26 de mayo del 2021: miércoles de la Octava Semana del Tiempo Ordinario (I)
(Marcos
10, 32-45) La mejor manera de compartir la gloria del Señor es hacerse como
él cada día, el servidor de todos
Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (36,1-5a.10-17):
Sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones, para
que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti. Renueva los
prodigios, repite los portentos. Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su
heredad como antiguamente. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de
Israel, a quien nombraste tu primogénito; ten compasión de tu ciudad santa, de
Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu
gloria. Da una prueba de tus obras antiguas, cumple las profecías por el honor
de tu nombre, recompensa a los que esperan en ti y saca veraces a tus profetas,
escucha la súplica de tus siervos, por amor a tu pueblo, y reconozcan los
confines del orbe que tú eres Dios eterno.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 78,8.9.11.13
R/. Muéstranos,
Señor, la luz de tu misericordia
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R/.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(10,32-45):
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús
se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban
asustados.
Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a
suceder: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser
entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo
entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo
matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro,
queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu
izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo
he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con
el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes
de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de
eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser
primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que
le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»
Palabra del Señor
************
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le
dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu
izquierda.»
Santiago y Juan aquí se mostraron bastante
atrevidos. Su audacia puede venir, en parte, por el hecho de que se habían
familiarizado mucho con la bondad de Jesús. Él era un maestro diferente a
cualquier otro, y su autenticidad era muy evidente para ellos. Por lo
tanto, se permitieron caer en la trampa de dar por sentada la bondad de Jesús
al buscar un favor egoísta de nuestro Señor.
La respuesta de Jesús es gentil y reflexiva y, al final, Santiago
y Juan se sienten algo humillados por su intento de obtener este favor egoísta
cuando los otros discípulos se “indignan” ante su pedido.
Jesús resume su respuesta a estos discípulos
de esta manera: “… el que quiera ser
grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de
todos.” Jesús, por supuesto, estaba
hablando especialmente de sí mismo. Fue el más grande y el primero entre
ellos. Y por esa razón, Jesús se humilló a sí mismo como su servidor y el
"esclavo de todos". Normalmente, la idea de ser esclavo tiene
connotaciones muy negativas. La esclavitud es un abuso de la dignidad de
otro. Es una forma de descartar la dignidad de la persona; sin
embargo, Jesús dice que la forma ideal de ser verdaderamente grande es
convertirse en esclavo de todos.
La grandeza de Jesús se encuentra primero en
el simple hecho de que Él es Dios. Pero su grandeza se manifiesta más en
su naturaleza humana cuando da su vida "en rescate por muchos". Es
la Cruz la que se convierte en el mayor acto de amoroso servicio jamás
conocido. El fruto de su sacrificio desinteresado es la salvación de todos
los que se vuelven a él. Así, Jesús convierte la esclavitud y la muerte en
el mayor acto de amor jamás conocido.
Reflexione hoy sobre su propio llamado a vivir
una vida de santa esclavitud. ¿Cómo lo está llamando Dios a entregarse con
sacrificio a los demás por amor? Desde un punto de vista puramente humano,
la idea del sacrificio, la servidumbre e incluso la santa esclavitud es difícil
de comprender. Pero cuando nos valemos de Jesús y lo vemos como modelo, se vuelve mucho más
claro. Busque formas en las que pueda entregarse a los demás
desinteresadamente y sepa que cuanto más pueda imitar a nuestro Señor en este
santo esfuerzo, mejor y más grande será su vida.
Señor de toda santidad, Tu grandeza se
manifestó en Tu naturaleza humana por Tu acto de perfecta servidumbre cuando
elegiste libremente morir por los pecados de aquellos que se vuelven a Ti en
busca de redención. Te humillaste tomando la forma de un esclavo, para que
todos pudieran ser liberados. Ayúdame a confiar siempre en Tu gran amor y
a abrirme continuamente al don de la redención que Tú ofreces. Jesús, en
Ti confío.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones