lunes, 22 de febrero de 2016

28 de febrero del 2016: 3er Domingo de Cuaresma



Para nosotros, la urgencia de cambiar, de convertirnos, de arrepentirnos y dar frutos, se basa en la paciencia misericordiosa de Dios


EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 13, 1-9


En una ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús le contestó:
— ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola:
—Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?” Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”.
Palabra del Señor



A guisa de introducción:

Dar frutos o perecer!

Todos estamos llamados a dar fruto, a crecer, a llegar a ser hombres y mujeres autónomos sobre esta tierra de llamados e interpelaciones.

La Tierra es un gran jardín para arar y cultivar, bajo el sol.

Mi pedazo de tierra sobre el cual resido, moro o habito, debo hacerlo fructificar. Yo debo acoger la naturaleza, he de entrar en el proceso de liberación de todos los pueblos y de todos los seres humanos.

Nadie puede detenerse, sino de lo contrario, uno se seca, se consume, perece.
Cada uno debe sentirse útil y debe ayudar los demás a valorizarse.

Jesús denuncia aquellos que no piensan más que en sí mismos, que son parásitos a costillas de los otros y se alimentan de sus miserias. Estas personas no producen frutos espirituales. Según Jesús, es necesario acercarse a los otros y acercarse a Dios.

Y en cual campo ser productivo?

En todos los dominios o campos, especialmente en las categorías que son presa de negligencia, que son ignoradas. ¿Acaso será la oración personal? ¿La oración comunitaria? ¿La bondad? ¿La comprensión? ¿El compartir? ¿La justicia?

Uno no puede decir o afirmar de sí mismo que es un buen productor si uno omite, es negligente seriamente con uno de los dominios o campos de su vida. Uno tiene necesidad de abono, de un crecimiento, para producir frutos. Si esto no marcha bien, si uno no hace nada nuevo, uno no crece más, uno recula, retrocede, uno se diseca.

Cuando se es menos ferviente o fervoroso se es menos generoso, menos paciente: a veces puede ser algo pasajero entonces puede ser menos dramático…

Si nuestra situación se convierte en un estado endémico permanente, entonces tenemos necesidad rápidamente de un fortificante para volver a dar vigor y gusto de renovación. La vida, es un espectáculo que no pasa (ocurre) sino una vez. Uno no puede perder su oportunidad, su chance.

En el jardín de Dios, yo soy como una planta que debe producir. Dios me proporciona el tiempo y los elementos necesarios (útiles, herramientas) para que yo me valga de los medios para VIVIR y dar fruto.




Aproximación psicológica del evangelio:

Plantados o sembrados en el mismo jardín


Los versículos del evangelio escuchado hemos de ubicarlos en el contexto de las controversias de Jesús con los fariseos. Interrogado sobre una represión asesina y sobre una hecatombe sucedida en un terreno de construcción, Jesús responde: dejen de interpretar con su visión las cosas lo que les sucede a otros y mejor preocúpense del sentido de su propia existencia.

La claridad de la parábola que sigue nos lleva a agregar: ¡lo que es sorprendente no es que los galileos o la gente de Siloé haya muerto, lo sorprendente más bien es que ustedes aun estén con vida! ¡Lo que es inexplicable, es que en su terquedad y en su inconsciencia, ustedes todavía no hayan provocado la cólera de Dios! Comprendan que su margen de maniobra es limitado, que es ahora cuando es necesario que ustedes tomen decisiones con respecto a su fe y al sentido de su vida. Ustedes constatan que la manera como llevan su vida no les hace producir ningún fruto, que no les produce nada el persistir con terquedad en una teología y moral ya superadas (antiguas). Con sus leyes y sus principios, con su dominación sobre la conciencia de los pequeños, ustedes agotan (empobrecen) el suelo. Ustedes drenan todas las energías y no queda más para la viña, para que la verdadera comunidad de los creyentes eche raíz y se fortalezca.

Esta parábola es casi un grito. Ella se constituye en una violenta protesta de Jesús ante una élite encerrada en sus privilegios, incapaz de consentir el desbloqueo en el que Jesús trabajaba con mucho esfuerzo. Y Jesús resentía esta oposición como un rechazo especifico de conversión de cara a Dios. Para Él, su causa y la causa de Dios estaban íntimamente ligadas.

¿De qué modo ésta parábola del evangelio nos atañe hoy?

Tomando como referencia el planeta, todos vivimos al lado de los otros, en un mismo jardín. Y los recursos inmediatamente disponibles en este jardín, en un momento preciso de su historia ya no son ilimitados. De igual modo, las ideas que tengo y la manera como yo vivo no son indiferentes para el bienestar o mismo para la supervivencia de aquellos que están plantados alrededor mío. Yo puedo explotar las reservas comunes para mi consumo personal, sin preocupación de fecundidad social, de promoción comunitaria de los más desfavorecidos. Actuando de este modo, yo privo al otro de aquello a que tiene derecho, y yo llevo así a los más débiles a su desaparición. En un jardín de este género, los más fuertes crecen, y los más débiles desaparecen.

Ahora, según Jesús, tal comportamiento aparece absolutamente inaceptable, mismo ante los ojos de Dios.




REFLEXIÓN CENTRAL

Envejecer y vivir al mismo tiempo

Sin lugar a dudas que conocemos historias como la de esta persona que les voy a referir. Ella es una mujer que tuvo varios hijos. Ellos fueron a la escuela, se instruyeron, y volvieron al hogar con ideas diferentes a los de su progenitora.

Y por lo tanto, acaso ella no se había esforzado y tratado de comunicarles a sus vástagos, aquello que creía lo esencial de la vida, los valores, lo que vale la pena? Después, uno por uno los hijos se fueron de casa para recorrer el vasto y ajeno mundo y crear su propio universo. Los vínculos o relaciones con ellos, no eran lo que ella soñaba, pero al menos los lazos no se habían cortado. Su conyugue permaneció largo tiempo a su lado, pero él murió antes que ella. La casa era ahora grande y sola sin él, y los momentos de la comida eran menos interesantes. Luego, sus fuerzas disminuyeron. Ella no era ya capaz de limpiar la casa como antes, y sus piernas comenzaron a fallarle. Imposible es ya ir a la iglesia como era su costumbre. Entonces, ella se da cuenta de la multitud de duelos, de sufrimientos. ¿Y es eso acaso vivir, es eso envejecer? ¿No es esto muy triste?

El evangelio de este domingo, de entrada, no parece ser más alegrador o reconfortante. Dos eventos tristes de la época de Jesús son reportados: una insurrección política de nacionalistas de la Galilea que el procurador romano Pilato reprime de manera sangrienta y la catástrofe en Jerusalén de una torre de piedra que al derrumbarse mata 18 personas.

