1o de septiembre del 2013: 22o Domingo del Tiempo Ordinario (C)
ESTAR EN SU LUGAR
La Palabra de Dios pone ante nosotros dos caminos: LA HUMILDAD y La dulzura o bien el orgullo y la maldad. Cristo, por su Palabra y su ejemplo, nos invita a seguirle por el camino del servicio. Hacia quién iremos nosotros?
Nos salvaremos del orgullo y "los verdaderos osos" que pueden aniquilar nuestra vida?
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 14, 1.7-14
Un sábado entro Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo:
-- Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cede el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Y dijo al que le había invitado:
-- Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten a los justos.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
La verdadera grandeza!
Ocurrió en 1986. Cursaba el grado 10º (5º de bachillerato), junto a otros 24
compañeros del ciclo que no académico sino pedagógico en La Normal (centro
educativo para la formación de profesores) de mi pueblo... En el grupo éramos
16 chicas y 8 chicos. Y ya cerca de terminar el año, dos meses antes, si mal no
recuerdo, junto a mis 7 camaradas, fuimos invitados para un importante evento en
el que se inauguraba un gran proyecto de la empresa que administraba y dotaba
el agua en el municipio. Nos dijeron que debíamos llegar muy bien vestidos dos
horas antes de empezar el festejo. Todos, naturalmente nos sentimos muy
honrados y hasta “creídos”, típico del orgullo adolescente porque se nos había
tenido en cuenta y creíamos se nos posibilitaba hacer parte de la gran fiesta,
compartiendo con otros muy “grandes”, sentados a la mesa, comiendo y bebiendo
al lado de ellos…cuán grande sería nuestra sorpresa cuando al llegar nos
dijeron que se nos había convocado para hacer parte del grupo de meseros y o
servidores benévolos y atender a los ilustres invitados que se esperaban:
funcionarios públicos, políticos, gente importante del departamento y del
municipio. Aquella fue una de las ocasiones en que personalmente vi rápido y de
entrada herido mi orgullo, pues se me invitaba a la humildad, a la
disponibilidad y el servicio… Yo no sé si mis otros 7 compañeros recuerdan ese
suceso; o a lo mejor fui yo quien desde
el principio habría entendido mal…o bien ellos me hicieron una broma…o
verdaderamente a todos nos cogieron de improvisto, de “marranos”…si, porque no
hubo paga, y aparte de eso fue un domingo…Al menos al otro día nos dieron día
de descanso (pero quizás porque era puente, ya existía la ley Emiliani). Pero
con todo, fue una experiencia inolvidable que me ayudó a prepararme para muchos
momentos todavía más difíciles y fuertes en mi existencia donde sería puesto a
prueba mi ego.
Nunca olvidaré el día que aprendí que la palabra HUMILDAD
viene de “humus” y que este es el principal componente de la tierra, justamente
el que posibilita la fertilidad, el crecimiento…
Humilde, Proviene del latín humilis, que denotaba conceptos como
‘bajo’, ‘de corta estatura’, ‘rastrero’, ‘que tiene sentimientos bajos’,
‘descorazonado’, ‘mezquino’.
Con el advenimiento del
cristianismo, la humildad empezó a ser apreciada como ‘virtud moral’ --una
categoría ligeramente inferior a las virtudes teologales y cardinales del
cristianismo-- y adquirió una connotación más positiva de la que había tenido
para los romanos.
Humilis se formó a partir de humus ‘humus’*,
‘tierra’, ‘suelo’, palabra que subsiste en nuestra lengua en geología como
denominación de la capa superficial del suelo, en la que abundan los productos
de la descomposición de animales y de vegetales.
La humildad es grande y por eso humilde es Dios.
Las buenas maneras de Dios?
“Uno no habla con la
boca llena”, “uno no pone los codos sobre la mesa”. “Uno comienza a comer
cuando se le ha servido a todo el mundo”, “En la mesa no se eructa”, “no es
bueno hacer ruido con la boca mientras se come o se bebe” (no sorber, decían mis padres y
abuelos).
