lunes, 31 de diciembre de 2018

Mensaje para la LII Jornada Mundial de la Paz 2019





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MENSAJE
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 
LII JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
[1 de enero de 2019]

La buena política está al servicio de la paz




1. “Paz a esta casa”

Jesús, al enviar a sus discípulos en misión, les dijo: «Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros» (Lc 10, 5-6).
Dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo. Y este ofrecimiento está dirigido a todos los hombres y mujeres que esperan la paz en medio de las tragedias y la violencia de la historia humana[1]. La “casa” mencionada por Jesús es cada familia, cada comunidad, cada país, cada continente, con sus características propias y con su historia; es sobre todo cada persona, sin distinción ni discriminación. También es nuestra “casa común”: el planeta en el que Dios nos ha colocado para vivir y al que estamos llamados a cuidar con interés.
Por tanto, este es también mi deseo al comienzo del nuevo año: “Paz a esta casa”.

2. El desafío de una buena política

La paz es como la esperanza de la que habla el poeta Charles Péguy[2]; es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia. Sabemos bien que la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y a la injusticia. La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción.
Dice Jesús: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9, 35). Como subrayaba el Papa san Pablo VI: «Tomar en serio la política en sus diversos niveles ―local, regional, nacional y mundial― es afirmar el deber de cada persona, de toda persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad»[3].
En efecto, la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad.

3. Caridad y virtudes humanas para una política al servicio de los derechos humanos y de la paz

El Papa Benedicto XVI recordaba que «todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. […] El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político. […] La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana»[4]. Es un programa con el que pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural o religiosa que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad.
A este respecto, merece la pena recordar las “bienaventuranzas del político”, propuestas por el cardenal vietnamita François-Xavier Nguyễn Vãn Thuận, fallecido en el año 2002, y que fue un fiel testigo del Evangelio:
Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad.
Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente.
Bienaventurado el político que realiza la unidad.
Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical.
Bienaventurado el político que sabe escuchar.
Bienaventurado el político que no tiene miedo[5].
Cada renovación de las funciones electivas, cada cita electoral, cada etapa de la vida pública es una oportunidad para volver a la fuente y a los puntos de referencia que inspiran la justicia y el derecho. Estamos convencidos de que la buena política está al servicio de la paz; respeta y promueve los derechos humanos fundamentales, que son igualmente deberes recíprocos, de modo que se cree entre las generaciones presentes y futuras un vínculo de confianza y gratitud.

4. Los vicios de la política

En la política, desgraciadamente, junto a las virtudes no faltan los vicios, debidos tanto a la ineptitud personal como a distorsiones en el ambiente y en las instituciones. Es evidente para todos que los vicios de la vida política restan credibilidad a los sistemas en los que ella se ejercita, así como a la autoridad, a las decisiones y a las acciones de las personas que se dedican a ella. Estos vicios, que socavan el ideal de una democracia auténtica, son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social: la corrupción —en sus múltiples formas de apropiación indebida de bienes públicos o de aprovechamiento de las personas—, la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el enriquecimiento ilegal, la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la “razón de Estado”, la tendencia a perpetuarse en el poder, la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio.

5. La buena política promueve la participación de los jóvenes y la confianza en el otro

Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro. En cambio, cuando la política se traduce, concretamente, en un estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse, la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros. Se llega a una confianza dinámica, que significa “yo confío en ti y creo contigo” en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común. La política favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona. «¿Hay acaso algo más bello que una mano tendida? Esta ha sido querida por Dios para dar y recibir. Dios no la ha querido para que mate (cf. Gn 4, 1ss) o haga sufrir, sino para que cuide y ayude a vivir. Junto con el corazón y la mente, también la mano puede hacerse un instrumento de diálogo»[6].
Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común. La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales. Una confianza de ese tipo nunca es fácil de realizar porque las relaciones humanas son complejas. En particular, vivimos en estos tiempos en un clima de desconfianza que echa sus raíces en el miedo al otro o al extraño, en la ansiedad de perder beneficios personales y, lamentablemente, se manifiesta también a nivel político, a través de actitudes de clausura o nacionalismos que ponen en cuestión la fraternidad que tanto necesita nuestro mundo globalizado. Hoy más que nunca, nuestras sociedades necesitan “artesanos de la paz” que puedan ser auténticos mensajeros y testigos de Dios Padre que quiere el bien y la felicidad de la familia humana.

