10 de enero del 2016 : Fiesta del Bautismo del Señor (C)
El tiempo de Navidad termina este domingo. Jesús ha crecido. Solidario
de un pueblo que reconoce su necesidad de conversión, Él decide hacerse bautizar por Juan en el Jordán.
Dios Padre lo presenta como su Hijo Bien-Amado. El cielo se abre y permanece
abierto.
LECTURA
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 3, 15-16.21-22
En aquel tiempo el pueblo estaba en
expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la
palabra y dijo a todos:
-- Yo os bautizo con agua, pero
viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus
sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general Jesús también
se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajo el Espíritu Santo sobre
él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
--Tú eres mi Hijo, el amado, el
predilecto
Palabra del Señor
Reflexión
Con LA
CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE JESÚS se
termina el ciclo de Navidad y se da inicio "al Año ORDINARIO".
San Lucas nos
presenta a JESÚS en oración preparándose para recibir el ESPÍRITU SANTO y hace
este acontecimiento una catequesis (momento de reflexión y profundización) para
los cristianos de su tiempo.
Vemos en la
escena a JUAN BAUTISTA invitando a la gente que le seguía de manera
multitudinaria a hacerse bautizar en signo de penitencia. Y les invita a
purificarse de sus pecados, para ser dignos y estar preparados a recibir a
AQUEL que los bautizará "con el ESPÍRITU SANTO y el fuego".
A través
todas esas personas, Lucas nos invita a descubrir la inmensa y gran multitud de
hombres y mujeres pecadores que a lo largo de los siglos, aspiran al bautismo.
Ahí está
representada toda la gran cantidad de hombres y mujeres pecadores que a veces
de manera inconsciente aspiran a una vida mejor y más verdadera (más feliz).
El mensaje de
JUAN BAUTISTA tenía para el común de la gente algo fascinante, había cualquier
cosa que impactaba. Este hombre de carácter poco familiar, asceta, y casi que
salvaje (alejado del bullicio y de la falsa sociedad, como dice la ranchera) y
vigoroso no se tragaba sus palabras, las masticaba bien y no hacía distinción
de personas para increparlas e inquietarlas.
Con su
lenguaje agresivo, colorido, desacomodaba, incomodaba y más bien, rompía con la
rutina y hacía despertar en sus oyentes esperanzas que dormían.
Y de pronto,
aparece acá, ante Juan, Jesús de Nazaret, para pedirle el Bautismo. Es seguro
que por lo que afirmara más tarde JESÚS de él ("este es más que un
profeta" (Lc 7,26) es JUAN BAUTISTA quien lo va empujar, lo motivará y
será el precursor, quien estará en el origen de su propio compromiso. (Lc 20,
1-8).
Es indudable
que Juan Bautista ha ejercido una gran influencia, un gran impacto en la
persona de Jesús. Para decirlo en términos más literarios, es Juan quien hará
salir a Jesús de su familia, dejando atrás su pueblo. Es Juan quien le ha
abierto el camino, según las mismas palabras evangélicas (Lc 3,4).
Juan Bautista
es un hijo del pueblo, surgido del pueblo ordinario y aparece entre el pueblo
(Lc 3, 10-14) haciendo que sus palabras, su predicación siembre cuestionamientos profundos entre los corazones.
Preguntas a propósito de su actitud ante Dios...Están ellos verdaderamente
atentos, en la espera? Le dan a Dios verdaderamente el lugar, la plaza que Él
quiere ocupar dentro de su vida? Es que ellos hacen todo lo que pueden para que
Dios sea reconocido y amado, que sea un Dios vivo y liberador?
Es creíble y
es muy posible entonces que tales preguntas y cuestionamientos hayan tocado
profundamente a Jesús, al punto de llevarlo a tomar la decisión de entrar El
mismo dentro del movimiento e ir también a recibir (v.21) el bautismo de Juan.
Estas
observaciones nos conducen a romper entonces con nuestras imagines
tradicionales del bautismo del Señor, que nos ofrece una escena a la vez
grandiosa y estática donde el agua corre, los espectadores se inclinan, la
paloma vuela y la voz desciende sobre un Jesús pasivo.
El bautismo,
para Jesús fue una experiencia clave, que se inscribe en la respuesta activa y
comprometida a la interpelación de Juan.
Tal fue para
Él, la ocasión de una primera toma de conciencia de aquello a lo que estaba
llamado y es dentro del contexto de la vocación descrita en Isaías 42, 1-7, a
la cual el evangelio hace directamente alusión en el versículo 22.
Jesús, el
Hijo de Dios, fue también un pueblerino, un paisano a la escucha, quien supo
discernir y tomar las ocasiones de crecimiento y de compromiso que Dios suscita
para El por los profetas de su entorno. En esto Jesús nos da ejemplo, nos
muestra el camino.