Cuando sucesos como estos aparecen en el periódico de la mañana, podemos reaccionar de diversas maneras. Con toda seguridad, es triste. Pero si nos hacemos la pregunta: ¿Por qué ha sucedido esto? Entonces nosotros sacamos diversas conclusiones o interpretaciones. Podríamos decir: los nacionalistas de Galilea lo merecían, debían haberse quedado tranquilos. La gente que se encontraba cerca de la torre con bases frágiles, mal construida, por lo tanto, han sido quizás imprudentes, o seguro no merecían vivir más.  Pero por su parte, ¿cómo reacciona Jesús ante estos dos eventos? Evitemos pensar que estas gentes eran peores que nosotros y por ello lo merecían- dice Él. Evitemos sobre todo pensar, que estos eventos le conciernen a los demás, y no a nosotros. Jesús nos invita a identificarnos con el hecho y a decir: dejemos de pensar que tenemos la eternidad ante nosotros, tomemos hoy la decisión de entrar en el centro o corazón de la vida, como si se tratara de nuestra última jornada que nos quedara por vivir. Tratemos de ser más claros.

Jesús lanza una invitación que se traduce habitualmente por esto: “Yo les digo, pero si ustedes no se convierten, todos por igual van a perecer”.

Otras traducciones hablan de “arrepentirse”. Se trata aquí de traducir el verbo griego metanoein. Literalmente significa: “cambiar de idea”. ¿Pero a cuál cambio justamente hace referencia el evangelio? ¿Qué debemos cambiar en nosotros? ¿Si nos consideramos cristianos, hay, habrá todavía cosas por cambiar? ¿Qué precisamente? Para comprender bien la cosa a la que hace referencia Jesús, yo prefiero traducir metanoein de esta manera: aceptar ser transformado por la vida, que es de hecho una manera de cambiar de idea en función de la vida. Una intervención de la policía o el ejercito que termina con sangre, un edificio que se derrumba sobre la gente, son eventos, sin duda, excepcionales, pero ellos son un caso entre los millones de eventos que modelan nuestra vida o influyen en nuestra existencia.

La única actitud verdaderamente humana y que espera Jesús, es dejar que estos eventos nos marquen, nos tracen el rostro, en pocas palabras, nos transformen. Entrar en la vida, es abrir los ojos y el corazón a todos los eventos de la vida, para dejarlos hablar y que de paso nos eduquen. Rechazarlos, dejarlos pasar o correr como el agua sobre la espalda del pato, es negarse a vivir, es aceptar morir.

La gran dificultad de la vida, es vivir el presente. Cuando se es joven, uno se desespera por ser adulto, por tener 16 años para obtener su pase de conducir, para tener un trabajo y una carrera, para fundar una familia: a esa edad joven uno cree que la vida está en el futuro.

Cuando uno llega a viejo, a uno le da nostalgia de los bellos momentos vividos en familia, uno se acuerda de ciertas navidades en familia, con los parientes y amigos, de los dulces momentos con su novio (a) o su conyugue, uno evoca los viajes extraordinarios: cuando uno es viejo, la vida está en el pasado.

Dejarse transformar por la vida, entrar en la vida, quiere decir que la vida está en el presente, ella se desarrolla actualmente, ella es movimiento perpetuo.  Puesto que vivir, es crecer constantemente a partir de lo que vivimos cada día. He aquí lo que significa la parábola de la higuera con la que termina el evangelio de este día: el árbol debería haber ya dado sus frutos, pero todavía es tiempo, ya que él vive, está con vida…por el instante.

Poco importa nuestra edad, todos tenemos en común una realidad: el presente. Esto implica nuestra decisión de aceptarlo o de rechazarlo. Todos nosotros vivimos pequeños y grandes eventos: y podemos ser impermeables, o insensibles ante ellos, o por el contrario dejar que nos transformen…Envejecer, es sin duda vivir múltiples pérdidas o duelos, pero también es eliminar todo aquello que nos hacía huir el presente, es aprender a saborear lo esencial, a entrar en la profundidad de lo que nos queda de vida.

Lo que Jesús pide o demanda, Él lo ha vivido, por ello Él es para nosotros el VIVIENTE…como dice mi colega el costeño eudista, retirado padre Linero: “El man está vivo”.




ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN


Señor, la mayor parte del tiempo me la paso dormitando,
Soy insensible ante los signos de los tiempos.
Como el joven, tengo tentación de fabricar sueños futuristas
O como el viejo, soñando con un ya superado pasado.
Y me olvido de entrar en la vida, es decir de vivir el presente.

Gracias Señor por invitarme a vivir plenamente mi vida,
A dejarme transformar por los eventos,
A sacar lo mejor y positivo sin caer en inútiles pesimismos.
Ayúdame a guardar la esperanza del mañana eterno contigo,
A pregonarla con mi testimonio de palabras y gestos honestos.

Hijo de Dios, Misionero del Padre,
Que no sea negligente ante los sufrimientos de mis hermanos,
Que ayude y me entregue a ellos, dando lo mejor de mí,
sin pensar que lo malo que sucede
es la consecuencia de sus actos y es tu castigo.

En este tiempo de misericordia y de cambio,
Que tu Espíritu nos transforme,
Que Él nos haga audaces, creativos
Que seamos tus apóstoles que acrecientan la vida
Que la defienden,
Puesto que Tu eres el VIVIENTE,
quien ha venido al mundo
Para que tengamos VIDA y la vida en abundancia.

Amen!



REFERENCIAS:


HETU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.



jueves, 18 de febrero de 2016

En los 133 años del nacimiento de Kazantzakis



Nikos Kazantzakis (en griegoΝίκος Καζαντζάκης) (18 de febrero de 1883HeracliónImperio Otomano - 26 de octubre de 1957Friburgo de BrisgoviaAlemania): escritor griego, autor de poemas, novelas, ensayos, obras de teatro y libros de viaje. Es, posiblemente, el escritor y filósofo griego más importante del siglo XX y el que a más lenguas ha sido traducido. No obstante, no fue muy conocido hasta el estreno en 1964 de la película de Michael Cacoyannis Zorba el griego, basada en la novela de Kazantzakis Alexis Zorbas.

Cuando se observa de una manera global las sociedades llamadas "occidentales", uno es llevado a hacer varias constataciones: -son sociedades de espectáculo y de gran mediatización, en las cuales se nota un ascenso del nacionalismo y de la intolerancia, una caída de ciertos valores humanistas y espirituales, atentados contra el medio ambiente.

En pocas palabras, como lo escribió Nikos Kazantzakis después de la Segunda Guerra Mundial, se está en presencia de "sociedades en descomposición".

En realidad, en grados diferentes, las sociedades humanas siempre han conocido problemas y dificultades. Sin embargo, raramente se ha visto tal desconcierto, tal inquietud en todas los estratos de la población.

