viernes, 31 de julio de 2020

31 de julio del 2020: san Ignacio de Loyola- viernes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario



(Salmo 68) ¿Quién, como el salmista, alguna vez no se ha encontrado en la situación, con la impresión de estar dentro del agua hasta el cuello? Un duelo, una pérdida de empleo, una relación de amor o amistad rota… Pero Dios nos tiende la mano en su Hijo que ha resucitado después de haber atravesado las aguas de la muerte. ¿Sabremos nosotros dejar que Él nos tome, nos abrace, para que así nos comunique su esperanza?






Primera lectura

Lectura de la profecía de Jeremías (26,1-9):

Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías: «Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola. A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: Así dice el Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra.»
Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en el templo del Señor. Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: «Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada?»
Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.

Palabra de Dios



Salmo

Sal 68

R/.
 Que me escuche tu gran bondad, Señor.

Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver lo que no he robado? R/.

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude
R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,54-58):

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: «¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?» Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo: «Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Palabra del Señor



1

En la primera lectura del profeta Jeremías, hoy y mañana nos encontramos con estos versículos del capítulo 26 , donde vemos que los sacerdotes y los profetas afiliados a Jerusalén y al templo están en la línea de mira de Jeremías. Sus palabras duras contra ellos provocan una reacción violenta. Sintiéndose amenazados en su identidad religiosa y social, a su vez, ellos amenazan a Jeremías de muerte. La reacción de las autoridades civiles y del pueblo es diferente, Impulsados por el miedo a una venganza de Dios, ellos aceptan las advertencias del profeta. Estas advertencias, contienen un mensaje de apertura a un futuro posible.

El Evangelio, quiere evitarnos el peligro de etiquetar o catalogar las personas. Jesús fue etiquetado, por los hombres de su tiempo. Sus contemporáneos creían conocerle bien. Hay una tentación continua y es un reflejo que nos puede dar falsa seguridad, eso de determinar las personas, etiquetarlas…pero uno no puede encerrar a una persona en una definición. 

Cada ser humano es complejo, es un misterio y es mucho más de lo que pueden percibir nuestros ojos…Y todavía más cuando se trata del Hijo de Dios.

Que hoy como San Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas, a quien Dios suscitó en la Iglesia para extender la gloria de su nombre, nosotros también podamos combatir en la tierra bajo su protección, siendo fieles y siguiendo su ejemplo, y que merezcamos compartir con él la Gloria del cielo. ¡Amén!



2

La obra más poderosa de Dios


Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.


¿Qué eran los “milagros”? ¿En qué se limitó a Jesús en su ciudad natal por falta de fe? Lo primero que obviamente viene a la mente son las acciones de curación, y liberación de las personas, por parte de Jesús. Probablemente no hizo muchas curaciones, ni resucitó a nadie de entre los muertos, ni multiplicó alimentos para alimentar a la multitud. ¿Pero se describen estos milagros?

La respuesta correcta sería "Sí" y "No". Sí, Jesús estaba limitado para hacer milagros y parece que hizo muy pocos en su ciudad natal. Pero acaso, habían hechos que Jesús hacía regularmente y que eran mucho más "poderosos" que los milagros físicos. ¿Cuáles? Eran los hechos que transformaban almas.

¿Qué importa, al final, si Jesús hace muchos milagros, pero las almas no se convierten? ¿Qué es más "poderoso" en cuanto a una acción duradera y significativa? ¡Ciertamente, la transformación de las almas es de suma importancia!

Pero, lamentablemente, los hechos poderosos de la transformación de las almas tampoco pudieron tener lugar, debido a su falta de fe. La gente era claramente obstinada y no estaba dispuesta a dejar que las palabras y la presencia de Jesús penetraran en sus mentes y sus corazones. Por esa razón, Jesús no pudo hacer las obras más poderosas en su ciudad natal.

Reflexiona, hoy, sobre si Jesús está haciendo o no grandes obras en tu vida. ¿Estás dejando que Él te transforme diariamente en una nueva criatura? ¿Le estás dejando hacer grandes cosas en tu vida? Si dudas en responder esta pregunta, es una señal clara de que Dios quiere hacer mucho más en tu vida.

Señor, oro para que mi alma sea tierra fértil para tu obra más magnífica. Rezo para que mi alma sea transformada por ti, tus palabras y tu presencia en mi vida. Ven a mi corazón y transfórmame en Tu obra maestra de la gracia. Jesús, confío en ti.

martes, 28 de julio de 2020

28 de julio del 2020: martes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario



(Mateo 13, 36-43) De la parábola de la cizaña, yo entiendo al menos una cosa: la buena semilla se siembra en mí gracias a Cristo. El Espíritu Santo entonces trabaja para que esta semilla germine y produzca frutos de esperanza para nutrir mi vida.





Primera lectura

Lectura del profeta Jeremías (14,17-22):

Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia de la Doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país. «¿Por qué has rechazado del todo a Judá? ¿Tiene asco tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación. Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas torrenciales? ¿No eres, Señor Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo hiciste todo?»

Palabra de Dios


Salmo

Sal 78

R/.
 Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.

Socórrenos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu nombre. R/.

