martes, 18 de noviembre de 2014

Domingo 23 de noviembre del 2014: Domingo, Fiesta de Cristo Rey (A)

Un rey diferente...

Un rey diferente...
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« Me lo hicieron a mì » 

Jesús reconoce que es Él mismo quien está en la persona frágil que tiene hambre y sed, que es privada de la libertad o enferma. Él está presente en todo aquel que uno socorre, como lo hace el Buen Pastor.





Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46)
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de Gloria, que es suyo.
Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los chivos.
Colocará a las ovejas a su derecha y a los chivos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo.
Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa.
Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»
Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y te fuimos a ver?
El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.» 
 Dirá después a los que estén a la izquierda: «¡Malditos, aléjense de mí y vayan al fuego eterno, que ha sido preparado para el diablo y para sus ángeles!
Porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber;
era forastero y no me recibieron en su casa; estaba sin ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y no me visitaron.»
Estos preguntarán también: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, desnudo o forastero, enfermo o encarcelado, y no te ayudamos?»
El Rey les responderá: «En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con alguno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mí. »
Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna.»
Palabra del Señor

A guisa de introducción:

Un rey que no es como los otros
« Cristo Rey del universo » es el nombre de la celebración de este último domingo del año litúrgico ciclo A.


Y en la frase puede haber un pleonasmo, es decir una repetición de una repetición: como decir salir para afuera, entrar para adentro, etc. Cristo significa ungido, el Mesías, que viene a ser sinónimo, un príncipe o rey quien ha sido empapado con aceite o ungüento para significar su elección por Dios para dirigir, gobernar, liderar sobre el mundo, la sociedad, la naturaleza…

El gobierno o régimen del rey se le conoce como monarquía.
El término monarquía proviene del griego μονος (mónos): ‘uno’, y αρχειν (arjéin): ‘gobierno’, traducible por gobierno de uno solo. A ese único gobernante se le denomina monarca o rey (del latín rex) aunque las denominaciones utilizadas para este cargo y su tratamiento protocolario varían según la tradición local, la religión o la estructura jurídica o territorial del Gobierno. (www.wikipedia.org)
El problema con esta expresión o palabra REY es que se presta para ambigüedades, malos entendidos e inclusive puede aparecer anacrónico: pues las monarquías existentes en el mundo de hoy son tan pocas y por ende poco conocidas (Liechtenstein, Arabia Saudita, Brunéi, Catar, Omán y Suazilandia). En algunos países solo existen como adorno o honorarias pero con poca incidencia en las repúblicas participativas o democráticas (a ejemplo de Bélgica y el Reino Unido).
Los reinos más memorables para nosotros son quizás aquellos bíblicos, como la de los famosos David y su hijo Salomón en el Antiguo Testamento o los de la dinastía de los Herodes en el nuevo testamento.
Los reyes de los reinos como aquellos de los cuentos de hadas de la edad media, donde el rey vivía en un inmenso y bello castillo, con muchos sirvientes y casi siempre tenían una hija princesa infeliz, enferma y siempre bella que buscaban el amor de un príncipe…
Ahora entonces podríamos imaginarnos a Cristo Rey con su poder y cetro mandando, imponiéndose a la fuerza…haciéndonos una imagen falsa de su manera de dirigir…
Hoy considerando las formas de gobierno que se han instaurado en el mundo, deberíamos preferir la democracia (gobierno participativo del pueblo) a la monarquía.
El teólogo latinoamericano Pablo suez ha propuesto cambiar el término “reino de Dios” por democracia participativa del Reino de Dios. Y quizás purificar la idea errónea de la forma como adviene o advendría esa soberanía de Cristo y o su Padre Dios.
Pero lo que menos importa acá son los términos o el vocabulario desactualizado o trasnochado o ambiguo…
Lo que esta fiesta quiere subrayar simple y llanamente es que el mundo será otro, un mundo alternativo, más luminosos y libre cuando Cristo y su evangelio (Buena Noticia) sean el centro y o primera preocupación de nuestras vidas, cuando le dejemos a Él dirigir nuestros pensamientos, palabras, gestos y o acciones.

Y según el evangelio que leemos hoy llamado del “juicio final”, Jesús es un rey de compasión, su nombre es ternura, y quiere que todos los hombres y mujeres de la tierra sin mirar ninguna religión o pertenencia ideológica o cultural le imitemos…
Se creía quizás que el juicio se realizaría con base en acciones destacadas y hechos heroicos o de gran santidad, o por los comportamientos de conducta moral y religiosa. De hecho, se trata de gestos de todos los días, de gestos que realizan los padres por sus hijos todos los días, la gente ordinaria por sus vecinos, gestos de solidaridad, de gentileza, de acogida, gestos que pueden ser realizados por todos y cada uno y que una multitud realiza de manera efectiva y sin por tanto gritarlo (proclamarlo) a alta voz.
El reino o la “democracia” de Dios se establecerá nada más que a punta de compasión y servicio…en una palabra a pulso, impulsos e inspiraciones del amor.

Aproximación psicológica al texto del evangelio

El poder de ser prójimo (de estar cerca, ser cercano)

Se puede decir que hay 3 maneras de ejercer el poder.
Un primer poder consiste en ponerse aparte de los otros, sea por su competencia, su fuerza, su poder o todavía por el miedo o la inspiración que se inspira.
Un segundo poder consiste en poseer los otros.
En fin un tercer poder consiste en amar a los demás.
Retomemos cada uno de estos elementos.

 El poder que pone aparte

Hablar de autoridad o hablar de “rey”, es también evocar una cierta distancia física, puesto que los reyes y jefes de Estado viven en residencias suntuosas, distantes del pueblo. Ellos están protegidos por una policía especial que aleja aquellos que no tienen pases o permisos para abordarles.

Ellos dominan desde lo alto de una pirámide de funcionarios que filtran los que no tienen influencia y quienes no detentan un poder. Una tal autoridad está basada en un cierto egoísmo, puesto que aquel que la posee no le gusta compartirla. El rey poderoso por su riqueza no le gusta compartirla. El general que domina por su fuerza militar no le gusta compartir esta fuerza. Un deportista o atleta fuera de lo común, teme siempre el deber o tener que compartir sus “performances” con un igual.

Una autoridad como tal es frágil, una tal autoridad hace prisionero: de un lado la riqueza, del otro la pobreza. Como decía Calígula: Oderint dum metuant  (“Que me odien mientras me teman”).

Los detentores del poder son entonces, aquellos que están aparte. De otro lado, desde nuestra infancia esta idea es implantada en nuestro espíritu por los actos simbólicos de los cuentos de hadas: el rey es siempre más bonito, más rico, más alto o grande, valiente y mejor que todos los otros. De igual modo, en el mundo de hoy los reyes de todo tipo están aparte. Ya sea que se hable del rey o la reina del rock o del pop (Madona, quién reemplaza a Michael J.?  Bruno o Justin?), de la reina del carnaval, del rey del fútbol (Messi o Cristiano?)…se hace referencia siempre a aquellos que han logrado elevarse por encima de los otros. Entre los humanos todos nacen iguales pero algunos logran situarse aparte.

En el caso de Dios, el movimiento es inverso: no nacer igual y después hacerse diferente, sino ser diferente para después hacerse igual. El movimiento de Dios de cara a la multitud no es alejarse sino acercarse. Su realeza no consiste en ser alguien apartado, aparte, sino ser o “estar con”.

El poder que posee

Existe una forma de poder que consiste en volver a los otros totalmente dependientes que ellos no pueden avanzar sin nosotros. Una tal autoridad es tan y demasiado alienante y más cuando se presenta bajo los trazos del amor y del servicio. Es la autoridad de los padres que niega a los hijos la autonomía, de la cual necesitan para llegar a ser libres. Es la autoridad, al interior de una vida de pareja, donde uno de los dos conyugues posee al otro. Es la búsqueda de poder de la publicidad en todas sus formas, que se infiltra en el subconsciente de la gente para poder manipularla mejor. Es la autoridad tanto de los empleadores paternalistas como de los sindicalistas celosos que temen ver a los obreros o empleados encontrar otros medios de emancipación diferente al conflicto institucionalizado.

El poder que ama

El tercer poder es aquel del AMOR. Es un poder paradójico. En efecto, aquel que ama y es amado por el otro, ejerce un poder sobre él.  Sin embargo, este poder toma su fuerza en el hecho de estar cerca del otro. Es así como este poder se ejerce y se construye. Él vive de la proximidad y del compartir del ser amado.  Los novios que se aman sueñan con vivir juntos y con ser el uno para el otro una fuente de felicidad, de alegría.  La trampa del poder es de alejarse, de ponerse aparte para dominar mejor; el poder del amor consiste en acercar las personas, las unas de las otras. La condición del amor es la libertad. El otro debe permanecer, mantenerse libre de amar o de no amar. El poder del amor está intrínsecamente opuesto a toda forma de posesión, de alienación.

