8 de marzo del 2015: 3er Domingo de Cuaresma

Una nueva manera de hacer Iglesia y construir templos...

Una nueva manera de hacer Iglesia y construir templos...

Jesús es el templo nuevo de la presencia de Dios entre nosotros. Con Él, nuestros gestos de respeto hacia los demás traducen una sabiduría inspirada por el Espíritu Santo de Dios. 

Que esta Palabra de Dios sea para nosotros como dice el salmo, ORO y MIEL.

EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2, 13- 25
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-- Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "el celo de tu casa me devora".
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-- ¿Qué signos nos muestras para obrar así?
Jesús contestó:
-- Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Los judíos replicaron:
-- Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de lo que había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía, pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
Palabra del Señor

 
A guisa de introducción:
Ver el templo con una mirada nueva
Mientras que en mi país Colombia, personas y comunidades cristianas se esfuerzan haciendo rifas, vendiendo empanadas y arepas, sea para construir una capilla , reconstruir, o al menos hacer reparaciones en una iglesia y tener un lugar para reunirse, orar y celebrar el culto; acá en Quebec- Canadá, por el contrario es cada vez más común la clausura o cierre de iglesias para dar paso a otras funciones: centros comerciales, lugares de recreación, bibliotecas, restaurantes, etc…Y esto por la poca asistencia y con ello la inseguridad financiera de las mismas…
Ante esta realidad no faltan quienes se angustien profundamente, se escandalicen y hasta se decepcionen con lo que “ven está pasando al interior del catolicismo”…
Ante tan preocupante realidad, pienso yo, como lo piensan otros católicos y hombres de fe más optimistas, es necesario ir más allá de las jeremiadas, de las lágrimas vertidas sobre la leche derramada…no queda de otra que pensar y hacer real “una nueva manera de hacer Iglesia e iglesias”.
El otro día no pude dejar de admirarme al escuchar el caso de una comunidad católica restringida en un pueblo vecino, allí todas las capillas e iglesias fueron cerradas, pero ello no fue el acabose o el final de la asamblea…no, con mucha esperanza, optimismo y la fe que les caracterizaba, decidieron seguir reuniéndose en el sótano de una de las casas de los participantes, con el tiempo y una presencia programada y regular de un sacerdote (escasos como somos acá) allí fijaron y establecieron su pequeño salón de oración y culto, que se adaptó como sala de reflexión y reuniones hebdomadarias alrededor no solo de la Palabra de Dios sino también de asuntos vitales para la comunidad…
Así, unos pocos se propusieron demostrar y hoy siguen demostrando con otros, que se les une poco a poco, que para ser Iglesia no es tan necesaria un edificio de piedra, de madera, mármol, bahareque o lo que sea.
Cuando estuve en África me admiré de las capillas provisionales de las pequeñas comunidades erigidas en el valle, en la selva o en la montaña…A veces celebraba la misa sobre un altar de piedra, bajo un grueso y frondoso árbol (en sequía bastante seco) y la naturaleza se convertía en altar…Cada participante era consciente de ser un templo y consideraba no solo al presidente (sacerdote oficiante como templo) sino también al hermano igualmente como un “recinto sagrado”, digno de respeto.
Ese es el mensaje del evangelio que leemos hoy: es preciso levantar nuestros ojos y mirar más allá de la realidad del templo mole de piedra, excesivo en lujos, frio en relaciones humanas, lugar de privilegios, de negocios (a veces) mercantiles con Dios en ocasiones “ghetto” o célula cerrada,, para dar importancia a lo que es esencial: a Jesucristo (primer templo a adorar y a seguir), para estar abiertos y sensibles ante los hermanos, para ser caritativos, acoger aquellos más necesitados, y hacer el sacrificio y la liturgia que agrada de verdad a Dios…
Si, hoy Jesús nos hace un llamado a ver a Dios y a la Iglesia con una mirada nueva, alejada de nuestros negocios mercantiles y de la ley del más fuerte…

Un templo llamado a desaparecer (2)

Un templo llamado a desaparecer (2)
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 Aproximación psicológica al texto del evangelio

