lunes, 31 de octubre de 2022

1 de noviembre del 2022: Solemnidad de Todos los Santos

 

Todos los santos

La Iglesia hoy celebra a la innumerable multitud de santos, de todas las edades, que no tienen fiesta en el calendario oficial de la Iglesia.

 

(Mateo 5, 1-12a) “Solo entraré en la felicidad de las Bienaventuranzas gastando mi vida y tejiendo una red de solidaridad, con los hombres y mujeres de buena voluntad de esta tierra, con todos los santos. 

"Debemos llegar juntos al buen Dios". (Charles Péguy)

 

Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (7,2-4.9-14):

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.»
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»
Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.»
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.»
Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.»


Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
 Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

Quién puede subir al monte del Señor?
Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

 

 

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-3):

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro.


Palabra de Dios

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

Palabra del Señor

 

 

 

Todos los santos

 

Hoy honramos a esos hombres y mujeres santos que nos han precedido en la fe y lo han hecho de una manera gloriosa. Mientras honramos a estos grandes campeones de la fe, reflexionemos sobre quiénes son y qué papel siguen desempeñando en la vida de la Iglesia

La Iglesia Triunfante: Aquellos que nos han precedido y ahora comparten las glorias del Cielo, en la Visión Beatífica, no se han ido. Claro, no los vemos y no necesariamente podemos escucharlos ni tampoco pueden hablarnos de la forma física en que lo hicieron mientras estaban en la Tierra. Pero no se han ido en absoluto. Santa Teresa de Lisieux lo expresó mejor cuando dijo: “Quiero pasar mi Cielo haciendo el bien en la Tierra”.  

Los santos del Cielo están en plena unión con Dios y forman la Comunión de los Santos del Cielo, ¡la Iglesia Triunfante! Sin embargo, lo que es importante notar es que a pesar de que están disfrutando de su recompensa eterna, todavía están muy preocupados por nosotros. 

A los santos en el Cielo se les confía la importante tarea de la intercesión. Claro, Dios ya conoce todas nuestras necesidades y podría pedirnos que vayamos directamente a Él en nuestras oraciones. Pero la verdad es que Dios quiere usar la intercesión, y, por tanto, la mediación de los santos en nuestras vidas. Él los usa para llevarle nuestras oraciones y, a cambio, para traernos Su gracia. Se convierten en poderosos intercesores por nosotros y partícipes de la acción divina de Dios en el mundo.  

¿Por qué es este el caso? Una vez más, ¿por qué Dios no elige tratar con nosotros directamente en lugar de hacerlo a través de intermediarios? Porque Dios quiere que todos seamos partícipes de su buena obra y participemos de su plan divino. Sería como un padre que compra un lindo collar para su esposa. Se lo muestra a sus hijos pequeños y están emocionados con este regalo. Entra la mamá y el papá les pide a los niños que le traigan el regalo. Ahora el regalo es de su esposo, pero lo más probable es que primero agradezca a sus hijos por su participación en darle este regalo. El padre quería que los niños fueran parte de este dar y la madre quería que los niños fueran parte de su recepción y agradecimiento. ¡Así es con Dios! Dios quiere que los santos participen en la distribución de sus múltiples dones. ¡Y este acto llena Su corazón de alegría!

Los santos también nos dan un modelo de santidad. La caridad que vivieron en la Tierra sigue viva. El testimonio de su amor y sacrificio no fue solo un acto de una sola vez en la historia. Más bien, la caridad es viva y continúa obrando para el bien. Por lo tanto, la caridad y el testimonio de los santos viven y afectan nuestras vidas. Esta caridad en sus vidas crea un vínculo con nosotros, una comunión. Nos permite amarlos, admirarlos y querer seguir su ejemplo. Es esto, junto con su continua intercesión, lo que establece un poderoso vínculo de amor y unión con nosotros.

 

Señor, como los santos del Cielo te adoran por la eternidad, suplico su intercesión. Santos de Dios, por favor vengan en mi ayuda. Oren por mí y denme la gracia que necesito para vivir una vida santa a imitación de sus propias vidas. Todos los santos de Dios rueguen por nosotros. Jesús, en Ti confío.

 

 

 

El cielo está poblado de hombres y mujeres santos no canonizados que solo Dios conoce

 


Los mártires eran tan venerados en la Iglesia primitiva que sus lugares y fechas de muerte fueron santificados por velas, oraciones y ofrendas votivas de los fieles agradecidos por su testimonio. Sin embargo, tantos fueron los mártires que a principios del siglo IV se hizo imposible solemnizar a cada uno individualmente en el abarrotado calendario de la Iglesia. Así surgió, a lo largo de los siglos, y de diferentes formas en las distintas regiones, la costumbre de conmemorar la memoria de todos los santos en un día determinado del año. A principios del siglo VIII, la Fiesta de Todos los Santos se celebró en Roma el 1 de noviembre. La Fiesta se extendió a toda la Iglesia en el siglo siguiente.

