jueves, 30 de diciembre de 2021

Síntesis del mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz

 Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz


El Papa propone tres caminos hacia la paz: dialogo, educación y trabajo

Este 21 de diciembre fue dado a conocer el Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz, el próximo 1 de enero de 2022, en el que propone tres caminos para construir una paz duradera: el diálogo entre las generaciones; la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo; y el trabajo para una plena realización de la dignidad humana.

Ciudad del Vaticano

“Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera”, es el título del Mensaje del Papa Francisco para la 55 Jornada Mundial de la Paz, a celebrarse el próximo 1 de enero de 2022, el mismo que fue presentado en rueda de prensa, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la mañana de este martes, 21 de diciembre de 2021.

El clamor de los pobres y de la tierra imploran justicia y paz

En su Mensaje, el Santo Padre comentando las palabras del profeta Isaías señala que, “todavía hoy el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada”. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, señala el Papa, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario.

Tres caminos para construir una paz duradera

En este sentido, el Papa Francisco indica que, en cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. Por ello, el Papa propone tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es insustancial.

Diálogo entre generaciones para construir la paz

Explicando el primer camino para conseguir la paz, el Santo Padre afirma que, en un mundo todavía atenazado por las garras de la pandemia, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones. Y recuerda que, todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores. Por eso, debemos recuperar esta confianza mutua. Además, el Pontífice recuerda que, dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida.

Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro. Si sabemos practicar este diálogo intergeneracional en medio de las dificultades, «podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.

La instrucción y la educación como motores de la paz

Asimismo, el Santo Padre señala que, el segundo camino hacia la paz es la instrucción y la educación. “Estas constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz. En otras palabras, la instrucción y la educación son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso”. Por tanto, es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos.

Por otra parte, afirma el Papa Francisco la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros. Invertir en la instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo.

Promover y asegurar el trabajo construye la paz

El tercer camino indicado por el Santo Padre es promover y asegurar el trabajo. Ya que el trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso. Pero, la situación del mundo del trabajo, que ya estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos.

El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector.

Avancemos con valentía y creatividad por estos tres caminos

Finalmente, el Papa Francisco invita a unir los esfuerzos para salir de la pandemia, y renueva su gratitud a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo. “A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo”.


Fuente:

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-12/papa-francisco-mensaje-jornada-paz-2022-dialogo-trabajo-educacio.html


martes, 28 de diciembre de 2021

29 de diciembre del 2021: quinto día de la Octava de Navidad- Santo Tomás Becket

 

Testigo de la fe

Santo Tomás Becket (1117-1170).

 Leal durante mucho tiempo al rey Enrique II, cuyo libertinaje compartía, se convirtió radicalmente al convertirse en arzobispo de Canterbury. En abierto conflicto con su soberano, tuvo que exiliarse durante seis años. Fue asesinado en su catedral poco después de su regreso.

 

 

(Lucas 2, 22-35) Más allá de las decoraciones y las festividades de la temporada navideña, busquemos el verdadero rostro de Jesús; el mismo que refleja el amor del Padre que nos ama como a sus hijos. Quizás también debamos volver a aprender a maravillarnos ante la belleza y el desarmante candor de la niñez.

 


 

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,3-11):

En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios


Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.5b-6

R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-35):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, corno dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Palabra del Señor

 

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La profecía de Simeón


«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»

 Lucas 2: 29–32

 

 

En este, el quinto día de la octava de Navidad, se nos da el testimonio del profeta Simeón. A este santo hombre le fue prometido por Dios mediante una revelación personal que realmente vería, con sus propios ojos, al Salvador del mundo. 

 

A lo largo de su vida habría esperado este momento. Lo habría deseado y esperado. Y entonces, un día llegó el momento. Simeón se habría despertado ese día, siguiendo su rutina normal como cualquier otro día. Sin embargo, en el momento en que María y José llevaron a su Niño recién nacido al templo, Simeón supo en su corazón que este Niño era el Salvador prometido.

 

Sus palabras son poderosas. Él dice “Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador”.  En otras palabras, Simeón se dio cuenta de que su vida ahora estaba completa. Estaba listo para morir porque ahora había tenido el privilegio de ver realmente al Cristo. Sostuvo a Jesús en sus brazos y dio gloria al Padre por este momento.

 

Debemos esforzarnos por aprender del santo Simeón. No, no somos un profeta en el templo hace unos 2000 años, pero tenemos el privilegio de ver a Cristo todos los días de muchas maneras. El Niño que Simeón sostenía era Dios en verdad. Pero Él era Dios bajo el velo de la carne de un niño pequeño. Sin embargo, Simeón lo vio por quien era y se regocijó.

