En los 140 años del nacimiento de G.K Chesterton (2)
En un mundo dado a la incredulidad, donde muchos se declaran agnósticos,
ateos o confundidos sin saberlo por las
corrientes modernas o las espiritualidades alternativas tan propias de la Nueva
Era, estoy seguro que el mensaje, ejemplo y testimonio de conversión
cristiana-católica de Chesterton podría iluminar a muchos y ayudar a acrecentar
el fervor y la fe católica de los convencidos.
A la crisis moral y debilitamiento religioso-espiritual de su época,
Chesterton decide combatirlos publicando verdades desconocidas…En el fondo
Chesterton es consciente que si muchos se declaran incrédulos o sin esperanza o
con una actitud de desprecio y ataque por la Iglesia Católica, es por la misma
ignorancia e información incompleta sobre la misma. Por eso, Chesterton utiliza
dos armas que se convertirán en su marca registrada o marca de fábrica: el
humor y las paradojas.
En esta segunda parte quiero ampliar sobretodo en el personaje del Padre
Brown, abordando varios puntos como la influencia de su conversión al
catolicismo en el enriquecimiento del personaje clérigo detective. También
subrayaré otros aspectos, por ejemplo contarles en quién se inspiró Chesterton
para crear su personaje. Y finalmente hacer una comparación del Padre Brown,
quizás con otros detectives más populares de la literatura, del cine y la tv
como Sherlock Holmes, de CSI
Miami, Colombo y la misma Laura Lebrel de la serie española.
Quien es el padre Brown?
En el primer relato (La cruz azul) del
primer libro, Chesterton describe al Padre Brown visto desde los ojos del
detective Valentine.
”El pequeño sacerdote era la
esencia misma de aquellas llanuras Orientales; tenía una cara redonda y
embotada como un buñuelo de Norfolk; tenía unos ojos tan vacíos
como el Mar del Norte, y llevaba varios paquetes de papel de estraza que no
conseguía mantener juntos.”
Para su investigador clérigo, G.K Chesterton se inspiró en un sacerdote que conoció en la
vida real y quien le ayudo en su conversión al catolicismo: el padre John O’Connor.
R.P. John O'Connor (1870 - 1952) fue un sacerdote
católico romano irlandés. Fue párroco en Bradford, YorkshireTambién recibió al
poeta y pintorDavid Jones a la Iglesia en 1921, y estuvo asociado con Eric Gill y la The Guild of St Joseph and St Dominic, et Ditchling.
(wikipedia.org)
Publicada entre 1910 y 1935, la saga del padre Brown
es probablemente la obra más querida y personal de Chesterton. Si el relato
policiaco es la expresión más temprana de la poética de la vida y la ciudad
modernas, ¿quién mejor—propone Chesterton, en una de sus brillantes
paradojas—que un sacerdote de la humilde vieja guardia para descifrarla? Surge
así uno de los más entrañables personajes literarios. Armado con poco más que
una sombrilla y el profundo conocimiento de lo humano adquirido en el
confesionario, el regordete y despistado cura de Essex—para quien desacreditar
la razón es mala teología—desentraña crímenes y misterios en los que la verdad
elude tanto la fría deducción como la crédula explicación paranormal.
Entre 1910 y 1935 los relatos fueron apareciendo, uno a uno, siguiendo
la costumbre anglosajona, en diferentes revistas. Luego se agruparían en cinco
volúmenes: El candor, La sagacidad, La incredulidad, El secreto, El escándalo (todos ellos)… del padre Brown. La excelente
edición que ahora nos ofrece Acantilado, dentro de su "Colección de
Narrativa", reúne los cinco volúmenes con un añadido de excepción, tres
títulos inéditos en castellano: El
caso Donnington, El padre
Brown resuelve el caso Donnington y La máscara de Midas. Los dos
primeros se descubrieron en 1981 y habían sido publicados en 1914. Fueron fruto
de la colaboración entre Chesterton y sir Arthur Pemberton, conocido autor de
novelas policíacas. La máscara
de Midas fue escrito en el
último año de vida de Chesterton (1936) y permaneció mucho tiempo inédito hasta
el descubrimiento del manuscrito en 1991. Excelentemente traducidos del inglés
por Miguel Temprano García, carece de prólogo pero lleva una ilustrativa “Nota”
de edición.
El padre Brown no busca el castigo sino el descubrimiento del culpable
y su redención, como la de su oponente Flambeau, un delincuente internacional.
La gran preocupación de Chesterton era el mal y el libre albedrío humano. Éste
es el tema de su mejor novela, El
hombre que fue jueves (1908).
