Lo que soy y lo que tengo... ¿qué hago con mis talentos?


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HACIA EL DOMINGO 16 DE NOVIEMBRE DEL 2014: 33o Ordinario A
Dios confía dones a su Iglesia y a cada uno de sus hijos. Y Él espera que les hagamos producir fruto. Dios nos asocia a la construcción de su Reino; Él nos confía una parte de la responsabilidad. Seamos activos, creativos! Que nuestra respuesta esté a la altura de su confianza y de su generosidad.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 25, 14-15.19-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
--Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira he ganado otros dos." Su Señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eras exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al quien tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Palabra del Señor.
A guisa de introducción:
ser APLICADO
Quizás la palabra que más utilizaban nuestros profesores y padres en las reuniones de escuela era APLICADO …”Gustavo es un niño muy aplicado”. Con el tiempo y poco a poco comprendería que querían decirme con aquella palabreja…Es decir, como alumno que asistía clase era asiduo, atento a las explicaciones del profesor, buen compañero, participante en las actividades lúdicas, deportivas, artísticas, demostraba que me gustaba estudiar y en particular un área específica (el lenguaje, el español y la literatura, en el colegio).
Aquella palabra seria entonces elogio, como música para el oído, un cumplido (el mejor) de progenitores y maestros.
La aplicación, el hecho de ser aplicado, en efecto es el empleo o puesta en práctica de un conocimiento o principio, a fin de conseguir un determinado fin; entonces yo aplicaba mis conocimientos en las tareas de redacción, de escribir, a la hora de hablar…”Aplicado” también iba de la mano con “disciplinado”, aquel que empleaba bien el tiempo, era puntual, no tenía dificultades para cumplir el reglamento escolar y escuchar las recomendaciones y o consejos de los profesores…
La aplicación, el estar despierto, ser sensible, y que es cualidad del corazón, significaba para ellos y para mí el ENTUSIASMO (entos= dentro, Zeus= dios) o sea llevando Dios adentro) en las actividades y realizaciones y que donaba alas en la labor y estimulaba el sentido del deber bien hecho.
En una parábola, Jesús cuenta que un propietario o Señor (que representa al Padre), confía una fuerte suma de dinero a sus servidores antes de ausentarse. Cuando regresa, el amo se llena de alegría al ver como dos de ellos han hecho fructificar sus bienes. Imaginemos ahora el Padre (Dios) quien constatando nuestros esfuerzos exclamaría: “Eh, que tu si eres un hombre despierto! (aplicado) / una mujer despierta ¡(aplicada).
Por lo tanto no es fácil darse plenamente, entregarse totalmente y tomar riesgos.
La imagen del servidor que entierra su tesoro nos recuerda que el miedo está en nuestra puerta, paralizando nos impulsos y haciéndonos dudar de la bondad de Dios. Y entonces de dónde sacar el coraje y /o la valentía cuando vemos que el tiempo corre a toda prisa y la energía disminuye?
Cuando era niño y mis padres o algún maestro me estimulaba y decían “aplicado” “buen alumno” “obediente” (que escucha y aplica), muchas posibilidades se abrían en mí.
Y si Dios, desde ahora, mientras que usted lee estas líneas pusiera su mirada de admiración sobre usted? Y si Él ya lo hubiera escogido para regocijarse con usted? Todo está ya ahí, en este momento preciso, lo que nos permite afirmar: “para un corazón aplicado y/o despierto nada es imposible!”
Nota: en otros contextos o lugares, “Aplicado” puede ser sinónimo de disciplinado, dedicado, “sabio”, “listo”, “buen chico”, “un as”, “una belleza”, “piloso” , “que está en la jugada”, etc.
Lo que soy, lo que tengo...qué hago con ello?
Al pensar en lo que yo soy y lo que tengo (o poseo), yo me doy cuenta que tengo aptitudes naturales o adquiridas para hacer cualquier cosa: esos son mis talentos.
Hay regocijo, felicidad en todo tipo de talento: es normal que me alegre por mis talentos.
Por qué no servirse de ellos con inteligencia y Buena voluntad? Y por qué no agradecer a Dios, de manera justa y necesaria por nuestras cualidades?
Por qué no desarrollar mis talentos, por el trabajo, por mi felicidad y o bienestar personal, por el bien de la sociedad y del Reino? (la sociedad alternativa, nueva, diferente a la propuesta por el mundo).
Quizás yo tenga talentos escondidos, enterrados, (de lo cual no tenga conciencia?) por qué no descubrirlos, y así hacer algo con mis manos, con mi cabeza, y vivir mi FE?