 

Debemos esforzarnos por percibir la presencia del Salvador a nuestro alrededor y regocijarnos con el gozo de Simeón. Cristo está presente en cada corazón que se le da a Dios, en cada sacramento de la Iglesia, en cada lectura de la Sagrada Escritura, y está especialmente presente para nosotros en nuestro corazón. 

 

Nuestro corazón debe ser ese templo en el que descubramos la presencia del Niño Jesús y debemos llevarlo a nuestra vida regocijándonos de lo cerca que está.  

 

Reflexione hoy sobre esa escena de Simeón tomando al Niño en sus manos y viendo al Salvador bajo el velo de la carne y los huesos de este Niño. Busque a Cristo de la misma manera que lo hizo Simeón y reflexione sobre las muchas formas en las que Él está presente ante Usted. Sepa que Él está cerca y que quiere llenar su vida con Su paz.

 

 

Señor, te agradezco por el gran testimonio del Profeta Simeón. Gracias por tu fidelidad a Simeón al permitirle verte como un niño pequeño. Que siempre imite su gran fe y te busque toda mi vida, esperando que vengas a mí de manera velada para que mi corazón se regocije en tu presencia. Jesús, en Ti confío.

 

sábado, 11 de diciembre de 2021

11 de diciembre del 2021: sábado de la segunda semana de Adviento


Testigo de la fe

San Dámaso I, Papa

Gobernó la Iglesia al comienzo de la era de Constantino (366-384), en tiempos de dramática disputa. Hombre de gran erudición, recogió la memoria de los mártires y optó resueltamente en la liturgia por la lengua que hablaba el pueblo de Roma, el latín.



(Mateo 17, 10-13.) Así como los discípulos, que se codearon con Jesús, tuvieron dificultad para entender que él era el Hijo de Dios. Se podría bien decir que a veces la fe necesita que demos un paso atrás y que le demos tiempo, para manifestarse a nosotros y abrirse camino en nuestro corazón.

 

 

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (48,1-4.9-11):

EN aquellos días, surgió el profeta Elías como un fuego,
sus palabras quemaban como antorcha.
Él hizo venir sobre ellos hambre,
y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor cerró los cielos
y también hizo caer fuego tres veces.
¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos!
¿Quién puede gloriarse de ser como tú?
Fuiste arrebatado en un torbellino ardiente,
en un carro de caballos de fuego;
tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros,
para aplacar la ira antes de que estallara,
para reconciliar a los padres con los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
Dichosos los que te vieron
y se durmieron en el amor.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 79,2ac.3b.15-16.18-19



R/.
 Oh, Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.


V/. Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

V/. Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó,
y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R/.

V/. Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,10-13):

CUANDO bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.


Palabra del Señor

 

 

Arrepiéntete de tus pecados este Adviento

 

“ Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».


Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

 

Mateo 17: 12-13

 

 

A medida que continuamos reflexionando sobre San Juan Bautista, vemos que los escribas no le reconocieron como Elías. No lo vieron cumpliendo el papel de Elías de preparar el camino para el Señor.  

 

Aunque Juan tuvo un papel único y definitivo en la preparación para la venida de Cristo, también cada uno de nosotros tiene un papel en la preparación para su continua venida. Jesús vino una vez hace muchos años, pero desea seguir viniendo a nuestras vidas. Y solo puede venir si nos preparamos adecuadamente para El.

 

¿Cómo "preparas el camino del Señor"? ¿Cómo continúas la obra de Juan el Bautista? Lo haces, especialmente en Adviento, al prestar atención al mensaje principal de Juan. ¿Y cuál fue su mensaje principal? Su mensaje fue el de arrepentirnos de nuestro pecado.

 

Aunque todos luchamos con el pecado como resultado de nuestra naturaleza humana caída, nunca debemos olvidar que nuestro llamado es a la perfección. Estamos llamados a ser perfectos como el Padre Celestial es perfecto. Estamos llamados a reconocer nuestros pecados, confesarlos y esforzarnos por desapegarnos de ellos.


El Adviento es una de las épocas más importantes del año para hacer esto y es especialmente importante que busquemos la gracia del Sacramento de la Reconciliación durante esta temporada santa.  

 

Reflexiona hoy sobre lo listo y dispuesto que estás para predicar a tu propia alma acerca de la importancia de arrepentirse de sus pecados. 

