jueves, 22 de septiembre de 2016

25 de deptiembre del 2016: 26o Domingo del Tiempo Ordinario (C)



Las obras de misericordia

A dos meses terminar el año jubilar de la misericordia, este domingo pone en valor una prolongación concreta del amor y atención divinos: las obras de misericordia corporales.
La Palabra de Dios nos recuerda la importancia de reconocer las necesidades de los más pobres  y frágiles alrededor de nosotros.
Que esta sea la ocasión para redescubrir la belleza de las obras de misericordia corporales.
Que el pan compartido este domingo nos incite a ayudar los Lázaros de este mundo!




EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 16,  19-31

El Rico y Lázaro
19 “Había cierto hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino, celebrando cada día fiestas con esplendidez. 20 Y un pobre llamado Lázaro que se tiraba en el suelo a su puerta, cubierto de llagas, 21 ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; además, hasta los perros venían y le lamían las llagas.

22 Sucedió que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado.23 En el Hades (la región de los muertos) el rico alzó[a] sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham a lo lejos, y a Lázaro en su seno. 24 Y gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy en agonía en esta llama.’

25 Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que durante tu vida recibiste tus bienes, y Lázaro, igualmente, males; pero ahora él es consolado aquí, y tú estás en agonía. 26 Además de[b]todo esto, hay un gran abismo puesto entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieran pasar de aquí a ustedes no pueden, y tampoco nadie puede[c] cruzar de allá a nosotros.’

27 Entonces él dijo: ‘Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, 28 pues tengo cinco hermanos, de modo que él los prevenga[d], para que ellos no vengan también a este lugar de tormento.’ 29 Pero Abraham dijo: ‘Ellos tienen a Moisés y a los Profetas; que los oigan a ellos.’ 30 Y el rico contestó: ‘No, padre Abraham, sino que si alguien va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.’ 31 Pero Abraham le contestó: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán si alguien se levanta de entre los muertos.’”

PALABRA DE DIOS



A guisa de introducción:

Ser hombres y mujeres sensibles, para ver los otros y compartir con ellos

1. En general, seamos quienes seamos, hagamos lo que hagamos, no son las cosas más bellas, ni los bonitos discursos de los extraños, ni las mejores homilías o sermones de los curas, ni las buenas acciones de la gente piadosa que pueden influir mucho más en nosotros... uno podría contar con todos los medios y los recursos, pero si uno no es tocado en el corazón por un amigo de confianza, por un pariente que uno acepta plenamente, por una persona que uno admira mucho, uno no abre su corazón a las realidades que le rodean. Cuando uno no comprende con el corazón, uno no comprende nada.

El espíritu que está llamado a comprenderlo todo, se deja enceguecer fácilmente por las razones que uno mismo se da y se crea, por lo prejuicios que se mantienen, por las costumbres o malas mañas que uno ha aprendido.

2. Jesús ha tocado el espíritu y el corazón de los discípulos que caminaban hacia Emáus, acompañándoles en su camino, escuchándoles, dialogando con ellos, comiendo con ellos.
En la parábola de Lázaro y del rico, Abraham le hace entender al rico que sus hermanos tienen las Sagradas Escrituras para abrir el espíritu y el corazón. San Lucas es el evangelista de la ternura y de la apertura del espíritu y del corazón. Según él, es actitud fundamental: escuchar la palabra y poner atención, poner ante ella,  el espíritu y el corazón para creer, para ver la miseria de los demás, el sufrimiento que hay alrededor, para compartir. El rico como sus 5 hermanos, tienen todo lo necesario para ver o percibir la presencia de Lázaro y calmarle sus sufrimientos.

Había un hombre que no se preocupaba sino de su auto, de su casa, de su cabaña de sus hobbies y de su deporte favorito. En su vecindario, se encontraba una familia en la cual, el padre, enfermo, no podía trabajar y vivían sin comodidad; a la familia le hubiera gustado de vez en cuando, aprovechar el buen tiempo para hacer una salida de campo, dar una vuelta en auto, o ir a refrescarse a orillas del río o del mar, pero nadie les ofrecía esa chance, o la posibilidad de realizar tales deseos. Nuestro hombre que tenía sus comodidades no percibía nada, no se daba cuenta de nada, todo feliz consigo mismo, ocupado, ensimismado...No era esto parecido a la situación del rico y de Lázaro?

Al momento de volver de vacaciones, muchas personas son asaltadas por los remordimientos; pues han encontrado gente miserable en los lugares o las ciudades turísticas visitadas ; y ver conciudadanos poco afortunados les reaviva la culpabilidad...

Responder al sentimiento de culpa por un gesto de compartir no arregla todos los problemas de la sociedad, pero tomar conciencia de la necesidad de hacer algo por quienes sufren y actuar en consecuencia es ya una muestra de querer poner en práctica el evangelio de la ternura y del compartir.




Aproximación psicológica al texto del evangelio


Este hombre se parece a mí?

