1o de enero del 2017: Solemnidad de Santa María Madre de Dios
Reemprender el camino
La palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir escuchando nuestra
memoria, como María.
En el momento de comenzar un nuevo año, nos reunimos como discípulos de
Jesús. A ejemplo de María, vamos a abrir nuestro corazón a la palabra de Dios,
que nos llena de sus bendiciones y de su paz.
Lectura del santo
evangelio según san Lucas (2,16-21):
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Mirar hacia atrás y proyectarse al futuro
El tiempo pasa
inexorablemente como dice el poeta y estamos acá-gracias a Dios- comenzando un Nuevo año. "El
tiempo pasa y se
nos va la vida", cantaban una balada y un merengue de los años 80; "se
nos va la vida como el agua en las manos", cantaba también el venezolano José Luis Rodriguez el puma en los 80s.
No es fácil para nosotros constatar el paso
del tiempo y ver cómo el organismo
empieza a decaer y a las arrugas aparecer en nuestra
piel.
Qué nos traerá este nuevo año? En muchas partes del mundo
se celebra su llegada con champaña, vino y otros licores, y se recibirá con luces
de colores artificiales y brillantes. Pero
nosotros los cristianos hemos de recibir el año también en un ambiente de
meditación, oración y silencio como el que nos enseña hoy SANTA MARÍA MADRE DE
DIOS en el Evangelio.
Recordemos que además
de ser la Jornada Mundial por la paz, es su día, el de la Virgen María y su fiesta dedicada y con ella
abrimos y le confiamos el nuevo año que
empezamos.
“María guardaba todas
estas cosas y las meditaba en su corazón”, nos dice san Lucas . Saber celebrar el comienzo del año 2017 en silencio y en ambiente de oración y en comunidad
cristiana es la mejor
manera de acoger este nuevo calendario en nuestras vidas. El encuentro con el
Señor en ambiente de comunidad cristiana, nos permitirá evaluar el año que terminó y hacer una planeación para el que comienza.
Ustedes sabrán sin
duda que Enero, se dice janvier en francés, january
en inglés, y que toma su nombre del dios griego Janus que se representaba con dos caras, una mirando hacia atrás , hacia el año que termina y la otra mirando el
futuro. Janus es entonces el símbolo de la evaluación y la
planificación.
En este inicio de año
, es bueno mirar hacia atrás. El balance de los años que terminan es raramente
positivo.
En 2016, han continuado los ataques
terroristas en Oriente Medio, ha habido terremotos (el más desastroso, el de Ecuador, en abril,sin mencionar los de Italia y otras partes), grandes incendios, el calentamiento creciente del planeta, un largo verano
en Colombia, el miedo al terrorismo, la crisis económica, la perdida de
millones de empleos, los amos de la droga, la violencia intrafamiliar especialmente contra mujeres y niños, etc.
El examen de
conciencia que hacemos de nosotros mismos, de nuestras dificultades, quizás no sea muy motivador y no nos entusiasme, tampoco. Pero seguro
ha habido cosas positivas en nuestra vida, mezcladas con las cosas malas.
Quizás hemos vivido este año una separación, un divorcio, la muerte de un ser
querido, un accidente, una enfermedad grave, una inmensa soledad. Pero también recordamos
los encuentros familiares, las fiestas de los niños, los perdones acordados,
las reconciliaciones entre amigos, evocamos un un periodo de tregua y remisión de
nuestro cáncer u otra enfermedad, recordamos el nacimiento de un niño (un hijo), de un triunfo o éxito en
nuestra carrera. Cada uno tiene
sus razones para DAR GRACIAS!
Mirar hacia atrás es útil, pero más importante todavía
es proyectar nuestra mirada hacia el futuro. La vida se nos ha dado para
avanzar. La vida se nos ofrece para recomenzar con un corazón nuevo, ahí donde
quizás hemos fracasado en el pasado. La
vida se nos da para construir algo bello.
A menudo la gente
dice : « a mi edad,
soy demasiado viejo para cambiar! » En
el espíritu de la Biblia, nunca se es demasiado
viejo para mejorar, para replantearnos las preguntas, para retomar el camino.
El antiguo y Nuevo testamento están llenos de ejemplos de personas ancianas que
reorientaron su vida. Son las
resoluciones que tomamos al
comienzo del año las que le
dan sentido a este día. Al menos queremos intentarlo, hacer un esfuerzo, comprometernos hacernos el propósito
de tomar el camino del progreso, del cambio positivo.
Si se lo permitimos,
Dios puede transformar nuestra existencia, pacificarla, guiarla, hacerla
cantar. Él nos invita hoy a tener una vida más abundante, a comenzar el año 2017 con alegría y confianza.