Con cierta ligereza algunos rechazan a Chesterton por sus ideas religiosas,
pero tal valoración es superficial. No fue un escritor reaccionario, como se ha
venido afirmando, sino un hombre preocupado por la realidad social que le
circundaba. Su evolución fue notable desde el agnosticismo al anglicanismo para
recalar en el catolicismo, algo que indicaba bien a las claras que siempre
marchó contracorriente.
El padre Brown, regordete armado con un gran paraguas, parece no
enterarse de nada. Es candoroso pero sagaz, y al igual que Holmes resucita y
vuelve a las andadas tras una estancia en las misiones en América. Pero tras su
aparente ingenuidad, el padre Brown es uno de los detectives más perspicaces de
la literatura mundial.
Los relatos que tienen por protagonista al padre Brown no son
relatos policiales al uso y no lo son precisamente por la característica del
personaje: ser un cura. En todos ellos hay no sólo misterio e intriga sino un
ingenio desbordante que tiende a mostrar que los sucesos extraordinarios no lo
son por sí mismos sino por la mirada que tienden los humanos sobre su
apariencia. No es el "no es lo que parece" sino el "no es lo que nos parece".
Del mismo modo que siempre confesó Chesterton que abrazó el catolicismo porque
es la religión que menos exige creer en lo que no se ve, en este mundo lleno de
superstición y credulidad -sostiene- en el que la gente que se dice
antirreligiosa o escéptica es capaz de creer en todo aquello con lo que los
pillos, los aprovechados y los malvados la engatusan, lo que existe es una lucha
permanente entre el Bien y el Mal; y sus cuentos van dirigidos a mostrar esa
lucha de la mano del pequeño y rechoncho padre Brown, representante del Bien.
El padre Brown es un detective atípico
porque, en realidad, no pretende tanto descubrir al asesino -lo que hace- como
ofrecer una lección moral que casa a la perfección con alguien que se dedica a
la cura de almas. El padre Brown, más que resolverlos, explica su sentido y
deshace la apariencia de prodigio, velo del Mal; enemigo de la arbitrariedad,
llega incluso a aliar la razón y lo sobrenatural (vid. 'El
martillo de Dios'). De lo que sabe el padre Brown, como confesor que es, es del
alma humana y por ahí entra en acción su capacidad desveladora. Por eso
Chesterton opone al prodigio un prodigio de normalidad como el padre Brown.
El simple hecho de reemplazar al
tradicional inspector o detective privado por un sacerdote muestra bien, desde
el comienzo, una intención de dar qué pensar al lector y de paso distrayéndolo.
Los relatos son extremadamente ingeniosos,
llenos de fantasía y capaces de llegar hasta lo grotesco si es necesario (vid. el
maravilloso 'El jardín secreto'). Es sabida la afición de Chesterton a la
paradoja, con la que se maneja ante el lector como un prestidigitador; la
diferencia está en que él no busca engañar sino revelar; lo que nos hace ver es
lo que no vemos, la construcción de la apariencia, para revelarnos la verdad.
Quien se encuentra detrás de cada suceso prodigioso -viene a decirnos- es el
Demonio, el Mal que pretende cegarnos. Esta visión del mundo da lugar a unos
ingeniosísimos y fascinantes relatos en los que el padre Brown, de corazón
sencillo, apariencia torpe y prodigioso conocimiento del fondo del corazón
humano, hace triunfar al Bien; y la solución final de cada enigma no deja de
tener nunca el aire alegre del alma liberada de su atadura. He ahí el secreto
de la perenne fascinación que este personaje y estas historias medio policiacas
medio filosóficas ejercen sobre una mayoría entusiasta de lectores, entre los
que me cuento desde mis dieciséis años, los mismos con los que Chesterton
escribió el relato titulado 'Tratado elemental de demonología', que es todo un
claro preludio de la ingente y feliz obra literaria que estaba por venir de sus
manos.
El
padre Brown frente Holmes y otros detectives
De todos los detectives de ficción, el padre Brown
es sin duda el más realista, el más natural. Atrás quedan los sofisticados
Sherlock Holmes, Philo Vance, Hércules Poirot, Perry Mason, Donald Lam, y el
resto de sus compañeros de condición. Si hubiera que buscar un paralelismo, el
trasunto del clérigo sería, tal vez, la señorita Marple. Pero el padre Brown,
tan magníficamente interpretado en la pantalla por Alec Guinness, sigue siendo
la naturalidad misma. El confesionario enseña mucho sobre el alma humana, y
Chesterton, profundamente católico, quiso poner de manifiesto el valor
catártico de descargar la conciencia y narrar nuestros pecados. Quiso también
poner de manifiesto que fe y razón no son incompatibles.