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas de generación en generación.
 R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,36-43):

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor



1

Una oración insistente


Tenemos hoy en la primera lectura, una oración de angustia, de petición de auxilio, pero también de confianza y fe en el Señor. Y al escucharla, uno podría preguntarse: ¿acaso el pueblo se ha ajuiciado?, ha vuelto a encontrar la sensatez? Por lo menos, él comienza a reconocer su falta. Le recuerda al Señor su compromiso que tiene con él (su pueblo). ¿Pero acaso es Dios quien ha roto este compromiso, esta alianza? La desgracia que se va a desatar en adelante sobre el pueblo parece ineludible. En muchas ocasiones el Señor se muestra insensible a toda oración. Pero Si el creyente (el pueblo, el profeta) se expresa una y otra vez de esta manera, quizás es porque el Señor está dispuesto a dejarse sensibilizar ante el sufrimiento de su pueblo.

En el Evangelio, vemos que Jesús a menudo, se designa Él mismo como “Hijo del Hombre”. Esta expresión puede querer decir “Ser humano”. Pero aquí, Él reenvía también al juicio final, tal como está descrito en el libro de Daniel (Dn 7,9-14). Sólo este “ser semejante a un hombre”, literalmente un “hijo de hombre”, podrá extirpar el mal.




2

Victoria final


“ Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»



¡Imagina ese día! Imagina si ese día fuera mañana. Si Jesús regresara mañana y ejecutara toda la justicia sobre el mundo, ¿te preocuparía alguna injusticia hoy? Probablemente no. En cambio, habría una capacidad de sentarse y estar en paz sabiendo que se acerca la justicia.  

Bueno, ese día llegará pronto. Eso es lo que dijo Jesús. De acuerdo, eso se dijo hace casi 2.000 años, pero para Él todavía es pronto. El tiempo, para Dios, adquiere una perspectiva eterna. Por lo tanto, el fin del mundo es tan real para Dios hoy como lo es cuando realmente suceda.

Es bueno tener esto en cuenta cuando vemos que el mal prospera y crece la injusticia. Es muy fácil enojarse y alterarse por las victorias diarias del maligno. Pero no temas y no te preocupes. Dios realmente tiene el control. Él sabe lo que está haciendo y tendrá la gloriosa victoria final sobre todas las cosas.  Así que piensa en eso.

Cuando Jesús regrese en toda su gloria y arregle todo, ¿importará el mal que ahora soportamos? De hecho, desde la perspectiva eterna, el mal que soportamos solo debería servir para darnos resistencia santa; ésta, tiene todo el potencial para ser usada por Dios para manifestar su gracia y su fortaleza en nuestras vidas.  

Reflexiona, hoy, sobre la perspectiva eterna. Si perseveras en todas las cosas ahora, y te esfuerzas por hacerlo con paciencia y gracia, puedes estar seguro que toda la lucha y todo lo que tengas que soportar, al final, valdrá la pena.

En el nuevo y glorioso Reino de Dios estarás en paz, y la alegría llenará tu vida para siempre. Todo mal se corregirá y Dios saldrá victorioso. Asegúrate de tener "oídos para escuchar" esta verdad y aferrarte a ella a través de todas las cosas.

Señor, ayúdame a mantener mis ojos en ti y en tu victoria final.

Ayúdame a esperar pacientemente tu victoria final y a soportar el mal de este mundo con la gracia y la fuerza que me das. Que nunca olvide la promesa final de que me has hablado. Jesús, confío en ti.

lunes, 27 de julio de 2020

27 de julio del 2020: lunes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario


(Mateo 13, 31-35) La verdadera generosidad es más bien esas atenciones delicadas que uno tiene con los demás. En esas manifestaciones de amabilidad, cuidado y bondad, en todos esos gestos que solo son pequeños en apariencia, pero que al final son los que nos impactan más.




Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (13,1-11):

Así me dijo el Señor: «Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua.»
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
Me volvió a hablar el Señor: «Torna el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras.»
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor.
Pasados muchos días, me dijo el Señor: «Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí.»
Fui al Éufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.
Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: «Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada. Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel –oráculo del Señor–, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.»

Palabra de Dios


Salmo

Dt 32,18-19.20.21


R/.
 Despreciaste a la Roca que te engendró

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R/.

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R/.

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua.»
 R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,31-35):

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»


Palabra del Señor


1
Vida y muerte de un cinturón

El cinturón que tiene puesto Jeremías recuerda su pertenencia a la familia de los sacerdotes de Anatoth, su pueblo natal. Es una prenda a la que el profeta ha cuidado mucho. La orden del Señor de dejar podrir su cinturón en las aguas del Éufrates, parece entonces extraño. Pero esta puesta en escena, es algo así como una advertencia. De igual manera, así como el Señor se ha liado a un pueblo por el cual se preocupa y cuida, éste último se deja corromper.

En el Evangelio, Jesús dice que el Reino de Dios parece crecer a partir de casi nada. Cada acción conforme a la Voluntad de Dios tiene consecuencias de una gran fuerza que uno nunca habría podido imaginar.



2

¿Puedes hacer la diferencia?


