martes, 3 de mayo de 2016

8 de mayo del 2016: La Ascensión del Señor (C)



¿Es ahora?

La Ascensión del Señor es el complemento de la Resurrección, la subida de Cristo hacia el Padre. Ella anuncia también el don del Espíritu y comienza el tiempo de la Iglesia.
Hoy, centramos nuestra atención en la Ascensión del Señor, su subida al cielo que nos confirma en nuestra responsabilidad de testigos. Este domingo es igualmente la fiesta de las madres y es el día mundial de los medios de comunicación social. Como vemos, hay tantos motivos para dar gracias al Señor y así religarnos a su amor que no desfallece.




Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.» 
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor


A guisa de introducción :
 
¡Mejorar el presente, para un futuro mejor!

1.     Como ciudadanos del mundo, gozamos de todas las posibilidades para
ser o estar mejores, ya se trate de las inversiones económicas, los desarrollos sociales, culturales, humanos y políticos. Estamos sobre la tierra para realzar nuestra condición material, técnica y humana.
Al progresar, se favorece el crecimiento de la persona; el vínculo no es automático, pero se espera que el ser humano va a progresar y que el Reino de Dios va a dar también un paso adelante.

2.     El Reino de Dios se construye en la tierra como en el cielo. Se nos cuenta
que Jesús “subió al cielo”. ¿De cuál cielo se habla? ¿Es el cielo de los satélites de comunicación? ¿Es el espacio visitado por los astronautas?
El cielo de Jesús no parece ser como estos de los cuales se nos habla; y así entonces, no es sorprendente que un ser humano no encuentra al Resucitado en sus viajes espaciales. Uno podrá escudriñar, examinar hasta el fondo el universo y uno no acabará más que conociendo el mundo material; no se encontrará uno a Dios cara a cara, porque el mundo no es Dios, en cuanto tal, a pesar de que se diga que Dios está en todas partes.
Para encontrar a Dios, es necesario pinchar el mundo (como a un globo o una bomba inflada de plástico), mirar más allá de las apariencias, con los ojos de la fe. Y entonces se le encuentra por todo lado, en una pequeña hierba, así como no importa en cuál planeta; Dios es la causa de la existencia de todo y su presencia está en el corazón de la persona humana, que puede maravillarse y creer en Él.
Un día alguien le preguntaba a una mujer de 30 años: “¿cuál es su objetivo en la vida? “y respondió: “las flores” …y entonces ese alguien le replicó: “Eso no es un objetivo, eso es un medio”. En efecto, la planta, las flores, no son más que un bello espejo de Dios.

¡Algunas parejas jóvenes decían un día que ellas no querían poner (meterle) demasiada religión en su vida para no ser tan negligentes con sus asuntos u ocupaciones personales! ¿Qué se puede pensar, decir de lo que ellos dicen?

3.     Creer en la tierra y creer en el cielo…
¿Por qué no?
Uno está más cerca de la tierra cuando cree en sus capacidades humanas.
Uno está más cerca de Dios, ¡cuando se cree más en los milagros que cuando no se cree lo suficiente en ellos!
La fiesta de la Ascensión, es el final del camino de Jesús, es decir allí donde las cosas terminan su recorrido. Este final del camino, es el mismo para Jesús y para los cristianos. Jesús llega a la cima, a la alta gama del ser humano, a la realización total de la condición humana.




Aproximación psicológica al texto del evangelio:

Una puerta abierta al misterio

Alguien ha dicho: “El Espíritu, es la presencia de Jesús cuando Jesús está ausente”.


Pero antes de él, alguien había dicho algo aproximado a esto: “Jesús es la presencia del Padre cuando el Padre quiere hacerse presente” “(“Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”—Juan 14,9).
El Espíritu es Jesús, pero Jesús es el Padre…Y por tanto cada uno de los 3 es bien distinto. Porque Él es distinto al Padre, a Jesús a veces se le dificulta ajustarse al proyecto del Padre (Lucas 22,42). Porque Él es distinto al Espíritu, Jesús habla de éste como “Otro” (Juan 14,16) que será enviado a la vez por el Padre (Juan 14,26) y por Jesús mismo (Juan 16,26).