Kazantzakis también se encontró frente a estos problemas. Los estudió, los profundizó y propuso su "verdad", según la palabra del filósofo libanés Khalil Gibrán, en su libro El profeta, perspectivas, puntos de referencia. Su "grito", como le gustaba decir, y no su mensaje, es en consecuencia muy actual. Esto en diversos planos: espiritual y religioso, político, acercamiento de pueblos y de culturas; búsqueda de lo esencial, no de lo cotidiano y lo efímero, y del porvenir.

Sin embargo Kazantzakis no es bien conocido. En efecto, cuando se pregunta a las personas, la respuesta es a menudo negativa. Por el contrario, frecuentemente ellas conocen la película "Zorba el griego". Este film ha permitido al gran escritor, poeta y pensador ser conocido a nivel mundial. Felizmente, Kazantzakis no representa sólo a Zorba, sino algo más profundo y actual, como acabo de señalarlo.

Nikos Kazantzakis, como ningún otro autor, abarcó todos los géneros literarios: novela, poesía, ensayo, relatos de viaje, libros para la juventud, teatro, guiones, traducciones, notas sobre los más grandes sabios y escritores de todo el mundo, reportajes y artículos de prensa, etc.

1.     Ensayos. Escribió 7: La enfermedad del siglo, ¿Ha caído en bancarrota la ciencia? Bergson, Simposio, Historia de la literatura rusa, Federico Nietzsche en la filosofía del derecho y del Estado, Ascética Salvatores Dei, que es la base de toda la obra y el pensamiento de Nikos Kazantzakis.
2.     Obras dramáticas. Escribió 19: Hasta cuándo, Fasga, Amanece, Comedia, El maestro primero. Tragedias de temas antiguos: Prometeo, Teseo (Kuros), Odiseo, Melisa; tragedias de temas bizantinos y religiosos: Cristo, Nicéforo Focás, Julián el Apóstata, Sodoma y Gomorra, Constantino Paleólogo. Otras obras: Kapodistria, Buda, Cristóbal Colón, Otelo regresa.
3.     Poesía: Nikos Kazantzakis siempre fue considerado poeta. Hasta la Segunda Guerra mundial, su obra era esencialmente poética. Con su instalación en Francia, Antibes, comienza la escritura de novelas.

Toda su obra -aun la novelesca- es poesía. Algunos meses antes de su muerte, escribía en el libro de oro de una librería de Antibes: La poesía es lo único que impide podrirse al mundo. Y algunos minutos antes de morir, decía a sus médicos: ¡Ustedes saben, los poetas no mueren nunca, o casi nunca!
Escribió tres grandes poemas o colecciones de poemas:
  • La Odisea, de 33.333 versos. Este poema ha sido traducido al inglés, francés, castellano y sueco. Es una obra capital para Kazantzakis. "Es un libro -escribió él- para los jóvenes y para los que no han nacido todavía. Es el único que quisiera llevarme a la tumba".
  • Tercinas (Cantos): se trata de 21 poemas dedicados -escribió Kazantzakis- "a las almas que han nutrido mi alma". Han sido traducidos al inglés y al castellano.
  • Sonetos: publicados en 1914 en una revista griega y no traducidos.
4.     Novelas. Es la parte más conocida de su obra. Gracias a sus novelas se hizo mundialmente conocido. Escribió 11: Almas rotas, Lirio y serpiente, Toda Raba, (Moscú gritó), El jardín de rocas, Alexis Zorba, Cristo de nuevo crucificado, Libertad o Muerte (El Capitán Miguel), Hermanos enemigos, La última tentación, El pobre de Asís, Carta al Greco.

Las novelas han sido traducidas a un total de 70 lenguas. Tres fueron adaptadas para la pantalla grande: Cristo de nuevo crucificado, Alexis Zorba y La última tentación. Alexis Zorba fue también adaptada para el teatro. Cuatro han inspirado a músicos y coreógrafos: El maestro primero y Constantino Paleólogo (Operas de Manolis Kalomiris); Cristo de nuevo crucificado (La pasión griega, ópera de Bohuslav Martinú; Ecce Homo de Sandor Szokolay); Alexis Zorba (Mikis Teodorakis y Lorca Massine); Libertad o Muerte (Manos Jatzidakis).

5.     Relatos de viaje. Se refieren a Inglaterra, Grecia, Rusia, Italia, Chipre, Palestina, Sinaí, Egipto, Japón y China. (Ver: Del Monte Sinaí a la Isla de Venus, apuntes de viajes", de Nikos Kazantzakis)
6.     Libros para niños: En el palacio de Minos (Knossos) y Alejandro Magno.
7.     Guiones. Es un aspecto desconocido de la obra de Kazantzakis. Escribió 7, pero ninguno, pese a sus esfuerzos, fue llevado a la pantalla: El pañuelo rojo, San Pacomio y Compañía, Mahoma, (escrito directamente en francés y publicado por primera vez en la revista Le regard crétois en julio de 1997). Un eclipse de sol, Lenin, Don Quijote, Decamerón.

Pensamiento coherente, ligado a la vida, al corazón y al espíritu, muy actual. Es un "pensamiento esencial", como diría el filósofo Heidegger, "que llega intacto a la multitud tanto de sus partidarios como de sus adversarios".

La figura de Jesús siempre estuvo presente en sus pensamientos, desde su juventud hasta sus últimos años. El Cristo de La última tentación de Cristo comparte las angustiosas preocupaciones metafísicas y existenciales de Kazantzakis, buscando respuestas a preguntas obsesivas, y con frecuencia dividido entre su sentido del deber y su misión, por un lado, y sus propias necesidades humanas de disfrutar de la vida, de amar y ser amado, y tener una familia. Una figura trágica que al final sacrifica sus propias esperanzas humanas por una causa mayor, el Cristo de Kazantzakis no es una deidad tan infalible y libre de pasiones pero es un apasionado y emotivo ser humano que ha sido asignado a una misión, con un significado con el que está luchando por comprender y que con frecuencia le exige enfrentarse a su consciencia y sus emociones, y en última instancia a sacrificar su propia vida para su cumplimiento. Es sujeto de dudas, miedos e incluso culpas. Al final él es el Hijo del Hombre, un hombre cuya lucha interior representa su humanidad.

En 1957 comenzó un nuevo viaje hacia China y Japón. Este fue su último viaje. Kazantzakis, que sufría leucemia, se sintió enfermo y fue trasladado a Friburgo (Alemania), donde murió. Está enterrado sobre una de las murallas que rodean Heraklion, ya que la Iglesia Ortodoxa no permitió que fuera enterrado en un cementerio. Su epitafio reza: "No espero nada. No temo nada. Soy libre" (en griego: Δεν ελπίζω τίποτα. Δε φοβούμαι τίποτα. Είμαι λεύτερος).




