25 de agosto del 2013: 21º Domingo del Tiempo Ordinario (C)


Puerta estrecha, vasto Reino.
Dios desea salvar a todos los seres que habrán vivido sobre la tierra. Es tan vasto, tan amplio su Reino que puede acoger y abrigar hombres y mujeres de todo el mundo…sin embargo, la puerta que da acceso a este Reino es estrecha.

EVANGELIO
 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó:
--Señor, ¿serán pocos los que se salven?
Jesús les dijo:
--Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor, ábrenos” y él os replicará: "No sé quienes sois”. Entonces comenzareis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quienes sois. Alejaos de mi malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrá de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.
Palabra del Señor

A guisa de introducción:
La puerta estrecha que conduce a la salvación (realización, felicidad)
La puerta. Door en inglés, porte en francés, porta en italiano y portugués, pordo en esperanto, algo cercano a matamagay en la lengua mafá del Camerún… La puerta tiene una gran importancia en la arquitectura, en las construcciones, en las casas y en cada pueblo y cultura…Pues es el ala de entrada, símbolo de intimidad, de libertad, de seguridad, pero también paradójicamente puede ser por el contrario símbolo de soledad, de encierro, de egoísmo, de rechazo…
El Señor Jesús en el evangelio la nombró varias veces. Alguna vez Él mismo se comparó con la puerta de la entrada al redil o corral de las ovejas, es decir como el acceso feliz, acertado a la salvación y realización para sus seguidores (ovejas). En otra ocasión dijo que es más fácil para un camello entrar por una aguja (aditamento bajo y estrecho, de los antiguos portales de las ciudades, especialmente Jerusalén) que un rico entrar al Reino de los cielos. En otras partes como en las parábolas o mini relatos las nombró como la antesala al juicio o la entrada al gran banquete final de un señor, de un amo o rey de la historia, y la cual abrirá a su guisa para quienes le importunen en la noche o a la hora de su venida (regreso).
Hoy en el relato de este domingo invita a sus discípulos a seguirle pero entrando por la puerta (o senda) estrecha (del sacrificio, del don, de la libertad…) o sea prefiriéndola a la puerta ancha (de la alienación, de la esclavitud, confort) , y esto respondiéndole a alguien que le preguntaba sobre la cantidad de los que iban a salvarse.
He aquí otro asunto en el cual ya no solemos pensar y sobre el cual poco o nada indagamos: LA SALVACION. Puerta y salvación están en estrecha relación. Dicho rápidamente para el buen entendedor: no hay más que una puerta que conduce a la SALVACION, SI y es una persona, ES JESUCRISTO…Él nos indica lo que es preciso para ser feliz: Amar como Él, vivir, pensar y sentir como Él, según la hermosa canción de Zezinho: “Amar como Jesús amó”.
Desde “Alicia en el país de las maravillas”, pasando por “Alí Babá”, la puerta o entrada hacia lo mágico e irreal, ha sido explotada innumerables veces en el cinema fantástico y de terror, pues hay algo que no se puede abrir u osar atravesar porque conduce a lo inimaginable, a la dicha o la desgracia, la vida o la muerte; ejemplos hay muchos, “El cubo”, “Hellraiser”, “Matrix”, “Pesadilla en Elm Street”, o la serie “Lost”, por citar solo algunos.
Lo más irónico de todo es constatar cómo somos proclives a creer en fantasías futuristas que nos presenta la ciencia ficción y los sueños literarios de los dos últimos siglos que confiar y poner la FE en lo que nos ha anunciado la Biblia desde hace casi 4000 años.
Nuestro único problema es no formular las preguntas correctas y contentarnos con las respuestas irreflexivas, seductoras y equivocadas. Miren y verá, la publicidad no hace más que lanzarnos a diario preguntas obvias casi que BANALES y darnos respuestas que nos dejen satisfechos inmediatamente sin invitarnos a pensar ni a reflexionar (“pensar es peligroso y además gratis”): “cómo durmió anoche?” (“dormez-vous?”) “Cansado de hacer filas?”…Y ni se diga las que le hacen a los futbolistas después de terminar los partidos: “Muy cansado?” , “Contento de haber marcado gol?” , “enfrentaron a un rival difícil de ganarle…no?”
Acertado eso sí que los judíos que se le acercan a Jesús tengan en mente la salvación, pero se equivocan al pensar a priori que por pertenecer al pueblo judío y cumplir las leyes eso les bastará para ser salvos. Pero además se equivocan al formular la pregunta: “Señor serán pocos los que se salven?”, la cuestión correcta era “Señor, qué hay que hacer para salvarse?”…en otras palabras “Cómo puedo realizar mi vida?”, “Qué he de hacer para ser feliz?” Sí, porque lamentablemente la palabra SALVACION a muchos no les dice nada y para otros quedó trasnochada…Pero al final está la misma pregunta fundamental, la cuestión esencial en la que nos jugamos nuestra existencia personal, nuestra “misteriosa” vida en la realidad que para el cristiano es una especie de MATRIX…
Vean acá un interesante paralelo entre Jesús y Matrix:
http://mundomatrix.mforos.com/125757/8634761-paralelismos-entreneo-y-jesucristo/
N.B: Si tienen razón, anoche volví a ver MATRIX.


Aproximación psicológica del evangelio

Yo no veo que ustedes se comprometan conmigo
Se juzga al árbol por sus frutos, dice Jesús (Mateo 12,33) y Juan Bautista espera que los judíos “produzcan frutos que testifiquen, demuestren su conversión” (Lucas 3,8), dicho de otro modo, que cambien sus prácticas sociales. (cfr. Lucas 3,10-14).
Uno no puede practicar la injusticia social y pretenderse convertido, aceptar sacar provecho de un sistema basado en la injusticia social y creerse o decirse discípulo de Juan o de Jesús, enriquecerse haciendo negocios con una empresa, una multinacional o régimen que favorezca u organice la tortura, y creer que Dios cierra los ojos.
Ustedes serán negativamente  sorprendidos, dice Jesús, porque “hay primeros (en los movimientos religiosos, en las organizaciones de beneficencia, en las asambleas cristianas) que serán últimos, y  hay últimos (en los movimientos “ateos”, en las organizaciones mal vistas por las personas y entes religiosos) que serán primeros.”
Ellos vendrán de todas partes (v.29) estos militantes “que hacen el bien” (cfr. v.27), que tienen una práctica social evangélica, y vendrán a sentarse al lado de “todos los profetas” (v.28) quienes, como ellos, habrán combatido sin cansarse la injusticia social. Entonces, ustedes los buenos católicos, intentarán defenderse: “nosotros hemos comido y bebido ante ti” (en nuestras asambleas o cultos litúrgicos), “fue en nuestras plazas que Tú enseñaste” (nosotros pusimos al orden del día tu doctrina en nuestros congresos, en nuestras sesiones, nosotros hablamos a menudo de Ti en nuestras parroquias, nuestros periódicos, y demás publicaciones en Internet, tuiteamos y blogueamos en tu nombre,  te hicimos presente en nuestros movimientos)…Pero yo les responderé: “Yo no los conozco, no sé de dónde vienen”, yo no veo sus prácticas sociales, no veo que ustedes critiquen al “ statu quo”, el medio y ambiente donde viven, no alcanzo a identificar los objetivos y modalidades de su inserción social; no, “yo no los conozco”, yo no discierno nada en su seudocompromiso con lo que yo podría identificarme , “aléjense de mí”, yo no percibo, no siento ninguna afinidad entre los combates de liberación que yo he sostenido y sus ceremonias y sus enseñanzas.