 

El calendario santoral universal de la Iglesia Católica es como el equipo All-Star de un santo. Solo los más talentosos pasan el corte. Hay muchos más santos canonizados además de los del calendario universal. Algunos santos se conmemoran solo a nivel local o regional, otros son históricamente oscuros y otros no dieron un testimonio suficientemente universal para merecer su inclusión en el calendario universal de la Iglesia. La Iglesia define a un santo como un alma que disfruta de la Visión Beatífica en el cielo. Entonces, además de los santos famosos que se encuentran en el calendario universal y los santos menos conocidos que no están en ese calendario, todavía hay muchas más almas en el cielo que no se reconocen oficialmente como santos en absoluto. Estos son los santos que celebramos de una manera particular hoy.

 

La Solemnidad de Todos los Santos conmemora a todos esos santos hombres, mujeres, niños, mártires, confesores y otros desconocidos que vivieron vidas de tal santidad que al morir entraron directamente a la presencia de Dios en el cielo o purificaron debidamente su alma de cada imperfección con antelación en el purgatorio. avanzando luego hacia Su presencia. 

 

Los santos All-Star como San Agustín y San Francisco de Asís están hombro con hombro en el cielo con abuelas olvidadas, tíos callados y mártires desconocidos. Estas almas no reconocidas pero santas no convirtieron a tribus enteras, ni fundaron comunidades religiosas, ni les aplastaron los huesos las fauces de los leones en la arena. Tal vez simplemente mantuvieron la boca cerrada cuando tenían las palabras adecuadas para humillar a un miembro de la familia. Magnanimidad. 

Quizás cocinaban la cena noche tras noche para su familia por sentido del deber, mientras miraban por la ventana de la cocina, soñando con otra vida lejana haciendo grandes hazañas. Humildad. 

O tal vez se negaron a cooperar con un jefe inmoral y perdieron su trabajo, para nunca recuperarse financieramente, sus sueños se arruinaron por una postura de principios. Fortaleza.

La densa población del cielo es desconocida para nosotros en la tierra, pero no para Dios, la audiencia de Aquel a quien más desearíamos complacer. Hay tantos caminos hacia Dios como personas, ya que Dios quiere hacer un proyecto de todos y cada uno de nosotros. Todos los santos vivieron vidas heroicas a su manera. Algunos eran el campanario del pueblo, vistos por todos e inspirando a otros a la grandeza. Pero la mayoría de los santos tenían perfiles más bajos. Eran más como los bloques de piedra rechonchos que formarían los cimientos de la iglesia, sosteniendo silenciosamente toda la estructura. Recibieron poca notificación o crédito a pesar de apuntalar todo el edificio. Sin su apoyo, la iglesia, y todo su destello, colapsaría.

 

 Hoy conmemoramos a aquellos silenciosos y firmes que, sin cesar y sin quejarse, apuntalaron a la familia, al matrimonio, a la parroquia, a la Iglesia, la comunidad, la fe. Entre la comunión de los santos se encuentran algunos ciudadanos ilustres cuyas virtudes brillan en sus días especiales. Pero hoy honramos, recordamos y buscamos imitar a esa población más amplia del cielo que nunca subió a los altares públicos, pero que ofreció sus vidas de manera silenciosa a Dios. Recibieron el Cuerpo de Cristo y vivieron Sus enseñanzas de una manera ejemplar a tiempo y fuera de tiempo hasta que todas las estaciones convergieron y Dios los llamó de regreso a Él.

 

Todos los hombres y mujeres santos, tan cercanos a nosotros, pero aún tan lejos, reúnan nuestras oraciones e intercedan en el cielo por nosotros. Que nuestros santos deseos se cumplan a través de ese coro de oraciones que constantemente presentan al Padre rodeado de todos Sus ángeles en el cielo.

domingo, 30 de octubre de 2022

31 de octubre del 2022: lunes de la trigésima primera semana del tiempo ordinario

 

(Filipenses 2, 1-4) Seguir a Jesús no es fácil, pero hoy intentaré pensar primero en la otra persona, en sus necesidades, en sus esperanzas, en lugar de ponerme por delante. El amor es una elección que tengo que hacer todos los días.

 


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-4):

Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos los intereses de los demás.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 130,1.2.3

R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.

Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R/.

Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,12-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

Palabra del Señor

 

 

Misericordia

 

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

 

Lucas 14:13-14

 

Con demasiada frecuencia en la vida caemos en la trampa de trabajar por recompensas inmediatas. Si lo hacemos bien, queremos ser notados, agradecidos y recompensados. Pero esta exhortación de Jesús revela que nuestras vidas de servicio deben vivirse de tal manera que no esperemos ningún pago aquí y ahora. Más bien, debemos anticipar nuestra recompensa en el Cielo.

