4 de mayo del 2018: Santos Felipe y Santiago Apóstoles
El Padre nos atrae hacia el Hijo, y el Hijo nos atrae hacia el Padre. Un
mismo movimiento de amor gratuito por el cual la vida en Dios nos es dada una y
otra vez.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles (8,26-40):
EN aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».
Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».
E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:
«Como cordero fue llevado al matadero,
como oveja muda ante el esquilador,
así no abre su boca.
En su humillación no se le hizo justicia.
¿Quién podrá contar su descendencia?
Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».
El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios
EN aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».
Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».
E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:
«Como cordero fue llevado al matadero,
como oveja muda ante el esquilador,
así no abre su boca.
En su humillación no se le hizo justicia.
¿Quién podrá contar su descendencia?
Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».
El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 65,8-9.16-17.20
R/. Aclamad al Señor, tierra entera
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.
Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.
R/. Aclamad al Señor, tierra entera
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.
Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,44-51):
EN aquel tiempo, dijo Jesús al
gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra del Señor
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra del Señor
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Leer juntos para comprender mejor
Dios mismo ha
preparado este sorprendente encuentro entre Felipe y el alto funcionario etiope.
El hombre, simpatizante del judaismo, ha venido desde muy lejos en búsqueda de Dios, pero él permanece hambriento.
Él lee las Escrituras, pero no comprende nada. Como extranjero y eunuco- es decir, mutilado sexualmente y sin poder tener hijos- normalmente no tiene acceso a la bendición de Dios (Deuteronomio 23,2; Isaías 56,3.7) Él se muestra particularmente sensible a este pasaje de Isaías 53, que habla justamente de "descendencia"? En todo caso, él va a descubrir a Jesús, gracias a las explicaciones de Felipe.
El hombre, simpatizante del judaismo, ha venido desde muy lejos en búsqueda de Dios, pero él permanece hambriento.
Él lee las Escrituras, pero no comprende nada. Como extranjero y eunuco- es decir, mutilado sexualmente y sin poder tener hijos- normalmente no tiene acceso a la bendición de Dios (Deuteronomio 23,2; Isaías 56,3.7) Él se muestra particularmente sensible a este pasaje de Isaías 53, que habla justamente de "descendencia"? En todo caso, él va a descubrir a Jesús, gracias a las explicaciones de Felipe.
Cuando leemos
la Biblia en grupo, encontramos tesoros que antes no veíamos solos. El etiope
se marcha muy contento. Él es el primer cristiano de Africa.
En el
Evangelio, vemos cómo Cuando
Nuestro Señor Jesucristo se encontraba en este mundo comunicaba normalmente sus
gracias espirituales y corporales a través del contacto físico de su persona,
esto es, o con su viva voz, o tocando con su mano, como cuando por ejemplo
absolvió a la pecadora (Lc 7, 48) o sanó al leproso y al ciego de nacimiento
(Mc 1, 41; Jn 9, 6).
Pero ahora que Jesús ha subido al cielo, ¿cómo podrá estar en
contacto con nosotros y comunicarnos su gracia? Lo hace primero a través de la
Palabra recibida por los testigos, los santos, a través de la larga Tradición de 2000 años, a
través de los sacramentos de la Iglesia: en ellos está presente Él mismo, como a
través de la persona de su ministro también hoy nos toca, nos sana, nos
alimenta y nos consuela.
Acercarse con fe a los sacramentos es encontrarse con Jesús
resucitado y vivo, con Él que es nuestro único Salvador.
2
(para la lectura de 1 Corintios 15,1-8)
El mundo, la sociedad de nuestros días, parece querer
conservar y valorar todas las tradiciones culturales, históricas, profanas,
excepto la religiosa cristiana- católica. Esta última, con toda certeza la
esencial, fundamental para su destino final como humanidad…En la que puede
encontrar su Salvación.
Hoy, Pablo en su carta instiga a los Corintios como recién convertidos al Evangelio a no desechar
la tradición recibida, la predicación de los testigos de la Resurrección. En
este mensaje está el centro de la fe cristiana: Cristo ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado. Pablo hace
parte de una cadena de testigos, a él otros testigos también le han transmitido la Buena Noticia.
Él mismo, al igual que otros han visto a Cristo Resucitado. Para Pablo, esta
Buena Noticia, no es una invención, sino que se arraiga en una larga tradición
de textos y de revelaciones de las cuales hablan las Sagradas Escrituras.
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