REFLEXIÓN CENTRAL:

La puerta estrecha


En el evangelio de este domingo, Cristo continua  presentándonos las exigencias del Reino de Dios. La gente quería saber cuántas personas serian salvadas. Jesús se muestra reacio a responder esta pregunta y envía a cada uno a su responsabilidad personal.  “Dios quiere que toda la humanidad se salve y llegue al conocimiento de la verdad”, nos dice Pablo en la carta a Timoteo capítulo 2, versículo 4, pero la participación en la vida del Reino depende de nosotros. Somos nosotros que en el transcurso de la vida, y en el día a día, decidimos entrar o quedarnos afuera.

“Esfuércense en entrar por la puerta estrecha” “Luchen para entrar por la puerta estrecha”, nos dice Jesús. Eviten de vivir una vida cristiana incolora, inodora e insípida…No es suficiente con estar bautizado, hacer la primera comunión para entrar en la verdadera vida del Reino. Los enemigos de Jesús se imaginaban que ellos podían entrar simplemente porque ellos eran “Hijos o hijas de Abraham”, o todavía más, creían ser salvados porque habían oído a Jesús predicar o porque habían comido con El…

La puerta está abierta y la entrada es libre. No es necesario pagar impuestos especiales o regalar botellas de vinos y cajas de galletas. Sin embargo, la puerta es estrecha y utilizando una imagen bien conocida en el Medio Oriente: “El camello que tiene mucha carga no puede atravesarla”.

Para pasar esta puerta estrecha, se ha de poner en practica la palabra de Dios: “Sean  de aquellos que escuchan la palabra de Dios  y que la ponen en práctica” (Santiago 1,22) “Ustedes serán mis amigos si hacen lo que yo les mando” (Juan 15,14).

Mateo en su evangelio nos dice que durante nuestra vida tenemos la opción, podemos escoger (elegir) entre dos caminos…el camino del facilismo y el egoísmo y el camino estrecho que conduce a la vida. El camino angosto se hace presente o es aquel cuando ayudamos a aquel que está necesitado (parábola del buen samaritano), el camino estrecho se dibuja cuando no juzgamos a los demás porque el juzgar no nos pertenece (“Que aquel que este sin pecado que lance la primera piedra”), cuando no perdonamos 7 veces , más 77 veces siete , cuando somos conscientes del sufrimiento de los otros (“Yo tenía hambre y me dieron de comer, yo tenía sed y me dieron de beber, yo estaba desnudo y me vistieron, yo estaba enfermo y en prisión y ustedes vinieron a visitarme”).

Nosotros sabemos muy bien cuán difícil es hablar de compromiso serio y somos conscientes de lo que cuesta…No hay verdadero amor sin la capacidad de sacrificarnos por los demás. Yo pienso en los padres de familia que tienen un hijo con limitaciones físicas y mentales en su casa; pienso también en aquel padre de familia que guarda una madre o un padre muy anciano sufriendo de una enfermedad debilitante; pienso en el benévolo que consagra  horas cada semana para visitar las personas solitarias; pienso en la pareja joven que quiere construir un amor sólido y durable. Todo esto demanda abnegación, entrega  de si mismo y muchos sacrificios innumerables.

Jesucristo es exigente pero EL le da un sentido nuevo a nuestra vida. “Yo he venido para que ustedes tengan la vida y que la tengan en ABUNDANCIA” (Juan 10,10).

Nuestra sociedad moderna, actual se caracteriza por optar (elegir, escoger) lo mas fácil. Esto desgraciadamente no favorece siempre el amor. Las exigencias del Reino de Dios parecen severas y duras, pero ellas nos garantizan  “Una vida en abundancia”.

El  evangelio de esta mañana, habla primero de la puerta estrecha, pero también nos recuerda que esta puerta no estará abierta indefinidamente. En cierto momento, ella se cerrara. La salvación es posible para cada uno de nosotros, pero hemos de actuar ahora y comprometernos HOY en la construcción del Reino. “Hoy, si ustedes entienden su voz, no endurezcan su corazón” (Salmo 94,8). La invitación a entrar es urgente, el tiempo corre y nos tensiona (o presiona), mañana será muy tarde…Es desde hoy que debemos aprovechar el tiempo que se nos ha dado, la vida que se nos ha regalado.