6. No a la guerra ni a la estrategia del miedo

Cien años después del fin de la Primera Guerra Mundial, y con el recuerdo de los jóvenes caídos durante aquellos combates y las poblaciones civiles devastadas, conocemos mejor que nunca la terrible enseñanza de las guerras fratricidas, es decir que la paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo. Mantener al otro bajo amenaza significa reducirlo al estado de objeto y negarle la dignidad. Es la razón por la que reafirmamos que el incremento de la intimidación, así como la proliferación incontrolada de las armas son contrarios a la moral y a la búsqueda de una verdadera concordia. El terror ejercido sobre las personas más vulnerables contribuye al exilio de poblaciones enteras en busca de una tierra de paz. No son aceptables los discursos políticos que tienden a culpabilizar a los migrantes de todos los males y a privar a los pobres de la esperanza. En cambio, cabe subrayar que la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas.
Asimismo, nuestro pensamiento se dirige de modo particular a los niños que viven en las zonas de conflicto, y a todos los que se esfuerzan para que sus vidas y sus derechos sean protegidos. En el mundo, uno de cada seis niños sufre a causa de la violencia de la guerra y de sus consecuencias, e incluso es reclutado para convertirse en soldado o rehén de grupos armados. El testimonio de cuantos se comprometen en la defensa de la dignidad y el respeto de los niños es sumamente precioso para el futuro de la humanidad.

7. Un gran proyecto de paz

Celebramos en estos días los setenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue adoptada después del segundo conflicto mundial. Recordamos a este respecto la observación del Papa san Juan XXIII: «Cuando en un hombre surge la conciencia de los propios derechos, es necesario que aflore también la de las propias obligaciones; de forma que aquel que posee determinados derechos tiene asimismo, como expresión de su dignidad, la obligación de exigirlos, mientras los demás tienen el deber de reconocerlos y respetarlos»[7].
La paz, en efecto, es fruto de un gran proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca y la interdependencia de los seres humanos, pero es también un desafío que exige ser acogido día tras día. La paz es una conversión del corazón y del alma, y es fácil reconocer tres dimensiones inseparables de esta paz interior y comunitaria:
 la paz con nosotros mismos, rechazando la intransigencia, la ira, la impaciencia y ―como aconsejaba san Francisco de Sales― teniendo “un poco de dulzura consigo mismo”, para ofrecer “un poco de dulzura a los demás”;
 la paz con el otro: el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre, el que sufre…; atreviéndose al encuentro y escuchando el mensaje que lleva consigo;
 la paz con la creación, redescubriendo la grandeza del don de Dios y la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de nosotros, como habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro.
La política de la paz ―que conoce bien y se hace cargo de las fragilidades humanas― puede recurrir siempre al espíritu del Magníficat que María, Madre de Cristo salvador y Reina de la paz, canta en nombre de todos los hombres: «Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; […] acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre» (Lc 1, 50-55).
Vaticano, 8 de diciembre de 2018







[1] Cf. Lc 2,14: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
[2] Cf. Le Porche du mystère de la deuxième vertu, París 1986.
[3] Carta ap. Octogesima adveniens (14 mayo 1971), 46.
[4] Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 7.
[5] Cf. Discurso en la exposición-congreso “Civitas” de Padua: “30giorni” (2002), 5.
[6] BENEDICTO XVI, Discurso a las Autoridades de Benín (Cotonou, 19 noviembre 2011).
[7] Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963), 44.

martes, 25 de diciembre de 2018

25 de diciembre del 2018: Natividad del Señor

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor



Aproximación Psicológica al texto del evangelio:

El sentimiento ante la Navidad es ambiguo. Muchos esperan con impaciencia e ilusión este tiempo de fiestas donde la atmosfera es de alegría O diversión permanente, uno hace ruido, otros se intercambian regalos, se juega a los tradicionales aguinaldos (me imagino que unos pocos), se hacen encuentros y reuniones de parientes y amigos, donde el tiempo de trabajo se detiene por unos cuantos días u horas para darle lugar a espacios de gratuidad.

Para otros, por el contrario, es la angustia en esos grandes momentos de soledad, el llamado tortuoso de los hijos que ya no están más aquí o que no llegarán, o el dolor de no poder hacer parte de la fiesta…Por ejemplo, acá en Quebec –Canadá, el año pasado por este tiempo, hablaba con  Alfonso un migrante mexicano que ha sufrido mucho en su vida por las adicciones, lo que con el tiempo hizo que vinieran otros males más complejos y se viera de pronto sin familia (porque decide abandonarlo), solo, dependiendo de personas y organismos estatales, perdiendo su autonomía…no se demasiado, pero en todo caso desde lo profundo del corazón me decía conscientemente que esta época del año no hacía sino más que reabrir la herida que no cicatriza por una familia que no existe más.