Esta misión de nuestro Señor puede ser difícil de vivir. Requiere gran desinterés y preocupación por el otro sin esperar nada a cambio. Pero cuando comprendamos este principio espiritual, nos daremos cuenta de que el “pago” no solo nos espera en el Cielo, sino que también lo recibimos a través de nuestro acto de desinterés aquí y ahora.

El “pago” que recibimos aquí y ahora por actos de servicio desinteresado a los demás es la santidad de vida. Alcanzamos la santidad de vida cuando buscamos otorgar misericordia a los demás. La misericordia es un acto de amor dado a uno en necesidad sin ninguna motivación egoísta. No es algo hecho con la condición de recibir algo a cambio. La misericordia se ofrece como amor al otro por el bien del otro y por ninguna otra razón. Pero la buena noticia es que la verdadera misericordia tiene un efecto profundo en quien la ofrece. Al mostrar misericordia desinteresada a los demás, imitamos a nuestro Dios misericordioso y nos parecemos más a Él. Esta es una recompensa mayor que la que jamás podríamos recibir de otro.

Reflexiona, hoy, sobre cuán dispuesto estás a ser misericordioso con otros en necesidad. ¿Estás dispuesto a dar sin esperar que te lo devuelvan? Si es así, encontrarás una bendición mucho mayor en este acto desinteresado que en cualquier otra cosa por la que obtengas reconocimiento mundano.

 

Mi misericordiosísimo Señor, dame un corazón lleno de misericordia y compasión por todos los necesitados. Que diariamente busque servirles sin ninguna expectativa de recompensa. Que estos actos de misericordia sean recompensa suficiente y se conviertan en fuente y fundamento de mi santidad de vida. Jesús en Ti confío.

sábado, 29 de octubre de 2022

30 de octubre del 2022: 31o Domingo del tiempo ordinario (C)


 Un llamado sorprendente!

Dios nos  ama y viene a nuestro encuentro, así hayamos pecado contra Él y nuestro prójimo; Él nos llama a hacer el bien y a reparar los daños causados.
Dios ama la vida y desea que cada persona beba en su bondad y fecundidad. Pero no siempre es fácil estar en armonía en medio de las vicisitudes del mundo. 
Tomémonos el tiempo para dejarnos amar por Dios y confiemos en su misericordia.


Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (11,22–12,2):

Señor, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza,
como gota de rocío mañanero sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes
y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.
Amas a todos los seres
y no aborreces nada de lo que hiciste;
pues, si odiaras algo, no lo habrías creado.
¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?,
o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado?
Pero tú eres indulgente con todas las cosas,
porque son tuyas, Señor, amigo de la vida.
Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas.
Por eso corriges poco a poco a los que caen,
los reprendes y les recuerdas su pecado,
para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

V/. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

V/. El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.

 

 

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,11–2,2):

Hermanos:
Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.

Palabra de Dios


EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS  19, 1-10

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa."
Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador."
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido."
Palabra de Dios



A guisa de introducción:

Al sentirse uno comprendido y aceptado, se desea un cambio personal

1. Cierto día, en mis tiempos de seminarista, recuerdo una fiesta en la casa finca de uno de mis tíos en mi pueblo. Se trataba de una primera comunión de un primo, el hijo menor del propietario del lugar. Entre las personas que habían venido al agasajo, se encontraba un vecino, un chico de mi edad entre los 20 y 22 años. Aunque su presencia no era muy apreciada por la familia (debido a su pasado y reciente presente de pillo y ladrón), yo sólo conservaba gratos recuerdos compartidos con él y otros niños en juegos de infancia, por esos mismos pasajes…Y sin ningún reparo o ambages hablé largo rato con el muchacho, compartiéndole entre otras cosas mi experiencia de seminarista y estudiante en la gran ciudad. Por su parte él no se sentía querido ni apreciado en la campiña. Su vecindario le miraba y juzgaba mal, tanto que en un determinado momento me lo expresó abiertamente: "a mí nadie me quiere Gustavo" y yo le dije enseguida: "No, a ti si te quieren". - "No, yo soy el más gamín y despreciado de por aquí" , insistió y yo le respondí: "yo por mi parte lo aprecio, tengo bonitos recuerdos de cuando éramos niños, de cómo nos divertíamos…Además usted, Marcelo, es una persona y es una creatura de Dios; Dios lo ama". Al joven hombre le causó tanta admiración esta amistad recuperada y espontánea, que me prometió no querer sentirse ya más la oveja negra de la vereda. Él se sintió aquella noche querido y aceptado por alguien.  Después me dí cuenta, que el joven restablecido, pudo ser un buen ciudadano y buen trabajador por un tiempo al menos, hasta que llegaron quienes no olvidan el pasado y lo asesinaron. Esta historia es verdad.

Y esta historia se parece a la historia de Zaqueo.

