevida. No hay nada de malo en una buena vida, pero hay algo mejor en una gran vida.

Los Apóstoles eran en su mayoría hombres sencillos, inteligentes y trabajadores cuyas características sobresalientes eran el coraje y la audacia. 

Muchas personas que podrían haber seguido al Señor no lo hicieron. El joven rico, recordemos, se fue triste porque tenía muchas posesiones. Quizás lo más grande que tuvo ese joven fue su juventud. 

Andrés, Pedro, Juan, Simón y todos los demás también eran jóvenes. Sin embargo, no se fueron tristes. Se quedaron, lo siguieron, fueron desafiados, retados, y estaban contentos. 

Andrés renunció a su padre, a su barca, sus redes y todo lo conocido y cómodo. Cambió lo que era bueno por lo mejor. Y por esa generosidad y atrevimiento lo recordamos hoy, tantos siglos después. Pertenecía a esa generación de pioneros que sembraron las semillas cuyas cosechas han cosechado y disfrutado los cristianos de hoy.

 

San Andrés, te pedimos tu intercesión como Apóstol en el cielo para que todos los cristianos sean más generosos en responder a la invitación del Señor a seguirlo. Anímanos a compartir la fe con nuestras familias, como lo hiciste con tu hermano Simón Pedro, y a ser francos en nuestras creencias.

 Amén!

lunes, 28 de noviembre de 2022

29 de noviembre del 2022: martes de la primera semana de Adviento

 

(Lc 10, 21-24) Dios adopta un modo de hablar accesible al mayor número: el lenguaje del amor. Pero, para tener acceso a él, todavía tenemos que aceptar ser como los más humildes y los más pequeños a quienes el Reino de los Cielos pertenece, ante todo.

 


 

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):

AQUEL día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.
El niño de pecho retozará junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé
será elevada como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 71,1-2.7-8.12-13.17

R/. Que en sus días florezca la justicia
y la paz abunde eternamente.

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

V/. En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

V/. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

V/. Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

EN aquella hora Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».


Palabra del Señor

 

 

Los ojos de la fe

 

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».


Lucas 10:23–24

 

¿Qué vieron los discípulos que hizo que sus ojos fueran “bendecidos”? Claramente, fueron bendecidos al ver a nuestro Señor. 

Jesús era Aquel prometido por los profetas y reyes de la antigüedad, y ahora estaba allí, en carne y hueso, presente para que los discípulos lo vieran. Aunque no tenemos el privilegio de “ver” a nuestro Señor de la misma manera que lo hicieron los discípulos hace unos 2000 años, tenemos el privilegio de verlo de innumerables otras maneras en nuestra vida diaria, si tan solo tenemos “ojos que ven”. y oídos para oír.

Desde el tiempo de la aparición de Jesús en la Tierra, en la carne, mucho ha cambiado. Los Apóstoles finalmente fueron llenos del Espíritu Santo y enviados en una misión para cambiar el mundo. Se estableció la Iglesia, se instituyeron los Sacramentos, se ejerció la autoridad docente de Cristo, e innumerables santos han dado testimonio de la Verdad con sus vidas. Los últimos 2000 años han sido años en los que Cristo se manifestó continuamente al mundo de innumerables maneras.

Hoy, Cristo sigue presente y sigue estando ante nosotros. Si tenemos los ojos y los oídos de la fe, no lo extrañaremos día tras día. Veremos y comprenderemos las innumerables formas en que Él nos habla, nos conduce y nos guía hoy. El primer paso hacia este don de la vista y el oído es su deseo. ¿Deseas la Verdad? ¿Deseas ver a Cristo? ¿O estás satisfecho con las muchas confusiones de la vida que buscan distraerte de lo que es más real y transformador?

Reflexiona, hoy, sobre tu deseo. Los profetas y reyes de la antigüedad “deseaban” ver al Mesías. Tenemos el privilegio de tenerlo vivo en nuestra presencia hoy, hablándonos y llamándonos continuamente. Fomenta dentro de ti un deseo por nuestro Señor. Permite que se convierta en una llama ardiente que anhela consumir todo lo que es verdadero y todo lo que es bueno. Desea a Dios. Desea Su Verdad. Desea Su mano guía en tu vida y permite que te bendiga más allá de lo que puedas imaginar.