Es la misma ambigüedad que uno encuentra en el relato del evangelio previsto para la liturgia del 25 de diciembre “La luz es aquella que está ahí y brilla en las tinieblas pero no ha logrado llegar a iluminar (expandirse por) todo…y es por su causa que el mundo ha llegado a existir, pero desgraciadamente éste no la ha reconocido…”. Qué puede ser más deseable que la VIDA y la LUZ? La Navidad coincide con ese momento en que celebramos la prolongación del día y la disminución de la noche. Por qué entonces hablar de un rechazo de la luz? Igualmente, según el evangelista, al igual que esta Palabra de Dios (Jesucristo) nosotros estamos tejidos con la misma fibra. Qué significa entonces la afirmación o el hecho de “que el mundo no la ha reconocido (la luz)? Hay aquí algo trágico que es necesario intentar comprender. Puesto que lo se dice en una palabra, es que la alienación en relación a su ser verdadero hace parte de nuestro mundo, y entonces describe una faceta de nuestras vidas.

Según ustedes, cuál es una de las más grandes dificultades de la vida?, será acaso la vida misma, donde otras muchas (dificultades) convergen? Personalmente respondo: la VIDA misma, la existencia misma. Puesto que hay, y en eso estoy de acuerdo, la alegría de vivir, pero también está el envejecimiento y la muerte. Hay el placer de descubrir, pero también existen los límites donde cada pequeña respuesta es obtenida de manera penosa y a cuenta gotas. Está el placer de este cuerpo que puede correr y bailar, pero también está la enfermedad, los problemas mentales y físicos (hándicaps), las consecuencias de un cuerpo demasiado obeso o demasiado pequeño y hay la maravilla del amor, pero también existen la soledad, el odio y la violencia. Hay esta cosa única y misteriosa llamada: LIBERTAD. Pero esta libertad cede lugar a un montón de opciones (o decisiones) catastróficas, hasta tal punto que la primera cosa que sería eliminada si el hombre pudiera re-crear (VOLVER A CREAR) al hombre-es una convicción personal- es la LIBERTAD.

Aceptar celebrar Navidad, es entrar en este mundo de sombras y de luz, es volver aceptar este largo nacimiento de sí mismo y de este mundo que habitamos, no tal cual como nos lo imaginamos cuando tomamos caminos de evasión sino tal como él es realmente. Dónde, piensan ustedes se ha reconstruido la persona de Jesús tal como lo revelará sus 3 últimos años, sino en la cotidianidad de Nazaret? Dónde se ha afinado su percepción de Dios, sino es en su oración y en el contacto con los eventos y los seres (personas)?

De manera simbólica, nuestra actitud ante el cuerpo, a la vez querido y detestado, fuente a la vez de tantas alegrías y penas, condensa el sentido de nuestras relaciones con el universo. Cada quien encontrará un movimiento de vaivén entre la plena aceptación y el rechazo, entre un compromiso consciente y una pasividad total. Por lo tanto, la tierra prometida hacia la cual nos ha hecho caminar el Adviento, no está en otro sitio más que aquí, y si Pascua puede producirse, es necesario primero nacer a su yo y a su mundo, es necesario entrar en esta carne para esperar vivir la resurrección de la carne, esta carne donde el Verbo de vida ha posado su tienda.

Es costumbre en los ambientes religiosos condenar la fiesta mercantil de Navidad. Por qué no superar las sombras de esos condicionamientos sociales, y ver en esos múltiples momentos de festividades esta luz que muestra esta cara de cada uno de nosotros, un ser que, más allá del trabajo, tiene necesidad de los otros para aprender a vivir? Por qué no ver en esos momentos, cuando los niños ocupan la escena, a pesar de los excesos del niño-rey (consentido, mimado…) que nuestra persona no se define primordialmente por su trabajo, su status social, sus entradas, sino por su lado único y porque está en crecimiento incesante?

Pueda la Navidad ser ese momento de reconciliación con la persona que somos, con este mundo que es el nuestro. Pues no hay otro lugar para caminar hacia la Pascua (pasaje del mal al bien, del pecado a la gracia, de la muerte a la vida).