«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
  


Con demasiada frecuencia tendemos a sentir que nuestras vidas no son tan importantes como otras. A menudo podemos mirar a otros que son mucho más "poderosos" e "influyentes". Podemos tender a soñar con ser como ellos. ¿Y si tuviera su dinero? ¿O si tuviera su estatus social? ¿O si tuviera su trabajo? ¿O si fuera tan popular como ellos? Con demasiada frecuencia, caemos en la trampa de "qué pasaría si".  
¡Este pasaje anterior revela el hecho absoluto de que Dios quiere usar tu vida para grandes cosas! La semilla más pequeña se convierte en el arbusto más grande. Esto plantea la pregunta: "¿Te sientes como la semilla más pequeña a veces?" 
Es normal sentirse insignificante a veces y desear que fuéramos "más". Pero esto no es más que un sueño mundano y erróneo. La verdad es que cada uno de nosotros es capaz de hacer una GRAN diferencia en nuestro mundo. No, es posible que no aparezcamos en las noticias nocturnas ni recibamos premios nacionales de grandeza, pero a los ojos de Dios tenemos un potencial más allá de lo que podríamos soñar.

Pon esto en perspectiva. ¿Qué es la grandeza? ¿Qué significa ser transformado por Dios en la "planta más grande" como lo es la semilla de mostaza? Significa que tenemos el privilegio increíble de cumplir el plan exacto, perfecto y glorioso que Dios tiene para nuestras vidas. Es este plan el que producirá el mejor y más abundante fruto eterno. Claro, es posible que no obtengamos el reconocimiento del nombre aquí en la Tierra. ¡¿Y qué?! ¿Eso realmente importa? Cuando estés en el cielo, ¿estarás deprimido porque el mundo no te reconoció a ti ni a tu papel? Ciertamente no. En el cielo, todo lo que importará es cuán santo te volviste y cuán completamente cumpliste el plan divino para tu vida.

Santa Madre Teresa a menudo decía: "Estamos llamados a ser fieles, no exitosos". Es esta fidelidad a la voluntad de Dios lo que importa.

Reflexiona hoy sobre dos cosas.

 Primero, reflexiona sobre tu "pequeñez" ante el misterio de Dios. Por ti mismo no eres nada. Pero en esa humildad,
reflexiona también sobre el hecho de que cuando vives en Cristo y en Su voluntad divina eres grande sin medida. ¡Lucha por esa grandeza y serás eternamente bendecido!

Señor, sé que sin ti no soy nada. Sin ti mi vida no tiene sentido. Ayúdame a aceptar tu plan perfecto y glorioso para mi vida y, en ese plan, lograr la grandeza a la que me llamas. Jesús, confío en ti.




viernes, 24 de julio de 2020

24 de julio del 2020: viernes de la decimosexta semana del tiempo ordinario



(Mateo13, 18-23)  

No basta con oír la Palabra, también es necesario abrirse a ella, comprenderla y ponerla en práctica. En conclusión, le corresponde a cada uno dar los frutos según sus capacidades y de acuerdo al papel y a la vocación que tiene en la Iglesia y la sociedad.




Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (3,14-17):

Volved, hijos apóstatas –oráculo del Señor–, que yo soy vuestro dueño; cogeré a uno de cada ciudad, a dos de cada tribu, y os traeré a Sión; os daré pastores a mi gusto que os apacienten con saber y acierto; entonces, cuando crezcáis y os multipliquéis en el país –oráculo del Señor–, ya no se nombrará el arca de la alianza del Señor, no se recordará ni mencionará, no se echará de menos ni se hará otra. En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén «Trono del Señor», acudirán a ella todos los paganos, porque Jerusalén llevará el nombre del Señor, y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado.

Palabra de Dios



Salmo

Jr 31

R/.
 El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño.» R/.

«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas
R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,18-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.»

Palabra del Señor


1

La primera lectura nos hace ver que «El Arca de la Alianza”, es aquella donde la cual Moisés había depositado las Tablas de la Ley donadas por Dios en el Sinaí. Ella significaba la presencia de Dios caminando con su pueblo durante su travesía por el desierto. Después de la llegada a país prometido, el templo de Jerusalén construido por el rey Salomón se convierte en la morada del Señor entre los suyos. Pero el verdadero “trono del Señor” será la ciudad donde todos vivirán según la Ley del Señor.

En el Evangelio, vemos cómo al escuchar la Palabra de Dios, si dejamos que verdaderamente nos toque, entonces, ella transforma nuestra vida. La Palabra, puede llegar a ser un apoyo en la existencia, ¡y la fe hace mucho bien!




2



"¿Eres un cristiano pop?"


Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.”.  


¿Eres un "cristiano pop"? Esa puede ser una nueva palabra. Pero llega al corazón de este cristiano en particular, el pasaje que nos ofrece hoy el Evangelio. Estos versículos, describen  este  tipo de cristiano identificado en la parábola del sembrador.

 Hay algunos que son como semillas sembradas en un camino, algunos como semillas sembradas en terreno rocoso, algunos son como semillas sembradas en espinas y otras como semillas sembradas en suelos fértiles. Cada una de estas descripciones proporciona mucho en qué pensar. 
  
Miremos al cristiano que es como una semilla sembrada en un terreno rocoso, el que no tiene raíces. Hablando en términos prácticos, esta es la persona que podría describirse como un "-cristiano  pop". Es la persona que profesa la fe en Cristo cuando es popular y bien aceptada por otros. Cuando es fácil y conveniente, esta persona está dentro. Pero tan pronto como se presenta un desafío al Evangelio, a la Palabra de Dios, y de repente seguir a Cristo no es popular dentro de la cultura, esta persona elige rápidamente la cultura sobre la verdad.

