martes, 24 de febrero de 2015

1o de marzo del 2015: 2o Domingo de Cuaresma

La Transfiguración en la cotidianidad

La Transfiguración en la cotidianidad
Foto:http://www.croire.com/var/croire/storage/images/textes-du-dimanche/2015/2e-diman


La Transfiguración en la cotidianidad
Dios interviene en nuestra vida de manera misteriosa, pero constante y fiel. Nuestra unión profunda con Cristo Resucitado nos transfigura en lo cotidiano, y su Espíritu, que está en nosotros, nos dispone para transfigurar a los otros.

EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9, 2, 10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les apreció Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
-- Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
-- Este es mi Hijo amado; escuchadlo.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús los mandó:
-- No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían que querría decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
&&&&

Sobre la montaña de la Transfiguración, se nos revela que el camino de Jesús va más allá del Viernes Santo, y que para nosotros también, hay una salida luminosa al final de nuestro caminar…Ese día, Jesús ha dejado transparentar un instante, esta luz de Pascuas que es necesario guardar de manera secreta hasta que Él “resucite de entre los muertos”…Transfigurar la cotidianidad. Es necesario para nuestros días. Nuestra cotidianidad es a menudo pálida, gris, banal.
(Noël Quesson)

A guisa de introducción:
La Transfiguración en la cotidianidad
Debo confesar con humildad que solo vine entender con claridad el significado de la TRANSFIGURACIÓN hace pocos años…Y aun, cada vez que leo este pasaje en cualquiera de los 3 evangelios sinópticos, descubro cosas novedosas. Sí, porque el asunto va más allá de un resplandecimiento de Jesús, de una luz blanca encandiladora que se apodera del maestro y aturde la inteligencia de sus 3 discípulos que le acompañaron en su subida a la montaña: Pedro, Santiago y Juan.
Este misterio de la TRANSFIGURACIÓN, tiene muchos significados, es polisémico, rico en interpretaciones. Veamos al menos 3:
 1. El evento se presenta como un momento luminoso tanto para Jesús como para sus discípulos…Es un momento de consolación, de esperanza, DE UNA NUEVA MIRADA sobre la historia y los eventos… después del anuncio de la Pasión por parte del Maestro (la cruz se avista en el horizonte, ya que el rechazo por parte de los notables y poderosos, la incredulidad en el nuevo profeta se hacen cada vez más evidentes…Los apóstoles no comprenden nada…Ahora sobre la montaña, les devela (o descubre) el misterio íntimo de su persona…Por la transfiguración comprenden entonces que Él es el Hijo de Dios, y así con este aperitivo de la Pascua (o Resurrección) les permite ver todo claro…
 2. El relato tiene como objetivo mostrar en el NT a Jesús como el profeta definitivo, después de Moisés y Elías que aparecen junto a Él, ellos simbolizan la Antigua Alianza (AT) de la Ley (Moisés) y los profetas (Elías). Jesús es la Palabra definitiva y única valedera de ahora en adelante, Él es el emisario, el mensajero, el Hijo de Dios que viene a proclamar la Buena Nueva para todos los hombres de todas las épocas venideras.
 3. Si bien es cierto que subir a la montaña (entrar en contacto con Dios), para orar es importante para renovar fuerzas, recibir consolación, seguridad y reafirmarse en el discipulado, también es cierto que es preciso descender, ver cara a cara las dificultades del mundo (encontrar al hermano) y ser militantes poniendo en práctica lo que quiere Dios de cada uno y de acuerdo a su vocación…La ascética, la espiritualidad es benéfica pero esa oración ha de alimentar nuestra creatividad, nuestro coraje y esperanza para seguir trabajando por la construcción de la sociedad nueva, el mundo alternativo y casi utópico donde la justicia, el amor y la paz de Cristo sean reales y o evidentes.
 En conclusión, un día u otro, vivimos experiencias de luz: un encuentro, un momento de oración, una prueba (o dificultad), una Palabra del Evangelio, la admiración o arrobamiento ante un paisaje…Todo ello, nos abre los ojos y nos permite ver la grandeza de Dios y la belleza de las personas que nos rodean. Dios llega a ser alguien que se hace cercano y que nos ama. Y los otros no son simples concurrentes o aparecidos, sino “prójimos” (próximos, cercanos) en humanidad.
 Nuestra vida entonces TRANSFIGURADA toda, se abre a un mañana donde despunta un sol radiante…



No "reprimir" siempre el deseo de eternidad (2)

No "reprimir" siempre el deseo de eternidad (2)
Foto:http://rouen.catholique.fr/IMG/jpg/angelico52.jpg


Aproximación psicológica al texto del Evangelio;

No se puede "reprimir" siempre el deseo de eternidad
La persona humana encierra dentro de sí aspiraciones, deseos de felicidad y o bienestar sin límite. “El objeto de su alegría-felicidad”, lo llama “Dios”. “El corazón no se acostumbra a la ausencia de Dios”. “Es en vano que se busca encontrarle un reemplazo a Dios”. Nada sabría llenar el vacío de su ausencia. Ni la abundancia material que no satisface el corazón, ni la vida fácil y permisiva que no sacia nuestra sed profunda de felicidad. Ni la sola búsqueda del éxito o del poder por ellos mismos; ni mismo el poder de la técnica que permite cambiar el mundo, pero no aporta una verdadera respuesta al misterio mismo de nuestro destino. Todo ello puede seducir por un tiempo, pero deja un sinsabor de ilusión y el corazón vacío”, si uno se ha alejado de la Transfiguración sobre la montaña.
Entonces pueden aparecer como en el vacío y sin sentido del horizonte vital el hambre de espiritualidad, la atracción por lo absoluto, la sed del Dios vivo…
El tiempo de la ausencia de Dios puede llegar a ser el tiempo del redescubrimiento de Dios, como para Abraham, como para el pueblo guiado por Moisés. Quién no ha conocido cualquier día, esas experiencias de luz y de paz: “Dios entró en mi vida; experiencia repentina o fruto de lentas maduraciones?”
Las ocasiones en que esta presencia misteriosa nos interroga u cuestiona son múltiples:
En el nacimiento de un hijo,
En el comienzo de un amor auténtico,
En la confrontación de la muerte de un ser querido,
cuando uno ve de frente el fracaso o se enfrenta al misterio del mal,
en la compasión por la miseria de los demás,
en la gracia de haber salvado la vida después de un accidente, o haber sido curado después de una enfermedad,
en la creación de una obra de arte,
en la contemplación silenciosa de la naturaleza,
en el encuentro de una persona habitada por Dios,
cuando se participa en una comunidad “orante”;
tantos destellos, luces que iluminan la ruta hacia Dios,
tantos eventos que abren la puerta hacia Dios.
Mas la revelación misma,
ella viene de Dios sobre la montaña, con Jesús transfigurado, Moisés y Elías.
Es su Palabra, leída y meditada en la oración,
es la historia santa del Pueblo de Dios, que permiten descifrar el sentido de esos signos de reconocimiento del Nombre y el Rostro del Dios vivo,
de descubrir que Él trasciende toda experiencia, toda creatura.
Nuestro Dios es como la más profunda fuente de las más profundas aguas.
Todo existe puesto que Dios permite existir.
Uno encuentra a veces “fanfarrones” que no quieren perder la cara o vergüenza ante sus amigos, llegando a reconocer la presencia de Dios; ellos quieren aparentar ser duros, llevados por el orgullo.
“Una señora anciana tenía 98 años y decía que ella terminaría dos metros bajo tierra. Punto final. Ella había tenido su cielo en la tierra. Era suficiente para ella. Sus propósitos o afirmaciones escandalizaban a los empleados de la residencia donde habitaba. Y por lo tanto en sus últimos días, hace llamar al capellán, recurre a la oración, al perdón, a la bendición, a la Santa Virgen y a la Comunión.”
Tarde o temprano, la realidad nos toca y nos da la humildad, el sentido de Dios y de eternidad!
Con Jesús, una luz nueva invade nuestro mundo. Por la fe, nuestra mirada no se detiene en las apariencias, sino que ella abraza el corazón de las personas y de los eventos. Nuestra misión no es acaso ser luz, hacer la luz alrededor de nosotros? Gracias a todos aquellos que escuchan y viven el evangelio, Jesús continua haciendo la Iglesia más radiante y el mundo mucho más bello…



Un secreto muy bien guardado (3)

Un secreto muy bien guardado (3)
Foto:http://i30.servimg.com/u/f30/14/50/17/90/transf10.jpg

Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18):
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. 
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»
Palabra de Dios

Reflexión central:
Un secreto muy bien guardado (3)
El relato de la Transfiguración está presente en los 3 evangelios sinópticos. Este pasaje está lleno de alusiones al Antiguo Testamento: la montaña, la nube, la voz, la luz blanca, la referencia explícita a Moisés.
La intención del texto de San Marcos parece evidente que reenvía a la teofanía del Bautismo. A pesar de su humanidad ordinaria, de ser un hombre común y corriente, Jesús es desde ya el Hijo de Dios.
Se trata de una experiencia pascual proyectada en el pasado o de una percepción de los 3 discípulos (Pedro, Santiago, Juan) en un momento particular de su camino de fe con Jesús?
Imposible de separar o decir dónde tiene particularmente su origen esta experiencia mística.
Entre las particularidades del texto de San Marcos, señalemos en el versículo 4, la nominación de Elías antes que Moisés, lo que parece indicar una prevalencia del papel profético de Jesús. En el versículo 6, podemos remarcar la confusión de Pedro que “no sabía qué decir”.
Al final del episodio, el recuerdo o insistencia en el secreto mesiánico, usual y o propio del 3er evangelista.
Un secreto muy bien guardado
Cada segundo domingo de Cuaresma, se nos recuerda el episodio de la Transfiguración. Y ya que este relato vuelve a proclamarse de manera igual el 6 de agosto fiesta de la Transfiguración, debemos decir que ha terminado por hacer parte de la imaginación tradicional de la vida de Jesús. En presencia de 3 discípulos, Pedro, Santiago y Juan, Jesús ha sido transfigurado (cambiado, metamorfoseado, ha tenido otro aspecto…) y se les aparece de “otra manera”. Se puede hablar acá del rostro divino de Jesús o de un “aperitivo de lo que será la Resurrección”. Lo que ellos pensaban que conocían de Jesús se les revela de otra manera. Pero ellos no tienen derecho de decirlo hasta que Él sea resucitado (por el Padre) entre los muertos.
Y he aquí que enseguida ellos se preguntan qué quiere decir “resucitar de entre los muertos”. Hoy por hoy, estas palabras nos suenan familiares. Ellas hacen parte del vocabulario cristiano, mas su significado real permanece confuso, puesto que si sabemos qué es la vida no sabemos mucho sobre qué es la muerte, y todavía aun, mucho menos lo que sea la vida después de la muerte. Yo he conocido bien a personas que lo sabían a los 20 años pero que estaban más dispuestos, más abiertos al misterio a los 70 años.
Respecto al relato de la primera lectura que se nos presenta este domingo, “el sacrificio de Abraham” yo no sé si a ustedes les impresiona, pero hemos de decir que nos encontramos ante uno de los más grandes relatos religiosos de la humanidad.
Abraham es presentado en la Biblia como el ancestro, el padre de los creyentes. Es un migrante. Empujado por la experiencia de Dios, deja su ciudad (Ur, palabreja muy recurrente y pedida en los crucigramas clásicos con la definición: “patria de Abraham”) y se va hacia el sur-oeste para establecerse en Palestina. Abraham es la figura de la persona creyente, puesto que cuando todo lo que le sucede debería desanimarlo, Abraham se apega más a Dios y retoma la esperanza. Así es como en su vejez Dios le da un hijo, Isaac. Pero Dios le exige la vida de Isaac. Entonces la Biblia nos cuenta esta historia inverosímil de un padre que teniendo un hijo en el otoño de la existencia, gracias a la intervención de Dios, va inmolar este mismo hijo al Dios que se lo pide. Ya que si Dios da un hijo, por qué reclamarlo enseguida?
En efecto, la historia tiene un buen desenlace puesto que el Ángel del Señor dirá que no se trataba más que de una prueba. Y ya que Abraham ha demostrado su sumisión, Isaac es salvado y a Abraham le bastará con sacrificar un carnero. A través de este relato, se condena los ritos corrientes o comunes de sacrificios humanos de las religiones vecinas a Israel y promulga una prohibición definitiva: no se matará un ser humano para hacer homenaje a Dios, adorarlo, mostrar agradecimiento… El rito sacrificial de matar un hombre era frecuente en tiempos antiguos: entre las religiones, con toda seguridad, pero también en el estadio, en el circo,en la guerra, en la justicia corriente. Gracias al judaísmo y al cristianismo, se dejó de inmolar o sacrificar seres humanos en los sacrificios religiosos. Sin embargo se ha recurrido a otros pretextos para hacerlo: lapidación de las mujeres adulteras, verdugos sin nombre en el tiempo de la inquisición, decapitación, ahorcamiento, silla eléctrica, pena de muerte bajo todas sus formas. La humanidad no termina de matar y de masacrar aduciendo las mejores razones del mundo. Las guerras nos dan una imagen cotidiana. Y qué decir del cine después de James Bond (con licencia para matar), Rambo (que justifica su locura homicida) o Terminator (un robot que viene del futuro para evitar el dominio de lo humano)…
El relato de Abraham busca poner fin a la violencia sagrada y proclamar la prohibición del asesinato u homicidio. Este pasaje testimonia un progreso extraordinario de los humanos frente a la violencia sagrada o religiosa.
Entre los musulmanes, este sacrificio de Abraham es la ocasión para celebrar una de las fiestas más populares del año. Cada familia mata y come su cordero. Pero para vencer radicalmente la violencia, no basta con sacrificar un animal, sustituto del ser humano. Es necesario ir más lejos y comprender el misterio de la muerte mismo de Jesús.
En el evangelio de Marcos, la escena de la Transfiguración está precedida por el Anuncio que Jesús hace de su pasión y de su muerte (por la primera de las 3 veces que lo hace). Estas palabras son intolerables para los discípulos y es así como Pedro toma a Jesús aparte para recriminarle. Pero Jesús reprende a Pedro enseguida y le reprocha que no comprenda las cosas (cfr. Marcos 8, 31-33).
Pedro se imagina la salvación en términos de poder y de fuerza. Jesús responde evocando el sufrimiento, la muerte, eso que llamaremos con la palabra intolerable: el fracaso. Es posible vencer la fuerza con la debilidad? La renuncia a la fuerza puede vencer a ésta en su propio campo o dominio?
El relato de la Transfiguración toma el relevo de una tal revelación. Jesús se revela a los suyos, los más cercanos en toda verdad…Esto nos recuerda a tantas canciones y poemas, donde el enamorado confiesa a su musa u objeto de amor que ella es su amor, su ama…y se dispone a mostrarse tal como es, sin tapujos ni mascaras, con valentía…y experimenta la alegría de poder mostrarse y o manifestarse tal cual es, hasta el final… (ejemplos de canciones o poemas?)
Nos encontramos acá con la utopía de la desnudez total o revelación integral de sí mismo. Decir toda su verdad integralmente. Entrar en una confianza total que se pueden dejar caer las máscaras. Para nosotros, humanos como somos, es un ideal imposible. Y por al menos 3 razones:
1. (Nosotros) nos conocemos mal nosotros mismos;
2. Nuestra vida está haciéndose constantemente;
3. Es imprudente confiarse a alguien que mañana podrá convertirse en un adversario o enemigo.
La experiencia de la Transfiguración hace eco de la revelación de sí mismo.
Jesús deja aparecer el lado divino de su misterio.
Elías y Moisés conversan con Él.
La presencia de la nube confirma que Jesús se inscribe en la continuidad o tradición religiosa de su pueblo.
La voz confirma o testimonia que Êl es el Hijo Bien amado, y es más o es superior a Moisés (Jesús ha venido para darle cumplimiento a la ley) y Elías ( Jesús es el prototipo, primero de entre los profetas)…
Esta apoteosis de Jesús en luz y en gloria es paradójica.
Jesús transfigurado es también este hombre modesto que recorre la Palestina proclamando el Reino de Dios.
Él es desde ya el Hijo Único, pero al mismo tiempo es necesario guardar el secreto sobre su misterio, puesto que este mismo Jesús debe primero pasar por el sufrimiento y la muerte.
Volviendo a leer el sacrificio de Abraham, yo pienso en Freud y me acuerdo de la muerte del padre, el famoso “complejo de Edipo”. El hijo llega a ser adulto cuando suplanta al padre. La muerte simbólica lo libera y le permite acceder a la igualdad y a la reciprocidad. Pero el sacrificio de Abraham de cara al Hijo de la promesa, Isaac, significa otra cosa. Es la muerte del hijo, del hijo bien amado en quien todo se había invertido o apostado. Podría ser que se llegue a ser verdaderamente adulto en el momento que uno renuncie a todos sus sueños, incluyendo aquellos que conciernen a nuestros hijos? Entre la vida soñada y la vida real, acaso no hay una muerte, un sacrificio? Al menos una renuncia. Es necesario descentrarse de sí mismo, renunciar a dominar y a realizar su propia vida de la manera que se pensaba y volverse a centrar en otros, en OTRO que nos llevará como Pedro lo habrá aprendido, allí o allá donde uno no quería ir.
Al aceptar sacrificar su hijo, Abraham renuncia a la realización de su esperanza. Pero es esto mismo lo que salva esta esperanza y lo prolonga en esperanza. Del mismo modo, Jesús anuncia su pasión, revela su misterio a sus3 discípulos más cercanos, pero les impone el silencio hasta que la muerte venga y cuando Él se haya levantado de entre los muertos.
Este es bien, el secreto de su vida. Êl es el Hijo de luz que revela la Transfiguración. Pero su rostro no es accesible que bajo la forma de la pasión y de la muerte. Y por lo tanto, esta etapa es provisoria, ya que es en la Resurrección que aparecerá su Verdad entera y o plena.
Parece ser que el episodio de la Transfiguración marcó un momento inicial importante en el descubrimiento del misterio de Jesús por parte de los apóstoles. Antes, Él era un orador, un profeta, un taumaturgo. Pero Él es mucho más que eso. A través de una experiencia misteriosa, Él se transfigura, se transforma, aparece dentro de una blancura deslumbrante que es uno de los símbolos de la presencia divina. Este Jesús tan enigmático es desde ya Hijo de Dios. Será necesario entonces la resurrección para comprender que él es Hijo Único. Pero he aquí que apenas se le ha visto momentáneamente en su verdad profunda es necesario guardar el secreto. Pues es necesario que vengan la pasión y la muerte, el camino doloroso de la cruz.
Enigmático Jesús, siempre a la vez despreciado y glorioso,
Vergonzosamente crucificado y divinamente vuelto a levantar de entre los muertos,
Humanamente y históricamente, visto como simple profeta, hombre de virtudes y desde la fe cristiana del creyente vislumbrado como el Rey de la Historia, la palabra misma salvadora de la humanidad entera…
La Transfiguración nos sirve como aperitivo, o entrada (gastronómicamente hablando) de la Gloria que va a venir, pero también de la intuición gloriosa en el claro oscuro del tiempo presente. Los apóstoles han guardado el secreto. Pero ya no es más un secreto a guardar, mas es un secreto que se descubre o revela bajo la forma de la debilidad y de la cruz. En este caso, permanece siempre velado y escondido. Es el camino obligado de los testigos de la Transfiguración.


ORACIÓN
Gloria a Ti, Señor Transfigurado!
«yo amo tu vestidura blanca, más blanca que ninguna otra ropa,
Un blanco pleno de luz,
Un blanco de color divino.
Yo amo la presencia de Elías y de Moisés,
La comunión o vínculo con las figuras de otro tiempo,
Puesto que nuestro presente está tejido con el pasado.
Yo amo la voz que se deja escuchar,
Y que nos habla de Hijo y de escucha.
Permítenos aprender a ser hijos e hijas.
Nosotros tenemos una tal rabia o ganas desaforadas de todo inventar y negar nuestras raíces, nuestro origen!
Concédenos aprender a escuchar,
Y ponernos en actitud de acogida y de recepción.
Con toda seguridad, nosotros sabemos todo,
Pero ignoramos a veces lo esencial!
Lo que tú has hecho por Pedro, Santiago y Juan,
Hazlo también por nosotros hoy:
Levanta un poco el velo sobre tu misterio
Para que a nuestro turno, nazcamos a la esperanza.

Amen!


REFERENCIAS:

vieliturgique.ca
"Prions en Êglise", pequeno misal, Quebec 2012-2015
HÊTU, Jean-Luc. Les Options de Jêsus 
BEAUCHAMP, Andrê. Comprendre la Parole, Cycle B
jbesset.blogspot.com (Le sermon de dimanche matin)

twitter:   @gadabay

martes, 10 de febrero de 2015

15 de febrero del 2015: 6o domingo del Tiempo Ordinario (B)

Discriminación o compasión?

Discriminación o compasión?
Foto:https://ecosdelapalabra.files.wordpress.com/2012/02/tu-amor-nos-limpia.jpg?w=300


En nuestro mundo en búsqueda de paz y de armonía subsiste a veces el miedo a la diferencia que nos aleja de ciertas personas. Dios en Jesús, trabaja activamente para reunir su pueblo, en la unidad y la diversidad.

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 13, 1-2.44-46
El Señor dijo a Moisés y Aarón:
-- Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel y se le produzca la lepra, será llevado al sacerdote de Aarón o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra, y es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra, andará harapiento y despeinado, con la barba rapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la lepra, seguirá impuro: vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.
Palabra de Dios

EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 40-45
En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-- Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-- Quiero: queda limpio
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él le despidió encargándole severamente:
-- No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.
Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aún así acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor

A guisa de introducción:
Discriminación o compasión?
Cuando estuve en Camerún (África) vi muchos ancianos que habían sido víctimas de la lepra. La señal de ello eran muñecas de las extremidades superiores desprovistas de dedos, pies estropeados, en fin personas con los brazos incompletos, limitados de alguna forma a causa de una de las enfermedades más temidas y aborrecidas por el ser humano.
Por fortuna en los últimos años, los descubrimientos de la medicina han logrado casi que erradicar tan espantoso flagelo.
La primera lectura tomada del Levítico nos muestra la calamidad social que representaba la lepra entre el pueblo judío: causa de discriminación, de rechazo, de abandono para quien la padecía. Mas hoy hemos de contemplar el contexto de tal situación de rechazo y no juzgar apresuradamente con nuestros cánones y visión (por supuesta más moderna, madura) de nuestro tiempo. El hecho de aislar el enfermo, hemos de entenderlo así, buscaba el bienestar de la mayoría, se sacrificaba el individuo por referencia al pueblo, y lo más tenaz es que el leproso debía convencerse de su estado y aceptar mismo su desgracia anunciándose y actuando como alguien indeseable para la comunidad con el fin de no ser tocado y no contagiar a nadie. Así la ley de Moisés contemplaba estas prescripciones con respecto a la lepra porque velaba el bienestar de la mayoría y se creía que ese era el querer de Dios…Era la interpretación, la inspiración divina plasmada en la ley y por supuesto se creía actuar bien.
Pero he aquí que Jesús aparece en el Evangelio demostrando que Él ha venido para instaurar una Buena Noticia: Una historia fascinante e incómoda se nos cuenta en la lectura del evangelio de hoy, poniendo en escena un leproso y a Jesús que pone fin a la discriminación para dar paso a la compasión. Jesús se revela (se manifiesta) y se rebela (respecto a la ley) con su gesto provocador y subversivo de contaminarse tocando al leproso (al desechado, al aislado, al rechazado).
Una vez más con su paso entre el pueblo Jesús viene para mostrar el nuevo rostro de Dios, casi que la antítesis de aquel que se dilucidaba en el Antiguo testamento: un Dios que acoge, que libera tanto al individuo como al pueblo, un Dios compasivo y que no discrimina, un Dios que reintegra en la sociedad y que le devuelve la dignidad a quien la creía perdida.
En nuestro mundo de hoy son muchos los leprosos que vemos representados en las personas despreciadas, ignoradas, dejadas de lado, rechazadas…No se les quiere ni ver. No se les quiere escuchar. No se acepta que se les hable. Se les pide no molesten a nadie. Ellos están ahí, acá, cerca de nosotros MUY VIVOS O YO DIRIA están Vivientes, debido a la connotación peyorativa que ha tomado la palabra “vivos” (timadores, tramposos) o “vividores” para nosotros. Ellos digamos mejor sobreviven, subsisten a pesar de nuestra incomodidad…En la práctica se les pretende negar el derecho de vivir…Y hay quienes se dicen: “Es bastante triste…ellos se lo han merecido…no les queda que desenvolverse, “arreglárselas como pueden”…
Vayan y vean! Su piel no tiene buen color: quien se les acerca para entablar conversación? Ellos acaban de salir de la cárcel: quién les ofrece un empleo? Ellos son seropositivos (han contraído el VIH) quiénes quieren llegar a ser sus amigos? Ellos no tienen ni siquiera un salario mínimo para vivir: acaso esto nos concierne en verdad, nos importa? Ellos viven muy lejos de nosotros!
Este evangelio entonces nos interpela respecto a todos esos hermanos que muy a menudo sin darnos cuenta, consideramos prácticamente como leprosos.


Liberarse de la lepra que separa y aísla (2)

Liberarse de la lepra que separa y aísla (2)
Foto:http://croire.com/var/croire/storage/images/textes-du-dimanche/2015/6e-dimanche-

Aproximación psicológica al texto del evangelio:
Liberarse de la lepra que separa y aísla
Una lectura atenta de este relato nos permite discernir bajo la curación de la lepra, un exorcismo del leproso. 
Tres indicios nos conducen a esta conclusión. Primero que todo, según ciertos manuscritos, “Jesús se llena de cólera” (o ira santa?) y no “se llena de compasión o tiene piedad” (v.41), cuando ve aproximarse la victima de la lepra. Más que impaciencia de cara al enfermo, esta cólera de Jesús seria atribuible al encuentro aun con un demonio. 

Enseguida, el primer sentido del verbo griego traducido acá por o “despedir” (v.43) es “lanzar afuera”, y es un verbo que es utilizado cuando Jesús expulsa un demonio. En lugar de traducir “irritándose contra él (el leproso), Jesús le despide…”, se podría entonces comprender así: “irritándose contra él (el demonio), Jesús le hace salir”.
En fin, en el v.42, la lepra “abandona, sale” del enfermo como un espíritu “sale” de un poseso (o poseído).
En la mentalidad de la época, no se distinguía con claridad entre una curación y un exorcismo, puesto que en los dos casos a una persona cortada o desprovista de una parte de ella misma, se le devuelve esta parte y se le vuelve a poner en contacto con la totalidad de su potencial. Tal es el sentido del poder liberador (mesiánico) de Jesús: liberar la gente de aquello que les disminuye como personas, cuales quiera sean las modalidades concretas de su alienación.
Es posible explorar lo que está bajo la base existencial de este episodio y generar una significación que nos toque, o nos conmueva hoy. 

La lepra es por excelencia, el símbolo de una deficiencia personal que separa o aísla de la comunidad. Aquel que es consciente de su deficiencia, no osa más entrar en contacto con el otro, sea por miedo de hacerle mal, sea por miedo de provocar dificultades o problemas. Recíprocamente, la seguridad exige que se evite tal o cual persona a causa de su deficiencia. El milagro de la curación (o sanación) llega a hacernos comprender que esta deficiencia desaparece cuando dos hombres aceptan sinceramente ir al encuentro el uno del otro, a pesar de su miedo mutuo de provocar mal o de hacerse daño. 

Una liberación se produce cuando se toma el riesgo del contacto, cuando uno acepta existir ante otro con toda su fragilidad y cuando el otro acoge calurosamente este proceso (marcha o movimiento).

El leproso estaba excomulgado porque se le tenía miedo, y en la fuente u origen de toda excomunión, existe el miedo de una contaminación. El leproso había sido declarado impuro, y religiosamente esto era una justificación teológica del miedo que pervivía bajo todo ese manto. De tal modo que Jesús y el leproso, todos dos optan por un contacto verdadero, rechazando (o respondiendo) de este modo a las categorías religiosas de la pureza, y rompen con la dinámica de la excomunión, asumiendo los riesgos de su encuentro.

He aquí entonces lo que es liberador: actuar no en función de las convenciones religiosas y sociales, no en función de sus miedos (de ambos), sino en función del evento que ha surgido ante ellos y que es signo diciente, actuar en relación con la persona que está ahí ante mí, con sus problemas y sus recursos, y hacer con ella la parte del camino que se pueda.



“Señor si Tú quieres, puedes limpiarme…” (3)

“Señor si Tú quieres, puedes limpiarme…” (3)
Foto:http://lasmemis.com/wp-content/uploads/2012/02/leproso-31.jpg

"A mí me duele sentarme a la mesa, comer con buen apetito y dormir sin pesadillas después de haber visto el espectáculo atroz de tantos hambrientos y de tantas miserias humanas. Por eso grito con voz en cuello para los que prefieren cerrar los ojos, los voluntarios de la sordera, los que visten esmoquin para arreglar el mundo y les pido justicia. Grito para que me oigan; se lo pido en nombre de Dios". 
"La caridad es la proyección del rostro de Cristo en el rostro del pobre, del que sufre. Si Cristo mañana volviera a golpear a tu puerta..., ¿qué harías? El sería como en aquel entonces un pobre, un hombre solo, seguramente un trabajador, quizás desocupado...".
(Raoul Follereau, periodista comprometido con la causa de los leprosos)

REFLEXIÓN CENTRAL

“Señor si Tú quieres, puedes limpiarme…”
Hoy, Jesús ataca a los prejuicios y a la exclusión: “lleno de compasión… (no, “sintiendo lástima”, que es la más acertada traducción) extendió la mano y lo tocó“.
La intención del evangelista Marcos no es recordar de manera simple un milagro de sanación, sino más bien decirnos QUIEN ES JESÚS. El derribaba las barreras de las leyes humanas y sociales, que prohibían tener contacto con los leprosos, Él sentía compasión por los “intocables” arrojados lejos de la ciudad y rechazados por todos. Al actuar así, el mismo Jesús llega a ser un “intocable” o más bien un “indeseable” o como decimos horrorosamente para referirnos a ciertos hermanos privados de tanto: DESECHABLES: “Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado…”
Este evangelio nos invita a responder a la pregunta: Quiénes son los leprosos del siglo XXI?
- Aquellos que viven en los tugurios, en las favelas, en los barrios marginados de todo el mundo y en nuestro país.
- Los desempleados y los mendigos sin techo que viven en la calle.
- Los ex convictos (ex prisioneros) que no pueden reinsertarse o rencontrar su lugar en la sociedad.
- Las personas que están esclavizadas por todo tipo de dependencias (droga, alcohol, juegos, sexo desaforado…), los alienados.
- Las personas a quienes se les encierra en prisiones secretas y en prisiones del Estado, donde la tortura está al orden del día.
- Las personas ancianas que esperan la muerte en medio del aislamiento y el abandono.
- La ola de inmigrantes que llegan por miles…
Hay una gran cantidad de leprosos y excluidos en nuestra sociedad moderna!
Entrar en contacto con aquellos que sufren es esencial en nuestro compromiso cristiano.
Francisco de Asís debe su conversión en gran parte, gracias al encuentro que tuvo con un leproso. Ha sido el texto del evangelio de hoy lo que le hizo salir de su mediocridad y le provocó un cambio radical en su vida.
Por ello escribiría en su testamento: “ver los leprosos me parecía insoportable, pero cuando me sentí interiormente empujado a abrazar a uno de ellos, todo se ha derrumbado, se ha sacudido, todo ha cambiado”. Francisco se convierte por un beso a un leproso. Literalmente él se ha vuelto sobre si, se ha visto a sí mismo, se ha transformado, él ve a las personas, él ve la vida de otra manera.
Cosa parecida le ocurrió al Padre Damián (1840-1889) sobre la Isla de Molokai y al periodista francés Raoul Follereau (1903-1977) quien junto a su mujer Madeleine Boudou, consagró su vida a la causa de los leprosos. Fue él quien introdujo la Jornada Mundial de los leprosos, una página del evangelio celebrada en 127 países.
El contacto de Jesús con el leproso es en efecto el equivalente de la parábola del buen samaritano en la vida real. Es también el símbolo de la intervención de Dios en cada una de nuestras vidas.
Detrás la imagen de la lepra, encontramos todas nuestras fragilidades, nuestras limitaciones, nuestras toxicomanías, lo que nos desfigura y nos carcome del interior, todo aquello que nos impide ser miembros en parte entera de la comunidad humana y de ofrecer todo aquello que tenemos de original o único en nosotros. Todos tenemos necesidad de la ternura de Dios. Y todos estamos invitados a seguir el ejemplo de Cristo, aportando un poco de consuelo y de esperanza a aquellos que están enfermos, que son rechazados y marginados.
Al final del evangelio de San Marcos, Jesús indica los signos que acompañaran a los miembros de su pueblo: “Ellos impondrán las manos a los enfermos y estos se sentirán mejor” (Mc 16,18).
Ser discípulo de Cristo, es ser sanado por Él y caminar tras sus pasos actuando como Él.

@gadabay
padregusqui.blogspot.ca

Bibliografía:
 Pequeño misal “prions en Église”, edición para Quebec, 2012.

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

http://cursillos.ca (reflexión del P. Yvon-Allard. Sdv)

lunes, 2 de febrero de 2015

8 de febrero del 2015: 5o domingo del Tiempo Ordinario

Una salvación de todos los días

Una salvación de todos los días
Foto:http://www.jesuit.org.sg/graphics/prayer/homilies/peter-motherinlaw.jpg
 El Señor es nuestro consuelo. Él conoce nuestros sufrimientos, nuestras debilidades y nuestras dificultades. En la antesala de la celebración de la asamblea (Iglesia) del fin de semana, confiémosle y portemos en nuestra oración a todos aquellos quienes conocemos y que viven pruebas diversas (de salud, afectivas, financieras…)
Jesús ve cómo y cuánto el sufrimiento nos afecta. Compasivo ante nuestra debilidad, Él nos anuncia la Buena Noticia (Evangelio) de la libertad. En Él, nosotros encontramos la cura y la fuente de una vida restaurada. La acogida de la salvación de Dios se vive en la cotidianidad. 

