Desde lo alto del tejado
(Mateo 10, 24-33) Jesús es tratado como el exacto contrario de
lo que su santidad manifiesta. ¡Ceguera y tinieblas del mundo! ¿Cómo podrían
los apóstoles esperar una mejor acogida?
Pero Jesús les revela, sobre todo, que su Padre ama infinitamente a cada una de
sus criaturas. Y a ellos más que a todas.
La fidelidad de los discípulos de Cristo ilumina esta vida recibida de Dios.
¿Cómo no proclamaríamos esto desde los tejados?
Nicolas Tarralle, prêtre assomptionniste
Primera lectura
Gn
49,29-32; 50,15-26a
Dios
cuidará de ustedes y los llevará de esta tierra
Lectura del libro del Génesis.
EN aquellos días, Jacob dio a sus hijos estas instrucciones:
«Cuando me reúna con los míos, entiérrenme con mis padres en la cueva del campo
de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela frente a Mambré, en la
tierra de Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en
propiedad. Allí enterraron a Abrahán y Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac
y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron
comprados a los hititas».
Cuando los hermanos de José vieron que había muerto su padre, se dijeron:
«A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos todo el mal que le hicimos».
Y mandaron decir a José:
«Antes de morir tu padre nos encargó: “Esto dirán a José: Perdona a tus
hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el
crimen de los siervos del Dios de tu padre”».
José al oírlo se echó a llorar. Entonces vinieron sus hermanos, se postraron
ante él y le dijeron:
«Aquí nos tienes, somos tus siervos».
Pero José les respondió:
«No teman, ¿soy yo acaso Dios? Ustedes intentaron hacerme mal, pero Dios
intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por
tanto, no teman; yo los mantendré a ustedes y a sus hijos».
Y los consoló hablándoles al corazón.
José habitó en Egipto con la familia de su padre; y vivió ciento diez años.
José llegó a conocer a los descendientes de Efraín, hasta la tercera
generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, que nacieron
sobre sus rodillas.
Más adelante, José dijo a sus hermanos:
«Yo voy a morir, pero Dios cuidará de ustedes y los llevará de esta tierra a la
tierra que juró dar a Abrahán, Isaac y Jacob».
Luego José hizo jurar a los hijos de Israel:
«Cuando Dios los visite, ustedes se llevarán mis huesos de aquí».
José murió a los ciento diez años.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
105(104), 1-2.3-4.6-7 (R. cf. Sal 69[68],33)
R. Los
humildes, busquen al Señor,
y revivirá su corazón.
V. Den gracias
al Señor, invoquen su nombre,
den a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cántenle al son de instrumentos,
hablen de sus maravillas. R.
V. Gloríense de su
nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurran al Señor y a su poder,
busquen continuamente su rostro. R.
V. ¡Estirpe de
Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.
Aclamación
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
V. Si los ultrajan por
el nombre de Cristo, bienaventurados ustedes, porque el Espíritu de Dios reposa
sobre ustedes. R.
Evangelio
Mt
10,24-33
No
tengan miedo a los que matan el cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le
basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al
dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengan miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse;
ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que les digo en la oscuridad, díganlo a la luz, y lo que les digo al oído,
pregónenlo desde la azotea.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No;
teman al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se
venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al
suelo sin que lo disponga su Padre. Pues ustedes hasta los cabellos de la
cabeza tienen contados. Por eso, no tengan miedo: valen más ustedes que muchos
gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante
mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también
lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor.
1
🕊️ “No
tengan miedo: todo será proclamado desde los tejados”
Queridos hermanos y hermanas:
Este sábado, como es tradición en la piedad
cristiana, lo consagramos de manera especial a la Virgen María, la mujer del
“sí” fiel, la discípula perfecta, la madre de los apóstoles, modelo de todo
evangelizador. Y lo hacemos en el marco del Año Jubilar, en el que hemos
sido llamados a renovar nuestra esperanza, a ser peregrinos que anuncian,
que proclaman con gozo y sin temor el Reino de Dios.
En el Evangelio de hoy, Jesús pronuncia unas
palabras que deben sacudir nuestra alma y movernos a un testimonio valiente:
“Lo que les digo en la oscuridad, repítanlo a plena
luz; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde los tejados.” (Mt 10,27)
✝️ I.
Jesús, signo de contradicción
El texto evangélico comienza recordando que el
discípulo no es más que su maestro. Jesús, el Santo de Dios, el que curó,
perdonó, amó y sirvió, fue acusado de estar poseído por Belzebú, perseguido y
finalmente crucificado.
Si a Él lo trataron así, ¿qué podemos esperar nosotros?
