8 de julio del 2019: 15o Domingo del Tiempo Ordinario (C)
"El arte de ser prójimo"
Más que una bella historia., la parábola del Buen Samaritano nos enseña el arte de "ser prójimo": ver, conmoverse, actuar.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
-- Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Él le dijo:
-- ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?
Él letrado contestó:
-- Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.
Él le dijo:
-- Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:
-- ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo:
-- Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
Él contestó:
-- El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús:
-- Anda, haz tú lo mismo.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
La vida eterna se obtiene pero no por la “independencia existencial”
“La independencia existencial” es un concepto que toma forma y fuerza en nuestras sociedades actuales. Bajo esta idea, entiendo se pregona a través de los medios de comunicación e impulsados por voceros particulares (gurús, psicólogos, terapeutas) que es posible ser autónomos, que se puede prescindir de los otros, que no se necesita de otras personas para apoyarse, para encontrar la realización o plenitud personal, para vivir.
Y no hay nada más falso y más peligroso que inocular y popularizar esta idea, pues se presenta como un sofisma que aleja del ideal evangélico del amor a Dios y al prójimo como una sola realidad. Además hay que tener cuidado de no confundir “autonomía” y o “libertad” con “egoísmo” “quemeimportismo” o “insensibilidad” o “indiferencia”.
Desde que nacemos hasta que morimos somos seres dependientes. Siempre necesitamos de los otros, de la asistencia física, de sus servicios para mantener la vida, ya sea con recursos sea financieros, estéticos o médicos.
Lo que quiero decir es que todos necesitamos de alimentos, de dinero, de arte, de entretenimiento y o bienestar físico y espiritual.
Y no sólo se necesita estar enfermo o en deplorables condiciones económicas o morales para depender de los otros…inclusive, estando en plena forma y contando con buena salud no podríamos ufanarnos de no necesitar de nada ni de nadie porque nadie puede elaborar su propio alimento, hacer sus propias materias primas y no puede evitar recurrir a la naturaleza, a los animales y a las sociedades anónimas (supermercados, empresas, concesionarios, aseguradoras, hospitales, etc) para vivir y muchas veces…sobrevivir.
Nada más falso e ilusorio que la independencia ideal y el pretender pasarse de los demás, del prójimo, del semejante, del cercano…
La gran angustia de nuestros días es la incapacidad de “meternos en la piel del prójimo”, “en los zapatos del otro”. Se nos olvida con facilidad que nosotros somos también “prójimo”. Somos siempre el cercano a otro.
El evangelio de este domingo nos permite caer en cuenta que lo importante no es tanto “definir el prójimo” sino llegarlo a ser. Jesús a través de una de las parábolas mejor elaboradas y hermosas nos enseña “el arte de llegar a ser PRÓJIMO”.
Ver: todo comienza por el “VER”, es decir, por constatar el sufrimiento del otro, no sobre una pantalla de computador o de televisión, sino directamente.
Emocionarse: El “ver”, desencadena o provoca al interior del samaritano una emoción que lo invade totalmente. Para describirla, Lucas emplea un verbo que contiene la palabra “entrañas”, es decir, la fuente de las emociones más fuertes. Pero atención, en nuestras sociedades, podemos estar tentados de ser “consumidores” de emociones que nos libran del aburrimiento.
La emoción que nos ocupa acá es fecunda: ella hace germinar la acción, el compromiso. Es por ella, por ejemplo, que Cristo empuja e invita a actuar ante la viuda que llora la muerte de su hijo (Lucas 7,12-15).
Actuar: La razón toma ahora el lugar principal para organizar la acción, tanto a corto término (la curación inmediata de las heridas) como a largo término (la convalecencia del herido).
Así, la acción es el bello fruto de la emoción. Un fruto que es la vida. En efecto, esta parábola ha nacido de la pregunta: “qué debo hacer para tener la vida eterna?” . Siempre hay vida, - y la suficiente del “buen Dios”- en la emoción que me abre los ojos, el corazón y las manos al sufrimiento del otro.
Puntilla: Es fácil pregonar la “independencia existencial” con 20 o 30 años, contando con una buena salud y una buena reserva bancaria o estando en casa de los padres, o detrás de un micrófono en una cabina de radio o en un set de televisión. No nos digamos mentiras…Y cuando llegue la enfermedad, las limitaciones, la pobreza…qué diremos?
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
Cuándo comienza el amor?
En el estado actual de las comunicaciones espaciales, ninguna moral puede todavía reprocharme por no amar un marciano...
