miércoles, 30 de septiembre de 2020

30 de septiembre del 2020: miércoles de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario- San Jerónimo, Doctor de la Iglesia y traductor de la Biblia

 


(Lucas 9, 57-62) Tres cortos diálogos nos interpelan en lo referente a nuestro propio compromiso en el seguimiento de Cristo. ¿Qué es aquello que nos impide poner la mano en el arado para transformar la tierra para que el Reino de Dios germine en abundancia?



Primera lectura

Lectura del libro de Job (9,1-12.14-16):

Respondió Job a sus amigos: «Sé muy bien que es así: que el hombre no es justo frente a Dios. Si Dios se digna pleitear con él, él no podrá rebatirle de mil razones una. ¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda ileso? Él desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su cólera; estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; él solo despliega los cielos y camina sobre la espalda del mar; creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur; hace prodigios insondables, maravillas sin cuento. Si cruza junto a mí, no puedo verlo, pasa rozándome, y no lo siento; si coge una presa, ¿quién se la quitará?; ¿quién le reclamará: "Qué estás haciendo"? Cuánto menos podré yo replicarle o escoger argumentos contra él. Aunque tuviera razón, no recibiría respuesta, tendría que suplicar a mi adversario; aunque lo citara y me respondiera, no creo que me hiciera caso.»

Palabra de Dios

 

 

Sal

Sal 87

R/.
 Llegue hasta ti mi súplica, Señor

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias? R/.

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla,
o tu justicia en el país del olvido? R/.

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro? 
R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,57-62):

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

Palabra del Señor

 

 

1

 

Retomamos el texto de Job, interrumpido ayer por los textos propios de la liturgia de los Arcángeles.

El pasaje de este día contiene la respuesta de Job a su amigo Bildad, quien le ha dicho muy seguro y de una forma destructora que los males y sufrimientos que sufre el patriarca se deben a que Dios lo castiga por sus faltas…Mucho mejor que Bildad, el razonador, Job conserva el sentido de la grandeza de Dios y expone con sabiduría las palabras para decirlo. ¿Cómo tener razón contra Dios quien ha creado el esplendor de la naturaleza y del cosmos? Nadie puede resistirle, ni siquiera Rahab, el monstruo del caos primordial (Sal 89,10-11). Job erige el retrato de un Dios pleno de fuerza y de cólera. Él aparece influenciado por los propósitos de sus amigos y su comprehensión de Dios, por lo tanto, diferente a la suya.

 

Respecto al Evangelio:

Todos los hombres tienen un ídolo, una persona a quién imitar, de la cual se sienten atraídos por su forma de ser. Lo imitan en todo, buscan tener su misma marca de ropa, peinarse igual, en fin, su porte gira en lo que es esa persona. Éstas personas a menudo son artistas o cantantes. Pero hay algo que no hacen: poner límites a sus seguidores.

¿Qué tendría Cristo para atraer tanto a las multitudes? No cantaba ni actuaba. Lo único que hacía era dar a conocer el amor de Dios a los hombres. Ésta fue su arma para que muchos trataran de seguirlo, y aún hoy muchos jóvenes, hombres y mujeres lo siguen como ideal de vida.


En este evangelio se nos presenta un Cristo exigente: “quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de Mí”. Son duras las palabras de la elección de Dios, por lo que comprenden, pero al mismo tiempo donan una paz y una felicidad inmensas dentro del alma, porque se sabe que ha sido Dios mismo quien ha llamado. No todos aceptan el llamado con generosidad, sino que al sentir el peso muchos lo dejan.

Dejemos que Dios nos hable en el corazón y si él nos llama digamos con sinceridad y generosidad que queremos seguirle, aún sabiendo las dificultades que allí encontraremos. Pidamos también en una visita o después de la comunión por las vocaciones para que mande obreros fieles a su mies.


Propósito

 Mantenerme fiel a la doctrina de Cristo, aunque el ambiente sea contrario a mi fe católica.


Diálogo con Cristo

Jesús, te pido me des la docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Permite que sea un testigo de tu amor, auténtico y sincero, de manera que mi fe se manifieste en mis palabras, obras y acciones. Te pido me concedas la gracia para ser coherente con mi fe, especialmente cuando las circunstancias sean contrarias a ella.