 

Abrazar el arrepentimiento en esta temporada santa es la mejor manera de prepararse para la continua venida de Cristo en tu vida.

 

Señor, ayúdame a ver mi pecado al entrar más profundamente en esta temporada de Adviento. Ayúdame a ser consciente de las muchas cosas que me alejan de ti y a apartarme de ellas de todo corazón. Jesús, en Ti confío.

 


11 de diciembre:

San Dámaso I, Papa—Memoria opcional

c. 305–384 Santo Patrón de los arqueólogos




Cita:
Tú que lees, quienquiera que seas, reconoces el mérito igual de los dos a quienes el obispo Dámaso ha dedicado esta inscripción después de sus recompensas.

El pueblo judío apedreó a Esteban cuando les estaba instruyendo en un camino mejor, él que arrebató el trofeo al enemigo: el diácono fiel se apoderó primero del martirio.

Cuando una pandilla de locos presionaba a San Tarsicio para que revelara a los no iniciados los sacramentos de Cristo que llevaba, él deseaba más bien liberar su espíritu, abatido, que entregar los miembros celestiales a los perros rabiosos.

 ~Epitafio escrito por el Papa San Dámaso

 

Reflexión: 

El Papa San Dámaso I, a quien honramos hoy, nació en una época en que la Iglesia atravesaba la peor persecución imperial en el Imperio Romano.

En el año 303, dos años antes de que naciera Dámaso, el emperador Diocleciano inició lo que se dio en llamar la Gran Persecución.

En todo el Imperio se produjeron arrestos generalizados, la destrucción de iglesias y textos sagrados y la exigencia de que todos los ciudadanos ofrecieran sacrificios a los dioses romanos. Aquellos que se negaban a hacerlo eran a menudo encarcelados, torturados y ejecutados.

Las persecuciones continuaron durante los siguientes nueve años. Finalmente, en el año 313, el emperador Constantino el Grande, gobernante del Imperio Romano de Occidente, y Licinio, el Augusto del Imperio Romano de Oriente, emitieron el Edicto de Milán, que otorgaba tolerancia religiosa a los cristianos. San Dámaso tenía solo siete años cuando comenzó esta nueva era de libertad religiosa en el Imperio Romano.

No se sabe mucho sobre los primeros años de Dámaso. Su familia podría haber sido originaria de lo que hoy es la España occidental. Dámaso podría haber nacido allí o en Roma. Los registros indican que cuando aún era joven, su familia vivió en Roma, donde creció y vivió el resto de su vida. Su padre era un sacerdote casado que servía en una iglesia en honor a San Lorenzo en Roma. Esa iglesia fue ampliada más tarde por Constantino después del Edicto de Milán. La iglesia era originalmente un pequeño oratorio construido sobre la tumba del diácono San Lorenzo, martirizado en Roma por el emperador Valeriano en 258. De joven, Dámaso ayudó a su padre en esa iglesia.

En el año 352, cuando Dámaso tenía unos cuarenta y cinco años, Liberio fue elegido obispo de Roma y ocupó ese cargo durante los siguientes catorce años. En el momento de la elección papal de Liberio, Dámaso era archidiácono en Roma y prestaba servicio en la iglesia de San Lorenzo.

En el año 354, uno de los hijos de Constantino el Grande, el emperador Constancio II, fue algo así como el segundo en el mando del imperio junto con sus dos hermanos. Constancio II apoyó la herejía arriana que había estado plagando a la Iglesia durante unos treinta y cinco años, por lo que envió al papa Liberio al exilio a una prisión en Berea por negarse a condenar a San Atanasio, entonces arzobispo de Alejandría, Egipto, por oponerse al arrianismo. Algunos registros indican que el archidiácono Dámaso lo siguió al exilio, pero regresó a Roma poco después. En el momento del exilio del papa Liberio, el emperador Constancio II intentó elegir a Félix II para el papado. Sin embargo, cuando los ciudadanos romanos obligaron al emperador a llamar al papa Liberio a Roma, el antipapa Félix tuvo que huir. El papa Liberio murió en el año 366 en Roma.

A la muerte del papa Liberio, Dámaso fue elegido como el trigésimo séptimo obispo de Roma, cuando tenía alrededor de sesenta y un años. Inmediatamente se desató una violenta controversia. Los partidarios del antipapa Félix, que había muerto un año antes, rechazaron a Dámaso como papa y eligieron a Ursicino, otro diácono de Roma.