 

Mi divino Señor, sé que hoy estás vivo, hablándome, llamándome y revelándome Tu gloriosa presencia. Ayúdame a desearte y, dentro de ese deseo, volverme a Ti con todo mi corazón. Te amo, mi Señor. Ayúdame a amarte más. Jesús, en Ti confío.

domingo, 27 de noviembre de 2022

28 de noviembre del 2022: lunes de la primera semana de Adviento

 

(Mateo 8, 5-11) El Señor es capaz de dejarse sorprender y alegrarse en nuestra fe. Como él, voy al encuentro de los demás, sin expectativas ni prejuicios, ¡porque nunca se sabe quién puede inspirarte con su fe!



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (2,1-5):

VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.


Palabra de Dios

 



PRIMERA LECTURA (opcional para el año A) Is 4, 2-6

Lectura del libro de Isaías.


AQUEL día, el vástago del Señor será el esplendor y la gloria, y el fruto del país será orgullo y ornamento para los redimidos de Israel.
A los que queden en Sion y al resto de Jerusalén
los llamarán santos: todos los que en Jerusalén están inscritos para la vida.
Cuando el Señor haya lavado la impureza de las hijas de Sion
y purificado la sangre derramada en Jerusalén,
con viento justiciero, con un soplo ardiente,
creará el Señor sobre toda la extensión del monte Sion y sobre su asamblea
una nube de día, un humo y un resplandor de fuego llameante de noche.
Y por encimo, la glora será un baldaquino
y una tienda, sombra en la canícula,
refugio y abrigo de la tempestad y de la lluvia.


Palabra de Dios.

 

 

Salmo

Sal 121,1-2.4-5.6-7.8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.


V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

V/. Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-11):

EN aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor


*********


La autoridad de Dios

 

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».”.

Mateo 8:8–9

 

Estas son palabras pronunciadas por un hombre que está muy familiarizado con el ejercicio de la autoridad. Es un centurión romano y afirma que él mismo es “un hombre sujeto a la autoridad” y que también tiene soldados que están sujetos a él. Así, su vida diaria consiste en seguir órdenes y dar órdenes que deben ser obedecidas.

Cuando la autoridad se ejerce adecuadamente, es un don que ayuda a ordenar la sociedad, la vida familiar, la vida de la Iglesia e incluso nuestra vida personal. Por supuesto, cuando la autoridad se ejerce indebidamente, de manera opresiva y abusiva, causa mucho daño. Pero el ejercicio de la autoridad es, en sí mismo, un acto que tiene el potencial de hacer mucho bien.

Jesús mismo está bastante impresionado con el centurión romano en el pasaje del Evangelio de hoy. De él, Jesús dice: “En verdad os digo que en nadie en Israel he encontrado tanta fe”. ¡Imagina que el Hijo de Dios diga eso de ti! Jesús está impresionado, en parte, porque el centurión reconoce que no es digno de que Jesús vaya a su casa. Esto es humildad, en que el centurión percibe claramente su indignidad. Pero Jesús también queda impresionado porque el hombre manifiesta una fe clara y cierta en la autoridad de Jesús para curar a su siervo a distancia. No duda en profesar su fe en esta autoridad de nuestro Señor.

En nuestras propias vidas, a menudo nos falta esta área. Nos enfrentamos a una dificultad (como la enfermedad que padecía el criado de este centurión), y en lugar de volvernos a Dios con confianza plena e inquebrantable, nos volvemos hacia nosotros mismos. Nos volvemos ansiosos, temerosos, dudosos, confundidos y, a veces, incluso enojados. Cuando alguna de estas actitudes está presente, no es por la difícil situación que enfrentamos; más bien, es por nuestra falta de fe y nuestra falta de confianza en la autoridad todopoderosa de nuestro Señor.

En el caso del siervo del centurión romano, era la voluntad de Dios que Jesús sanara físicamente, y así lo hizo. Pero en los innumerables desafíos diarios que enfrentamos en la vida, las respuestas de Dios pueden ser variadas. Una cualidad inquebrantable que siempre debemos tener es una cierta convicción de que Dios desea ejercer Su autoridad amorosa en nuestras vidas, en la forma que Él elige, si confiamos en Él y lo invitamos a tomar el control.

Reflexiona, hoy, sobre la perfección de la autoridad de Cristo. ¿Crees que Él puede ejercer Su perfección de poder en tu vida? ¿Crees que Su autoridad es la que se necesita para ordenar tu vida, tu familia, nuestra Iglesia e incluso nuestro mundo? En oración, sométete a la autoridad de Cristo este día y permítete asombrarte al ser testigo de todo lo que Él es capaz de hacer.