 

 

2

 

Vacilación

 

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

Lucas 9: 61-62

 

La llamada de Jesús es absoluta. Cuando Él nos llama, debemos responder con completa sumisión de nuestra voluntad y con abundante generosidad. 

 

En el Evangelio de hoy, Dios quiso que esta persona siguiera a Jesús de inmediato y por completo. Pero la persona duda al decir que quiere ir y primero despedirse de su familia. Suena como una solicitud razonable. Pero Jesús deja claro que se está llamado a seguirlo de inmediato y sin dudarlo.

 

Ciertamente no es que haya algo malo en querer despedirse de su familia. La familia probablemente esperaría tal cosa. Pero Jesús aprovecha esta oportunidad para mostrarnos que nuestra prioridad número uno debe ser responder a Su llamado, cuándo Él llama, cómo Él llama y porque Él llama. En el maravilloso e incluso misterioso llamado a seguir a Cristo, debemos estar listos para responder sin dudarlo.

 

Imagínese si una de las personas de esta historia fuera diferente. Imagínese si uno de ellos viniera a Jesús y le dijera: "Señor, te seguiré y estoy listo y dispuesto a seguirte ahora mismo sin ningún requisito". Ese es el ideal. Y sí, la idea es bastante radical.

 

En nuestras propias vidas, lo más probable es que no recibamos el llamado radical de dejar literalmente todo atrás de inmediato y servir a Cristo en alguna nueva forma de vida. ¡Pero la clave es nuestra voluntad! ¿Estás dispuesto?

 

Si estás dispuesto, comenzarás a descubrir que Jesús te llama diariamente a cumplir tu misión. Y si estás dispuesto, verás diariamente que Su misión es gloriosa y fructífera sin medida. Simplemente se reduce a que tú digas "Sí" sin dudarlo y sin demora.

 

Reflexiona hoy sobre tu voluntad de seguir a Jesús. Métete en esta Escritura y reflexiona sobre cómo responderías a Jesús. Lo más probable es que veas dudas. Y si ves vacilación en tu corazón, trata de entregar eso para que estés listo para todo lo que nuestro Señor tiene en mente para ti.

 

Señor, te amo y quiero seguirte. Ayúdame a superar todas y cada una de las dudas de mi vida al decir "Sí" a Tu santa voluntad. Ayúdame a discernir tu voz y aceptar todo lo que dices todos los días. Jesús, en Ti confío.



Día de San Jerónimo


Este monje vivió en el siglo V y es Padre y Doctor de la Iglesia. Tradujo, por petición del Papa Dámaso, la Biblia del griego y hebreo al latín, traducción que es comúnmente llamada "La Vulgata" que fue la única versión latina de la Biblia aceptada por la Iglesia católica durante siglos.


¿Qué podemos aprender nosotros de san Jerónimo?

Me parece que sobre todo podemos aprender a amar la palabra de Dios en la sagrada Escritura. Dice san Jerónimo: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. Por eso es importante que todo cristiano viva en contacto y en diálogo personal con la palabra de Dios, que se nos entrega en la sagrada Escritura. Este diálogo con ella debe tener siempre dos dimensiones:  por una parte, debe ser un diálogo realmente personal, porque Dios habla con cada uno de nosotros a través de la sagrada Escritura y tiene un mensaje para cada uno.

No debemos leer la sagrada Escritura como una palabra del pasado, sino como palabra de Dios que se dirige también a nosotros, y tratar de entender lo que nos quiere decir el Señor. Pero, para no caer en el individualismo, debemos tener presente que la palabra de Dios se nos da precisamente para construir comunión, para unirnos en la verdad a lo largo de nuestro camino hacia Dios. Por tanto, aun siendo siempre una palabra personal, es también una palabra que construye a la comunidad, que construye a la Iglesia.

Así pues, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la lectura y de la escucha de la palabra de Dios es la liturgia, en la que, celebrando la Palabra y haciendo presente en el sacramento el Cuerpo de Cristo, actualizamos la Palabra en nuestra vida y la hacemos presente entre nosotros.

No debemos olvidar nunca que la palabra de Dios trasciende los tiempos. Las opiniones humanas vienen y van. Lo que hoy es modernísimo, mañana será viejísimo. La palabra de Dios, por el contrario, es palabra de vida eterna, lleva en  sí la eternidad, lo que vale para siempre. Por tanto, al llevar en nosotros la palabra de Dios, llevamos la vida eterna.

