1o de enero del 2015: Santa Marìa Madre de Dios

En el día de la Madre de Dios: Bendiciones y paz para el 2015

En el dìa de la Madre de Dios: Bendiciones y paz para el 2015

La fiesta de Santa María, Madre de Dios, nos revela el amor entrañable del Señor por aquella que iba a ser la Madre del Salvador. María fue escogida entre todas las mujeres para realizar su misión. 
Después de nuestro bautismo, nosotros somos los embajadores del amor entrañable de Dios.
En este comienzo del nuevo año, dejemos que el Señor nos reitere su amor y nos bendiga.

EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 16-21
En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que había visto y oído; todo como les había dicho. Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor


A guisa de introducción:

Con Santa María iniciamos el nuevo año 2015,
justo el primer día del calendario civil, el 1º de enero que este año es jueves,la Iglesia nos invita a invocarla a ella María, como Madre de Dios!
Año de esperanza, para creer aun (todavía) que otro mundo, otra sociedad es posible. Los cristianos nunca cesamos de esperar, pero no es una espera con los brazos cruzados sino trabajando para que ese nuevo mundo llegue.
Cada primer día del año nuevo se nos invita también a celebrar la jornada mundial de la paz y es María quien puede inspirarnos ese valor, ese estado del Espíritu, que es más que quietud, calma, y o la ausencia de guerra (pax romana)…Es la paz que el mundo no nos puede ofrecer, es la paz de Jesucristo (Shalom hebreo), es la paz que adviene cuando aceptamos el MISTERIO, cuando nos adentramos en el silencio de Dios, cuando nos sumergimos en Él y escuchamos para poder vivir hablar y cohabitar con nuestros hermanos.
Es la paz que nos libra de todo perjuicio o juicio ante las cosas, personas o realidades que nos superan (y o que no podemos fácilmente explicar, aceptar, asumir o comprender).
El inicio del nuevo año nos posibilita mirar hacia atrás, hacer balance, percibir cuánto hemos ganado, calcular cuánto hemos avanzado, qué es necesario mejorar, evaluar la caminada y aun cuestionarnos si la meta inmediata o a largo plazo nos satisface y es aun válida para el crecimiento personal, espiritual…en una palabra para mi realización (mi felicidad).
El año que comenzamos nos reta también a mirar hacia el futuro, y otear el horizonte…Hacia donde voy? Qué quiero lograr? Qué busco? Cuál es mi meta? Cuáles son mis proyectos? He sido fiel a mis sueños? A mi vocación y amor primero? Le daré un lugar mayor y privilegiado a lo realmente importante: mi felicidad, mi familia, mi prójimo, a lo que me gusta hacer (profesión, trabajo, vocación)?
La vida no es fácil, es cierto, además de las catástrofes naturales (invierno cruel y crudo o sequia provocadora de incendios y escasez de agua…), las amenazas contra la seguridad (ciudadana, alimentaria, sanitaria…) reflejada en la violencia absurda, la violencia causa de la injusticia, también nos acosan los condicionamientos, las estructuras ya dadas (y que alienan o adormecen a veces), la vejez, el sufrimiento, la soledad, nuestros pecados y o limitaciones personales, la incomprensión de los otros…
Al leer el evangelio de este domingo y las otras lecturas con la suficiente atención y devoción seguramente que encontraremos pistas iluminadoras que nos ayudaran a vivir la vida, a asumirla y confiarla como María en la Providencia divina…No estamos solos, Él, ese Jesús – Emanuel (Dios con nosotros)- que se encarnó en las entrañas de María nos acompaña todos los días hasta el fin del mundo. Solo es necesario dejarlo entrar en nuestra casa, abrirle la puerta y dejar que su Espíritu nos invada a través de la oración, la Eucaristía (Palabra y Pan), la compasión y el amor…Al ejemplo de María…
Quiero aprovechar este día del año nuevo para confirmarles una vez más mi afecto y renovar mi deseo sincero de estar a su servicio. Deseo que a través de todo lo que podamos vivir durante el nuevo año, podamos todos crecer un poco más en SABIDURIA Y SANTIDAD, en BONDAD y en CARIDAD.
Deseo que cada uno (a) de ustedes sea para las personas que encuentren sobre su ruta, ese buen samaritano que escucha al ser humano que tiene necesidad de ser atendido, el (la) amigo (a) que hace una parte del camino con aquella persona que tiene necesidad de un compañero (a) para continuar su ruta.
Pidámosle al señor, que nos acompañe a lo largo del año que viene.
Que nos reconforte y no de esperanza en medio de nuestras penas,
que nos regale amistad y agradecimiento en medio de nuestras alegrías…
Y AMOR por todas partes y siempre.
Buen, feliz y santo año,
Que Dios les bendiga y que todos sus buenos deseos se hagan realidad en el 2015!