Este es un fenómeno muy real en nuestros días. La cultura y el mundo en su conjunto se están volviendo cada vez más hostiles hacia la verdad de nuestra fe cristiana. El mundo se está volviendo más fuerte, más influyente, más hostigador y parece estar ganando la batalla. Esto es un problema. Y el verdadero problema proviene de muchos cristianos que carecen de raíces profundas en su vida de fe.

Lo ideal es tener la Palabra de Dios sembrada en lo profundo de nuestros corazones donde hay tierra fértil. Cuando esto sucede, la Palabra crece y se vuelve fuerte y estable. Y en medio de una "tormenta" cultural o social, el cristiano con raíces profundas y fe profunda no vacilará.

Reflexiona, hoy, sobre si estás o no absolutamente dispuesto a apoyar a Cristo y la Verdad, no importa cuán difícil o impopular pueda ser. ¿Estás dispuesto a soportar el ridículo y la tergiversación que el mundo le da a la Verdad? ¿Estás dispuesto a mantenerte fuerte en tu fe en medio de una sociedad cada vez más secular? Si te cuesta ser un "cristiano pop", reza para que Dios hunda sus raíces en lo profundo de tu corazón para que te mantengas firme sin importar el costo.

Señor, deseo que Tu Palabra se hunda profundamente en mi corazón. Deseo mantenerme fuerte en mi fe sin importar el costo. Ayúdame a ser radical en mi fe y en mi amor en todas las cosas. Jesús, confío en ti.

viernes, 17 de julio de 2020

18 de julio del 2020: sábado de la decimoquinta semana del tiempo ordinario



(Mateo12, 14-21) Jesús viene a levantar, a sanar y liberar de sus faltas a todo aquel que se vuelva hacia Él. Él es el Mesías humilde y perseguido, como lo fueron los profetas que le precedieron. Su Palabra me guía y me sostiene.





Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas (2,1-5):

¡Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder! Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas; oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.
Por eso, dice el Señor: «Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia. No lograréis apartar el cuello de ella, no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso. Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: "Han acabado con nosotros, venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra." Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.»


Palabra de Dios


Salmo

Sal 9,22-23.24-25.28-29.35

R/.
 No te olvides de los humildes, Señor

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado. R/.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.» R/.

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente. R/.

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano. 
R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,14-21):

En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»

Palabra del Señor


1

En la primera lectura del profeta Miqueas, vemos cómo el país pasa por una fuerte crisis social: los ricos se enriquecen y abusan de su poder, mientras que las viudas y los huérfanos viven en la miseria. Pero Dios no permanece indiferente ante nuestro comportamiento con los demás y el modo cómo los tratamos. Él no se calla. Él responderá al clamor de los oprimidos, arruinando a los poderosos quienes, llegado su momento serán, despojados de todo poder político y económico.

 En el evangelio, a pesar de las amenazas de muerte que pesan sobre Él. Jesús continúa sanando las multitudes, pero se opone a las adulaciones que lo califican de gran sanador. Tal cual es el servidor de Dios, descrito por Isaías. Él viene humildemente (Is, 42,1-4). Jesús no reclama ni se guarda nada para sí mismo. El actúa con el fin de mostrar el camino hacia su Padre.



2

Tramar el mal

…los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.”


Si te sientas y piensas en esto, es impactante, triste e incluso escandaloso. Aquí, los líderes religiosos de la época estaban conspirando de manera activa, intencional y calculada para matar al Salvador del mundo. El mismo para quien se suponía que se estaban preparando y esperando se convirtió en su objeto de malicia, odio y persecución final.
Es impactante y, por lo tanto, deberíamos sentir un profundo dolor por sus acciones. Pero la tristeza por sus acciones no significa que debamos caer en una ira irracional, desesperación o mentalidad de venganza. El dolor por las acciones maliciosas de los fariseos es en realidad una forma de amor hacia ellos, ya que un dolor profundo por sus acciones es una forma de llamarlos al arrepentimiento.  

Claro, esto sucedió hace muchos años y los fariseos reales que actuaron de esta manera calculada y maliciosa ya no están con nosotros. Sin embargo, Jesús continúa siendo perseguido de numerosas maneras, y a veces esta persecución se encuentra incluso entre aquellos que reclaman el nombre cristiano e incluso aquellos que actúan en el liderazgo dentro de nuestra Iglesia y el mundo.

Hablando en términos prácticos, todos podemos identificarnos de alguna manera con el plan y la planificación de la persecución de Jesús. Sería altamente improbable que experimentemos esta malicia en la medida en que lo hizo Jesús, pero es muy probable que todos la hayamos experimentado de una forma u otra.

Lamentablemente, cuando nos comprometemos radicalmente con Cristo y su misión, a menudo nos convertimos en el blanco del maligno. Y muy a menudo, experimentamos las flechas del maligno de aquellos que deberían ser nuestros mayores partidarios. Por lo tanto, si esta es tu experiencia de alguna manera, no te escandalices ni te estremezcas demasiado. Es apropiado entristecerse por eso, pero no cedas ante la irracionalidad como resultado. La persecución es parte del seguimiento de Cristo. Le sucedió a Jesús y, por lo tanto, debemos esperar que nos suceda.