Para los hombres y mujeres de hoy, esta parábola cuestiona fuertemente. Ella nos pone en presencia de un “rico” que consume mucho, que sistemáticamente y de modo regular, frecuenta los grandes restaurantes en medio de la inconsciencia social  total. Atención.  Aquí no se dice que el rico en cuestión es un explotador, un presidente de una multinacional o un deshonesto tramposo. Se nos dice solamente que consume mucho y que es inconsciente, y lo más vergonzoso de todo, es que nosotros nos parecemos un poco a él.

Y en contraste inmediato con este espectáculo, ante su puerta hay un hombre pobre, desnutrido, con salud frágil y sumido en condiciones de higiene degradante. Quizás trabaje él como cocinero inmigrante y clandestino sin papeles  en Nueva York por 2 dólares la hora, o en un hotel cinco estrellas de América del Sur a 1 dólar por día.

En la segunda parte del relato, la pregunta es formulada: qué se puede hacer ante tal situación? Como respuesta, las opiniones son divididas. Tratemos de convertir a los ricos uno por uno. Pero Abraham responde: eso no funcionará. Si hasta ahora esta gente ha sido insensible a la dimensión política de su fe, ellos son irrecuperables.

Prácticamente, de modo parecido,  si nosotros compartimos la posición de Abraham, nos resulta difícil seguirla hasta el final. Ya que si desenmascaramos nuestra ilusión de que aquellos que poseen el poder se van a convertir un día, nosotros concluimos  que es necesario actuar sin ellos, y por consecuencia  actuar forzosamente contra ellos. Y es ahí cuando nosotros nos unimos a los de la neo izquierda, a los que militan contra la oposición capitalista o neoliberal, con toda la inconformidad, la incertitud, y la inseguridad de una tal posición. De ahí nuestra ambivalencia o ambigüedad de cara a la cuestión social. Yo quiero llevar a cabo una acción que porte frutos, pero toda acción que aparece como alternativa, necesariamente lleva a enfrentamientos. Y en mi cuerpo yo siento una repulsión casi psicológica por los enfrentamientos (o choques). Y  desde entonces, yo racionalizo mi posición: yo no soy marxista, Jesús ha estado contra la violencia, es necesario marchar con la gente pues  la fe es un diálogo…

Los mejores no se libran, no tienen escapatoria. Al final de un análisis fuertemente lúcido y desmontando los mecanismos irreversibles del neo colonialismo latinoamericano, los obispos reunidos en Medellín (1968) dicen esto: “Debemos orientarnos hacia una reforma de las estructuras que sea gradual, desde todo punto de vista asimilable y que desencadene en la unanimidad”…dicho de otra manera, que estaría sujeta al veto de aquellos que detentan el poder”.

La parábola de Jesús nos vuelve a traer a la realidad. No se puede esperar la conversión colectiva por parte de los grupos que están instalados en el dinero, el poder y el consumo. En cuanto a las líneas de acción personal, abiertas, propuestas por esta parábola, ellas aparecen en 3 niveles:

Primero que todo, verificar el estado de mi consciencia social: hasta qué punto yo soy consciente de la situación de los menos favorecidos instalados “en las puertas de mi casa”
Enseguida, verificar el realismo de la solución social que yo preconizo de cara a los desfavorecidos,
Finalmente, verificar donde estoy yo en mi compromiso personal, en la línea de acción social que yo preconizo.


LA REALIDAD:

Millones de personas sobre el planeta viven con menos de 1 dólar por día, no tienen vivienda digna ni acceso al agua potable. En nuestras ciudades, muchas familias no logran comer las 3 veces diarias, hay niños que no pueden saciar su hambre, hay mendigos que duermen en las calles.

Acá y allá, hay personas que sufren depresiones y bajas en la moral, con diversos problemas psicológicos, crisis espirituales porque ellas tienen hambre de dignidad, de ternura y de sentido para sus vidas.

Como reaccionamos nosotros ante la miseria humana?

Nosotros acusamos a los Organismos de ayuda internacional o local de malversar o malgastar los fondos. A los países ricos los acusamos por no compartir sus recursos con los países desfavorecidos. A los  gobiernos los señalamos por no prever los presupuestos para erradicar la pobreza. En ciertos casos, nosotros no nos equivocamos. Pero cuál es nuestro compromiso personal? Es cierto, un sentimiento de impotencia nos invade ante la vastedad  o inmensidad de la pobreza, cualesquiera sea la forma en que ella se presente. Pero, al menos, no desviemos nuestra mirada. La parábola del rico y de Lázaro que Jesús propone nos empuja a una sola actitud ante toda miseria: indiferencia cero!

La eliminación de la pobreza siempre será un desafío. Pero si comenzamos por compartir nuestro tiempo y nuestra amistad con alguien cercano, un vecino, un colega que necesita de nuestro apoyo moral y afectivo, nosotros seremos hombres y mujeres de Dios, y que efectivamente lo somos- por el Bautismo-un testimonio de esperanza en nuestro ambiente (o  nuestro alrededor).