Las cosas que se llevan dentro (2)

Las cosas que se llevan dentro (2)
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Aproximación psicológica al texto del Evangelio:

Tres hombres trabajan juntos y hacen los mismos gestos.
El primero talla piedras, el segundo se gana su vida y la de su familia y el tercero construye una catedral.
Para cada uno de los 3, la realidad exterior es la misma, pero ella toca a cada uno en niveles de profundidad diferentes. Para el primero su realidad termina en la superficialidad de su ser y la define a partir de aquello que se le presenta de manera inmediata ante sus ojos: una piedra, un martillo y un cincel.
El segundo se deja penetrar más por los gestos que realiza y se detiene en los frutos obtenidos a medio terminar: por ejemplo, el salario que tendrá al finalizar la semana…
En cuanto al 3o, él se deja habitar más profundamente todavía por la realidad que vive, hasta entrar en comunión con el sentido profundo de esta realidad, que es la de dar forma a una catedral.
De igual modo, la persona humana está hecha de niveles profundos que se suceden hasta el infinito, y para comprender su destino, ella debe dejarse tocar cada vez más en profundidad por aquello que vive.
Acá Lucas nos muestra en María una mujer ya comprometida en ese proceso de interiorización y de profundización. Interrogada a propósito de lo que vivía, María podía haber respondido: yo acabo de dar a luz un hijo, mas ella hubiera sentido que este tipo de respuesta no daba cuenta de toda la realidad.
Como el 3er artesano de cara al proyecto de la catedral, María se sentía probablemente comprometida en un proyecto que superaba en mucho aquello que ella podía percibir en lo inmediato. Ella sentía la necesidad de dejarse tocar mucho más en profundidad por esos sucesos, dejarse habitar por ellos hasta que su sentido profundo emergiera lentamente en su conciencia.
Tocamos acá una dimensión fundamental de la vida espiritual. Antes de ser relación viva con un Dios personal, la vida espiritual es ante todo esta cualidad de presencia en (sí mismo) nosotros mismos y en lo que vivimos…es decir ser conscientes de lo vivido, de auscultar y auto conocerse, lo que permite llegar a distinguir de manera progresiva entre lo que llevamos internamente y la dirección que toman los eventos que nos tocan, con los respectivos giros a realizar y de acuerdo a los estados de ánimo (las estaciones del alma).
Pues muy a menudo, Dios habla a través de los eventos como lo ha hecho a través (por) Jesús: si ha sido necesario 30 años para que su Palabra en Jesús se haga clara e invitante, así también muy a menudo, se requiere tiempo y la disponibilidad interior para que esta Palabra en nuestro vivir llegue a ser clara y cargada de sentido.
Es portando (llevando consigo) los eventos de su vivir como ella había portado Jesús que María vivió su vida espiritual, y es también a esta misma disponibilidad interior a la que nosotros estamos llamados…

El tiempo de la bendición (3)

El tiempo de la bendición (3)


Primera lectura
Lectura del libro de los Números (6,22-27):
El Señor habló a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz." Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»
Palabra de Dios