Es en este sentido
que Él nos ofrece , en la primera lectura, su bendición, una de las más bellas
que existe: “El Señor
te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el
Señor se fije en ti y te conceda la paz”.
Gracias a esta
bendición al inicio del año, podemos situarnos ante el futuro con confianza y serenidad. Podemos continuar viviendo lo más plenamente posible, a
aprovechar lo mejor de los momentos del tiempo que se nos ofrece, y confiar en el mañana.
El día de año nuevo, es el tiempo de nuevas
partidas, es el tiempo de
la esperanza.
El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro
sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.
Que esta bendición
bíblica, antigua de 3000 años, nos acompañe a lo largo del nuevo año 2017.
Feliz año 2017 para cada uno de nosotros!
Aproximación psicológica al texto del Evangelio:
Las cosas que se llevan dentro
Tres hombres trabajan juntos y hacen los mismos gestos.
El primero talla piedras, el segundo se gana su vida y la de
su familia y el tercero construye una catedral.
Para cada uno de los 3, la realidad exterior es la misma,
pero ella toca a cada uno en niveles de profundidad diferentes. Para el primero
su realidad termina en la superficialidad de su ser y la define a partir de
aquello que se le presenta de manera inmediata ante sus ojos: una piedra, un
martillo y un cincel.
El segundo se deja penetrar más por los gestos que realiza y
se detiene en los frutos obtenidos a medio terminar: por ejemplo, el salario
que tendrá al finalizar la semana…
En cuanto al 3o, él se deja habitar más profundamente todavía
por la realidad que vive, hasta entrar en comunión con el sentido profundo de
esta realidad, que es la de dar forma a una catedral.
De igual modo, la persona humana está hecha de niveles
profundos que se suceden hasta el infinito, y para comprender su destino, ella
debe dejarse tocar cada vez más en profundidad por aquello que vive.
Acá Lucas nos muestra en María una mujer ya comprometida en
ese proceso de interiorización y de profundización. Interrogada a propósito de
lo que vivía, María podía haber respondido: yo
acabo de dar a luz un hijo, mas ella ha sentido que este tipo de
respuesta no daba cuenta de toda la realidad.
Como el 3er artesano de cara al proyecto de la catedral,
María se sentía probablemente comprometida en un proyecto que la
superaba en mucho a
lo que ella podía
percibir en lo inmediato. Ella sentía la necesidad de dejarse tocar mucho más
en profundidad por esos sucesos, dejarse habitar por ellos hasta que su sentido
profundo emergiera lentamente en su conciencia.
Tocamos acá una dimensión fundamental de la vida espiritual.
Antes de ser relación viva con un Dios personal, la vida espiritual es ante
todo esta cualidad de presencia en (sí mismo) nosotros mismos y en lo que
vivimos…es decir ser conscientes de lo vivido, de auscultar y auto conocerse,es
lo que permite llegar a distinguir de manera
progresiva entre lo que llevamos internamente y la dirección que toman los
eventos que nos tocan, con los respectivos giros a realizar y de acuerdo a los
estados de ánimo (las estaciones del alma).
Pues muy a menudo, Dios habla a través de los eventos como lo
ha hecho a través (por) de Jesús: si han sido necesarios 30 años para que su Palabra en Jesús
se haga clara e invitante, así también muy a menudo, se requiere tiempo y la
disponibilidad interior para que esta Palabra en nuestro vivir llegue a ser
clara y cargada de sentido.
Es portando (llevando consigo) los eventos de su vivir (como ella había portado Jesús) que María vivió su vida espiritual,
y es también a esta misma disponibilidad interior a la que nosotros estamos
llamados…
Reflexión Central
Fiesta de Santa María, Madre de Dios
En este
comienzo de año, unos a otros nos damos buenos deseos de paz, de prosperidad,
mucha salud así no haya mucho dinero. Y tenemos nuestras propias expresiones:
"Feliz año!", "próspero año y muchas felicidades", "Que
todos tus (sus) sueños se realicen". La Biblia también tiene sus fórmulas:
En la primera lectura, encontramos una que es muy bella; se trata de una
bendición que Dios ha transmitido a su pueblo:
"“El Señor te
bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre
ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu
rostro
y te conceda la paz”.
Esta
bendición se dirigía al pueblo de la antigua alianza. Ella está dirigida
también hoy a la Iglesia y a cada uno de
nosotros. Cualquiera sean las pruebas que vendrán a lo largo del año, la
bendición de Dios se nos ofrece siempre.
