Subsidio para Hora Santa del Jueves 6 de febrero del 2025
GUION HORA SANTA PARA EL JUEVES 6 DE FEBRERO DEL 2024
1. 1. Oración de alabanza introductoria (15 minutos)
Canto
Bendito, alabado, adorado…
Padre Nuestro…
Oración de Alabanza Introductoria ante el Santísimo
Sacramento
Señor
Jesucristo, presencia viva y amorosa en este Sacramento de la Eucaristía, nos
postramos ante Ti con corazones llenos de gratitud y alabanza. Hoy, en este
jueves de la cuarta semana del tiempo ordinario, queremos meditar a la luz de
las lecturas que nos has ofrecido, que nos hablan de tu cercanía, tu vocación a
la santidad, y tu llamado a ser instrumentos de tu amor y salvación en el
mundo.
Hoy,
al escuchar tus palabras en el Evangelio, recordamos que nos has llamado a ser
sal de la tierra y luz del mundo. Señor, queremos ser fieles a esa misión que
Tú nos confías, dispuestos a dejar que tu luz brille en nosotros para iluminar
a aquellos que se encuentran en tinieblas. En cada uno de nosotros, hay una
vocación, un propósito divino, y te pedimos que nos guíes en ese camino de
seguimiento.
Te
alabamos, Señor, porque nos has elegido como tus discípulos y nos has llamado,
a través de la oración y los sacramentos, a ser testigos de tu amor. Con un
corazón abierto, te pedimos también que fortalezcas la vocación sacerdotal,
misionera y la vida de todos los que se entregan generosamente a tu servicio.
Que, como el profeta Isaías, seamos capaces de responder: "Aquí estoy,
Señor, envíame."
Hoy,
ante tu presencia, pedimos tu gracia para vivir nuestra vocación con valentía,
fidelidad y generosidad. Que nuestro corazón, al contemplar tu Santísimo
Sacramento, se llene de fervor y se transforme en un instrumento de tu paz y
misericordia para el mundo.
¡Gloria a Ti,
Señor! En Ti encontramos la fuente de toda vocación, el sentido de nuestra
vida, y la esperanza de un mundo transformado por tu amor. Amén.
Momento de
silencio
Canto
2. Oración Penitencial
ante el Santísimo Sacramento (10 min)
Bendito,
alabado…
Padre
Nuestro…
Señor
Jesucristo, presente en este Santísimo Sacramento, nos acercamos a Ti con
humildad y arrepentimiento. En este momento de oración, a la luz de las
lecturas de este jueves de la cuarta semana del tiempo ordinario, reconocemos
nuestra fragilidad y nuestras faltas. Te pedimos perdón, Señor, por todas las
veces en que hemos sido sordos a tu llamado, por no vivir plenamente nuestra
vocación cristiana, y por no responder con generosidad a tu amor inmenso.
Perdónanos,
Señor, por la tibieza con la que hemos vivido nuestra fe. Por las veces que nos
hemos alejado de tu luz, buscando solo el confort personal y olvidando nuestra
misión de ser testigos de tu amor en el mundo. Tú nos has llamado a ser sal de
la tierra y luz del mundo, pero muchas veces hemos dejado que nuestras vidas
sean opacas, sin reflejar tu gloria ni tu verdad.
Perdona,
Señor, nuestra falta de valentía para vivir el Evangelio en toda su plenitud,
para dar testimonio de Ti en nuestra vida cotidiana, y para ser instrumentos de
tu paz en medio de un mundo que necesita desesperadamente tu amor. Nos duele el
no haber respondido como Tú esperas a la misión de evangelizar, de ser
servidores del Reino de Dios, especialmente en la promoción de las vocaciones
sacerdotales y misioneras.
Perdona,
Señor, por todas las veces que hemos sido egoístas, cuando hemos hecho poco por
fomentar el llamado de otros a entregarse a Ti a través del sacerdocio o la
vida misionera. Ayúdanos a ser fervorosos en la oración por estas vocaciones, y
a vivir con más generosidad nuestra propia vocación de discípulos, como piedras
vivas de tu Iglesia.