Concluyo con unas palabras que san Jerónimo dirigió a san Paulino de Nola. En ellas, el gran exegeta expresa precisamente esta realidad, es decir, que en la palabra de Dios recibimos la eternidad, la vida eterna. Dice san Jerónimo: “Tratemos de aprender en la tierra las verdades cuya consistencia permanecerá también en el cielo” (Ep 53, 10).

(Catequesis del Papa Benedicto XVI – 7/11/2007)

miércoles, 23 de septiembre de 2020

23 de septiembre del 2020: miércoles de la vigésima quinta semana del tiempo ordinario

 

(Lucas 9, 1-6) Jesús envía los doce a sanar a los afligidos y a los enfermos, como Él mismo no cesó de hacerlo a lo largo de su misión. Y hoy, es a nosotros quien Él envía teniendo como equipaje total al Espíritu Santo, para guiarnos e inspirarnos en tiempo oportuno.

 


Primera lectura

Lectura del libro de los Proverbios (30,5-9):


La palabra de Dios es acendrada, él es escudo para los que se refugian en él. No añadas nada a sus palabras, porque te replicará y quedarás por mentiroso. Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes de morir: aleja de mí falsedad y mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «¿Quién es el Señor?»; no sea que, necesitando, robe y blasfeme el nombre de mi Dios.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 118,29.72.89.101.104.163



R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor



Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

Tu palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo. R/.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra. R/.

Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R/.

Detesto y aborrezco la mentira,
y amo tu voluntad. 
R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6):

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.


Palabra del Señor

 

 

1

Escuchamos hoy el segundo pasaje tomado del Libro de los Proverbios para esta semana litúrgica.

La sabiduría de estos dichos o frases sapienciales, pone en primer lugar al equilibrio y la mesura. El sabio pide al Señor que lo libere de los males y de las mentiras, tanto de los propios familiares y de los demás que le hacen sufrir.

Su confianza en Dios estructura su vida, él ora para que su fe nunca sea destruida por las circunstancias de su existencia.

 

 

Enviados para actuar como Jesús

 

Los doce han visto a Jesús actuando, trabajando…Han visto las curaciones y mismo la resurrección de la pequeña hija de Jairo. Ellos lo han visto enfrentar y vencer los demonios. Pero todas estas cosas eran signos de lo que Él había venido a anunciar en los pueblos y ciudades (Lucas 8,1): la Buena Noticia de la venida del Reino de Dios. Ahora Jesús quiere asociarlos a su obra. Les dona autoridad sobre los demonios para hacer exorcismos y les da poder de curar. De igual modo que Él, estos son signos de lo esencial: la venida del Reino de Dios que ellos deben anunciar.

Esta misión es un comienzo para ellos; es una anticipación de su misión, pues más tarde recibirán el Espíritu y descubrirán más profundamente quién es Jesús.

Antes de enviarlos, Jesús les da instrucciones muy exigentes. Estas indican que la fe y la confianza en la providencia son absolutamente necesarias para reconocer la acción de Dios a través de instrumentos humanos.

La misión de Jesús se confía a los 12 para ser continuada. Más tarde, con la misión de los 72 (Lucas 10,1), el evangelista indicará que esta misión es la misma de cada discípulo. La misma confianza en la providencia será pedida. Ella en efecto, es un test para la fe y será recordada regularmente, comenzando por el sermón de la montaña en Mateo que recordaba a los discípulos que si Dios cuida de los pájaros y viste a las flores, cuánto más no hará Él por ellos (nosotros seres humanos), gente de poca fe (Mateo 6,26-30). Es la misma instrucción que encontramos en la primera carta de Pedro: "Despójense de toda inquietud, descárguense sobre Dios, pues Él cuida de ustedes" (1 Pedro 5,7).

 

Oración


Señor Dios nuestro:
Tu misericordia alcanza a todos y cada uno de nosotros.
Que tu Iglesia misionera vaya a todos
sin ningún bagaje inútil o autoimpuesto
que oscurezca el mensaje puro del evangelio,
sino que vaya más bien con gran humildad
ante la buena voluntad y hospitalidad del pueblo.
Que nuestra receptividad de la gente,

ayude también, a su vez, a la misma gente 
a ser receptiva de la Buena Nueva de salvación
de Jesucristo nuestro Señor.

 

 

 

2

 

Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»

Lucas 9: 5

 

Esta es una declaración audaz de Jesús. También es una declaración que debería animarnos ante la oposición.