 El tiempo de la bendición :

Han ustedes notado que, en la vida, uno tiene la tendencia a maldecir que a bendecir?, a quejarnos que a alegrarnos?
En el fondo, somos más sensibles ante lo que va mal que ante lo que va bien, ante lo malo que ante lo bueno, y del mismo modo es nuestra disponibilidad mayor a parar la oreja ante las malas noticias (de ahí el sensacionalismo que alimenta a los medios) que ante las buenas nuevas (cfr. El evangelio). Lo que está bien o va bien no importa no hay por qué darle tantas ínfulas, para qué se piensa o se gasta tiempo en eso. Por el contrario, aquello que va mal nos alerta. Se trata aquí entonces de un mecanismo biológico esencial y primordial para nuestro bienestar y nuestra supervivencia.
Al menor índice de hostilidad del mundo exterior, al menor exceso de frío, de calor, de ruido, nuestro cuerpo se pone alerta. Nosotros nos acostumbramos, por ejemplo, a dormir con ruido, y más cuando ese ruido nos es familiar. Mas, si de repente llega sobre ese ruido familiar otro ruido más débil, pero imprevisto, entonces nos despertamos.
De igual manera, somos más sensibles a la hostilidad de los otros por nosotros que a su afabilidad por nosotros. El miedo es un reflejo de supervivencia. Ella debe entonces llegar rápido. La confianza puede tomar tiempo y se desarrolla en el aprendizaje.
En un sentido, el instinto hace bien las cosas y nos protege. Pero para llegar a ser verdaderamente humano, es necesario superar esta etapa de la reacción instintiva. Si no lo hacemos, el miedo y la desconfianza se convierten en nuestras referencias fundamentales, y acabamos por construir una cultura de la competencia, de la desconfianza, de la agresividad. Cada quien reivindica sus derechos sin otra consideración.
Me, myself, and I, dicen los anglòfonos. Je,me, moi, se dice en francés. Yo y me, decimos en castellano.
Yo primero, de los otros me despreocupo, qué me importa. Últimamente, fenómenos nuevos e inquietantes de agresividad se manifiestan, en la tele-realidad o reality shows, en los deportes, llamados extremos, en la rabia o mal genio mientras se está al volante; en las escuelas y colegios por ejemplo, donde los adolescentes y púberes envueltos en el llamado bulling o mejor intimidación (acoso) son la muestra… En el fondo, nos sentimos más frustrados por aquello que no tenemos y no nos sentimos satisfechos con lo que tenemos, nos mostramos más inquietos por la amenaza del otro, que seguros por su presencia (se comulga con lo que decía el pesimista Sartre: “la nausea o la peste son los otros.”)
Sin caer en la ingenuidad, sin renunciar a una indispensable prudencia, cómo podemos superar el miedo y la desconfianza instintiva ante el otro y construir juntos aquello que podríamos llamar la cultura de la confianza? Un desafío mayor (gigante), en verdad…
Tradicionalmente, las sociedades realizan la cultura de la confianza, desarrollando la homogeneidad. Se trata de edificar una sociedad unánime que reconoce las mismas reglas, los mismos valores, los mismos comportamientos.
Quienes se desvían son rechazados y combatidos, pero al interior del grupo, se puede tener confianza ya que todo el mundo es parecido y debe perseverar así, serlo siempre.
Así entonces, la autoridad protegerá contra la desviación y confirmará la identidad del grupo. Miren los Estados Unidos, observen los grupos terroristas, piensen en los medios o ambientes integristas. No tienen ustedes la impresión que nos deslizamos hacia el miedo y la tentación identitaria?
(Pero hay otra ideología, otra tentación, que arrastra a buena parte de la izquierda, destruyendo sus viejos principios. Y son las ideologías identitarias, las que se basan en hacer banderas de las diferencias linguísticas o culturales. Este pensamiento ,tampoco tiene en principio nada en común con los viejos principios de la izquierda basados en buscar lo que une, en superar fronteras artificiales y luchar contra una explotación que a todos afecta, independientemente de donde se viva. Bien es cierto que estos principios en la práctica fueron muy débiles). http://alfrecarreras.blogspot.ca/2010/10/las-izquierdas-de-la-tentacion....