Cuántas veces nos habrán dicho eso nuestros padres, abuelos y
demás mayores que nos guardaban y protegían, para hacernos aprender “la buena
educación”, “las reglas de urbanidad (De carreño)” “las buenas maneras”, y meternos bien todo eso en la cabeza.
Puesto que había mucho más que sopa, arroz, fríjoles, papas y
carne (si se tenía la suerte de tenerla) en las comidas: había además toda una educación,
un arte de vivir, una transmisión de valores.
Los evangelios nos describen varias comidas que Jesús
compartió a veces con sus amigos, en otras ocasiones con personas importantes,
y muy frecuentemente con personas de dudosa reputación. No sabemos cuál era el
menú de esas comidas, ni sabemos mucho, sobre las reglas de etiqueta que se
observaban. Pero muy a menudo Jesús aprovechaba para invitar a las “buenas
maneras” o “buenos hábitos” de Dios!
Son maneras o hábitos que sacuden nuestras costumbres, ponen
al revés nuestra escala de valores, rompen nuestras ideas preconcebidas de
juicio, puesto que Jesús nos invita a acoger todo el mundo, sin distinción de
clases o de razas. Él nos previene contra el orgullo que desprecia y divide,
contra la ambición que envenena las relaciones humanas.
Al observar “las buenas maneras” de Dios, nosotros podemos
transformar todas nuestras comidas en comidas de bodas donde se casan (contraen
matrimonio) se unen nuestras diferencias y donde se saborean el respeto y la
acogida.
Hace falta algo más que un curso de etiqueta para aprender
las “maneras de Dios”! Es necesario la fuerza del Espíritu, la paciencia de
nuestro Padre y una buena dosis de docilidad de nuestra parte.
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
El último lugar
Si se trata acá de una parábola, como Lucas nos lo precisa al
principio, es necesario ver en este pasaje más que una regla de etiqueta, o
peor todavía, un truco hábil para recibir una promoción “delante todos aquellos
que están a la mesa” (v.10).
Jesús emplea sus parábolas para hablarnos de Dios y de su
Reino (su proyecto, la alternativa de nueva sociedad, de un nuevo mundo), y debería ser así acá también.
Los invitados “escogen los primeros lugares”, mas ellos se exponen a que se les exija de “ceder el lugar” a otros. De manera inversa, el anfitrión se ubica delante
aquellos que se encuentran en lo bajo de la escala e interviene para mejorar su
posición (su suerte).
Nosotros así, somos reenviados directamente a otro pasaje del
evangelio de Lucas, que aparece como un muy buen comentario de nuestra
parábola: “El Todopoderoso desplegó la
fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los
poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los
hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías” (Lucas 1,49-53).
De cara a la escala o niveles sociales,
las opciones de Dios son claras: “Él derriba
a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de
bienes y a los ricos los despide vacíos”. Es decir, envía a los poderosos a
lo bajo de la escala y se ocupa de la promoción de los pequeños y de los
hambrientos. Así, la preferencia por “el último lugar” a la cual Jesús invita (v.10), es la
solidaridad con los pobres y los despojados, porque es ahí que llega la
salvación: todo hombre que se ensalza será humillado (“Él derribó a los poderosos de su trono”), y el que se humilla será ensalzado (“Él ha
enaltecido a los humildes”).
A la luz del Cántico de María
como se llama este pasaje de Lucas 1, 46-55, uno podría parafrasear así la
advertencia de Jesús: cuando se trata de
escogerte un lugar en la sociedad, de decidir de qué lado tu estarás, no te
pongas del lado de los ricos, no visiones lo alto de la escala social. Por el
contrario, escoge tu estilo de vida en función de los que menos tienen,
establece y haz solidaridades con ellos, y entonces tú estarás del lado de
Dios. Y en la gran comida (banquete) de la vida, no trates de darte a ti mismo tu
propio valor, no trates de forzar a los otros para que te reconozcan haciendo
tretas para avanzar a costillas de los demás y llegar a lo alto de la escala.
Aprende a vivir con aquellos que están en lo bajo, y un día, el reconocimiento
de tu valor, lo recibirás de alguien más.
Lucas 14,12-14:
Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o
una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a
los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu
recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados,
a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz eres tú, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la
resurrección de los justos!".
