8 de noviembre del 2015: 32o Domingo Ordinario (B)


Ante las desgracias que agreden nuestra humanidad, es importante conservar el corazón generoso. Jesús ha reconocido y apreciado los signos y gestos de generosidad de los cuales ha sido testigo. Él mismo fue hasta el final haciendo don de si mismo, ofreciendo su propia persona.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 12, 38-44

En aquel tiempo enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
-- ¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa.
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
-- Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
Palabra del Señor


A guisa de introducción:

Una generosidad que va hasta el corazón

1.    En nuestros días, tenemos la ocasión de ver “Teletones” que nos hacen ver espectáculos en todos los colores. Demostraciones de “nuestra generosidad”; asistimos a desafíos que se proponen los “donantes” para llegar a la meta, a las cifras de previsión de campañas de compartir y superarlas.
Tales campañas de suscripción se perciben muy eficaces; montos astronómicos son acumulados para el provecho de búsquedas médicas por un determinado hospital o para luchar contra determinada enfermedad.
Estos teletones cuentan con un número impresionante de voluntarios, que se dedican día y noche por “una buena causa”.
Uno no puede por lo menos, dejar de admirar un tal voluntariado, una tal generosidad.

2.    Jesús también observaba la gente generosa de su tiempo; Él veía como los ricos depositaban fuertes y o grandes sumas en el tesoro o cofre del templo, organizándose para que se remarque su gran generosidad, un poco como aquellos que hoy hacen ínfulas o publicitan su monto donado, con el fin de atraer sobre sí mismos toda la publicidad y una mejor rentabilidad económica.

3.    La observación de Jesús no se detiene allí, Él mira una “pobre viuda” que deposita dos piezas o monedas en el cofre de las ofrendas; ésta mujer realiza su gesto con discreción; mas Jesús como fiel observador ve lo que ella hace. Él tiene la ventaja de ver los corazones y se cerciora que ella ha dado todo lo que tenia para vivir; según Jesús, esta pobre mujer es más generosa que los otros, quienes no han dado más que de aquello que les sobraba.

Es cierto, Jesús está a favor de la generosidad.
Él no juzga solamente sobre las apariencias.
Él aprecia todas las personas discretas que son generosas.

Con gestos conocidos o desconocidos, (discretos o a plena luz del día) de todos los días, los amigos de Jesús hacen grandes cosas; ellos aportan al prójimo la ternura que Dios les da.

A Jesús le gusta ver cómo nos superamos nosotros mismos y vamos más allá del camino que Él nos indica.



Aproximación sicológica al texto del evangelio:

 La viuda alienada:



 Hemos de descubrir y o ver la verdadera intención del evangelista Marcos en este texto, de otra manera, la aproximación o cercanía de los dos presentes pasajes ponen o hacen aparecer a Jesús en contradicción consigo mismo. En efecto, Jesús denuncia, entre otras prácticas de los escribas, aquella que consiste en “devorar los bienes de las viudas” por razones pseudo-religiosas (sostener los edificios y las autoridades religiosas). Una viuda que se deja devorar así, demuestra un estado de alienación religiosa de la que Jesús hace a los escribas directamente los responsables, y de los cuales invita por tanto a desconfiar: “Desconfíen de los escribas…”

 Según esta perspectiva, seria desconcertante, que Jesús ponga como ejemplo en los versículos que siguen una ilustración de esta alienación religiosa. Uno no puede al mismo tiempo denunciar al opresor y alabar la opresión!

 Lo esencial  es ver la oposición que Marcos pone de las dos actitudes o gestos manifiestos. Por un lado nos presenta unos escribas “que devoran los bienes de las viudas”, y de otro lado una viuda  “que acude a su miseria para dar todo…lo que tenia para vivir”.
 La oposición no está entre alienadores y alienados, mismo, si la realidad objetiva podría darnos indicios de interpretarla en este sentido.  La oposición se hace en el plano ético, entre aquellos que toman (cogen), entre aquellos que tiran para su lado y aquellos que dejan se dejan ir hacia los otros.

 Dirigiéndose a los cristianos de Roma condenados a la marginación a causa de las presiones sociales (clima de persecuciones), el mensaje de Marcos es entonces claro: “Pongan todo lo que ustedes tienen para vivir” a disposición de la comunidad, porque es el tipo o género de práctica  que Jesús ha valorizado y es el género de práctica que les va ayudar a permanecer fieles en su compromiso de fe.

 Esta lectura nos permite ver bien, que lo más importante acá no es una devoción que sería declarada edificadora, sino que es una práctica de fondo llamada a morder la vida concreta de toda la comunidad.

 En muchos países, el sistema social funciona todavía de esta manera: haciendo que profesionales e industriales puedan literalmente “devorar” sus clientes o sus empleados …”todo justificado haciendo largas oraciones” o vibrantes declaraciones en favor de la justicia social.

 Jesús se desentiende categóricamente de estos señores, nos pone en guardia contra ellos, y nos invita a un compartir radical. 

Explotación o compartir, he aquí la encrucijada, en la cual el Señor nos pone de frente.

 Pequeños gestos

 Jesús inaugura así el cambio radical de situación que será definitivo al final de los tiempos. Y al mismo tiempo, en el ejemplo de la viuda pobre que como ejemplo para sus discípulos,  nos invita a integrarnos en ese radical cambio de situación simbolizado por la viuda. Se trata, como ella, y como Jesús mismo, de donarse (darse). Radicalmente “Dar toda su vida”.