El duelo Holmes vs. Padre Brown en
CSI
CSI ha dado una vuelta de tuerca a las
series de detectives, amarrándolas a las de médicos (forenses, sí, pero
médicos). Quizá haya sido ésa la clave de su éxito internacional…
En el siguiente enlace, el autor hace una genial comparacion entre los detectives Sherlock Holmes, y los de CSI Las Vegas y CSI Miami...
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Influencias de Chesterton:
·
El hombre eterno contribuyó a que C. S. Lewis se convirtiera al cristianismo. En
una carta a Sheldon Vanauken (14 de diciembre de 1950)26 Lewis llama al libro"el mejor
y más popular libro sobre apologética que conozco" y a Rhonda Bodle escribió (31 de diciembre de 1947)27 "La mejor y
más popular defensa de la posición del Cristianismo que conozco es El hombre eterno de G.K.
Chesterton" El libro también fue citado en la lista de los 10 libros que “formaron mi
vocación y mi actitud hacia la filosofía28
·
La biografía de Charles Dickens tuvo una gran influencia en el
renacimiento de la popularidad de las obras de Dickens al igual que una seria
reconsideración de sus obras por los estudiosos. Considerada por T.S. Eliot, Peter Ackroyd, y otros, el mejor libro escrito sobre Dickens
·
La novela The Napoleón of Notting Hill era una de las favoritas de Michael Collins quien luego seria uno de los líderes del movimiento independentista deIrlanda.29
·
El libro Ortodoxia de Chesterton es considerado por muchos como un
clásico de la literatura religiosa. Philip Yancey dijo que si a él lo mandaran a "una isla desierta … y eligiera sólo
un libro aparte de la Biblia, yo podría muy bien elegir la propia travesía espiritual de Chesteton, Ortodoxia."30
·
El escritor Neil Gaiman ha declarado que The Napoleon of Notting Hill tuvo una gran influencia en su libro Neverwhere. Gaiman también baso a su pesonaje Gilbert, de su historieta The Sandman, en Chesterton, e incluyó una cita de "The Man who was
October", un libro que Chesterton escribió solamente en sus
"sueños", al final de Season of Mists. La novela de Gaiman Good Omens, escrita junto a Terry Pratchett está dedicada a "la memoria de
G.K. Chesterton: Un hombre que sabía lo que estaba sucediendo."
·
Su apariencia física y,
aparentemente, algunas de sus formas de actuar, fueron la inspiración directa
para el personaje del Dr. Gideon Fell, un conocido detective creado a
principios de los años 1930 por el escritor de misterios
anglo-estadounidense John Dickson Carr.
·
Las obras de Chesterton han inspirado
a artistas como Daniel Amos y Terry Scott Taylor de 1970s hasta 2000. Daniel Amos mencionó a Chesterton por su nombre en la canción del 2001 titulada Mr. Buechner's Dream.
·
Algunos conservadores han sido
influenciados por su apoyo al distributismo
·
La Inocencia del Padre Brown es citada por Guillermo Martínez como una de sus inspiradoras para su novela Crímenes imperceptibles. Martínez
explícitamente cita a Chesterton en el Capítulo 25 de su novela.
·
Las obras de Chesterton han sido
elogiadas por autores como Ernest Hemingway, Graham Greene, Frederick Buechner, Evelyn Waugh, Jorge Luis Borges,Gabriel García Márquez, Fernando Savater, Karel Čapek, Paul Claudel, Dorothy L. Sayers, Agatha Christie, Julio Cortazar, Sigrid Undset, Ronald Knox, Kingsley Amis, W. H. Auden, Anthony Burgess, E. F. Schumacher, Orson Welles, Dorothy Day, Franz Kafka, Gene Wolfe y Juan Manuel de Prada.
·
Ingmar Bergman considera la pequeña obra de teatro
"Magic" una de sus favoritas. Bergman señala que se inspiró en esta
obra para su película The Magician, de 1958, pero no deben compararse ambas, ya que si bien la temática es la
misma, se abordan de dos puntos de vista distintos.
·
La banda de heavy metal Iron Maiden usa el comienzo de un poema de
Chesterton en el comienzo de su canción Revelations de su disco Piece of Mind de 1983
·
La Universidad Seton Hall en el "South Orange" de "New Jersey" tiene un instituto teológico nombrado en honor a G. K.
Chesterton.
·
En España existen varias asociaciones
y blogueros que se dedican a la difusión de su pensamiento.
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