Reflexiona hoy sobre cómo lidias con el dolor y la malicia de los demás. Tú no eres quien tiene derecho a juzgarlos o condenarlos. Pero estás llamado a experimentar la misma tristeza que experimentó Jesús. Este dolor es un dolor santo del que se habla en las Bienaventuranzas. Es una pena que te permitirá rechazar los errores que encuentres y crecer en paciencia y resistencia.  

Señor, cuando me sienta ridiculizado o perseguido por otros, ayúdame a mantenerme firme en mi fe y, especialmente, en mi caridad. Ayúdame a permitir que una tristeza sagrada me fortalezca para tener esperanza y avanzar en la misión que me has dado. Jesús, confío en ti.


sábado, 11 de julio de 2020

16 de julio del 2023: 15o Domingo del Tiempo Ordinario (A)


La Palabra y el Verbo

La Palabra de Dios es familiar para nosotros. Ella es rica, iluminadora, plena de vida y puede realizar cosas maravillosas en todos nosotros. En cada Eucaristía la escuchamos, la meditamos, la celebramos.
La Palabra de Dios produce frutos, dependiendo de la calidad de la tierra en la cual se siembre, "puede dar 100, sesenta o 30 por uno". La tierra es símbolo del corazón humano.
Hoy estamos invitados a preguntarnos si hacemos el esfuerzo necesario, suficiente para que ella produzca en nosotros  todos los frutos que puede dar.




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (55,10-11):

Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Palabra de Dios




Salmo
Sal 64,10.11.12-13.14

R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto


Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.

Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.

Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.




Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

Palabra del Señor


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A guisa de introducción:

Trabajo humano y trabajo de Dios




1. Es muy poca gente la  que no cree en la fuerza del trabajo. Pues es por el trabajo que se obtienen resultados. Solamente la perseverancia del sembrador puede hacerle obtener buenas cosechas. Solamente una tierra abonada retiene la semilla para dar una buena producción. Para que la semilla sea abundante el terreno debe ser fértil. Lo que uno ha decidido, lo hace hasta el final y uno se propone poner todos los medios necesarios para realizarlo.

Si uno planea u organiza un viaje, si uno quiere construir una casa o edificación o montar un negocio, una producción industrial, agrícola…Uno primero piensa cómo hacerlo; uno se organiza para conseguir los fondos; uno hace los arreglos necesarios; uno piensa mucho en la clientela, uno quiere echar para adelante, lograrlo, más allá de las dificultades, de los obstáculos, de los fracasos…

Cuando uno ha decidido amarse y casarse para toda la vida. El objetivo es elevado. Uno pone todos los medios para salir adelante y superar las dificultades, los conflictos que no faltan. Uno vuelve a comenzar otra vez cada día. Uno actúa como si todo dependiera solamente de sí mismo, de su trabajo, de sus esfuerzos; y por otro lado, uno actúa como si todo dependiera de Dios y uno le confía todo.

Por una parte, Jesús denuncia la gente que se confía solamente en su oración sin hacer los esfuerzos necesarios ; y por otro lado, denuncia aquellos que trabajan como si no tuvieran necesidad de Dios. Uno no puede pasar por alto el trabajo, ignorarlo, despreciarlo. Uno no puede tampoco desentenderse de Dios: detenerse por Él y para Él es necesario. A esto estamos invitados todos los domingos.

2. Nada puede impedirle a Dios llevar a cabo sus proyectos. Su Reino comienza con el fracaso, pero la explosión de su victoria no será menos sorprendente. Dios está presente en su Palabra y ella expande la esperanza.

Así como el agricultor o el hacendado, el Señor ha sembrado abundantemente. A causa de los diferentes obstáculos (dificultades, mal tiempo, demasiado sol, o la demasiada lluvia) una buena parte de la semilla se pierde. Pero el rendimiento final justifica el trabajo y la inversión. De ahí viene el entusiasmo y la esperanza.

Es la perseverancia de la fe la que produce…La fe tiene razón de tener miedos, de sentir preocupación y angustiarse por el imperante materialismo o por las cosas…

Obstáculos del miedo:
Un creyente supera su miedo, por la fe y las motivaciones que le dan su fe. Uno no está solo. Dios está ahí. Igualmente la gente buena y simpática.

Obstáculos por la preocupación:
Las preocupaciones oscurecen o ensombrecen la conciencia desde muy temprano en la mañana, continúan a lo largo del día y a algunos les impide dormir; ellas apagan la serenidad y el dinamismo.

Obstáculos por las cosas:
Cuántas personas empeñan sus energías en los bienes que tienen o que les gustaría poseer; ellos se olvidan de apreciar lo que existe.
La fe permite al cristiano, vivir su vida más allá de los miedos, de las preocupaciones y de la tentación de caer en el materialismo y dejarse enceguecer o enredar por las cosas...





Una aproximación psicológica y política al texto del Evangelio:

Dos experiencias superpuestas:



La parábola del sembrador es un buen ejemplo de la parábola que ha perdido su contexto y su significado primitivo. Llegando a ser un enigma, se le ha transformado en una alegoría, imaginando un sentido simbólico para cada detalle de la historia.