 Esto va más allá. Si el evangelio no fuera más que una condenación de los ricos, nos  podríamos sentir tranquilos: pues  la mayoría de nosotros, sino podemos considerarnos como “pobres”, mucho menos podemos considerarnos “ricos” …Pero ahí no está el verdadero mensaje. Jesús al destacarnos el gesto de la viuda pobre, espera que nosotros demos-donemos, no aquello que tenemos, poco o mucho, sino que demos lo que somos, nuestra misma vida, y la pongamos al servicio de aquellos que nos rodean o que encontramos en el camino.

 La viuda de Sarepta (Primera lectura) recogía algunos pedazos de leña para cocinar su última comida antes de morir. El profeta Elías le pide otro gesto, un don más radical todavía. Y este gesto confiado del don será, no para la muerte, sino para la vida.

 La carta a los Hebreos (2ª lectura), en un lenguaje menos imaginado, más “teológico”, nos presenta el sacrificio único de Cristo como el don que hace, de una vez por todas, de su propia vida. Debo yo aun volver a comenzar?

 Dar su vida, esto no quiere decir primero morir por otro , sino vivir por los otros, de manera humilde, en lo cotidiano, a través de pequeños gestos discretos, escondidos, tan pequeños como el don en dinero de la viuda pobre, pero al mismo tiempo verdaderos y eficaces. “Todo aquello que no se da, es perdido”, declaraba el P. Ceyrac. Uno no lo podría decir mejor.

 Puntilla:

 Cristo nos invita hoy a la sencillez y a la coherencia. No es suficiente con declararnos o llamarnos cristianos y o católicos, es necesario saber vivir y conducirnos como discípulos de Cristo. Estamos invitados al servicio…

Seamos sinceros, sencillos, acogedores, abiertos a los demás, generosos con nuestro tiempo, nuestros talentos.

 No son los largos y rutilantes vestidos de los grandes costureros o diseñadores y los títulos honoríficos los  que cuentan…Entre más semejantes o parecidos a Cristo seamos, seremos más sencillos, transparentes, coherentes y sinceros. Es importante de no dar lugar a las apariencias confundiéndolas o asumiéndolas  como lo real y o lo que más cuenta…

               

Réflexion Central

La ofrenda de mi vida



Dios no se fija en las apariencias ni juzga basándose en ellas. Una viuda de Sarepta recoge leña y no tiene nada para comer y por lo tanto es ella quien va alimentar al profeta Elías. Otra viuda deposita solamente dos piezas o monedas en el cofre del tesoro del templo, y por lo tanto, Jesús la ensalza, mismo si muchos ricos depositan grandes sumas: “Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.” (Marcos 12,44).

Dos comportamientos religiosos

Jesús nos muestra en el Evangelio dos tipos de comportamiento religioso: Por un lado, tenemos los escribas presuntuosos que se pavonean y les gusta hacerse notar. Jesús nos previene contra estos guías espirituales pretenciosos que se sirven de la religión para enriquecerse y enorgullecerse: “ellos devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos.” (Marcos 12,40). Esta hipocresía religiosa, más que su falta de modestia es horripilante para Jesús. Por sus actitudes, ellos son enemigos de la Buena Noticia de liberación anunciada sobre todo a los más pequeños.

Por otra parte, hay una viuda pobre que se despoja de todo lo que tenía para vivir, poniendo en manos de Dios lo que le resta. En esta época, la viuda era una persona privada de la protección de su marido y entonces sin recursos ni apoyo, contrariamente a los escribas, esta mujer es humilde y sincera. El corazón de Jesús se siente conmovido, puesto que esta viuda ama a Dios por Él mismo, por lo que es. Su religión es interior, sus actos son conformes con la fe. Su corazón es puro, su confianza es total. Y de esta manera Jesús la pone como modelo (de creyente, de discípula) para sus discípulos.

El don de si mismo

Este episodio conmovedor incomoda. Habla del don de si, como las mujeres de los evangelios se muestran capaces de ser (hacer). Yo pienso en María Magdalena, en Marta, en la samaritana…estas verdaderas discípulas dan la vida como Jesús…Hasta donde estamos dispuestos nosotros a ir para dar lo que nos es necesario para vivir? Cuál es nuestra ofrenda? Qué podemos darle al Señor? No necesariamente dinero, mas nosotros podemos darle nuestra incapacidad de amar, la fragilidad de nuestro ser, nuestra incapacidad de perdonar, nuestra indigencia en la oración. Teresa de Lisieux, la pequeña Teresa, un día decía: Señor, yo sé que no tengo nada grande, aparente e importante que ofrecerte. No tengo nada, sólo mi corazón. Su lema o divisa era “El amor no se paga que con amor”.

Dios desea que nosotros le demos nuestra vida, nuestro amor, pero Él no deja libres, Jesús nos revela Dios bueno y misericordioso, que no juzga según las apariencias, sino que mira es el corazón. El recompensa las personas que dan todo sin preocuparse del mañana. Pidámosle que nos ensene a reconocer en todo instante que todo viene de Él, que todo nos ha sido confiado. Este adagio será entonces nuestro equipaje en los caminos de la vida: “Todo lo que no es dado es perdido”.



Referencias:

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

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