Estos propósitos parecen estar muy lejanos de la Fiesta de Cristo Rey, pero ellos son necesarios, puesto que como hemos dicho en la primera parte de esta reflexión, la noción de poder (de rey) e ambigua, equivoca…”tiene veneno, trampa” y si no se precisa de cuál poder se habla aplicándolo a Jesús, nuestro discurso corre el riesgo de esconder el rostro de Cristo en lugar de revelarlo.


"Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25,40). Esto nos recuerda que todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la tierra. Pero en el vigente modelo «exitista» y «privatista» no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida."  
(Papa Francisco, Evangeli Gaudium 209).


Reflexión central

Musulmanes cristianos?
Amer Yaquob Ashao tiene 53 años. El habita en Mossoul (Irak). Su vida está a punto de cambiar bruscamente. Su vecino musulmán viene a prevenirle ya que un imam ha declarado en la mezquita que los cristianos deberían abandonar la ciudad inmediatamente o de lo contrario ellos serian asesinados al día siguiente. Este vecino, él mismo no puede defenderle, ya que ellos matarían a su propio hijo: el Estado islámico ha tomado posesión de la ciudad. Amer ha huido a Erbil, capital de Kurdistán iraquí. A pesar de verse obligado a vivir en un edificio a medio construir, hacinado junto a muchos otros refugiados, él ha tenido suerte: le debe todo a su vecino musulmán. “Es un hombre bueno. Él vigila mi casa y riega mi jardín todos los días. Él me ha enviado mis documentos por taxi hasta a Erbil, y esto le ha costado 50.000 dinares (47 dolares). Los cristianos y los musulmanes han siempre vivido como hermanos en Mossoul. Pero si el Estado islámico se incrusta, si se apodera de las escuelas, yo temo por la próxima generación.” (Ver Isabelle Hachey, « Une ombre sur Mossoul », La Presse, 27 septiembre 2014).



Yo he pensado que esta situación angustiosa y que llena los periódicos con titulares de actualidad, podría acompañar nuestra reflexión sobre el relato de Mateo de este domingo, alusivo al juicio final. 


Y la primera razón es que uno encuentra un contexto de final de los tiempos, donde antes de describir la escena del juicio, Jesús habla de guerras, advierte que algunos serán expuestos a torturas y serán asesinados, menciona la presencia de falsos profetas, de luchas intestinas y de traiciones. Una tal situación se presenta cada vez que nuestro mundo es sacudido. Es el caso particular en el Medio Oriente donde varios países se enfrentan a sangre y fuego.
La segunda razón es el amigo musulmán de Amer, que le ha manifestado su compasión y su amor al darle de su tiempo y de su dinero; esto no nos recuerda acaso: “yo tuve hambre y ustedes me dieron de comer…yo estaba desnudo y me vistieron, etc? La ironía es que aquí se trata de un musulmán que se ocupa de un cristiano.
Mateo nos presenta en esta escena del juicio final el final del 5º y último discurso de Jesús. Él se dirige a una comunidad formada sobre todo por cristianos de origen judío alrededor de los años 80 o 85 después de Cristo. Esta comunidad vive un periodo difícil, una verdadera crisis de identidad. La comunidad cristiana ha sido rechazada por los judíos ortodoxos y no pueden frecuentar más las sinagogas, y he aquí que las leyes rituales y las prescripciones sobre la comida que hacen parte de la identidad judía son abandonadas por la joven comunidad cristiana, y los grandes líderes judíos cristianos como Santiago, Pedro y Pablo han muerto. Se buscan puntos de referencia. Además, el retorno de Cristo se hace esperar, y la pregunta es, cuándo será la parusía? (su segunda venida). Una frase única en el evangelio de Mateo puede ser un eco de la situación comunitaria: “Después de la inequidad (ausencia de ley) creciente, el amor se enfriará en muchos” (Mateo 24,12). Es dentro de este contexto que Mateo debe retomar su catequesis (su enseñanza).

