miércoles, 22 de febrero de 2017

26 de febrero del 2017: 8o Domingo del tiempo ordinario (Ciclo A)



 La confianza, por encima de todo

El dinero puede fácilmente convertirse en un ídolo. Pero las preocupaciones de la vida cotidiana pueden también invadir nuestra existencia y ahogarnos. Jesús nos propone la libertad y la confianza.

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” ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura?", pregunta hoy el profeta Isaías en la primera lectura. Igualmente cuando una madre  debe abandonar a su hijo, no lo olvida jamás. Con más fuerte razón, el Señor, cuyo amor es constante y fiel no nos abandona. Nosotros podemos poner en Él toda nuestra confianza, como lo recuerda Jesús en el Evangelio.




LECTURAS

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 49, 14-15

Sión decía: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.” ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvida, yo no te olvidaré.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 61

R.- DESCANSA SÓLO EN DIOS, ALMA MÍA

Sólo en Dios descansa mi alma
Porque de él viene mi salvación;
Solo él es mi roca y mi salvación,
Mi alcázar: no vacilaré. R.-

Descansa sólo en Dios, alma mía
Porque él es mi esperanza;
Solo él es mi roca y mi salvación,
Mi alcázar: no vacilaré. R.-

De Dios viene mi salvación y mi gloria;
Él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
Desahogad ante él vuestro corazón. R.-


SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 4, 1-5

Hermanos:

Que la gente sólo vea en vosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel. Para mí lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero, no juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. El iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

Palabra de Dios.


ALELUYA Heb 4, 12

La palabra de Dios es viva y eficaz, y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón.




EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 6, 24-34

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

“Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará la primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podría añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan, ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.”

Palabra del Señor.




A guisa de introducción:

“No estamos solos”


Las preocupaciones de todo tipo aparecen en nuestra vida y nos agobian a cada instante: problemas de trabajo, salud delicada de uno mismo, de nuestra pareja, o un amigo o alguien cercano, falta de tiempo para descansar y o entretenerse y por ende tener un buen equilibrio vital…Todavía más grave, la desolación que produce el cierre de fábricas y empresas, el engaño y el fraude  (robo violento, inseguridad) , la amenaza de ser secuestrado o  agredido…situaciones que desestabilizan la seguridad de tantas familias y grupos comunitarios.

Jesús habló con sus discípulos de las inquietudes de este género. Y les aconsejó no dejarse acaparar por preocupaciones que podrían hacerles perder de vista la venida de su Reino en nuestro mundo. Sobre todo les hizo ver las atenciones de Su Padre para con ellos, un Dios que tiene “corazón de madre”, que entiende  (comprende) las necesidades vitales de sus hijos, como lo enunciaba en 1978 el Papa Juan Pablo I. 

Lejos de invitarlos a evadir sus responsabilidades primarias, Jesús les ha asegurado  que Dios estaba  a su lado en las situaciones difíciles y de incomodidad.

En los países pobres, la preocupación por la comida, por el agua potable y la vestimenta perdura. En países con menos situaciones de pobreza, mayores y o más fuertes preocupaciones nos incomodan.

Ahora preguntémonos:
¿Nuestra confianza en Dios estará fuertemente arraigada para que confiemos nuestras inquietudes y problemas entre las manos de Aquel “que sabe” (conoce) nuestras necesidades?
                                                                                  


Aproximación psicológica al texto del Evangelio

Radicalizarse

Decir que Jesús tuvo una opción de clase a favor del proletariado de su tiempo sería un anacronismo. Pero es claro que el compartió la sensibilidad del mismo Dios de cara a los pobres, a los marginados y a los desviados socialmente.

De otro lado, Él ha mostrado públicamente su opción en favor  de los pequeños y de los oprimidos en las Bienaventuranzas, que constituyen un verdadero manifiesto de este propósito.

Es más, Jesús vio  lejos y bien claro en las instituciones de su tiempo y por ello denunció con frecuencia su carácter arbitrario y opresor.  Por tanto, Jesús nunca pensó en eliminar estas instituciones, quizás lo haya seriamente soñado (o contemplado esa posibilidad), pero El alejó esta perspectiva como una tentación.

Por sorprendente  que pueda aparecer esta afirmación a los ojos de los cristianos de izquierda, es necesario decir, que fue su fe lo que le impidió ser revolucionario (guerrillero, subversivo, hombre de violencia). En  el corazón  (centro) de su fe, estaba la convicción de  creer en la ternura eficaz del Padre por todo ser humano.  Al menos su visión religiosa de la historia y del mundo era que este mundo y  sus instituciones pasarían para darle paso (surgimiento) a un mundo nuevo  como dádiva (don)  de Dios.

Con el riesgo de caer en anacronismos, es necesario decir que esta comprensión de las cosas impidió a Jesús politizarse pero lo llevó a RADICALIZARSE.

Ante el tiempo que corre aceleradamente, que presiona, no es oportuno pasar por la reforma de las instituciones. Pero es importante que cada ser humano se radicalice, es decir que descienda a su raíz y opte claramente por  esto que es esencial  y que encontrará en el fondo de sí mismo.

Pero viendo que no ha habido fin del mundo, nosotros ahora debemos hacer mucho más que analizar el efecto de las instituciones sobre la humanidad, así como Jesús había comenzado a hacerlo.  Es necesario comenzar por cambiarlas, pero poniendo mucho cuidado de  alinear bien  nuestra crítica y nuestra estrategia. Y las orientaciones de base dadas por Jesús aquí, aparecen valiosas a este efecto.

Así, no hay que vivir más para el consumo, porque la vida es mucho más que comer y vestir (v.25). Hay que vivir con sentido y para el sentido. Hemos de profundizar y optar por el Reino. Y optar por el Reino, es buscar primeramente imitar de manera concreta la justicia de Dios, es decir, su manera (de Él) de ser fiel a sus promesas de liberación concreta de todo ser humano, comenzando por el que está en las peores condiciones.

Liberar al ser humano es una misión que no es más fácil ni más difícil en el siglo XXI que en el siglo I. Y es una misión que es confiada a todo cristiano y no solamente a los cristianos de izquierda (revolucionarios, subversivos, je,je).

Es una misión que comienza lentamente, como la semilla plantada en la tierra, es una misión donde se  exige que  uno “comience por sentarse para calcular y juzgar “ (Lucas 14,28); es una misión que se encarna (o concretiza) en pequeñas acciones proporcionales a nuestra disponibilidad y nuestros recursos, porque “quien es fiel para un pequeño compromiso” llegara a ser “fiel también para uno grande” (cf. Lucas 16,10).

El compromiso por construir la justicia puede parecernos superior a nuestras fuerzas  si uno mira el mañana (el futuro, el avenir), pero Jesús nos dice: “No se inquieten por el mañana. Cada día tiene su propio fardo (su propio afán)”. A cada día le es suficiente su compromiso, en la medida que este sea auténticamente evangélico (es decir, mientras que responda al llamado y a la esencia del Evangelio).



Reflexión Central

Tener confianza en el Padre…



A través de los textos bíblicos de este domingo, es Dios mismo quien nos habla. Él no nos pide más que ser consciente de lo que vivimos diariamente.

En la primera lectura, el profeta Isaías habla a los habitantes de Jerusalén, quienes viven una situación dolorosa: los babilonios se han tomado su ciudad; una parte de la población está exiliada, deportada, lejos de su tierra; algunos tienden a pensar que el Dios de los babilonios es más fuerte que el Dios de Jerusalén; y otros piensan que Dios ha abandonado su pueblo.

El profeta les comparte la respuesta de Dios ante estos pensamientos: No, ustedes no están abandonados. Para hablarles, el Señor utiliza palabras que expresan la ternura de una madre por su hijo: una madre no puede abandonarle. Y mismo, si eso llegara a ocurrir, Dios no nos abandonará jamás. De igual modo, cuando todo va mal, Dios está ahí; es Él quien nos lleva en sus brazos. Él nos pide llenemos nuestra vida de su amor. Solamente en Él podremos encontrar nuestra salvación. Podemos contar siempre con Él. San Pablo nos lo dice a su manera: "Nada puede separarnos de su amor".

