24 de noviembre del 2013: Fiesta de Cristo Rey del Universo
Hoy finaliza oficialmente el año dedicado a la FE que había iniciado
el 11 de octubre del año pasado, y por eso este domingo, nosotros celebramos de
una manera especial Aquel en quien creemos, Cristo, nuestro REY. Como el buen
ladrón, reconozcamos que el Reinado de Jesús se ejerce en el amor, el servicio
y el perdón.
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 23,35-43
La
gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si
salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Me sías de Dios, el
Elegido.» 36 También los soldados se burlaban de él. Le
ofrecieron vino agridulce 37 diciendo: «Si tú eres el rey de los judíos,
sálvate a ti mismo.» 38 Porque había sobre la cruz un letrero que decía:
«Este es el rey de los judíos.»
39 Uno de los
malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: «¿No eres tú el
Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y también a nosotros.» 40 Pero el otro lo
reprendió diciendo: «¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? 41 Nosotros lo hemos
merecido y pagamos por lo que hemos hecho, 42 pero éste no ha hecho nada malo.» Y añadió:
«Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino.» 43 Jesús le
respondió: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.»
A guisa de introducción:
Creer mismo siendo
crucificados
Si usted hubiera tenido la responsabilidad de proponer un
pasaje del evangelio para cerrar el año de la fe, cuál texto habría escogido?
Probablemente que no habría escogido este relato que la liturgia nos presenta
hoy en la FIESTA DE CRISTO REY. Y por lo tanto qué ejemplo de fe extraordinaria
nos da el buen ladrón!
Pongámonos en su lugar. El está condenado a muerte,
crucificado. Al lado suyo hay otro condenado, Jesús, de quien se burla todo el
mundo, tanto que sobre su cabeza se ha dispuesto una tablilla con la siguiente
leyenda: “Este es el rey de los judíos”.
Quién es entonces este rey crucificado? El Mesías? El malhechor tendría todas
las razones para dudar. Y por tanto Él le ha pedido a Jesús de salvarle: “Acuérdate de mí cuando entres en tu reino”.
Ante la cruz, nuestra fe puede ser puesta a prueba. Cómo
creer en un dios crucificado? Dónde está su poder? Cuál es entonces el Reino
del cual Cristo anuncia la venida? El reinado de Dios no tiene nada que ver con
los poderes y potencias de este mundo que miran desde lo alto las miserias de
los otros. Este reinado es preferiblemente, esta aproximación de aquel que ha
venido a compartir nuestra humanidad hasta el final, hasta la cruz.
Como creyentes, como discípulos de Jesús no podemos más que
tomar nuestra cruz para seguirle.
Que la fe del buen ladrón inspire nuestra fe. Que como él, podamos
creer, mismo estando crucificados.
Aproximación psicológica al texto del
evangelio:
Del rechazo al agradecimiento: (1)
En un mundo de gobiernos al menos oficialmente democráticos,
la FIESTA DE CRISTO REY, no provoca más los entusiasmos y los ecos que debería
tener en un mundo donde la realidad (o la nostalgia) de reinos y de imperios estaba muy presente.
Pero la realeza o el reinado asociado a Jesús procede de una visión
teológica que remonta al evangelio mismo. Esto llega a ser totalmente
comprensible si se remarca que el reconocimiento real o de la realeza (del rey) es la forma más
descollante del reconocimiento social, y que el reconocimiento social, él mismo
es el reverso del rechazo social.
Los evangelios resumen en una fórmula bien impactante el
recorrido o camino de Jesús: “El hijo del
hombre debe (…) ser rechazado, , (…) ser asesinado, (…) resucitar” (Lucas
9,22). Así como la resurrección es la respuesta de Dios al asesinato de Jesús
por los hombres, era necesario también que el reconocimiento de Jesús por los
creyentes sea la nueva respuesta de los hombres al rechazo de Jesús. Desde
luego, la simetría de la secuencia es perfecta: el rechazo trae la muerte, pero
la resurrección trae el reconocimiento.