Es algo digno
de sentir felicidad, el que empecemos este nuevo año festejando a María, la
Virgen Madre. Madre de Dios. San Pablo nos dice que Dios ha enviado su Hijo
nacido de mujer". Él nos recuerda así, que el Señor Jesús, Hijo de Dios,
hace plenamente parte de la familia humana. Dios nos ha dado a su hijo para
hacernos hijos adoptivos. Es escuchando y siguiendo a Cristo que entramos en
una vida de libertad bajo la guía del Espíritu. Y María está siempre ahí para
invitarnos a hacer "todo lo que Él nos diga".
El Evangelio
nos anuncia que Dios viene a colmarnos, a darnos plenitud más allá de toda
esperanza. La noche de Navidad, festejamos el nacimiento de nuestro Salvador.
Esta Buena Noticia debía ser anunciada a las personas influyentes del país, al
emperador Augusto o al menos a los habitantes de Nazaret. Pero Dios no ve las
cosas como nosotros las vemos. Él envía sus ángeles a los pastores. Estos
últimos son los más pobres entre los pobres. Ellos son los primeros en recibir
esta Buena Noticia; ellos son los primeros en descubrir a María y a José con el
recién nacido acostado en un pesebre. San Lucas nos dice que ellos se van glorificando a Dios, alabándolo por todo lo que ellos habían escuchado y visto.
En este
comienzo de año, podemos desear que Cristo nos de a todos
"un
corazón de pastor",
un corazón
capaz de descubrir a Cristo,
un corazón
capaz de maravillarse de su presencia en medio de nosotros,
un corazón capaz de develar la presencia de Cristo allí donde esperábamos no encontrarla. Pues Cristo no se limita sólo a la Iglesia; Él está presente en todo lugar donde haya amor; Él está también allí donde se sufre. Que podamos nosotros pues descubrirlo en todas partes.
un corazón capaz de develar la presencia de Cristo allí donde esperábamos no encontrarla. Pues Cristo no se limita sólo a la Iglesia; Él está presente en todo lugar donde haya amor; Él está también allí donde se sufre. Que podamos nosotros pues descubrirlo en todas partes.
Esta Buena
Noticia debe ser proclamada al mundo entero. Los pastores han contado: "aquello que se les había dicho con
respecto al niño". Hoy es importante para nosotros imitarlos, para que la
fe se extienda, es necesario que la gente hable. Quien ha descubierto a Cristo
no puede menos que testimoniar.
Desde hace
algunos años, la Diócesis de la Dorada-Guaduas, donde me encuentro ahora, ha decidido tomar en serio la
evangelización. Ha sido preocupación del obispo y los sacerdotes el Sine
(Servicio Integradode Nueva Evangelización), promover los grupos apostólicos y acrecentar la conciencia misionera de todos los bautizados. El Papa
Francisco nos invita continuamente a que reflexionamos juntos para llegar a ser "discípulos
y misioneros". Y como decia San Juan Pablo II: "La fe se fortalece
dándola". Una comunidad cristiana que no sea misionera es una comunidad
muerta. La fe es como la luz. Ella sólo podrá desplegarse e iluminarnos cuando la transmitamos o irradiemos a nuestro alrededor.
Para esta
misión, no estamos solos. Después de habernos hablado de los pastores, San
Lucas centra nuestra atención en María, madre de Jesús. El Evangelio ha
retenido algunas pocas palabras de ella. Él nos dice hoy que "ella conservaba
todos estos acontecimientos, estas cosas, y las meditaba en su corazón",
ella descubre la riqueza y la belleza de lo que le sucede. Este
corazón a corazón con Dios es absolutamente esencial.
Tras los
pasos de María, todos nosotros estamos invitados a meditar los eventos de
nuestra vida. Y tenemos la suerte de poder hacerlo a la luz del Evangelio. En
todo momento, mismo si las cosas van mal, no debemos nunca olvidar que el Señor
está ahí; nosotros siempre podemos contar con Él.
Este primero
de enero, es tambien el día mundial de la oración por la paz. Pensamos en todos
esos países, incluyendo nuestro Colombia, que están dolorosamente marcados por
la guerra, la violencia, el terrorismo. No olvidemos nunca a las familias que han sido separadas de manera forzada y violenta, a los
vecinos que no se hablan entre sí. Si Dios nos ha enviado su Espíritu de amor
es para que seamos artesanos y mensajeros de la paz y de la misericordia.
En este día, te pedimos Señor: Que tu Palabra nos habite y sea el motor
de nuestras vidas. Condúcenos por el camino que Tú has venido a mostrarnos.
Guárdanos fieles en tu amor. Amén!
2
El tiempo de la bendición :
Han ustedes notado que, en la vida, uno tiene más tendencia a
maldecir que a bendecir?, a quejarnos que a alegrarnos?
