jueves, 30 de diciembre de 2021

Síntesis del mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz

 Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz


El Papa propone tres caminos hacia la paz: dialogo, educación y trabajo

Este 21 de diciembre fue dado a conocer el Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz, el próximo 1 de enero de 2022, en el que propone tres caminos para construir una paz duradera: el diálogo entre las generaciones; la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo; y el trabajo para una plena realización de la dignidad humana.

Ciudad del Vaticano

“Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera”, es el título del Mensaje del Papa Francisco para la 55 Jornada Mundial de la Paz, a celebrarse el próximo 1 de enero de 2022, el mismo que fue presentado en rueda de prensa, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la mañana de este martes, 21 de diciembre de 2021.

El clamor de los pobres y de la tierra imploran justicia y paz

En su Mensaje, el Santo Padre comentando las palabras del profeta Isaías señala que, “todavía hoy el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada”. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, señala el Papa, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario.

Tres caminos para construir una paz duradera

En este sentido, el Papa Francisco indica que, en cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. Por ello, el Papa propone tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es insustancial.

Diálogo entre generaciones para construir la paz

Explicando el primer camino para conseguir la paz, el Santo Padre afirma que, en un mundo todavía atenazado por las garras de la pandemia, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones. Y recuerda que, todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores. Por eso, debemos recuperar esta confianza mutua. Además, el Pontífice recuerda que, dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida.

Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro. Si sabemos practicar este diálogo intergeneracional en medio de las dificultades, «podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.

La instrucción y la educación como motores de la paz

Asimismo, el Santo Padre señala que, el segundo camino hacia la paz es la instrucción y la educación. “Estas constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz. En otras palabras, la instrucción y la educación son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso”. Por tanto, es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos.

Por otra parte, afirma el Papa Francisco la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros. Invertir en la instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo.

Promover y asegurar el trabajo construye la paz

El tercer camino indicado por el Santo Padre es promover y asegurar el trabajo. Ya que el trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso. Pero, la situación del mundo del trabajo, que ya estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos.

El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector.

Avancemos con valentía y creatividad por estos tres caminos

Finalmente, el Papa Francisco invita a unir los esfuerzos para salir de la pandemia, y renueva su gratitud a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo. “A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo”.


Fuente:

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-12/papa-francisco-mensaje-jornada-paz-2022-dialogo-trabajo-educacio.html


martes, 28 de diciembre de 2021

29 de diciembre del 2021: quinto día de la Octava de Navidad- Santo Tomás Becket

 

Testigo de la fe

Santo Tomás Becket (1117-1170).

 Leal durante mucho tiempo al rey Enrique II, cuyo libertinaje compartía, se convirtió radicalmente al convertirse en arzobispo de Canterbury. En abierto conflicto con su soberano, tuvo que exiliarse durante seis años. Fue asesinado en su catedral poco después de su regreso.

 

 

(Lucas 2, 22-35) Más allá de las decoraciones y las festividades de la temporada navideña, busquemos el verdadero rostro de Jesús; el mismo que refleja el amor del Padre que nos ama como a sus hijos. Quizás también debamos volver a aprender a maravillarnos ante la belleza y el desarmante candor de la niñez.

 


 

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,3-11):

En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios


Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.5b-6

R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-35):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, corno dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Palabra del Señor

 

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La profecía de Simeón


«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»

 Lucas 2: 29–32

 

 

En este, el quinto día de la octava de Navidad, se nos da el testimonio del profeta Simeón. A este santo hombre le fue prometido por Dios mediante una revelación personal que realmente vería, con sus propios ojos, al Salvador del mundo. 

 

A lo largo de su vida habría esperado este momento. Lo habría deseado y esperado. Y entonces, un día llegó el momento. Simeón se habría despertado ese día, siguiendo su rutina normal como cualquier otro día. Sin embargo, en el momento en que María y José llevaron a su Niño recién nacido al templo, Simeón supo en su corazón que este Niño era el Salvador prometido.

