jueves, 30 de noviembre de 2023

1 de diciembre del 2023: viernes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

 Brotes jóvenes del Reino

(Lucas 21, 29-33) “Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”, nos dice Jesús. ¡Cuán difícil es, sin embargo, percibir día tras día estos signos del Reino que viene! El ruido del mundo y el olor de los escándalos que emanan de la Iglesia nos asfixian y, a veces, nos desaniman. Levantemos la cabeza para contemplar la higuera: ¡incluso en los árboles enfermos y cansados ​​de nuestras vidas, de nuestras comunidades y de nuestras sociedades, los capullos siempre acaban floreciendo! ■

Bertrand Lesoing, sacerdote de la comunidad de Saint-Martin


(Daniel 7, 2-14) Todo pasa en esta vida, pero el amor del Señor permanece el mismo para todos los pueblos.

Hoy y mañana escucharemos (o leeremos) el capítulo 7 del libro de Daniel.
El famoso capítulo 7 de Daniel anuncia un misterioso “Hijo del Hombre” (un ser humano). ¿Es una persona individual o una comunidad? Pertenece al cielo y a la tierra, a ambos a la vez, e inaugurará un reino que viene como regalo de Dios, no como conquista terrenal.  Jesús se adjudicará este título a sí mismo y lo purificará. Los imperios construidos sobre el poder mundano y sobre la ausencia de Dios son ridiculizados: son estatuas con pies de barro, o son como animales monstruosos. Dios los juzgará y condenará, y entonces desaparecerán.


(Lucas 21: 29-33) En un mundo marcado por el cambio y la velocidad, por lo efímero, lo listo para tirar y la búsqueda de placeres fugaces, es bueno volver a escuchar las palabras del Señor, que ellas permanecen y no serán cosa del pasado (no pasarán).




Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.


Palabra de Dios



Salmo
Dn 3,75.76.77.78.79.80.81

R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos


Montes y cumbres,
bendecid al Señor. R/.

Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. R/.

Manantiales,
bendecid al Señor. R/.

Mares y ríos,
bendecid al Señor. R/.

Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. R/.

Aves del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Fieras y ganados,
bendecid al Señor. R/.



Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

Palabra del Señor


1

Sueños por montón

La segunda parte del libro de Daniel (capítulos 7 al 12) ofrece una serie de sueños enigmáticos. Después de haber interpretado las visiones de los otros. Daniel comparte los sueños que él mismo ha tenido. Estas revelaciones llamadas "apocalípticas", develan sucesos o eventos ya realizados o que están por cumplirse. A través de los siglos,  estas revelaciones han ayudado a los creyentes a perseverar fieles y constantes en su fe, de cara a las persecuciones o presiones de todo tipo, recordando que es Dios quien tiene en sus manos,  la historia de los hombres.

En el Evangelio, hoy leemos un pasaje común en los 3 llamados evangelios sinópticos, la enseñanza que da la higuera.

La destrucción del mundo presente es el preludio del nacimiento de un mundo nuevo. Jesús nos exhorta a no instalarnos en el presente de la esclavitud. Una mirada lúcida sobre las condiciones de nuestro mundo nos revela cuánto y en qué proporción somos esclavos, dependientes de la bebida, de la droga, del placer sensual y o sexual… La destrucción de este mundo marca el inicio de nuestra salvación, la aurora del Reino de Dios. Creados para la libertad, debemos cortar los lazos que nos retienen prisioneros, que nos alienan y nos impiden ser nosotros mismos.

La esperanza se reaviva a la vista de los brotes o retoños de esta vida nueva. Jesús ofrece el ejemplo de la higuera. Toda la naturaleza que florece, en la primavera, anuncia el esplendor de la luz, de la libertad, de la vida. Para tomar parte en ello, es necesario estar siempre listos, estar pendientes de la aurora, esperarla con confianza y reavivar sin cesar nuestra esperanza.

///

Los fieles deberían conservar la esperanza con paciencia: El reino de Dios está cerca. No solamente hay signos de desesperanza como conflictos y tensiones,  que surgen tanto desde dentro del pueblo de Dios como desde fuera, sino que también hay signos de esperanza; y nosotros deberíamos percibirlos. 



Oración

Oh Dios del tiempo y de la eternidad:
Tú nos has confiado a nosotros, a tu pueblo,
tu proyecto de amor sobre la gente y el mundo.
No permitas que hagamos retrasar tus planes
por nuestras propias limitaciones.
Haznos conscientes de que lo único que podemos hacer
es ser levadura, y ser un signo
de que la planta que tú has sembrado crecerá.
Consérvanos esperando con paciencia
que la integridad, el amor y la justicia
lleguen como don tuyo,
cuando tú quieras, al tiempo por ti designado,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

2

Confiando en la Palabra de Dios

 

Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

Lucas 21: 32–33

 


A medida que nos acercamos a los últimos días de este año litúrgico, continuamos leyendo sobre el fin del mundo. Hoy leemos que tanto el cielo como la tierra, como son actualmente, pasarán. Vale la pena reflexionar sobre esto.

Sabemos que la vida está llena de cambios. Se ha dicho que lo único que nunca cambia es el cambio en sí mismo. Todo lo demás cambia. Pero cuando se trata de la tierra, es difícil creer que algún día "pasará". Algunos científicos creen que la tierra existe desde hace más de cuatro mil quinientos millones de años. ¡Eso es un largo tiempo! Ahora considere el hecho de que Jesús profetizó el fin de esta tierra como la conocemos hoy. ¿Cuándo sucederá? Sólo Dios sabe.

El cielo, tal como existe hoy, también fue profetizado por nuestro Señor que pasará. El cielo, como es ahora, es una pura realidad espiritual en la que los únicos cuerpos corporales presentes son los de Jesús y nuestra Santísima Madre. El resto del Cielo está formado por la Esencia Divina, las almas de los redimidos y los ángeles de Dios. Pero si el cielo incluso muere, ¿qué le espera?

En primer lugar, la única razón por la que estas dos realidades, el Cielo y la tierra, desaparecerán en su forma actual es porque, en el Juicio Final, habrá un "Cielos Nuevos y una Tierra Nueva", como se menciona en el Libro del Apocalipsis. En ese momento, el cielo y la tierra se unirán como uno solo, y esta nueva creación existirá por la eternidad.

Pero, ¿hay algo que sea eterno actualmente? ¿Algo que nunca experimentará un cambio? Los humanos seremos transformados en la resurrección de los muertos, los ángeles encontrarán un nuevo hogar, por así decirlo, y Dios establecerá un nuevo y permanente Reinado. Pero, según la enseñanza de Jesús hoy, lo único que quedará serán sus palabras: "... mis palabras no pasarán". Una vez más, vale la pena reflexionar sobre esto.

En un mundo lleno de cambios e incertidumbre, necesitamos alguna forma de estabilidad. Y esa estabilidad es la Verdad que se encuentra en la Palabra de Dios. La Palabra de Dios, tal como se nos revela a través de las Escrituras, debe convertirse en nuestro fundamento de roca sobre el cual se edifica y existe toda nuestra vida. 

Reflexionar, orar, meditar y creer en la Palabra de Dios nos permite mantenernos firmes e inmutables en una base espiritual mientras atravesamos el cambio de esta vida e incluso los cambios que vendrán al final de los tiempos. Aunque esto puede parecer algo misterioso por naturaleza, es una verdad útil para comprender y creer. Todo pasará excepto las palabras de Jesús. Por lo tanto, lo más seguro que podemos hacer en la vida es aferrarnos a Sus palabras y nunca dejarlo ir.

Reflexiona hoy sobre la importancia de sumergirse verdaderamente en la Palabra de Dios. ¿Cuánto tiempo pasas cada semana leyéndola, orando con ella y permitiendo que se convierta en tu alimento diario?

 La Palabra de Dios no es simplemente un libro de enseñanzas destinado a inspirarte o guiarte. La Palabra de Dios es una Palabra viva. Es Dios en Su forma inmutable. Dios, en Su esencia, nunca cambiará, y comprometerse con Él a través de la revelación de Su Palabra escrita es una forma esencial por la cual podrás experimentar la verdadera estabilidad en la vida y prepararte para todos y cada uno de los cambios por venir hasta el orden final de la vida que está establecida permanentemente.

Mi Palabra eterna, eres inmutable y eterna. Eres la base de roca en la que siempre debo confiar. Mientras continúo experimentando los muchos cambios encontrados en esta vida, por favor entra en mi alma a través de Tu Palabra escrita, para que encuentre la estabilidad que necesito. Mientras me mantengo firme en Ti, espero con alegría los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra que me esperan. Jesús, en Ti confío.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

30 de noviembre del 2023: Fiesta de San Andrés, Apóstol

 Testigo de la fe:

San Andrés, Apóstol

 

 Como su hermano Simón-Pedro, Andrés era pescador en el lago de Galilea.

