martes, 12 de noviembre de 2013

17 de noviembre del 2013: 33o Domingo del Tiempo Ordinario



Las lecturas de este domingo nos ponen a la espera de la Venida del “Día del Señor” que marcará el fin de nuestras dificultades y nos hará entrar en el mundo de Dios. Entonces, esta esperanza no debe vivirse huyendo de nuestra realidad o evadiéndola, sino al contrario hemos de  afrontarla abrazando hasta el final los contratiempos de la naturaleza humana.



EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 21, 5-19

5 Como algunos estaban hablando del Templo, con sus hermosas piedras y los adornos que le habían sido regalados, 6 Jesús les dijo: «Mírenlo bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra sobre piedra.» 7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso, y qué señales habrá antes de que ocurran esas cosas?» 8 Jesús contestó: «Estén sobre aviso y no se dejen engañar; porque muchos usurparán mi nombre y dirán: “Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca”. No los sigan. 9 No se asusten si oyen hablar de guerras y disturbios, porque estas cosas tienen que ocurrir primero, pero el fin no llegará tan de inmediato.» 10 Entonces Jesús les dijo: «Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. 11 Habrá grandes terremotos, pestes y hambre en diversos lugares. Se verán también cosas espantosas y señales terribles en el cielo. 12 Pero antes de que eso ocurra los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre, 13 y ésa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. 14 Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. 15 Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles. 16 Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, 17 y algunos de ustedes serán ajusticiados. 18 Serán odiados por todos a causa de mi nombre. 
Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. 19 Manténganse firmes y se salvarán. 



A guisa de introducción :

« No se asusten »

Cuando hacemos referencia al Día del Señor, nosotros pensamos espontáneamente en el Domingo, día de la reunión o asamblea de la comunidad cristiana que celebra a Cristo Resucitado.

En la Biblia, el Día del Señor es a menudo asociado a la idea del fin del mundo y al miedo.  Para anunciar la venida de un mundo nuevo, se hace desaparecer el antiguo con cataclismos y señales aterradoras en el cielo.

Jesús mismo, habla de un evento sin revelar de ningún modo la fecha exacta. De preferencia, y mejor,  Él nos ha prevenido contra los profetas de la desgracia. A pesar de ello, el fin del mundo ha sido anunciado tantas veces que el asunto o noticia ha llegado a banalizarse y o restársele la importancia debida.

Los testigos de Jehová lo anuncian después de mucho tiempo. Tuvimos el miedo a las puertas del año 2000. La última “revelación”, según el calendario maya nos habló y previno para el año 2012.

Cada generación conoce guerras, persecuciones, terremotos, cataclismos como el tifón acaecido esta semana en las Islas Filipinas (en este momento se habla de 10.000 muertos los que dejó a su paso).

Nosotros también vivimos  “fines de mundo”: enfermedad, duelos o lutos, desempleo,
cierre de iglesias (en América del Norte y Europa, países asiáticos). Jesús nos revela que todo esto se constituye en la ocasión para dar testimonio de nuestra esperanza.
Nosotros no creemos en el fin del mundo, sino en el fin de un mundo, que es diferente. “… Ni un cabello de su cabeza se perderá”.

En Jesucristo, el final del miedo ha reemplazado al miedo del final.

"Jesucristo no ha venido al mundo para explicar el mal y el sufrimiento sino que ha venido para llenarlos de su presencia", decía Paul Claudel, el filósofo y escritor francés, católico.




Aproximación psicológica al texto:

Entre la obsesión y el olvido

Este pasaje contiene una historia o relato complicado.

Estos versículos contienen en proporciones muy difíciles de descifrar o desenredar, según el teólogo y exegeta alemán G. BORNKAMM (1905-1990) 3 elementos:

1.    palabras autenticas de Jesús,
2.    elementos prestados de la literatura judía de ese tiempo (sobre todo los que se refieren a las guerras y los fenómenos cósmicos)
3.    y finalmente experiencias vividas por la Iglesia primitiva (persecuciones, seducciones, herejías…).

Este pasaje no solamente es difícil de descifrar por sí mismo, sino que también aparece en conflicto con otras enseñanzas de Jesús sobre el Reino “que ya ha llegado” (Lucas 11,20), “que es visible desde ya” (Lucas 10,23-24)  “que “está en medio de nosotros” (Lucas 17,21). Parece que toda tentativa exegética de explicar esta contradicción peca de facilismo, y que uno debe resolverse por tener los dos extremos de la cadena. Jesús ha anunciado un Reino abierto o inaugurado desde ya,  presente ya, y por otro lado,  Él ha hecho (invitado a) orar “para que el Reino venga” (Mateo 12,10).

