martes, 12 de noviembre de 2013

Lo nefasto, desagradable y costoso del chicle


“los chicles no son biodegradables por tal razón los ciudadanos deben tener un consumo responsable de las gomas de mascar para no arrojarlas al piso y depositarlas en lugares dispuestos para ello”. (el gerente de Aguas de Bogotá, Ricardo Agudelo)

Lo llaman Chewing-gum (o goma de mascar, pasta de mascar, chiclette), acá en Quebec Canadá solo lo llaman “gomme”.

El chicle es una goma a la cual se le agregan aromas y perfumes alimentarios, destinado a ser masticado.
Fue Thomas Adams, quien mezclando chicle (latex proveniente del árbol Manilkara zapota) con la resina y el jarabe o miel, fabrica y comercializa en 1872 los primeros chicles.

Confieso que nunca he sido amante al chicle y si masqué alguna vez hoy soy consciente del mucho mal que le hicieron a mis dientes y el “desgano” de alimentos que quizás este generó en mi tierna infancia. Debo decir que hoy de adulto, rara vez masco chicle y si lo hago es por no hacer desplante a la persona que me lo ofrece…pero por propia iniciativa nunca me llevo una goma de mascar a la boca.

 Muchos de nosotros quizás hemos pasado “rabias”, “malos momentos”, experiencias enojosas y detestables con los chicles. Recuerde esos momentos en que en pleno salón de clase un compañero bromista se lo pegaba uno al pelo (luego las mil maromas para arrancarlo fuera con la tijera o diluyéndolo hasta con gasolina… o por desatención se nos pegaba en la ropa al sentarnos y no detectarlo bajo los pupitres ). A quién no, andando desprevenidamente por calles y parques de los pueblos y ciudades no se le ha pegado un chicle bajo el zapato? Qué cosa más desagradable y asquienta…equivale casi o tanto como pisar una mina "****-patas" o la gracia de una tierna mascota cuyo amo tuvo la desgracia de no hacer caso del "perro y pala".

 Las ciudades del mundo ven sus andenes y o aceras y otros pasajes peatonales plenos de chicles masticados (de los cuales la biodegradabilidad toma 5 años) arrojados por los consumidores, un chicle pegado y pisado es difícil de despegar o arrancar. Sin embargo máquinas especializadas en limpieza de suelos que permiten eliminar los chicles, han aparecido en los últimos años. Estas funcionan y son eficientes gracias al vapor saturado. En el Reino Unido, el mercado del chicle estimado en 400 millones de euros por año, necesita un presupuesto de 200 millones para la limpieza de los mismos.
Supongo que los transeúntes mas observadores se habrán percatado del fenómeno que invade sin remedio nuestras calles y plazas y que, con el tiempo, se ha convertido en un componente mas del paisaje urbano.
No hay más que echar un vistazo al asfalto en el transcurso de un relajante paseo para darse cuenta de la magnitud de la plaga.
En un primer momento algún incívico conciudadano escupe su chicle al suelo.
La segunda fase es la más enojosa. Se trata del chicle aun fresco y pegajoso que se engancha irremediablemente en la suela del pobre desgraciado que lo pise.
La tercera fase es la más fascinante. Con el paso del tiempo y la erosión, el chicle acaba incrustado en el asfalto de manera irreversible, entra en simbiosis con el empedrado y se adhiere a el cual parásito. Una vez alcanzado ese cenit, el chicle no abandonara jamás ese nuevo hábitat.

 Y sin ir muy lejos, pues bien en una de las más populares cadenas radiales de este país acabo de escuchar una noticia que contaba que los chicles le está costando harto billete al distrito capital de Colombia. Dicen que no más en el mero “parque de Bolívar” en una maratón de limpieza con ayuda de estudiantes de un colegio de Bogotá, se contaron en un solo día, si recuerdo no haber oído mal más 50.000 gomas de mascar y que la limpieza de cada una le cuesta a la ciudad 50 pesos, por la excesiva cantidad de agua a presión que se necesita para tal labor. Sumando por encima, esto quiere decir que cada vez se deben invertir 3000.000 en esta labor de “deschiclazión”.

 En mi búsqueda rápida y espontánea por internet antes de escribir este artículo encontré los contras del chicle:

 En contra:

 * No conviene abusar: el chicle no es un alimento y no conviene abusar de él. No es más que goma y aditivos y engañar al organismo con mucho tiempo de masticación y nada en el estómago no es muy positivo: puede generar gases, acidez, irritación intestinal e incluso diarreas.

 * Azúcar, exceso de peso y caries: no conviene mascar chicles con azúcar, ya que engordan y provocan caries.

 * Malo para la gastritis: quienes sufren gastritis no deberían abusar de los chicles. Lo mismo, quienes tienen problemas de exceso de gases intestinales.

 * Ojo con el aspartamo: es un edulcorante usado en algunos chicles sin azúcar, contiene fenilalanina, una sustancia peligrosa para quienes padecen fenilcetonuria, enfermedad hereditaria que afecta el desarrollo del cerebro (los chicles que la contienen llevan una leyenda de advertencia). Para los adultos sanos, la fenilalanina es inocua. Habría que mascar más de 290 chicles para exceder el límite seguro.

 * Problemas de etiqueta: los expertos en "buenos modales" aseguran que mascar chicle en público no es de buena educación. Lucinda Holdforth, australiana experta en reglas de etiqueta, no lo perdona: “Tolerar bocas abiertas, una masticación incesante al hablar y, lo peor, chicles que terminan en las veredas o pegados bajo las sillas. Las personas que mascan chicle me recuerdan a los bebés con juguetes en la boca”.

 * Ojo con el sorbitol: algunos chicles sin azucar tienen una sustancia llamada sorbitol que puede ocasionar diarrea crónica y dolor estomacal si se ingiere en exceso.

 * Dolor en la mandíbula: mascar chicle fuerza las articulaciones témporo-mandibulares y, si estas se desgastan, el cierre de la boca se altera”, advierte Michael Benninger, presidente del Instituto de Cabeza y Cuello de la Clínica Cleveland, en Ohio. Si solés apretar los dientes al dormir, no conviene abusar del chicle: con sólo 20 minutos de mascar se agravará su dolor de mandíbula.
Atención , algunos inclusive han afirmado que ciertas gomas de mascar y que tienen como ingrediente acetato de vinilo utilizado por algunos fabricantes en sus gomas bases, puede ser cancerígeno. No se conoce exactamente sus consecuencias a largo plazo. El gobierno canadiense llegó a clasificarlo en principio como una "sustancia de riesgo potencialmente alto".15 Sin embargo, el 31 de enero de 2009, el Gobierno de Canadá en una evaluación final llegó a la conclusión de que la exposición al acetato de vinilo no se considera que pueda ser perjudicial para la salud humana.16 Esta decisión bajo la Ley Canadiense de Protección Ambiental (CEPA) se basa en información actualizada recibida durante el período de comentarios públicos, así como la información más reciente de la evaluación de riesgo realizada por la Unión Europea.

 Si invitamos a los fumadores y bebedores a tomar conciencia porque no hacerlo con los “chicladores”? (los términos son míos).

 Siempre habrá alguien que pregonará los beneficios de mascar chicle, y pues al que le gusta le sabe, pero por qué no tomar conciencia sobre lo que se hace con lo que queda después de sacarle todo el jugo a la golosina o bombón?

Fuentes:

Wikipedia.org



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