Situada en una tal perspectiva, la fiesta de Cristo Rey evita
el peligro del triunfalismo facilista y superficial, pues es el fondo de la
conciencia creyente la que se encuentra interpelada. No se trata de acoger a
Jesús puesto que otros le han escamoteado o imponer a Jesús a nivel social
porque otros han querido eliminarlo.
Se trata de responder en la paz de la conciencia o en el fervor
intenso de la asamblea eucarística a la cuestión de Jesús: “Y ustedes quién dicen que soy yo?” (Lucas
9,20). Y la respuesta podría bien ser: no
un rey al cual yo me someto, sino un “amigo” (Juan 15,15) de quien yo aprendo a
llegar a ser solidario en mi búsqueda y mi compromiso.
Puesto que Jesús se negó a reinar sobre las sociedades y de actuar sobre ellas como Señor” (Lucas
22,25), Él quiere que nuestras adhesiones sean vividas “en lo secreto” del
corazón (Mateo 6,6) o expresadas en nuestros actos (Mateo 5,16), antes que
dentro de declaraciones de príncipe (Mateo 7,21) y de procesiones (Marcos
12,38).
Querer y hacer la reconciliación: (2)
1.
En
las relaciones sociales y sobre todo en las familiares, las ocasiones de malos entendidos
no faltan. De ahí la necesidad de la reconciliación. No es fácil excusarse
cuando se está en el error, y todavía menos cuando uno tiene la impresión de
tener la razón. Caminar hacia el perdón
exige mucha humillación. Y una tal actitud no entra en los esquemas de la psicología
contemporánea.
Ser capaz de pedir perdón, es todo un
proceso. Ser capaz de acordar, de dar el perdón que se nos pide, es quizás un
proceso aun más exigente: esto es llegar a ser capaz de aceptar y hacer posible
la reconciliación.
La reconciliación no se hace desde un
solo lado; ella debe vivirse desde los dos lados. Nosotros debemos confesar
(decir) ante todo el amor de Dios por nosotros, por las maravillas de su creación
(por todo lo que existe simplemente) y por su salvación (en Jesús para los
cristianos); enseguida nosotros confesamos nuestros errores o estupideces y
confesamos nuestras limitaciones.
2.
El
malhechor o buen ladrón que era comprensivo ante la mirada de Jesús ha recibido
en seguida el perdón y la reconciliación.
En nuestra compasión por las
personas, nosotros esperamos que el otro malhechor se arrepienta en los últimos
instantes y reconozca la salvación de Dios.
3.
Como la mayoría de nosotros tenemos el tiempo de vivir gracias al
perdón recibido de Dios, nosotros tenemos la posibilidad de hacer la
fraternidad y la justicia. Nosotros pensamos en un hombre (), que recibía o
acogía muy mal las personas; él ha tenido la experiencia de una fraternidad
cristiana vivida en pequeño grupo, y él ha decidido mejorar; en adelante, él se toma el tiempo para dialogar con las
personas, para escucharlas.
Un empleado encontraba su
trabajo difícil al laborar en muy duras condiciones. Después de haber encontrado personas simpáticas fuera de su
lugar de trabajo, descubrió a Cristo viviente entre sus hermanos, “es menos
duro para él ser fraternal en el trabajo, a pesar que las condiciones sean siempre
difíciles”.
El Espíritu de Jesús
permanece obrando en los corazones que confían en Él.
REFLEXION CENTRAL:
Para continuar creyendo en
el ser humano
Muchos
no ocultan su negativismo, su pesimismo frente a los hombres y mujeres que
ejercen los gobiernos sobre este mundo.
Mismo
hay obispos que no pestañean al manifestar su poca esperanza en la sociedad
actual y tienden a ver y hacer creer que el mundo corre hacia su total
perdición, hacia su acabose.