Referencia: Nikos Kazantzakis
 
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domingo, 14 de febrero de 2016

En los 100 años del nacimiento de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve. mxy


 “El rasgo esencial del hombre en tanto que hombre no es preguntar por el poder, sino por el deber, y abrirse a la voz de la verdad y sus exigencias. Los mártires responden de la capacidad de verdad del hombre como límite de cualquier poder y como garantía de su semejanza con Dios. Así es como los mártires son los grandes testigos de la conciencia, de la capacidad otorgada al hombre para percibir el deber por encima del poder y comenzar el progreso verdadero y el efectivo ascenso”

(J. Ratzinger, Verdad, valores, poder. Piedras de toque de la sociedad pluralista. RIALP, Madrid, 2012, p. 64).



El 2 de octubre de 1989, cuando hacia mi segundo año de filosofía en el SEMISIONES, tanto yo como mis compañeros seminaristas y los sacerdotes dirigentes y formadores, nos sentimos aterrados por la terrible noticia del asesinato de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, hermano de comunidad.

Desde entonces su figura, vida y obra ha estado en el centro de interés no solo del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal, al que pertenece sino también de la Iglesia Católica colombiana y universal.

Este día, 14 de febrero, se celebra el siglo de su nacimiento y se sabe que se ha iniciado ya una causa de canonización que marcha poco a poco.

¿Pero quién era Monseñor Jesús Emilio Jaramillo?

Había nacido el 14 de febrero de 1916, un día como hoy, en Santo Domingo (Antioquia). En 1929 ingresó al Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal (Antioquia). Llegó a ser Superior General de este Instituto. Fue ordenado sacerdote el 1º de septiembre de 1940 y el 10 de enero de 1971 consagrado obispo y nombrado vicario apostólico de Arauca.



El 11 de noviembre de 1970 la Prefectura Apostólica fue elevada a Vicariato Apostólico por la bula Quoniam praecipuas del papa Pablo VI y se nombró a Jesús Emilio Jaramillo como Vicario Apostólico de Arauca y obispo titular de Strumnitza, recibió la ordenación episcopal el 10 de enero de 1971.

Con la intensificación del conflicto armado en buena parte del departamento de Arauca, en medio de la disputa por el petróleo, donde el ELN mantuvo una posición de sabotaje permanente, pero de extorsión continuada, la Iglesia, en cabeza de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, un Obispo con vocación social y comunitaria, empezó a criticar de manera abierta las acciones del Frente Domingo Laín.  Jaramillo les pedía a las comunidades que no se dejaran engañar por el hecho de que el ELN incluyera obras sociales dentro de sus pliegos a las petroleras, y se propuso de manera decidida ganarle las comunidades que veían con alguna simpatía o abierto apoyo al Frente Domingo Laín.

Monseñor Jesús Emilio Jaramillo intensificó la labor social de la Iglesia y en este pulso social e ideológico ganó espacio y se puso de manera decidida del lado del Estado y de la fuerza pública, clamando por más presencia del gobierno en la región. El Frente Domingo Laín, que henchido de arrogancia se creía un Estado alterno en Arauca, lo asesinó en octubre de 1989. Un acto que contó con el repudio de toda la sociedad, alejó a muchos que antes toleraban al ELN, y casi genera un sisma dentro de esa organización insurgente que para ese momento era comandada por un sacerdote, el cura Manuel Pérez, y en cuyas filas había decenas, sino centenares de religiosos y religiosas. Mayor paradoja aun cuando este frente lleva el nombre justamente de un sacerdote español muerto en combate como guerrillero: Domingo Laín.

El crimen contra Monseñor Jesús Emilio Jaramillo significó el cruce de una frontera que hizo percibir a los elenos de Arauca como un grupo intransigente y sin límites en el ejercicio de la violencia. La encarnación de la intolerancia y el autoritarismo. Hacia adentro, el Domingo Laín, demostró con ese asesinato que tenía suficiente autonomía y que, como tenía la sartén de las finanzas por el mango, no se dejaba mandar de nadie.
Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, primer obispo de Arauca, fue asesinado por el ELN hace poco más de 26 años, el 2 de octubre 1989, en la vereda Santa Isabel de Panamá, Municipio de Arauquita, departamento de Arauca. Sus restos reposan en la catedral de Arauca. Actualmente está en curso el proceso de canonización de este mártir de la Iglesia colombiana.

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No tuve el privilegio de conocer personalmente a Monseñor, pero tuve un primer contacto con él cuando, siendo yo un pichon de cura, vi entre los anaqueles de la Biblioteca del Semisiones, un escrito por Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, “He ahí el hombre”: Palabras fugaces sobre Cristo; después me di cuenta que concluía con las mismas palabras del Apocalipsis: “Veni Domine Iesu” ‘”Ven Señor Jesús”(22, 20)…

Cuando supe de su martirio hace poco más de 26 años me faltaban 6 años para ordenarme sacerdote.  El ejemplo de este santo obispo no deja de inspirarme en esta Colombia que espero un día sea capaz de vivir en paz y armonía, de respetar la vida y los derechos de los ciudadanos, de salvaguardar la libertad y defender la justicia y la verdad, valores todos por los que luchó Monseñor Jesús Emilio.


A continuación, transcribo unos breves apartes tomados de entrevistas y libros biográficos, donde algunos obispos, sacerdotes y autores han expresado su impresión sobre la vida, obra y el martirio de Monseñor Jaramillo Monsalve:


“Un hombre abnegado, dedicado al oficio de pastor, sencillo y humilde, que nunca alardeó superioridad y que mostró siempre un espíritu de servicio…
sus cualidades altruistas quedaron patentadas en las escuelas y colegios, y en el trabajo que siempre tuvo con el único ánimo de servir a la niñez y la juventud, visitando cada uno de los lugares de la recién creada Diócesis de Arauca y estableciendo contacto con las comunidades.
Por su sencillez y cordialidad, guardo un recuerdo por su bondad expresada en su modo de ser y su simpatía.”
 (Cardenal Mario Revollo Bravo, declaraciones hechas a el diario EL ESPECTADOR;  poco después del asesinato de Monseñor Jaramillo)


 “...Fue el místico, el predicador, el enamorado de Cristo y de María, que anhelaba un mártir para su Instituto y le correspondió a él mismo serlo”. He ahí la síntesis de lo que fue Monseñor Jesús Emilio. Dios le concedió la gracia del martirio, algo reservado a pocos. Esperamos un día verlo venerado en los altares. Él es en verdad un mártir de la violencia de Colombia, una víctima de aquellos que no creen en la fuerza de la razón y del diálogo; un hombre, un cristiano, un sacerdote, un misionero y un obispo que selló con su sangre lo que creyó, lo que escribió y lo que predicó. Que la ayuda de su intercesión nos ayude a encontrar caminos de paz, de diálogo, de reconciliación, de perdón y de entendimiento mutuo.

(Monseñor Edgar Hernando Tirado Mazo.mxy, obispo emérito de Tierradentro)


“Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve se destacaba por su inmensa espiritualidad, un hombre de Dios, que tenía las cualidades de un pastor, en quien se podía encontrar transparencia, verdad, piedad, sabiduría, predicación elocuente. Monseñor era el hombre preocupado por las dificultades por las que atravesaba la región de Arauca en su tiempo, escasas vías de comunicación, una educación incipiente, una salud carente de estructuras, una región apartada y desconocida para el país, un hombre solidario y generoso a quien le dolía la realidad, los indígenas eran para él su primera preocupación”.