La base de la aproximación de Mateo, su evangelio busca hacer de Jesús el nuevo Moisés. Por otra parte, para dar su primer discurso (sermón de la montaña), Jesús sube una montaña, como Moisés ha subido el monte Sinaí. Mateo le dará el nombre de “palabras”, en griego: logoi (nuestras biblias traducen a menudo por instrucciones) a los cinco discursos de Jesús, de igual modo como Moisés ha dado a su pueblo las “diez palabras” según el relato del Éxodo (Que se traduce a menudo por mandamientos). Habrá cinco grandes discursos de Jesús, sin duda a la imagen de los cinco libros fundamentales de la Biblia, llamado Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico. Números, Deuteronomio). Así, la comunidad judío-cristiana no está mas sin ley; Jesús da una nueva ley, presentada ante todo en el sermón de la montaña con sus bienaventuranzas y su llamado a superar el actuar de los especialistas de la ley, y resumida bajo forma de conclusión en nuestro relato del juicio final. Cuál es esta conclusión? Mostrar se compasivo ante el hambriento, el sediento, el pobre, el extranjero, el enfermo y el prisionero. Haciendo esto, es a Cristo Resucitado mismo que se ama. He aquí lo esencial de la nueva ley.
En esta conclusión de Mateo, hay cualquier cosa sorprendente. Los actores de esta escena representan (comprenden) todas las naciones, no solamente los cristianos. Para heredar el Reino sin fin, el único criterio es haber sabido mostrar un corazón compasivo: no es más una cuestión de estar bautizado. Cristiano o judío. Y todo gesto de compasión es fundamentalmente un gesto de amor en la persona de Cristo resucitado, poco importa quién lo haga, que sea cristiano, musulmán, budista, ateo. Por lo tanto este mismo Mateo no concluye su evangelio poniendo en la boca de Jesús: “Vayan por todo el mundo y hagan discípulos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo? Sin duda, es necesario ver esta petición como medio hacia un fin, el fin que está al término de esta invitación: “…enseñándoles a observar todo lo que les he prescrito. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días (por siempre) hasta el fin del mundo”. Lo que está prescrito para todos, el objetivo de toda comunidad, el objetivo de toda la historia humana, es justamente este corazón compasivo.
Todo el mundo recibe con los brazos abiertos este relato de Mateo. Personalmente, yo digo con facilidad: es lo esencial de la vida, a pesar de que sea exigente en ciertos días. Pero para bien actualizar el relato de Mateo, será necesario agregar un capitulo que fije su mirada en la complejidad de amar a través de nuestra estructura socio-económica. Es fácil hablar de amor individual, dejar hablar su corazón frente a una persona que clama o grita, pero como amar en un mundo complejo haciendo las buenas opciones políticas como sociedad? En 1991, Michel Camdessus, director general del FMI (Fondo Monetario Internacional, proponía “reconciliar las 3 manos”: “la mano invisible”, aquella del mercado, que tiene sus propias reglas de funcionamiento, que conviene no perturbar demasiado so pena de crear graves desórdenes, “la mano de la justicia”, aquella del Estado, que arbitra y reparte, de manera voluntarista, puesto que el mercado está lejos de proveer la justicia de manera armoniosa; en fin “la mano fraternal”, aquella del prójimo, siempre necesaria para reintroducir “lo humano” allí donde el esfuerzo colectivo de una justa repartición no logra sus objetivos o fines. Alguien como Louis-Joseph Lebret, dominicano y fundador de Economía y Humanismo, ha consagrado su vida viendo la manera de cómo evangelizar la economía. Este capítulo que le falta al evangelio de Mateo, nos corresponde a nosotros escribirlo.

***
 “A la hora de preguntarse por la incidencia pública de la religión, hay que distinguir diversas formas de vivirla. Tanto los intelectuales como las notas periodísticas frecuentemente caen en groseras y poco académicas generalizaciones cuando hablan de los defectos de las religiones y muchas veces no son capaces de distinguir que no todos los creyentes –ni todas las autoridades religiosas– son iguales. Algunos políticos aprovechan esta confusión para justificar acciones discriminatorias. Otras veces se desprecian los escritos que han surgido en el ámbito de una convicción creyente, olvidando que los textos religiosos clásicos pueden ofrecer un significado para todas las épocas, tienen una fuerza motivadora que abre siempre nuevos horizontes, estimula el pensamiento, amplía la mente y la sensibilidad. Son despreciados por la cortedad de vista de los racionalismos. ¿Es razonable y culto relegarlos a la oscuridad, sólo por haber surgido en el contexto de una creencia religiosa? Incluyen principios profundamente humanistas que tienen un valor racional aunque estén teñidos por símbolos y doctrinas religiosas.”
(Evangeli Gaudium, “La alegría del evangelio”, Papa Francisco No 256).
 Twitter:   @gadabay
 http://padregusqui.blogspot.ca


Referencias:
vieliturgique.ca
prionseneglise.ca
rassembler
mystereetvie.com


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