Por
suerte hay todavía seres humanos que no solo se quedan en las malas noticias y
no solo pregonan lo terrible, lo vergonzoso, lo más bajo de hombres y mujeres…En
medio de la violencia, de los días negros, de la vergüenza, de lo aciago
siempre se puede manifestar la verdad, la luz, puede reinar, sobresalir, Aquel
que es rey.
El
evangelio de este día que nos habla de un rey bastante extraño está marcado
hasta cierto punto por la violencia que es necesario que nos detengamos por un
instante para comprender quien es nuestro “campeón”, nuestro “líder”, nuestro “rey”.
Personajes
históricos celebres, incluyendo a reyes como San Luis IX, o canonizados por el
pueblo como el presidente de USA JFK en este día en que se conmemora el 50º aniversario
de su asesinato, no pueden superar a Cristo (“Mesías”, “Rey de reyes”, “el
ungido”, “Alfa y Omega”, al Hijo de Dios).
La
violencia es omnipresente en el presente texto. Nos encontramos claro está con
la crucifixión de Jesús. Pero no es en ello que quiero fijar la atención. Hay
antes que nada esta muchedumbre muda que mira la escena sin comprender. Esta es
una de las grandes violencias que nos hace la vida, una violencia sutil, pero
bien real. Uno puede hablar de la gente que no se interesa a las grandes
cuestiones de la vida. Pero esto llega a ser más dramático cuando se trata de
padres de familia que no comprenden lo que les sucede o lo que les pasa a sus
hijos; cuando se trata de grupos sociales que no comprenden lo que pasa al
interior, en la intimidad de los otros grupos; cuando se trata de dirigentes
que no comprenden la situación en su patria o no saben qué hacer con el aire o
su poder de influencia en el mundo.
Después,
está la élite político-religiosa que se burla de Jesús. Ustedes quizás ya han
tenido la experiencia de la burla. Cual es, a menudo el resultado de la burla,
el “bulling”o matoneo tan en boga en estos días, sino la destrucción de las
ideas y del comportamiento de una persona, y muy a menudo la persona misma que cae
en este error? En los últimos años, particularmente en USA, muchos casos de
adolescentes maltratados, o victimas de burla, a causa de su timidez, su
tartamudeo o aparente indefensión, han
desembocado en masacres de escuela…Estas masacres son el reflejo de esa otra
violencia.
Luego,
están las diversas formas de fuerzas políticas representadas por los soldados,
que se divertían a sus costillas, acercándole vinagre a sus labios resecos. Yo
encuentro hoy, por ejemplo muy deplorables situaciones, al constatar pequeños funcionarios divertirse con
su autoridad a expensas de los otros. La violencia de personas comunes sobre
personas comunes con menor autoridad tiene esto de particular: ella busca
perpetuar la filosofía de la vida como prisión, como ambiente o medio sofocador
y de imposibilidad (o de carácter ridículo) de toda liberación. “Si tú eres el rey de los judíos, salvate a
ti mismo!”
Finalmente
está la rebelión de aquellos que están (excusen la palabra)“en la mier-da”: uno de los malhechores
crucificados con él lo injuriaba.
Cuando
miramos todo esto como un solo bloque, nosotros nos sentimos totalmente impotentes
y desalentados, que sentimos ganas, ya sea de huir o de unirnos a ese concierto de
violencia! Y por tanto la actitud de Jesús no corresponde a nuestros
comportamientos habituales.
Desafortunadamente,
por su corte o resumen del relato, la liturgia ha quitado el versículo del
comienzo que le da todo su sentido: “Padre
perdónales porque no saben lo que hacen”. Atención! No nos quedemos sólo en
el sentido pasivo, estrecho o ingenuo de “perdonar”. No se trata de un pasaje
de esponjilla o de trapo limpiador, de espíritu bonachón que deja todo pasar. Perdonar,
es creer que el corazón puede ser transformado verdaderamente. En otras
palabras, a pesar de toda esta violencia que se desencadena, Jesús continúa
creyendo en el ser humano. La prueba, uno de los ladrones se convierte, cambia
de actitud: “Jesús, acuérdate de mí
cuando entres en tu reino”.