 

Padre todopoderoso, te confío mi vida y cada situación en mi vida que necesite tu poder y control. Por favor trae orden y armonía a mi vida y a la vida de los que me rodean. Que todos Tus hijos aprendan a confiarse más plenamente a Ti como su Dios amoroso. Jesús, en Ti confío.

Otra reflexión aquí:

 

https://padregusqui.blogspot.com/2017/12/4-de-diciembre-2017-primer-lunes-de.html

sábado, 26 de noviembre de 2022

27 de noviembre del 2016: Primer Domingo de Adviento (A)


Estemos listos!


Mientras esperamos la segunda venida del Señor quien llevará a su realización todas las cosas nuevas, vigilemos, estemos preparados, apoyados en su Palabra.
===
Dejémonos guiar por la Palabra de Dios que quiere mantenernos despiertos durante el tiempo de Adviento, y hasta el día en que el Señor volverá en su Gloria para hacer nuevas todas las cosas.





A guisa de introducción:



Vivir las realidades temporales, creyendo en Dios


Todo lo bello, todo lo bueno y profundamente humano, merece que se le preste la suficiente atención. Como humanos y como cristianos, no podemos pasar por alto tales realidades, sin ocuparnos.

Los papas, los obispos, padres de la Iglesia  y demás pastores, a través de los tiempos nos han invitado a respetar la autonomía de las realidades temporales: la dignidad de la persona humana, la actividad humana, la dignidad del matrimonio y de la familia, el gran tesoro y aporte de la cultura, la vida económica, la vida social, la vida política, la paz en el mundo. (cfr p.e "La constitución Gaudium et Spes" del Concilio vaticano II).


Nada profundamente humano es extraño para el Reino de los cielos. El Papa, La Iglesia como la Biblia no desprecian las realidades temporales y humanas, y mucho menos  las rechaza, puesto que las realidades humanas tocan el mundo (según el  Génesis, primer libro de la Biblia).

Noé, patriarca del Antiguo Testamento (de la Primera Alianza), vivía con su familia, como todo el mundo. El único aspecto que le diferenciaba de los otros, era que él creía en el Dios único, personal, al cual oraba, en el cual depositaba su confianza y actuaba de acuerdo a su palabra, su voluntad, su ley.

Es a causa de la fe en Dios, vivida por Noé y su familia, que Jesús se atreve a decir: “vigilen, es decir, oren”. Es por esta razón que todas nuestras preparaciones a la fiesta no deben olvidar lo principal: festejar a Jesucristo mismo, su nacimiento, su venida entre nosotros, en nosotros. Él es el “Emanuel” (Dios con nosotros).

Cómo preparar su venida, su nacimiento en lo más intimo de cada quien?
Viviendo mejor las realidades de cada día: la bondad, la reconciliación y la oración.

“Mírenme, podría decir el Señor, escuchen mi palabra; pónganla en práctica; su vida podrá ser mejor; ustedes volverán a encontrar la paz, la luz”.



Aproximación psicológica al texto del evangelio


Seguridad y vigilancia:

El llamado a la vigilancia que Jesús hace en este texto, requiere una interpretación…cuidadosa! En efecto, si no se pone atención,  se corre el riesgo de ver a Dios como un ladrón que prepara su golpe y contra el cual es necesario tomar medidas, protegerse. Con esta óptica, creeríamos, que el interés de Dios es “pillarnos en falta”, y lo que ha de interesarnos, es prepararnos, tomar prevenciones ante una mala  sorpresa.

Se trata entonces de acumular mecanismos de seguridad, y nos encontramos con una fe  donde lo que prima es la  búsqueda de seguridad, exactamente como el servidor aquel de la parábola del evangelio, que entierra su talento (moneda) visto que teme la desaprobación de un patrón exigente con mirada escrutadora.

Pero Jesús está muy lejos de atraernos hacia una fe cimentada sobre seguridades dudosas como en una cierta práctica sacramental, el respeto conformista de la moral establecida, la buena conciencia, fruto del cumplimiento de ciertas buenas obras.