Éste era un recolector de impuestos; esto quería decir que después de haber dado una suma fija a sus patrones; él acaudalaba por su propia cuenta los impuestos de la gente. Lo que le obligaba a pedir o a exigir un poco más. En resumen, era un explotador. Él y sus colegas eran muy odiados y no se les debía hablar, ni frecuentar y todavía mucho menos, comer con ellos. Este mismo Zaqueo ha querido ver a Jesús y ha buscado los medios. Él habría podido negarse a bajar del árbol y rechazar la invitación de Aquel que quería detenerse en su casa, probablemente para reprocharle su mala conducta. Por lo tanto, él acepta con alegría Él sabía que Jesús ponía en tela de juicio su reputación personal al venir a su casa. Él se sintió aceptado, amado como persona. Antes era prisionero de sí mismo, como explotador, ladrón, y de un solo impulso del corazón, rompe los barrotes de su prisión. Decide dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver cuatro veces de más del valor a la gente que había robado.

2. Zaqueo había reaccionado de esta manera, porque la mirada de Cristo estaba cargada de amistad. Jesús llama a Zaqueo por su nombre; Él va a su casa a hospedarse; Él le ha hablado; Él ha comido en su casa; Él ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Es Dios quien salva, ya que sólo Él puede cambiar el corazón de alguien.




"Señor, Tú que sabes cerrar los ojos ante nuestros pecados para conducirnos a la conversión, enséñanos a cerrar los nuestros para que así la salvación llegue de nuevo"

"Cuando tú encuentras a Jesús en tu camino, Él se invita a tu casa, Él se sienta a tu mesa, Él tiene hambre de conocerte, de hablarte, de perdonarte, de salvarte".

"En tu mesa, dedícale el banquete de los días de fiesta, pues Él aporta la Buena Nueva de la Salvación".



APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA AL TEXTO DEL EVANGELIO

Alienado (embotado, enceguecido) por el dinero

Ciertas personas tienen una tal sed de prestigio, sed de estatus, de posicionarse bien socialmente , que están dispuestas a hacer todo lo posible por ganárselos.

Pero con tal mala suerte que a veces los resultados obtenidos son contrarios a lo que se buscaba. Como decimos popularmente  “se fue por lana y salió trasquilado”.

Este fue el caso de Zaqueo. Había aceptado un contrato muy sospechoso, con sombras, demasiado oscuro, no muy legal: recuperar los impuestos para la ocupación militar (los invasores) y tomando a veces la mitad de lo recogido para guardárselo en su bolsillo.

Y así, lejos de encontrar el reconocimiento social que el dinero aporta, de pronto se ve rechazado socialmente , marginado de la comunidad en la que había logrado hacerse un lugar.

"Aquel que quiere salvar su propia vida a todo precio, la pierde", palabras más , palabras menos , dijo Jesús…

Zaqueo entonces contaminado de su dinero corrupto, después de haber esperado tanto el reconocimiento social, ahora nadie quiere comprometerse (entrar en contacto) con él.

Y viene Jesús que le dice:  “Hoy, Zaqueo entraré a tu casa”. Y de un flash, un chispazo el cambio llega. Sintiéndose aceptado por él mismo, Zaqueo no tiene  más necesidad del dinero. El siente en su corazón y en su alma que la riqueza no es nada comparada al lado del don de la “comunión”, y entonces decide “hacerse amigos con el dinero injusto” (Lucas 16,9). El sentido de su vida que pretendía encontrar en el dinero, lo encuentra  ahora en el compartir.

Y Jesús dice: “Hoy, este hombre es libre. Este es un hombre salvado porque se ha dado cuenta que su dinero (riquezas materiales)  lo alienaba (n), lo separaban de él mismo y de los otros." Démonos cuenta, Jesús sabe que es consciente del papel que ha jugado en esto (el cambio) que le ha sucedido a Zaqueo. Y afirma que es “El quien ha venido a buscar “ lo que había de bueno en Zaqueo.


He aquí entonces, como podríamos comprender en un nivel interpersonal la misión de Jesús, que es el de aportar el evangelio, es decir la buena nueva: por mi actitud hacia ti, yo te llevo a descubrir lo bueno que Dios ha puesto en ti, y yo te ayudo a descubrir el camino de liberación que Él quiere para ti.



Reflexión Central

Un pequeño, rico y curioso "todero"

Cuando apenas empezaba a practicar el francés, era recurrente en mí confundir el significado de las palabras. Recién llegado a la misión en Camerún, recuerdo que un día pasando en carro con mi compañero ante una casa yo leía rápidamente  un aviso en grandes letras de pintura en aceite: "le garcon du bruillard" y enseguida le comenté "Germán, por acá debe haber a veces mucha neblina" (porque en francés MUCHACHO SE DICE GARCON, y neblina o una nube baja estática que impide la visibilidad es BROUILLARD); por qué dice eso me respondió mi compañero, le dije,  porque acabo de leer un aviso que decía "chico de la neblina"…Mi compañero me corrigió no sin antes reirse de mí y dijo no, lo que dice allá  es "garcon debrouillard" no "garzon du bruillard",  o sea "chico todero", es diferente, quiere decir,  que se le mide a cualquier trabajo para ganar dinero. 

