jueves, 30 de junio de 2022

1 de julio del 2022: viernes de la decimotercera semana del Tiempo Ordinario


( Mateo 9, 9-13) En el Evangelio, constatamos cómo los cobradores o recaudadores de impuestos eran mal vistos por el pueblo de Israel, pues colaboraban con el imperio romano y eran ocupantes de su territorio. Al hacerse cercano de los que están alejados de Dios, Jesús invita a cada ser humano, cualesquiera sean sus actos, a conocerle y a cambiar de vida.

A veces miro a los demás de pies a cabeza, los juzgo ya veces hasta los condeno. El Señor conoce el valor de cada persona. Los acepta tal como son, con todos sus defectos, sean los que sean. Cada uno puede, por tanto, esperar encontrar la felicidad en su misericordia...

 

 


Primera lectura

Lectura de la profecía de Amós (8,4-6.9-12):

Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Aquel día –oráculo del Señor– haré ponerse el sol a mediodía, y en pleno día oscureceré la tierra. Cambiaré vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegía; vestirá de saco toda cintura, quedará calva toda cabeza. Y habrá un llanto como por el hijo único, y será el final como día amargo. Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que enviaré hambre a la tierra: no hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Irán vacilantes de oriente a occidente, de norte a sur; vagarán buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 118

R/.
 No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios


Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos. R/.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.

Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia. R/.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
 R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor

 

Misericordia para el pecador

 

«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»


Mateo 9:12-13

 

Jesús no vino por los “justos”, sino por los “pecadores”. Esto puede sorprender al principio porque parece que Jesús debería haber dicho que Él vino por todas las personas, los justos y los pecadores. Pero lo que debemos entender es que nadie es verdaderamente justo. En otras palabras, todo el mundo es un pecador que necesita al Salvador.

 

Al hablar de esta manera, Jesús se está dirigiendo a la actitud hipócrita de los fariseos que parecían pensar que Jesús solo debería asociarse con aquellos que no tenían pecado. Los fariseos actuaron como si fueran "justos" y pensando que Jesús solo debería asociarse con ellos y con cualquier otro que no fuera conocido públicamente como pecador.

 

Lamentablemente, el pecado de los fariseos fue de una naturaleza mucho más grave que los pecados de los recaudadores de impuestos y los demás pecadores que acudieron a Jesús. Los fariseos eran culpables del pecado del orgullo espiritual y estaban pecando al presumir que eran justos. Cuando uno no ve su pecado, Dios no puede perdonarlo porque no se arrepiente.

 

Aunque esta es una poderosa condenación de los fariseos y otros que son culpables de ser como ellos, también es una invitación de Jesús a todos los que admiten fácilmente su pecado. 

 

Cuando podamos humillarnos ante la perfección de Dios y ver nuestros pecados a la luz de Su gloria, seremos tentados a desesperarnos y sentir vergüenza por nuestros pecados. Pero la vergüenza se convertirá en alegría y libertad cuando permitamos que nuestro Señor actúe como el Médico Divino en nuestras vidas. 

 

El propósito de Su vida terrenal fue traer sanación a nuestras heridas del pecado. Cuando nos demos cuenta de cómo Su perfecta misericordia nos sana perfectamente, correremos hacia Él con facilidad.

 

Reflexiona hoy sobre cuán listo y dispuesto estás para confesar tus pecados a Jesús. No dudes en confiar en Su perfecto amor por ti y en abrirte plenamente a Su divina misericordia.

 

 

Señor de perfecta misericordia, me dirijo a Ti en mi necesidad y admito mi pecado y culpa. Me arrepiento de haberte ofendido y sé que eres la única respuesta por mi pecado. Por favor, ten piedad de mí, amado Señor, y perdóname por todos mis pecados. Jesús, en Ti confío.

miércoles, 29 de junio de 2022

30 de junio del 2022: jueves de la decimotercera semana del tiempo ordinario- protomártires de Roma

 

Testigos de la fe

Primeros mártires de la Iglesia de Roma

Nuestra Iglesia se construyó sobre la fe inquebrantable y el valor de los primeros cristianos, especialmente los de Roma, que fueron objeto de mucha persecución durante los tres primeros siglos de la vida de la Iglesia.

 


(Mateo 9: 1-8) Jesús me recuerda hoy que la primera curación es la del alma y el corazón, lo que nos devuelve nuestro impulso interno y nos saca de nuestra parálisis. Y curaciones como esa, la experimentamos todos los días.

 

 

(Mateo 9, 1-8)  Como hizo con el  paralítico, Jesús nos ofrece su perdón. ¿Cuál es nuestra parte en tal liberación? Es nuestra confianza y nuestra fe en Cristo que actúa en nosotros y por nosotros, y que nos dice: “Levántate y anda”.

 



Primera lectura

Lectura de la profecía de Amós (7,10-17):

En aquellos días, Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel: «Amós conjura contra ti en medio de Israel; la tierra ya no puede soportar sus palabras. Porque así predica Amós: "Morirá a espada Jeroboam. Israel saldrá de su país al destierro."»
Dijo Amasías a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.»
Respondió Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel." Y, ahora, escucha la palabra del Señor: Tú dices: "No profetices contra la casa de Israel, no prediques contra la casa de Isaac." Pues bien, así dice el Señor: "Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada; tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana, Israel saldrá de su país al destierro."»

Palabra de Dios

 


Salmo

Sal 18

R/. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos


La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8):

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.»
Dijo, dirigiéndose al paralítico: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

Palabra del Señor



1

El profeta Amós a través de sus palabras cuestiona el establecimiento y su orden. Es un grave error el de Amasías, sacerdote del santuario de Betel al considerar a Amós como un concurrente más, un simple espectador presente allí. Amasías denuncia a Amós ante el rey Jeroboam, pero Amós no depende del poder real, su autoridad le viene de Dios y asegura su sustento y su vida material, gracia a su trabajo como pastor de rebaño. Amasías se opone a Dios cuando pretende obstaculizar la labor profética de Amós y las consecuencias serán graves para este sacerdote pagano y todos aquellos que lo escucharán…

 

En el Evangelio, los maestros de la Ley se sienten incómodos, ver inconformes por las palabras de perdón de Jesús. ¡Sólo Dios tiene el poder de perdonar! Ellos piensan que la limitación, la parálisis del hombre es un castigo de Dios. Jesús contradice sus pensamientos y creencias y libera al paralítico dos veces, primero con el perdón y luego por la sanación física. La multitud comprende entonces que Dios le ha dado a Jesús el poder de perdonar.

 

2

 

Coraje para buscar el perdón

 

Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»

 

Mateo 9: 2b

 

Esta historia concluye con Jesús sanando al paralítico y diciéndole que "se levante, recoja su camilla y se vaya a casa". El hombre hace exactamente eso y la multitud está asombrada.  

Hay dos milagros que suceden aquí. Uno es físico y el otro es espiritual. La espiritual es que los pecados de este hombre son perdonados. El físico es la curación de su parálisis.  

¿Cuál de estos milagros es el más importantes ¿Cuál crees que el hombre más deseaba?

Es difícil responder la segunda pregunta ya que no conocemos los pensamientos del hombre, pero la primera pregunta es fácil. La curación espiritual, el perdón de sus pecados, es de lejos el más importante de estos dos milagros. Es lo más significativo porque tiene consecuencias eternas para su alma.

Para la mayoría de nosotros, es fácil orarle a Dios por cosas como una curación física o similar. Puede que nos resulte bastante fácil pedirle favores y bendiciones a Dios. Pero ¿Qué tan fácil es para nosotros pedir perdón? Esto puede ser para muchos más difícil de hacer porque requiere un acto inicial de humildad de nuestra parte. Requiere que primero reconozcamos que somos pecadores que necesitamos perdón.

Reconocer nuestra necesidad de perdón requiere valor, pero este valor es una gran virtud y revela una gran fortaleza de carácter de nuestra parte. Venir a Jesús a buscar su misericordia y perdón en nuestras vidas es la oración más importante que podemos hacer y el fundamento de todo el resto de nuestras oraciones.

Reflexiona hoy sobre cuán valiente eres al pedirle perdón a Dios y cuán humildemente estás dispuesto a reconocer tu pecado. Hacer un acto de humildad como este es una de las cosas más importantes que puedes hacer.

 

Señor, dame valor. Dame valor, especialmente, para humillarme ante Ti y reconocer todos mis pecados. En este humilde reconocimiento, ayúdame a buscar también tu perdón diario en mi vida. Jesús, confío en ti.

 


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Primeros mártires de la Iglesia de Roma
64 d.C.


Un día después de la solemnidad del martirio de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la Iglesia nos propone evocar y venerar los llamados protomártires de Roma.

Tanto el historiador pagano Tácito, en su obran Annales, como el Papa Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que muchos cristianos sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución desencadenada por el emperador Nerón después del incendio de Roma, en el año 64.

Algunos de ellos fueron quemados como antorchas humanas en los banquetes nocturnos, otros crucificados o echados como alimento de animales salvajes. Estos mártires murieron antes que San Pablo y San Pedro y son llamados "Los discípulos de los Apóstoles".

Ya lo dice el Evangelio. “Quien no cargue con su Cruz y me siga no puede ser discípulo mío” ya que el discípulo no puede ser menos que el Maestro. Así lo vivieron los Santos y, sobre todo aquellos que han sufrido el martirio. Hoy nos encontramos con esos hombres y mujeres anónimos que se sitúan en un mismo día como son los Santos Protomártires de la Iglesia de Roma. Durante el Imperio de Claudio, ya corrían noticias de la persecución en Jerusalén y Judea por parte de las autoridades religiosas a los cristianos.

Entonces muchos judíos que habían llegado a Roma, además de extender la Fe vieron cómo en la Capital del Imperio pasaban inadvertidos. Pero llegó fatídicamente Nerón al trono imperial quien, de forma sibilina, mandó quemar Roma. Tan sofisticada fue la orden y la realización del macabro episodio que nadie pensó en la autoría. Instigando a varios senadores empezó a correr el rumor que se hizo noticia, de que los cristianos eran los causantes del incendio.

 

El santoral de hoy, martes 30 de junio

Tal fue la credibilidad que se dio a tal mentira que los seguidores del Evangelio fueron despreciados, luego proscritos, luego prohibidos y, al fin, llevados a la cárcel y ajusticiados. Las avenidas se llenaron de cristianos crucificados, o se convocaba públicamente al pueblo para la decapitación de cristianos y en la crueldad mayor, morían a manos de las fieras hambrientas, en el circo romano.

Lo más duro de todo es que Nerón habiendo oído que seguían a Cristo y que Éste se proclamaba la Luz del mundo, cogía las reliquias de los cristianos y las usaba como antorchas en sus palacios. También era cruenta la manera de matar a los niños a los que vestían con piel de cordero -al saber que Cristo era el Cordero Manso llevado al matadero- y les dejaban a manos de perros de presa. Hay que decir que los Santos Protomártires de la Iglesia Romana es en honor de los que se consagró el Antiguo Panteón Romano y son el preámbulo de la Solemnidad de Todos los Santos.

(Jesús Luis Sacristán)

 

https://www.cope.es/religion/vivir-la-fe/santoral/noticias/santoral-hoy-martes-junio-santos-protomartires-romanos-20200629_789982

martes, 28 de junio de 2022

29 de junio del 2022: Solemnidad del martirio de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

Testigos de la fe

 

Santos Pedro y Pablo

 

Al celebrar el mismo día a los grandes apóstoles que son los pilares de la Iglesia, la liturgia nos invita a meditar sobre nuestro papel en la salvación traída por Jesús. Pedro, pescador sencillo y completo, fue uno de los primeros discípulos del Maestro y testigo de su vida, de su muerte y de su resurrección. Pablo, fariseo erudito y austero, fue herido por el Señor en el camino de Damasco, y se entregó totalmente al cuidado del Reino.


( 2 Timoteo  4, 6-8.17-18)  Pablo habla de su vida en términos de correr y ganar. En estos días en que la competencia es desenfrenada, la imagen puede dejarnos perplejos. Pero el apóstol dice claramente que toda la gloria es para Dios. Así, nuestra gratitud al Señor se une a la suya.



(Mateo 16, 13-19Nuestra filiación a la Iglesia no está inspirada por la institución, sino ante todo por Jesús, el Hijo de Dios. Lo que funda la Iglesia no es otra cosa que la fe tenaz de Pedro, de Pablo y de la multitud innumerable de fieles que la componen después de sus inicios hasta nuestros días. 
Juntos somos las piedras vivas del Reino.







Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12,1-11):

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda.
Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.»
Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.»
Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.
Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

Palabra de Dios




( Salmo 33) Escuchar la bondad amorosa del Señor es bueno; experimentarlo en la propia vida es otra cosa. Le pido al Señor que me ayude a abrirme a su presencia para aprender a saborear todos sus beneficios.




Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/. El Señor me libró de todas mis ansias

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.



Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.17-18):

Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor


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Tomar la palabra

En nuestros días, las maneras de comunicarnos se han diversificado: teléfono, chats, blogs, SMS (mensajes de texto), correos y sitios de internet. Las oportunidades de tomar la palabra, de compartir nuestra opinión y lo que nos hace vivir o anima, no habían sido nunca tan numerosas.

Y por tanto, no es fácil tomar la palabra cuando uno se pone a reflexionar sobre las repercusiones de este acto, es decir, cuando uno es consciente de la gravedad de lo que va a decir, expresarse no es nada sencillo.

Cuando se presenta la necesidad de afirmar una verdad, esto llega a ser una tarea muy delicada. Y sobre todo cuando nuestro interlocutor es una persona con la que tenemos una relación afectivamente estrecha. A veces caminamos como sobre huevos, como loro en tunal, midiendo nuestras palabras para que el mensaje sea bien acogido o al menos bien comprendido.

Un ejemplo para nosotros sacerdotes: nuestra tarea de predicadores es bastante exigente: esta implica conocer bien nuestros interlocutores, su nivel de comprensión, sus preocupaciones, sus esperanzas, sus utopías. Como decía el recordado Padre Calixto “no regañemos a los pocos que vienen a la misa”. Hoy más que nunca sabemos que los discursos moralistas, condenadores, las homilías que solo ven la paja en el ojo ajeno están ya para recoger y mejorar. Y cuando se trata de denuncia o profecía (porque es necesario y en caso de que eso se quisiera), entonces hay que hablar con voz más fuerte, sin lugar a dudas. Por ello, es esencial conocer los contextos, el público al que nos dirigimos, y sabemos que a la Iglesia difícilmente vienen quienes necesitan escuchar aquellos sermones.

En el evangelio de hoy, Pedro toma la palabra para afirmar lo que era evidente hasta ese momento y que parecía escondido a los ojos de todos.

Declarar que Jesús es “el Mesías, el Hijo del Dios viviente”, podría cambiar la imagen de Jesús entre los discípulos, causarles un "shock" y finalmente dividirlos.
Pero enseguida, Jesús confirma la afirmación del jefe de los doce, descubriéndoles el origen de esta revelación: El Padre que está en los cielos.

Tomar la Palabra se constituye a veces en un acto de valentía, en particular cuando se trata de nuestras convicciones profundas que todo el mundo no podrá aceptar ni tampoco comprender.

Que, a ejemplo de Pedro, y de Pablo, seamos de aquellos que osan tomar la palabra para compartir su fe y proponer la presencia de Dios en un mundo que parece más sugerir su ausencia.



2

Proclamar el Evangelio

" Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará."


La Iglesia, a lo largo de los siglos, ha sido odiada, malentendida, calumniada, ridiculizada e incluso atacada. Aunque a veces el ridículo y la reprimenda surgen como resultado de las faltas personales de sus miembros, la Iglesia ha sido y continúa siendo perseguida con mayor frecuencia porque se nos ha dado la misión de proclamar de manera clara, compasiva, firme y autoritaria, con la voz de Cristo mismo, la verdad que libera y libera a todas las personas para vivir en unidad como hijos de Dios. 

Irónicamente y tristemente, hay muchos en este mundo que se niegan a aceptar la Verdad. Hay muchos que en cambio crecen en ira y amargura a medida que la Iglesia vive su misión divina. 

¿Cuál es esta misión divina de la Iglesia? Su misión es enseñar con claridad y autoridad, derramar la gracia y la misericordia de Dios en los sacramentos, y pastorear al pueblo de Dios para llevarlo al Cielo. Es Dios quien le dio a la Iglesia esta misión y Dios quien le permite a la Iglesia y a sus ministros llevarla a cabo con valentía, arrojo y fidelidad. 

La solemnidad de hoy es una ocasión muy apropiada para reflexionar sobre esta sagrada misión. Los santos Pedro y Pablo no son solo dos de los mejores ejemplos de la misión de la Iglesia, sino que también son el fundamento real sobre el cual Cristo estableció esta misión. 

Primero, Jesús mismo en el Evangelio de hoy le dijo a Pedro: “Y así te digo que eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del inframundo no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Lo que ates en la tierra estará atado en el cielo; todo lo que desates en la tierra se desatará en el cielo ". 

En este pasaje evangélico, "las llaves del reino de los cielos" se le dan al primer papa de la Iglesia. San Pedro, el encargado de la dirección divina de la Iglesia en la Tierra, y quien tiene la autoridad para enseñarnos todo lo que necesitamos saber para alcanzar el Cielo. Está claro desde los primeros días de la Iglesia, que Pedro pasó estas "Llaves del Reino", esta "capacidad de atar y desatar con autoridad", este don divino que hoy se llama infalibilidad, a su sucesor, y él a su sucesor y este a los demás hasta hoy. 

Hay muchos que se enojan con la Iglesia por proclamar con claridad, confianza y autoridad la verdad liberadora del Evangelio. Esto es especialmente cierto en el área de la moralidad. A menudo, cuando se proclaman estas verdades, la Iglesia es atacada y llamada con todo tipo de nombres difamatorios que se puedan hallar en el diccionario
La razón principal de que esto sea tan triste no es tanto que la Iglesia sea atacada, Cristo siempre nos dará la gracia que necesitamos para soportar la persecución. La razón principal por la que esto es tan triste es que la mayoría de las personas que están más enojadas son, de hecho, las que más necesitan saber la verdad liberadora. Todos necesitamos la libertad que viene solo en Cristo Jesús y la verdad del Evangelio plena e inalterada que ya nos ha confiado en las Escrituras y que nos sigue aclarando a través de Pedro en la persona del Papa. Además, el Evangelio nunca cambia, lo único que cambia es nuestra comprensión cada vez más profunda y clara de este Evangelio.

 Demos hoy gracias a Dios por Pedro y por todos sus sucesores que sirven a la Iglesia en este papel esencial. 

San Pablo, el otro apóstol que honramos hoy, no recibió las llaves de Pedro, sino que fue llamado por Cristo y fortalecido por su ordenación para ser apóstol de los gentiles. San Pablo, con mucho coraje, viajó por todo el Mediterráneo para llevar el mensaje a todos los que conoció. 

En la Segunda Lectura de hoy, San Pablo dijo de sus viajes: "El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, para que a través de mí la proclamación se completara y todos los gentiles pudieran escuchar " el Evangelio. Y aunque sufrió, fue golpeado, encarcelado, ridiculizado, incomprendido y odiado por muchos, también fue un instrumento de verdadera libertad para muchos. 

Muchas personas respondieron positivamente a sus palabras y ejemplo, entregando radicalmente sus vidas a Cristo. Debemos a los incansables esfuerzos de San Pablo, el llamado apóstol de los gentiles, el establecimiento de muchas comunidades cristianas nuevas. Al enfrentar la oposición del mundo, Pablo dice en la epístola de hoy: “Fui rescatado de la boca del león. El Señor me rescatará de toda amenaza maligna y me llevará a salvo a su reino celestial ". 

Tanto San Pablo como San Pedro pagaron por su fidelidad a sus misiones con sus vidas. La primera lectura hablaba del encarcelamiento de Pedro; Las epístolas revelan las dificultades de Pablo. Al final, ambos se convirtieron en mártires. El martirio no es malo si es por el Evangelio que eres martirizado. 

Jesús dice en el Evangelio: "No temas al que puede atarte la mano y el pie, sino el que puede arrojarte a Gehenna". Y el único que puede arrojarte a la Gehenna eres tú mismo debido a las elecciones libres que haces. Todo lo que finalmente debemos temer es desviarnos de la verdad del Evangelio en nuestras palabras y hechos. 

La verdad debe ser proclamada en amor y compasión; pero el amor no es amor ni la compasión es compasiva si la verdad de la vida de la fe y la moral no está presente. 

Que, en esta fiesta de los santos Pedro y Pablo, Cristo nos dé a todos nosotros, y a toda la Iglesia, el coraje, la caridad y la sabiduría que necesitamos para seguir siendo los instrumentos que liberan al mundo.

Señor, te agradezco por el don de tu Iglesia y el Evangelio liberador que predica. Ayúdame a ser siempre fiel a las verdades que proclamas a través de tu Iglesia. Y ayúdame a ser un instrumento de esa verdad para todos los que la necesitan. Jesús, confío en ti.



3

2021

Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

 

Mateo 16: 17-19

 

A los santos Pedro y Pablo a menudo se les llama los dos grandes "Pilares de la Iglesia". 

Cada uno de ellos desempeñó un papel increíblemente esencial en el establecimiento de la Iglesia primitiva. Y aunque cada uno de sus roles fue esencial y fundamental, sus roles fueron tan diferentes como diferentes fueron como personas.