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! MUCHAS BENDICIONES Y GRACIAS DE DIOS PARA TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD!



El testimonio maduro y convencido de San Juan 

25 diciembre del 2015: Misa del día de Navidad


REFLEXIÓN CENTRAL

El testimonio maduro y convencido de San Juan

En NAVIDAD, los cristianos tenemos dos celebraciones: una en la noche y la otra en el día. Mas el día no es la noche: qué diferencia!
Las lecturas propuestas para la noche y las propuestas para el día, pertenecen a dos mundos diferentes.

En la noche nos sentíamos atraídos por el pesebre: hemos visto al niño, hemos vivido el acontecimiento con José y María, ocupamos un lugar entre los pastores. Nos maravillamos de tanta HUMANIDAD: Dios hecho uno de nosotros, Emanuel: Dios con nosotros.

Ahora que el día avanza, escuchamos en las lecturas cosas muy diferentes a las de la noche anterior. Entre lo que acabamos de escuchar no oímos nombrar ningún niño en el pesebre, no hay más una palabra sobre José y María, y los pastores son lejanos. Qué escuchamos entonces?
“En el principio era el verbo, y el verbo estaba con Dios, y el verbo era Dios” (Jn 1,1-2).

Así, pues somos de repente elevados muy alto, lejos de los sucesos del pesebre o portal de Belén, escenario de Lucas en cuyo centro están José, María, los pastores y los Ángeles. Estamos sobre las alas de un águila, Juan el Evangelista se eleva hasta la cercanía de Dios, llevándonos con él.

Pero la redacción mística del evangelio de este día, elevada y muy teológica es la elaboración fruto de la experiencia personal y muy cercana que Juan el Evangelista ha tenido con Jesús de Nazaret. Además no hay que olvidar que según la tradición Juan murió a una edad avanzada (entre 110 y los 120 años), lo que le permitió por otra parte tener el tiempo necesario para meditar y contemplar el misterio de Cristo vivo, muerto y resucitado de quien fue testigo...si, con el tiempo, orando, escribiendo lo revelado por el Espíritu (Evangelio y Apocalipsis) Juan demuestra por qué se le ha simbolizado con el águila, la reina de las aves, cuyo ojo tiene la capacidad según las leyendas de mirar de frente el sol mismo sin parpadear...pero a Juan se le compara con ese ojo de águila justo por la capacidad de ver más allá de lo aparente, de lo físico, de los sucesos históricos...

Juan nos dice que en Dios hay el Verbo, hay la Palabra misteriosa y poderosa que se ha tornado hacia Dios. Hay un diálogo en el seno mismo de Dios, mostrándonos que Dios no es un solitario. Dios es comunión.

Nosotros comprendemos ahora, nosotros que somos creados a su imagen, el por qué hay dentro de nosotros ese deseo, esa atracción, ese movimiento hacia el otro, y esta alergia a la soledad. Nadie es una isla. El hombre busca la comunión. Comprendemos ahora por qué nos casamos, o hacemos vida con otra persona en pareja, por qué fundamos una familia y por qué nos gusta tener amigos.

Esto explica también la depresión y la violencia de los que no son bien amados: “Amadme o yo me muero” “Amadme o yo muerdo”.

Así, tomando impulso hacia cimas más altas en compañía de san Juan…Nos volvemos a encontrar como hermanos, hijos de un Padre que se fija en nosotros dándonos su Hijo.

“y el Verbo se hizo carne” (Juan 1,14). El Verbo se hizo carne y hoy nosotros cristianos anunciamos al mundo el salvador, el Salvador de la carne.
“Por el Espíritu Santo se encarnó de María Virgen y se hizo hombre”.

Han ustedes tomado recientemente un bebe entre sus brazos? Hay en el mundo un ser más pequeño y dependiente?

La Palabra de Dios es poderosa, creadora, pero esta Palabra también es frágil y débil como un niño. Ella está en nuestras manos. Uno puede aceptar o rechazar la Palabra. Es por la Palabra que uno se liga, se compromete pero también por ella uno rechaza. Uno puede dar su Palabra, uno puede retomarla, o uno puede faltar a su Palabra. Pero si uno tiene Palabra, uno es ya reflejo de Dios, porque Dios, Él es fiel.