Esto es todo un despropósito en
nuestros días. Es seguro que muy pocos o casi nadie cumple al pie de la letra
esta sugerencia de Jesús. Mismo en las culturas y los medios más pobres que la
clase media occidental esto es una utopía (hablo por ejemplo en etnias
africanas), pues siempre en las fiestas convocamos a la familia, los amigos,
vecinos cercanos, de buena reputación o que tienen algo para darnos a cambio. Seguramente que ustedes como yo, cuando hemos sido anfitriones o nos han invitado
a una prestigiosa fiesta hemos recordado este pasaje y nos hemos sentido interpelados, cuestionados y
bastante incómodos…pero la ventaja es que la preocupación pasa rápido en cuanto
se pega la primera mordida al suculento pernil de pollo puesto sobre nuestro
plato.
Lo que quiere decir en el fondo
Jesús es que así seamos invitados a comer en un ambiente de ricos, de
aristócratas y bien acomodados, no podemos dejarnos influir por las ideas
injustas, egoístas (y con las cuales se asocia por tradición bíblica a los
ricos. Por ejemplo el mensaje del profeta Oseas de cara a los ricos y a la
riqueza es que toda riqueza es injusta, y que esta es amasada muchas veces a
costa del sufrimiento y explotación de los pobres).
Jesús que estuvo sentado en la
misma mesa con Nicodemo, Zaqueo, Simón el fariseo, y con el “patrón o anfitrión”
al cual se alude en este pasaje…no se dejó influenciar ni moldear por ellos…Jesús
asume su contacto con los ricos (encuentros, comidas, discusiones) sin dejarse
contaminar por su visión de las cosas, sino al contrario permaneciendo en situación
de ruptura ética con ellos.
El presente pasaje aparece como
una magnifica ilustración de este fenómeno. Jesús está presto, listo a dejarse
invitar, pero no a dejarse “embaucar” o comprometer” e ir en contra de sus
principios. Si entra en cualquier parte, por más impresionantes que sean los
lugares en cuanto al lujo y la brillantez y el prestigio de quienes lo acogen,
Él no deja sus convicciones en la puerta. De una manera que aparece, con todo, civilizada,
Jesús llega cuestionar en el antro del establishment (grupo dominante, élite visible
que ostenta la autoridad) como aquí (Él está acá “En casa de
uno de los jefes de los fariseos”!- v.1
Ciertas promociones, y es triste reconocerlo!, son al mismo tiempo
llamados a apoyar el pedal suave en las convicciones personales y las solidaridades
sociales. Para avanzar, muy a menudo,
es necesario consentir que se vuelva
simple la sal de mis convicciones, y poner bajo el celemín algunos de
mis valores. Pero Jesús, por el contrario, no recula ni un ápice en eso que Él
evalúa como sus solidaridades esenciales: los pobres, los estropeados, los
cojos, los ciegos. Es como si Él dijera a su anfitrión: si tú me invitas,
prepárate a invitarlos a ellos: yo no avanzo sin ellos!
Hay entonces aquí algo más que
una exhortación moral al compartir. Tenemos el testimonio de un hombre que
permanece siendo fiel a Él mismo en medio de personas que no piensan como Él, y
que critica (se opone) claramente a ciertas prácticas de compartir egoísta en
nombre de sus solidaridades primeras.
El cristiano no es aquel que
privilegia vagamente ciertos valores teóricos, sino que es Aquel que permanece
de pie- muy a menudo, solo – en medio de
personas que no ven las cosas como Él.
REFLEXIÓN CENTRAL
Conservar su rango
Es delicado abordar el tema de
la humildad. Es como caminar sobre un campo minado. Se corre el riesgo de ser
señalado por orgullo, por vanidad. Y todo esto puede ocurrir porque la humildad
enseñada por Dios, por la Biblia y por el maestro de Nazaret hoy es
incomprendida, cosa de locos, es anacrónica.
La humildad como virtud esencia
de Dios en una persona, hoy es una perla rara.
A la humildad no es raro
confundírsele con “bobería”, “sumisión o resignación ciega”, “simpleza
absoluta”, “pobreza con visos de miseria”, la “humildad” propia de los
clasificados en la escala baja mal vestidos porque no tienen plata o recursos.