En esa época, tanto el clero como los laicos tenían voz y voto en la elección de sus obispos. Los emperadores también esperaban que el candidato electo fuera presentado ante él para su aprobación. Cuando el papa Dámaso y el antipapa Ursicino fueron elegidos simultáneamente, la división se hizo tan grave que, según se informó, murieron 137 personas en los violentos enfrentamientos.

Finalmente, las autoridades civiles romanas intervinieron y restauraron la paz apoyando al papa Dámaso y exiliando al antipapa Ursicino.

Los enemigos del papa Dámaso lo acusaron entonces de asesinato e incluso de adulterio, pero el papa se elevó por encima de estas calumnias.

Una vez que el Papa Dámaso se estableció firmemente como Obispo de Roma, dirigió sus esfuerzos hacia el gobierno de la Iglesia y la preservación de la doctrina ortodoxa. Convocó sínodos en Roma para abordar las amenazas heréticas y afirmar el Credo de Nicea. Siguió siendo un firme oponente del arrianismo, una herejía que persistió en varias formas, a pesar de haber sido condenada en el Primer Concilio de Nicea en 325.

El Papa Dámaso también estaba preocupado por las herejías crecientes del macedonio, que negaba la plena divinidad del Espíritu Santo, y el apolinarismo, que negaba la plena humanidad de Cristo.

En 381, nombró legados papales para que lo representaran en el Primer Concilio de Constantinopla, el segundo concilio ecuménico universal de la Iglesia Católica.

Este concilio no solo condenó el macedonio, sino que también amplió el Credo de Nicea para enfatizar la divinidad del Espíritu Santo. También afirmó las naturalezas humana y divina de Cristo, en oposición a las enseñanzas de Apolinar.

La dedicación del Papa Dámaso a la ortodoxia doctrinal moldeó significativamente la postura de la Iglesia contra estas herejías y fortaleció el cristianismo niceno.

Tal vez una de las mayores contribuciones del Papa Dámaso a la Iglesia fue el encargo a San Jerónimo de producir lo que hoy se conoce como la Biblia Vulgata.

En el año 382, ​​el Papa Dámaso convocó al recién ordenado Padre Jerónimo desde Constantinopla a Roma para que fuera su secretario y consejero. Reconociendo la necesidad de una Biblia latina confiable debido a la existencia de muchas traducciones deficientes, todas las cuales carecían de cohesión, el Papa encargó a Jerónimo que creara una nueva traducción al latín (la lengua vernácula en el imperio) a partir de las fuentes originales griegas y hebreas. Esta nueva traducción también tuvo el efecto de ayudar a la Iglesia a definir qué libros de la Biblia conforman la Palabra inspirada de Dios, el canon oficial. Jerónimo comenzó esta monumental tarea con el Nuevo Testamento, traduciéndolo del griego al latín. Aunque le llevó muchos años completarlo, su traducción se convirtió en la traducción latina estándar de la Biblia y sigue siéndolo hoy.

El Papa Dámaso también trabajó arduamente para mejorar la liturgia. Introdujo el canto de los salmos, ayudó a desarrollar el Calendario Romano General, restauró iglesias y encargó obras de arte sacro. Tenía una gran devoción por los santos (especialmente los mártires), restauró las catacumbas en las que estaban enterrados, escribió personalmente epitafios poéticos para sus tumbas y agregó días festivos especiales en su honor.

Aunque hoy en día la autoridad del sucesor de San Pedro, el Obispo de Roma, está claramente establecida como el pastor supremo de la Iglesia, no era así en ese momento.

El Papa Dámaso fue fundamental para ayudar a sentar las bases teológicas de esa doctrina a medida que continuó desarrollándose durante siglos, argumentando enérgicamente que la sede del Obispo de Roma no recibió su autoridad de ningún concilio de la Iglesia sino de Jesús mismo, quien dijo: “Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”Mateo 16:18 ).

En el año 380, el emperador Teodosio I, junto con los coemperadores Graciano y Valentiniano II, promulgó el Edicto de Tesalónica, que declaraba que la fe cristiana, tal como se definía en las enseñanzas de los Concilios de Nicea y Constantinopla, era la religión oficial del Imperio romano. Este edicto contribuyó a eliminar aún más el arrianismo y otras herejías. Es difícil predecir lo que habría sucedido durante ese período si el papa San Dámaso no hubiera sido un líder tan fuerte de la ortodoxia.