Varios indicios nos llevan a pensar esto:
Primero que todo, cuando Jesús traía a colación una parábola sobre determinada situación real, Él no tenía necesidad de explicarla, porque una buena historia no tiene necesidad de explicación. De otro modo, faltaría el efecto u objetivo a alcanzar.

Enseguida, una cuestión lingüística: en el parágrafo de la interpretación de la parábola  (v.v 18-23) hay varias palabras desconocidas en el resto de los 3 primeros evangelios, pero que llegaron a ser expresiones espirituales típicas dentro de la iglesia primitiva: sembrar por anunciar (el evangelio), raíz por enraizamiento (interiorización, interioridad), hombre de un momento: expresión griega que no tiene equivalente en la lengua hebrea de Jesús, palabra en el sentido de Evangelio, de enseñanza…

Tercero, en boca de Jesús, la imagen de la cosecha tiene siempre un sentido escatológico, es decir, relacionado con la venida de Dios (en los últimos tiempos, en el juicio final) que llegará para tomar posesión de su Reino.

El sentido original y o primero de la parábola utilizada por Jesús sería en verdad el siguiente: en su recorrido ningún accidente  podrá impedirle a Dios hacer desbordar o explotar (mostrar) la abundancia de su amor; el reino debuta en una situación anodina, aparentemente marcada por la resistencia y el fantasma de los fracasos, pero la explosión de la fiesta no será menos sorprendente. De este modo entonces también ésta parábola  se acerca a la significación precisa de las otras parábolas  sobre el crecimiento y la fermentación del Reino, que siguen inmediatamente a este relato (Mateo 13,24-35).

Pero cuando el evangelio comienza a ponerse por escrito, ya no se trata de convencer a la gente de que el Reino está llegando, como en el tiempo de Jesús; se trata más bien de convencer, de perseverar en la fe a pesar de las dificultades, la persecución y la seducción de las riquezas (vv.21-22). Es ahora que se orienta la parábola hacia una alegoría que presenta las diferentes cualidades de la fe e invita a los creyentes en dificultad  a tener coraje  y a profundizar en su fidelidad en el sentido de su primera opción. Así, la parábola no habla ya más del Reino que se acerca (que viene) sino de la fidelidad a conservar!

La parábola del sembrador tal como se nos presenta hoy, además de comunicarnos las convicciones íntimas de Jesús,  nos da acceso a la experiencia de los primeros creyentes (cristianos). Y para nosotros hoy, los dos mensajes se pueden fusionar: por la calidad (el ejemplo) de vuestra vida, vosotros acogéis desde ya este amor que explotará muy pronto   (o se manifestara con magnificencia) en una fiesta universal.





 Reflexión Central

Sembrador de la Buena Noticia




La Palabra de Dios de este domingo nos aporta como siempre un mensaje de esperanza.

En este mundo nuestro, tenemos necesidad de la esperanza, no cierto? La situación mundial que vivimos presentemente a causa de la crisis económica, la inseguridad, la guerra... lo justifica...o no?

Tenemos primero un pasaje del libro de Isaías que se dirige a creyentes que dudan, ya que no ven realizarse las promesas de los profetas. Para ellos todo va mal y comienzan a desesperarse. Ellos han sido deportados en exilio en tierra extranjera. Entonces el profeta les transmite un mensaje de consolación. Para ello, el profeta utiliza una comparación que todo el mundo puede comprender: cuando la lluvia y la nieve cubren la tierra, la semilla entonces germina, crece y produce pan al que come. De igual modo, la Palabra de Dios descendida del cielo, no vuelve a Él, no regresa al cielo sin producir resultado. Ella realiza siempre su misión. Ella hace lo que Dios quiere.

Nos corresponde a nosotros hoy sacar las conclusiones:  es importante para nosotros disponernos a escuchar verdaderamente esta Palabra. Si Dios nos habla es para que estemos bien. Él no nos pide sino que lo dejemos acercarse a nosotros, Él no quiere forzar nuestra puerta porque respeta nuestra libertad. Más tarde, Jesús vendrá a nosotros, presentándose como el "Verbo" de Dios, la Palabra de Dios. Su ministerio y misión será el de la reconciliación. El "verbo hecho carne", no retornó al Padre "sin obtener resultados"…Sin haber realizado su ministerio de reconciliación.

Ésta Buena Noticia también la podemos leer en la carta de San Pablo a los Romanos. La Palabra de Dios viene para cambiar el corazón del hombre. Ella tiende a reconstituir la creación que se había desintegrado por el efecto del pecado. Esta Carta nos dice que el Evangelio es poder de Dios para la Salvación de todo creyente (Romanos 1,16). Es muy importante que nosotros estemos convencidos de esta fuerza vital presente en la Palabra de Dios. Jesús se compara con una semilla. Ella misma no tiene nada de impresionante. Y por tanto, ella encierra una capacidad de vida remarcable. Ella es capaz de dar nacimiento a una gran planta a pesar de los obstáculos que encuentra. Así mismo, la Palabra de Dios es una fuerza vital capaz de cambiar el mundo.