Nada más alejado de todo esto
que la humildad, la verdadera humildad es la virtud que sucede al amor. Al
Santo cura de Ars, un día uno de sus hermanos en el sacerdocio le demandaba
cuáles eran las 3 cosas esenciales para la santidad y éste le dijo: 1º la
humildad, y luego la humildad y finalmente la humildad.
Jesús ha aprovechado la
invitación a una comida para hablar de sus convicciones, expresar su
pensamiento y de paso orientar a sus seguidores tanto de ayer como de hoy.
Antes que nada, debemos tener en cuenta que Jesús ha sido invitado por un jefe
de los fariseos como persona de honor, honorable, reconocida. No es cualquier
cosa. Para Jesús ciertamente se trata de un honor importante.
Bien sabemos que las comidas o
banquetes son la ocasión para el encuentro de amigos o nuevos conocidos, para
hablar de diversos temas, es la ocasión de confidencias, de discusiones
íntimas. Uno percibe los gustos de las
personas, sus modales, sus maneras de comer, su conocimiento o ignorancia de
las reglas de etiqueta. Y después con la ayuda del licor espiritoso (el vino o
la cerveza) se hace hablar a la gente, se sondean las opiniones políticas. Se
habla del trabajo, de los hobbies, de los amores, de las pasiones.
Los fariseos tienen miedo de
Jesús, ellos están intrigados por Él y le buscan la caída. Pero Jesús lo sabe y
anda prevenido, vigilante, atento en su espíritu…
Después de la comida se puede
pensar que Jesús ha sido invitado a hablar, a exponer sus pensamientos, sus
sentimientos, que dejan transparentar el querer y el espíritu de Dios. Jesús
invita a reflexionar sobre los lugares que la gente ha escogido al acercarse a
la mesa. En un banquete, ninguno de entre nosotros se va a la mesa de honor,
puesto que los integrantes de la tabla de honor llegan en procesión animados
por los aplausos de la asamblea. En el tiempo de Jesús, seguro que algo
semejante ocurría, pero me imagino que a pesar de todo, algunos trataban de
colarse en esa privilegiada mesa.
Quién está verdaderamente
satisfecho de su rol (de su papel?) En la jerarquía social, a cada quien le
gustaría ganar dos o tres rangos. Es desde todo punto de vista natural,
diríamos.
Y de hecho, esto es muy biológico.
Entre un gran número de especies animales, la jerarquía es muy importante.
Tiren por ejemplo varios pedazos de pan ante un grupo de patos o de gaviotas. Un ave
dominante va instalarse de primero, ésta espantará las demás con picotazos y se
comerá todo defendiendo su bien, sin preocuparse por el hambre de las otras
aves. Lo mismo ocurre con el mapache donde el macho en presencia de su familia
satisface su hambre antes de dejar a la hembra y a los pequeños acercarse. Las vacas que se siguen unas a otras en un
sendero lo hacen siempre en el mismo orden y ay de quien ose transgredir el
orden! En el mundo biológico, las jerarquías son muy estrictas. Es por ello que
es contraindicado que el perro coma antes que el amo. Y si así fuera, esto es
como decirle al canino que él es el amo!
Las jerarquías son igualmente
importantes en el mundo de los humanos. Vivimos en un mundo muy democrático,
donde se está cerca del “no importa quién
puede hacer no importa qué”. Esto era impensable en mis tiempos de infancia.
En presencia de una visita, el niño se sentaba en la sala y escuchaba. Si se le
hacían preguntas él podía responder. De otra manera, él se callaba. Dentro de
una sociedad jerarquizada, era importante mantenerse en su lugar (en su lugar,
conservar el puesto, mantenerse en su sitio). Mantener (guardar) su lugar,
significa a la vez, defenderse contra aquellos que quieren ocupar nuestro
lugar, pero también es mostrarse a la altura de su rango y asumir entonces sus
responsabilidades y saber salvar la cara o el honor si llegaba una
desgracia…Defender su rango, es algo extraordinariamente profundo. Pero a la
larga, esto puede llegar a ser ridículo si eso impide vivir. Es por ello que la
sabiduría ha reflexionado sobre el orgullo y sobre la humildad, sobre la ambición
y la simplicidad.
Uno se ha dado cuenta que los grandes tienen las mismas
desgracias y los mismos vicios que los pequeños, que los pequeños tienen las
mismas alegrías y las mismas cualidades que los grandes, y que a la larga, con
frecuencia los unos y los otros son intercambiables. De ahí el porqué de una
reflexión sabia sobre la vanidad que hay al querer ocupar el primer lugar y la
grandeza que puede haber al escogerse el último lugar. Para ello, es suficiente
con remplazar las palabras PODER y DOMINIO, que nos sugiere la biología, y
cambiarlas por las palabras AMOR y SERVICIO, sugeridas por nuestra común humanidad.
Es lo que dice Jesús al ver los
pretenciosos tratando de acapararse los primeros lugares y hacerse enseguida “echar
para atrás”,(retrogradarse), ir al último lugar. Por qué el último? Porque las
otras plazas estarán ya ocupadas y el anfitrión o jefe no tendrá tiempo de
redistribuir todo el mundo. Como dice el proverbio, quien escoge toma lo peor.
Cuando se lee el texto de Lucas
en nuestro contexto cultural, se suele creer que Jesús ha insultado a su
anfitrión y a sus convidados al hacerle estas remarcas. En realidad estos
reparos son correctos. Sin duda, Jesús les ha hecho reír (no olvidemos que
humor tiene la misma raíz de humildad) porque ya había en el libro de los
Proverbios (Antiguo Testamento) un dicho
que iba en el sentido de sus observaciones:
No te alabes delante del rey,
Ni estés en el lugar de los grandes:
Porque mejor es que se te
diga, Sube acá,
Que no que seas humillado
delante del príncipe Que miraron tus ojos.
(Proverbios 25,6-7, traducción de la Reina Valera).
(Proverbios 25,6-7, traducción de la Reina Valera).
En el fondo, la reflexión de Jesús se inscribía muy bien en su cultura.
Repito la gente se ha debido reír, mordiéndose los dientes, pero era la buena
guerra. Él estaba a tono.
Pero Jesús continúa dirigiéndose a su anfitrión, y le da otra lección: “cuando ofrezcas una comida o hagas una
fiesta, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos ni a tus parientes “(Lucas
14,12), Jesús sugiere mejor: “Cuando
hagas una fiesta, invita a los pobres, los estropeados, los ciegos, y serás
feliz, pues ellos no tienen nada para
retribuirte: eso te será retribuido en la
resurrección de los justos” (Lucas 14,13-14).
Aquí es evidente que no se habla de la misma cosa. Acá no se habla más
de una comida ordinaria entre amigos, se habla de otra cosa, de una fiesta
abierta a los pobres. Es la fiesta de Dios. Todas nuestras comidas pasan entre
nosotros. Uno invita a veces un pariente enfermo, un vecino más o menos
avispado, un conocido que está sobre el camino de la rehabilitación. En la Edad
Media, se guardaba un lugar en la mesa para el visitante desconocido que
simbolizaba a Jesús. Está bien. Pero nadie entre nosotros no pone su mesa
abierta y de manera incondicional a todo
el mundo. Aquel que lo haga se arruinaría al mismo tiempo que lo dice. Esta
generosidad no es propia que de Dios (sólo le pertenece a Él).
Qué hace Jesús? Por una parte, critica a su anfitrión y le reprocha
vivir en un mundo cerrado, un mundo de puros, donde los pecadores no tienen
acceso, un mundo de snobs donde las personas simples no caben, un mundo de
ricos donde los pobres son excluidos. Jesús quiere más apertura. Pero al evocar
el festín mesiánico que sólo Dios puede ofrecer, Jesús critica igualmente la
perspectiva religiosa de los fariseos. Ellos predican una religión estricta,
exclusiva, donde sólo algunos son salvados (salvos). Jesús anuncia un Reino
abierto a todos, y en prioridad a los más pobres.