El bautismo
de Jesús inaugura su vida pública y contiene en potencia todo el itinerario que
deberá recorrer. Parece un dato histórico cierto: Jesús, como tantos otros
jóvenes de su tiempo, se siente conmovido por la predicación de Juan, y acude a
recibir su «bautismo», con un rito de «inmersión» en las aguas del Jordán, un
rito casi universal que significa una decisión radical de entrega a una Causa,
por la que uno se declara ya decidido a dar la vida, a morir incluso. Jesús,
con la coherencia de su vida, hará homenaje a su decisión de hacerse bautizar
por Juan. Todo seguidor de Jesús está llamado a hacer suya esa coherencia de
vida y esa radicalidad de decisión, que se expresa y anticipa en el rito del
bautismo, y se debe hacer realidad todos los días.
Después de su
bautismo vemos a Jesús en oración, enteramente de cara a Dios. Él nos muestra
así el camino de la verdadera conversión. Él nos lleva a un dialogo filial con
el Padre. Convertirnos es descentrarnos de nosotros mismos y centrarnos en
Dios. Esta conversión no será jamás adquirida de una vez por todas. Sera una
tarea a recomenzar todos los días hasta el fin de nuestra vida. Pero para este
itinerario, esta subida no estamos solos. Cristo esta siempre ahí para guiarnos
y enseñarnos a unirnos a su oración.
El tercer
evangelista presenta la figura de Jesús no principalmente como objeto de
admiración o de adoración, sino como aquel a quien el creyente debe seguir,
asumiendo radicalmente sus actitudes y su proyecto. El Bautismo en Jesús, no
fue un acto social, o de fanatismo religioso. Esta acción, por el cual el
Espíritu revela la verdadera identidad de Jesús, marca cuál es su misión en la
historia y por lo tanto su destino. Jesús, que supo comprometerse en la obra de
Dios Padre, camina hacia la muerte, no en una actitud sádica, sino en total
libertad. Él sabe por quién hace opción y conoce muy bien la consecuencia de
estar de parte de Dios y de los favoritos de él: los pobres. Este es en
definitiva, el sentido del bautismo de Jesús, matricularse en el Proyecto de
Dios Padre, que es la vida en abundancia de todos los hombres y mujeres de la
historia.
El bautismo
no sólo se sitúa en el camino de la propia aventura espiritual, sino que
implica una responsabilidad para con los demás, una misión universal: la
construcción de un mundo nuevo, la edificación, aquí y ahora, de la Utopía («el
Reino», como la llamaría Jesús). El bautizado cristiano, como «seguidor», como
inspirado por Jesús que se hizo bautizar por Juan muy conscientemente, muy
adulto, está llamado a ser, con él, salvador de la humanidad y de la creación,
del planeta, puesto en riesgo grave por las políticas anti-utópicas de la
civilización capitalista industrial ecológicamente irresponsable.
En el relato del Bautismo de Jesús,
Lucas nos invita a reflexionar sobre nuestro propio bautismo.
Para nosotros, el Bautismo de
Cristo, aporta muchos interrogantes:
-¿Lo sentimos como algo renovador y como un impulso evangelizador?
-¿Es un sacramento que nos
compromete a dar razón de nuestra esperanza?
-¿Somos conscientes de que, ser bautizados, implica defender y
vivir según los principios del Evangelio?
-¿Hasta qué punto hemos dejado de ser hombres viejos para
convertirnos en personas nuevas?
-¿Vivimos nuestra condición de
bautizados o nos conformamos con estar bautizados?
-¿Escuchamos en algún momento “tú eres mi hijo amado mi
predilecto” o, el bautismo, es algo que quedó en el pasado y que no dejó sello
alguno?
Con el Bautismo hemos sido
sumergidos en las aguas del amor de Dios. Con él, el cielo siempre está abierto
para nosotros. Solo nos basta acoger a Jesús en nuestra vida. El no suprime el
mal ni el sufrimiento, ni la muerte, pero Él les quita el poder de decir la última
palabra. Este mundo si dolorosamente herido por tanta pobreza, tanta violencia,
guerras y catástrofes, Dios lo ama apasionadamente, Es en el nombre de este
amor que Él nos ha enviado su Hijo Único para conducirnos, llevarnos a la vida
Eterna.
Dios, Padre Nuestro, en Jesús tu
manifiestas tu ternura por toda la humanidad. Te bendecimos por tanto amor. Que
tu Espíritu santo nos recuerde nuestro bautismo y que la alegría de creer lo
haga imponerse, superar todas las dudas y todas las decepciones. Amen
REFERENCIAS
DIVERSAS FUENTES DEL FRANCÉS, ESPAÑOL
http://dimancheprochain.org/838-le-bateme-du-seigneur/comment-page-1/#comment-437
http://servicioskoinonia.org/biblico/100110.htm
Les options de Jésus. Jean-Luc Hetu, Fides, Canada 1978
http://www.betania.es
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