Y si uno se fija más de cerca, uno percibe que entre seguridad y vigilancia, no solamente hay una diferencia fundamental  sino también que hay una neta oposición. La seguridad es esencialmente preventiva, esta consiste en la observación de un número determinado de reglas precisas y reconocidas, destinadas a evitar los accidentes (pensemos en la seguridad vial y náutica, pero también en la seguridad psicológica: no implicarme o comprometerme en lo que digo, no dejar que otro se acerque demasiado a mí, mantenerme lejos de aquellos que tendrían cosas para decirme sobre mí mismo, posponer para más tarde la reflexión sobre ciertas incoherencias personales…todo ello con el objetivo de evitar el accidente del cuestionamiento personal y el desafío del cambio o conversión de vida).

Si la seguridad es un conjunto de operaciones preventivas, la vigilancia es la actitud de flexibilidad, de apertura, de aquel que permanece en contacto con sus recursos o fuentes personales.

Cuando Jesús nos dice: “estén ustedes también preparados”, nos invita mantener el ojo abierto ante lo que somos y  ante lo que estamos llegando a ser y ante aquello que nos está pasando o sucediendo.

Es eso precisamente lo  que la gente en tiempos de Noé había dejado de hacer, y es eso lo que se  perderá de vista nuevamente en el futuro.  Se tendrá por adquirido (o se dará por sentado)  que puesto que dos personas realizan el mismo trabajo, ellas tienen igualmente la misma calidad de vida, el mismo destino, la misma suerte. Error, nos dice Jesús: la una estaba lista, es decir, estaba abierta y en contacto, la otra no.

Desconfíen de sus seguridades y aprendan a ser vigilantes!




REFLEXIÓN CENTRAL

1
Siempre preparados…para el combate de la luz contra las tinieblas?

Entramos hoy en el tiempo del Adviento (el evento, lo que se prepara, lo que viene). Es el comienzo de un nuevo año litúrgico. Los 3 primeros domingos van a orientarnos hacia la espera del segundo evento de Cristo que concluirá la historia del mundo y de la humanidad. Este evento de Cristo tiene que ver con todos los seres humanos, incluyendo aquellos que no lo saben. Como creyentes, tenemos la misión de ser testigos de esta espera a lo largo de las 4 semanas que nos preparan para la Navidad. No se trata de preparar una fiesta que olvida lo esencial sino más bien de permanecer vigilantes, despiertos.
Las tres lecturas bíblicas de este domingo nos invitan a cambiar nuestra mirada sobre los tiempos que vivimos. Ellas nos recuerdan el objetivo último, la meta de los creyentes. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que se reveló (se dio a conocer) a Moisés es el Dios de todos los pueblos. En el nombre de esta fe, el profeta Isaías nos anuncia que un día vendrá en que todas las naciones  volverán sus ojos hacia Jerusalén. Esta ciudad se convertirá en el signo de la salvación universal. La paz habrá reemplazado a la guerra. Todas las naciones vendrán a celebrar la paz y la alegría. Y nosotros nos preparamos para ello en el día a día caminando bajo "la luz del Señor".

Es este mismo mensaje que San Pablo dirige también a los cristianos de Roma y a cada uno de nosotros hoy. Él nos invita a una intensificación de la vida cristiana. En su tiempo, en la época del apóstol se esperaba el regreso inminente del Señor en la gloria. Los años han pasado y nada ha venido; nada de manifestación gloriosa de Cristo resucitado. Entonces, el apóstol recomienda a todos una vigilancia activa para prepararse al encuentro del Señor. Pues "la salvación  está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz." Mientras esperamos, somos invitados a revestirnos de Jesucristo y a mantenernos preparados, listos en la perseverancia.


Escuchando el evangelio, hemos pensado quizás en todas las arcas de Noé actuales, representadas en nuestros almacenes y tiendas. Desde los peluches hasta los dispositivos, juguetes electrónicos, es un verdadero diluvio de gentileza, de dulzura y de ensueño el que se prepara. Pero el evangelio nos habla de otro diluvio, aquel que se ha quedado impreso en las memorias como una catástrofe. La Biblia nos cuenta cómo Noé es testigo de la subida inexorable de las aguas. Él había tomado sus prevenciones. Pero la gente que no la creyó, que no pusieron atención a las advertencias de la inminente catástrofe, perecieron, y fueron sepultados bajo el agua.

Todo esto nos reenvía a lo que sucede en nuestras ciudades inundadas de luces en plena noche, invadidas por el verdor de los árboles navideños y por la música ruidosa, sinsentido y comercial: muchos no piensan más que en otra cosa, en los tiempos de fiesta y de rumba y de diversión. Pero un día ocurrirá el accidente, lo inesperado, la catástrofe, la violencia terrorista: "Estén despiertos", nos dice Jesús, estén ustedes también preparados". Nosotros sabemos todos que no podemos adormilarnos mientras conducimos el carro, o sino es la catástrofe que llega. No corramos el riesgo de dormirnos sobre el volante o cabrilla de nuestra vida .