En el Evangelio, Jesús nos cuenta la parábola del sembrador. Este relato lo conocemos muy bien, ya que lo hemos escuchado varias veces. Pero es necesario sobre todo no leerlo como una simple lección de agricultura. Este evangelio nos habla ante todo ,  de Dios y de nosotros. Se trata de un Dios que "sale" porque ha decidido "sembrar semilla en la tierra". Esta semilla es la Palabra de Dios que nos habla del amor de Dios por el mundo. Dios la esparce, la distribuye con una generosidad extraordinaria. Dios busca reunir a todos los hombres en todos los terrenos, incluyendo aquellos que se encuentran en las situaciones más desesperadas.

Su mensaje de salvación debe ser proclamado en el mundo entero. No olvidemos nunca que las palabras de Jesús son palabras de vida eterna.

El Evangelio nos habla de 4 terrenos diferentes: 
el bordo del camino, 
el suelo pedregoso, 
el suelo invadido por las malas hierbas y 
por último la buena tierra. 

Estos terrenos buenos o malos, somos cada uno de nosotros. Primero, tenemos al hombre de corazón duro que rechaza la Palabra de Dios porque no le interesa. 
El segundo terreno es aquel que le falta profundidad, que ha cogido la Palabra con alegría, pero en quien un día todo se detiene, se le acaba el entusiasmo. 
El tercer terreno es aquel invadido por las malas hierbas y es cuando nos dejamos invadir por las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas. Allí encontramos trampas que nos desvían del camino de Dios. 
Por último, tenemos la Buena Tierra. Del grano salen raíces y puede desarrollarse. Este es el hombre que permanece abierto a la Palabra de Dios y se alimenta de ella cada día, poniéndola en práctica en toda  su vida. En un terreno favorable, ella no puede producir sino fruto. Estos frutos son la conversión, la transformación de toda una vida. Son muchos aquellos que pueden decir: "Él ha cambiado mi vida". Cuando el Espíritu Santo está allí, el resultado es extraordinario. Tras los pasos de Cristo, somos enviados para ser sembradores de la Buena Noticia y para proponer el Evangelio a los hombres de hoy. Nosotros tendemos a lamentarnos por las iglesias vacías, y vemos que los centros comerciales están llenos.

Ser misionero es ir a todos los terrenos, ir hacia los creyentes y los no creyentes o que creen mal. Cristo quiere salvarlos a todos. Siguiéndole y con Él, somos enviados para sembrar con profusión, abundantemente. No se trata de hacer creer u obligar a creer sino de decir y de testimoniar  la fe que está en nosotros. Mismo, si nosotros no vemos ni veremos los resultados, nada ni nadie puede impedirle a la Palabra de Dios, producir fruto.

Al reunirnos en esta iglesia, acogemos el alimento que nos nutre, que nos da fuerza y valentía para esta misión.

Que Santa María Madre de Dios,  nos ayude a guiar, a conducir nuestra Vida, que ella nos inspire en esta escucha de la Palabra, semilla generadora y transformadora de vida para  todo el mundo.

Te suplicamos Señor, que nos ayudes a no olvidar nunca que la semilla más importante es la semilla de la esperanza. Amén.



2

El sembrador salió a sembrar

La parábola como género literario estaba muy presente en la literatura hebrea. Se conocen alrededor de 3.000 parábolas y Jesús las utilizaba con regularidad. 

El rabino Klausner de la universidad hebraica de Jerusalén, decía que las parábolas de Jesús se constituyen en lo mejor de la literatura judía.

La palabra « parábola », en hebreo «mâchâl», significa “relato simbólico destinado a hacer descubrir un significado escondido”.  La parábola no se impone, ella propone y despierta. Ella manifiesta un gran respeto por los oyentes y se dirige a la capacidad de imaginación de aquellos que la escuchan.

Durante tres domingos consecutivos, vamos a escuchar las 7 parábolas que Mateo ha agrupado en el tercer gran discurso de su evangelio. Jesús se encuentra en un momento difícil de su ministerio: se enfrenta a la hostilidad abierta de los jefes religiosos que han decidido  eliminarlo y confronta la indiferencia de las multitudes que están decepcionadas por este Mesías que no quiere avanzar hacia la acción política.

En la parábola del sembrador, el interés de Jesús está dirigido hacia la semilla del Reino de Dios.  En respuesta a esta semilla, los primeros cristianos tenían la preocupación y o el deseo de llegar poco a poco a ser buena tierra para recibirla (acogerla) bien.

La parábola del sembrador es ante todo una invitación a la esperanza.

A pesar de todos los obstáculos, la cosecha será buena, dice Jesús : del 30, del 60, del 100 por uno.  Los resultados anunciados superan en mucho todas las esperanzas de los agricultores de su tiempo. Ellos podían esperar en una buena cosecha, entre el 5 y el 8 por uno. La parábola del sembrador es entonces, primero que todo una invitación a la esperanza.

Muchos de entre nosotros, tenemos experiencias de sembrar, en nuestros terrenos, jardines, huertas. Las legumbres y las flores crecen en abundancia y en los campos vemos aparecer el café, la caña, el maíz, el cacao o la harina, la avena, etc.  La semilla ha caído en la buena tierra y ella produce en abundancia. Sin embargo, sabemos igualmente que no siempre es fácil de hacer fructificar nuestras semillas. Hay demasiada lluvia o muy poca, muy poco sol, muchos insectos, muchos pequeñas plagas, etc.