Jesús acababa de decirle a sus discípulos que fueran de pueblo en pueblo predicando el Evangelio. Les indicó que no llevaran comida o ropa extra durante el viaje, sino que confiaran en la generosidad de aquellos a quienes predicaban. Y reconoció que algunos no los aceptarán. En cuanto a aquellos que de hecho los rechazan a ellos ya su mensaje, deben “sacudirse el polvo” de sus pies al salir de la ciudad.

¿Qué significa esto? Especialmente nos dice dos cosas. Primero, cuando nos rechazan puede doler. Como resultado, es fácil para nosotros enfurecernos por el rechazo y el dolor. Es fácil sentarse y enojarse y, como resultado, permitir que el rechazo nos haga aún más daño.

Sacudir el polvo de nuestros pies es una forma de decir que no debemos permitir que el dolor que recibimos nos afecte. Es una forma de hacer una declaración clara de que no seremos controlados por las opiniones y la malicia de los demás. Esta es una decisión importante que uno debe tomar en la vida cuando se enfrenta al rechazo.

En segundo lugar, es una forma de decir que debemos seguir adelante. No solo tenemos que superar cualquier dolor que tengamos, sino que debemos seguir adelante para buscar a aquellos que recibirán nuestro amor y nuestro mensaje del Evangelio. Entonces, en cierto sentido, esta exhortación de Jesús no se trata primero de lidiar con el rechazo de los demás; más bien, se trata principalmente de buscar a aquellos que nos recibirán y recibirán el mensaje del Evangelio que estamos llamados a dar. 

Reflexiona hoy sobre cualquier herida que todavía tengas en tu corazón debido al rechazo de los demás. Trata de dejarlo ir y ten por seguro que Dios te está llamando a buscar a otros con amor para que puedas compartir el amor de Cristo con ellos.

Señor, cuando experimente el rechazo y el dolor, ayúdame a soltar cualquier enojo que tenga. Ayúdame a continuar con mi misión de amor y a seguir compartiendo Tu Evangelio con quienes lo recibirán. Jesús, en Ti confío.

lunes, 21 de septiembre de 2020

22 de septiembre del 2020: martes de la vigésima quinta semana del tiempo ordinario

 

(Proverbios 21, 1-6.10-13) Quiénes son los necesitados de los que habla este pasaje de los proverbios (“Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite”). ¿Acaso yo no estoy entre ellos? De hecho, todos somos necesitados. Y porque Dios me escucha, yo que soy necesitado, yo debo también escuchar los llamados de los otros y responderles…




 

Primera lectura

 

Lectura del libro de los Proverbios (21,1-6.10-13):

El corazón del rey es una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere. Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones. Practicar el derecho y la justicia Dios lo prefiere a los sacrificios. Ojos altivos, mente ambiciosa, el pecado es el distintivo de los malvados. Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado traen indigencia. Tesoros ganados por boca embustera son humo que se disipa y lazos mortales. Afán del malvado es buscar el mal, no mira con piedad a su prójimo. Cuando el cínico la paga, aprende el inexperto, pero el sensato aprende con la experiencia. El honrado observa cómo la casa del malvado precipita al malvado en la ruina. Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

 

Sal 118

R/.
 Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor.R/.

Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R/.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.

Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R/.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R
/.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamas
R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,19-21):

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermano, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

Palabra del Señor

 

 

 

1

 

“Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones”, dice la primera lectura del Libro de los Proverbios, que escuchamos hoy. Nosotros podemos encontrar excusas para casi todo, pero más allá de nuestras excusas, Dios conoce nuestras motivaciones profundas. En ciertos campos, es difícil discernir cuál sería la acción más justa. En estas circunstancias, ¿cómo hacer una elección- opción? Identificar nuestras reales intenciones, puede ayudarnos a tener un comportamiento más justo.


¡El verdadero parentesco que importa!

 

En el Evangelio, una gran multitud escucha a Jesús.  Había gente venida de otros lados. Antes Lucas nos había dicho que Jesús contó dos parábolas cuyo tema es la escucha de la Palabra de Dios: la parábola del sembrador o la semilla que representa la palabra de Dios. Aquel que está completamente disponible para recibirla es como la buena tierra que produce mucho fruto. La segunda tiene como sujeto la lámpara que es encendida y bien colocada para iluminar y que representa la iluminación de aquel que ha acogido la Palabra. De ahí la recomendación: sean atentos a la manera como ustedes escuchan.