 Un templo llamado a desaparecer
A veces se utiliza este Evangelio que cuenta el episodio de la purificación del Templo para legitimar la violencia “en ciertas situaciones”. Jesús ha sido violento, se dice, puesto que Él ha espantado a las personas con un látigo.
Pero si miramos de cerca, la purificación del templo no la ha hecho Jesús de un solo golpe, no ha sido un ataque sorpresa seguido de un repliegue rápido, y ella no fue percibida por los testigos como una ofensa criminal. Los sacerdotes disponían de una policía especial lista para intervenir en cualquier momento, como se ve en el libro de los Hechos de los Apóstoles: “Pedro y Juan hablaban todavía al pueblo cuando los sacerdotes, el comandante del templo y los saduceos…los hicieron detener y llevar a la prisión hasta el día siguiente” (Hch 4,1-3).
Marcos por el contrario nos muestra a Jesús enseñando y “no dejando a nadie transportar cosas mientras se atravesaba el templo “ (Mc 11,16), puesto que había la costumbre , sobre todo de los que cargaban agua, de utilizar el patio de los Gentiles como una “vía rápida” entre el Monte de los Olivos y el barrio ubicado en el norte de la ciudad.
Además, en su proceso, los gestos hechos por Jesús en el templo no serán tenidos en cuenta como una acusación contra Él, exceptuando Marcos se citarán las palabras pronunciadas en el momento de su detención en el huerto (Mc 14,58). El mismo Jesús dirá: “Cada día, yo estaba en el templo y ustedes no me detuvieron” (Mc 14,49).
Si la policía no interviene y si la justicia no presenta cargos contra Jesús, quiere decir que no se trata de una ofensa criminal, sino de un gesto profético, de una intervención simbólica como lo hicieron en su día los profetas antiguos.
Y de hecho, la narración del evento está adornada con citaciones de la Escritura presentando esta intervención como una interpelación en el plan de la FE. En Marcos 11,17, Jesús cita a Isaías: “mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” (Isaías 56,7), pero ustedes, empujan a los Gentiles en el Pórtico del Templo, y ustedes los obligan a ofrecer el Culto con su moneda judía.
Después Jesús hace alusión a la denuncia de Jeremías a propósito de la deshonestidad social y la infidelidad religiosa que se trataba de disimular yendo al templo (Jr 7,9-11).
Por su parte, Juan va mucho más lejos, haciendo decir a Jesús: “Destruyan este templo y en tres días yo lo reconstruiré” (v.19): yo reemplazaré la religión del templo por una fe vivida a partir de mi inspiración, donde los verdaderos adoradores adoraran al Padre (y no al templo- v.21, pero) en Espíritu y en Verdad” (Jn 4,23).
Jesús fue asesinado no porque haya sido culpado de violencia o de otros delitos, sino porque la reforma que exigía a partir de su fe era demasiado exigente.
Él llega a ser consciente de eso y acepta pagar el precio Él mismo.
En la hora que se inmolaban todavía los corderos para la Pascua en el templo que iba a desaparecer, Jesús mismo era asesinado para hacer posible la reforma que Él exigía.
"En la cultura predominante, el primer lugar está ocupado por lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. Lo real cede el lugar a la apariencia."    (Papa Francisco en Evangeli Gaudium No 62).




Los 10 Mandamientos o La Gramàtica del amor (3)

Los 10 Mandamientos o La Gramàtica del amor (3)
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Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (20,1-17):
En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y bisnietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.»
Palabra de Dios


Reflexión central :
Por una vida plenamente humana
Creo que es apenas relevante, decir algo sobre la primera lectura del Éxodo, que se recita en este 3er domingo de Cuaresma, pues después de haber hablado bastante sobre el Templo, es bueno también fijar un poco la atención y la disquisición en el tema de los mandamientos.
La tradición de las 10 palabras (expresión que aparece solo en Éxodo 34, 28 y en Deuteronomio 10,4) o decálogo, también llamados Mandamientos de Dios, siempre ha ocupado un lugar trascendente y capital en las enseñanzas de la Iglesia…
En el contexto bíblico, el Decálogo es principalmente el Código de la Alianza, otros suelen llamarle “la gramática del amor”.
No solo es un tratado de Derecho Natural o es más que eso, sino que es principalmente un compromiso reciproco de Dios hacia su pueblo (versículo 5: “yo soy un Dios celoso”) y del Pueblo hacia Dios. Lo que es típico del decálogo es su carácter apodíctico: se dirige a la segunda persona (tu), y formula en general prohibiciones de manera absoluta. Se trata de una convicción sólida, cerrada sobre la cual no se discute.
Acá se podría hablar de moral en sentido estricto. Este estilo presente acá es muy diferente de otras consideraciones de los libros del Éxodo y del Deuteronomio relatadas en 3ª persona como un caso de conciencia (por ejemplo en, Deuteronomio 15,12: “si tu hermano hebreo se te vende”; Éxodo 21, 18: “si dos hombres se pelean y que uno golpee al otro con una piedra”…Se puede hablar en este caso de casuística, muy cercana de uno de los sentidos de la palabra Ética, hoy.
En la presente lectura, 4 palabras conciernen a Dios:
- No tendrás otros dioses frente a mí;
- No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra;
- No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso;
- Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: (negativamente: no harás trabajo alguno).
Las 6 palabras siguientes determinan nuestra relación con los otros:
- Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar (negativamente: no deshonrarás ni a tu padre ni a tu madre);
- No matarás;
- No cometerás adulterio;
- No robarás;
- No darás testimonio falso contra tu prójimo;
- No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.
Durante generaciones, el Decálogo ha representado la carta moral de la cultura occidental. Santo Tomas recordaba que se le podía resumir en las exigencias de la justicia, es decir en el establecimiento de las relaciones correctas con Dios y los otros. En el contexto actual de una ética de la discusión (en oposición a una ética substantiva), no es inoportuno que creyentes en alianza con Dios sepan articular su vida basados en algunas máximas simples: no matarás, no robarás, no mentirás. Se trata aquí de un ideal, ya que en la vida real siempre estamos en la tentación y o cedemos algunas veces…
Una leyenda judía cuenta que un día, un soldado romano fue a ver al rabino Shammaï y le dice: “si tu puedes enseñarme toda la Ley durante el tiempo que sea capaz de sostenerme en un solo pie, yo me convertiré a la alianza de Abraham, Isaac y Jacob ». Rabi Shammaï no quiso atender al inoportuno militar. Este último va entonces a ver al Rabino Hillel y le hace la misma petición, y Rabi Hillel le responde: “Ama a tu prójimo como a ti mismo, he aquí toda la Ley. El resto son comentarios.” El soldado romano se convirtió.
En un mundo y sociedad relativistas como los nuestros, donde « el todo se vale », fruto del postmodernismo, « los 10 mandamientos » de la Ley de Dios, causan escozor e incomodidad en muchos.
El filosofo francés Rémi Brague, profesor y autor de varios libros donde relaciona filosofía, historia y cristianismo-católico, afirma palabras más, palabras menos, aproximativamente traducidas “que la generación que se enorgullece hoy de ser anti-católica, anti-eclesial y anti medieval, es decir moderna, por decir algo, se muestra soberbia y desagradecida con quienes han puesto las bases y todo lo precedente para que ella sea, así la modernidad es un parasito de la pre modernidad…pues ella nada nuevo ha inventado”.
Los mandamientos al decir y pensar de San Pablo (“el yugo de la Ley”), a veces abordados con sarcasmo, no son meramente una formulación divina de reglas…Las normas no son dictadas por Dios por intermedio de un profeta (Moisés) . Ellas están inscritas en el “corazón” del hombre…ellas escapan al dominio de la historia, son naturales, creadas por Dios”.
Volviendo a citar Rémi Brague (a quien yo recomiendo leer sobre todo por los agnósticos y rebeldes no creyentes) dice a propósito: “Las enseñanzas morales no son del todo aquellas de la Iglesia, sino aquellas de la moral común. Solo está el cristianismo que no predica ninguna otra. No hay moral cristiana. El cristianismo no le dice a usted lo que debe hacer, y todavía menos lo que debe comer, cómo vestirse, dónde pasar sus vacaciones. Él deja todo eso a la razón humana, que es bastante grande para desenvolverse sola. La moral común es el kit de supervivencia de la humanidad: en el fondo, lo que prohíbe los 10 mandamientos, es todo aquello que conduce a la muerte directa o indirectamente."
“No me gusta hablar de “valores”, y todavía menos de “valores cristianos”. Antes que nada porque aquello que está bien, según el cristianismo, es exactamente la misma cosa que todo el mundo siempre ha sabido que estaba bien. El cristianismo no agrega nada a los 10 mandamientos. Los cristianos no tienen reglas alimentarias o vestimentarias para ellos. Lo que los distingue por otra parte de los musulmanes, judíos, budistas, etc.
Los cristianos no creen en valores que les perteneciera a ellos, o les sean propios, sino en Cristo. Ellos no tienen otra cosa para defender que aquello que permite la vida plenamente humana: la de todo hombre y de todo el hombre. A ellos todavía menos les preocupa defender valores que considerarían propios, solamente perteneciente a ellos, en contra de valores que serian de otros. Los cristianos no “corren” por si mismos, sino con Cristo, por todos los hombres.”
“Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, ustedes son verdaderamente mis discípulos; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. (Juan 8,31-32)

Jesús venía a instaurar un nuevo orden en las relaciones con Dios, a purificar al hombre, a recordarnos el verdadero sentido del culto y del templo, desde una nueva alianza.
Por lo tanto, el cristiano no puede quedarse con lo externo. Hay que ir más al fondo: A la religión de la mente y del corazón. Nos lo enseñan quienes hablan de “trascendencia”. Nos dicen que los signos religiosos, han de ir más allá de sí mismos. Han de propiciar convicciones, actitudes interiores, criterios y fuentes de inspiración. De lo contrario, el Señor nos podría recriminar por el profeta Isaías: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí”.
Cabría entonces preguntarnos: ¿Por qué guardamos ciertas normas morales? ¿Por amor a Dios o solamente por no perder imagen? ¿Por qué oramos? ¿Por qué recibimos los Sacramentos? ¿Por qué realizamos ciertos ritos?
Si todo ello trasciende a una religión interior, vale la pena. De lo contrario serían gestos vanos y falsas apariencias. (P. Gustavo Vélez. mxy- Calixto en tejasarriba.org)

twitter:  @gadabay

Referencias: 
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus. 
BEAUCHAMP, André. Comprendre la parole. Année B. 
BRAGUE, Rémi. Extraits de divers livres. Diversas fuentes de internet. 

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