REFLEXIÓN CENTRAL

Ver al pobre

En la primera lectura de este domingo, hemos escuchado la voz del profeta Amós, quien pronuncia palabras fuertes y duras contra los corruptos que se despreocupan insensatamente de los pobres. El profeta denuncia a los responsables de esta situación quienes están ciegos en medio de sus riquezas y privilegios. De hecho, ellos son incapaces de ver la situación que es cada vez más degradante en su país; ellos están encerrados en su seguridad, abusando de todas las comodidades posibles. No imaginando que su caída está cerca.

El profeta Amós les reprocha sobre todo, haber olvidado al Señor y las exigencias de la justicia. Este olvido de Dios engendra un malgasto innecesario, un desperdicio de las riquezas del país en provecho de un pequeño grupo y en detrimento de la masa de los campesinos, obreros y artesanos. Si Amós volviera a venir hoy, imaginemos un poco lo que diría, denunciaría la mala manera de distribuir, gastar los bienes lo que es una vergüenza para nuestro mundo y nuestra sociedad; esto no se puede tolerar, más cuando sabemos que el 1% de los habitantes de nuestro planeta poseen el 48% del patrimonio mundial.

En el evangelio, escuchamos a Jesús que nos cuenta una parábola que nos invita a reflexionar. Él nos habla de una realidad que está ante nuestras puertas y nuestros ojos cada día: de un lado pobres cada vez más pobres y por el otro ricos cada vez más ricos; de un lado aquello que tienen demasiado y que no saben qué hacer con lo que tienen, y del otro lado, están aquellos que no pueden tener más acceso a los cuidados mínimos y necesarios, a los medios para procurarse lo mínimo vital para sobrevivir; siempre menos, cuando los otros logran adquirir siempre más.

Estamos ante una situación bien conocida y de cual se habla diariamente; se denuncia pero la cosa sigue igual. Hoy hay siempre millares de ricos "que visten de lujo y hacen cada día banquetes suntuosos". Ante su puerta se encuentran millones de Lázaros que quisieran saciarse de lo que cae de sus mesas de acaudalados. Cómo no pensar en todos esos hombres y mujeres, en todos esos niños que han debido huir de su tierra por la guerra. Ellos han perdido todo y se encuentran en la más extrema precariedad.

Esto no quiere decir que la riqueza sea un mal, que ser rico es pecado. En la época de Jesús, ser rico, poseer muchos bienes era considerado como un signo de la gracia de Dios, una bendición. El pecado de los ricos no es ser ricos, lo que Jesús les reprocha es no ver los pobres. Ellos no ven más que sus semejantes ricos, ellos no se ven sino entre ellos mismos. Ellos andan demasiado ocupados en enriquecerse; no quieren perder el tiempo ocupándose de los pobres. Ellos se obstinan en su ceguera pero también en su indiferencia hacia los pobres. Lo que causa la pérdida de los ricos es su corazón que se convierte en un desierto de humanidad, de compasión y de ternura.

Este evangelio se dirige hoy también a cada uno de nosotros. Sin duda alguna que nosotros no somos tan ricos. Pero tampoco estamos entre los más pobres del mundo. En este día Jesucristo quiere invitarnos a abrir nuestros ojos y nuestro corazón. La Iglesia, muchos organismos, ONGs, constantemente están recordándonos la necesidad de cambiar nuestras maneras de actuar, nuestros hábitos de consumo, nuestra manera de utilizar los recursos naturales y renovables, para que los más pobres puedan salir de la miseria.

En la segunda lectura, San Pablo nos dice que seremos juzgados por nuestros actos. A través de su discípulo Timoteo, es también a cada uno de nosotros que se dirige. El apóstol nos invita cumplir el mandamiento del Señor. Se trata para nosotros de vivir "en la fe y en el amor, la perseverancia y la ternura". Los discípulos están llamados a combatir en la fe y a ampararse de la vida eterna". El reino de Dios que viene está desde ya viviendo este combate.


Tenemos aquí entonces estos llamados de Amós, de Pablo y de Jesús. No nos falta nada, ningún medio, ningún recurso o arma para salir de nuestra torpeza. Los medios de comunicación (diarios, radio, televisión, internet) nos informan. Los pobres nos tienden la mano. Muchos organismos de solidaridad nos llaman a participar en esta lucha contra la precariedad. Y no olvidemos escuchar a "Moisés y los profetas" y sobre todo los evangelios. A través de ellos, es Dios quien nos habla. Él viene para recordarnos que tanto ricos como pobres son sus hijos bien amados. Jesús ha estado tanto en casa de unos y de otros para unir el abismo que los separaba.

La Eucaristía que nos congrega nos anuncia un mundo donde no habrá más pobres. En ese mundo nuevo, todos, ricos y pobres se sentarán a la misma mesa; ellos compartirán lo que poseen. A nadie le faltará lo necesario. Todos tendrán lo suficiente para entrar en la fiesta. El mundo que la Eucaristía anuncia es aquel mismo que Cristo ha venido a instaurar. Démosle gracia y escuchémosle.

Amén!



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA


1. Miro en mi cotidianidad, encuentro a Dios mostrándome sensible a las necesidades de los más débiles (en mi familia, mi grupo, mi comunidad…)

2. Doy gracias al Señor por las personas que ponen su inteligencia, su corazón y su fe al servicio de las personas sin vivienda, de los hambrientos de pan, de ternura, de amor.

3. Descubro los tesoros materiales, intelectuales y espirituales con los que Dios me ha hecho rico y veo cómo compartirlos con los otros.

4. Doy de mi tiempo, de mi dinero a un Organismo de ayuda humanitaria.



ORACIÓN- MEDITACIÓN


Dios, Padre Nuestro,
Tú que escuchas siempre
el clamor de los pobres,
Tú nos has creado a tu imagen y semejanza
para que podamos expandir la vida alrededor de nosotros
y depositar una mirada de ternura
sobre todo ser humano, y ante todo al más humilde y más necesitado,
que pones en nuestro camino.

Señor Jesús,
amigo y servidor de los pobres,
no permitas que nuestra mirada sea una mirada fría y de indiferencia
cuando Tú vienes hacia nosotros bajo los rasgos del pobre,
del hambriento, del sin techo, del sufriente y del indigente.
Danos un corazón de carne y manos generosas
para aliviar los sufrimientos y reavivar la esperanza.

Espíritu de fuerza y de consolación,
Ven a tumbar  el muro de la indiferencia
Que separa un puñado de bien satisfechos
De los de condición de pobreza extrema
De pueblos enteros que piden un poco de pan y aun mucho más, la COMPASIÓN.



REFERENCIAS

-          http://vieliturgique.ca

      -        Pequeño Misal “prions en Église”, edición quebequense 2010,2013.   Novalis.

      -        HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

      -        http://dimancheprochain.org 

martes, 6 de septiembre de 2016

11 de septiembre del 2016: 24o Domingo del Tiempo Ordinario (C)


 Oración perdón y alegría

Dios ama con un amor muy grande y perdona a quien se arrepiente e implora sinceramente. Para Dios no es dificil perdonar, perdona sin dudar y de manera generosa. Él perdona como ama: infinitamente, divinamente, en la alegría.

Una vez más venimos a celebrar y adorar nuestro Dios lleno de bondad y de misericordia, quien quiere la salvación de todos los pecadores y se complace en perdonar. Dispongámonos pues a celebrar con alegría y mucha fe.



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 15, 1-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
-- Ése acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola:
-- Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido" Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

También les dijo:
-- Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestido; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."
Palabra del Señor



A guisa de introducción:

La alegría de recuperar lo perdido
Todos, alguna vez hemos sentido, así sea una pequeña alegría, al encontrar algo, un objeto de gran necesidad,  que habíamos extraviado (un teléfono celular,  un libro, una plata, que sé yo...) y que habíamos perdido por descuido, confianza excesiva o desorden en nuestra casa u oficina. A propósito de perder algo por causa de desorden, alguien anotaba jocosamente, que "la ventaja de ser desordenado es que siempre se hacen hallazgos emocionantes"...

Y cuando se trata de una persona,o un amigo o familiar de quien  hace tiempos no sabiamos, la alegría es más intensa y significativa.

Pues bien, el Evangelio de este domingo, nos habla de tres personas que encuentran algo o alguien que habían perdido: el pastor abandona 99 ovejas para irse a buscar una sola que se había extraviado. La mujer busca con determinación una moneda, que equivalía a una jornada de trabajo. El Padre espera con ansia, un hijo que había decidido libremente dejar la casa paterna, reclamando su herencia. Ellos festejan cuando encuentran lo que habían perdido.

Pero todas estas situaciones tan terrenales y evangélicas a la vez nos ayudan a comprender y a  ver cómo Dios ama! Sí, para Dios cada ser humano es precioso! Él no puede resignarse a perder uno solo de ellos. El sale en nuestra búsqueda, barriendo el mundo para encontrarnos y darnos su amor. Su alegría es guardarnos en su corazón.

Quizás debería yo tomar conciencia de mis extravíos, de mis alejamientos…El Señor me busca! Lo mejor que podría suceder es que yo me deje encontrar por Él y que conmovido por su ternura, yo transmita a otros el gusto de su salvación!




 Aproximación psicológica al texto del evangelio:


Dos historias diferentes

La parábola que clásicamente se ha llamado "parábola del hijo pródigo" y que muchos conmigo prefieren llamar "parábola del padre misericordioso", se entiende mejor si uno subraya que está compuesta de dos historias casi distintas.

La primera historia concierne al hijo que vuelve del extranjero, y posee un final feliz. En cuanto a la segunda historia, que comienza después del versículo 25, se refiere al hijo que vuelve del campo, y no contiene desenlace o final.