Discípulo de Juan el Bautista, fue sin duda el primero de los Apóstoles en encontrarse con Jesús, el día después del bautismo de este último por Juan.

Y fue él quien llevó a Pedro a Jesús.

Según la tradición, evangelizó a los escitas, nómadas de Asia Menor, y fue crucificado en Patras, Grecia.

Es el patrón de la Iglesia de Constantinopla.

 

(Romanos 10, 9-18) Los otros tienen necesidad de nosotros para creer.  Por lo tanto, como San Andrés, todos estamos llamados, a difundir la Buena Noticia de la vida en Cristo Resucitado.


Sin redes

(Mateo 4, 18-22) Jesús llama. Simón y su hermano Andrés responden inmediatamente, no con palabras, ni siquiera con acciones, sino con abandono: abandonan sus redes. Para responder a la llamada de Cristo, también nosotros debemos liberarnos de lo que pesa en nuestro caminar: tal prejuicio que nos impide acoger a un hermano o hermana, tal preocupación material que monopoliza nuestra mente... Dejemos estas redes para seguir con alegría ¡Los pasos de Cristo! ■

Bertrand Lesoing, sacerdote de la comunidad de Saint-Martin


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/.
 A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor

 

 

Los ojos de nuestro Señor

 

 

pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»

 

Mateo 4:18–19

 

 

Hoy honramos a uno de los Apóstoles: San Andrés. Andrés y su hermano Pedro eran pescadores que pronto adoptarían una nueva forma de pescar. Pronto se convertirían en “pescadores de hombres”, como dijo Jesús. Pero antes de ser enviados a esta misión por nuestro Señor, tenían que convertirse en Sus seguidores. Y esto sucedió porque nuestro Señor fue el primero en pescar a estos hombres.

Note que en este Evangelio, Jesús simplemente pasaba y “vio” a estos dos hermanos trabajando duro en su ocupación. Primero, Jesús los “vio” y luego los llamó. Vale la pena reflexionar sobre esta mirada de nuestro Señor.

Imagínense la verdad profunda de que nuestro Señor está continuamente mirándolos con amor divino, esperando el momento en que vuelvan su atención a Él. Su mirada es perpetua y profunda. Su mirada es una que anhela que lo sigas, que abandones todo lo demás para escuchar su suave invitación no sólo a seguirlo, sino a luego salir e invitar a otros al camino de la fe.

Al comenzar esta temporada de Adviento, debemos permitir que el llamado de Andrés y Pedro se convierta también en nuestro propio llamado. Debemos permitirnos notar a Jesús cuando Él nos mira, ve quiénes somos, es consciente de todo lo que nos rodea y luego pronuncia una palabra de invitación. Él te dice: “Ven y sígueme…”. Esta es una invitación que debe impregnar todos los aspectos de tu vida. “Venir detrás de” Jesús es dejar todo lo demás atrás y hacer del acto de seguir a nuestro Señor el único propósito de tu vida.

Lamentablemente, muchas personas prestan poca atención a este llamado en sus vidas. Pocas personas lo escuchan hablar y menos responden, y menos aún responden con total abandono de sus vidas. El comienzo del Adviento es una oportunidad para evaluar una vez más nuestra capacidad de respuesta al llamado de nuestro Señor.

Reflexiona hoy sobre cómo Jesús te habla estas palabras. Primero, reflexiona sobre la cuestión de si le has dicho “Sí” con todos los poderes de tu alma. Segundo, reflexiona sobre aquellos a quienes nuestro Señor quiere que invites al viaje. ¿A quién te envía Jesús a invitar? ¿Quién en tu vida está abierto a su llamado? ¿A quién quiere Jesús atraer hacia sí a través de ti? Imita a estos Apóstoles cuando dijeron “Sí” a nuestro Señor, aunque no comprendieron de inmediato todo lo que esto implicaría. Di “Sí” hoy y prepárate y disponte a hacer lo que venga después en este glorioso viaje de fe.

 

Mi querido Señor, te digo “Sí” en este día. Te escucho llamándome y elijo responder con la mayor generosidad y abandono a tu santa y perfecta voluntad. Dame el coraje y la sabiduría que necesito para no ocultar nada de Ti y de Tu llamado divino en mi vida. Jesús, en Ti confío.


San Andrés Apóstol

Siglo I


santo patrón de Escocia, Grecia, pescadores, marineros y solteronas

 

Un pescador de gran corazón se convierte en un atrevido apóstol del Señor

 


Andrés era un pescador de Betsaida, en el norte de Israel. Vivía a orillas del Mar de Galilea, que en realidad es un lago, donde ocurrieron muchos de los milagros de Jesús. 

Jesús eligió principalmente a pescadores y pequeños agricultores para que fueran sus discípulos, tal vez porque en estas profesiones un hombre puede planificar, sudar y calcular, y, aun así, al final, fracasar. 

El éxito no se aprecia a menos que el fracaso sea una opción. 

Los agricultores y pescadores deben depender de la providencia de Dios para tener éxito. Ninguna cantidad de preparación puede hacer que las nubes se abran y las lluvias caigan, y ninguna cantidad de planificación cuidadosa hará que las redes se llenen de peces.

Los agricultores y pescadores son trabajadores, cuidadosos, reflexivos y, sin embargo, totalmente dependientes del clima y otros factores fuera de su control. Deben trabajar, orar y confiar en Dios en igual medida. En otras palabras, deben tener la disciplina de la fe.

Andrés fue primero discípulo de Juan el Bautista. 

Andrés estaba al lado de Juan cuando pasó un hombre a quien Juan había bautizado recientemente. “Mira, aquí está el Cordero de Dios”, exclamó Juan ( Jn 1,36 ). 

Andrés tenía curiosidad y, junto con algunos de los otros discípulos de Juan, siguió al hombre misterioso. 

Al día siguiente, Andrés le dijo muy admirado a su hermano Simón: "Hemos encontrado al Mesías" ( Jn 1:41) y lo llevó a Jesús, quien renombró a Simón como Pedro.

 A partir de ese momento, Andrés se convirtió en uno de los apóstoles más confiables de Jesús, un líder entre los Doce cuyo nombre se repite una y otra vez en los Evangelios.

Hay varias tradiciones sobre dónde evangelizó Andrés después de la Ascensión del Señor, y la mayoría se centró en Grecia, Turquía y el norte del Mar Negro. 

No hay hechos seguros sobre su forma de muerte, aunque varios apócrifos afirman que fue atado a una cruz en forma de X y luego predicó desde ese alto púlpito durante días hasta que murió.

San Andrés se sentó a la mesa de la Última Cena, sintió el aliento caliente del Espíritu Santo en sus mejillas en Pentecostés, vio el cuerpo radiante del Señor resucitado con sus propios ojos y soportó dificultades físicas mientras llevaba una nueva religión a antiguas tierras. 

Podemos suponer que él, como muchos de los apóstoles, estaba contento con su estilo de vida antes de encontrarse con el Señor. 

Pescar en las tranquilas aguas de un lago, compartir las comidas diarias con su familia amplia o extendida, charlar por las tardes con viejos amigos ante una fogata. 

Los Apóstoles no abandonaron sus vidas para seguir a Jesús porque sus vidas fueran miserables. Era cuestión de más. De más significado.  De más verdad. Más satisfacción. Más desafío. Una vida más atrevida. No hay nada de malo en una buena vida, pero hay algo mejor en una gran vida.

Los Apóstoles eran en su mayoría hombres sencillos, inteligentes y trabajadores cuyas características sobresalientes eran el coraje y la audacia. 

Muchas personas que podrían haber seguido al Señor no lo hicieron. El joven rico, recordemos, se fue triste porque tenía muchas posesiones. Quizás lo más grande que tuvo ese joven fue su juventud. 

Andrés, Pedro, Juan, Simón y todos los demás también eran jóvenes. Sin embargo, no se fueron tristes. Se quedaron, lo siguieron, fueron desafiados, retados, y estaban contentos. 

Andrés renunció a su padre, a su barca, sus redes y todo lo conocido y cómodo. Cambió lo que era bueno por lo mejor. Y por esa generosidad y atrevimiento lo recordamos hoy, tantos siglos después. Pertenecía a esa generación de pioneros que sembraron las semillas cuyas cosechas han cosechado y disfrutado los cristianos de hoy.

 

San Andrés, te pedimos tu intercesión como Apóstol en el cielo para que todos los cristianos sean más generosos en responder a la invitación del Señor a seguirlo. Anímanos a compartir la fe con nuestras familias, como lo hiciste con tu hermano Simón Pedro, y a ser francos en nuestras creencias.

 Amén!

martes, 28 de noviembre de 2023

29 de noviembre del 2023: miércoles de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

 En las lecturas de hoy continúa la imagen de esperanza de los días anteriores. El rey sirio oprimió a los judíos y se proclamó a sí mismo como “Epífanes”, es decir, “Dios se hace visible”; Dios le juzgará pronto y su reino llegará a su fin. Él aparece aquí disfrazado, bajo el nombre de Baltasar.  Por otra parte, los cristianos perseguidos, con su fidelidad, darán testimonio de Dios y de su Hijo Jesucristo.

 

Renovación y arraigo


(Lucas 21, 12-19) "con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.» 

La perseverancia a la que Jesús nos invita no tiene nada que ver con rigidez o inmovilidad. No se trata simplemente de “aguantar”, agachando la espalda y apoyándonos en nuestros principios, en nuestras formas de ver o de actuar. La perseverancia es más bien una cuestión de renovación interior, de arraigo en la vida de oración y de apertura a los demás. ¡Esta perseverancia es un verdadero tesoro que acoger cada día! ■

Bertrand Lesoing, sacerdote de la comunidad de Saint-Martin


(Lucas 21, 12-19) No hay necesidad de argumentar o de justificarnos. Más que las palabras, nuestra vida y nuestros gestos hablan de nuestro compromiso de fe .



Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (5,1-6.13-14.16-17.23-28):

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban.
Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.»
Entonces Daniel habló así al rey: «Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»

Palabra de Dios


Salmo
Dn 3,62.63.64.65.66.67

R/.
 Ensalzadlo con himnos por los siglos

Sol y luna,
bendecid al Señor. R/.

Astros del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Lluvia y rocío,
bendecid al Señor. R/.

Vientos todos,
bendecid al Señor. R/.

Fuego y calor,
bendecid al Señor. R/.

Fríos y heladas,
bendecid al Señor. R
/.



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor


Respondiendo con gracia

 

“Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.”

 Lucas 21: 14-15

 

En este versículo  del Evangelio de hoy, Jesús deja en claro que sus seguidores serán perseguidos. Muchos de ellos serán apresados, enviados a prisión, odiados e incluso ejecutados. Para algunos, esto incluso sucederá a manos de su propia familia. Pero Jesús les dice esto para prepararlos y hacerles saber que estas persecuciones les permitirán dar testimonio de Él. Y enseguida explica cómo deben hacer esto.

En primer lugar, dar “testimonio” significa especialmente que deben ser testigos de Cristo. Y una de las mejores formas en que se cumple ese testimonio es a través de las diversas formas de martirio. Ser mártir es ser testigo. Y aquellos que sufren persecución por causa de Cristo, y luego responden a esa persecución de acuerdo con la sabiduría y la inspiración de Jesús, son verdaderos mártires. 

Es útil notar que si uno es perseguido y responde con ira o devuelve la violencia de acuerdo con su propia voluntad irracional, entonces no es un mártir. Simplemente se convierte en lo que ha recibido. Se vuelve una persona enojada y amargada. 

Ser mártir requiere tanto un trato injusto como una respuesta a ese maltrato de acuerdo con la voluntad de Dios. Por esa razón, aunque Dios nunca inicia la persecución, Jesús dice que responder a la persecución requiere que no preparemos una defensa de antemano. 

En parte, esto se debe a que existe una gran tentación que uno experimenta cuando es perseguido por otro. Es muy comprensible que cuando una persona experimenta persecución de alguna manera, se encontrará con enojo y se verá tentada a luchar de una manera que no es caritativa y solo promoverá el desorden. 

Responder a la persecución de acuerdo con la voluntad de Dios requiere gran atención a los impulsos del Espíritu Santo, gran humildad y caridad inquebrantable dirigida al que realiza la persecución. 

Por lo tanto, Jesús hace la promesa de que estará con usted en tales situaciones y le dará “palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario suyo. “Qué gracia!

Reflexione hoy sobre esta promesa de Jesús. Algunos encontrarán en varios momentos de su vida poca persecución. Pero otros se encontrarán con una persecución severa de diversas maneras, incluso de parte de su familia. 

Reflexione sobre las formas en que ha experimentado el trato injusto de otra persona y luego reflexione sobre su respuesta. ¿Pudo perdonar inmediatamente? ¿Pudo dejar a un lado su ira, su orgullo herido y su deseo de venganza? ¿Pudo mantener sus ojos en Cristo y regocijarse de haber sido considerado digno de compartir el ridículo, las persecuciones y los sufrimientos que soportó Jesús? 

Ore para que siempre esté abierto a la gracia de esta promesa de Jesús para que siempre responda a todos de acuerdo con la sabiduría de Dios.

 

Mi perseguido Señor, aunque eras perfecto en todos los sentidos, soportaste mucha crueldad en tu vida terrenal. La injusticia que soportaste está más allá de nuestra comprensión. Pero tu respuesta a tal persecución fue perfecta. Pudiste transformar todo maltrato en gracia y misericordia, ofrecidos especialmente por quienes te maltrataron. Dame la gracia que necesito para imitar Tu respuesta perfecta y confiar siempre únicamente en Tu sabiduría y guía. Jesús, en Ti confío.

29 de noviembre del 2017 Miércoles de la 34a semana del TO


En las lecturas de hoy continúa la imagen de esperanza de los días anteriores. El rey sirio oprimió a los judíos y se proclamó a sí mismo como “Epífanes”, es decir, “Dios se hace visible”; Dios le juzgará pronto y su reino llegará a su fin. Él aparece aquí disfrazado, bajo el nombre de Baltasar.  Por otra parte, los cristianos perseguidos, con su fidelidad, darán testimonio de Dios y de su Hijo Jesucristo.




Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (5,1-6.13-14.16-17.23-28):

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban.
Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.»
Entonces Daniel habló así al rey: «Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»

Palabra de Dios


Salmo
Dn 3,62.63.64.65.66.67

R/.
 Ensalzadlo con himnos por los siglos

Sol y luna,
bendecid al Señor. R/.

Astros del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Lluvia y rocío,
bendecid al Señor. R/.

Vientos todos,
bendecid al Señor. R/.

Fuego y calor,
bendecid al Señor. R/.

Fríos y heladas,
bendecid al Señor. R
/.



(Lucas 21, 12-19) No hay necesidad de argumentar o de justificarnos. Más que las palabras, nuestra vida y nuestros gestos hablan de nuestro compromiso de fe .



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor



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El dedo de Dios aparece!

En la primera lectura del libro de Daniel, vemos que los años han pasado. Baltazar, bisnieto de Nabucodonosor, repite las locuras de su bisabuelo. Y va todavía más lejos en la profanación (irrespeto de las cosas santas de Dios) al utilizar los vasos sagrados del templo de Jerusalén para su bebedera. Dios se hace el invitado de manera destacada a la fiesta organizada por este rey poco escrupuloso de las buenas maneras. La desconveniencia es total. Uno no se burla de Dios así.

Sobre qué o quién apoyarse? (II)

En el Evangelio, dos cosas impresionan: la presencia de Jesús y el deber de la perseverancia.
Jesús había prevenido a sus discípulos diciéndoles que al igual que Él, ellos serían perseguidos. La misma advertencia es dada aquí, pero va más allá, es dirigida también a los futuros discípulos: los primeros cristianos deberán sufrir la presencia del mal a través de los poderes religiosos como las sinagogas y los poderes políticos de reyes y gobernadores. Pero los discípulos no tendrán porque inquietarse por dar su testimonio: el Señor estará con ellos. Esta garantía y promesa de la presencia asegurada del Señor, es por un lado, la última palabra de Jesús a sus discípulos: "Y he aquí que yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo" (Mato 28,20). Fortalecidos por esta presencia, los discípulos tiene igualmente el deber de perseverar: es por su perseverancia que ustedes obtendrán la vida.

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Nuestro bautismo nos ha hecho testigos de Cristo. Pero no siempre resulta camino fácil, especialmente en  tiempo de profunda transformación, e incluso más todavía para misioneros. Llegarán a veces dificultades de parte de aquellos más cercanos a nosotros. Pero estamos seguros de que Cristo está con nosotros y de que, por medio de su Espíritu, él nos dará la elocuencia y sabiduría  suficientes para saber qué decir y qué hacer en la persecución. ¡No tengan miedo! De todos modos, siempre es más fácil decirlo que hacerlo.