Comprometiéndome o asumiendo una responsabilidad ( en familia, en el barrio, la Iglesia..), es cierto que puedo llegar a cometer errores; yo debo aceptar esas situaciones cuando lleguen, el miedo no debe paralizarme o hacerme detener.
Yo puedo producir de acuerdo a mis capacidades e igualmente hasta puedo llegar más lejos, sin forzar el talento, permaneciendo natural, honesto y sincero.
Dios me confía el mundo para que le transforme; yo no puedo dejarle a Él hacerlo todo solo, contando solamente con Él, el tiempo, sin que cuente conmigo; cuando yo entierro mis talentos, yo me entierro con ellos; yo no puedo aislarme de los problemas del mundo; yo he de encontrar soluciones modernas a los problemas modernos, con principios seguros, humanos y cristianos. La televisión, la radio, la prensa, el video, el computador y el internet, son excelentes medios.
Al momento de su venida, Jesús desea encontrarme poniendo en acción mis talentos de una manera verdadera, natural, realista, inteligente y moderna.
Ser real (honesto, sincero), sin mascara; ser natural, realista, inteligente y moderno (en el buen sentido-no ideológico- de contemporáneo, actual, con lenguaje y gestos, actitud de acuerdo al signo de los tiempos), sintiéndome realizado, sin salirse de los principios y los valores seguros; ser inteligente, sin actuar llevado por las emociones; ser moderno, sin atarse obstinadamente a un pasado glorioso, pero que ya hace parte del pasado.
Jesús hablaba a sus discípulos de su (2ª) venida: “tú veías personas infelices, desgraciadas; tú has hecho cualquier cosa por ellas: es conmigo que lo has hecho” (Mateo 25,1ss). Él podría agregar: “tu veías estructuras deshumanizantes, tú has reaccionado y has propuesto un plan que hacía a las personas más humanas: es conmigo que lo has hecho; entra en el Reino”.
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
Realizarse o esconderse (o ser feliz
o enterrarse) (2)
En primera instancia, Jesús utiliza esta parábola para confrontar a los escribas
(conocedores y maestros de la ley) con su estilo pastoral (de enseñar y
testimoniar los mandamientos). Son ellos quienes han recibido el depósito de la
FE, de la PALABRA DE DIOS, pero en lugar de hacerlo fructificar, ellos lo
esconden entre una montaña de leyes y de tradiciones. De tal modo que, les dice
Jesús, “ustedes impiden a los hombres
entrar al Reino de los cielos! “ (Mateo 23,13) buscando la seguridad para
ustedes mismos bajo un montón de leyes. Pero ustedes deberán dar cuenta de su
negligencia pastoral, puesto que “a quien
se le ha dado mucho se le exigirá mucho” (Lucas 12,48).
Cuando Mateo redacta su evangelio, la Iglesia ya se ha
separado del judaísmo, y él retoca la parábola en función de las necesidades de
la comunidad cristiana. “El hombre que se
va de viaje” llega a ser Cristo mismo, y los servidores representan a cada
cristiano”.
De ser una parábola de protesta o contestación, la parábola de
los talentos pasa a ser un llamado a la vigilancia y a la justificación por la llegada eventual del fin de los tiempos, (Lucas introduce la parábola así: “Jesús agrega una parábola puesto que la
gente se figuraba que el Reino de Dios iba a manifestarse pronto” (Lucas
19,11).
Esta “versión modificada” puede interpelarnos, siempre y
cuando estemos atentos a su nueva conclusión (“a todo hombre que tiene se le dará
y estará en la abundancia; pero aquel que no tiene, mismo lo poco que tenga se
le quitará”) (v.29). Que Dios empobrezca al pobre para enriquecer al rico no
cuadra bien o no se comprende con el resto de la Revelación.
En su forma definitiva, la parábola permite concluir de una
manera actual dos aproximaciones morales: la primera – aquella del tercer
siervo- es una moraleja de miedo, de seguridad, de deber. En esta aproximación se
vive en constante nerviosismo, uno se auto entierra, con sus deseos, sus
necesidades, sus fantasías y sus aspiraciones, puesto que sería demasiado
peligroso dejar vivir todo eso en el gran día.
La segunda aproximación-aquella del primer y segundo
siervo-es una moral de confianza, de apertura, de riesgo, de actualización de
su potencial. Uno se sabe responsable de lo que hace y de lo que se llega a ser, como en la
primera aproximación, pero se está más sin tensiones (relajado)…y vivir se hace
más placentero.
Estas dos aproximaciones vinculan dos imágenes diferentes de
Dios: Él es un amo meticuloso, exigente que no tolera que sus siervos cometan
errores, o bien Él es Aquel que desea
para el hombre y la mujer una vida intensa, “una vida en abundancia” (Juan
10,10) y que está presto a perdonar sin cesar (“70 veces 7”, Mateo 18,22) los
errores y las vacilaciones necesarias para que ella sea posible.