 Es después de esta advertencia que llegan personas de Nazaret y que son de la familia de Jesús, de su parentela. Ellos desean verlo; ellos no vienen a escucharlo como los demás que vienen de todas las ciudades. Por delicadeza, Lucas no agrega ninguna explicación sobre el objetivo de su presencia. Antes de él, Marcos había sido más directo: ellos venían a llevárselo a casa. Ellos decían o pensaban que estaba loco, que había perdido el sentido (3,31)…Para Lucas, la presencia de la madre de Jesús no supone ningún problema. Él había ya retenido la palabra de Isabel que decía que la grandeza de María consistía en haber creído en la Palabra de Dios (1,45). Y él, Lucas enseguida había repetido que ella guardaba estas cosas en su corazón. (2,19; 3,51). Ella está entonces entre aquellos que escuchan la Palabra…

 La pertenencia racial o los vínculos de sangre no constituyen ninguna garantía de salvación. Es la misma cosa para la pertenencia a Cristo: Mi madre y mis hermanos, son aquellos que escuchan la Palabra de Dios, y que la ponen en práctica…No hay nada automático: Presten atención, ¡sean cuidadosos en la manera como ustedes escuchan!  (Lucas 8,18).



Oración:

Oh Dios de la Alianza:
Tú estás presente donde haya gente que cree en ti
y que se reúna en tu nombre.
Reúnenos a todos juntos
desde nuestra dispersión egoísta
y desde nuestra excesiva preocupación
por nuestros insignificantes intereses,                                                                                                     
para que seamos tu pueblo
y templo vivo de tu presencia
en medio de toda la gente.
Te pedimos todo esto
por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

2

 

“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”. 

 

 Lucas 8:21

 

Quizás alguna vez te hayas preguntado cómo sería tener un miembro en la familia poderoso y famoso. ¿Cómo sería si tu hermano o padre fuera el presidente de los Estados Unidos? ¿O un deportista famoso? ¿O alguna otra persona famosa? Probablemente sería fuente de cierta alegría y orgullo en el buen sentido.

En el momento en que Jesús caminó sobre la Tierra, se estaba volviendo bastante "famoso", por así decirlo. Fue admirado, amado y seguido por muchos. Y mientras hablaba, su madre y sus hermanos (que probablemente habrían sido primos) aparecieron afuera. Sin duda la gente los miraba con cierto respeto y admiración y tal vez incluso con un poco de celos. Qué lindo sería ser el pariente real de Jesús.

Jesús está muy consciente de la bendición de ser su propio pariente, parte de su propia familia. Por esa razón, hace esta declaración como una forma de invitar a todos los presentes a verse como un miembro íntimo de su familia. Seguro, nuestra Santísima Madre siempre conservará su relación única con Jesús, pero Jesús quiere invitar a todas las personas a compartir su vínculo familiar.  

¿Como sucedió esto? Sucede cuando "escuchamos la Palabra de Dios y actuamos en consecuencia". Es así de simple. Estás invitado a entrar en la familia de Jesús de una manera profunda, personal y profunda si escuchas todo lo que Dios dice y luego actúas en consecuencia.  

Aunque esto es simple en un nivel, también es cierto que es un movimiento muy radical. Es radical en el sentido de que requiere un compromiso total con la voluntad de Dios. Eso es porque cuando Dios habla, Sus palabras son poderosas y transformadoras. Y actuar de acuerdo con sus palabras cambiará nuestras vidas.

Reflexiona hoy sobre la invitación de Jesús a ser miembro de tu familia íntima. Escucha esta invitación y dile "Sí". Y al decir “Sí” a esta invitación, ojalá estés listo y dispuesto a permitir que Su voz y Su divina voluntad cambien tu vida.

Señor, acepto Tu invitación a ser miembro de Tu familia íntima. Que pueda escuchar tu voz, hablar y actuar de acuerdo con todo lo que dices. Jesús, en Ti confío.

21 de septiembre del 2020: Fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista

 

(Mateo 9, 9-13) No se trata de rebajarme ante los ojos de Dios, sino mejor de dejarle tocar mi punto más vulnerable, ahí donde se juega en mí la necesidad vital de amor y de agradecimiento. Al igual que para Mateo, la mirada de Dios sobre mí puede volverme a levantar y devolverme mi dignidad.