Oración:


Oh Dios, Padre nuestro:
Creemos que tus planes para nosotros
son de paz y valor, y no de miedo o temor.
Guarda nuestros ojos abiertos a los signos
de la constante venida de Jesucristo tu Hijo.
Ayúdanos a comprometernos sin descanso
a hacer crecer tu reino entre nosotros,
llevando a cabo tus planes de paz y amor
y de todo lo que convierte a nuestro mundo
más en mundo tuyo según el reino.
Y que todo esto abra el camino para llegar a tu eterna morada.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.    

lunes, 27 de noviembre de 2023

28 de noviembre del 2023: martes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

 

La tormenta

 

(Lucas 21, 5-11) Sucede que la barca de nuestra vida o de nuestra Iglesia se balancea y se llena de agua por todos lados. Entonces podemos sentirnos tentados a ceder a las sirenas del desaliento o del cinismo, buscando respuestas a nuestras preguntas en callejones sin salida. “Cuidado con que nadie os engañe…”, nos dice Jesús hoy. Los elementos pueden desatarse, ocurren “fenómenos aterradores”. Pero pase lo que pase, el Señor está con nosotros en la tormenta. ¡Él no nos abandonará! ■

Bertrand Lesoing, sacerdote de la comunidad de Saint-Martin

 

(Lucas 21, 5-11) Aquello que nos parece estable, al final vemos que es perecedero, es finito. Volvamos entonces nuestra mirada hacia el Nuevo Templo que es Cristo Resucitado. 


(Lucas 21, 5-11) Me gustaría predecir todo y saber todo lo que sucederá en mi vida. Sin embargo, Jesús me pide no ceder al miedo y me invita a poner toda mi confianza en Él.


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (2,31-45):

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: «Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenla la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»

Palabra de Dios

 

 

 

Salmo

Dn 3,57.58.59.60.61

R/.
 Ensalzadlo con himnos por los siglos

Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Ángeles del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Cielos, bendecid al Señor. R/.

Aguas del espacio,
bendecid al Señor. R/.

Ejércitos del Señor,
bendecid al Señor. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»

Palabra del Señor

 

1

 

Imperios apilados

 

 En un tiempo como el nuestro, de inquietud y cierto malestar en la Iglesia, con nuestra búsqueda por vivir nuestra fe de un modo renovado, las lecturas de hoy nos traen un mensaje de confianza y esperanza. 

Daniel identifica la estatua del sueño del rey Nabucodonosor, constituida de 4 partes: cabeza, pecho y brazos, vientre y muslos, piernas y pies. También identifica las materias de que están hechas: oro puro, plata, bronce, hierro y barro. Estas materias representan el poder y la extensión de los grandes imperios. El orden de posicionamiento de la cabeza a los pies, corresponden a la sucesión de estos imperios, en la historia. En la Antigüedad, encontramos o vemos que  grandes imperios se han sucedido casi como en la  interpretación del sueño de Daniel: al imperio babilonio, sucedió el medo-persa, luego vino el griego y finalmente el romano.

Estos imperios son pulverizados, pues la piedra que destruye la estatua representa el Reino eterno de Dios. Contrariamente a los imperios terrestres, este Reino no tendrá fin. Esta sucesión de los eventos históricos supera lo que el hombre pueda conocer posiblemente. Nabucodonosor tiene el beneficio y el favor de Dios, al mostrarle lo que sucederá en el futuro.

 En conclusión, los reinos construidos sin Dios se desmoronarán, se destruirán unos a otros, y serán finalmente reemplazados por Dios, el Señor de la historia, con el reino indestructible de Dios  --  Este es el mensaje del Libro de Daniel a los judíos perseguidos.

 

 

¿Y apoyarse…sobre qué?

 

En el Evangelio vemos, cómo el templo que es el orgullo de Jerusalén aparentemente está construido para ser eterno. Uno se admira de las bellas piedras, pero Jesús ve el carácter efímero de las construcciones humanas. Él denuncia también la fragilidad de nuestras estructuras sociales, políticas y económicas. La comunidad de los creyentes, ella misma no está exenta o libre de persecuciones. Se trata más que todo de perseverar en la fidelidad. Dios da la fuerza a aquellos que se apoyan en Él.

 

/////

 

En el siglo XXI, el lenguaje apocalíptico es extraño y confuso, pero éste fue fruto del testimonio de fe de los primeros cristianos, que a pesar de las persecuciones y lo que veían, siempre creyeron que Dios estaba con ellos y ese era el proyecto de Dios en el camino de la historia del Pueblo de Dios, desde la época de Jesús hasta el fin de los tiempos.

 

Ante las señales precursoras del fin dadas por Jesús no puede dominarlo a uno el miedo y la angustia, pues se deben ver como oportunidades de Salvación, para reafirmar la fe en Jesucristo y de vivir firmemente a Él, deseando vivir lograr el encuentro definitivo en la Vida Eterna con Dios: ¡Jesús en ti confío!



 

Oración


Señor Dios nuestro:
Nuestra fe no es una serena posesión
de la verdad y de ritos religiosos que nos dan seguridad.
Haz que nos percatemos de que la fe sufre pruebas
y de que tú nos llamas
para que seamos testigos creíbles
--en nuestro tiempo y en nuestra situación--
de la pasión y resurrección de tu Hijo.
Danos tu Santo Espíritu para que nos guíe
y para que guarde viva nuestra fe y esperanza
de que Jesucristo es Señor nuestro
y tú nuestro Padre Dios
por los siglos de los siglos.

 

 

Permanecer en paz en todas las cosas

 

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»


Lucas 21: 5–6

 

De manera literal, esta profecía de nuestro Señor se hizo realidad. En el año 70 d.C., el Templo sobre el que estaban comentando fue destruido. Después de profetizar esto, Jesús continúa advirtiendo a los discípulos que vendrán muchas confusiones. Habrá falsos profetas, guerras e insurrecciones, terremotos poderosos, hambrunas, plagas, "y del cielo vendrán visiones espantosas y señales poderosas". ¿Por qué Jesús profetiza todas estas cosas?

La respuesta fue simple. No estaba tratando de asustarlos. No estaba simplemente tratando de satisfacer su curiosidad. En cambio, les estaba advirtiendo y preparándonos a todos para que no nos engañen o nos aterroricemos cuando lleguen. Él dice: «Cuidado con que nadie os engañe “ y “no tengáis pánico”.

Como dice el viejo refrán, "La vida no es un cuenco de cerezas". Mientras vivamos en este mundo caído, el caos, la confusión, el engaño, el abuso, el escándalo, el conflicto y cosas por el estilo estarán a nuestro alrededor. Y cuando nos enfrentamos cara a cara con tal dificultad, existe la tentación del miedo, la ira y la desesperación. Ya sean conflictos familiares, disturbios civiles o incluso divisiones dentro de la Iglesia misma, Dios quiere que permanezcamos en paz y que confiemos en Él siempre.

Tome la propia vida de Jesús como ejemplo. Fue detenido, acusado falsamente, condenado a muerte y crucificado. Y a pesar de todo, permaneció en paz, sabiendo que su sufrimiento se convertiría en la fuente misma de una nueva vida. Dios puede usar todas las cosas para bien para aquellos que lo aman y lo sirven.

Reflexione hoy sobre el hecho innegable de que su vida implicará dificultades. A veces, esa dificultad es autoimpuesta como resultado de su pecado, y otras veces se impone injustamente a causa del pecado de otro. A decir verdad, solo debemos preocuparnos por nuestro propio pecado. Si se le presentan otros desafíos que están fuera de su control, utilice esos desafíos como oportunidades para confiar. 

Encomiende todas las cosas a Dios, cada sufrimiento, cada persecución, cada tragedia, cada lucha, todo. Si Dios el Padre pudo lograr el mayor bien jamás conocido a través del brutal asesinato de Su propio divino Hijo, entonces ciertamente puede hacer lo mismo con todo lo que usted le ofrezca en confianza. 

Confíe en todo momento y en todas las circunstancias, y nuestro Señor todopoderoso traerá el bien de todo.

 

Mi más poderoso Señor, Tú nos advertiste de las muchas dificultades que vendrían en nuestro camino antes de Tu glorioso regreso. Lo hiciste para ayudarnos a prepararnos y fortalecernos en esos momentos de prueba. Por favor, dame la gracia que necesito para confiar siempre en Ti y entregarme a cada cruz que llevo. Creo, querido Señor, que puedes sacar el bien de todo, incluso de las cosas más difíciles de la vida. Jesús, en Ti confío.

 

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