En el fondo, somos más sensibles ante lo que va mal que ante lo
que va bien, ante lo malo que ante lo bueno, y del mismo modo es nuestra
disponibilidad mayor a parar la oreja a las malas noticias (de
ahí el sensacionalismo que alimenta a los medios) que a las buenas nuevas (cfr.
El evangelio). Lo que está bien o va bien no importa, no hay por qué darle
tantas ínfulas, para qué se piensa o se gasta tiempo en eso. Por el contrario,
aquello que va mal nos alerta. Se trata aquí entonces de un mecanismo biológico
esencial y primordial para nuestro bienestar y nuestra supervivencia.
Al menor índice de hostilidad del mundo exterior, al menor
exceso de frío, de calor, de ruido, nuestro cuerpo se pone alerta. Nosotros nos
acostumbramos, por ejemplo, a dormir con ruido, y más cuando ese ruido nos es
familiar. Mas, si de repente llega sobre ese ruido familiar otro ruido más
débil, pero imprevisto, entonces nos despertamos.
De igual manera, somos más sensibles a la hostilidad de los
otros por nosotros que a su afabilidad por nosotros. El miedo es un reflejo de
supervivencia. Ella debe entonces llegar rápido. La confianza puede tomar
tiempo y se desarrolla en el aprendizaje.
En un sentido, el instinto hace bien las cosas y nos protege.
Pero para llegar a ser verdaderamente humanos, es necesario superar esta etapa
de la reacción instintiva. Si no lo hacemos, el miedo y la desconfianza se
convierten en nuestras referencias fundamentales, y acabamos por construir una
cultura de la competencia, de la desconfianza, de la agresividad. Cada quien
reivindica sus derechos sin otra consideración.
Me,
myself, and I,
dicen los anglofonos. Je,me, moi, se dice en francés. Yo y me, decimos en castellano.
Yo primero, de los otros me despreocupo, qué me importa.
Últimamente, fenómenos nuevos e inquietantes de agresividad se manifiestan, en
la tele-realidad o reality shows, en los deportes, llamados extremos, en la
rabia o mal genio mientras se conduce
en calle o carretera; en las escuelas y colegios por ejemplo, donde los
adolescentes y púberes envueltos en el llamado bulling o mejor intimidación
(acoso) son la muestra… En el fondo, nos sentimos más frustrados por aquello
que no tenemos y no nos sentimos satisfechos con lo que tenemos, nos mostramos
más inquietos por la amenaza del otro, que seguros por su presencia (se comulga
con lo que decía el pesimista Sartre: “la
nausea o la peste son los otros.”)
Sin caer en la ingenuidad, sin renunciar a una indispensable
prudencia, cómo podemos superar el miedo y la desconfianza instintiva ante el
otro y construir juntos aquello que podríamos llamar la cultura de la
confianza? Un desafío mayor (gigante), en verdad…
Tradicionalmente, las sociedades realizan la cultura de la
confianza, desarrollando la homogeneidad. Se trata de edificar una sociedad
unánime que reconoce las mismas reglas, los mismos valores, los mismos
comportamientos.
Quienes se desvían son rechazados y combatidos, pero al interior
del grupo, se puede tener confianza ya que todo el mundo es parecido y debe
perseverar así, serlo siempre.
Así entonces, la autoridad protegerá contra la desviación y
confirmará la identidad del grupo. Miren los Estados Unidos, observen los
grupos terroristas, piensen en los medios o ambientes integristas. No tienen
ustedes la impresión que nos deslizamos hacia el miedo y la tentación
identitaria?
(Pero hay otra ideología,
otra tentación, que arrastra a buena parte de la izquierda, destruyendo sus
viejos principios. Y son las ideologías identitarias, las que se basan en hacer
banderas de las diferencias linguísticas o culturales. Este pensamiento
,tampoco tiene en principio nada en común con los viejos principios de la
izquierda basados en buscar lo que une, en superar fronteras artificiales y
luchar contra una explotación que a todos afecta, independientemente de donde se
viva. Bien es cierto que estos principios en la práctica fueron muy débiles).
http://alfrecarreras.blogspot.ca/2010/10/las-izquierdas-de-la-tentacion....
En realidad, es difícil vivir en una sociedad abierta,
pluralista, diversificada, puesto que siempre hay gente que trata de poner la
mano sobre la sociedad y controlarla bajo el pretexto o excusa de LIBERTAD. Por
ejemplo, hace algunos años, en
Quebec,
y otras partes de Canadá, ciertas personas se manifestaban contra el hecho que se
cantaran canciones de Navidad en Navidad, ya que hay entre nosotros personas
incrédulas. Este tipo de fenómeno ha recibido un nombre: se habla de "lo políticamente correcto". Rápidamente, una corriente se desarrolla, ocupa el espacio público y
busca transformar las reglas sociales en provecho de su punto de vista, a veces
legitimo en sí mismo pero insoportable cuando se le lleva a cabo y se le quiere
imponer a toda la sociedad.