Te
pedimos perdón, Señor, por nuestra falta de unidad y de amor fraterno, que
tantas veces daña tu cuerpo místico, la Iglesia. Ayúdanos a caminar en comunión,
a sostenernos mutuamente en la fe, y a ser fieles al llamado que nos haces a
todos a vivir la misión de tu Evangelio con alegría y compromiso.
Te
damos gracias, Señor, por este espacio de reconciliación ante tu presencia. Que
tu misericordia nos transforme, que tu gracia nos renueve y nos impulse a vivir
con pasión nuestra vocación cristiana, sacerdotal y misionera. Que, al mirarte
aquí, presente y vivo, encontremos el perdón, la fuerza y el propósito para
ser, verdaderamente, luz para el mundo.
Amén.
Momento de silencio…
Oraciones espontáneas de petición de perdón
Canto
3.
Oración de petición, preces e intercesiones (15 minutos)
Bendito, alabado…
Padre Nuestro…
Señor Jesucristo, nos postramos ante Tu presencia en este Santísimo Sacramento, con corazones llenos de esperanza y fe. Te damos gracias por Tu amor infinito que se nos revela en la Eucaristía y por el don de la vida, que nos haces partícipes de Tu obra redentora.
Hoy, a la luz de las lecturas del jueves de la cuarta semana del tiempo ordinario, venimos ante Ti con un corazón abierto,
pidiendo Tu misericordia y tu gracia, para responder a nuestro llamado como
discípulos, misioneros y hermanos en Cristo.
Petición por la Iglesia y sus líderes
Señor,
en este momento, pedimos por la Iglesia, tu Cuerpo Místico, para que sea
siempre fiel a la misión que le has confiado: ser luz para las naciones. Te
pedimos que fortalezcas a todos los sacerdotes, religiosos, y misioneros, que
han respondido generosamente a Tu llamado. Que encuentren en Ti la fuerza para
ser pastores según Tu corazón, que guíen a Tu pueblo con amor y verdad.
Petición por las vocaciones sacerdotales y misioneras
Señor,
Tú que nos llamas a ser sal de la tierra y luz del mundo, te pedimos
especialmente por las vocaciones sacerdotales y misioneras. Inspira a jóvenes
generosos a escuchar y responder a Tu llamado con valentía, a entregarse sin
reservas a la construcción de Tu Reino en el mundo. Te pedimos que abran su
corazón al servicio de los demás, llevando el Evangelio a los rincones más
necesitados de amor, esperanza y verdad.
Petición por la renovación de nuestra vocación cristiana
Señor,
también te pedimos por todos nosotros, tus fieles, que en cada momento de
nuestra vida podamos vivir nuestra vocación cristiana con coherencia, pasión y
testimonio. Que, al mirar Tu presencia en la Eucaristía, encontremos el impulso
para ser verdaderos discípulos y misioneros de Tu amor. Ayúdanos a ser
conscientes de la misión que nos encomiendas: ser luces en el mundo, ser
instrumentos de paz, de reconciliación y de justicia.
Intercesión por los enfermos, los pobres y los marginados
Te
pedimos, Señor, por los que sufren, por los enfermos, los pobres, y los
marginados. Que, a través de nuestra oración y nuestro compromiso misionero,
podamos llevarles consuelo y esperanza, especialmente a aquellos que no conocen
Tu amor. Que nuestras obras de caridad sean una manifestación de Tu amor
viviente, y que todos los pueblos lleguen a conocerte y adorar en espíritu y en
verdad.
Intercesión por la unidad de la Iglesia y del mundo
Señor,
te pedimos por la unidad de Tu Iglesia, para que todos los cristianos seamos un
solo cuerpo, un solo corazón en la misión de Tu Evangelio. Ayúdanos a superar
las divisiones y a vivir en comunión, trabajando juntos para anunciar la Buena
Nueva de Tu Reino a todos los rincones de la tierra.
Intercesión por las familias y por los jóvenes
Te
pedimos, Señor, por las familias, para que sean verdaderos hogares de fe y
amor. Ayuda a los padres a educar a sus hijos en la verdad y a ser ejemplos de
vida cristiana. De manera especial, te pedimos por los jóvenes, para que
escuchen y respondan con generosidad a Tu llamado, y encuentren en Ti el
sentido más profundo de sus vidas.
Acción de gracias por Tu presencia
Gracias,
Señor, por estar aquí en medio de nosotros, en este Santísimo Sacramento, donde
nos ofreces Tu cuerpo y Tu sangre como alimento espiritual. Te alabamos por Tu
presencia viva en la Eucaristía, y te damos gracias por el don de Tu amor
incondicional. Que, al contemplarte aquí, podamos ser transformados en testigos
fieles de Tu Evangelio, viviendo con fervor nuestra vocación y nuestra misión.
Todo
esto te lo pedimos, Señor, confiados en Tu misericordia, y con la certeza de
que, a través de Tu gracia, seremos instrumentos de Tu paz y luz en el mundo.
Amén.
Oraciones espontáneas…
Canto
4. 4. Oración de Acción de Gracias
Bendito, alabado…
Padre Nuestro…
Señor
Jesucristo, presente en este Santísimo Sacramento, nos postramos ante Ti con
corazones llenos de gratitud y alabanza. Hoy, a la luz de las lecturas del
jueves de la cuarta semana del tiempo ordinario, queremos darte gracias por Tu
amor infinito, por el don de la vida y por la misión que nos confías como Tu
pueblo. Gracias, Señor, por habernos elegido como discípulos y por la gracia de
poder estar aquí, ante Ti, en Tu presencia real y viva.
Te
damos gracias, Señor, por habernos llamado a ser luz en el mundo, por la
vocación que cada uno de nosotros recibe de Ti: una vocación a vivir el
Evangelio con valentía, a ser sal de la tierra, a llevar Tu amor a aquellos que
más lo necesitan. Gracias por confiar en nosotros para llevar Tu mensaje de paz
y reconciliación a todos los rincones del mundo.
Gracias,
Señor, por los sacerdotes, religiosos, misioneros y todos aquellos que, como
Tú, han entregado su vida al servicio del Reino de Dios. Por su generosidad y
fidelidad, por su ejemplo de amor y sacrificio, te damos gracias. Pedimos que
sigas fortaleciendo sus corazones y que aumentes las vocaciones al sacerdocio y
la vida misionera, para que más hombres y mujeres puedan responder a Tu llamado
y ser instrumentos de Tu gracia.
Te
agradecemos, Señor, por la Eucaristía, el alimento espiritual que nos sustenta
en nuestra vida de fe y misión. Al recibir Tu Cuerpo y Sangre, somos renovados
y fortalecidos para vivir nuestra vocación cristiana con fervor. Gracias por
este regalo tan inmenso, por esta presencia real que nos transformará para ser,
como Tú, luz en medio de las tinieblas.
Te
damos gracias también, Señor, por las familias, por los jóvenes, por todos los
que nos rodean. Gracias porque, al vivir nuestra vocación cristiana en
comunidad, podemos ser un reflejo de Tu amor y hacer de nuestras vidas un
testimonio de fe. Gracias por las oportunidades de servicio y por todas las
bendiciones que nos otorgas para seguir construyendo Tu Reino en la tierra.
Hoy,
ante Tu presencia, queremos ofrecerte nuestros corazones, nuestras vidas, y
nuestras obras. Que todo lo que hagamos sea para Tu gloria y para el bien de
nuestros hermanos. Gracias, Señor, por la misión que nos confías y por el
llamado constante a vivir nuestra vida en plenitud, entregándonos por amor,
como Tú lo hiciste.
Te
alabamos, te bendecimos y te damos gracias, Señor, por todo lo que nos has
dado. Que, al recibir este alimento espiritual, podamos seguir adelante en
nuestra misión con esperanza, alegría y fidelidad.
Amén.
Oraciones espontáneas…
Canto
5. 5. Bendición final
Oración por las vocaciones, por los sacerdotes
Tantum Ergo…
Letanías…
Bendición con el Santísimo
Oración final
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