Síntesis del mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz
Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz
El Papa propone tres caminos hacia la paz: dialogo, educación y trabajo
Este
21 de diciembre fue dado a conocer el Mensaje del Santo Padre para la
celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz, el próximo 1 de enero de 2022,
en el que propone tres caminos para construir una paz duradera: el diálogo
entre las generaciones; la educación, como factor de libertad, responsabilidad
y desarrollo; y el trabajo para una plena realización de la dignidad humana.
Ciudad del Vaticano
“Diálogo entre generaciones, educación y trabajo:
instrumentos para construir una paz duradera”, es el título del Mensaje del Papa
Francisco para la 55 Jornada Mundial de la Paz, a celebrarse el
próximo 1 de enero de 2022, el mismo que fue presentado en rueda de prensa, en
la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la mañana de este martes, 21 de
diciembre de 2021.
El clamor de los pobres y de la
tierra imploran justicia y paz
En su Mensaje,
el Santo Padre comentando las palabras del profeta Isaías señala que, “todavía
hoy el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de
desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de
muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está
totalmente interconectada”. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un
diálogo constructivo entre las naciones, señala el Papa, el ruido ensordecedor
de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades
de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la
degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue
dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el
compartir solidario.
Tres caminos para construir una paz
duradera
En este sentido, el Papa Francisco indica que, en
cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso
compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que
intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un
“artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente.
Por ello, el Papa propone tres caminos para construir una paz duradera. En
primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización
de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de
libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una
plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales
para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es
insustancial.
Diálogo entre generaciones para
construir la paz
Explicando el primer camino para conseguir la paz,
el Santo Padre afirma que, en un mundo todavía atenazado por las garras de la
pandemia, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las
generaciones. Y recuerda que, todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una
dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los
interlocutores. Por eso, debemos recuperar esta confianza mutua. Además, el
Pontífice recuerda que, dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de
acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa
labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí
las semillas de una paz duradera y compartida.
Los grandes retos sociales y los procesos de
construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios
de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―;
tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida
al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios
intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro. Si sabemos practicar
este diálogo intergeneracional en medio de las dificultades, «podremos estar
bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro:
frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que
a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo,
hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.
La instrucción y la educación como
motores de la paz
Asimismo, el Santo Padre señala que, el segundo
camino hacia la paz es la instrucción y la educación. “Estas constituyen los
principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más
libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la
paz. En otras palabras, la instrucción y la educación son las bases de una
sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso”.
Por tanto, es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de
gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación
entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos
reservados a los armamentos.
Por otra parte, afirma el Papa Francisco la
búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar
grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos
financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela,
las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros. Invertir en la
instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino
principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de
manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo.
Promover y asegurar el trabajo
construye la paz
El tercer camino indicado por el Santo Padre es
promover y asegurar el trabajo. Ya que el trabajo es un factor indispensable
para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios
dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se
trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el
trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un
mundo más habitable y hermoso. Pero, la situación del mundo del trabajo, que ya
estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de
Covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los
trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que
desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia
pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una
regresión en el aprendizaje y en los programas educativos.
El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se
construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe
buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano,
con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad,
parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de
desarrollo humano y de realización personal». Es más urgente que nunca que se
promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas
al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la
libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una
responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único
principio rector.
Avancemos con valentía y creatividad
por estos tres caminos
Finalmente,
el Papa Francisco invita a unir los esfuerzos para salir de la pandemia, y
renueva su gratitud a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con
generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la
tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el
encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las
personas indigentes o que han perdido el trabajo. “A los gobernantes y a
cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los
animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y
mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando
juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las
generaciones, la educación y el trabajo”.
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