El aborigen u hombre que está en el fondo de la selva amazónica y que viene de enterrársele una espina en el pie, debo yo amarlo? Manifiestamente no; e igualmente yo no lo sabré. Él está lejos de mí e igualmente él está distante de mí. Todavía hasta ahí, yo me salvo.
De hecho, cuándo comienza, el deber del amor? Cuándo es que una persona se hace tan cercana a mí, tanto, que yo me veo obligado a amarla?
Un comentarista remarca que el judío tenía una visión concéntrica del amor. Estoy YO, y alrededor mío, mis seres queridos inmediatos, los miembros de mi familia. Después están mis vecinos, mis compañeros de trabajo. Y en un círculo más amplio aun más alejado de mí, están mis conocidos, después mis compatriotas…
Al igual que las ondas concéntricas que disminuyen a medida que ellas se alejan del punto donde la piedra ha tocado el agua, la exigencia del amor decrece o disminuye progresivamente a medida que yo me alejo de mí tomado como centro.
El escriba solo le pedía a Jesús precisar a partir de qué distancia la onda era insignificante o inversamente, a partir de cuál proximidad, la cosa llegaba a ser algo serio (o la cosa era seria).
Desgraciadamente para él, Jesús echa por tierra todo su marco de referencia, y el escriba se ve de un momento a otro completamente desnudo ante el amor.
No eres tú quien está en el centro, sino el otro. Es el samaritano que se centra en el judío necesitado. El amor comienza a hacer señales, a ser una exigencia ética, a partir del momento en que se presenta una necesidad. Desde ese momento, es tu responsabilidad centrarte en esa necesidad, “hacerte cercano” de esta persona en dificultad.
Lo inquietante es que en la perspectiva de Jesús, la necesidad prima sobre todo, el amor no tiene ya más fronteras, ni nacionales (samaritanos y judíos normalmente se evitaban), ni profesionales (el samaritano estaba, parece, en viaje de negocios), ni de seguridad (el hecho que numerosos “buenos samaritanos” le critiquen o condenen, esto no impide que nuestro hombre tome el riesgo de detenerse).
Y fiel a su ejemplo (de la parábola), Jesús mismo no lo pensará dos veces para acercarse físicamente a los más pobres y marginados de su pueblo, para extender la exigencia del amor, a quienes tienen necesidad.
Había muchas personas que tenían hambre, había refugiados, había prisioneros, y ustedes no vieron nada, ustedes no hicieron nada concretamente por ellos… (Mateo 25,31-46). Su inconsciencia y su egoísmo me han profundamente afectado.
Al dejar a Jesús, probablemente el escriba había solucionado su problema teológico, pero se iba con el desafío del compromiso de su FE.
« Vete, haz tu lo mismo, y vivirás »
- del emigrante lejos de su tierra y de su hogar que busca un nuevo hogar, una
nueva vida?
- del anciano(a) que sufre de soledad y no puede caminar?
La ley del Señor no está más allá de nuestras fuerzas…afirma la primera lectura.
Conocemos perfectamente la parábola del Buen Samaritano. Ella nos ofrece varios puntos importantes para nuestra reflexión.
El experto en religión que quiere tenderle una trampa al Señor Jesús conoce bien de
antemano la respuesta a su cuestión (Y quién es mi prójimo?).. El sacerdote del templo y el levita ciertamente que ellos también la conocían : « Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… amarás al prójimo como a tí mismo ». Ellos saben lo que hay que hacer, pero no lo hacen. A Jesús no le interesan las buenas o acertadas respuestas, lo que le importa es la acción o reacción de acuerdo a la ley de Dios.
El Samaritano , un hereje, enemigo de los judíos, un hombre que nunca ha puesto un pie en el templo, un hombre al que se debe evitar y a quien es prohibido invitar a sentarse a la mesa, él sabe lo que se debe hacer y lo hace : « fue compasivo », « sintió en sus entrañas », en sus tripas…
Es entonces el samaritano « impuro » y no el sacerdote ni el levita que pone en práctica la ley de Dios.
Otra cuestión importante en esta parábola : « Quién es mi prójimo ? ». El doctor de la ley tenia una idea precisa sobre el asunto. Jesús cambia completamente la idea que se tiene de prójimo (para esa época) . El prójimo no es mi vecino o mi compatriota, no es aquel que está herido y con necesidad…El prójimo eres tú, soy yo en el momento que nos acercamos a quien sufre.
El legalista que había venido para tenderle la trampa a Jesús se ve entonces obligado a admitir que el samaritano, el excluido y marginado y no el sacerdote y el levita ha sido quien se ha mostrado el prójimo (próximo) del hombre que fue atracado por los ladrones del camino.