Tres personas distintas, y que por lo tanto comparten la misma vida: “El Espíritu recibirá de lo que es mío y Él se los comunicará. Todo lo que posee mi Padre es mío” (Juan 16,14-15)

El acontecimiento-evento de la Ascensión es una puerta abierta al misterio de la Trinidad. Si esto es así, entonces la Ascensión es el descubrimiento por los discípulos de la ausencia de Jesús, pero es una ausencia que no se reduce a un vacío.

La experiencia que los apóstoles harán del Espíritu, es la experiencia de aquellos que se orientan hacia Jesús y lo hacen presente, al igual que Jesús encaminaba hacia el Padre y lo hacía presente. 

Uno podría hacer un acercamiento entre este misterio y el destino de Juan Bautista.

Es necesario que Jesús crezca y que Juan disminuya (Juan 3,30). Es necesario que Jesús “se vaya” (Juan 16,7) y que el Espíritu sea comunicado.

Con la partida de Juan, hay una página que se cambia, que se pasa, porque con Jesús es la era del Reino que comienza (Mateo 11,11). De forma semejante ocurre con la partida de Jesús, así la era del Espíritu comienza: “antes de la muerte de Jesús no había Espíritu, porque Jesús no había sido todavía glorificado” (Juan 7,39).

El evento que sirve de frontera entre el universo de Juan Bautista y el universo de Jesús, es el bautismo de Jesús. El evento que sirve de frontera entre el universo de Jesús y el universo del Espíritu, es el Bautismo del Espíritu en Pentecostés.

Este acercamiento o aproximación, nos saca a la luz una diferencia muy significativa. Juan Bautista viene para ayudar a descubrir Jesús. Pero Jesús no viene para ayudar a hacer descubrir el Espíritu, es el Espíritu que viene ayudar a hacer descubrir a Jesús. Jesús el Señor queda en el centro. Es El quien permanece siendo el camino (Juan 17,5), y el Espíritu trabaja al interior, en lo profundo, para hacer que se reconozca al Señor Jesús, al igual o semejante como Juan Bautista que trabajaba fuera.

La Ascensión desemboca en el misterio de la Trinidad, pero en el tiempo de los hombres y en su memoria, es Jesús hecho Señor quien permanece en el Centro.



Reflexión Central

Mirar hacia arriba y trabajar juntos

Después de haber escuchado un alpinista que nos compartía su experiencia de vida, yo he comprendido que hay dos prerrequisitos para evitar el vértigo: primero que todo mirar hacia la cima que es el objetivo a alcanzar y enseguida saber confiar en las personas con quienes uno hace equipo.

La Ascensión nos enseña la misma cosa. Siempre mirar a Dios quien nos invita a hacer de nuestras vidas, subidas continuas hacia la cima y saber que esto sólo es posible a condición de hacer prueba de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas cristianos.

Un día, un obispo visita una iglesia en construcción. Él aprovecha para saludar los obreros, preguntándoles al mismo tiempo, en qué parte o lugar de la edificación, cada uno trabaja. Un primer obrero le explica “yo soy plomero y yo instalo los tubos para las salas de baño en el sótano”. Otro le dice: “yo soy carpintero y yo trabajo en el acabado de los muros del altar de la iglesia. Y otro todavía le dice: “yo soy electricista y yo me ocupo de la instalación del sistema de iluminación en la sacristía”.

Cada describía su trabajo…Finalmente un obrero le dijo: “yo, trabajo en la edificación de la iglesia. Yo no tengo ninguna profesión en particular, pero yo facilito el trabajo de cada uno, haciendo las diferentes compras y encargos para cada persona. Si al carpintero le faltan clavos, yo voy a buscarlos. Si al electricista le falta cableado, yo lo encuentro…Así nadie pierde su tiempo.”

He aquí el desafío de todas las personas bautizadas: edificar la Iglesia. Trabajar con la asamblea del pueblo de Dios en el respeto de nuestros talentos para hacer fructificar todas las riquezas de nuestro bautismo.

(Todos los obreros podrían decir): “Yo sé que edifico una iglesia. Me siento orgulloso. Y yo pongo todo lo mejor de mis talentos, cualidades y conocimientos. Yo aprovecho para hacer de mi trabajo una oración.”