 

Sus palabras son poderosas. Él dice “Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador”.  En otras palabras, Simeón se dio cuenta de que su vida ahora estaba completa. Estaba listo para morir porque ahora había tenido el privilegio de ver realmente al Cristo. Sostuvo a Jesús en sus brazos y dio gloria al Padre por este momento.

 

Debemos esforzarnos por aprender del santo Simeón. No, no somos un profeta en el templo hace unos 2000 años, pero tenemos el privilegio de ver a Cristo todos los días de muchas maneras. El Niño que Simeón sostenía era Dios en verdad. Pero Él era Dios bajo el velo de la carne de un niño pequeño. Sin embargo, Simeón lo vio por quien era y se regocijó.

 

Debemos esforzarnos por percibir la presencia del Salvador a nuestro alrededor y regocijarnos con el gozo de Simeón. Cristo está presente en cada corazón que se le da a Dios, en cada sacramento de la Iglesia, en cada lectura de la Sagrada Escritura, y está especialmente presente para nosotros en nuestro corazón. 

 

Nuestro corazón debe ser ese templo en el que descubramos la presencia del Niño Jesús y debemos llevarlo a nuestra vida regocijándonos de lo cerca que está.  

 

Reflexione hoy sobre esa escena de Simeón tomando al Niño en sus manos y viendo al Salvador bajo el velo de la carne y los huesos de este Niño. Busque a Cristo de la misma manera que lo hizo Simeón y reflexione sobre las muchas formas en las que Él está presente ante Usted. Sepa que Él está cerca y que quiere llenar su vida con Su paz.

 

 

Señor, te agradezco por el gran testimonio del Profeta Simeón. Gracias por tu fidelidad a Simeón al permitirle verte como un niño pequeño. Que siempre imite su gran fe y te busque toda mi vida, esperando que vengas a mí de manera velada para que mi corazón se regocije en tu presencia. Jesús, en Ti confío.

 

sábado, 25 de diciembre de 2021

26 de diciembre del 2021: La Sagrada Familia de Jesús, José y María (ciclo C)

La familia es importante para Dios. Acaso, no ha decidido Él mismo encarnarse en la familia de José y de María? Por este milagro de Navidad, Dios se hace cercano a nosotros.



EVANGELIO
 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 41- 52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-- Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
Él les contestó:
-- ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Palabra del Señor


A GUISA de introducción:

“Vuestros hijos no son vuestros hijos”

Las palabras de este encabezado, son extraídas del libro titulado “El Profeta” del autor libanés Khalil Gibran.  Ellas me han venido espontáneamente a la mente después de haber leído el evangelio de este domingo que cuenta como Jesús  a la edad de 12 años se queda 3 días en Jerusalén, sin prevenir a sus padres. Estos naturalmente estaban preocupados, tristes, enojados, desconcertados ante lo que pasaba con su hijo. Cuando Jesús intenta explicarles “que Él debía estar en la casa de su Padre”. María y José no comprendieron lo que se proponía.

“Vuestros hijos no son vuestros hijos”, escribe Gibran. Y agrega: “Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida”.
Un día, los hijos son llamados a dejar el nido familiar para volar con sus propias alas. Su destino no los condena a una dependencia eterna bajo la mirada del hombre y la mujer que les han dado la vida, pero que si les orienta hacia el momento donde estarán en capacidad de acceder a la libertad…No importa cual libertad, sino aquella, que según el filósofo Hans Jonás, viene concertada con el crecimiento de la responsabilidad.

Esta libertad, es necesario destacarlo, es la misma en la cual Dios quiere ver acceder a sus propios hijos. El apóstol Pablo lo había comprendido, cuando escribe a los Gálatas (originarios de la Iglesia de Galacia en Asia Menor)  estas dos pequeñas frases que merecen ser citadas: “Si Cristo nos ha liberado, es para que nosotros seamos verdaderamente libres” (Gálatas 5,1). 
“ustedes han sido llamados a la libertad” (Gálatas 5,13)
+++
Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos.
Y él contestó:

Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a sí misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.

Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.

Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestras manos sea para alegría.
El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.

(Tomado de “EL profeta” de Khalil Gibran)



Aproximación psicológica al texto del evangelio:

Un adolescente en búsqueda de sí mismo:

Se pueden hacer muchas lecturas del episodio que se nos cuenta acá:
Primero, una lectura triunfalista que nos muestra a Jesús impresionando con su ciencia y sabiduría a los teólogos (doctores de la ley) del templo.

Segundo, una lectura mística que nos presenta un Jesús niño que olvida los hombres para “ser Dios, estar con Dios, pertenecer a Dios”. 

Tercero, una lectura moral complaciéndose en subrayar un Jesús niño sumiso (obediente) a sus padres que no pone jamás problema o no molesta con sus pataletas o caprichos.

Al lado de estas lecturas tradicionales (maneras de leer el pasaje), que algunos encontraran un poco cortas, pusilánimes o demasiado simplistas, también se puede hacer una lectura psicológica y existencial que hace salir cuatro hechos.

Primero, los padres de Jesús le dejan espacio y tiempo a su hijo: durante todo un día, Él puede ir y venir donde Él quiera, sin que sus padres se inquieten por Él.

Segundo para que explore sus cuestiones,  vemos aquí como el niño tiene necesidad de salir del ambiente familiar para confrontar otros maestros, para abrirse a otras influencias.

Tercero, el adolescente experimenta dificultad para conciliar sus necesidades personales y las de sus padres, y él se admira ante el hecho que sus necesidades difieran y puedan entrar en conflicto  (acá la necesidad de Jesús es la de ser libre y explorar fuera de su círculo familiar, y la necesidad de sus padres es la de asegurarse sobre lo que a Él le sucede, y Él responde ante la sorpresa de sus padres: “Como es eso de que me buscaban…por qué me buscaban…?)

Cuarto y último hecho, podríamos decir que el sufrimiento que el adolescente ocasiona a sus padres puede coexistir con los sentimientos del respeto y el amor por ellos. Acá no se ve ni rechazo ni ingratitud de la parte del hijo-niño (o adolescente) hacia sus padres.

Estas observaciones llevan directamente a una conclusión inevitable: la familia puede ser algo diferente a un pequeño nido caliente. Porque el afecto masivo y constante que se tiene los unos por los otros, puede devenir de manera sutil un obstáculo en la necesidad de espacio, de independencia y mismo de ruptura que el adolescente llega a experimentar (o sufrir) , y que es el camino necesario  para su desarrollo personal. De igual manera, la familia también puede ser otra cosa diferente a una célula jerarquizada donde son los padres los que deciden  de manera arbitraria y unilateral cuáles son las necesidades de sus hijos y cómo ellos responderán a esas necesidades.  La familia puede ser un lugar de crecimiento y de búsqueda, donde a la vez se encuentra afecto, soporte o apoyo, libertad para descubrir lo que es importante para sí mismo y orientarse (guiarse) en consecuencia.

Se puede pasar de estas reflexiones a conclusiones más globales todavía. Aceptar crecer, no quiere decir solamente aceptar el sufrimiento (por los riesgos que  se corren y la incomprensión que uno mismo suscita en las relaciones), sino que esto también significa, muy a menudo, aceptar hacer sufrir, como se concluye de nuestro relato. Y esto no solamente en el momento o tiempo de nuestra adolescencia, sino a lo largo de todo el crecimiento personal que se sigue durante toda la vida. Rechazar o no querer asumir este sufrimiento, es negarse a crecer, y culpabilizar los otros porque ellos nos hacen sufrir, es impedirles crecer a ellos también.


REFLEXIÓN CENTRAL

De padres e hijos…

Padres que se esfuerzan por darles estudios superiores, por ejemplo,  a sus hijos para que sean un día como ellos…y resulta que los hijos deciden ser y hacer lo que ellos quieren… (policías o abogados hijos de doctores en biología, en filosofía, ciencias humanas).