De tal modo que esto se relaciona directamente con el
pensamiento o propósito de Jesús muchas
veces expresado en el evangelio: “Quien busque salvar su vida la perderá y
quien la pierda (la arriesgue “dejara de apegarse a ella”, Juan 12,25) la
conservará (Lucas 17,33).
Reflexión Central:
Arriesgar
la confianza y la Palabra:
Para comprender bien la parábola que
leemos esta semana, es importante saber primero los diferentes significados (o
sentidos) que podemos dar a la palabra “TALENTO”. Un talento en tiempos de Jesús,
es una suma de dinero que equivale aproximadamente a 6000 días de trabajo. Una
suma enorme mucho más para aquel que ha recibido uno solo.
El TALENTO significa también, como se
le emplea generalmente en nuestros días, una aptitud, una habilidad para hacer
cualquier cosa: tener talento para la música, por ejemplo.
Jesús, en la parábola de este domingo,
le da un tercer significado, un sentido simbólico. Al dirigirse a sus discípulos,
a los Escribas, a los fariseos y a toda la multitud que le seguía, Jesús, poco
tiempo antes de su partida hacia el Padre, les confía un tesoro, su PALABRA.
Aquella que Él les ha dado durante 3 años, para hacerles descubrir el inmenso
amor de su Padre. Es a ellos que confía su tesoro inestimable hasta su regreso
al fin de los tiempos. Qué hacen con él? Qué hacemos nosotros con él?
Una historia
para pensar
Recordemos que Jesús cuenta una parábola,
una historia para pensar. Nos corresponde a nosotros entenderla en uno u otro
sentido. Qué nos hace pensar? Si la leemos de acuerdo al primer significado de
la palabra TALENTO, nos sentimos mal con su final. En efecto, por qué el
propietario o amo, antes de partir, no ha confiado la misma suma de dinero a
los 3 siervos? Y una vez regresa, por qué le ha quitado al tercer siervo, el dinero que le había confiado
y se lo entrega a aquel que tenía ya los bolsillos llenos? Es injusto! Una
lectura de acuerdo al segundo significado, suscita preguntas parecidas. Cómo es
posible que ciertas personas estén plenas de talentos (superdotadas), mientras
que otras sean menos dotadas? Cómo Dios
puede pedirle a unos y otros el mismo producto, resultado o frutos?
Jesús nos conduce a otra parte. En su
inmenso amor Él nos confía su PALABRA. Ella representa toda su riqueza (de Él).
Y si Él corre el riesgo de ofrecérnosla así, es porque Él deposita una gran
confianza en nosotros. Imagínense! A cambio, o como respuesta de nuestra parte,
Jesús espera que estemos al nivel y o altura del Don con el cual nos llena. Que
nosotros tomemos nuestras responsabilidades como Hijos de su Padre, y que
nosotros desarrollemos sus dones según nuestras capacidades. Él nos da o deja la iniciativa para hacer fructificar su
Palabra. Injusticia o respeto de su parte?
La alegría
como recompensa
En la Parábola, el Amo a su regreso,
constata que el primero y segundo servidores han hecho fructificar lo que les había
confiado. Ellos son recompensados, no tanto por lo hecho, sino por su confianza
y el riesgo que han tomado para que la Palabra de frutos. El Amo les declara: “Entra en la alegría de tu Señor”. Es la
alegría de ser una hija, un hijo, un bien amado del Padre. Alegría inesperada:
cada uno tendrá derecho a la misma felicidad.
El tercero, por el contrario, ha
imaginado que su amo era duro e injusto. Este no supo confiar en Él. No se ha
atrevido a arriesgar la Palabra. Por miedo a su Amo, ha enterrado su parte, para
conservarla intacta, sin ningún fruto suplementario. Ahora, la alegría del amo,
por desgracia, no es accesible para este tercer siervo.
Jesús nos confía su Palabra; nos
corresponde a nosotros hacerla fructificar. Para su alegría y para nuestra alegría.
“Una de
las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia
de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de
vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en
el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la
batalla y entierra sus talentos.
Aun con la
dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin
declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi
gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co 12,9). El triunfo
cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de
victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal. El
mal espíritu de la derrota es hermano de la tentación de separar antes de
tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y
egocéntrica.”
( Papa
Francisco, Evangeli Gaudium, No 85)
Referencias Bibliograficas:
vieliturgique.ca
ciudadredonda.org
"prions en Eglise", 2011, 2014
Hétu, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
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