El Papa San Dámaso vivió y sirvió en una época de transformación para la Iglesia. Nació durante la peor persecución imperial de los cristianos, pero vio cómo se establecía la tolerancia religiosa con el Edicto de Milán y cómo el cristianismo se convertía en la religión oficial del Imperio Romano cuatro años antes de su muerte. Al honrar a este gran santo, que sentía tanta reverencia por los santos que lo precedieron, reflexionemos sobre el hecho de que nuestra Iglesia hoy profesa la fe por la que él luchó tan vigorosamente por defender y definir.

Su pureza doctrinal, su amor por la liturgia, su veneración por los santos y su ministerio pastoral contribuyeron al crecimiento fructífero de la Iglesia en toda Europa y, finalmente, hasta los confines de la tierra. Comprométete más plenamente a imitar el amor de San Dámaso por la fe ortodoxa para que puedas compartir más plenamente la santidad que él comparte ahora en el Cielo.

Oración:

Papa San Dámaso, viviste durante una época de transformación en la historia de la Iglesia. A través de ti, Dios guio a la Iglesia de tu época, llevándola hacia una imagen más completa del Reino de los Cielos. Por favor, reza por mí, para que yo, a mi manera, me haga más disponible a Dios para que Él pueda usarme para ayudar a guiar a Su Iglesia a través de los desafíos que enfrenta en mi época. Papa San Dámaso, reza por mí. Jesús, confío en Ti.

viernes, 10 de diciembre de 2021

10 de diciembre del 2021: viernes de la segunda semana de Adviento: Nuestra Señora de Loreto, Memoria opcional

 

10 de diciembre: Memoria opcional

Santísima Virgen María de Loreto.


Nuestra Señora de Loreto es un santuario en la costa adriática de Italia, donde se venera lo que la tradición identifica como la casa de la Sagrada Familia, probablemente traída de Tierra Santa durante la caída del reino cruzado de Jerusalén. Más allá de las leyendas que rodean su llegada a Italia, la Santa Casa de Loreto recuerda la Anunciación y la vida oculta de Jesús, María y José en Nazaret.

 

 

(Mateo 11, 16-19) Señor, Tú que vienes, Tú serás condenado por tu acogida y tu apertura hacia las personas cuyo comportamiento es diferente al de las demás. ¡Que podamos entender que tu gran amor es la razón por la que creemos en Ti y te seguimos!


Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (48,17-19):

ESTO dice el Señor, tu libertador,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
tu bienestar sería como un río,
tu justicia como las olas del mar,
tu descendencia como la arena,
como sus granos, el fruto de tus entrañas;
tu nombre no habría sido aniquilado,
ni eliminado de mi presencia».


Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6

R/.
 El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».


Palabra del Señor

 

 

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

 

Mateo 11: 18-19a.

 

 

Lo que tenemos aquí es el feo pecado de la calumnia. La calumnia es la tergiversación intencionada de los hechos para tergiversar la verdad. Básicamente, la calumnia es una mentira destinada a dañar a otro.

 

Jesús señala que tanto él como Juan el Bautista fueron ridiculizados y acusados ​​falsamente de pecadores. Juan, por ejemplo, ayunó mucho, lo cual fue bastante virtuoso. Pero los fariseos lo interpretaron como obra del diablo. Jesús pasó tiempo en las casas de muchas personas como invitado y fue acusado de ser un glotón y un borracho.  

 

Cuando alguna persona cede a la calumnia, a menudo mira alguna virtud en otra y la tuerce de alguna manera para engañar y tergiversar la verdad. Y a menudo se hace por envidia o celos.  

 

Esta triste situación debería ser una oportunidad para que cada uno de nosotros observe cuán honestos somos en nuestras relaciones entre nosotros. Cuando ves bondad en otro, ¿puedes regocijarte en ese hecho? ¿Eres capaz de agradecer honestamente a Dios por su bondad? ¿O empiezas inmediatamente a interpretar su virtud de una manera falsa?

 

Reflexiona hoy sobre la forma en que miras a los que te rodean y, especialmente, cómo hablas de ellos. Mira sus virtudes y trata de honrarlas honestamente por ello. Y si te ves cayendo en alguna forma de celos o envidia, entrégaselo a nuestro Dios misericordioso para que no se convierta en el feo pecado de la calumnia.  

 

 

Señor, ayúdame a ver a los demás a la luz de la humildad y la verdad. Ayúdame a ver su bondad y virtud y a regocijarme en ellas. Quítame toda falsedad y calumnia. Jesús, en Ti confío.

 

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Nuestra Señora de Loreto

 

10 de diciembre

Patrona de las tripulaciones aéreas y los constructores

 

El cielo reforzará lo que ya sabemos de Cristo y María.