Hace falta tiempo y paciencia para construir la confianza. Es
necesario sobre todo desarrollar en todos los niveles la práctica democrática
para sustituir la violencia y poco a poco sobre la marcha, hacer el intercambio
constante de ideas, la creación de foros, la práctica diversificada de
negociaciones ancladas sobre principios basados en la razón y el respeto del
otro.
De hecho, es difícil vivir en sociedad y vivir en paz dentro de
la diversidad. Es por ello que tenemos necesidad de tiempos fuertes de amistad,
de solidaridad, de confianza. Esos tiempos donde hay treguas (se suspende las
agresiones, la guerra), para celebrar nuestra fraternidad (Todo hombre- mujer
es mi hermano (a) ; somos todos criaturas, hijos del mismo Padre Dios,
Todopoderoso en amor), esos son los momentos de fiesta.
Fiesta nacional, aniversarios, cumpleaños, fiesta de difuntos,
fiesta de las madres, etc. El tiempo social transcurre al ritmo de las pausas
simbólicas (sacramentos para los cristianos, del bautismo hasta la misa de
funerales), que como las treguas en tiempos de guerra, permiten a la gente
tomarse tiempo para reconfortarse y llenarse de aquello que les hace falta
(perdón, amor, armonía, paz…). Eso es particularmente la función del tiempo de
fiesta.
Prácticamente desde principios de diciembre hasta mediados de
enero, hacemos una tregua social. Dejamos de tener miedo. Confiamos, enviamos
tarjetas de Navidad y de feliz año a nuestros amigos, a la gente que queremos
más o menos pero que hacen parte de nuestro círculo de relaciones, y mismo a
nuestros competidores comerciales.
Nosotros les deseamos un feliz año, el éxito, la paz, la
felicidad. Les deseamos el bien. Entramos en el tiempo de la bendición.
Hoy, la liturgia nos ofrece un texto de bendición de los tiempos
del Éxodo. “Habla a Aarón y a sus hijos,
y diles: “Así bendeciréis a los hijos de Israel: (Números 6,23). Esto no se
dice solamente de Aarón, sino también de sus descendientes. En el fondo, los
sacerdotes de todas las religiones deben bendecir la gente. Los sacerdotes,
ellos también tienden a condenar, a castigar, a prohibir, a juzgar. Pero me
parece que ellos deben ante todo comprender, animar, sostener, bendecir. En
español, la palabra BENDICION’ viene del latín bene dicere, lo que significa decir bien. Decir bien de Dios, decir
bien de los humanos que se nos confía. Y si es posible bien decirlo, con verdad
y convicción.
La bendición de Aarón está construida sobre una triple
repetición:
• Que el Señor te bendiga
y te guarde!
• Que el Señor haga
brillar su rostro sobre ti, que Él se incline hacia ti!
• Que el Señor torne
hacia ti su rostro, que Él te aporte la paz!
El concepto fundamental que utiliza la formula de bendición es
aquel del ROSTRO. En la tradición bíblica, la noción de rostro (cara, faz) es
compleja. Si Dios esconde su rostro, es un signo de rechazo y de muerte. Por lo
tanto, ningún ser humano no puede ver a Dios cara a cara.
La identidad de Dios es como inaccesible. Pero hay algo de Él
que resplandece en el ser humano. Ya que el ser humano ha sido creado a la
imagen y semejanza de Dios, según el Génesis. En el fondo, el secreto de Dios
se revela o manifiesta en el rostro de los hombres. Así nuestro rostro contiene
nuestra identidad, y yo diré que igualmente, él refleja nuestro origen divino.
Mostrar su rostro, es revelarse. El bandido esconde su cara, lo mismo el
terrorista. El arrogante se pone lentes negros o de sol o que tengan el reflejo
de un espejo. Él sustrae sus ojos de la reciprocidad.
En ciertas culturas, solo el macho, camina con la cabeza
descubierta. La mujer debe portar un sombrero o portar un velo, como si ella
fuera de naturaleza inferior. En otras culturas, se prohíbe a las personas
hacerse fotografiar, puesto que la persona tomada en foto se haría de este modo
robar su identidad.
La bendición pide al Señor hacer brillar su rostro, de
inclinarse sobre el pueblo y volver su rostro sobre él. La bendición instaura
una proximidad entre Dios y la persona bendecida.