Qué hacer ante el sufrimiento? Dios no se queda incólume. Y por lo tanto Él todo lo puede. Dejémonos instruir por su Palabra. Abrámonos desde ya a su Gracia!

LECTURAS:
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE JOB 7,1-4.6-7
Habló Job diciendo:
--El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero. Como el esclavo suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba. Mis días corren más que la lanzadera y se consumen sin esperanza. Recuerdo que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más dicha.

Palabra de Dios
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la Sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
--Todo el mundo te busca.
Él les respondió:
-- Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.

Palabra del Señor


A guisa de introducción:
Una salvación de todos los días…
Una gran parte de los seres humanos no le ven razón de ser a su vida, no le ven sentido. En ciertos momentos de su existencia, algunos autores bíblicos expresaron de manera cruda y sin ambages esos sentimientos de vacuidad, de inutilidad, de la ausencia de Dios, que asaltan a todo ser humano. La primera lectura del libro de Job que leemos este domingo nos transmite entonces ese sentimiento y pensamiento que nos arriba en ciertos momentos de la existencia, pero que por fortuna no se imponen ni determinan la vida.
Cuando yo evoco los autores y correspondientes libros cuya lectura han forjado mi vida, me doy cuenta que a todos les debo, tanto a pesimistas como a optimistas, a idealistas como realistas, a agnósticos y ateos como a los creyentes en un Dios. Y así es lo mismo con todas las personas con quienes me he encontrado a lo largo de mi caminar: soy deudor tanto de aquellos y aquellas que han tratado de desanimarme como de aquellos que se han constituido en modelos de lucha, de tesón, de optimismo, peros sobretodo de FE, en medio de las arideces, los sufrimientos y las dificultades.
 En nuestro mundo y sociedad de hoy, quizás uno de los factores que más impide a las personas de creer en la existencia de Dios sea la persistencia del mal, las huellas del sufrimiento, la presencia u obra del pecado y la muerte.
 Se hace eco continuamente a lo que dijeron filósofos y o pensadores existencialistas en su momento, pesimistas (ante Dios) como Sartre u optimistas (frente al hombre) como Albert Camus que dijeron: “si Dios existiera no habría tanta maldad ni tanto sufrimiento en el mundo”.
Se piensa así porque erróneamente aun muchos creen que Dios es el autor del mal, que es Él quien genera la violencia, que es Él quien provoca la injusticia…
Dios solo quiere la felicidad del hombre, su desarrollo, su alegría, su progreso.
 Es en la estructura humana social donde se ha de descubrir el origen del mal, si el mundo está como está la culpa no es de Dios, es de una libertad y una inteligencia mal administradas por el mismo ser humano desde el comienzo del mundo y o la creación…Es ello lo que siempre ha querido mostrarnos los primeros 11 capítulos del Génesis donde se nos narra la creación del mundo y del hombre, la primera caída, la maldad del mundo en los tiempos de Noé.
 Dios siempre respeta la libertad del hombre y raras veces intervendrá (de ahí el milagro) cambiar o para detener el curso de las cosas.
 Quizás por ello desconcierta tanto la novela de Job en el Antiguo Testamento. Aquí Dios permite al espíritu del mal (el diablo) enconarse contra su santo fiel, sembrando en su vida y su familia, la muerte, la enfermedad y la destrucción…Y Dios no aparece, no actúa, no interviene (por un gran lapso de tiempo) para defender a su creatura…A pesar de todo, Job persiste incólume, confiado en las promesas del Señor, se deja hacer, porque tiene la plena confianza que al final triunfará el Bien , es decir que Dios se manifestará en su favor.
 Así que hay que ser claros sobre la intención del libro y todos los relatos de Job, que no pretende mostrar que Dios sea el autor del mal, no, todo obedece a maniobras del espíritu maligno (representado en Satán o el diablo) que está decidido a poner a prueba al hombre de fe y buscar hacerle desistir de su ilusión de salvación (fe y esperanza) en Dios.
El libro de Job nos ayuda a comprender lo siguiente:
- Satán no puede infligirnos una destrucción física y financiera sin el asentimiento de Dios.
- Dios controla lo que Satán pueda o no pueda hacer.
- Comprender los “por qué” detrás de toda prueba o sufrimiento que existe en el mundo, supera nuestra capacidad humana,
- Los malos o malvados, recibirán su merecido.
- Nosotros no podemos siempre atribuir nuestros sufrimientos a nuestro pecado o a nuestro estilo de vida.
 - El sufrimiento es permitido en nuestra vida para purificarnos, hacernos test, enseñarnos o fortalecer nuestra alma.
- Dios permanece siempre como aquel que es suficiente, aquel que nos basta para vivir, y merece y pide nuestro amor y nuestras alabanzas, en todas las circunstancias de nuestra vida.

En el evangelio vemos a Jesús que se hace o se presenta cercano o a los enfermos.
Jesús ha sanado o curado un cierto número de enfermos o aprisionados por el mal para darnos una señal y revelarnos la venida del Reino de Dios en nuestro mundo con frecuencia ciego, sordomudo (al estilo Shakira, je,je)…alienado.
 Jesús nos enseña así que Dios no manda la enfermedad y que ella tampoco es un castigo.
Las curaciones realizadas por su Hijo son una revelación de Dios que combate las diversas formas del mal que toca a los humanos, en su cuerpo y en su alma. Cerca de ellos, Él les ofrece la vida que no conoce ya más de sufrimiento y de muerte. Su presencia discreta no puede reconocerse sino por la fe (un don, una gracia, un regalo a pedir), esta segunda mirada sobre Dios y sobre la existencia humana.
Jesús va inclusive hasta identificarse con el enfermo: “yo estaba enfermo, y ustedes me visitaron” (Mateo 25,36). La persona enferma es como un sacramento de la presencia de Cristo resucitado. No es esto también una Buena Noticia (evangelio) para aquellos que sufren y por quienes están bien (o sanos?) en el momento?
 Esto es una invitación que empuja e invita a ir hacia quienes sufren pruebas (de diversa índole por el sufrimiento, la enfermedad, la vejez…,) para reconfortarlos y decirles que ellos tienen un gran lugar, una plaza al interior de la comunidad cristiana y de la sociedad.
Es por medio de cada uno de nosotros que Jesús Resucitado va a su encuentro para hacérseles presente, estar cerca de ellos y ayudarles a vivir. Así nuestra presencia, en el día a día, puede ayudarles a curarse.



Poder y oración (2)

Poder y oración (2)
Foto:http://catedraldeguaxupe.soproparoquial.com.br/wp-content/uploads/sites/3/2015/0

Aproximación psicológica al texto del evangelio
 
Poder y oración:
Marcos insiste más que los otros evangelistas acerca de la reticencia o el rechazo de Jesús de ser remarcado y apreciado a causa de sus poderes de sanador (no curandero). Jesús es evidentemente consciente de sus poderes y los utiliza con frecuencia, a veces de manera espontánea u otras se hace el de rogar.
Pero lo que le preocupa, es la interpretación que pueda hacerse de sus poderes (tu eres entonces el Mesías), las esperanzas que ello puede suscitar en los patriotas (“ahora, libera a Israel de los romanos”) y el izquierdismo que estos malentendidos desencadenarían en referencia a sus intuiciones de fondo (enseñarle al hombre a liberarse en profundidad antes que de conducirle a un golpe de fuerza nacionalista de inspiración dudosa).
En este sentido se puede comprender el versículo 34 (“Él no dejaba hablar a los demonios porque estos le conocían”): algunas personas intuían que Jesús era el Mesías, el liberador, pero Jesús no quería ser identificado como tal, ya que su título estaba demasiado asociado a una idea de poder, de supremacía.

Es solamente, cuando esté alejado este peligro de ser conducido por la marea del poder, que Jesús se presentarâ abiertamente como el Mesías. Pero para ello será necesario esperar hasta el final de su vida pública, después de su arresto (Marcos 14,60-62).
El ser humano experimenta (siente) una cierta exaltación o entusiasmo a la hora de utilizar (hacer consciencia del poder concerniente a él) su poder, no importa bajo cual forma: física, intelectual, sexual, política, financiera, social…Pero Jesús había decidido no sumergirse o adentrarse en una experiencia de poder, con el fin de permanecer abierto tanto a las exigencias de su recorrido espiritual como a las posibilidades abiertas cotidianamente por los eventos (sucesos o noticias).
Porque sí el poder puede enceguecernos, hacernos egoístas, insensibles, desentendidos del sufrimiento de los otros, alienarnos…De ahí se comprende por qué la importancia de los votos consagrados de la pobreza, la castidad y la obediencia que hay que entenderlos más como medios para acrecentar la humildad, posibilitar la disponibilidad y vivir el desprendimiento por los otros.
Como nosotros, en consecuencia, Jesús ha experimentado la resistencia ante el llamado de esta invitación a la exaltación o entusiasmo por el poder, ha debido retroceder ante sus ideas fantasiosas de poder y supremacía.
 Es este el sentido profundo del relato de las tentaciones y es quizás también la experiencia que se perfila bajo el versículo 35: “en la mañana, cuando aún era oscuro, Jesús se levanta, sale y se va hacia un lugar desierto; y allí Él ora”).
No tenemos ningún motivo o razón para negar que Jesús haya podido vivir una oración de gratuidad, de alabanza, de simple presencia ante Dios como la vivirán después las comunidades contemplativas. Por el contrario, tenemos algunas razones para pensar que su oración fue un camino de integración a partir de las necesidades de sus vivencias: necesidad de detenerse (parar), de distanciarse, para hacer un ejercicio de clarificación, de reflexión, de decisión…Todo esto vivido en presencia del Padre y en estado de receptividad filial de cara a Él.
Esta oración aflora en ciertos momentos claves del evangelio, y es normal que la hagamos de igual manera quienes hemos decidido marchar tras sus pasos.

Resurrección es...reaccionar ante el mal (3)

Resurrección es...reaccionar ante el mal (3)
Foto:http://i40.servimg.com/u/f40/15/90/03/30/ordina10.gif


Reflexión central:
Vale decir que como todos los domingos la Palabra de Dios se presta para profundizar en más de un tema. Y el predicador siempre buscara aplicar esa PALABRA liberadora, creadora y creativa en su comunidad, de acuerdo a las circunstancias y la realidad que se vive.

Me parece a mí que además de la idea ya esbozada sobre el poder liberador y sanador de Jesús, podríamos ampliar nuestra reflexión acerca de la invitación que Jesús nos hace a reaccionar ante el mal (Él nos muestra el modo: curando, siendo discretos, humildes, ORANDO). Un buen cristiano no se queda con los brazos cruzados, ante el sufrimiento el discípulo de Jesús por su fe y con su fe: sana, consuela, alimenta, sacia la sed de cualquier índole, transmite fuerza, coraje, da sentido a la vida…)
Pero además el evangelio precisa los lugares donde se ejerce esa liberación y podríamos profundizar en la manera como se manifiesta esa fe, esa esperanza en tales medios…
1. En el ambiente religioso y de asamblea de fe (la sinagoga, el templo o la iglesia).
2. El medio familiar (cura a la suegra de Pedro en la casa de ellos)
3. La realidad socio-política de trabajo o escolar (Jesús sana muchas personas en la entrada a la ciudad).
4. La intimidad o la soledad (lugar interior de cada persona. El encuentro en la oración con Dios para recargar baterías, silenciarse, cerrar los ojos para ver…)
Entonces comenzaré por decir que a veces nombramos o hacemos referencia a otro texto diferente de los leídos para introducir nuestra reflexión, homilía (charla familiar).
Yo comenzaré por citar este versículo del salmo 51: “Él no se adormece, no duerme el Guardián de Israel”. Este salmo nos muestra a Dios ocupado de su pueblo y siempre dispuesto a tenderle una mano de ayuda en todas las circunstancias que lo agobian sea en la noche o en el día.
Es seguro que a muchos no les suena o parece real este salmo, no se ve mucho a Dios obrando en este bajo mundo. Pero al contrario si le vemos obrando –actuando en el relato que acabamos de leer, constatamos que Jesús toma el relevo. Jesús en este texto cumple todas las funciones destinadas a Dios en el salmo. El realiza (lleva a su cumplimiento la obra del Padre).
Ustedes adivinan fácilmente que yo terminaré por decir que si nos esforzamos por imitar a Jesús nosotros llegaremos a ser a nuestro turno cercanos a Dios y seremos elevados como Jesús a la función de Hijos de Dios. Es así como Jesús va asociarnos a su propio destino y nos hace participar desde ahora en su resurrección. En efecto, sin que uno se dé cuenta, este pasaje está interpretado acá bajo el signo de la resurrección.
Este comienza por el relato de la curación de la suegra de Pedro. Ella tiene fiebre, Jesús la sana, no hay nada de espectacular en esta curación (o sanación) y uno no comprendería porqué este pequeño milagro sería reportado si no fuera para volver a sacar y destacar un elemento que se deja ver claramente a través de los términos utilizados. Estas son palabras habitualmente reservadas a la descripción de la resurrección. Se dice que ella estaba acostada y no que estuviera en cama. Estaba extendida, como lo están los muertos (y no siempre, pues en África muchas etnias entierran sus difuntos sentados como el caso de los Mafa de Camerún con quienes viví). Y no se dice que Jesús la haya sanado, pero sí que la hizo levantarse, y la expresión “hacer levantarse” designa con frecuencia en el evangelio la acción de RESUCITAR! Este relato anodino de la curación de esta mujer es muy conocido (de hecho es de los evangelios que más se lee a la hora de la liturgia de la misa, a lo largo del año en sus diferentes versiones), pero aparte de que este se haya prestado para hacer ciertos chistes flojos o malintencionados, éste no tiene que él solo interés de ubicarlo, lo mismo que a los otros relatos de sanación que seguirán bajo el signo de la RESURRECCION. Cuando Jesús interviene en la existencia de alguien es para hacerle pasar de una situación de muerte a una situación de vida, es esto la resurrección.