Y eso parecía ser Zaqueo, un hombre que realizaba diversos trabajos para ganarse la vida y al parecer físicamente era de pequeña estatura.

Seguramente ustedes se han dado cuenta  que la estatura promedio de la gente ha aumentado mucho después de dos generaciones, no solamente en América, sino igualmente en Japón donde la gente tenía reputación de ser pequeña. Se piensa que esto es debido a una mejor alimentación en general, más abundante, más variada, permitiendo entonces un desarrollo más precoz. Es posible también y de manera más segura que sea debido a la utilización de antibióticos en la cría de los animales de consumo (pollo, cerdo, ganado, salmón, etc), lo que les daría a los humanos que se nutren de todo esto un efecto análogo a una hormona de crecimiento. Mismo, si la talla general de la población aumenta, hay siempre entre nosotros, tipos, mujeres,  físicamente diferentes, grandes y pequeños, gordos y flacos, acuerpados y menos acuerpados, yo me abstengo de los calificativos que se le atribuyen a cada quien.

El evangelio de hoy pone en escena alguien de pequeña estatura, Zaqueo. No es solamente un publicano, recolector de impuestos, sino también el jefe de los recolectores de impuestos. Y para estar seguro de que se ha comprendido bien, Lucas agrega explícitamente que él era rico. Él es rico, pequeño y curioso. Quiere ver a Jesús. No haciendo caso a lo que la gente pueda decir, corre delante de la multitud que le tapa la vista y se sube a la rama de un árbol (sicomoro) para ser visto por Jesús, probablemente por curiosidad pero también quizás por otras razones, como un deseo inconsciente de salir de su vida presente...

Ahora, si Zaqueo quiere ver a Jesús, Jesús por su parte quiere ir a quedarse en casa de Zaqueo. La simple curiosidad de Zaqueo se convierte en Jesús en una interpelación. Jesús levanta sus ojos y diciendo su nombre  lo increpa: " baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa." (Lc 19,5).

No sabemos nada del proceso o caminar de Zaqueo ni de su discusión con Jesús. El relato de Lucas nos dice solamente que la gente estaba escandalizada al ver que Jesús va alojarse en casa de un pecador público. Es un despropósito inaceptable. Ocurrirá lo mismo con Pedro, más tarde, cuando vaya a la casa de Cornelio, un centurión romano no circunciso. Los miembros de la Iglesia no comprenden que Pedro pueda hacer eso.

En los últimos años, con los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, cuando ellos han decidido  hacer una oración pública con los representantes de otras religiones, los integristas se han alborotado y o escandalizado.

Hemos de  comprender bien que Jesús no va a casa de Zaqueo para aprovecharse de la riqueza o simplemente por comer y beber suntuosamente. No, Él va para demostrarle y testimoniar a Zaqueo que él es un hijo de Abraham, que es un ser amado de Dios y que él también puede tener acceso o entrada al Reino. Si Jesús frecuentaba los pecadores solamente para complacerse con ellos y aprovecharse de su generosidad , sería reprensible, algo digno de rechazar.  Pero Jesús va hacia ellos con otra motivación, religiosa, ésta: "reanimar la esperanza en un hombre que se sabe y siente rechazado y pecador". " el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido." (Lc 19,10).

Es muy bien eso lo que sucede, porque inmediatamente Zaqueo muestra los signos evidentes de su conversión. Acogido y salvado por Jesús, Zaqueo mostrará en su vida los signos de la salvación que ha recibido: " la mitad de mis bienes, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."

Encontramos aquí una idea o pensamiento muy queridos por Lucas, a propósito del dinero deshonesto. Es necesario distribuirlo a los pobres. Sin duda que Zaqueo ha trabajado fuerte, ha ganado su dinero, pero también él se ha aprovechado del sistema, es por ello que distribuye la mitad de sus bienes entre los pobres. Respecto a aquellos que ha atropellado y que puede identificar, les devolverá 4 veces más de lo que les ha quitado.

Existe en nuestra sociedad una corriente de reflexión y de acción que se llama justicia y reparación o justicia reparadora. Cuando un ladrón roba a alguien no es porque odie en particular esta persona y conozca su nombre, pues lo que quiere es simplemente el dinero. Ocurre a veces también con los asaltos y las violaciones. Pero, por su parte, las víctimas guardan de estas experiencias un dolor atroz. A veces, la ofensa no estaba personalmente orientada sobre aquella víctima. Pero el sufrimiento, está presente.