Estemos alegres, felices, de creer en Jesús Resucitado. Es por nuestro dinamismo y por nuestra alegría comunitaria como las gentes alrededor nuestro responderán a los diferentes llamados que Dios siembra en ellos. Como una madre entre su familia, convirtámonos en despertadores de la belleza de Dios, en Iglesia.


Pensamientos:

-         Celebramos hoy el triunfo de Cristo que entra en la Gloria del Padre. Antes de entrar en su gloria, Cristo ha trabajado, se ha dado totalmente, sin contar, en el servicio a Dios su Padre y a los hombres sus hermanos. Nadie puede ser su discípulo si se niega a cargar la cruz de la entrega total, de la paciencia, la cruz del amor.

(Charles Brèthes)

-         Acordémonos que Dios está siempre presente, mismo cuando aparentemente está más ausente. Él actúa en lo invisible. Él siembra la alegría en nuestras tristezas y hace fructificar nuestros sufrimientos”.

(Jules Beaulac)

++++


La última alegría fue quedarte marchándote.

Tu subida a los cielos fue ganancia, no pérdida;

fue bajar a la entraña, no evadirte.

Al perderte en las nubes

te vas sin alejarte,

asciendes y te quedas,

subes para llevarnos,

señalas un camino,

abres un surco.

Tu ascensión a los cielos es la última prueba

de que estamos salvados,

de que estás en nosotros por siempre y para siempre.

Desde aquel día la tierra

no es un sepulcro hueco, sino un horno encendido;

no una casa vacía, sino un corro de manos;

no una larga nostalgia, sino un amor creciente.

Te quedaste en el pan, en los hermanos, en el gozo, en la risa,

en todo corazón que ama y espera,

en estas vidas nuestras que cada día ascienden a tu lado.

José Luis Martín Descalzo en "Razones para la alegría"



OBJETIVO VIDA DE LA SEMANA:

No nos quedemos estáticos mirando al cielo, todos entristecidos por la partida de Jesús. Por el contrario, seamos presencia para las personas que encontremos a lo largo de esta semana. ¿Acaso, no hemos recibido de Jesús Resucitado la responsabilidad de ser su mirada, su palabra, sus manos, su corazón?


ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor, nosotros no te hemos conocido durante tu vida terrestre,
pero el testimonio de los primeros discípulos
ha llegado hasta nosotros a través del tiempo y las edades.
Nosotros creemos en tu presencia permanente en medio de nosotros.
Tu estas aquí, siempre y en todas partes,
gracias a los innumerables testigos,
que hoy todavía, revelan tu vida en el centro de su cotidianidad.

Tu presencia se manifiesta
en los gestos de amistad, de compartir y de perdón
que se propagan en las comunidades.
En las personas que hacen prueba de compasión,
que aportan alivio y esperanza
a las personas tristes, enfermas o rechazadas (marginadas).
Tú estás vivo en nuestros amores,
en la paciencia de uno,
en la ternura del otro.
En la inocencia y la espontaneidad de los más pequeños,
en las caricias y las palabras de amor.
Tú eres el sostén de tu Iglesia en sus crisis y sus tempestades.
Tu bendición permanece siempre sobre ella
y la fortalece en su misión
de propagar el mensaje de amor del Padre
por todas las personas.

Y como no negarlo Señor,
sucede que nuestro corazón se arruga, tiembla
y no sabemos cómo superar nuestras decepciones,
nuestras inquietudes, nuestras debilidades.
Ten Piedad de nosotros, Señor,
cuando nos confiamos solo en nuestras propias fuerzas
en lugar de apoyarnos en la “fuerza venida de lo alto”
que nos habita después de nuestro BAUTISMO.

En esta Eucaristía,
nos hacemos conscientes del lazo que nos une a Ti,
y que VIVE por siempre.
Abre nuestros labios, nuestros brazos y nuestros corazones
para que lleguemos a ser los testigos de tu misteriosa,
pero segura, reconfortante y EFECTIVA PRESENCIA…




Otras reflexiones sobre este mismo evangelio en mi antiguo blog:






REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:



HÉTU, Jean. Les Options de Jésus.
Réflexions (extraites de « De dimanche en dimanche » année C , de Gilles Baril, 2012)

 


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