Este es un llamado a la madurez de la fe. No
se trata de buscar aprobación humana o popularidad mundana. Ser discípulo
significa estar dispuesto a recorrer el mismo camino de Jesús, incluso
en la incomprensión y el rechazo. Pero también implica tener la certeza de que Dios
nos cuida con infinito amor.
“Ustedes valen más que muchos gorriones”, dice el
Señor.
“Hasta los cabellos de su cabeza están contados.”
¿Qué quiere decir esto? Que nuestra vida está en
las manos de Dios, que no estamos solos ni abandonados, aunque el mundo nos
rechace o persiga.
🌿 II.
José, un anuncio que vence el miedo
En la primera lectura, tomada del final del libro
del Génesis, encontramos a los hermanos de José, temerosos de que, muerto su
padre Jacob, él busque vengarse de todo lo que le hicieron. Pero José, en lugar
de cobrarles lo que merecían, les ofrece el perdón y la paz, porque ha
entendido que todo lo que vivió, incluso el mal que sufrió, fue transformado
por Dios para bien.
“Ustedes pensaron hacerme daño, pero Dios lo cambió
en bien.”
Esta frase de José se convierte en una profecía
del Evangelio, y también en un espejo para la vida de María. La Virgen, al
pie de la cruz, no maldice, no exige justicia, no se rebela contra el dolor: abraza
el misterio del sufrimiento y lo transforma en intercesión, en esperanza, en
fecundidad espiritual para la Iglesia.
En este tiempo jubilar, ¿no deberíamos nosotros
también aprender a interpretar nuestras pruebas a la luz del amor providente de
Dios?
🌸 III.
María: testigo del Evangelio desde los tejados
Volvamos ahora a la imagen evangélica: proclamar
desde los tejados. En la tradición judía, el tejado era un lugar alto,
visible, desde donde se hablaba en voz alta para que todos escucharan.
Jesús nos invita a no esconder la fe, a no tener miedo, a gritar al
mundo que Dios nos ama, que Cristo ha resucitado, que el Reino está entre
nosotros.
Y en esto, María es nuestra primera testigo. Ella
no predicó con palabras desde púlpitos, pero proclamó desde el tejado de su
humildad, de su maternidad, de su disponibilidad al Espíritu Santo.
Cada vez que María aparece en la Escritura, hay un anuncio. Cada vez que está
presente en la vida de la Iglesia, hay un impulso misionero, una renovación del
corazón.
Por eso, en este día en que la recordamos, le
pedimos que nos enseñe a ser discípulos valientes, proclamadores del Evangelio
con la vida, testigos que no callan por temor, sino que elevan la voz del Reino
desde lo alto del tejado de nuestra historia personal.
🙌 IV.
Discípulos del Jubileo: testigos de esperanza
Hermanos, en este Año Jubilar, el Papa nos llama "Peregrinos
de la Esperanza". Serlo implica:
- Anunciar
la misericordia de Dios como lo hizo José con sus hermanos.
- Proclamar
sin miedo,
aun si el mundo no nos entiende o rechaza.
- Testimoniar
desde lo alto,
desde la coherencia de vida, desde nuestras redes sociales, nuestros
trabajos, nuestras comunidades.
- Confiar
en la Providencia, como María y como Jesús, aun en medio de la cruz.
¿Estamos dispuestos a subir al tejado simbólico del
Evangelio y proclamar con fuerza que Dios está con nosotros?
🕯️
Conclusión y llamado
Pidamos hoy a la Virgen María, nuestra Madre y
Reina, que nos inspire el valor de los apóstoles y la ternura de los santos,
que nos sostenga cuando el mundo nos rechace y que interceda por nosotros para
que no nos avergoncemos nunca del Evangelio.
Que esta Eucaristía nos renueve en la alegría de
ser discípulos misioneros, mensajeros del Reino, constructores de una
nueva humanidad desde lo alto de nuestros tejados, desde lo profundo de nuestra
fidelidad, desde lo hondo de la esperanza que no defrauda.
Amén.
¿Deseas también un mensaje breve para redes o una imagen
gráfica con esta reflexión para compartir con tus feligreses?
2
🕊️ “No
tengan miedo”: La sabiduría que transforma el mal en bien
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy culminamos la lectura del libro del Génesis, y
lo hacemos con un mensaje poderoso y esperanzador: el amor vence al miedo,
y la misericordia triunfa sobre la venganza. La figura de José, "el
hombre de los sueños", se convierte en un puente entre dos etapas: la
prosperidad bajo el favor de Dios y el comienzo de la esclavitud en Egipto. Sin
embargo, más allá de los cambios históricos, lo que permanece es la
fidelidad de Dios y su capacidad para transformar el mal en bien.