En ciertos casos, en el movimiento de la justicia reparadora, una forma de comunicación se establece entre víctima y victimario (ofensor, verdugo). La víctima en ocasiones llega hasta expresar su dolor. No se trata todavía de perdón, éste  vendrá más tarde, pero es ya una apertura, un comienzo. El ofensor, de su lado comprende poco a poco el mal que ha causado. Esclavo de sus necesidades y de sus pulsiones, él no pensaba más que en sí mismo, calmar su sed de dinero o  de violencia. Y de golpe, comprende la dimensión interpersonal de su acción, entrevé el sufrimiento de su víctima y aprende a asumir mejor su responsabilidad. Zaqueo percibe esto de un solo golpe, y el relato muestra bien la amplitud de su conversión. Zaqueo compensará a la gente de la que se ha aprovechado.

Nosotros vivimos en una sociedad extremadamente compleja. Con frecuencia le pedimos al sistema de justicia castigar, poner en prisión, vigilar los delincuentes por todos los medios posibles. Nuestra sociedad no ha querido que se imponga por ley  la pena de muerte, porque cree que la venganza no es el objetivo de la justicia. El castigo, es cierto, debe mostrar la gravedad de la falta pero si es posible también llevar a la sanación, permitir al ofensor comprender todo el sufrimiento y daños que ha causado…

Zaqueo no hace más que alegrarse por la venida de Jesús a su casa. No establece una simple conversación religiosa. Él muestra por su manera de actuar, por  su comportamiento moral que él ha percibido toda la repercusión de su conversión. Puesto que uno no puede volverse a Dios sin cambiar también su mirada y sus gestos ante la mirada de los otros. Zaqueo el explotador se convierte en Zaqueo el comunicador de bienes, Zaqueo el tramposo llega a ser Zaqueo el compensador.

Se habrá arruinado Zaqueo? probablemente no. Acumulará menos dinero pero lo compartirá más, lo que hará de él un ser liberado, más feliz.  Más a largo término, yo pienso que Zaqueo tendrá más éxito que antes. Sus clientes, los que pagan la Aduana, comprenderán que Zaqueo es ahora honesto. Tendrán más confianza en él. Ellos tendrán tendencia a pasar por los puntos de control bajo su autoridad que por otros. A la larga, su más grande justicia le será provechosa.

Zaqueo abraza la alegría porque ha aceptado la invitación de Jesús de ir a su casa, y esto ha cambiado toda su vida. En la parábola del fariseo y del publicano, la semana pasada, vimos que el Dios que reclama Jesús es el Dios de los desesperados. Es así como la puerta se ha abierto para Zaqueo. Los que piensan bien o creen pensar bien,  han sido sacudidos por la actitud de Jesús. "Él ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".



Reflexión (2)

Aceptar dejarse amar

Tensiones, fuertes palabras, señalamientos escritos y disimulados afectan a la vida política y social colombiana. Departamentos y personas se sublevan porque no están de acuerdo con la distribución de la riqueza, con los beneficios de los recursos naturales…Otros se indignan por la pretendida reforma tributaria del gobierno, y o la corrupción de ciertos dirigentes políticos que son insensibles del enorme mal que causan al robar y desviar los fondos del pueblo.

Hace poco tiempo, luego de la reunión de los países ricos en el marco del G8, grupos de presión  manifestaron ruidosa y abiertamente su rabia e indignación ante las injusticias del mundo.

A nivel local, aparte de la guerrilla (de la que uno dice ha perdido sus ideales) no faltan ciertos movimientos, grupos, personas o marchas que discretamente más que abiertamente gritan en público “frenemos los ricos”. En esta búsqueda de un mundo mejor, no estamos ante un reclamo, una petición familiar?

Hagamos un pequeño juego de imaginación. Reemplacemos el G8, o los departamentos ricos o la gente rica por Zaqueo.

Conocemos el relato. Zaqueo, un cobrador de impuestos, judío, de pequeña talla, baja de su árbol donde se había subido para poder ver a Jesús estratégicamente y sin ser visto…Pero he aquí que Jesús al pasar eleva su mirada y le dice: “Zaqueo, baja del árbol rápidamente, porque hoy he de entrar a tu casa, yo quiero vivir la comunión contigo, yo te amo”. Y Zaqueo distribuye la mitad de su fortuna entre los pobres, sin pedirle nada, y promete un reembolsar con una tasa de interés de 400% por toda injusticia que hubiera podido cometer. Cual acercamiento a los ricos de hoy es mejor: el de Jesús  o el de nuestros contemporáneos? Pero, uno dirá, el método de Jesús es impracticable y es único, posible sólo para el Hijo de Dios.  Será verdad?

Cuando miramos todo la historia vivida, el camino recorrido de nuestra existencia, podemos encontrar un momento parecido cuando alguien se fijó en nosotros y nos miró para decirnos : “Yo quiero estar contigo en tu casa, me gusta tu presencia, yo te elijo, yo te amo”?

Si lo hemos vivido que pasó después? Seguramente una sacudida, un revolcón completo de nuestro mundo. Lo que era importante antes, no lo será más. Aquello que antes no tenía importancia, ahora lo tiene. En ese momento, nuestro valor personal no viene de las cosas exteriores a nosotros, sino de esta misma relación que vivimos.