Con esta premisa o hecho, Jesús introduce entonces una tensión inevitable entre un presente misterioso y un futuro imprevisible. Y es necesario vivir con esta tensión, porque centrarse demasiado en el FIN DEL MUNDO provoca la obsesión, ver una patología, ahora bien que centrarse solo en el presente equivale a negar que la historia y su futuro desemboquen en Dios y que ésta le pertenece.


Esta reflexión hacer emerger del texto las palabras de Jesús que son probablemente las más significativas: “Estén sobre aviso” (Lucas 21,34; cfr 21,8) y “Manténgase firmes y se salvarán” (Lucas 21,19). “No encierren la historia en el presente y no encierren a Dios en la experiencia que ustedes hacen presentemente de Él. Perseveren en el compromiso de su fe cueste lo que les cueste, y permanezcan bien conscientes de que Dios no ha dicho jamás su última palabra”.



Reflexión central

No es el fin del mundo

Para comprender bien este evangelio, me parece importante recordar algunas nociones de la historia:
1.    El templo de Jerusalén para el pueblo judío es el Palacio o la casa real de Dios en la tierra. En otros lugares, no hay templo, sino sinagogas, lugares de reunión para orar, es decir, escuelas de la fe.
2.    Desde el año 44 d.C en Israel, los cristianos son perseguidos y martirizados, esto bajo el imperio de Calígula y luego de Claudio y demás emperadores sucesores.
3.    El Evangelio de Lucas se escribe en el año 80: luego, hace 40 años que los cristianos son perseguidos y hace 10 años que el templo de Jerusalén ha sido destruido.
Volvamos a leer el evangelio de hoy:
-        llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra: es verdad,
-        muchos usurparán mi nombre (haciéndose pasar por el Mesías liberador de los romanos): es verdad,
-        Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, (serán perseguidos mismo al interior de sus familias), es verdad.

Volvamos a leer ahora las dos primeras frases: algunos (discípulos) estaban hablando del templo admirando la belleza, con sus hermosas piedras y los adornos que le habían sido regalados, Jesús les dijo: «Mírenlo bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra sobre piedra.» Constatemos entonces que en este texto se trata de la destrucción del templo de Jerusalén y no del fin del mundo.

Lo esencial guardar en la memoria y tener presente es la invitación de Cristo a perseverar en los caminos de la fe. Nuestra fe es una herencia recibida de quienes nos han precedido en sus pasos, gestos y actitudes de fidelidad a Dios. Para poder continuar siendo hombres y mujeres dignos de nuestros ancestros en la fe, es necesario a veces hacerse violencia a sí mismo antes que  dejarnos llevar por el amor al poder y a la riqueza material, cultivando el poder del amor en nosotros dejándonos interpelar por Cristo, en el debido momento:

-“Será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí.”: “un verdadero cristiano no vive en la ociosidad” (2ª lectura de este día, de la carta de Pablo a los Tesalonicenses). Él permanece de pie, incólume sobre todo de cara a la adversidad. Cuando se han vencido nuestros límites y nuestros miedos, uno realiza que Dios es nuestra fuerza, no se puede estar triste o abatido como aquellos que no tienen esperanza.

-“ Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa”:  Nosotros no tenemos que defender la Iglesia, hemos de adaptarla a los discursos de la sociedad de nuestro tiempo. Hemos de hablar de amor y de sacrificios por amor allí donde no se habla más que de búsquedas de felicidad efímeras centradas en el ego. No podemos seguir siendo pesimistas (pecado en el que caen inclusive reconocidos obispos), por ejemplo la laicidad no es el fin de la Iglesia, al contrario es una invitación a ser creativos, a enriquecer la Iglesia con los talentos y los aportes valiosos de tantas personas…El desafío es la nueva evangelización tantas veces anunciada, nueva en sus métodos, en su lenguaje y en su manera de dar testimonio…

- “Manténganse firmes y se salvarán”: no encerremos el evangelio en el conocimiento que poseemos presentemente. Dios no ha dicho nunca su última palabra y es necesario renovar, hacer las cosas nuevas, ahí donde se parece caminar hacia un callejón sin salida. Perseveremos en nuestros compromisos con una garantía que es una promesa del mismísimo Jesucristo: “Dios no nos defraudará jamás. Para quien da un paso por Él, Él da 10”. El futuro pertenece a quien sabe esperar. Dejemos de creer que nosotros somos la última generación de cristianos, como lo ha creído cada generación por todo tipo de razones desde los apóstoles que se veían todos destinados al martirio.