En el Evangelio, encontramos también un llamado a la confianza: " no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir…no os agobiéis por el mañana". Cómo entender este Evangelio? Jesús no dice que no debemos preocuparnos por el alimento y el vestido. Tampoco dice que el dinero es malo. Él quiere simplemente invitarnos a ver las cosas como son, en su justa medida e importancia: el alimento, el vestido y  el dinero no deben ser el primer objetivo de nuestra vida. Lo que hemos de buscar primeramente es el Reino de Dios; este ha de tener toda la prioridad con la búsqueda de su justicia. Hemos sido creados para servir a Dios y a nuestros hermanos. No podemos dejar que el dinero llegue a ser la meta u objetivo final de nuestra vida y nuestras acciones.

En este siglo de la velocidad, escuchamos decir que "el tiempo es oro", y no, como decía un viejo sabio "el tiempo es la vida". El resultado de esa falsa concepción, es que en las oficinas, las fábricas, los comercios, hombres y mujeres son sometidos a un ritmo infernal, esclavizante y despiadado. Es necesario correr siempre para salvar la economía moderna. Es la causa de nuestros infartos,  cansancios y depresiones. Pensemos en cierto hombre de negocios cuya agenda está llena de citas y sólo faltan las citas con su esposa, sus hijos, consigo mismo y todavía más con Dios.

Otra desgracia causada por el poder del dinero es que todos los días, los medios de comunicación nos hablan de ataques a mano armada, de robos, de delitos, de malversación de fondos de todo género…de corrupción.

Hombres y mujeres e inclusive niños son reducidos a la esclavitud para permitir a los ricos enriquecerse cada vez más. Cuando el dinero nos saca ventaja, cuando él nos gana, se convierte en un tirano. Él puede llevarnos a cometer peores bajezas. Es como una droga de la cual siempre se experimenta necesidad, ganas y nos destruye. No olvidemos que si Judas ha traicionado a Jesús, fue por "30 monedas" (el precio de un esclavo en ese tiempo).

(Hay que tener cuidado con lo que aducen escritores y periodistas, gente ignorante de Dios (con gran influencia medíatica)  que quieren hacernos creer que nos acostumbramos al mal,  que "somos insensibles al dolor porque estamos acostumbrados a un sadomasoquismo que la Iglesia Católica nos ha heredado para gozar con el infierno, asustándonos con lo que puede pasarnos". No Señor Gardeazabal (@eljodario), no hay que echarle la culpa a la Iglesia; estamos mal porque nos hemos alejado de Dios, olvidamos vivir su sabiduría y acercarnos al temor de Dios que no es eso que se nos viene a la cabeza de primera (miedo a Dios, como juez implacable, como policía espía permanente, aguafiestas de nuestra libertad...) sino que es respeto por la vida, por la familia, por los valores que ayudan a crecer ser humano y a perfeccionarse.  Doctores tiene la Santa Iglesia y es a ellos quienes debemos escuchar, atender porque son competentes. Los que no creen en Dios, en su desespero no revelado,  quieren transmitir a otros su desgracia por su falta de fe.)

Para comprender mejor este Evangelio, podemos ayudarnos con el capítulo 13 del evangelio de San Mateo, donde Jesús explica la parábola del sembrador y dice que la semilla que cayó entre las espinas se ahogó. Esta semilla es  la Palabra de Dios que es sembrada en nosotros: lo que ahoga,  es "la riqueza y las preocupaciones del mundo". En tales condiciones, la Palabra de Dios no puede germinar en nosotros. Ella muere, porque no es cultivada, ni cuidada…es ahogada finalmente.

Jesús viene para liberarnos de todas esas obsesiones que no hacen más que alejarnos del camino de su Padre y del suyo. Él quiere hacernos disponibles para lo esencial, el Reino de Dios y su justicia. Esta justicia no solamente es la igualdad sino también la santidad. Lo primero no es tener una bella y o privligeiada  situación económica. No, el único y primer tesoro es Jesúscristo y su Palabra; Él no nos pide más que llenar nuestra vida de su amor.

La primera lectura nos decía que Dios no abandona a aquellos que sufren. Sin embargo, Él necesita de nuestras manos, de nuestros ojos y de nuestros corazones para ir hacia ellos. Uno puede hacer mucho bien con el dinero. Las Asociaciones Caritativas lo necesitan. Con toda seguridad, ellos no pueden darle para todo a todos. Pero nuestro presupuesto cristiano debe apartar algo para los pobres; es el dinero del "buen samaritano" dado al dueño de la posada para quien fue herido en el camino.

En su Carta a los Corintios, San Pablo se dirige a cristianos que no han comprendido bien el Evangelio. Hay entre ellos querellas de clanes, peleas entre grupos y  les invita a ellos y a nosotros hoy a ser conscientes de que somos servidores de Cristo, somos administradores y hemos de ser fieles. Nada nos pertenece, sólo hemos de ser administradores del amor de Dios. Pablo interviene para volver a poner las cosas en su lugar. Los predicadores, los discípulos de Cristo no somos dueños o amos de nada ni de nadie. Nuestra misión es  mostrar a Cristo y conducir la comunidad hacia Él, llevarla a Él: "Busquen el Reino de Dios y su justicia".

La Cuaresma que comenzamos en 3 días nos ayudará a entrar en esta perspectiva. Ella nos recordará que Dios no nos ha abandonado. Somos nosotros quienes nos alejamos de Él, pero Él no deja de llamarnos: "Conviértanse …Vuelvan a mí de todo corazón".  Nosotros oramos juntos para que nuestra respuesta sea cada vez más a la medida de su amor por nosotros. Amén.



Reflexión (2)

« Busquen primero el Reino de Dios y su justicia… »



Una lectura superficial del evangelio de hoy nos induciría al error.

Ha condenado (demonizado) Jesús al dinero? Ha recomendado él, el descuido o la negligencia, la pereza? Habría aconsejado Jesús de no prevenir las necesidades del mañana?  No es este el sentido, la esencia de las Palabras del Señor.

“Ninguna persona puede servir a dos señores (o amos)…Ustedes no pueden servir simultáneamente a Dios y al dinero…” Aquí está la clave del texto.

Es lamentable (ha sido un error) que los traductores de la Biblia no hayan conservado acá la palabra que Jesús utilizo ciertamente. “ustedes no pueden servir a la vez Dios y a Mammon…”

Esta palabra aramea se ha conservado en el texto griego de Mateo , porque según todo indica,ésta  verdaderamente  viene de la boca misma de Jesús, ya que el arameo era su lengua materna.

«Mammôn», en arameo, significa efectivamente  « el dinero »( la plata, la lana, la pecunia, la money…) “la ganancia”, “el beneficio”, “la riqueza”.  Al oponer Dios y “Mammon” ,  parece ser que Jesús personifica el dinero y lo presenta como una especie de ídolo. Jesús piensa en el dinero como si fuera el adversario de Dios (el enemigo), el “príncipe de este mundo” que esclaviza la humanidad.

San Jerónimo,  dice que Jesús no condena el hecho de tener dinero sino más bien “de servir al dinero”. Él , que había trabajado con su padre en Nazaret con el sudor de su frente, y quien había reprochado al servidor infiel de no haber hecho fructificar su dinero en el banco en la parábola de los talentos, no condena el uso del dinero pero sí ser esclavo, servidor sumiso del dinero.

Jesús ataca la esclavitud (y o la sumisión) al dinero que es el verdadero cáncer de nuestra sociedad. Nuestra civilización occidental está ahora mismo a punto de destruirse a sí misma, bajo el ritmo infernal que le impone la carrera al éxito, al lujo extremo, a las futilidades (juguetes baratos) de todo tipo. 

Se malgasta los recursos del planeta con el fin de aumentar los beneficios de un pequeño número de especuladores. Se continúa la explotación corrupta de los países pobres en provecho de los países ricos. 