No es acaso normal que dos personas que se aman se pongan a compartir todo, en particular sus recursos financieros? Un corazón pleno de amor desborda de alegría y generosidad. No es acaso esto lo que vivió Zaqueo?

Pero nosotros, cómo nos situamos en relación con Zaqueo? No decimos: “Ah si yo hubiera estado en Jericó en aquella época!” El evangelista Lucas no quiere hablar más del pasado, sino de nuestro presente, a tal punto que él utiliza la expresión Señor para hablar de Jesús, expresión que utilizan los cristianos en la oración. A través la mirada amorosa que podemos experimentar, no vemos nosotros esa misma mirada que se posó sobre Zaqueo, si en verdad tenemos la fe? Esa frase  “es necesario que me quede en tu casa” se dirige a cada uno de nosotros.

Pero entonces, por qué los Zaqueos son raros hoy? Me parece que la decisión de dejarse amar es más difícil de lo que parece, de lo que se piensa.

Cuando el evangelio dice: “Zaqueo desciende rápido y acoge Jesús lleno de alegría” (Lucas 19,6), él afirma que Zaqueo ha decidido dejarse amar. Y es acá que nos bloqueamos a veces. Cuál es nuestra primera reacción cuando alguien manifiesta su interés por nosotros? Quizás sea mirar cosas que no hayamos podido lograr o alcanzar: nosotros buscamos el valor al exterior de nosotros. Y por tanto la multitud, la gente dice a Zaqueo: “Este Jesús ha ido a comer a la casa de un hombre pecador”. Zaqueo no puede mirar aquello que ha realizado. Dejarse amar, es aceptar recibir su valor de esta relación misma, olvidando los errores del pasado o sus propias proezas.

Pero a qué corresponde para nosotros hoy la frase de Zaqueo: “he aquí la mitad de mi fortuna , yo la dono…”? Cuál es nuestra fortuna? No es necesaria y exclusivamente el dinero. Es nuestro tiempo, nuestra salud, nuestra energía, nuestra cultura, nuestros conocimientos, nuestras habilidades, nuestro desenvolvimiento experto, nuestro saber-hacer, nuestra experiencia, nuestro corazón amoroso, nuestra ternura, nuestra comprensión, nuestra sensibilidad, en resumen, todo eso que hace de nosotros un ser particular. Es lo que ha vivido Zaqueo.

Estamos lejos del G8 y de los países en recursos naturales o de esas personas ricas que es necesario hacerlas racionar?  No, para nada.

Estos son el reflejo a gran escala de lo que fundamentalmente somos.

Nada cambiará en esta búsqueda de un mundo mejor si nuestro corazón no cambia profundamente, como el de Zaqueo. Después de mucho tiempo el amor nos habla y nos dice: “Baja de tu árbol. Yo quiero quedarme en tu casa”. Y nosotros tenemos tanto miedo de dejarnos amar. Si solamente nosotros nos atreviéramos, todo lo demás se volvería accesorio.



Reflexión 3:

Zaqueo, desciende del árbol!

Las 3 lecturas de este domingo evocan un Dios que hace justicia. Es lo que le sucede al pobre que grita, que le clama a Él. La primera lectura es una oración de agradecimiento, un himno dirigido al Dios creador. Dios nunca ha dejado de amar y acompañar a su pueblo. Él lo ha liberado gratuitamente a pesar de muchas veces no merecerlo. Con toda seguridad, no hay por qué tener miedo de un Dios liberador. Su poder es el amor, como decía en otras palabras el sacerdote jesuita Francois Varillon, "cuando decimos en el credo que Dios es Todopoderoso, nos preguntamos por qué…pero hay que decir sin balbuceos, Él es Todo poderoso en amor". Ante Él, reconocemos nuestra pobreza, nuestros pecados. Pero también hemos de mostrar plena confianza en Él, porque su amor creador resiste, es firme ante  todas nuestras infidelidades. Si Dios nos perdona, es porque Él nos ama.

Estamos entonces comprometidos en un combate contra las fuerzas del mal. Pero sólo aquellos que hayan perseverado hasta el final recibirán "la corona de justicia". Es el mensaje que nos dirige la 2a lectura. Es una manera de decir que  todos estamos llamados a la santidad, mismo nosotros pobres pecadores como decimos en la segunda parte del Ave María.  Nuestra prioridad debe ser Cristo y su Evangelio. La carta de San Pablo está dirigida a una comunidad, de Tesalónica (Grecia), los Tesalonicenses, que está afectada por rumores y por falsas revelaciones en torno al fin del mundo. Nosotros conocemos esto. Hoy, el apóstol nos recomienda no dejarnos asustar y esperar con confianza la realización del proyecto de Dios. Esto no quiere decir que uno deba permanecer pasivo, quieto. El Señor espera que nosotros permanezcamos firmes  y fieles a nuestro bautismo. Es a costa de ello, a este precio, que recibiremos "La corona de justicia".