El Samaritano no pregunta si el hombre herido es un compatriota, un amigo, un hombre de la misma religión. Es una persona que tiene necesidad de ser ayudado y eso es suficiente. Jesús le da el golpe de gracia a un legalista y lo desafía a actuar de la misma manera : « Ve y haz tu también lo mismo ». Tu has dado la buena respuesta, tu sabes lo que debes hacer. Actúa como el samaritano y tu vivirás.
En el momento del juicio final , nosotros no seremos evaluados sobre nuestros títulos, nuestros orígenes o nuestros conocimientos , mas bien seremos examinados sobre nuestros actos : « Tenia hambre y ustedes me dieron de comer ; yo tenia sed y ustedes me dieron de beber , yo estaba en prisión, enfermo , sólo y ustedes vinieron a visitarme … ». En el atardecer de la vida , nos recuerda San Juan de la Cruz, nosotros seremos juzgados sobre el amor.
Nos corresponde hoy a nosotros hacernos la pregunta
Quién es el prójimo...
- del emigrante lejos de su tierra y de su hogar que busca un nuevo hogar, una
nueva vida?
- del anciano(a) que sufre de soledad y no puede caminar?
- de la mujer abandonada por su marido y por sus hijos?
- Del joven abatido, sin trabajo y que se refugia en la droga o el alcohol?
- Del prisionero que no tiene ninguna oportunidad en la vida y que ha perdido todas las ocasiones de liberarse?
- Del vecino que acaba de perder su empleo y que se pregunta como va hacer para mantener su familia?
Es que yo me siento y me hago prójimo de las personas que están necesitadas?
Nosotros sabemos bien quienes son los verdaderos practicantes , los verdaderos creyentes. Estos son los buenos samaritanos de este mundo que los encontramos en todos lados :
Aquellos y aquellas que distribuyen comidas en las calles,
que abren y patrocinan centros de acogida para los que no tienen domicilio fijo,
aquellos que se ocupan de los enfermos en los hospitales y centros de acogida para la tercera edad,
aquellos que cantan en los asilos y las cárceles para dar un poco de alegría y reconfort a las personas solas,
Buenos samaritanos son aquellos que se privan de algo (comprar un aparato, hacer un viaje de vacaciones) para así ayudar financieramente a un vecino sin empleo, etc.
A cada uno de nosotros hoy el Señor Jesús nos dice : « Ve y haz tu lo mismo … Así tendrás la vida eterna ».
La ley del Señor no está más allá de nuestras fuerzas…afirma la primera lectura.
Ser cristiano no es complicado. Se trata de tener el corazón y los ojos abiertos.
No se sirve a Dios en el templo si no le servimos primero en la calle y en nuestra caminada! Soy yo un cristiano practicante?
Al final de cada Eucaristía, Jesucristo nos reenvía a nuestras ocupaciones, a nuestras familias, a nuestro trabajo diciéndonos : « Acuérdate del Buen samaritano…y tu vete, haz lo mismo para que así vivas ».
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA
1. En vacaciones, a menudo estamos en la calle para ver cosas bellas. Oro al Señor para que me de la audacia de ver también a las personas necesitadas.
2. Si se de alguien que no puede tener vacaciones- por una u otra razón- yo le ofrezco unas “mini-vacaciones”: un día o algunas horas de solaz y compañía.
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Jesús, yo te miro.
Hacerte cercano, tu sabes de eso.
Cercano de los leprosos, de los sordos y de los ciegos,
Cercano de las mujeres en búsqueda de amor y de vida,
Cercano de aquellos que te critican y protestan tu forma de actuar
Como de aquellos que te siguen por todas partes.
Cercano como tu Padre se hacía cercano a Ti,
Cerca como quiere Él hacerse cercano a nosotros.
Toda la vida que vibra en Ti, Tú nos la transmites.
Tu mirada de bondad y de amor,
Tus gestos que devuelven la esperanza y la libertad,
Tu Palabra que vuelve a crear y hace renacer a los seres heridos
Dejando tras tuyo un reflejo del Padre.
Tu sabes ver la vida con su mirada
Y percibir los « samaritanos » en tu camino,
Tú sabes dejarte conmover por los enfermos,
Los que sufren, los seres rechazados
Y mismo por el bandido o ladrón crucificado al lado tuyo.
Enciende en nosotros este fuego por el otro,
Haz vibrar nuestro corazón más allá del tiempo
Y pon en nuestras manos el aceite que cura y el vino que consuela.
Amén!
Pequeno misal "prions en église", edicion quebequense 2013.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
http://cursillos.ca
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