Jesús insiste: "Estén ustedes también preparados". No se dejen distraer. No pierdan su oportunidad. Tenemos una nueva Arca de Noe: es la comunidad de los bautizados y ella es todavía accesible. Todas las familias de la tierra están invitadas a caminar bajo la luz del Señor. Nosotros nos entrenamos en nuestras asambleas con nuestros cantos, nuestras oraciones. Es acá dentro de la Iglesia que se ejerce la vigilancia pedida. Es acá donde nos vestimos y preparamos para el combate de la luz.

Queridos hermanos, vigilar es actuar, esforzándonos por cambiar todo aquello que debe ser transformado en nuestra vida; es rechazar todas las formas de egoísmo y de indiferencia; es renunciar a los comportamientos que nos alejan de Dios y de los otros. Pero lo más importante, es revestir a Cristo y dejarnos habitar por el amor y la luz que están en Él. Navidad es Jesús que ha venido; Él continua viniendo en nuestra vida de todos los días y Él volverá en la Gloria. Hoy más que nunca, es necesario que lo pongamos a Él, a Jesús, en el centro de nuestras vidas de nuestra oración. De hecho, Él está aquí, pero sucede a menudo que somos nosotros  quienes estamos lejos, en otro lado, distraídos. Nosotros estamos siempre fuera agitándonos y corriendo en todos los sentidos. Este primer domingo de Adviento está aquí para recordarnos que somos hijos de Dios. Esto cambia todo en nuestra vida de todos los días.

La Eucaristía que nos reúne, es todavía y siempre Cristo que viene. Él quiere quedarse con nosotros y en nosotros hasta el fin de los tiempos. Entre más participemos en la Eucaristía, más revestiremos a Cristo. Él quiere que estemos con Él para compartir la eternidad.

"Concede a tus fieles, Dios Todopoderoso de caminar con valentía y decisión sobre los caminos de la justicia, mientras vamos al encuentro de tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor. Amén!"


2
"ESTÉN ATENTOS PORQUE NO SABEN EL DÍA CUANDO EL SEÑOR VENDRÁ"

"Estén preparados, pues será en la hora que menos piensen que el Señor vendrá" 

Cristo resume la actitud superficial que nos invade, al compararnos con la gente de los tiempos de Noé: "Antes del diluvio se comía, se bebía, uno se casaba...no se daba cuenta de nada (no tomaban conciencia), hasta que llego el diluvio matándoles a todos".

Jesús no dice que la gente fuera mala o inmoral en tiempos de Noé. Eran hombres y mujeres como nosotros que sentían la alegría y la pasión de vivir! Ellos se ocupaban en toda normalidad de sus asuntos presentes sin pensar nada más. Qué les reprocha el Señor?: « La gente no desconfiaba de nada, no la creía, hasta el día del diluvio...». Jesús les reprocha lo superficial en su actitud. Ellos creían que su vida terrestre era infinita y "olvidaban" o pretendían ignorar (con negligencia) la fragilidad y por tanto la finitud de la condición humana. 

Como en los tiempos de Noé, hoy la humanidad esta como anestesiada. El progreso material tiende a adormecernos. Se cree que el mundo donde vivimos no tendrá fin, hasta el día que llega el despertar más brutal, siendo demasiado tarde ya cuando somos conscientes del peligro. 

Cuando llega un 11 de septiembre o una crisis monetaria internacional, o un aumento repentino de los precios del petróleo, una enfermedad imprevisible, una epidemia que no se puede controlar, un accidente grave, un terremoto, un Tsunami destructor...entonces, todas nuestras seguridades se van por tierra.

 En nuestras vidas, a veces los proyectos que nos preocupan más y que han sido construidos con mucho sacrificio se derrumban en un instante: por ejemplo, la empresa donde trabajamos  después de muchos años es cerrada y perdemos el empleo o la oportunidad de una pensión o indemnización, una enfermedad repentina nos ataca en nuestra juventud, un accidente nos provoca la invalidez y nos hace incapaces de ganarnos la vida, un ser amado desaparece sin advertirnos. Cristo nos dice hoy: "Estén vigilantes y estén preparados ya que no saben cuándo esos sucesos pueden producirse".