Pero esta victoria no es el resultado de nuestros esfuerzos y capacidad personales. Es el Señor mismo quien sin cesar da el primer paso hacia nosotros. Él es capaz de venir a buscarnos muy lejos y muy abajo. Es esta Buena Noticia la que leemos en el Evangelio de este día. La cosa se pasa en Jericó. Jesús entra a esta ciudad y se dispone a salir. Él no se instala en Jericó. Jericó es la ciudad más baja del mundo, 300 metros bajo el nivel del mar. Es una ciudad pagana, una ciudad de pecadores. Cada vez que Jesús entra allí es para hacer salir a alguien, para hacerle salir del mundo del pecado y volverla a llevar a Dios. Jesús no es aquel que acuse al pecador. Por el contrario, Él viene para aclararle, para que vea su pecado y salga de él. Es lo que va a pasar con Zaqueo. Este hombre no solamente era publicano (recolector de impuestos para la ocupación romana); él es también el jefe de los publicanos. Es entonces muy ladrón, muy pecador y muy rico. Y he aquí que este hombre tiene un ardiente deseo de ver a Jesús. Corre delante, se sube a un sicomoro para ver a Jesús que debía pasar por ahí. A partir de ese momento, todo irá bien más allá de lo previsto: Jesús llama a Zaqueo; la primera cosa que le pide es que descienda. En efecto Zaqueo se ha equivocado, si uno quiere encontrar a Jesús, no hay que subir, hay que descender. Él mismo se hizo el más pequeño y el más pobre. Es descendiendo, abajándose que uno puede encontrar a Jesús. Jesús entonces, se auto invita a la casa de Zaqueo. Para este hombre despreciado de todos, es verdaderamente un día de júbilo, de alegría. Él nunca había imaginado que esto le pudiera suceder. Este encuentro simple con Jesús ha sido una sacudida completa para él. Zaqueo permanece de pie ante Jesús: es la actitud de quien ora. El hecho de estar en presencia de Jesús lleva a Zaqueo a convertirse: él decide dar la mitad de sus bienes a los pobres. Por qué la mitad? porque la otra mitad no es de él sino del ocupante romano. Entonces, él dona a los pobres y además, decide reparar los daños que ha causado.

Este Evangelio nos habla de la alegría de Jesús: "Hoy, ha llegado la salvación a esta casa".  Zaqueo está salvado, él ha salido del mundo del mal, ha salido de Jericó. Llega a ser hijo de Abraham, entra en la alianza que Dios ha establecido con los hombres. Jesús ha venido a buscar y salvar a los que estaban perdidos. Lo que ha hecho por Zaqueo, también lo hace por cada uno de nosotros. Él espera que nosotros descendamos de nuestro árbol; este árbol es aquel donde nos escondemos para quedarnos al margen de los combates de los hombres; es aquel de nuestras certezas, aquel de nuestro egoísmo; aquel de nuestra buena o mala conciencia.

Todos somos invitados a descender de nuestro pedestal para dejarnos invadir por Jesús mismo. Es necesario también dejar a los otros entrar en nuestra vida. El verdadero Dios, aquel que Jesús ha venido a revelarnos, es precisamente el Dios de todos los excluidos, ya sean ricos o pobres, jóvenes o adultos.

En este domingo, te pedimos Señor
por todos los Zaqueos de la tierra,
por todos aquellos que son rechazados o despreciados
a causa de su pasado y de sus actos.
Tú quieres quedarse en su casa como lo haces en nuestra casa.
Por tu Eucaristía, Tú nos invitas a tu casa.
Que nuestra cita a la misa y a la adoración
nos transforme como ha transformado
al publicano de Jericó. Amén!



OTRA ORACIÓN:

Bendito seas Tú, Maestro de la Vida,
Dios del perdón y de los nuevos comienzos,
Dios de la nueva oportunidad,
Tú que buscas lo que estaba perdido,
Tú que vuelves a comenzar cuando todo parece acabado.
Dios de miedos, de lágrimas y de la desesperanza,
Dios de la tristeza infinita cuando nuestra vida se desmorona,
y que no queda, en el fondo de la garganta,
sino la sensación de haber todo perdido,
y que de todas maneras es muy tarde.
Gracias por estar ahí todavía contra toda esperanza
y de dignarte sentarse una hora a nuestra mesa.
Amén!



Referencias Bibliográficas:

-          http://vieliturgique.ca

-          http://prionseneglise.ca

-          http://paroissesaintefamilledevalcourt.org

-          HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

-         BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole. Année C. Novalis, 2007.                         Québec, Canadá.


-          http://dimancheprochain.org

Entrada destacada

1o de enero del 2017: Solemnidad de Santa María Madre de Dios

Reemprender el camino La palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir escuchando nuestra memoria, como María. En el moment...