La segunda historia pone completamente al revés los detalles de la primera. El primer relato nos presenta un hijo que no está seguro de la reacción de su padre, mientras que el segundo relato nos presenta un padre que no puede prever la reacción de su hijo!

En los dos relatos, la figura del padre permanece central. Pero mientras que el primer relato termina bien, el segundo nos deja perplejos, en ascuas y preguntándonos si el hijo logrará superar su amargura, si podrá volver a descubrir el afecto de su padre por él, si aceptará su invitación a la fiesta de bienvenida al hijo menor? No hay respuestas.

Al utilizar esta parábola, Jesús tiene tres intenciones: Él se justifica; Él llama y se acerca a Dios.

Con la primera historia, Jesús se justifica. Algunos versos más arriba se dice que los fariseos se molestaban al ver que Jesús acogía los pecadores, les costaba aceptar esa actitud abierta y generosa de Jesús quien no le veía  problema a sentarse a comer con los pecadores (15,1-2). Jesús les replica: es cierto que yo hago eso, pero no soy el primero en hacerlo. Yo actúo, hago como Dios!  Y como prueba para apoyarse, describe en su primera historia de hijo, un Dios tan bíblico y tan tradicional que ningún fariseo ha podido replicarle u oponerse al respecto.

Pero, además de justificarse, Jesús llama. Con su segunda historia, pone a pensar a los fariseos, los invita a confrontarse, a pensar: Dios quiere acogerlos en la misma mesa, si ustedes aceptan que no son los únicos invitados; su amistad por ustedes existe y permanece desde siempre, si ustedes quieren aceptarla. Superen su primera reacción de envidia, aprovechen para descubrir cómo  es de bueno su Padre, y esto les ayudará a unirse a la fiesta, de manera simple y sin malicias, pensamientos desatinados o agendas encubiertas...

En un nivel más profundo, se descubre en los gestos, actitudes  y palabras de Jesús, cómo Él se acerca a Dios. Él se permite  abrirse  a Dios para superar Él mismo todo prejuicio de cara a los que entienden mal. En el nombre mismo de su fe, Él invita a su mesa a gente que la religión oficial mantiene alejada. Jesús mismo va dejar entender que para Él, es el mismo Dios quien invita a la fiesta, dentro de una liberación de prejuicios y de barreras de clase en el plan religioso y en el plan moral.

En el fondo, es regocijante, da mucha alegría hallar 2 historias, puesto que por medio de ellas, Jesús nos pone en contacto con los 2 hijos que viven en nosotros: aquel a quien Dios da sin cesar nuevas oportunidades, y aquel que a menudo, tiene la tendencia   a endurecerse cuando Dios le da chance a otro!




     REFLEXIÓN CENTRAL

      1
      Perdido y encontrado
     
      Encuentro una historia parábola contada por un sacerdote quebequense. Dice que en una parroquia de barrio prestante el padre párroco Delumiére leía la siguiente carta:
      "Queridos amigos,
      Tengo una buena noticia para anunciarles. Después de algún tiempo, mucha gente me dice en confesión y de manera abierta que la FE les parece algo abstracto y que nunca encuentran situaciones concretas que les permita poner en práctica las enseñanzas de Jesús. Vivimos otros tiempos distintos a los de la primera Iglesia o primeros cristianos. Por ejemplo la definición de los derechos de las personas, que es ciertamente uno de los frutos de la Palabra de Dios a lo largo de los siglos, nos ha liberado de alguna manera del Evangelio.
      Ustedes saben que el territorio en el que estamos presentes como parroquia es muy amplio: un sector de 7 comunidades con equipos de todo género. El equipo responsable de los proyectos sociales ha trabajado bien y nosotros podremos acoger próximamente tres grupos nuevos:
      - En la parte norte, se abrirá pronto una casa de pasaje para antiguos prisioneros. Esta solución permite a los prisioneros elegibles para la libertad condicional finalizar su tiempo de detención en casas de transición que son residencias. En el día, los presos estarán libres para trabajar si tienen un trabajo o para buscar trabajo o para perfeccionar su formación, recibir tratamientos, hacer deporte, etc; y en la noche, deben entrar a la residencia;

      En el sector oeste, tendremos el privilegio de acoger un centro de alojamiento para mujeres víctimas de violencia conyugal. Ustedes saben el número considerable que hay de mujeres víctimas de todo tipo de abusos y que deben tener el coraje de enfrentarse a un hombre violento, de hombres que a menudo no pagan la pensión para los alimentos, que la corte ha fjado, y que acosan a veces a su antigua compañera. De ahí, el sentimiento de miedo, de abandono, de aislamiento que conocen estas mujeres marcadas por diversos maltratos físicos y morales. Nosotros podremos acoger estas mujeres en nuestra comunidad. Un comité de voluntarios está en el lugar para finiquitar las diferentes actividades de animación, de amistad y apoyo psicológico;
     
      En fin, en el sector sur, se abrirá una clínica para enfermos contagiados de sida. No tengo necesidad de explicar o hablarles mucho sobre la deplorable situación de una parte de nuestra población y las consecuencias nefastas que esta enfermedad causa entre nosotros. Quién de entre nosotros no tiene en su familia, un conocido, cercano o alejado enfermo de este flagelo?
     
      Me siento muy contento de anunciarles estas iniciativas que vienen de nuestra comunidad. Hoy, hemos proclamado el evangelio de Lucas que contiene tres parábolas sobre la misericordia: la oveja perdida después encontrada, la moneda perdida y después encontrada, el hijo perdido luego hallado. En las 3 párábolas, se nos dice que hemos de alegrarnos porque aquello que estaba perdido ha sido encontrado., y que hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por 99 justos que no tienen necesidad de arrepentimiento (o perdón). Darle una oportunidad a antiguos presidiarios que como se dice "han cumplido su tiempo", acoger mujeres maltratadas en sus cuerpos y en su alma por una experiencia conyugal desastrosas, acompañar enfermos contagiados de sida, he aquí tres maneras de poner en práctica el evangelio aquí y ahora.

      El anuncio del padre Delúmiere fue acogido en medio de un silencio de muerte. La gente no podía creer lo que había oído. Una casa de pasaje para expresidiarios, un centro de acogida para mujeres maltratadas, un dispensario para enfermos de sida, todo eso en su barrio? Es imposible. Es insensato. Se van acoger bandidos en nuestro barrio, verdaderos bandidos que van a salir de la cárcel? Nuestros hijos no podrán jugar en la calle, correrán el riesgo de ser atacados o agredidos, nuestras casas van a ser desvalijadas. Y luego, además se va a abrigar a mujeres golpeadas, seguramente con sus hijos? Nosotros tenemos un hijo, dos máximo. Y  ellas tienen 3, y a veces 4, a menudo sin ser casadas! yo estoy de acuerdo, ellas tienen necesidad de tratamiento, pero no dentro de un barrio como el nuestro. Que las lleven al centro de la ciudad, cerca de un puesto de policía, así está bien. Pero dentro de un barrio tranquilo y residencial? Y de sobremesa abrir un dispensario para enfermos de sida? Con las jeringas que ellos dejan botadas en cualquier parte, en la calle y los niños que recogen eso...qué peligro!

      En el tiempo que se dijo esto, los parroquianos constituyeron tres comités. Pero no comités de acogida. Comités de rechazo. Se evocaron los riesgos para la seguridad y la salud, la pérdida de la buena imagen del barrio, el riesgo de devaluación de las casas, el riesgo de la alza en los seguros. La radio y la televisión se involucraron. El obispo recibió tres peticiones para la salida de la parroquia del padre Delumiére, etc.

      Evidentemente lo que les cuento es una parábola. Una parábola a propósito de tres parábolas que hemos proclamado: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo.

      Por qué Jesús cuenta estas parábolas? Lucas nos lo dice claramente. Los publicanos y los pecadores vienen a escuchar a Jesús. Los fariseos por su parte, estaban escandalizados por eso. Ellos critican a Jesús: " Ése acoge a los pecadores y come con ellos." (Luc 15,2). Para ellos, la conducta de Jesús es escandalosa. Yo les explico por qué: Los fariseos del tiempo de Jesús son personas estrictas y rigorosas. Ellos tienen un sentido de lo religioso muy estricto, meticuloso. El grupo de los fariseos, constituye un movimiento de gente fervorosa y pura. Es una élite influyente. Los escribas por su parte son especialistas en la Ley de Moisés. Entonces la Ley es muy estricta: ella prohíbe comer con pecadores porque comer con un pecador o un extranjero lo vuelve a uno impuro. Es entonces, a causa de la concepción de la Ley y de la fidelidad a la Ley que los fariseos y los escribas le huyen a los pecadores. Jesús por el contrario come con los publicanos (recolectores de impuestos de manos sucias) y los pecadores reconocidos como tales.

      Es por eso que Jesús les cuenta las dos parábolas de la oveja y de la moneda perdidas. Son parábolas idénticas. En la primera, un hombre tiene 100 ovejas, pero pierde una. Deja las 99 en el plan y se va en búsqueda de la oveja perdida. Cuando la encuentra, se llena de alegría, la carga sobre sus espaldas y hace la fiesta. "Alégrense conmigo", y Jesús agrega esta frase inconcebible, intolerable: "Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse." Jesús tiene en la mira de manera clara a los fariseos y los escribas en los 99 que creen no tienen necesidad de conversión.
     
      El mismo caso para la moneda. Una humilde mujer posee 10 monedas y pierde una. Ella alumbra la lámpara, barre, mueve las cosas. Cuando la encuentra, la alegría es inmensa. El final de ambas parábolas, es entonces, el mismo: "Hay alegría en la casa de los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".