Una Palabra implica la libertad de aquel que la pronuncia (o dice). De nada valen las palabras forzadas o aquellas que no se dicen en libertad a Aquel a quien las dirigimos? Hoy Dios se nos propone como LA PALABRA. Él se nos propone como un niño frágil y que se propone a vivir como esta Palabra que uno no puede olvidar o simplemente no escuchar. En el misterio de la pobreza de Navidad, Él corre el riesgo de no ser recibido, pero le da al hombre su oportunidad, su dignidad: la ocasión de amar y de ser amado.

Maravilloso intercambio: el Verbo ha llegado a ser carne, para que le demos una humanidad a la imagen de aquella que ya está en nosotros, forjada a través de nuestros esfuerzos, destilada (o depurada) durante siglos de civilización.

Él es el verbo, pero hoy Él se calla y duerme y nos toca a nosotros enseñarle a hablar. Hoy, Él no tiene órdenes para darnos, Él está sometido a nuestros requerimientos, expuesto a nuestras violencias, huyendo ante nos caprichos. Muy pronto lo veremos escapándose a Belén para llegar a Egipto, y de Egipto ir a Nazaret. Es un hijo del azar, nacido al bordo de un camino, en el transcurso de un viaje.

Si, ayer Dios Él mismo ha venido para pasar su primera noche sobre nuestra tierra. Que en adelante nadie se sienta muy pequeño o limitado: Dios ha encontrado suficiente lugar en una pesebrera.

Él es la perla fina del oriente. La maravillosa perla debuta como una partícula extraña dentro de la ostra. En lugar de rechazar lo extraño, la ostra “lo envuelve de tejidos” “le pone pañal” , y ella llega a ser tan preciosa como el negociante que está en búsqueda de perlas finas, va y vende todo lo que él posee y compra esta perla (Mateo 13,45-46).
Y ustedes me preguntarán: dónde está esta perla? Cómo puedo yo encontrarla? Y yo les respondo: Quieres encontrar a Dios? Haz como Él, se o llega a ser) HOMBRE!

Acaso no tiene nuestro mundo, una inmensa necesidad de humanidad y de calor para ser transformado a la imagen de su hijo? “lo que ustedes hicieron con los más pequeños (pobres) conmigo también lo hicieron” (Mateo 25,40). “Y entonces ustedes nacerán no de la carne y de la sangre, sino de Dios” (Juan 1,13)

Cada día puede ser Navidad. La imagen de Dios, en cada hombre espera ser reconocida para nacer y esperamos nuestro nacimiento con Él. “Todos aquellos que lo han recibido, aquellos que creen en su nombre, Él les ha dado el poder de llegar a ser Hijos de Dios” (Juan 1,12).

Si, la Palabra se ha hecho carne y estableció su tienda entre nosotros (Juan 1,14). Hemos visto su magnificencia y loa firmamos los unos a los otros: Él nos tomará de la mano y nos mostrará el camino. De su plenitud heredaremos y, sin cesar, seremos colmados de gracia tras gracia, luz tras luz, paz tras paz…



REFERENCIAS

paroissesaintefamilledevalcourt.org   

ALLAN, Roy.  L'Avent au quotidien.  Nöel 2011


 mystereetvie.ca     

Feliz navidad para todos!




QUE TAL QUERIDOS AMIGOS,
FAMILIA


EN LA DISTANCIA



Navidad es hoy y siempre. Los deseos de paz, alegría, esperanza y prosperidad deben invadirnos cada día del año...

Demos gracias al Padre Eterno y Misericordioso, una vez más
por regalarnos a Jesús, en El , en un pequeño niño , El mismo se nos manifestó.

Gracias por el SI de María a este proyecto enorme e inconmensurable y tan vital para la humanidad.

Que todas las familias reflejen e imiten esta pequeña pero grande, humilde y
feliz familia de Nazaret.

Que el compartir , la fiesta, la alegría se pase en paz, armonía, entendimiento,
dialogo y sobretodo mucho amor...

Hoy mas que nunca nuestro mundo necesita del amor,


QUE NAVIDAD SEA SIEMPRE...


***

Este es el video de la cancion (un poco cambiada la letra), hecha en principio para la publicidad de la emisora CORAMA STEREO 90.1, estación comunitaria de MArquetalia (Cds) , en el año 1998, cuando trabajamos allí, pero cuyo mensaje dedico a todos mis amigos, lectores y seguidores de este blog. 

Bendiciones para todos.



LA VERDADERA NAVIDAD

(LETRA: Gustavo Quiceno)
MUSICA: Gusqui.