En el banquete o comida elitista al cual Jesús ha sido invitado, los
fariseos han ganado y Él ha perdido. Jesús no ha sido capaz de esconder su
juego. Él ha dicho lo profundo de su pensamiento y ha obligado a los fariseos a
tomar conciencia de ellos mismos. En adelante, ellos quieren su muerte. Jesús
es un adversario, un pensador peligroso.
Por otra parte, podernos preguntarnos por qué Lucas nos cuenta estas
cosas. Él habría podido callarlas. Yo pienso que nos las ha contado a causa de
la Iglesia a la cual él se dirigía. La gente de su Iglesia se reunía los
domingos para orar, escuchar la Palabra, recordar la muerte y la resurrección
de Jesús. En esta Iglesia, ha habido rápido una jerarquía. Ha habido intrigas,
gente muy ambiciosa que quería hacerse ver, otros más sabios que se mantenían
en su lugar (en su rango). Entonces Lucas les cuenta la parábola de los lugares
en la mesa. Esta parábola es siempre actual y nunca tendrá fin. Ella tiene su
punto de anclaje en nuestra biología, en la testosterona, y no puede ser
superada sino por una inmensa sabiduría que es trabajo (obra) de toda una vida.
Es necesario recordar que Jesús ha ocupado el último lugar y que ésta es la vía del amor.
En la Iglesia donde Lucas vivía, también se puede pensar que había ricos
y pobres, gente arriba y gente abajo según la escala social. Es por ello que
nos cuenta la historia de la elección de los invitados. En nuestras casas,
nosotros invitamos a quien queremos. En su casa, Dios invita a quien Él quiera,
y no son siempre aquellos los que deseamos que Él invite.
Es por eso que el evangelio de hoy no es simplemente una historia del
pasado. Es una historia del presente, de nuestro ambiente, de nuestra Iglesia.
El fariseo somos nosotros, y Jesús no cesa de cuestionar nuestras actitudes y
nuestras prácticas para hacernos comprender las exigencias de la FIESTA DE
DIOS.
OBJETIVO DE VIDA
PARA LA SEMANA
1. De qué modo o manera concreta podría ir hacia Dios y
hacia Jesús, el mediador de la alianza nueva y eterna?
2. Miro cuál es mi comportamiento o modo de conducirme en
la mesa, con quién comparto mi mesa? Mis comidas son guiadas por las “maneras
de Dios” (la etiqueta divina) o las
maneras demasiado humanas?
3. Y si esta semana invitara a comer a alguien que no
pudiera devolverme la invitación?
4. Pido al Dios viviente de iluminarme con el Espíritu
Santo para que yo sepa escoger (elegir) el camino que conduce a la felicidad
que sólo Cristo puede procurar.
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Tú conoces
Señor,
Esa necesidad
que tengo de sentirme importante, único y de hacerme valer.
Yo olvido
que es a Ti quien te corresponde determinar mi lugar y mi verdadera grandeza.
Personas
que me rodean, a través de sus palabras y de sus gestos,
Me ayudan
a tomar conciencia de mi valor.
Todo lo
que yo soy, es a Ti que yo lo debo. Gracias!
Cuando yo
me veo tentado a creerme alguien importante,
O al
contrario, creerme menos y contarme por nada,
Recuérdame
el verdadero sentido de la humildad.
Abre mi
corazón a los otros pobres como yo,
Sobre todo
a los pobres de amistad y de esperanza,
A todos
los heridos y que sufren en la vida,
Que portan
consigo las cicatrices de su pasado doloroso.
Enséñame a
acoger al extranjero, a levantar al despreciado,
A ver en
cada persona un bien amado por Tí.
Condúceme
a través de la ruta que Tú has tomado, Señor,
Aquella del
abandono y de la confianza en el PADRE.
Es la vía
(el camino) que me permitirá realizarme
Y ocupar
un lugar elegido para estar cerca de Tí.
Concédeme
que yo te siga, Señor!
REFERENCIAS:
Pequeño Misal "Prions en Église", edición quebequense, Novalis 2010,2013.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
BEAUCHAMP, André. Comprendre la parole. Novalis.
Pequeño Misal "Prions en Église", edición quebequense, Novalis 2010,2013.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
BEAUCHAMP, André. Comprendre la parole. Novalis.
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