      Cuando escuchamos estas parábolas de la oveja y moneda perdidas y encontrada ,  y más aun la tercera que conocemos mejor, la de los 2 hijos, nos metemos en la piel de los pecadores. Vemos esto formidable y nos admiramos de la imagen de Dios que Jesús anuncia. Hay alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepiente. Estas son parábolas de la alegría, de la alegría inconcebible cuando el universo gira al revés y la esperanza llega a ser posible.
     
      En verdad, estas parábolas nos consuelan y arriesgan con acomodarnos en nuestras posiciones. Nosotros creemos en un Dios que perdona, tanto que es a nosotros a quien perdona. Si se trata de perdonar a los otros, la cosa no cuadra. Es por ello que antes he evocado la parábola del padre Delumiére que habla de la acogida de ciertos excluídos de nuestra sociedad: de culpables, de víctimas, de enfermos, cuya enfermedad evoca una culpabilidad, y seguramente hay una diferencia entre un perdón espiritual y un grupo de ayuda y apoyo social. Pero, simplemente he evocado algunas de las reacciones de rechazo que tenemos, cuando los hombres y las mujeres que somos deben escoger entre el llamado de Jesús y su propio sentimiento de comodidad...
     
      La protesta de Jesús a los fariseos terminó por costarle la vida; ya que la concepción de Dios que Jesús proyectaba era intolerable. Es necesario decirlo, la protesta de Jesús no ha terminado y no cesará jamás, y comprendida contra su Iglesia. Jesús nunca dejará de incomodarnos puesto que creemos en Él. Y si esto nos pasara, otros tomarían el Evangelio contra nosotros. Y esto es la fuerza del Evangelio. Él es accesible la gente de afuera que pueden entonces volverlo contra nosotros si lo banalizamos.
     
      En verdad, hasta el fin del mundo, nosotros somos y nos quedaremos siendo fariseos. Queremos la condenación y la punición de los pecadores. Para nosotros mismos, con seguridad, queremos el perdón., es entonces fácil para nosotros acusar a los demás de fariseismo. Jesús ha comprendido que una cierta fidelidad a la Ley de Moisés terminaba por impedir la ternura de Dios. Él ha encontrado esto como un sinsentido, y es por ello que Él ha preferido los pecadores. Antes que un Dios del orden y de la regla, Jesús prefiere un Dios que perdona. Y es por eso  que Él ha evocado esta afirmación inaudita: una alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte. Es un escándalo, seguramente, pero esta es la Buena Noticia de Jesús.




      2
     Superar las erróneas imágenes de Dios
     

     Cuáles son nuestras imágenes de Dios? Leemos la Biblia? La vemos mucho
    más que un libro de anaquel, viejo, olvidado, apolillado, dogmático, que no tiene nada que decirnos a los hombres y mujeres de hoy?
  
     Para conocer a Dios verdaderamente es necesario leer la Biblia. En la Biblia se han inspirado la mayoría de obras espirituales, y consideradas por muchos de manera errónea más importantes o trascendentes que la Biblia (cfr. “El Principito” o no importa cuál obra del prolífico Paulo Coelho).

     La primera lectura de este domingo, tomada del libro del Éxodo nos cuenta el incidente del “becerro de oro”. Lo que nos hace caer en cuenta que desde siempre el hombre ha estado tentado a crearse ÍDOLOS, “falsos dioses” por la impaciencia ante la aparente inacción y el aparente silencio de Dios.

     Una imagen fija, no es así como nos representamos frecuentemente a Dios? Pero a Dios no le gusta que se le represente así. Es por ello que toda la Biblia nos muestra un Dios en movimiento.

    En la lectura del éxodo referida, la cuestión de la imagen es central. Los Hebreos (o israelitas) primer pueblo de la alianza con Dios, han querido representar su Dios con una figura de metal fundido. Peligro de idolatría, ciertamente, pero, más allá de eso, desprecio desastroso, que consiste en fijar a Dios en una imagen inmutable, sólida, cuando Dios no puede ser “agarrado” ni fijado (inmovilizado).  Pensemos en las imágenes que tenemos de Dios en la cabeza: a menudo, ellas son ídolos equiparables al becerro de oro. Nos imaginamos a Dios como aquel que previene o prevé y organiza todo de avance, que no puede cambiar de proyecto, ya que su primera idea es por fuerza lo mejor! No es Él perfecto? Él es el Todo Poderoso, el soberano Señor del universo, el Juez supremo…entonces, perfectamente inmutable.

    Finalmente la única imagen legítima de Dios, es el hombre, puesto que él está vivo y no se le puede comprender totalmente (agarrar, asir).
  
    Moisés se niega a pensar Dios como inmutable y es por eso que negocia con Él, para hacerle cambiar de idea y que renuncie a castigar. Antes de él, ya Abraham había negociado la suerte de Sodoma (Génesis 18,20-32).

    Toda la Biblia (y por eso hay que esforzarse por leerla) se inscribe contra la idea falsa que nos hacemos de un Dios exterminador, para quien todo sería programado de una vez por todas.
  