 

Pedro era un hombre de familia, un pescador campesino, sin educación y bastante sencillo. Por lo que sabemos de él antes de ser llamado por Jesús, no había nada que lo calificara de manera única para convertirse en uno de los pilares de la nueva Iglesia que establecerá el Hijo de Dios. Jesús simplemente lo llamó y él respondió. Jesús subió a la barca de Pedro, le ordenó que echara las redes y sacó una gran cantidad de peces. Cuando Pedro vio este milagro, se postró a los pies de Jesús y reconoció que era “un hombre pecador” que no era digno de estar en la presencia de Jesús (ver Lucas 5: 8 ). Pero Jesús le informó a Pedro que de ahora en adelante estaría atrapando hombres. Pedro inmediatamente dejó todo atrás y siguió a Jesús.

 

Pablo se describe a sí mismo como “un judío, nacido en Tarso en Cilicia, pero criado en esta ciudad a los pies de Gamaliel, educado según la forma estricta de la ley de nuestros padres, siendo celoso de Dios como todos ustedes son hoy”Hechos 22: 3 ). 

Pablo estaba bien educado en la interpretación más estricta de la ley judía, entendía la filosofía y era bastante celoso cuando era joven. Recuerde, también, que antes de convertirse al cristianismo, él “persiguió violentamente a la iglesia de Dios y trató de destruirla” ( Gálatas 1:13 ). En muchos sentidos, Pablo habría sido visto como la persona más improbable para ser elegido para ser un pilar de la Iglesia, porque al principio se opuso tan enérgicamente. Incluso apoyó el asesinato de San Esteban, el primer mártir cristiano.

Aunque cada uno de estos hombres habría sido considerado por muchos como fundadores poco probables de la Iglesia cristiana, esto es exactamente en lo que se convirtieron. Pablo, después de su conversión, viajó por todas partes para predicar el Evangelio, fundando varias iglesias nuevas en Asia Menor y Europa. Finalmente fue arrestado en Jerusalén, llevado a Roma para ser juzgado y decapitado. Más de la mitad de los libros del Nuevo Testamento se atribuyen a Pablo y la mitad de los Hechos de los Apóstoles detallan los viajes misioneros de Pablo. Pablo es especialmente conocido por su actividad misionera con los gentiles, aquellos que no eran judíos.

 

El papel de Pedro fue verdaderamente único. Jesús cambió su nombre de "Simón" a "Pedro". Recuerde a Jesús diciendo: “Y yo te digo, Tú eres Pedro ( Petros ), y sobre esta piedra ( petra ) edificaré mi iglesia…Mateo 16:18 ). "Pedro" en griego es Petros, que significa una sola piedra que se puede mover. Sin embargo, la palabra griega petra significa una roca como una formación sólida que es fija, inamovible y duradera. Por lo tanto, Jesús eligió hacer de Pedro, esta única piedra, un fundamento sólido de roca inamovible sobre el cual se construiría la Iglesia.

 

Tú también has sido llamado por nuestro Señor a una misión única dentro de la Iglesia que no ha sido confiada a nadie más. A tu manera, Dios quiere usarte para llegar a ciertas personas con el Evangelio como lo hizo con San Pablo. Y como San Pedro, Dios quiere continuar estableciendo Su Iglesia sobre ti y tu fe.

 

Reflexiona hoy sobre estos dos santos y singulares pilares de nuestra Iglesia. Mientras lo haces, reflexiona sobre cómo Dios puede querer usarte para continuar su misión en este mundo. Aunque los santos Pedro y Pablo se encuentran entre los cristianos más grandes y trascendentes de nuestro mundo, su misión debe continuar, y tú estás entre los instrumentos que Dios quiere usar. Comprométete a esta misión para que la predicación del Evangelio y la base de roca de nuestra Iglesia permanezcan fuertes en nuestros días, como lo fue en la antigüedad.

 

San Pedro, fuiste elegido de manera única para ser un fundamento de fe sobre el que se estableció la Iglesia. San Pablo, saliste a predicar esta fe por todas partes, estableciendo muchas nuevas comunidades de fe. Por favor úsame, querido Señor, para continuar la misión de Tu Iglesia para que la fe pueda estar firmemente plantada en las mentes y corazones de todo Tu pueblo en todo el mundo. Jesús, en Ti confío.

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