En efecto, a lo largo de la historia de la Iglesia ha sucedido que en diferentes momentos, la gente ha pensado que llegaba el fin de mundo. Es sino pensar en las persecuciones de los primeros siglos, en los diversos cismas (separaciones, divisiones) en Oriente y Occidente, en los siglos en que se ha despreciado y o rechazado la fe, en la Revolución Francesa, en los anticlericales a comienzos del siglo XX en Francia. Y todavía hoy, sinnúmero de rechazos, burlas, señalamientos que conocemos los creyentes cristianos-católicos.

Pero siempre, de manera misteriosa, como en el misterio de la Pascua, la vida emerge de la muerte aparente. Después de las dificultades del siglo XVI, viene el gran siglo de las almas, con la Escuela Francesa de Espiritualidad que ha marcado bastante los orígenes de la Iglesia tanto acá en Quebec como en América Latina. Después de la Revolución en Francia, aparecen los grandes santos del siglo XX, entre ellos, el Cura de Ars, Monseñor de Mazenod, Bernardette Soubirous, y tantos otros. Y en el siglo XX, los renuevos o renovadores de la Teología, de la liturgia, de los estudios bíblicos que han llevado a convocar y realizar el Concilio Vaticano II.

Cuentan que un día  un profesor preguntó a los alumnos, en cuyo grupo se hallaba el joven San Luis Gonzaga: “Qué harían ustedes si se les dijera con certitud que el fin del mundo arriba en algunas horas?” La mayoría de jóvenes decían: “Yo iría a confesarme, yo iría a orar a la iglesia”… Yo hice la misma pregunta a un grupo de jóvenes hace poco tiempo. Ellos me respondieron: “yo aprovecharé para hacer aquello que está prohibido”. Luis Gonzaga responde: “Yo, simplemente continuaría haciendo lo que hago cada día”. He aquí la mejor manera de prepararnos para el encuentro con Cristo Resucitado: hacer todo como si Cristo estuviera ya con nosotros, por otra parte, no es esa nuestra realidad de bautizados: estar con Cristo cada minuto de nuestra vida?

Dios nunca terminará de sorprendernos. Vivir nuestra fe, es vivir en la esperanza y la confianza.



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

-        Me fijo en mi manera de vivir el Domingo, el día del Señor.

-        Apoyo a alguien, le sostengo en sus dificultades.

-        Testimonio mi esperanza y mi  confianza en el futuro.

-        Vuelvo a pensar en todas las grandes dificultades que he vivido y doy gracias por la fuerza y la vida que han podido surgir ante momentos tan cruciales.

-        Me propongo hacer un don a un organismo que ayude a las víctimas de guerras y de cataclismos (por ejemplo a las víctimas del tifón en Filipinas)

-        Realizo un gesto o alguna acción que haga mi ambiente de trabajo o mi lugar de residencia más agradable.


ORACION-MEDITACION:

Señor, Tú vienes aun hoy,
para hacerte un lugar en nuestra mesa,
palabra que invita al compartir,
pan del cielo que satisface nuestra hambre, nuestros apetitos.

Permitenos Señor, dar testimonio de Ti,
que afrontemos el odio, las risas, el desprecio,
la marginación, el olvido,
danos la serenidad y el coraje,
guárdanos en tu alegría.

Que tu Espíritu esté en nosotros,
para que más allá de la pobreza de nuestras vidas,
tu palabra sea en nosotros sabiduría y luz.

Señor Jesús, tu volverás en la Gloria;
haznos fuertes para proclamar tu amor,
guía nuestros pasos sobre los caminos de tu retorno,
que tu Presencia permanezca en nosotros de por vida.
Amén.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

-Pequeño Misal “Prions en Église”, edición Québec, Novalis, 2010,  2013.

-HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

-       
L         - Le Jour du Seigneur, Homilias Radio Canada, 2007.

-           Réflexion ( extraite de « De dimanche en dimanche, homélies dominicales, C, de Gilles Baril)


-        - BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année C. Novalis, 2007.

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