Qué bella iniciativa! que más allá de los miedos y de las
reservas legitimas de la vida, se llame a Dios mismo para que Él sea favorable
con la gente que se bendice. Aquel que bendice ha vencido al miedo. Aquel que
bendice busca instaurar un mundo nuevo basado en la confianza, la generosidad,
la alegría. Bendecir alguien, es desearle bien.
Es cesar de estar en rivalidad o competencia con alguien y
sentirse feliz de verle triunfar, salir adelante, progresar. Bendecir puede
reducirse a un acto puramente ritual, con carácter mágico. Pero si Dios ofrece
su rostro, como rechazar o negarse a entrar en su alianza?
A pocas horas del año que comienza y después de comenzado, es
costumbre formular deseos. En Canadá hay entre las tradiciones un rito extraordinario: la
bendición paternal. Es costumbre que el padre bendiga sus hijos:
En el primer día del año,
guarda nuestra costumbre. Tú les bendecirás como los abuelos (E. Laflèche et O. O’Brien, La bénédiction paternelle).
Se trata de una vieja costumbre venida de Francia pero también
presente en otros países. El padre bendice su familia para que reine la paz y
la armonía. Se trata de superar los conflictos y las tensiones inevitables de
la vida corriente para llamar a un orden más verdadero y más bello: la comunión
en la familia y al orden de la naturaleza. La bendición entonces disminuye o
atenúa la divergencia en el orden cósmico.
Puede que se trate nada menos que de una afirmación de la
autoridad paternal, de una retoma del control. Pero esto igualmente puede ser
un acto de profunda humanidad si cada quien, presenta y dona su rostro para
permitir ser mirado y mirar los otros. Entonces, la verdad podrá reinar.
Esta bendición paterna, nosotros podemos dárnosla los unos a los
otros, el padre o la
madre sobre los hijos, en el seno de nuestras familias
divididas, separadas, reconstituidas. Bendición también de los abuelos, a veces
desamparados ante la complejidad de las generaciones que les suceden.
Y porque es cuestión de rostro, yo agregaré que todos los deseos
que nos intercambiamos son a su manera una bendición, y a la vez un anhelo y un
compromiso.
Es esencial por ello que cada quien vuelva su rostro, se
incline, y posibilite que su rostro sea accesible. Hace falta buscar establecer
un verdadero contacto ofreciendo sus deseos al otro.
Cuestión de mirada, cuestión de verdad!
3
Verdaderamente una
buena nueva ...
Esperando que daría
uvas, pero le dio agrazones (Is S, 2).
He aquí que hago nuevas
todas las cosas (Ap
21, 5).
«¡VIVE !» Quisiera felicitarte por el nuevo año a ti que
tienes la paciencia de recorrer día tras día, conmigo, este itinerario de
reflexiones. La felicitación puede parecer banal, pero no acierto a encontrar
otra mejor: ¡vive! Quiero decir: vive de vida. No de banalidad, de necedades. «Vivid, ¡caramba! Vivid para la vida. No
viváis para la nada. La vida corre veloz. No despachéis la vida como un
quehacer de administración ordinaria. La vida es corta. Avanzad lejos vosotros
mismos. Vivid a la luz del sol. Sentid el placer de vivir» (P. Talec).
Vive. No te dejes llevar por la vida. Pero no basta con
vivir. Hay que precisar para qué se vive. No basta mirar el calendario, el
reloj. Es necesario dar un sentido a los días, a las horas, a los minutos. No
basta —como alguien ha hecho observar agudamente— añadir años a la vida. Hay
que añadir vida a los años. Vive, por tanto, de vida. No vivas del vacío. Un
monje antiguo decía: «La mayor parte de los hombres me parecen virutas de
madera arrolladas en torno a su vacío central».
Elimina urgentemente, por favor, ese vacío central. Y
encuentra, en cambio, un centro para tu vida. Es magnífico vivir. Con tal que
sea verdaderamente vida. No una representación, una apariencia o una función.
No se trata de hacer pasar el tiempo. Se trata de hacer pasar el tiempo en la
vida. No permitir que vida y tiempo se ignoren... Animo, vivamos.
PUEDO SABER QUÉ PASARÁ EN EL NUEVO AÑO
... Al empezar el año mucha gente está curiosa por saber
anticipadamente qué sucederá en la vida propia y en el mundo. Se consultan con
este fin los magos o agoreros más o menos famosos. Hasta los periódicos serios albergan y
arriesgan previsiones para el futuro. Pero yo no tengo el oficio de adivinarlo.
No puedo satisfacer la legítima curiosidad respecto al porvenir. Quisiera
obsequiarte, sin embargo, con una evidencia de cuatro perras (sin pretensiones
de cobrarlas, por supuesto...), pero discretamente comprometida. Pues bien,
¿qué te va a suceder en el año nuevo ? Dos tipos de acontecimientos. Algunos no
dependen de ti. Otras cosas, en cambio, las puedes ya programar desde ahora en
los más mínimos detalles. Me explico con un ejemplo muy simple. Si te dan un
cargo, la cosa no dependerá normalmente de tu voluntad (al menos, eso espero).
Pero depende de ti decidir el gasto de fe-esperanza-caridad, la suma de bondad,
la provisión de generosidad, el estilo de servicio, la dosis de oración, las
reservas de paciencia, la cantidad de confianza, con que podrán llenarse los días del nuevo año. Hay que contar,
sin duda, con el peso de las circunstancias externas, de las vicisitudes
históricas, de las decisiones de los hombres, además naturalmente, de la
voluntad de Dios. Y todo esto queda envuelto en la oscuridad del misterio. Nada
puedes saber. Pero hay que contar también con el peso de tu coherencia, tu
sinceridad, tu honestidad, tu fidelidad, tu adoración, tu silencio, tu sacrificio.
Y todo esto, desde el momento en que depende de ti, y no nos llueve del cielo,
puede ser claro, y hasta luminoso desde ahora.
Para el segundo tipo de acontecimientos puedes saber desde
ahora cómo será el año nuevo. Si va a ser una imitación descolorida del
anterior (un año como de costumbre) o si representará algo inédito, porque
estás firmemente decidido a poner dentro algo nuevo. Por tanto, voy a expresar
así mi segunda felicitación: no te dejes atrapar por la marcha imprevista de
los acontecimientos. ¡Juega anticipándote! La recomendación evangélica «vigilad» se puede poner también en esta
perspectiva: estad atentos, es decir, tened algo preparado para imprimir
vuestro sello sobre los hechos y no ser zarandeados como cañas. Preparando
ciertas provisiones, no cambiaremos totalmente el curso de los acontecimientos.
Pero, al menos, les impondremos nuestra impronta, nuestra presencia activa y
responsable. Y lograremos dar un fuerte viraje en la dirección deseada...
DESEO DE EVANGELIO
La tercera reflexión es una invitación a un ejercicio
saludable (para repetir, si es posible, pasado el primero de enero, al empezar cada día). Toma
un calendario. Coge en la mano las hojas con un sentido de... veneración.
Piensa que de cada una de estas hojas están pendientes muchas esperanzas. La
esperanza de Dios, ante todo. Cada día que llega, Dios te hace señas... Cada
nuevo día es una «señal» de la esperanza de Dios con respecto a ti. Cada hoja
contiene, no un número, sino una noticia: «te
informo de que existe un Dios que espera, que aguarda algo bueno de ti...».
Pero las hojas del calendario hay que leerlas también como «señal» de las
esperanzas de los hombres.
Nuestra consagración, lo hemos dicho muchas veces,
es «para utilidad pública». Por lo que todos los hombres tienen derecho a
esperar algo de un bien que también les pertenece. De esta forma, el quehacer
de la vida religiosa se reduce a un compromiso fundamental: responder a las
esperas. No decepcionar las esperanzas. No echar a perder los sueños. Pero hay
un punto, en el que me parece que coinciden las esperanzas de Dios y las de los
hombres: la exigencia evangélica. Nunca como hoy ha estado llamada la vida
religiosa a la «prueba» del evangelio. El evangelio tomado en serio. El
evangelio vivido en toda su ruda exigencia. El evangelio interpretado en clave
de incomodidad. El evangelio como «palabra» que te estalla dentro, y que
transmites a los demás con tu rostro, ojos, corazón y manos, ardientes por los
signos y las marcas de aquel contacto... explosivo y liberador al mismo tiempo.
El evangelio como noticia exaltante que comunicas en su sentido original, no
con los acostumbrados sucedáneos de formulitas piadosas o de recetas
moralizantes. Se habla mucho del «nuevo rostro» o de la
"refundación" de
los institutos y comunidades. Y todos se esfuerzan por descubrir este «nuevo
rostro» o esa "nueva fundación". Pero no hay que olvidar que, será
un rostro evangélico, o será una máscara provisional.(O será una
fundación evangélica sobre roca, o será una choza sobre arena). Hay mucha gente muy interesada en
buscar su propio puesto en la iglesia y en la sociedad. Y, a veces, me vienen
ganas de sugerirle a alguno: «¿No has intentado buscar tu puesto en el
evangelio? Te aseguro que allí hay espacio... por vender. Hay espacio, hay sol,
hay aire libre. ¡Cuánto sitio en el evangelio, amigo mío! ¡Cuánto sitio en las
pendientes de aquel montecillo en que Cristo tuvo cierto discurso...! ¿Quieres
que busquemos allí tu puesto? Entre tantos «vientos» como soplan en la vida
religiosa hoy, ¿es demasiado esperar que sople aire de evangelio . (En tal caso
ciertas estructuras saltarían por sí mismas no resistirían ese viento
impetuoso... El vino nuevo del evangelio, no hay duda, hace reventar los odres
viejos... Sometámonos a esta prueba. Más que el pico, es necesario usar el
evangelio. La autenticidad evangélica bastará por sí sola para hacer
desaparecer todas las estructuras abusivas). Cierto «responsable» me pregunta
preocupado: —¿Cómo saldremos de esta crisis? —Entrando por la puerta del
evangelio— respondo sin titubear. Es una puerta un poco estrecha. Pero si eliminamos
ciertos impedimentos lo conseguiremos... Los peligros que hay que denunciar —y
alguna vez dramatizar— a propósito del momento actual de la vida religiosa se
curan únicamente con una terapia masiva de radicalismo evangélico:
Pongamos, para comenzar, una dosis de choque...
«Sí, precisamente el evangelio. Descubramos nuevamente:
la simplicidad de su palabra,
la audacia de su
ingenuidad,
la fuerza de su radicalismo,
la insolencia de las
bienaventuranzas,
la provocación de sus
llamamientos,
la transparencia de su
luz,
el gusto de su sal,
la locura de su cruz,
la utopía de su
esperanza,
el soplo de su
Espíritu,
el camino del amor, la verdad de la alegría la pasión de
la vida» .
Por esto, formulo así la tercera felicitación: Que el próximo
año estemos en condiciones de comunicar a todos (y a Dios en primer lugar, se
entiende...) esta buena nueva: ¡alguien se está tomando en serio el evangelio!
El nuevo año civil se abre, en el aspecto litúrgico, con la
fiesta de la madre de Dios. Frente a nuestro compromiso de
— «vivir de vida»
— anticipar los acontecimientos
— no defraudar las esperanzas
la figura de la virgen-madre representa la señal más luminosa
que podemos poner al principio de nuestro «nuevo» camino. Ella ha satisfecho
plenamente estas tres exigencias. Cubriéndolas con su «sí».
Ella, la única creatura que no ha defraudado.
La única creatura que no ha traicionado las esperanzas.
La única creatura que ha sobrepasado los sueños.
La creatura, gracias a la cual, ha llegado a nosotros la
palabra que nos transmitía una alegre nueva.
María está dispuesta a acompañarnos a lo largo del camino del
nuevo año. Un poco delante de nosotros.
Ella nos precede...
(Alesandro Pronzato en "La Seducción de Dios", comentarios litúrgicos de Adviento a la Epifania)).
ORACIÓN POR LA PAZ
Padre, Tú eres un
océano de paz
y nos regalas por medio
de tu Hijo Jesucristo
y por la acción del
Espíritu Santo este don,
y lo siembras en
nuestro corazón por medio de la conversión y la reconciliación.
Tú nos confías la paz a
nuestra responsabilidad,
convirtiéndonos en
artesanos de la paz, para construirla con “pasión, paciencia, experiencia y
tesón”.
Tú quieres que nuestras
familias sean escuelas de paz donde te escuchemos, acojamos y te sigamos mejor
y, así germinen palabras y gestos de perdón, escucha, diálogo, ternura, amor y
reconciliación.
Que los niños y jóvenes
se conviertan en protagonistas de un futuro de paz.
Acompáñanos en las
responsabilidades que tenemos en nuestra vida social, política, económica,
cultural y eclesial.
Haz que difundamos el
respeto por la vida, las personas y la creación; que seamos solidarios,
fraternos, justos y trabajadores del bien común.
Acoge en tu casa a
quienes murieron víctimas de la guerra fratricida, mueve el corazón de los
actores violentos para que vuelvan a Ti y sean también ellos constructores
comprometidos de la paz.
Fortalece a las
víctimas en su dignidad y otórgales valentía para ofrecer el perdón.
Que María Reina de la
paz, nos ayude a desarmar el corazón, a vivir la justicia, el perdón, la
reconciliación y la paz, para que nazca en Colombia la civilización del amor.
Amén
Referencias bibliográficas:
http://vieliturgique.ca
http://prionseneglise.ca
http://ciudadredonda.org (para el texto del evangelio)
Pequeño Misal "Prions en Église", Novalis, Quebec. 2011-2014
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus
http://dimancheprochain.org
BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, Année A. Novalis, Quebec, 2007.
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