Padres que quieren que sus hijos sean hinchas de su equipo de fútbol, del once de sus amores y vemos así santafereños hijos de Millonarios, barcelonistas hijos de realistas, hinchas del poderoso hijos de nacionalistas, y o a la inversa, por decir cualquier cosa…Y así con los partidos políticos (demócratas hijos de republicanos, conservadores hijos de liberales y o a la inversa), la religión (protestantes cristianos hijos de católicos, judíos y musulmanes hijos de cristianos…)

El Padre de San Francisco de Asís quería que su hijo fuera un noble, rico y hombre poderoso como él, pero el poverello decidió vender todo, rechazar la vida que le ofrecía su padre y convertirse en franciscano mendicante, contemplativo de Dios y caritativo con la gente pobre de su pueblo…

En nuestros días, inclusive, sabemos de muchos sacerdotes, hijos de potentados, ejecutivos quienes buscaban otros caminos o vocaciones para sus hijos que según ellos “valieran la pena”, y  hoy esos levitas consagrados son el desconcierto o han llegado a transformar el corazón de sus padres.

Cómo se puede llegar a afirmar que los hijos se nos parecen? (“A menudo los hijos se nos parecen”, canta Serrat en «esos locos bajitos”, que no me canso de citar acá una y otra vez). No será más exacto decir que ellos están ahí para hacernos nacer a otra cosa? Es lo que parece decirnos el evangelio de este domingo.

Conocemos de memoria este relato. A los 12 años, Jesús se le escapa a sus padres, quienes después de 3 días de angustia, lo encuentran en medio de los doctores del templo (lo reza siempre el 5º misterio gozoso recitado los lunes y los jueves) y arguye como excusa que es necesario  que Él le dedique tiempo al conocimiento de su Padre del cielo. Cuando tomamos este relato al pie de la letra, encontramos cosas difíciles de creer que sean verdad (inverosímiles).

Cómo los padres pueden gastar más de una jornada para darse cuenta de la ausencia de su hijo estando en la ruta de regreso a  Nazaret? Cómo un niño puede alojarse y alimentarse solo durante 3 días en Jerusalén, un gran pueblo, sin que todo el mundo no se dé cuenta?  Pero si consideramos que nuestro episodio hace parte de lo que se ha convenido en llamar “relatos de la infancia”, entonces uno sabe que el relato pretende proyectar en el Jesús niño aquello que ha vivido el Jesús adulto. Miremos todo esto un poco más de cerca.

El Jesús adulto no ha dejado de desconcertar la gente. Cuando dicen: “ ¿No es este el hijo de José?” , esto significa cómo o cuánto le encuentran diferente.

Cuando en Galilea Jesús dice a aquellos que le anuncian que su madre y sus hermanos quieren verle y que Él les responde: “Mi madre y mis hermanos, son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”, esto designa la misma realidad que ponía en escena el relato de Jesús en el templo a la edad de 12 años. A pesar de toda la admiración que se pueda tener por José y María, Jesús ha seguido su propio camino y este camino era verdaderamente diferente de aquel imaginado o visto (querido) por sus padres.  En nuestro relato se dice de sus padres, palabras más, palabras menos: “Pero ellos no lograron entender el sentido de lo que Jesús les acababa de decir”. Por qué una tal insistencia sobre este distanciamiento, incomprensión? Porque es eso justamente lo que nos abre a Dios, a este misterio infinito.

Hay padres que no conocen a sus hijos, puesto que no hay un diálogo continuo. Pero también hay aquellos que se proponen y se comprometen en un dialogo incesante con sus hijos para enseguida mostrarse sorprendidos y decepcionados por la manera como suceden las cosas: “nuestro hijo no es exactamente lo que habríamos deseado, sus decisiones nos hacen mal”. La tentación es grande de acusar los genes del cónyuge o de los ancestros, o todavía a la influencia de los amigos o del medio ambiente. Pero porque uno no podría decir todo simplemente: he aquí una palabra de Dios que quiere recordarnos que nuestros hijos no son en verdad nuestros hijos, ellos son más bien una responsabilidad que se nos ha confiado por su verdadero Padre y Madre, Dios mismo.

Pero cuál puede ser el obstáculo que impide acoger nuestro hijo en su diferencia?  Si nosotros no hemos podido acoger nuestro propio corazón con sus deseos y sus aspiraciones, con lo que éste tiene de único y de diferente, cediendo a las presiones de nuestro ambiente o de lo que nos rodea y de la conformidad, nosotros tendremos dificultad de aceptarlo en nuestro hijo.  He aquí la importancia de poner atención a lo que nos habita a lo que tenemos dentro: “su madre- dice el evangelio- conservaba (guardaba) con cariño todas sus palabras en su corazón”.

José y María le han permitido a Jesús vivir su diferencia, y por ahí- como dicen los futbolistas- (o sea con ello, por eso) le han permitido cumplir su misión y de ser para nosotros una fuente de vida, y de plano, encontrar ellos su propia autenticidad. En esto, ellos representan una familia santa (sagrada). Es esta la ruta, el camino que queremos seguir nosotros?


OBJETIVOS DE VIDA PARA LA SEMANA

-         Cada mañana, doy gracias a Dios por las bendiciones (el bien) que he recibido de mi familia.

-         Si la oportunidad (u ocasión) se presenta,  me doy tiempo para conversar con un o una joven que vive horas difíciles en el seno de su familia.



ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN

Bendito seas Señor,
Por la incomprensión de María y de José;
por esos padres admirados, “perdidos” a quienes sus hijos desconcierta.
Nosotros quisiéramos saber todo sobre nuestros hijos
Y lo esencial se nos escapa.
Nosotros los vigilamos en la cuna
y el menos suspiro nos asusta o nos sorprende.
Si ellos corren, tenemos miedo,
Si ellos se caen, sufrimos.
En la adolescencia, los esperamos tarde y en vano.
Ellos hacen como si no nos vieran, parecieran ignorarnos.
Los buscamos sin encontrarlos,
los encontramos y no los comprendemos,
los comprendemos y ellos están en otra parte.
Permítenos guardar-como María-todas estas cosas en nuestros corazones
Para que un día, en fin, todo se ilumine bajo tu luz.
Permítenos crecer en sabiduría y en gracia
Hoy, mañana y por siempre.


Amen.


REFERENCIAS:

1.     Pequeño Misal  “Prions en Église”, edición quebequense, Canada. Novalis, 2009.

2.     HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

3.     http://www.loderosaymiguel.com/page3/page45/page45.htm

4.     BEAUCHAMP, André. Comprendre la parole, homélies 2006. Novalis. Quebec.

5.     http://mystereetvie.com/Lc024152.html

6.     http://betania.es (para la toma de lecturas de la Biblia).

viernes, 17 de diciembre de 2021

19 de diciembre del 2021: 4o domingo de Adviento


 A la manera de María

Después de haber acogido el mensaje del Ángel, María se pone en camino para visitar a Isabel. Ella hace su trayecto, llevando en ella el Verbo de Dios. Hoy, ella es nuestra modelo en la obediencia de la fe y en el testimonio de la presencia de Dios.




EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 39- 45

En aquellos días, María se puso de camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel escuchó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo voz en grito:
--¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Palabra del Señor



A guisa de introducción :

Encuentro humano : fruto de eternidad

El encuentro de dos futuras madres lleva al intercambio de experiencias y de sentimientos. Experiencia común de espera de maternidad y sentimientos de esperanza alegre. Cuando dos futuras madres se hablan, ellas son conscientes que sus hijos participan del encuentro y que ellos se benefician de la experiencia constructiva y benéfica.

Y cuando dos madres son parientes e igualmente primas, se forman de manera instantánea, vínculos de ayuda mutua y de calor humano.

Isabel y María se sienten felices de verse y de permitir el contacto entre el futuro Juan Bautista y el futuro Jesús, de constatar  las promesas y la realización de las mismas.
El Espíritu de Dios es el artífice de este encuentro de dos « humanas » que dan a la humanidad su fruto de eternidad.

Cuando se ama a alguien y se cree en él, uno hace todo lo posible por hacer ésta persona feliz. Cuando uno se siente amado por el otro que uno ama, en plena confianza, el fruto de sus amores es esperado con gran felicidad. Es lo que le sucede a María con Dios. De tal manera,  María estaba tan alegre de creer en la realización de las palabras que le fueron dichas de la parte del Señor, de vivir la realización del amor según las promesas de Dios.

Y no son precisamente los encuentros lo que le faltarán a los cristianos durante el tiempo de Navidad: encuentros con la familia, los parientes, los amigos. Es motivo de felicidad para nosotros que ello ocurra. Al acoger la visita de nuestros parientes, amigos y demás,  preguntémonos qué podremos hacer para hacerles más felices? La presencia, la atención, la alegría y el placer…

Es bueno entonces que habituemos también a nuestros hijos a compartir con los niños pobres, los huérfanos y aquellos que son víctimas de hambrunas y de terremotos!

Como María, pongámonos en camino rápidamente en nuestro corazón, para provocar y o suscitar el encuentro con Jesús, a través de nosotros, a toda la gente de otras partes, porque aquí están los días cuando la tierra produce su fruto.



Aproximación psicológica al texto del evangelio:

Para dar a luz y para morir

Al episodio del encuentro entre María e Isabel, la liturgia de este domingo asocia un pasaje de la tradicionalmente llamada “Carta de San Pablo a los Hebreos”  (que no es carta, y que parece mismo no ser escrita por Pablo ni ser dirigida exclusivamente a los Hebreos). Este pasaje reporta la caminada (o itinerario de Jesús). Este texto podría llevarnos a distinguir dos periodos en la vida de Jesús, a saber: un primer periodo activo y un segundo periodo pasivo”.

El primer periodo es el de la búsqueda y la elección (opción) por Jesús, de su vocación. Para describir este periodo de opciones, el texto a los hebreos utiliza un verso del salmo 40: “heme aquí, yo he venido, Oh Dios, para hacer tu voluntad” (Hebreos 10,7). Y de hecho, durante este primer periodo, Jesús está activo, Él se compromete, Él hace cosas , Él deja Nazaret para instalarse en Cafarnaúm, Él escoge sus discípulos, Él reúne multitudes, Él predica en las sinagogas…

El segundo periodo deja de ser el tiempo de opciones para convertirse en el tiempo de los consentimientos. Este podría resumirse enteramente con la Palabra de Jesús a Dios en el Monte de los Olivos: “Que no se haga mi voluntad sino la tuya!”  (Mateo 26,39). Después del periodo de opciones, viene el de las profundizaciones, después del tiempo de las decisiones, viene el tiempo donde se aprende la docilidad, la duración o perseverancia, donde se conoce también el sufrimiento. Periodo de la vida donde se es enviado a la fe y a la esperanza que uno lleva en el fondo de sí mismo.

Podríamos situar quizás el giro entre estos dos periodos de la vida de Jesús, alrededor de la profesión de la fe de Pedro. En efecto, los evangelios nos dicen que “a partir de este momento, Jesús comienza a mostrar a sus discípulos que era necesario para Él irse a Jerusalén, sufrir mucho (…) morir…”   (Mateo 16,21).

Esta reflexión sobre el destino de Jesús puede iluminar la vida de las dos mujeres que están en el centro del evangelio de este domingo y que nos ocupan. Para ellas también, “hay un tiempo para dar a luz y un tiempo para morir” (Eclesiastés 3,2), un tiempo para disfrutar la alegría de hacer y de vivir, y un tiempo para ir más lejos consintiendo que la vida nos quite lo que ella nos había dado (ya que los hijos dejan de pensar como nosotros, que ellos abandonan el hogar, o que ellos se encuentran en prisión o ante los tribunales como Juan Bautista…)

Pensándolo aún mucho mejor, esta experiencia no es propia y exclusiva de Jesús, de María e Isabel. Ella es el lote o la parte de todo hombre y de toda mujer quienes tomando o asumiendo su vida con fervor, descubren que éste fervor, todo a la vez, está hecho de determinación y de docilidad.