La ambición o avaricia de Wall Street ha provocado la crisis económica actual y ha arruinado a millones de personas. Mientras que se derrumbaba la economía mundial, ciertos tiburones de las finanzas acumulaban sumas colosales. A causa de sus decisiones irresponsables, un incalculable número de personas honestas han perdido su empleo. Esta crisis ha provocado una turbulencia sin precedentes en todos los países del globo.

Otro punto de reflexión acerca del “Mammon de iniquidad”: Parece ser que para ciertos puestos financieros hay siempre fondos disponibles, mientras que otros están de cara a recortes sustanciales. Para el Ministerio de Guerra y de la Defensa, siempre hay fondos (y o presupuestos). Los jefes y voceros de la industria militar están omnipresentes en los corredores del Gobierno y las armas más sofisticadas constituyen uno de los “platos” o negocios más lucrativos del planeta (de ahí viene que en el fondo se diga que la paz no le conviene a nadie, porque no da tanto dinero como la guerra y su tráfico y  o negocio –mercado negro de las armas, por ejemplo).

El precio de un solo tanque de guerra, permitiría alimentar a miles de personas con hambre!

El costo de un solo caza bombardero permitiría la implantación de centenares de farmacias de pueblo, lo que podría salvar la vida de un gran número de niños y de personas de la tercera edad!

Cuántos estados en el mundo invierten más en armamentos que en educación, en salud y en servicios sociales!

Entonces La reflexión de Jesús sobre el dios « Mammon » es también válida para nuestros días como lo era en su tiempo. El dinero puede ser un maravilloso servidor, pero es un malísimo amo.

 “Por eso les digo: no estén agobiados por la vida pensando qué van a comer, ni por el cuerpo pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo que el vestido? Miren a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos?

La preocupación, la angustia, es efectivamente una de las formas de servidumbre que la riqueza conlleva.  El mundo moderno occidental esta estadísticamente más propenso al infarto, a las depresiones y a los suicidios que el resto del mundo.

Jesús no está ni contra el trabajo, ni contra la competitividad, ni la eficacia  ni contra el dinero. El primer capítulo del libro del Génesis nos invita a “dominar la tierra y a someterla”. Y Jesús, afirma que “Aquel que trabaja merece su salario” (Mateo 10,10). El condena el hombre que no hizo fructificar el talento recibido (Mateo 25,14-30).

Lo que Cristo quiere destacar hoy es que no hay que tomar el dinero como un ídolo o una divinidad que nos esclavice completamente. Jesús quiere arrancarnos de la idolatría y del poder del dinero.

Desde siempre, y de manera particular hoy, se rinde homenaje a Mammon, al dios dinero, ofreciendo sobre su altar todo tipo de sacrificios: la salud, los principios éticos, la familia, los amigos, etc. Cuántas personas tienen una agenda repleta de citas, mas no tienen tiempo para la familia y los amigos! “Nadie puede servir dos señores : Dios y Mammon".

Al final del texto, Jesús resume su enseñanza en una formula densa y viva: “Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura” . Ésta ha de ser nuestra primera preocupación y no la última. En esta búsqueda del Reino, encontraremos la justicia, el compartir con equidad,  la fraternidad humana y la paz entre nosotros.



COMENTARIO LITÚRGICO BREVE (3)

TRABAJAR POR EXTENDER EL REINO

Por David Llena

Dios no nos abandona. Demos el salto, trabajemos para el Señor, para extender su Reino con todos nuestros talentos, con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro ser, Él se encargará de hacerlo fructificar. Nos lo dice San Pablo: lo que se busca es que seamos fieles. Nuestro trabajo, nuestra familia, todo lo nuestro es realmente Suyo. Somos administradores, no dueños, por tanto debemos trabajar por extender el Reino en nuestro trabajo, nuestra familia, todo lo nuestro sabiendo que Dios no nos abandona.

A modo personal…

Sin lugar a dudas que el célebre voto de pobreza (junto a los otros dos) está arraigado e inspirado en estas y otras palabras de Jesús en el Evangelio.