En realidad, es difícil vivir en una sociedad abierta, pluralista, diversificada, puesto que siempre hay gente que trata de poner la mano sobre la sociedad y controlarla bajo el pretexto o excusa de LIBERTAD. Por ejemplo, hace algunos años, acá en Quebec y otras partes, ciertas personas se manifestaban contra el hecho que se cantaran canciones de Navidad en Navidad, ya que hay entre nosotros personas incrédulas. Este tipo de fenómeno ha recibido un nombre: se habla de rectitud política. Rápidamente, una corriente se desarrolla, ocupa el espacio público y busca transformar las reglas sociales en provecho de su punto de vista, a veces legitimo en sí mismo pero insoportable cuando se le lleva a cabo y se le quiere imponer a toda la sociedad.
Hace falta tiempo y paciencia para construir la confianza. Es necesario sobre todo desarrollar en todos los niveles la práctica democrática para sustituir la violencia y poco a poco sobre la marcha hacer el intercambio constante de ideas, la creación de foros, la práctica diversificada de negociaciones ancladas sobre principios basados en la razón y el respeto del otro.
De hecho, es difícil vivir en sociedad y vivir en paz dentro de la diversidad. Es por ello que tenemos necesidad de tiempos fuertes de amistad, de solidaridad, de confianza. Esos tiempos donde hay treguas (se suspende las agresiones, la guerra), para celebrar nuestra fraternidad (Todo hombre- mujer es mi hermano (a) ; somos todos criaturas, hijos del mismo Padre Dios, Todopoderoso en amor), esos son los momentos de fiesta.
Fiesta nacional, aniversarios, cumpleaños, fiesta de difuntos, fiesta de las madres, etc. El tiempo social transcurre al ritmo de las pausas simbólicas (sacramentos para los cristianos, del bautismo hasta la misa de funerales), que como las treguas en tiempos de guerra, permiten a la gente tomarse tiempo para reconfortarse y llenarse de aquello que les hace falta (perdón, amor, armonía, paz…). Eso es particularmente la función del tiempo de fiesta.
Prácticamente desde principios de diciembre hasta mediados de enero, hacemos una tregua social. Dejamos de tener miedo. Confiamos, enviamos tarjetas de Navidad y de feliz año a nuestros amigos, a la gente que queremos más o menos pero que hacen parte de nuestro círculo de relaciones, y mismo a nuestros competidores comerciales.
Nosotros les deseamos un feliz año, el éxito, la paz, la felicidad. Les deseamos el bien. Entramos en el tiempo de la bendición.
Hoy, la liturgia nos ofrece un texto de bendición de los tiempos del Éxodo. “Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: “Así bendeciréis a los hijos de Israel: (Números 6,23). Esto no se dice solamente de Aarón, sino también de sus descendientes. En el fondo, los sacerdotes de todas las religiones deben bendecir la gente. Los sacerdotes, ellos también tienden a condenar, a castigar, a prohibir, a juzgar. Pero me parece que ellos deben ante todo comprender, animar, sostener, bendecir. En español, la palabra BENDICION’ viene del latín bene dicere, lo que significa decir bien. Decir bien de Dios, decir bien de los humanos que se nos confía. Y si es posible bien decirlo, con verdad y convicción.
La bendición de Aarón está construida sobre una triple repetición:
• Que el Señor te bendiga y te guarde!
• Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti, que Él se incline hacia ti!
• Que el Señor torne hacia ti su rostro, que Él te aporte la paz!
El concepto fundamental que utiliza la formula de bendición es aquel del ROSTRO. En la tradición bíblica, la noción de rostro (cara, faz) es compleja. Si Dios esconde su rostro, es un signo de rechazo y de muerte. Por lo tanto, ningún ser humano no puede ver a Dios cara a cara.
La identidad de Dios es como inaccesible. Pero hay algo de Él que resplandece en el ser humano. Ya que el ser humano ha sido creado a la imagen y semejanza de Dios, según el Génesis. En el fondo, el secreto de Dios se revela o manifiesta en el rostro de los hombres. Así nuestro rostro contiene nuestra identidad, y yo diré que igualmente él refleja nuestro origen divino. Mostrar su rostro, es revelarse. El bandido esconde su cara, lo mismo el terrorista. El arrogante se pone lentes negros o de sol o que tengan el reflejo de un espejo. Él sustrae sus ojos de la reciprocidad.
En ciertas culturas, solo el macho, camina con la cabeza descubierta. La mujer debe portar un sombrero o portar un velo, como si ella fuera de naturaleza inferior. En otras culturas, se prohíbe a las personas hacerse fotografiar, puesto que la persona tomada en foto se haría de este modo robar su identidad.
La bendición pide al Señor hacer brillar su rostro, de inclinarse sobre el pueblo y volver su rostro sobre él. La bendición instaura una proximidad entre Dios y la persona bendecida.
Qué bella iniciativa! que más allá de los miedos y de las reservas legitimas de la vida, se llame a Dios mismo para que Él sea favorable con la gente que se bendice. Aquel que bendice ha vencido al miedo. Aquel que bendice busca instaurar un mundo nuevo basado en la confianza, la generosidad, la alegría. Bendecir alguien, es desearle bien.
Es cesar de estar en rivalidad o competencia con alguien y sentirse feliz de verle triunfar, salir adelante, progresar. Bendecir puede reducirse a un acto puramente ritual, con carácter mágico. Pero si Dios ofrece su rostro, como rechazar o negarse a entrar en su alianza?
A pocas horas del año que comienza y después de comenzado, es costumbre formular deseos. Acá en Canadá hay entre las tradiciones un rito extraordinario: la bendición paternal. Es costumbre que el padre bendiga sus hijos:
En el primer día del año, guarda nuestra costumbre.
Tú les bendecirás como los abuelos (E. Laflèche et O. O’Brien, La bénédiction paternelle).
Se trata de una vieja costumbre venida de Francia pero también presente en otros países. El padre bendice su familia para que reine la paz y la armonía. Se trata de superar los conflictos y las tensiones inevitables de la vida corriente para llamar a un orden más verdadero y más bello: la comunión en la familia y al orden de la naturaleza. La bendición entonces disminuye o atenúa la divergencia en el orden cósmico.
Puede que se trate nada menos que de una afirmación de la autoridad paternal, de una retoma del control. Pero esto igualmente puede ser un acto de profunda humanidad si cada quien, presenta y dona su rostro para permitir ser mirado y mirar los otros. Entonces, la verdad podrá llegar.
Esta bendición paterna, nosotros podemos dárnosla los unos a los otros, el padre o la madre sobre los hijos, en el seno de nuestras familias divididas, separadas, reconstituidas. Bendición también de los abuelos, a veces desamparados ante la complejidad de las generaciones que les suceden.
Y porque es cuestión de rostro, yo agregaré que todos los deseos que nos intercambiamos son a su manera una bendición, y a la vez un anhelo y un compromiso.
Es esencial por ello que cada quien vuelva su rostro, se incline, y posibilite que su rostro sea accesible. Hace falta buscar establecer un verdadero contacto ofreciendo sus deseos al otro.
Cuestión de mirada, cuestión de verdad!

FELIZ Y BENDECIDO AÑO 2015!

@gadabay
P. GUSTAVO QUICENO J.
padregusqui.blogspot.ca

REFERENCIAS:
 BEAUCHAMP, ANDRÉ. COMPRENDRE LAPAROLE (CYCLE B)

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