    Con Cristo Jesús, perfecta “imagen del Dios invisible”, nosotros llegamos al término de este camino del conocimiento de Dios. En todo el evangelio vemos como muchos no quieren a Cristo ya que todos “los publicanos y los pecadores vienen hacia Él” y porque el “acoge bien los pecadores: Él come con ellos”. Por qué esta actitud constante de Jesús? Pues, porque es la misma actitud  de Dios quien nos busca. “Adán, por qué te escondes? Dónde estás?” (Génesis 3,9) : como a Adán, Es a mí (Adán) hombre-mujer de hoy a quien Dios se dirige. Él me busca. Búsqueda laboriosa de su parte, como aquella del pastor que recorre la campaña, como aquella de la mujer que barre hasta el más pequeño rincón de la casa sin reparar en el tiempo. Hasta el final. “Hasta que él o ella haya encontrado su oveja, su moneda”.

     Tres parábolas sobre la ternura de Dios, que caen muy bein en este año de la misericordia que está llegando a su término,  dirigidas a aquellos que están “perdidos”. Cada una aporta su propio mensaje. La primera, la de la oveja, nos dice que “uno solo” es tan precioso como todos. Ahora que nuestras sociedades aceptan el sacrificio de un cierto número para la prosperidad general, el evangelio nos obliga volver nuestra mirada hacia los olvidados: uno solo, es mucho. Mismo esquema para la mujer que ha perdido una moneda, la que, inmediatamente, enseguida, llega a ser la única importante. Ella se pone en movimiento, se desvive “hasta que ella la encuentra”.

   En cuanto al Padre de la tercera parábola (reflexionada más particularmente en el 4º domingo de cuaresma del ciclo C), él no se desplaza, no se pone en trabajos por recuperar su hijo: él espera. Y es porque el hijo no es ni un objeto ni un animal, sino un SER HUMANO. Los reencuentros deben ser el fruto de una decisión de su libertad. Entonces, solamente el Padre se pone a correr.

    Cada una de estas tres parábolas nos dicen cómo es Dios, cuál es su manera de unirse  a nosotros. Dios no soporta que un solo ser humano llegue a perderse. En su obra, nada de desecho, nada de “sacrificado” a una lógica económica que deja cada vez más millones (masas) de pobres y frustrados, y mucho menos víctimas inocentes masacradas insoportablemente por el terrorismo político-religioso.

   Como lo recuerdan incesantemente los Papas, es necesario cerrar las puertas frente a todo terrorismo que nos hace la guerra y que es el neo totalitarismo del siglo XXI, y erradicar sus causas profundas que son la desigualdad y la injusticia social. Para Dios, es la oveja perdida, es la moneda extraviada, es el hijo pródigo, quienes llegan a ser los más importantes. El amor, mismo  e igual para todos y menos para uno, no sería el amor.

    San Pablo, en fin, nos descubre, en la segunda lectura, su identidad: él es un “pecador perdonado”. Para aportar nuestro pequeño grano de arena al mejoramiento de este mundo herido por la injusticia y la violencia insensata, tenemos necesidad de ser pecadores perdonados. Esto nos hace más humildes y más pacificados para llegar a ser corajudos artesanos de paz…


OBJETIVO DE VIDA SEMANAL:

1.    Tomo conciencia  que mis faltas son ocasiones para mí de acoger la misericordia del Señor.

2.    Me propongo ir a la búsqueda de una persona que he juzgado y quizás rechazado. Reanudo mi relación con ella y le ofrezco mi perdón.

3.    Oro por alguien entre mis conocidos (as) y que se siente perdido (a), que no sabe en cuál dirección conducir su vida.




ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor, a través de estas tres pequeñas historias,
que Tú nos cuentas hoy,
Tú te nos revelas como un Padre infinitamente bueno y misericordioso.
Tú nos descubres tu más bellos rostro:
tu rostro de amor y de ternura.
Tú nos recuerdas que cada ser humano es precioso ante tus ojos
y que no puedes resignarte o resolverte a perder alguno.

Cómo no reconocernos en los dos hijos de la parábola?
Nosotros somos a veces hijos perdidos que se alejan de Ti,
y a veces somos hijos fieles que se creen sin falla y que respetan las reglas.
Y por lo tanto al mostrarnos cómo actúa el Padre,
Tú quiere llevarnos  aún más lejos.
Tú nos invitas a imitarle, nada menos!
Tú nos invitas a que lleguemos a ser como Él: buenos, misericordiosos,
siempre prestos a perdonar y a acoger sin condición.

Señor danos un Espíritu Nuevo!
Ayúdanos también a nosotros a entrar en la lógica del corazón!
Ayúdanos a no fijar (encerrar)  o estigmatizar los otros por sus errores,
A estar siempre dispuestos a darles una oportunidad.
Y a  encontrar como Tú, nuestra alegría de perdonar y ayudar  volver a poner de pie a quienes han caído.
Amén.



REFERENCIAS:

http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole. Novalis,  Québec, 2007.

      Pequeño misal “Prions en Église”, edición en francés, Quebec, 2010.


      http://kerit.be

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