 Arreglos: Mario Alape
Interpretes: Marisela , Gusqui, Albeiro Carmona, Adriana Zarate, otros...



https://www.youtube.com/watch?v=OHaH9FN_pV0



En estos días el mundo está de fiesta
nuestra alegría es un niño de Belén,
quien ha traído la paz y la esperanza,
el regocijo, la libertar y el sumo Bien.

Que en nuestro suelo cese la violencia,
y la justicia vea un nuevo amanecer,
con hombres y mujeres nuevas que amen la tolerancia,
el respeto, la caridad y el Nuevo ser.

Oh Padre bueno,Justo y clemente
que estas palabras se vuelvan realidad
que al compartir el pan se acabe el hambre
y celebrar junto al hermano navidad (bis)

Nuestra esperanza en este niño no es incierta,
nos alegramos con María y San José,
anhelando que todas las familias,
sean reflejo del hogar de Nazareth

Oh Padre Bueno, escucha la plegaria
que en tu nombre volvamos a creer,
y desechando armas, odios y venganzas,
la verdadera navidad podamos ver.

martes, 4 de diciembre de 2018

4 de diciembre del 2018: Martes de la primera semana de Adviento



(Lucas 10, 21-24) Para descubrir la sabiduría de Dios, nuestros maestros no son los sabios sino los pequeños, ya que ellos acogen en toda confianza a Jesús y su mensaje de amor.



Lectura del Profeta Isaías:

Isaías  11: 1 - 10

1         Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.
2         Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh.
3         Y le inspirará en el temor de Yahveh. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas.
4         Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado.
5         Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.
6         Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá.
7         La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja.
8         Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano.
9         Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar.
10       Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.


****


Lectura del evangelio Según San Lucas 10,21-24

21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.  Sí, Padre, porque así te agradó.
22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;(L) y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo,(M) y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;
24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.


***


Reflexión:

YO ME ACUERDO…

Para los judíos, la memoria es importante. Al hacer memoria de las intervenciones de Dios  por ellos en el pasado, ellos retoman confianza y dirigen su mirada hacia el futuro. Ellos se dicen: « Recuerda lo que el Señor ha hecho en otro tiempo. Puesto que el Señor ha hecho esto por nosotros en el pasado, Él no nos dejará caer ni hoy ni mañana ».

Nosotros que somos cristianos también tenemos memoria. Mas lo que estimula nuestra fe no es el recuerdo de los hechos pasados, sino tener presente constantemente lo que va a venir. Nosotros hacemos memoria del futuro, de la venida de Cristo, de su Parusía (manifestación definitiva en el tiempo). Nosotros decimos: « Recuerda lo que viene! Cristo viene para culminar (consumar) su Pascua, Él viene para llevarnos consigo, para que todos estemos con el Padre para siempre ».

Y puesto que la venida  o revelación definitiva de Jesús, su Parusía  se acerca (ya llega) levantemos la cabeza, tengamos confianza en el mañana y superaremos, sin importar, cualquier dificultad. El Señor no nos fallará nunca. Al seguir tras sus huellas, los cristianos tienen la responsabilidad de transmitir el gusto por lo que viene, por el mañana!


Un Mesías para todos los pueblos

Y estamos aquí, con la primera lectura de hoy, sumergidos en la plena espera mesiánica, con la figura emblemática de un “vástago” salido del tronco de Jesé, padre de David. Todo está contenido ahí: ascendencia davídica y real, plenitud del Espíritu, hombre de palabra, de justicia, de compasión y de paz. Isaías hace eco de las esperanzas mesiánicas de su comunidad, pero es él también, entre todos los profetas, quien más ha contribuido a elaborar estas esperanzas. Con razón es llamado “el quinto evangelista” o sea dador de buenas nuevas.

El oráculo del profeta con respecto a la raíz de Jesé desborda completamente el horizonte estrictamente nacionalista de los habitantes de Jerusalén  y de la comunidad judía del siglo VIII antes de Cristo. Desde ya, el gran profeta extiende la perspectiva en la salvación a todas las naciones: la raíz de Jesé se erguirá “como un estandarte para todos los pueblos”.

El evangelio de hoy nos muestra cómo Jesús “bajo la acción del Espíritu Santo”, se regocija de la manera como el Padre ha decido revelarse: no con un  gran estallido de poder, sino a través de la humildad del corazón de los “más pequeños” que saben reconocer su bondad. Este Dios no se concibe ni se quiere mostrar conquistador, sino servidor de los más pequeños y de los más pobres.

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