martes, 4 de diciembre de 2018

4 de diciembre del 2018: Martes de la primera semana de Adviento



(Lucas 10, 21-24) Para descubrir la sabiduría de Dios, nuestros maestros no son los sabios sino los pequeños, ya que ellos acogen en toda confianza a Jesús y su mensaje de amor.



Lectura del Profeta Isaías:

Isaías  11: 1 - 10

1         Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.
2         Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh.
3         Y le inspirará en el temor de Yahveh. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas.
4         Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado.
5         Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.
6         Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá.
7         La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja.
8         Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano.
9         Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar.
10       Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.


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Lectura del evangelio Según San Lucas 10,21-24

21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.  Sí, Padre, porque así te agradó.
22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;(L) y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo,(M) y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;
24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.


***


Reflexión:

YO ME ACUERDO…

Para los judíos, la memoria es importante. Al hacer memoria de las intervenciones de Dios  por ellos en el pasado, ellos retoman confianza y dirigen su mirada hacia el futuro. Ellos se dicen: « Recuerda lo que el Señor ha hecho en otro tiempo. Puesto que el Señor ha hecho esto por nosotros en el pasado, Él no nos dejará caer ni hoy ni mañana ».

Nosotros que somos cristianos también tenemos memoria. Mas lo que estimula nuestra fe no es el recuerdo de los hechos pasados, sino tener presente constantemente lo que va a venir. Nosotros hacemos memoria del futuro, de la venida de Cristo, de su Parusía (manifestación definitiva en el tiempo). Nosotros decimos: « Recuerda lo que viene! Cristo viene para culminar (consumar) su Pascua, Él viene para llevarnos consigo, para que todos estemos con el Padre para siempre ».

Y puesto que la venida  o revelación definitiva de Jesús, su Parusía  se acerca (ya llega) levantemos la cabeza, tengamos confianza en el mañana y superaremos, sin importar, cualquier dificultad. El Señor no nos fallará nunca. Al seguir tras sus huellas, los cristianos tienen la responsabilidad de transmitir el gusto por lo que viene, por el mañana!


Un Mesías para todos los pueblos

Y estamos aquí, con la primera lectura de hoy, sumergidos en la plena espera mesiánica, con la figura emblemática de un “vástago” salido del tronco de Jesé, padre de David. Todo está contenido ahí: ascendencia davídica y real, plenitud del Espíritu, hombre de palabra, de justicia, de compasión y de paz. Isaías hace eco de las esperanzas mesiánicas de su comunidad, pero es él también, entre todos los profetas, quien más ha contribuido a elaborar estas esperanzas. Con razón es llamado “el quinto evangelista” o sea dador de buenas nuevas.

El oráculo del profeta con respecto a la raíz de Jesé desborda completamente el horizonte estrictamente nacionalista de los habitantes de Jerusalén  y de la comunidad judía del siglo VIII antes de Cristo. Desde ya, el gran profeta extiende la perspectiva en la salvación a todas las naciones: la raíz de Jesé se erguirá “como un estandarte para todos los pueblos”.

El evangelio de hoy nos muestra cómo Jesús “bajo la acción del Espíritu Santo”, se regocija de la manera como el Padre ha decido revelarse: no con un  gran estallido de poder, sino a través de la humildad del corazón de los “más pequeños” que saben reconocer su bondad. Este Dios no se concibe ni se quiere mostrar conquistador, sino servidor de los más pequeños y de los más pobres.

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