“El abandono y total desprecio de todo lo terreno” como dice la novena tradicional de aguinaldos. La vida monástica misma, el testimonio inmenso y admirable de San Francisco  de Asís y de miles de santos a través de la historia…Ellos nos han mostrado que es posible la renuncia a los bienes materiales, al tener, al deseo de oprimir los otros…

Pero se habrá entendido y permítanme preguntar:  se entiende hoy aun la esencia de este voto de pobreza evangélica  (es decir, de acuerdo al pensamiento y deseo de Jesús) tanto al interior como fuera de la Iglesia (estructura tradicional y milenaria?)

Tanto para clérigos como para laicos, ahí les queda la cuestión…




ORACIÓN-MEDITACIÓN

Como una madre cuyas entrañas se conmueven
pensando en su hijo;
como un amigo muy querido que ha compartido
nuestras luchas y nuestros combates;
como una roca que ofrece
refugio y protección;
como una mano que socorre
tendida hacia nosotros en las dificultades;
como una palabra de esperanza
murmurada en la noche;
como un sol que se eleva
atravesando la noche profunda;
así es el Señor
para quien pone en Él toda su confianza.
No tengas miedo, pequeño rebaño.
El Señor cuida de ti.




Referencias Bibliográficas:


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

HETU, Jean-Luc. Les options de Jésus.  


http://dimancheprochain.org

http://cursillos.ca

Pequeño misal de Prions en Église, Novalis, Québec, Canadá 2011-2014





martes, 21 de febrero de 2017

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2017




La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor.

Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).

La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31).

Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.

1. El otro es un don

La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado.

La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal.

Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016).

Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida.

La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo.

Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico.


2.   El pecado nos ciega

La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado.

La púrpura, en efecto, era muy valiosa, más que la plata y el oro, y por eso estaba reservada a las divinidades (cf. Jr 10,9) y a los reyes (cf. Jc 8,26). La tela era de un lino especial que contribuía a dar al aspecto un carácter casi sagrado.

Por tanto, la riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día» (v. 19). En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia (cf. Homilía, 20 septiembre 2013).

El apóstol Pablo dice que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos.

El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (cf. Exh. ap. Evangelii gaudium, 55). En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz.

La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir.
Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf. ibíd., 62).
El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal.

Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación.

Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).


3.   La Palabra es un don

El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática.

El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que «sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él» (1 Tm 6,7).

También nuestra mirada se dirige al más allá, donde el rico mantiene un diálogo con Abraham, al que llama «padre» (Lc 16,24.27), demostrando que pertenece al pueblo de Dios.

Este aspecto hace que su vida sea todavía más contradictoria, ya que hasta ahora no se había dicho nada de su relación con Dios. En efecto, en su vida no había lugar para Dios, siendo él mismo su único dios.

El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua.

Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y nunca realizó. Abraham, sin embargo, le explica: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» (v. 25). En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes.

La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos. En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen» (v. 29). Y, frente a la objeción del rico, añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto» (v. 31).

De esta manera se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo.

La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.

Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor "que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador" nos muestra el camino a seguir.

Que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.

Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana.

Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua.

Vaticano, 18 de octubre de 2016
Fiesta de San Lucas Evangelista



FRANCISCO

domingo, 19 de febrero de 2017

Oración para pedir perdón!

Tú Señor, me invitas a perdonar sin cesar.

Cada día numerosos eventos,
pequeños y grandes conflictos,
minúsculos y enormes malentendidos,
me hacen un llamado,
cada día resuena el llamado a perdonar.


Pero yo no tengo ganas Señor,
porque tengo la impresión que cuando perdono,
me rebajo, de doblego.
Me da la impresión de ser el más débil,
que no tengo una fuerte columna vertebral
para mantenerme en pie.

Después me acuerdo de Ti clavado en la Cruz.
Te sobraba mucho amor y coraje para decir:
"Padre, perdónales porque
no saben lo que hacen".


Dame entonces la fuerza para perdonar sin cesar,
porque yo se, mirando tu vida y tu muerte,
que perdonar no es debilidad,
sino que es fortaleza,
es la fuerza del amor.
Amén!

(Autor desconocido)

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