En el momento de cruzar el pórtico de entrada, ningún título, ningún mérito no nos servirá de CLAVE, de PASE,  tampoco ninguna afiliación o pertenencia  a determinada raza o sociedad podrá sobornar ( o comprar) al portero…Una sola cosa cuenta: NUESTRA MANERA DE VIVIR HOY.

Hace falta volver a ver las impresionantes pinturas y esculturas de la Edad Media que representaban el juicio final: cuantos nobles, religiosos, obispos y mismo papas se pueden ver ante la puerta cerrada.

Si, un día, para mí también, el tiempo se habrá terminado, “será muy tarde”. Cuanto tiempo  me quedara? Hará falta que vivamos cada día, como si fuera el ultimo.

El Señor Jesús nos reenvía a nuestras responsabilidades: Somos nosotros, desde ahora, por nuestra manera de vivir, que programamos,  por así decir, EL JUICIO FINAL. Hoy el sol se ha levantado y Dios nos ofrece otra jornada. Pero debemos recordar que un día el sol se levantara por  última vez sobre nuestro pequeño mundo terrestre. Cuando ese día arribe, la puerta se volverá a cerrar.

No se entra en la vida de Dios así como así, sin darse cuenta.  Se ha de ser consciente de buscarla, Se le debe querer, desear. Hay que trabajar  para llegar a ella: “esfuércense  por entrar por la puerta estrecha”. No es la pertenencia a un grupo, a una raza, a una familia, ni la práctica de algunos ritos que pueden darnos una seguridad ilusoria…Es la entrega y el compromiso de todo nuestro ser, de todos nuestros momentos (instantes) en el seguimiento de Jesús.


En el corredor de la entrada de una pequeña iglesia italiana, se puede leer la siguiente reflexión: “si hoy, ante el tribunal, se te acusara de SER CRISTIANO, es que se encontraran suficientes pruebas para condenarte”?



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA

1.    Me Doy tiempo de hacer un pequeño examen de conciencia y me pregunto qué podría hacer para asegurarme de “entrar por la puerta estrecha” que da acceso al Reino de Dios.

2.    Pienso en una remarca o una crítica que se me haya hecho y que yo he tomado mal. Me pregunto si no debía considerarla como una “lección”, como una gracia que Dios me otorga para ayudarme a crecer.


3.    Participo en un grupo que trabaja en el mejor bienestar colectivo dentro de una perspectiva evangélica.


ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor, cuál es mi religión?
Es ella asunto de obligación y de observación
O es ella preferentemente una invitación a la alegría en el servicio y la entrega?

Es que mi corazón es acogedor y abierto
O se endurece haciendo juzgamientos y condenaciones?

Tú me dices, Señor, que tu banquete está abierto a todos
Y que para acceder, yo debo aprender a amar;
Que ninguna proeza no me hará merecedor de la salvación,
Porque ella es ofrecida, dada sin precio ni condición.
Para acceder a la mesa de tu banquete fraternal
Lo único que debo hacer es despojarme de las máscaras que me desfiguran.

Leyes, decretos, oraciones y sacrificios
No son más que humo y alimentan mi orgullo,
Sólo el soplo de tu Espíritu permite a mi vida cantar
Y le da a mis días los colores de una primavera!

Llévame, yo te pido, a la fuente de tu luz,
Para que yo ose a mi turno, tenderle la mano a los alejados.

Es fácil para mí juzgar y condenar
Mismo si en el fondo de mí mismo, yo conozco mi propio pecado.

Heme aquí Señor, pobre y desnudo ante Tí.
Habítame de esperanza, revísteme de humildad.
Yo tengo hambre de tu palabra y sed de tu Reino!

Amén!

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