Sin que se digan las cosas, se nos permite percibir que todas las relaciones que Jesús establece con los seres humanos están ubicadas dentro de esta dimensión de la resurrección que llega a ser la realidad profunda de su ministerio.
La resurrección toma entonces su sentido verdadero que no designa solamente el hecho de sobrevivir a nuestra propia muerte sino que también es en efecto (el hecho) de vivir desde ahora la realidad de la presencia de Jesús a nuestro lado. De ahora en adelante este será el primer aspecto de la resurrección.
Para ser "resucitados" es necesario ser liberado de todo lo que nos lleva a la muerte. Tenemos acá toda una serie de acciones liberadoras de Jesús. Estas acciones han tenido lugar en plena noche y la muchedumbre (gran cantidad de gente) está presente. Toda la ciudad está ahí, y esto para decir que todos y a cada uno les (nos) concierne. La noche no es solamente la ausencia del día, es también la ausencia de esperanza, la noche significa la incapacidad que se tiene de ver los sucesos que vendrán, la noche no es solamente física es también espiritual. Ella designa esta situación que provoca (o hace) que todos los fantasmas, todos los demonios se muestren alegres y se comporten como si Dios no tuviera ningún poder sobre ellos.
En la sociedad antigua, como en nuestro inconsciente, la noche está poblada de elementos hostiles a los hombres. Ella es percibida como un momento donde Dios pareciera suspender su vigilancia y deja la plaza libre a las fuerzas negativas. Es en este mundo terrible y o peligroso para el hombre donde Dios pareciera estar ausente que Jesús interviene, como para decir que no hay dominio donde la enfermedad o las fuerzas hostiles a los hombres puedan tomar un lugar…El evangelio de Marcos nos dice que Jesús ha venido a instaurar la resurrección en el dominio de la muerte y restablecer una relación con Dios que parecía interrumpida.
Qué pone obstáculo a estas relaciones? Bien entendido que son los demonios y la enfermedad. En el contexto del evangelio, los demonios no son personalizados, ellos son puestos en el mismo rango que la enfermedad, en la cual la ausencia (o falta- dificultad) de sanación nos hace dudar de Dios. A veces, nosotros atravesamos por sucesos tan terribles que nuestra razón no puede sobrellevarlos o superarlos sin poner a Dios adelante o presente. Son estos eventos o sucesos que hemos de poner en la misma línea o en el rango de los demonios con los cuales Jesús libra un combate sin parar.
Nosotros dudamos de Dios, cuando tenemos el sentimiento o sensación de que el peso del destino es demasiado pesado y concluimos entonces que Dios debe ser impotente por haber tolerado cualquier cosa muy injusta. Y peor, si Él no es impotente, entonces es que es permisivo o que no tiene nada por hacer por criaturas tan insignificantes como nosotros. Este sentimiento de indiferencia o de total abandono es insoportable, puesto que no tenemos la fuerza para enfrentarnos al destino, totalmente solos. Nos sentimos encerrados o rodeados por una noche espesa, condenados a sufrir un destino que no controlamos o dominamos.
Es en esta noche espesa que Jesús se mantiene erguido. Es ahí que los discípulos le encuentran aunque todavía esté oscuro. Ellos le dicen la angustia de la humanidad y Jesús responde que Él está ahí para consolarlos, y darles seguridad. Jesús saliendo de la noche para orar quiere decir que mientras la humanidad dormía, Jesús velaba.
De este modo, Él da una primera respuesta a nuestras angustias. Cuando tenemos miedo, Él está ahí y Él ora, es su manera (la suya) de mostrarse y o ser eficaz.
Jesús responde a aquellos que le buscan y cuestionan. Él les dice: “VAMOS A OTRO LADO”. Este “otro lado u otra parte” toma una grande importancia, porque este “otro lado” no es ahí (o el lugar) donde ellos le esperan. Para ellos la presencia eficaz de Jesús será de detener, hacer cesar lo que no esté bien. Ellos esperan un milagro o un consuelo. El milagro es del orden de confort inmediato como lo haría un medicamento que apenas una vez administrado suprimiría el dolor. La posición de Jesús no es esta. Ella está en otro lado.

Los hombres desean que al intervenir Él corrija las anomalías de las cuales somos víctimas. Y no es exactamente eso lo que surge o se produce. A pesar de nuestras oraciones, nuestras angustias continúan, subsisten, las enfermedades perduran y en ocasiones nos llevan a la muerte. Dios no quiere pasar su tiempo corrigiendo lo que está mal en el mundo. Él se niega a ser el Dios providencia (el Dios « tapa huecos ») que responde a todas nuestras necesidades humanas en cantidad. Jesús orienta sus miradas hacia “otra parte” “otro lugar”, hacia donde ellos todavía no han volteado (o tornado) sus ojos. Este “otro lugar”, lo hemos designado al comienzo de esta reflexión, es el evento de la RESURRECCION.
La resurrección se ha manifestado en el momento que Dios, en la persona de Jesús ha aceptado  hacer recaer sobre Él todas las maldiciones de los hombres para portarlas (cargarlas) y asumirlas en su muerte. Su presencia dentro de nosotros implica entonces LA RESURRECCION.
Gracias a ella, nosotros superamos nuestros propios sufrimientos, sabiendo que Dios ha puesto en nosotros suficiente energía para superarlos y para hacer que ellos no sean más obstáculo para nuestra fe y nuestra esperanza. La RESURRECCION es poder o potencia de Dios en nosotros.
Dios no destruye, como por el efecto de una poción mágica todos nuestros bloqueos pero Él pone suficiente energía en nosotros para que los superemos, ya que Dios cree en el ser humano y en su capacidad de superación. El hace la apuesta que si nosotros confiamos en Él nosotros sobrellevaremos por nosotros mismos todo lo que nos hace sufrir. Esto no impide sin embargo  poner regularmente sobre nuestra ruta signos efectivos de su poder. Él nos da referencias o signos y se permite hacer mismo milagros. Ellos actúan en nosotros como el pan y el vino de la Eucaristía que se descomponen físicamente pero que nos dicen o revelan la presencia real de Dios en nuestra existencia.

Referencias:

Pequeno Misal "Prions en Eglise", Novalis, Quebec.

HÉTU, Jean Luc. Les options de Jésus.

Le sermon de dimanche matin:  jbesset.blogspot.com

Entrada destacada

1o de enero del 2017: Solemnidad de Santa María Madre de Dios

Reemprender el camino La palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir escuchando nuestra memoria, como María. En el moment...