 

 


Primera lectura

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-7.11-13):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

 

Sal 18,2-3.4-5

R/.
 A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje
R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor

 

 

1

 

¿Unidad, utopía?

 

¿Vivir la unidad…una utopía? ¡No para Pablo! Vivir juntos, no es borrar nuestras diferencias, es recordar que todos estamos llamados a acoger el mismo Espíritu, a reconocer al mismo Señor, Jesús, y a vivir como los hijos de un mismo Padre.

Uno para todos y todos para uno (como los mosqueteros)

 

Jesús que ha bajado del Cielo para la humanidad, vuelve a subir a Dios y ha reunido a los creyentes para formar la Iglesia. Y esta es comparada con un cuerpo donde todas las articulaciones funcionan bien. En este “Cuerpo” que pertenece a Cristo, algunos reciben un don particular, para que el Cuerpo entero crezca en el conocimiento de Cristo.

Llamado ilimitado

Los recolectores de impuestos (llamados también publicanos), como el caso de Mateo, antes llamado Leví, eran muy mal vistos y mal considerados, pues ellos colaboraban con los ocupantes romanos.

Al hacerse cercano a aquellos que están lejos de Dios, Jesús invita a cada ser humano, cualesquiera sean sus actos a conocerle y a cambiar de vida.

 

2

 

Vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió.

Mateo 9,9

 

 

San Mateo era alguien rico e importante en su época, era un recaudador de impuestos para Roma, y sus paisanos los judíos le miraban con malos ojos. Pero él mismo demostró ser un buen hombre, al responder inmediatamente al llamado de Jesús.

En los evangelios no se nos cuenta muchos detalles de su historia de vida, cuando le llamaban Leví, pero sí de su ocupación, y en qué consistía el empleo de recaudador de impuestos para el imperio.

El Evangelio simplemente nos cuenta que Jesús pasó caminando por su puesto u oficina y le llamó y vemos cómo inmediatamente se levanta, deja todo y sigue a Jesús . Es toda una conversión.

Para muchas personas, este tipo de respuesta inmediata no ocurriría. La mayoría de la gente tendría que conocer primero a Jesús, ser convencida por él, hablar con su familia y amigos, pensar, meditar y luego decidir si seguir a Jesús fue una buena idea. La mayoría de las personas pasan por una larga racionalización de la voluntad de Dios antes de responder a ella. ¿Así Eres tú?

Todos los días Dios nos llama. Todos los días nos llama a servirle radical y completamente de una manera u otra. Y todos los días tenemos la oportunidad de responder tal como lo hizo Mateo. La clave es tener dos cualidades esenciales. En primer lugar, debemos reconocer la voz de Jesús de manera clara e inequívoca. Debemos, con fe, saber lo que nos dice cuando lo dice.

En segundo lugar, debemos estar seguros de que lo que Jesús nos llama o nos inspira a hacer vale la pena. Si podemos perfeccionar estas dos cualidades estaremos en posición de imitar la respuesta rápida y total de San Mateo.

Reflexiona, hoy, sobre tu voluntad de imitar a este Apóstol. ¿Qué dices y haces cuando Dios llama cada día? Donde veas una falta, vuelve a comprometerte en un seguimiento más radical de Cristo. No te arrepentirás.

Señor, te oigo hablar y deseo responderte de todo corazón cada vez que lo haces. Puedo seguirte donde tú me lleves. Jesús, confío en Ti.

 

 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

16 de septiembre del 2020: miércoles de la vigésima cuarta semana del tiempo ordinario- Santos Cipriano y Cornelio, mártires,



(1 Corintios 12, 31 — 13, 13) Hoy la Palabra de Dios me invita a amar, con todo lo que soy, no de manera abstracta, sino con el cumplimiento de gestos concretos. Yo paso entonces a la acción, puesto que yo he vuelto a encontrar el Amor, y este Amor me ha transformado…

 


Primera lectura

 Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios


Salmo

Sal 32


R/.
 Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R
/.


Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

Palabra del Señor



1

¿Qué otra cosa hay más bella que el amor? A preguntarnos esto nos conduce el texto de san Pablo a los Corintios que leemos (o escuchamos hoy).

Todos soñamos con amar y ser amados…Como decía un autor y parafraseándolo, “amar y ser amado es como recibir luz de dos soles”.