 

Cuando Jesús dijo: “Entonces, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica será como un sabio que construyó su casa sobre roca” Mt 7:24 ), probablemente tenía una casa específica en mente: su propia casa en Nazaret donde creció. 

 

Los cimientos de muchas de las casas de Nazaret están alojados, incluso hoy, en el denso lecho de roca que se encuentra debajo de gran parte de la ciudad. La tradición antigua sostiene que la Virgen María se crio en Nazaret, fue visitada allí en su casa por el Arcángel Gabriel, y luego vivió en esa misma casa con su esposo, José, y su hijo, Jesús. Jesús dejaría Nazaret como adulto para ir a la ciudad más grande y cosmopolita de Cafarnaúm, aproximadamente a un día a pie, pero siempre se le identificó con su ciudad natal.

 

La casa de la Sagrada Familia en Nazaret tiene una historia complicada y oscura. Lo que se sabe es que los caballeros de la Primera Cruzada tomaron el control de Galilea en 1099 e hicieron de Nazaret su capital. La familia italiana Angeli comenzó a reconstruir la casa de la Sagrada Familia cuando un ejército musulmán ganó una batalla clave en 1187 cerca de Nazaret, lo que obligó a todos los europeos a huir. 

 

Los Angelis desmontaron piedras de la casa de la Sagrada Familia y las enviaron a Italia a través de la actual Croacia. Las piedras fueron finalmente reconstruidas en 1294–95 en su ubicación actual en Loreto, donde la labor de los Angelis al traer las piedras en barco se convirtió en la leyenda de que "ángeles" habían recogido la casa en Nazaret y la habían transportado por el aire a Loreto. En los siglos siguientes,

 

Nuestra Señora de Loreto es el título de la estatua de la Virgen ennegrecida que se encuentra en la Santa Casa. Para el siglo XVII, una hermosa “Letanía de Loreto” que enumera los títulos bíblicamente ricos y teológicamente evocadores de María se convirtió en una devoción católica popular. 

 

 

En octubre de 2019, el Papa Francisco fue en peregrinación a Loreto y anunció que el 10 de diciembre en adelante sería el Memorial Opcional de Nuestra Señora de Loreto en el calendario universal de la Iglesia.

 

 El decreto formal que instituye el cambio establece que la nueva fiesta “ayudará a todas las personas, especialmente a las familias, a los jóvenes y a los religiosos a imitar las virtudes de la perfecta discípula del Evangelio, la Virgen Madre, quien, al concebir la cabeza de la Iglesia también nos aceptó a nosotros como suyos ".

 

El regalo sin envolver de la Virgen María, el Señor que concibió medio de sus preocupaciones domésticas en la privacidad de su hogar familiar en una aldea insignificante. 

 

Dios no perdonó a María las exigencias que impone a cada alma humana. El Dios cristiano complicó la vida de María como complica cada vida. Dios no es una manta eléctrica ni un chupete. 

 

Al satisfacer sus demandas, nos encontramos a nosotros mismos; al imponernos demandas, encontramos satisfacción. 

 

Para el cristiano, la meta de la vida no es la felicidad, sino el significado. Y el significado se encuentra adquiriendo virtudes, alcanzando metas santas, madurando a través de la adversidad y mediante el autoconocimiento adquirido a través de la oración, entre muchos otros caminos. 

 

Las disfunciones de la modernidad son a menudo el resultado de recados de tontos, de la búsqueda de un significado profundo en pasatiempos, actividades, clubes, deportes y ocupaciones que, aunque dignos en sí mismos, simplemente son incapaces de satisfacer los anhelos más secretos del alma humana. 

 

Es común preguntarle a una mujer embarazada: "¿Qué esperas?" María, en el silencio de su santa casa, esperaba al Salvador, pero mantuvo este inmenso secreto encerrado en la cámara de su corazón. 

 

Quizás María podría preguntarnos, con alegría, cuando la veamos coronada en el cielo, rodeada de una constelación de santos, "¿Qué esperabas?

 

" Para el católico, el cielo será una intensificación de lo que ya conocemos con alegría, cuando esperemos verla coronada en el cielo, rodeada de una constelación de santos".

 

 

Nuestra Señora de Loreto, te pedimos tu intercesión para que pidas a Jesús en nombre de todos los que recurren a ti. Concédenos la gracia de responder generosamente a todas las invitaciones de Dios a la santidad, aunque puedan perturbar nuestros deberes domésticos y planes de vida.

 

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