Jesús conocía los obstáculos con los  que la Palabra de Dios se encontraba. Pero él también sabía que esta Palabra tenía el poder de transformar un terreno rocoso en una tierra fértil. El profeta  Isaías nos dice en la primera lectura: “Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo” (Isaías  55, 10-11). La Palabra de Dios da fruto en abundancia y ella puede transformar “nuestros corazones de piedra en corazones de carne”.

En la Biblia, los hombres y las mujeres no están divididos en 2 categorías: aquellos y aquellas de la buena tierra y aquellos y aquellas de los terrenos improductivos. Cada uno de nosotros, representa en ciertos momentos de nuestra vida, los diferentes terrenos mencionados en la parábola.

Primero, está la semilla que cae en el bordo del camino. Esta representa los periodos donde muchas cosas ocupan todo el lugar (el espacio) y arriesgan de ahogar nuestra fe. “ustedes comprenden,  a mí me gustaría ir a misa y escuchar la palabra de Dios el domingo! Pero yo tengo mis fiestas en familia, el deporte, los paseos organizados, el cine, el teatro y el tenis, el ski de invierno y el golf del verano…y pues, hay que contar con el cansancio de la semana, entonces, yo aprovecho el fin de semana para descansar…” Y el encuentro con el Señor (Dios) viene después todo el resto.

 Están los terrenos rocosos que vuelven nuestra fe superficial y efímera.

La semilla germina y hace raíces pero estas no tienen profundidad y rápidamente es quemada por el sol, antes de haber crecido. La superficialidad puede detener todo crecimiento en la vida cristiana, mismo después del entusiasmo de los primeros tiempos (inicios).

También están los terrenos con espinas. La fe entonces es ahogada por “las preocupaciones del mundo y el engaño de la riqueza”. Jesús no ha dejado de advertir contra el ambiente materialista de nuestra civilización. Es verdad, que tenemos necesidad del dinero, del confort, del descanso, de los bienes materiales, pero uno no puede limitarse o disminuir todo a los bienes de consumo. La fe, entonces, corre el riesgo  de desaparecer: “No solamente de pan vive el hombre”.

EL Señor contó esta parábola del sembrador con el fin de subrayar la generosidad de Dios quien siembra en todas las direcciones, a los 4 vientos…El confía en nosotros e invita a todo el mundo a ser buena tierra. A pesar de todos los fracasos, Cristo nos dice que la cosecha será buena.

Es una bella parábola para  un tiempo difícil. Por ejemplo en los países de Europa y Norteamérica (Canadá) las parroquias están en “decrecimiento” y muchas iglesias deben cerrar sus puertas. Es desalentador ver que muy a menudo los jóvenes no participan masivamente  en los oficios religiosos y no transmiten más  la fe a la generación que les sigue.

« No se desanimen », nos dice el Señor: « Anuncien la Buena Nueva del Evangelio en su vida, siembren generosamente y un día ella dará fruto ».




Para la revisión de vida:

1. La vida y la fe son un combate permanente, a cada uno nos corresponde mirar las raíces que nos faltan, los miedos que nos ahogan o de qué manera el maligno viene a nosotros y nos ataca. La fe crece, librando el buen combate. Qué bella victoria nos espera!

2. Para que la gracia de Dios repose en nosotros, necesitamos limpiar el terreno, despejarlo,  desyerbarlo. Entre más se despeja, más lugar o espacio hay para acoger. Qué debo yo arrancar, sacar del terreno de mi vida esta semana?




Oración- Contemplación

Por las palabras de la Ley dada a Moisés
que nos señalan un camino de felicidad, de alegría,
bendigamos al Señor.

R/Bendito seas Señor

Dios de ternura y de amor.
Por las palabras de los profetas
y aquellas de los sabios que nos cuestionan,
nos fortalecen y nos guían,
bendigamos al Señor. R/

Por las palabras de Jesús,
que son fuente de luz, de paz,
de perdón y de Vida Eterna,
bendigamos al Señor. R/

Por Cristo Jesús,
Verbo venido para habitar entre nosotros,
bendigamos al Señor. R/

Por Cristo Jesús, Verbo de Dios,
por quien todo ha recibido la existencia
y todo se mantiene vivo,
bendigamos al Señor. R/

Por Cristo Jesús,
Hijo Único y Verbo de Dios
que se ha hecho hombre en el mundo,
y que el mundo no ha reconocido,
bendigamos al Señor. R/

Por Cristo Jesús quien,
por su amor y su muerte,
nos ha permitido llegar a ser hijos de Dios,
bendigamos al Señor. R/



Referencias bibliográficas :

http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

http://ciudadredonda.org (para los textos de las lecturas)

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org

HÉTU, Jean- Luc. Les Options de Jésus. Fides, Montreal.

http://dimancheprochain.org

http://cursillos.ca  (Reflexión cristiana del Padre Yvon-Michel-Allard, s.v.d)

http://versdimanche.com

http://lapin-bleu.croixglorieuse.org/dessins-de-la-semaine/annee-a/a-temps-ordinaire/annee-a-temps-ordinaire-15eme-dimanche-2/


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