El amor no es solamente un sentimiento, sino un don, donde el creyente descubre la acción de Dios en él. Lo que se dice en este pasaje sobre el amor, se dice habitualmente de Cristo. Es necesario toda una vida para aprender a amar así.


¿A qué juega Jesús? y qué conmueve (mueve) en nosotros?

El fragmento del evangelio de San Lucas que leemos hoy, es quizás una de los más actuales y que refleja lo que es nuestro mundo, nuestra sociedad. Mismo en el tiempo de Jesús, entre la gente se manifestaba la indiferencia, la apatía, el aburrimiento…Imagínense, si esto era en ese tiempo donde las posibilidades de entretenimiento y distracción eran pocas o inaccesibles para los pobres, qué diremos hoy: cuando estamos bombardeados por tantas invitaciones de los medios de comunicación, de la sociedad bullosa y superficial…y donde se hace difícil asir lo esencial, lo profundo y vital para la existencia. "Tocamos flautas y no bailan, cantamos lamentaciones y no lloran": en el trabajo misionero evangelizador es difícil conmover, sacudir…la queja viene tanto de conservadores como de liberales, de carismáticos como tradicionales…Aquel pastor insiste en su método tradicional, aquel otro apuesta por lo moderno…pero igual, la gente parece no reaccionar favorablemente. "Vino Juan que ni comía ni vestía y dijeron. tenía un demonio; viene el hijo del hombre que come y bebe y dicen: miren qué comilón y qué borracho, amigo de pecadores" Jesús sorprende a todo el mundo, pues no anuncia el Mesías como lo haría un profeta. El mismo se revela como el Mesías anunciado, pero no de la manera que se espera.

Que por la intercesión de los Santos Cipriano y Cornelio, mártires, nosotros sepamos escuchar la voz del Señor, que nos dejemos motivar, arrobar y sobre todo transformar por su Palabra, que diariamente resuena , para así bailar al son que nos toque Dios cada día...Amén!


Oración

Señor Dios nuestro:
Tú llamas a la Iglesia a ser
como una casa abierta, una comunidad de acogida
en la que la gente puede encontrar a Jesús, tu Hijo.
Que tu mismo Hijo continúe en nosotros
su lucha a muerte contra todo mal
y cambie el sufrimiento y la muerte
en manantiales de vida y alegría.
Y que así el mundo crea que él vive entre nosotros
y que él es el Señor que vive y reina
por los siglos de los siglos.


2

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis."

Lucas 7: 31-32

Entonces, ¿Qué significa esta historia? En primer lugar, la historia nos dice que los niños ignoran las "canciones" de los demás. Algunos niños cantan una canción de dolor y esa canción es rechazada por otros. Algunos cantaron canciones alegres para bailar, y otros no entraron en el baile. En otras palabras, no se dio la respuesta adecuada a la oferta de su música.

Esta es una clara referencia al hecho de que muchos de los profetas que vinieron antes de Jesús "cantaron cánticos" (es decir, predicaron) invitando a la gente a sentir dolor por el pecado, así como a regocijarse en la verdad. Pero a pesar del hecho de que los profetas entregaron sus corazones, sus vidas, mucha gente los ignoró.

Jesús condena enérgicamente a la gente de ese tiempo por negarse a escuchar las palabras de los profetas. Continúa señalando que muchos llamaron a Juan el Bautista un "poseído" y llamaron a Jesús "glotón y borracho". 

La condenación de la gente por parte de Jesús se centra especialmente en un pecado en particular: la obstinación. Esta obstinada negativa a escuchar la voz de Dios y cambiar es un pecado grave. De hecho, tradicionalmente se lo conoce como uno de los pecados contra el Espíritu Santo. No te dejes señalar como culpable de este pecado. No seas obstinado y te niegues a escuchar la voz de Dios.

El mensaje positivo de este Evangelio es que cuando Dios nos habla, ¡debemos escuchar!  Su voz.

 ¿Escuchas con atención y respondes de todo corazón? Debes leerlo como una invitación a poner toda tu atención en Dios y escuchar la hermosa “música” que Él envía.

Reflexiona hoy sobre tu disposición a escuchar. Jesús condenó enérgicamente a los que no escucharon y se negaron a escucharlo. Que no te cuentes entre ellos.


Señor, que pueda escuchar, oír, comprender y responder a Tu sagrada voz. Que ella sea el refuerzo y el alimento de mi alma. Jesús, en Ti confío.

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