El cristiano debe permanecer despierto y prepararse para todas las eventualidades no por miedo o por nerviosismo, sino porque quiere utilizar el tiempo que tiene disponible para construir una sociedad más justa, más humana y más fraternal. "La venida del Señor"  será entonces una visita esperada y recibida con alegría.

 Es necesario recordar que el tiempo de Adviento no se limita a las cuatro semanas de preparación para la navidad. El adviento debe llegar a ser para nosotros un estilo de vida, una actitud constante de imaginación creativa y de esperanza permanente. A pesar de todos los problemas, todas las calamidades, todas las enfermedades, sabemos que la vida vale la pena de ser vivida y que la muerte no es el fin de todo. El Adviento nos da una razón para vivir, una razón para amar y para esperar "ahora". Es una invitación a construir un mundo mejor, según el deseo de Dios.

Qué bueno reflexionar sobre este bello versículo de la primera lectura de hoy, verso rico en imágenes que expresa la paz querida y o deseada por Dios: " De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas podaderas". Nadie levantará  espada contra   espada , ni una nación se levantará contra la otra,  nadie se entrenará más para la guerra" (Isaías 2,4). El proyecto de Dios  para nosotros es un proyecto de paz y de fraternidad.

Imagínense un mundo donde los diferentes países gastaran más sus presupuestos y recursos económicos en agricultura que en armamento y por ende  el arte de la guerra llegaría a ser inútil, donde la tecnología militar seria puesta al servicio del desarrollo social y rural. En lugar de hacer frente al combate, los soldados asegurarían la seguridad de los pueblos y ciudades. Con el dinero de los armamentos, se podría dar comida a la población. Las escuelas y hospitales surgirían un poco por todo lado...En nuestras familias no habría ni abusos, ni violencia, ni odio. Cada uno de nosotros "rompería sus espadas y lanzas" para volver a encontrar la paz en la  familia y alrededor de ella,  he aquí el sueño de Dios para la humanidad!

El cristiano es un creyente que se pone en acción para mejorar su pequeño mundo y vive con intensidad el presente, pero sin ansiedad, ya que él trabaja para que el Reino de Dios venga entre nosotros.  Cada instante puede ser el de Cristo cuando toque a la puerta. Cualquiera que sea el día y la hora, esta visita no sorprenderá al servidor fiel y vigilante. El abrirá la puerta con alegría para acoger el Señor que entrará en su casa, y se sentará a la mesa preparada.

"Estén preparados y alerta, porque el Hijo del hombre va a venir", nos dice Jesús.

Buena semana y que Dios les bendiga! 



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA

-        - Hago un análisis de cómo estoy conduciendo mi vida (Examen de conciencia), referencio los puntos oscuros y escasos de luz donde veo tengo necesidad de cambiar (conversión).

-        - Me confío a san Juan Bautista, el precursor de Jesús, quien prepara su venida y le pido me ayude a “hacer por la verdad”, acogiendo a Dios en la perseverancia y el coraje de vivir.

-        - En el marco de una oración ferviente o en el momento del sacramento del perdón, presento a Cristo mi necesidad de conversión, de cambio de comportamiento o de actitud.




ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN


Señor, yo quisiera prepararme para tu segunda venida,
aprovechando y disfrutando de tu presencia ahora.
porque tu vienes cada día,
a casa, a la oficina,
en mi relación de pareja,
en mis ocupaciones más ordinarias.
Si, Tú vienes, y yo no estoy siempre disponible…

Toca mi corazón, Señor. Todavía y más aún todavía!
Ven hoy, Ven en Navidad.
Ven al final de mis días.
Yo quiero hacer un esfuerzo
por mantener mi corazón despierto,
esperándote a Ti y lo Bueno y Nuevo que me reservas.

Entre lo  tormentoso de mi vida, Señor,
yo no estoy siempre en actitud de oración,
mas,  yo quiero guardar mi oído  cerca de tu corazón.
Ven. Surge en mi vida, en la de mis seres queridos,
en la vida de todos los hombres, las mujeres y los niños
que tienen sed de alegría verdadera (y no diversión), 
de paz (como la que Tú das y que el mundo no puede dar), y
de amor (como el tuyo, a tu manera, sin condición).

Si, ven, nosotros te esperamos...!




Referencias bibliográficas:


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca


HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

http://dimancheprochain.org

http://cursillos.ca




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