He aquí quizás lo esencial de la experiencia espiritual: descubrir que uno recibía de OTRO, LO QUE uno creía descubrir o darse por sí mismo, y abrirse a ese OTRO dejando irse  lo que se había recibido.



Reflexión Central :

Alegrìas cruzadas



Cuando la alegría es inmensa, uno no da espera para compartirla, comunicarla. A ejemplo e imagen de las dos primas que portan la vida en sus vientres y felices de compartir este tesoro, Dios viene para visitarnos y hacernos parte de su proyecto para la humanidad. Él viene a instaurar valores nuevos que sacudan los hábitos sociales y revelen la verdadera justicia…

Es por ello que el encuentro entre María e Isabel supera el simple contexto de dos mujeres encinta que se encuentran, la más joven viniendo a ayudar su prima mayor para el tiempo del parto. No estamos acá dentro de un marco doméstico, sino más bien dentro de un marco místico o litúrgico. Los personajes no se hablan como uno lo hace en la vida corriente : « Al fin has llegado », « has hecho un buen viaje? », « Cómo estas de salud? », « cómo va la familia…te quedaras por mucho tiempo? »…Uno se puede imaginar el dialogo normal, obligado, de una visita esperada. Pero Isabel y María conversan de manera solemne. El texto es enfático y tejido con expresiones del Antiguo Testamento.

Primero que todo encontramos que a la escucha del saludo de María, el niño (que será Juan Bautista) salta en el vientre de Isabel. Su madre misma dirá que ha saltado de alegría al interior de ella misma. El sentido está ya aclarado. Juan Bautista reconoce desde ya en Jesús a su Señor. Juan será el precursor, aquel que anuncie y prepare la venida del más grande que viene tras de él. Juan pertenece al mundo de la promesa; él junto a sus padres pertenece al orden de la Antigua Alianza. Por el contrario, Jesús es el Hijo por excelencia. Es por ello que Juan salta de alegría y profetiza. De igual modo, Isabel está llena del Espíritu Santo y recita un himno de alabanza que sigue la mística del Antiguo Testamento y que la tradición conservará como la primera parte del Ave María:

« Bendita eres entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre »

Se podría decir que Isabel improvisa bien, pero de hecho se trata de una citación casi que textual del libro de Judit :
«¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo más que todas las mujeres de la tierra! Y bendito sea Dios, el Señor”  (Judit 13,18)

De igual modo en el libro de los Jueces, se encuentra esta bendición:
« Bendita entre las mujeres es Jael » (Jueces 5,24)

Isabel continua su saludo atribuyendo a Jesús un título divino que se le atribuirá al resucitado :
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? (v.43)

Isabel concede a Jesús aun no nacido,  el título de Señor, que es de hecho el título del cumplimiento de su resurrección:
« Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre (…) : Cristo Jesús es el Señor” (Filipenses 2,9-11)

El relato de la visitación nos dice claramente que desde el momento de su concepción, Jesús es ya el Señor. Cuando la Iglesia llegue a precisar su fe, declarara que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, o aun todavía, que Él es el Hijo Único.

Es por ello que Isabel saluda a María empleando un saludo corriente dentro de su tradición: Bendita tu eres entre todas las mujeres. Pero en este caso, esta expresión toma una densidad particular. De hecho, ella toma todo su sentido :
« Bendita eres entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre ».

En el fondo, el pequeño relato de la Visitación es una gran profesión de fe. La tradición no se equivocó en este punto y nos incita a orarle a María como la madre de nuestro Señor.
Dios te Salve María,
Llena eres de gracia,
El Señor está contigo,
Bendita eres entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Algunos dicen « Tú » a María, como se tutea a Dios. Esto es de poca importancia para nuestro propósito. He aquí una oración que nos viene directamente del Antiguo Testamento a través del evangelio de Lucas.