(Vicario General de la Diócesis de Arauca, padre José María Bolívar Monroy.)






…Monseñor Jesús Emilio Jaramillo era uno de los jóvenes seminaristas que todos los días arrancaba tierra del barranco con las picas y la transportaba en las parihuelas, los miércoles durante el largo día bucólico de esfuerzo y permanencia, puesto que se construían los sueños y la estancia de esos sueños. Había una emulación transparente en torno a las cosas del espíritu, a la oración infinitiva latina (en que el sujeto está al principio y el verbo se pierde en la espesura), a la lectura de los textos de Palestrina en clave de fa, a la construcción de las cláusulas que debían ser iluminadas por la gramática de Bello. El estudiante Jaramillo las interpretaba de acuerdo con los cánones de Demóstenes y Cicerón. Las Catilinarias y las Filípicas corrían de boca en boca, pero en labios del seminarista Jaramillo la elocuencia adquiría caracteres de apoteosis. Sin embargo, el estudiante Jesús Emilio era la simplicidad y la tersura, era la expresión más translúcida de la bondad que luego se tranfiguraba en cataratas del verbo como columnas fluídas de granito en el soneto de Juan Lozano a la catedral de Colonia. Se diría que el estudiante Jaramillo personificaba en sí mismo la elocuencia. El arrebato ciceroniano frente a Catilina era estremecedor. El período en que la entonación de Bossuet alternaba con la exposición filosófica, discurría con la tranquila sonoridad del arroyo en la meseta.


***  Aquel grupo de seminaristas brillaría con caracteres propios en toda la promoción. De él habrían de salir obispos, como Gerardo Valencia Cano; escultores como Arenas Betancourt; escritores, músicos, profesores, sacerdotes, colonizadores. La formación se impartía para la catequización, con énfasis sobresaliente en todo lo relacionado con las labores colonizadoras. Por lo mismo se aprendía a construir la casa, a rodearla de huerta y establo, a sembrar y cosechar y recoger. La vega del río Nechí había sido recibida en donación y era cultivada con minuciosa parsimonia. Esa constituía, al tiempo, la diversión y el descanso: era aprender en el libro abierto de la sementera. La labranza compensaba en satisfacciones a la hora de comer: lo que se consumía era lo que se producía. ¿Hay mayor encanto que ir al labrantío a descolgar el racimo de plátano, arrancar la yuca y la arracacha, desgajar el achiote, recoger y cortar el culantro y abrevar todo aquello en el plato de sancocho hirviente? La cantiga la formaba el hablar pausado y sonoro del seminarista Jaramillo. Era manantial que no cesa, como se dijera del clásico. Pico de oro, garganta de oro, micrófono de Dios, se le decía. El obispo Builes había sembrado en él. Y cosechaba. Por eso cuando Jaramillo fue destinado como obispo de Arauca, percibió que —él mismo— recibía la oportunidad de sembrar y de recoger. Y se consagró por completo a su ministerio de muchos años, de muchas madrugadas, de muchas pedagogías, de muchas vigilias. Decía que el cumplimiento del deber no cansaba, porque el espíritu y el músculo estaban haciendo aquello para lo que habían sido preparados; y que, por consiguiente, la fatiga (que es la protesta del organismo cuando se le pone a hacer aquello que le disgusta), no tenía por qué presentarse, puesto que todo se hacía a gusto y contento. De paso iba dejando páginas silenciosas sobre su ministerio. Deben existir cuadernos discretos en los archivos de la diócesis de Arauca en que el obispo, Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, ha dejado la impronta de su bondad, las imágenes de su magisterio.



 * * * El crimen se ha cebado en él. No era destinatario, no podía serlo, de ninguna venganza. No había ningún aspecto negativo qué cobrarle, porque todo en él construía, su humildad, su sencillez, su consagración. Lo están diciendo en su casa paterna en Santo Domingo, una pequeña ciudad antioqueña que ha dado honor a la Patria por las figuras eminentes que de su suelo han salido a servir bien a Colombia. Lo dicen en la ciudad retablo en cuyo seminario resuena aún el eco de su elocuencia. Lo están pregonando en Arauca, en donde su ministerio no tenía fronteras ni enemigos. ¿Qué se le ha cobrado a Monseñor Jaramillo? ¿El amor entrañable a su gente y a su tierra? ¿Su credo en las más altas esencias del ser humano, en la dignidad de los valores, en la suerte mejor de Colombia y de los colombianos? ¿Qué se encontraba en él que estorbara al proyecto de toda índole que tuviera sabor a cristianismo y patriotismo? Porque todo en él esplendía virtud, por consiguiente ¡se asestaba un golpe a la virtud! Todo en él resumía bondad y por tanto se hería a la bondad. ¡Dios tiene ahora a su lado a Monseñor Jaramillo! ¡Dios tenga de su mano a la patria!   

(Jaime Sanín, EL HABLAR PAUSADO, En el diario La Prensa, Bogotá, octubre 6 de 1989. )



Referencias bibliográficas:










miércoles, 3 de febrero de 2016

El cura Camilo Torres Restrepo, 50 años después de su muerte...

Camilo Torres Restrepo, nació un dia como hoy el 3 de febrero de 1929,  fue un sacerdotecatólico colombiano, pionero de la Teología de la Liberación, cofundador de la primera facultad de Sociología de Colombia y miembro del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).Durante su vida, promovió el diálogo entre el marxismo y elcristianismo. Fue ordenado sacerdote hacia 1954 luego de estudiar ciencias eclesiásticas en la Arquidiócesis de Bogotá.
(Wikipedia.org)



Un aula de clase, quizás una treintena de mocosos apenas despertándose a la vida, y entre ellos, yo.  Corría el año 1980, cursábamos 4º grado en la única escuela masculina del pueblo caldense.

Una voluptuosa e inteligente profesora, presa de atracciones precoces sexuales de impúberes y la instructora necesaria, designada ese año para nuestro grupo, nos enseña aquella canción que hoy realizo se titula “Dispersos”.
“porque no unirnos
y porque si ya se unieron
el fusil y el evangelio
en las manos de Camilo”

La gran pregunta desde el principio fue, ¿pero cuál Camilo? ¿Quién era Camilo? Solo con el pasar del tiempo, personalmente descubriría de quién se trataba. Y en un primer momento hubo la confusión inevitable, con el homólogo del siglo XVIII, el payanés, prócer de la independencia y reconocido como “El verbo de la revolución”: Camilo Torres Tenorio (1766-1816) (y de quien el próximo 5 de octubre se celebrará los 200 años de su sacrificio a manos del terrorista español Murillo), y quien aparecía en los billetes de 50$ de nuestra época.

Del cura Camilo Torres Restrepo vine a saber de manera profunda, años más tarde, en la adolescencia. En 1980 cuando con los alumnos infantes escolares, cantábamos aquella canción entre ingenuidad y espontaneidad, ya hacía 14 años atrás había sido asesinado.

El primer escándalo fue enterarme que había sido a la vez sacerdote y guerrillero. Y la explicación de algún adulto cercano fue “que aquel cura se había desesperado al ver tanta injusticia social, que se precipitó a tomar las armas para acelerar la llegada de la justicia, que vio cómo el anuncio del evangelio y la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía eran vanos e infructuosos…”

¿Comprendió entonces mal a Jesucristo el cura Camilo? ¿Qué lo llevo esencialmente a convertirse en un revolucionario y a querer cambiar la paz por la guerra, la predicación por el combate, las palabras por las armas?

¿Era su fe en verdad profunda? ¿No comprendió acaso a la Iglesia católica, a su obispo, al Evangelio, al Catecismo, al Derecho Canónico?

Y con seguridad, muchas respuestas se han dado casi 50 años después de su muerte. Y las respuestas e hipótesis, las certezas varían de acuerdo con el bagaje político, religioso, social y psicológico de cada interesado en la biografía del cura camilo Torres Restrepo. Las respuestas se encuentran y contradicen entre quienes vivieron con él y le conocieron de cerca…



BIOGRAFIA SUSCINTA

Sacerdote, sociólogo y revolucionario nacido en Bogotá, el 3 de febrero de 1929, muerto en Patio Cemento, Santander, el 15 de febrero de 1966. La vida de Jorge Camilo Torres Restrepo estuvo marcada por las premoniciones, el mito y la ficción. Efectivamente, días antes de su nacimiento una pitonisa le predijo a su madre, Isabel Restrepo de Torres, que el niño por nacer sería, con el tiempo, figura grande en la religión o en la política. Años después, en Lima, en julio de 1965, cuando ya había dejado la sotana e iniciado una activa vida política desde el Frente Unido, y había decidido vincularse al Ejército de Liberación Nacional (ELN), en una reunión el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, a quien Camilo le comentó su deseo e interés de integrarse a la guerrilla, le expresó francamente que, en caso de alistarse en la lucha revolucionaria, lo mejor que podía pasarle era que lo mataran con la primera bala, en el primer combate. Meses después, cuando se dirigía al fortín del ELN en las montañas del departamento de Santander y casi es sorprendido por una patrulla del ejército, Torres Restrepo le comentó a su guía, con el humor que siempre lo caracterizó: Casi no llego siquiera al campamento. Muerto en combate, el lugar donde se encuentra su tumba es un misterio pues, a excepción del entonces coronel Alvaro Valencia Tovar, nadie sabe dónde está sepultado. De todas maneras, es un hecho que Camilo 'I'orres Restrepo constituye un símbolo de rebeldía latinoamericana, y se ha convertido en un mito.

Nacido en el tradicional barrio de La Candelaria, en el seno de una familia burguesa y liberal encabezada por el prestigioso médico pediatra Calixto Torres Umaña, los primeros meses de su vida los pasó Camilo en un apartamento anexo al lujoso Hotel Ritz, propiedad de sus padres. Luego, en 1931, se trasladaron a vivir a Ginebra (Suiza), pues el doctor Torres fue nombrado representante por Colombia en la Liga de las Naciones. Debido a una separación matrimonial temporal, doña Isabel sus hijos Gerda y Edgar Westendorp, fruto de su primer matrimonio, y los Torres Restrepo, Fernando y Camilo, vivieron en Barcelona. En 1934 retornaron todos juntos a Bogotá, y en 1937 el matrimonio se disolvió quedando los dos hermanos Torres Restrepo bajo la tutela de su madre, pero con la supervisión y responsabilidad económica del padre. Luego del divorcio, Camilo, su hermano y su madre se fueron a vivir a las afueras de Bogotá, en un finca lechera llamada La Granja. Camilo Torres Restrepo se graduó d~ bachiller en el año 1946, en el Liceo Cervantes. En el primer semestre de 1947 entró a estudiar Derecho en la Universidad Nacional. Luego de un contacto con dos promotores vocacionales dominicos y de un período de incertidumbre, decidió hacerse fraile de la comunidad de SantoTomás. Sus padres se opusieron a su decisión, pero fue tal la presión que al fin aceptaron que Camilo entrara, en septiembre de 1947, al Seminario Conciliar de Bogotá. En realidad, nadie pensó que el alocado hijo del doctor Calixto fuera a tomar la sotana, pues si bien asistía los domingos a misa, su forma de actuar y la vida de comodidades a la que estaba acostumbrado, decían otra cosa. Sin embargo, al entrar al seminario lo hizo plenamente convencido y desde ese momento, y durante casi dieciocho años, asumió la vida sacerdotal con gran responsabilidad.

En el seminario, ubicado en las Sierras del Chicó, permaneció durante siete años. Allí comenzó a interesarse por la realidad social y creó un círculo de estudios sociales con su compañero Gustavo Pérez. Las obras leídas por los seminaristas no eran revolucionarias, hacían énfasis en encíclicas y obras cristianas sobre justicia social, que prohibían y censuraban el comunismo, la lucha de clases y la propiedad colectiva. La lectura adelantada de fase crítica, pero despertó en el joven seminarista un interés por la acción social y por los problemas de los marginados, al punto que inició una labor con los picapedreros habitantes de las lomas aledañas al seminario. Bien pronto comprendió que la solución al problema de la pobreza no debía buscarla en las liberalidades de los ricos. Camilo Torres Restrepo se ordenó como sacerdote el 29 de agosto de 1954, y al día siguiente ofició su primera misa en la capilla del. Liceo Cervantes. El 25 de septiembre del mismo año viajó a Lovaina, vía Nueva York, con el fin de adelantar estudios de Sociología.

En Bélgica recibió gran cantidad de influencias, en especial de la Democracia Cristiana y, del sindicalismo cristiano, que le sirvieron para abrazar una causa que nunca abandonó: la de los oprimidos, en el ideal, nunca alcanzado, de llevar con ellos una vida comunitaria y compartir sus tareas y esfuerzos. Además fundó, en 1955, el Equipo Colombiano de Investigación SocioEconómica (ECTSA), que tuvo comités en la mayoría de los países de Europa occidental y ocupó la vicerrectoría del Colegio Latinoamericano. Así mismo, se vinculó a la actividad estudiantil latinoamericana, vio muy de cerca los tugurios existentes en París y, en 1957, además de conocer a Marguerite Marie Guitemie Olivieri; quien llegaría a ser su amiga, confidente y secretaria, tuvo un acercamiento con los grupos de la resistencia argelina ~n París, y alcanzó a vislumbrar lo que era un proceso de liberación nacional y el papel que un intelectual podía cumplir en tal lucha. En 1958 obtuvo su título de sociólogo, con la tesis "Una aproximación estadística a la realidad socioeconómíca de Bogotá", publicada en 1987 como La proletnrización de Bogotá, que fue dirigida por el profesor Yves Urbain. Este trabajo le sirvió, al igual que otras investigaciones posteriores, para familiarizarse con las estructuras sociales de los medios urbanos v rurales; aprendió a conocer las personas y a sacar conclusiones.

Este trabajo tiene las lógicas limitaciones de una monografía de pregrado: ritualismo académico, presentación mecánica de conceptos, bibliografías v marcos teóricos que después no encuentran ubicación alguna en el cuerpo del escrito; sin embargo, inauguró los estudios :modernos sobre la ciudad en Colombia. De regreso al país, el padre Camilo permaneció tres meses en Estados Unidos, tomando un curso de sociología en la Universidad de Minneápolis (Minnesota), en la que conoció a Teodore Caplow. Llegó a Colombia en enero de 1959 y fue nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional y profesor del recién fundado Departamento de Sociología que serviría de base a la facultad. Comenzó entonces una intensa actividad como docente, dictando sociología urbana y de trabajo social. Durante e1 año 1959-1960, el padre Camilo cumplió una importante labor investigativa y de acción social en el barrio obrero de Tunjuelito. Al principio, comenzó a ir con sus estudiantes de sociología motivado por el interés de observar la realidad cotidiana, el nivel de vida de la clase obrera y los problemas creados por la migración de campesinos a la ciudad. Pero en la medida que el trabajo fue conocido por estudiantes de otras facultades, poco a poco se fueron integrando a él con el fin de mejorar el nivel de vida de los habitantes del barrio. Fue tan importante la labor cumplida por Camilo Torres y su grupo en Tunjuelito, que en el mismo año de 1959 el emprendedor sacerdote y profesor obtuvo el Premio Nacional de Beneficencia "Alejandro Angel Escobar", con un plan piloto para ese sector capitalino. Así mismo, el Ministerio de Educación lo invitó a integrar un comité para el desarrollo de la comunidad, que a partir de julio de 1959 pasó a llamarse Acción Comunal. Aunque escéptico, Torres Restrepo colaboró con la nueva entidad e involucró a la Universidad; allí fundó, en 1960, el MUNIPROC (Movimiento Universitario para Promoción Comunal), que gracias a sus buenas influencias logró financiarse y pudo mantenerse como un ente independiente de la Acción Comunal y demás instituciones oficiales. Además, en 1961 se creó el Consejo Interfacultades para el desarrollo de la comunidad. Como capellán auxiliar de la Universidad Nacional, el padre Camilo introdujo en Colombia muchas de las reformas del Concilio Vaticano n: no daba la misa de espaldas al público, sino de frente, y decía la misa en castellano, no en latín como hasta el momento era ley. Pregonó que el problema no era rezar más, sino amar más; aprobó el noviazgo para curas y seminaristas, y abogó por el ecumenismo.

A finales de 1961, Camilo Torres comenzó a tener problemas con el cardenal Luis Concha Córdoba, quien no veía con buenos ojos la vinculación del sociólogo y sacerdote a la Universidad. El asunto fue tornándose cada vez más espinoso y tuvo su punto culminante cuando, en julio de 1962, luego de un período de agitación estudiantil, la Universidad fue cerrada y el joven subcapellán y profesor incitó al cuerpo docente universitario a seguir dictando las clases y, después de una larga asamblea especial, los estudiantes lo declararon rector. El prelado no aguantó más y lo destituyó de su cargo como capellán ~ de los trabajos académicos y funciones administrativas que desempeñaba en la Universidad. Luego de alguna presión por parte del centro docente, el cardenal aceptó que terminara sus clases del segundo semestre académico, pero que siguiera al frente de la parroquia de La Veracruz, a donde había sido enviado. Por este tiempo, Camilo Torrez fue nombrado miembro de la junta directiva del recién creado Instituto de la Reforma Agraria (INCORA). Allí tuvo infinidad de enfrentamientos con diferentes autoridades, pues permanentemente cuestionó las políticas del Ministerio de Agricultura; pero desde ese privilegiado lugar, no sólo pudo conocer gran parte de los problemas del campesino colombiano, sino hacerse una idea muy fiel de la burocracia y del proselitismo del Estado. Así mismo, por esa época Camilo Torres fue nombrado decano del Instituto de Administración Social de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), institución en la que permaneció hasta fines de abril de 1965, cuando, por presiones de la curia, decidió viajar a Lovaina, el 22 de mayo de 1965, para adelantar estudios de doctorado en sociología. Su proyecto de tesis, diseñado en 1962, buscaba estudiar, siguiendo el ejemplo de Oscar Léwis, la asimilación de migrantes a los medios urbanos y examinar en detalle la experiencia de diez familias de origen campesino residentes en Bogotá. No obstante, Torres nunca emprendió este viaje, pues decidió, más bien, tomar los rumbos de la lucha armada que los del intelecto.

De todas formas, en la ESAP Camilo Torres pudo trabajar en el desarrollo de la comunidad, y organizar cursos para campesinos en todo el país. Es particularmente importante la escuela que fundó en Yopal (Casanare), y que se llamó la Unidad de Acción Rural (UAR). En realidad, los problemas suscitados entre Camilo Torres y el cardenal Concha tuvieron diferentes causas que no sólo radicaron en la labor proselitista de Camilo dentro del estudiantado y en sus actividades académicas, sino en lo que representaban uno y otro. El cardenal enfrentaba un momento difícil, suerte de renegociación en las relaciones entre el Estado y la Iglesia; por eso había que borrar la idea dejada por la reciente violencia de que los curas participaban abiertamente en la política del país, y que el púlpito era una tribuna desde donde se decidían los destinos de la nación. Por su parte, Torres Restrepo quería que la Iglesia se reformara, que cumpliera un papel más social, en beneficio de los más necesitados, y en aras de tal ideal muchas de sus actuaciones públicas parecían turbulentas y llegaron a entorpecer las armónicas relaciones entre el poder civil y el eclesiástico. Así pues, uno y otro personaje representaba un punto de vista distinto sobre el papel de la Iglesia. Tales concepciones frecuentemente chocaron, directa o indirectamente. En 1960, Torres Restrepo hizo una evaluación de las escuelas radiofónicas, Radio Sutatenza, de monseñor José Joaquín Salcedo, que sin ser analítica, demostraba que ese programa era demagógico y perjudicial para el campesino, a quien estaba principalmente orientado. Salcedo se molestó con Camilo y comenzó una controversia entre los dos sacerdotes que llegó a su punto culminante cuando el joven sociólogo y subcapellán le expresó al prelado que su anticomunismo [el de Salcedo], lo hacía ciego y ridículo ante cualquier movimiento reformista. La campaña anticomunista emprendida desde los programas emitidos en Radio Sutatenza, incitaba al odio y ocasionaba violencia. Fueron muchos los hechos que, como éste, ampliaron la distancia entre el cardenal y Camilo Torres. Sin lugar a dudas, la salida de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional se precipitó debido a la activa participación que tuvo Camilo en la búsqueda de la financiación y redacción de la investigación emprendida años atrás por monseñor Germán Guzmán Campos, que terminó con la edición de los tomos del libro La Violencia en Colombia (1962 y 1964). Este trabajo, por lo menos el primer volumen, levantó muchas ampollas dentro de la clase política, la Iglesia, la comunidad académica y el ejército, pues tocó aspectos que habían ocurrido recientemente y que involucraban muy directamente a la clase dirigente y dominante del país. Camilo no aparecía como autor, pero su papel fue importante.

