sábado, 8 de enero de 2022

9 de enero del 2022: Fiesta del Bautismo del Señor



El tiempo de Navidad termina este domingo. Jesús ha crecido. Solidario de un pueblo que reconoce su necesidad de conversión, Él  decide hacerse bautizar por Juan en el Jordán. Dios Padre lo presenta como su Hijo Bien-Amado. El cielo se abre y permanece abierto.



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 3, 15-16.21-22

En aquel tiempo el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la palabra y dijo a todos:
-- Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajo el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
--Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto
Palabra del Señor



Reflexión

Con LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE JESÚS  se termina el ciclo de Navidad y se da inicio "al Año ORDINARIO".

San Lucas nos presenta a JESÚS en oración preparándose para recibir el ESPÍRITU SANTO y hace este acontecimiento una catequesis (momento de reflexión y profundización) para los cristianos de su tiempo.

Vemos en la escena a JUAN BAUTISTA invitando a la gente que le seguía de manera multitudinaria a hacerse bautizar en signo de penitencia. Y les invita a purificarse de sus pecados, para ser dignos y estar preparados a recibir a AQUEL que los bautizará "con el ESPÍRITU SANTO y el fuego".

A través todas esas personas, Lucas nos invita a descubrir la inmensa y gran multitud de hombres y mujeres pecadores que a lo largo de los siglos, aspiran al bautismo.

Ahí está representada toda la gran cantidad de hombres y mujeres pecadores que a veces de manera inconsciente aspiran a una vida mejor y más verdadera (más feliz).

El mensaje de JUAN BAUTISTA tenía para el común de la gente algo fascinante, había cualquier cosa que impactaba. Este hombre de carácter poco familiar, asceta, y casi que salvaje (alejado del bullicio y de la falsa sociedad, como dice la ranchera) y vigoroso no se tragaba sus palabras, las masticaba bien y no hacía distinción de personas para increparlas e inquietarlas.

Con su lenguaje agresivo, colorido, desacomodaba, incomodaba y más bien, rompía con la rutina y hacía despertar en sus oyentes esperanzas que dormían.

Y de pronto, aparece acá, ante Juan, Jesús de Nazaret, para pedirle el Bautismo. Es seguro que por lo que afirmara más tarde JESÚS de él ("este es más que un profeta" (Lc 7,26) es JUAN BAUTISTA quien lo va empujar, lo motivará y será el precursor, quien estará en el origen de su propio compromiso. (Lc 20, 1-8).

Es indudable que Juan Bautista ha ejercido una gran influencia, un gran impacto en la persona de Jesús. Para decirlo en términos más literarios, es Juan quien hará salir a Jesús de su familia, dejando atrás su pueblo. Es Juan quien le ha abierto el camino, según las mismas palabras evangélicas (Lc 3,4).

Juan Bautista es un hijo del pueblo, surgido del pueblo ordinario y aparece entre el pueblo (Lc 3, 10-14) haciendo que sus palabras, su predicación  siembre cuestionamientos profundos entre los corazones. Preguntas a propósito de su actitud ante Dios...Están ellos verdaderamente atentos, en la espera? Le dan a Dios verdaderamente el lugar, la plaza que Él quiere ocupar dentro de su vida? Es que ellos hacen todo lo que pueden para que Dios sea reconocido y amado, que sea un Dios vivo y liberador?

Es creíble y es muy posible entonces que tales preguntas y cuestionamientos hayan tocado profundamente a Jesús, al punto de llevarlo a tomar la decisión de entrar El mismo dentro del movimiento e ir también a recibir (v.21) el bautismo de Juan.

Estas observaciones nos conducen a romper entonces con nuestras imagines tradicionales del bautismo del Señor, que nos ofrece una escena a la vez grandiosa y estática donde el agua corre, los espectadores se inclinan, la paloma vuela y la voz desciende sobre un Jesús pasivo.

El bautismo, para Jesús fue una experiencia clave, que se inscribe en la respuesta activa y comprometida a la interpelación de Juan.

Tal fue para Él, la ocasión de una primera toma de conciencia de aquello a lo que estaba llamado y es dentro del contexto de la vocación descrita en Isaías 42, 1-7, a la cual el evangelio hace directamente alusión en el versículo 22.

Jesús, el Hijo de Dios, fue también un pueblerino, un paisano a la escucha, quien supo discernir y tomar las ocasiones de crecimiento y de compromiso que Dios suscita para El por los profetas de su entorno. En esto Jesús nos da ejemplo, nos muestra el camino.

El bautismo de Jesús inaugura su vida pública y contiene en potencia todo el itinerario que deberá recorrer. Parece un dato histórico cierto: Jesús, como tantos otros jóvenes de su tiempo, se siente conmovido por la predicación de Juan, y acude a recibir su «bautismo», con un rito de «inmersión» en las aguas del Jordán, un rito casi universal que significa una decisión radical de entrega a una Causa, por la que uno se declara ya decidido a dar la vida, a morir incluso. Jesús, con la coherencia de su vida, hará homenaje a su decisión de hacerse bautizar por Juan. 
Todo seguidor de Jesús está llamado a hacer suya esa coherencia de vida y esa radicalidad de decisión, que se expresa y anticipa en el rito del bautismo, y se debe hacer realidad todos los días.

Después de su bautismo vemos a Jesús en oración, enteramente de cara a Dios. Él nos muestra así el camino de la verdadera conversión. Él nos lleva a un dialogo filial con el Padre. Convertirnos es descentrarnos de nosotros mismos y centrarnos en Dios. Esta conversión no será jamás adquirida de una vez por todas. Sera una tarea a recomenzar todos los días hasta el fin de nuestra vida. Pero para este itinerario, esta subida no estamos solos. Cristo esta siempre ahí para guiarnos y enseñarnos a unirnos a su oración.

El tercer evangelista presenta la figura de Jesús no principalmente como objeto de admiración o de adoración, sino como aquel a quien el creyente debe seguir, asumiendo radicalmente sus actitudes y su proyecto. El Bautismo en Jesús, no fue un acto social, o de fanatismo religioso. Esta acción, por el cual el Espíritu revela la verdadera identidad de Jesús, marca cuál es su misión en la historia y por lo tanto su destino. Jesús, que supo comprometerse en la obra de Dios Padre, camina hacia la muerte, no en una actitud sádica, sino en total libertad. Él sabe por quién hace opción y conoce muy bien la consecuencia de estar de parte de Dios y de los favoritos de él: los pobres. Este es en definitiva, el sentido del bautismo de Jesús, matricularse en el Proyecto de Dios Padre, que es la vida en abundancia de todos los hombres y mujeres de la historia.

El bautismo no sólo se sitúa en el camino de la propia aventura espiritual, sino que implica una responsabilidad para con los demás, una misión universal: la construcción de un mundo nuevo, la edificación, aquí y ahora, de la Utopía («el Reino», como la llamaría Jesús). El bautizado cristiano, como «seguidor», como inspirado por Jesús que se hizo bautizar por Juan muy conscientemente, muy adulto, está llamado a ser, con él, salvador de la humanidad y de la creación, del planeta, puesto en riesgo grave por las políticas anti-utópicas de la civilización capitalista industrial ecológicamente irresponsable.

En el relato del Bautismo de Jesús, Lucas nos invita a reflexionar sobre nuestro propio bautismo.

Para nosotros, el Bautismo de Cristo, aporta muchos interrogantes:

-¿Lo sentimos como algo renovador y como un impulso evangelizador?
-¿Es un sacramento que nos compromete a dar razón de nuestra esperanza?
-¿Somos conscientes de que, ser bautizados, implica defender y vivir según los principios del Evangelio?
-¿Hasta qué punto hemos dejado de ser hombres viejos para convertirnos en personas nuevas?
-¿Vivimos nuestra condición de bautizados o nos conformamos con estar bautizados?
-¿Escuchamos en algún momento “tú eres mi hijo amado mi predilecto” o, el bautismo, es algo que quedó en el pasado y que no dejó sello alguno?

Con el Bautismo hemos sido sumergidos en las aguas del amor de Dios. Con él, el cielo siempre está abierto para nosotros. Solo nos basta acoger a Jesús en nuestra vida. El no suprime el mal ni el sufrimiento, ni la muerte, pero Él les quita el poder de decir la última palabra. Este mundo si dolorosamente herido por tanta pobreza, tanta violencia, guerras y catástrofes, Dios lo ama apasionadamente, Es en el nombre de este amor que Él nos ha enviado su Hijo Único para conducirnos, llevarnos a la vida Eterna.

Dios, Padre Nuestro, en Jesús tu manifiestas tu ternura por toda la humanidad. Te bendecimos por tanto amor. 

Que tu Espíritu santo nos recuerde nuestro bautismo y que la alegría de creer lo haga imponerse, superar todas las dudas y todas las decepciones. Amen


REFERENCIAS

DIVERSAS FUENTES DEL FRANCÉSESPAÑOL

http://dimancheprochain.org/838-le-bateme-du-seigneur/comment-page-1/#comment-437

http://servicioskoinonia.org/biblico/100110.htm


Les options de Jésus. Jean-Luc Hetu, Fides, Canada 1978


http://www.betania.es

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