En María, la salvación se ha sacudido, ella ha cambiado de densidad, podríamos decir. Antes, Dios había sido percibido sino como el dios de Israel y de Judá, relacionado con el templo de Jerusalén. En Jesús, Él llega a ser hombre, y su amor es para todos los humanos, que ellos ya sean de Jerusalén o de Roma, del siglo de Herodes o del nuestro. Se comprende que Lucas ponga en la boca de Isabel palabras de alabanza y de agradecimiento:
¡Dichosa tú que has creído!,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

En la fiesta de la Visitación, hay la palabra VISITA. Visita que María hace a su prima, visitas que nosotros nos hacemos unos a otros para ayudar, consolar, apoyar, festejar. La Visitación de María a Isabel es interesante ya que las dos mujeres van tan lejos en el compartir de su cotidianidad que sus voces llevan el eco de la tradición espiritual que las ha alimentado. La Visitación es también la visita que Dios que nos hace, gracias a María. El viene a habitar entre nosotros. Es necesario tomar por  nuestra cuenta este elogio de Isabel:
« Dichosa, feliz, bienaventurada aquella que ha creído »

En el relato de Lucas, María no recibe con pretensión o indiferencia el homenaje de Isabel. Ella agradece gracia por gracia y pronuncia un himno de alabanza que llamamos el Magníficat :
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.
María es el modelo de nuestra fe, una fe ardua, una confianza difícil, que exige coraje y fuerza para atravesar las pruebas de la vida y para que en toda circunstancia, sepamos tomar la vía (el camino) del amor que responda al amor de Dios.
Es bueno que en las cercanías de la Navidad, antes de maravillarnos con los pastores y los magos, contemplemos el camino difícil de María y compartamos también su alegría de ser acogida y confirmada en su misión por « las palabras que le fueron dichas de la parte de Dios »…Si, creer es la fuente de una alegría, que el mundo no podrá arrebatarnos jamás…
A pocos días de la Navidad, estamos en plena Visitación. Cuando preparamos el pesebre de Navidad, es desafortunado que no evoquemos la marcha rápida de María hacia Jerusalén y su visita a su prima. Apurados por comprar los regalos y por preparar todo, podremos decir al menos:
Bendita Tu eres,
Nuestra Señora de la Visitación.


OBJETIVO-VIDA DE LA SEMANA:

-         Durante estos días de la novena de aguinaldos, y hasta el día de navidad, escucho algunos villancicos (o cantos navideños) con letras dicientes (no solo anton tiruliro liros, alananita nanas, tutainas) y me tomo tiempo de meditar en sus letras.

-         Si puedo, invito a alguien que vive solo para compartir con él para la víspera de navidad  y o le invito a la cena de nochebuena.


-         En el día de navidad, anuncio mi visita a alguien que estará feliz de acogerme.



ORACION-MEDITACION:

Señor, yo te doy gracias,
porque Tu eres el Dios de lo imposible.
Gracias por la alegría de Isabel
que ve cómo sus oraciones son escuchadas.
Gracias por la fe de María
que lleva en ella el fruto de tus promesas.
Gracias por la felicidad y alegría que estas dos mujeres comparten.

Señor, Emmanuel, Dios con nosotros,
Tú quieres siempre nacer en nuestros corazones.
Tú deseas que nosotros aceptemos recibirte bien en la sencillez.
Cómo podemos nosotros tener esa felicidad
Que tú te hagas uno de nosotros para nuestra inmensa alegría?

Señor, Dios en nosotros,
Tú nos llamas a compartir con los otros
la alegría que nos habita.
Que tu Espíritu nos guíe y nos acompañe en nuestros caminos.
Haz de nuestras visitas tiempos de fiesta,
momentos fuertes de compartir y de alegría.
Haz que nosotros tengamos felicidad y alegría
tanto para dar como para recibir,
y  en el momento de recibirte, Tú,  que vienes aun a visitarnos...

Amén!



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Pequeño misal “Prions en Église”, edición quebequense, 2012.

HETU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année C. Novalis, 2006.



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