Precisamente fue en torno a la violencia que escribió su último ensayo sociológico de fondo: La violencia y los campos socioculturales en las áreas rurales(1963), presentado en el primer Congreso Nacional de Sociología, en el que planteó que la violencia era factor importante del cambio social. El permanente trabajo de Camilo Torres con la docencia y su acercamiento a los problemas más álgidos del país fueron radicalizándolo: en agosto de 1962, en Buenos Aires, en una reunión previa a la fundación del CELATIN (Consejo Episcopal Latinoamericano), planteó que los marxistas luchaban por la nueva sociedad y, por lo tanto, los cristianos debían estar luchando a su lado. En mayo de 1964, antes del bombardeo a la llamada República independiente de Marquetalia, Torres quiso entrar antes de que empezaran las acciones militares, junto con Gustavo Pérez, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, Germán Guzmán y un político de apellido Muñoz, para emprender una misión de paz independiente; sin embargo no pudo hacerlo, pues el cardenal Concha no dio su permiso a Camilo, ni a Guzmán Campos, ni a Gustavo Pérez por ser sacerdotes de su feligresía.

De todas formas, el episodio de Marquetalia lo impulsó de una manera mucho más abierta a la acción. Así, en septiembre de 1964 asistió en Lovaina a un congreso de Teología Pastoral en el que planteó que la caridad cristiana, si quería ser eficaz y no un asunto meramente verbal, tenía que ocuparse de la planificación económica, la cual, en los países subdesarrollados, suponía un cambio total en las estructuras del poder. Los católicos debían colaborar con los marxistas, pues éstos estaban en la vanguardia de la lucha por el cambio. A partir de enero de 1965, Camilo Torres trató de ponerse en comunicación con el recién creado (julio de 1964) Ejército de Liberación Nacional (ELN), y en febrero planteó una plataforma para un movimiento de unidad popular: el Frente Unido de Movimientos Populares. Contactado por el ELN, el 27 de junio de 1965 Camilo Torres abandonó el sacerdocio. Días después de esta trascendental decisión, el 3 de julio, viajó a las montañas de Santander a entrevistarse, por primera definitiva vez, con el entonces comandante del ELN, Fabio Vásquez Castaño. En esta conferencia plantearon la estrategia a seguir: Camilo seguiría su programa de agitación política con el Frente Unido en las ciudades y pueblos del país, pero, en un momento dado, cuando la dirigencia guerrillera lo creyera necesario, debería integrarse a la lucha armada revolucionaria en los montes.

Así mismo, se acordó que el movimiento liderado por Torres Restrepo debía tener un periódico y atraer a políticos de todos los sectores. Es decir, Camilo entró a formar parte del ELN, pero debía considerarse como un militante en comisión en la ciudad. A partir de la conferencia de principios de julio y hasta el 18 de octubre, cuando Camilo Torres partió para la guerrilla, el ex cura y ex profesor universitario se dedicó, junto con Jaime Arenas, su contacto directo con el ELN, y Marguerite Guitemié Olivieri, a trabajar con el Frente Unido y en la publicación del semanario del movimiento, cuyo primer número apareció el 26 de agosto y tuvo un éxito arrollador: 45000 ejemplares se vendieron en cuestión de horas. La carismática figura de Camilo aglutinó a gentes de diferentes tendencias de la izquierda y de la política tradicional, y sobre todo captó la atención de grandes multitudes. A semejanza del asesinado líder Jorge Eliécer Gaitán, Camilo Torres llenó las plazas públicas y tuvo un vertiginoso ascenso político. Pero su éxito pronto generó problemas: los políticos de todos los lados, especialmente los de la disidencia, quisieron captarlo para que atrayera a las masas hacia las urnas, cosa a la que Camilo se negó sistemáticamente pues estaba convencido del abstencionismo como posición revolucionaria. Se generaron entonces grandes contradicciones, inconsistencias que llevaron a un camino sin salida al movimiento y al caudillo. Efectivamente, a consecuencia de su radicalismo, poco a poco Camilo fue rompiendo con sus amigos y con los de su clase, y en torno a él se fue estrechando un círculo. El periódico, a consecuencia de los rompimientos con los "electores" y de su falta de maquinaria organizativa y de recursos económicos suficientes, se convirtió pronto en un fracaso. Además, había indicios muy serios de que la derecha quería asesinarlo. Entonces, Fabio Vásquez ordenó que dejara su comisión en la ciudad y partiera para la guerrilla, disposición a la que Camilo se acogió y cumplió al pie de Ja letra. Noventa días después de su ajustamiento y cumpliendo la predicción hecha por el cura Gutiérrez, Camilo Torres murió en el primer combate en el que participó, cuando quiso apoderarse del fusil de un soldado dado de baja en la emboscada.

JOSÉ EDUARDO RUEDA ENCISO

Bibliografía 

ALVAREZ, JHON Y CRISTIAN RESTREPO. Camilo Torres. Medellín, Ediciones Carpel-Antorcha, 1966. BRODERICK, WALTERT. Camilo Torres, el cura guerrillero. Barcelona, Editorial Grijalbo, 1977. CATAÑO, GONZALO. La sociología en Colombia: Balance crítico. Bogotá, Plaza & Janés, 1986. JARAMILLO, FRANCISCO DE PAULA. Camilo, 8 ensayos apasionados. Bogotá, Populibro, 1970. LARTEGURY, JEAN. "Camilo Torres, la liberación del continente americano". Revista Blanco y Negro, N- 2887 (septiembre de 1967). RUEDA ENCISO, JOSE EDUARDO. "La antigua Facultad de Sociología y la creación de los departamentos en el país". En: Los imaginarios y la cultura popular. Bogotá, CEREC-CODER, 1993. TORREZ RESTREPO, CAMILO. Ca revolución, imperativo cristiano. Bogotá, Ediciones del Caribe, 1965. TORREZ RESTREPO, CAMILO. La proletarización de Bogotá. Bogotá, ceRecCEREC, 1987.

Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

TOMADA DE: Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango.


IMAGENES: Tomadas de Wikypedia.

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