📖 I. José:
Del sufrimiento a la bendición
El capítulo final del Génesis nos presenta un
momento profundamente humano: los hermanos de José, temerosos tras la muerte
de su padre Jacob, creen que José buscará venganza por el daño que le
causaron. La culpa, cuando no se sana, se convierte en miedo. Pero José
responde con una de las frases más bellas de todo el Antiguo Testamento:
“No tengan miedo... ¿Acaso estoy yo en lugar de
Dios? Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo convirtió en bien para salvar
la vida de muchos” (Gn 50,19-20).
¡Qué profundidad espiritual! José no niega el mal
cometido. No minimiza el dolor. Pero reconoce que Dios ha intervenido en su
historia, y que incluso las heridas pueden ser redimidas, pueden
convertirse en canales de salvación. ¡Cuánto necesitamos este mensaje hoy! En
un mundo donde abundan las heridas sociales, las divisiones familiares, los
conflictos políticos y eclesiales, esta palabra de José es un bálsamo y una
profecía.
🪔 II.
María: Mujer sin miedo, mujer de la escucha
Hoy celebramos también la memoria de la Santísima
Virgen María, como cada sábado. Y la presencia de María nos ayuda a
comprender mejor el evangelio de este día. En el capítulo 10 de Mateo, Jesús
anima a sus discípulos con una triple exhortación:
“No tengan miedo”.
Tres veces lo repite. No teman a los hombres; no
teman a los que matan el cuerpo; no teman a confesar su fe. Y estas palabras,
que pueden parecer idealistas en tiempos de persecución, cobran un profundo
realismo cuando se ven a la luz del testimonio de María.
Porque María no fue una mujer sin miedo, sino
una mujer que no dejó que el miedo le impidiera confiar y actuar. Desde la
anunciación hasta la cruz, pasó por momentos de oscuridad, de incomprensión, de
soledad. Y sin embargo, guardaba todo en su corazón, en silencio
fecundo, y se mantenía de pie. Fue modelo de discípula valiente, la que
se fía plenamente del Dios que “derriba del trono a los poderosos y enaltece a
los humildes” (cf. Lc 1,52).
✨ III. El
miedo, la fe y la verdad en el corazón del Año Jubilar
Este mensaje es especialmente relevante en el Año
Jubilar que estamos viviendo, en el que el Papa nos ha invitado a ser "Peregrinos
de la Esperanza". ¿Y acaso hay mayor enemigo de la esperanza que el
miedo paralizante?
- Miedo
al futuro incierto.
- Miedo
al juicio de los demás.
- Miedo
a nuestras debilidades.
- Miedo
al dolor, a la muerte, a perder el control.
Pero hoy la Palabra de Dios nos enseña que el
miedo se vence con fe, y que la fe se fortalece al sabernos amados y
acompañados por Dios, que cuida incluso de los gorriones (Mt 10,29-31).
No se trata de un optimismo ingenuo. Se trata de una
valentía espiritual, tejida en la oración, en la confianza y en la memoria
agradecida del paso de Dios por nuestras vidas. Como José, que al final de sus
días mira atrás y reconoce que Dios estuvo ahí, también nosotros estamos
llamados a releer nuestra historia con fe pascual.
⛪ IV.
Llamado a la acción
Queridos hermanos, esta Palabra nos llama a:
- Perdonar
de verdad,
como José lo hizo, sin condiciones ni venganzas solapadas.
- Testimoniar
nuestra fe sin miedo, incluso cuando nos cueste el aplauso del mundo o la comodidad de
nuestras seguridades.
- Acompañar
con ternura a los que tienen miedo, como María acompañó a la Iglesia naciente en
el Cenáculo.
- Creer
que Dios sigue transformando el mal en bien, incluso cuando no lo
entendemos todavía.
🙏
Conclusión y oración
En este día, pidamos a la Virgen María, Reina de la
Paz, que interceda por nosotros para que nuestros corazones no sean
dominados por el miedo, sino inflamados por el Espíritu Santo. Que como
ella, podamos decir:
“Hágase en mí según tu palabra”.
Y que como José, aprendamos a ver nuestra vida no
como una sucesión de heridas, sino como una historia tejida por Dios para salvarnos
y salvar a muchos.
📿 Letanía
final para compartir con la comunidad
María, madre de la esperanza... ruega por
nosotros.
José, varón justo y soñador... intercede por nosotros.
Señor Jesús, vencedor del miedo y de la muerte... danos tu paz.
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