En
un sentido, Jesús ha venido a cerrar el círculo del desprecio, a dar fin a todo
odio y venganza. Él es el Nuevo Adán que cumple la promesa del Jardín de Edén.
Nos hallamos acá en el jardín recuperado, en la realización del paraíso. A
pesar de su falta, o de su crimen, su pecado, su error, el ladrón es
reintegrado en el jardín. No es el jardín de la inocencia sino el del
cumplimiento de la reconciliación, de la paz que se vuelve a encontrar.
La
cruz es nuestro psicodrama.
Somos nosotros el pueblo que mira desde lejos, sin
implicarse ni comprender?
Somos
acaso los jefes, los soldados, el ladrón injurioso?
Somos
nosotros “el buen ladrón” (Dimas, el otro se llamaba según la tradición de los apócrifos
Gestas) ¿ Qué respuesta le damos al hoy de la felicidad, a la opción por la
vida o la muerte?
El
ladrón malo, si uno lo puede decir, quería un milagro
espectacular: bajar de la cruz y recomenzar su vida. El buen ladrón
probablemente también deseaba bajar de la cruz. Él ha asumido su muerte con la
esperanza en Jesús. Jesús lo ha salvado de algo peor que la abreviación de su
vida: Él le ha dado su plenitud de sentido a la vida. Es así como el buen
ladrón entró en el Reino.
Así
también, hoy es la ocasión para que nosotros podamos entrar en
el Reino de Cristo.
La
realeza de Jesús consistió en continuar en creer en el ser humano, en el
momento en que la desesperanza (o el
desespero) estaba justificado. Es esta fe que nos permite decir hoy: “Jesús acuérdate de nosotros y de nuestro
mundo que se aproxima al 2014”.
OBJETIVO
DE VIDA PARA LA SEMANA:
1. En nombre de mi fe en Cristo, trato de sembrar una semilla de
paz dentro de una situación de conflicto de la cual soy testigo o que está
cerca a mí. Por ejemplo podría comprometerme a orar por la anhelada paz de
Colombia, confiando los diálogos de gobierno y grupos armados.
2. Pienso de qué modo podría seguir prolongando o viviendo mi fe
(una vez finalizado este año dedicado a la fe).
3. Me hago cercano a alguien que tenga necesidad de ayuda.
4. Me propongo conformar un grupo o participar en uno, donde
haya una reunión para reflexionar sobre el tiempo de adviento y las
correspondientes lecturas de cada domingo, y prepararme convenientemente para
la fiesta de navidad.
ORACION-MEDITACIÓN
Ven a
establecer tu reino Señor
sobre toda
tu creación y
sobre el
mundo más justo
que
nosotros queremos construir
R. Que venga tu Reino Señor
Ven a
establecer tu Reino señor,
en nuestros
sueños de grandeza y de dominación,
en nuestros
corazones sedientos de poder,
tentados siempre de dominar sobre los otros.
R. Que venga tu Reino Señor
Ante los pueblos que se dividen y se destruyen,
Ante los hermanos que se asesinan entre sí,
haz surgir la imagen de tu Hijo crucificado,
para que se establezca tu Reino señor.
R. Que venga tu Reino Señor
Por tu pueblo reunido,
por cada uno de tus hijos
a la espera de tu retorno,
que tu Reino venga Señor.
R. Que venga tu Reino Señor
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Pequeño Misal “Prions en Église”, edición quebequense.
Novalis, 2010-2013.
2.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
5. BEAUCHAMP, André.
Comprendre la Parole, Année C. Novalis. 2007.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones