22 de diciembre del 2013: 4o Domingo de Adviento A


A unos cuantos días de la  Navidad (natividad= nacimiento de Jesucristo), “El señor, Él mismo”  viene hacia nosotros para darnos un signo o señal. “He aquí que la Virgen va a concebir y dará a luz un hijo, al cual se le dará el nombre de Emmanuel, que se traduce “Dios con nosotros”.
Como José, osemos creer en esta Buena Noticia.



EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO CAPITULO 1, VERSÍCULOS 18 AL 24

18. Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo.
19. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla.
20. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo,
21. tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
22. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta:
23. La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros.
24. Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa.


A guisa de introducción

Una navidad alternativa (según san José)

Creo haber dicho ya en varias ocasiones que compartí mi fe como sacerdote misionero en el semidesierto africano, particularmente en el Norte Extremo de Camerún durante casi 5 años.

Las 4 navidades que viví allí con la etnia Mafá perdurarán por siempre en mi memoria…Están entre  las más bellas que he vivido a lo largo de mi vida. Un lugar donde no había electricidad, escasez de agua, clima árido, sin las tradicionales parrandas, comidas opíparas  y músicas a todo volumen que había conocido hasta allí, sin árboles de navidad, ni guirnaldas, ni bolas de navidad, ni estrellas ni coronas, ni instalaciones enredadas y enredadoras…En las capillas, nada de decorado complicado, solo un altar digno con su mantel blanco, los utensilios para la misa en madera o moldeados a partir de la calabaza, con la gente pobre, sencilla, pero con una alegría distinta, de no resignación, fruto de la fe, del convencimiento de la esperanza…los niños y los jóvenes felices de cantarle al Dios niño…alegres en medio del sufrimiento, sin stress o angustia por el vacío de los regalos consumistas, de las necesidades creadas…

Navidad pasaba en el interior de los corazones, allí tomaba su fuerza para expresarse a viva voz y a través de  la danza del cuerpo exteriormente…

Navidad se celebra en la noche del 24 y al amanecer del 25, se come un poco más que de costumbre y abundan los bizcochos propios de la fiesta, elaboradas con los pocos ingredientes que la tierra ofrece en su nimia fertilidad: mijo, maní, maíz…

Los días antes de la navidad son privilegiados por el silencio, los cantos, la Palabra…vastos momentos para meditar los misterios de la nochebuena, y uno entonces se deja guiar hacia el Misterio.

Cuando uno está acostumbrado a tanta superficialidad, bullicio, parafernalias y fiestas vacías, es difícil pensar que haya otra manera de vivir la NAVIDAD…Pero la hay…también podríamos aludir a la navidad que se vive en los monasterios, en los conventos…

En el evangelio de este domingo, vemos que hay OTRA NAVIDAD. Se nos presenta un hombre, un laico, casado, carpintero de profesión. No se le escucha hablar…lo que no quiere decir que no hace nada. Él se compromete , se entrega a aquello que es bien raro sobre nuestro mundo: ESCUCHAR! El escucha los eventos: su mujer está embarazada y él no tiene que ver en ello. Él no comprende. Él entra en sí mismo. Él escucha. Una palabra venida de “otra parte” “ de lo alto” lo abre a una presencia que está actuando, precisamente en aquello que él no comprende.  Después viene a su corazón el largo relato (histórico) de su pueblo, las profecías, y una promesa que flota sobre él como la nata sobre la leche: Emmanuel…


Querido José, enséñanos el arte de vivir NAVIDAD. Condúcenos al interior de nosotros mismos. Enséñanos a adoptar y hacer nuestro el silencio que nos causa miedo. Enséñanos el arte de escuchar la Palabra.



Aproximación psicológica al texto del evangelio:

Aprender a vivir en el desorden:

Caos, desorden, crisis, problemas, dificultad…Tendemos a ver casi siempre estas situaciones como negativas, no posibilitadoras de vida, frustrantes, decepcionantes. Pero mire, le apuesto a que alguna vez ha escuchado estas frases: “no hay mal que por bien no venga” o “la crisis ayuda a crecer” o aquella del filósofo colombiano Maturana “perder es ganar un poco”…

En el evangelio del domingo pasado el cuadro no podía ser más frustrante y decepcionante: Juan Bautista en la cárcel, desconcertado, “llevado del berraco” como decimos nosotros popularmente, es invitado por Jesús  “a ver más allá”, “a armarse de paciencia y de coraje”  ante la dura realidad: mismo si todo parece oscuro, pésimo, violento “los ciegos ven, los sordos escuchan, los leprosos son purificados, los muertos resucitan”, pues Jesús está en la obra…y pues, Dios va a venir, el Mesías se manifestará y triunfará finalmente…La muerte y la maldad, no tienen la última palabra. Todo pasará pero las palabras de Dios no pasarán…

El relato del evangelio de este 4º domingo de adviento va como en el mismo sentido.
Cuando se lee un pasaje del evangelio  como el de este domingo, uno lo lee casi siempre en el contexto de lo que se está viviendo.

A manera personal, después de varios días, yo vivo la frustración de no poder ver realizados rápidamente y como quiero mis sueños de pastor: una comunidad que se aglomera en gran número y participa en los actos litúrgicos en la iglesia, especialmente la misa, por ejemplo…Y ustedes, muy seguramente tendrán y o vivirán actualmente situaciones parecidas…

Qué podemos aprender del relato sobre el nacimiento de Jesús?

Una frase del relato viene a focalizar la atención: “pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo”. Olvidemos por el instante la explicación religiosa. Contemplemos a José. Nos encontramos ante una situación donde nada ocurre como se había previsto. Esta pareja sin duda que había soñado una vida bien en regla, con las etapas previstas de las frecuentaciones, de la vida común, del nacimiento del hijo. Y he aquí que el niño es concebido en mal momento, y entonces José se encuentra con un hijo del cual no es el padre. Situémonos en esta época, y uno puede imaginarse la dimensión del drama. Dos personas ven su vida completamente sacudida, expuesta al fracaso. Hay un comentarista que encuentra « que se echa  habitualmente agua bendita demasiado rápido sobre esta escena, haciendo intervenir todo seguido, de manera rápida los mensajeros. Uno diría: María sabía todo, ya que el Ángel Gabriel le había explicado lo que pasaba; del lado de José, este ve como el Ángel también le expone todo el plan de salvación y él “la coge de una, de manera rápida” y se da cuenta de la situación.

Si uno hace esto, al relato se le amputa una dimensión fundamental, puesto que no es por azar que la base del relato sea una situación de “desorden”, donde las cosas no pasan como uno las habría deseado. Más tarde, Mateo nos describirá el desarraigo de esta familia, luego de la huida a Egipto, a la manera de los desarraigos vividos por el pueblo judío.

La buena Noticia acá es que en el centro de nuestros desordenes y nuestros desarraigos, Dios está con nosotros. Él es el Emmanuel (“Dios con nosotros”). Esto se opone a nuestra percepción común, percepción que se ve abundantemente en el Antiguo Testamento: cuando yo soy próspero y que todo va bien en mi vida, que yo puedo satisfacer todas mis ambiciones, que mis hijos son bien “formados y colocados”, yo poseo el signo, esa es la señal de que Dios está conmigo.

Lo que se afirma acá en este pasaje del evangelio para este domingo es totalmente diferente. No porque nuestra percepción sea totalmente falsa, sino porque ella es demasiado limitada. Nuestro relato dice esto: Eso que ustedes han considerado como un desorden por el contrario ha sido para ustedes una fuente de liberación, gracias al Espíritu de Dios.

Basados en la imagen del desorden, bajo ella, cada uno puede desprender o concluir algo de su vida.

La persona adoptada puede colocar acá sus preguntas o cuestiones sobre sus padres originales.

Las parejas que han conocido el divorcio, después de haber soñado como tantas otras una alianza eterna, se reconocerán acá igualmente.

Piensan ustedes que los homosexuales, varones y mujeres, han deseado ser esos casos “excepcionales” de nuestra sociedad?

Uno puede pensar en todos esos jóvenes que no pueden seguir la curva normal de aprendizaje.

Uno entiende la reacción de José al querer repudiar a María: como todo hombre que se respete, él no puede aceptar un tal desorden. Él es como nosotros, al querer una vida “correcta”, sin problemas.

Jesús es el fruto de este desorden. Esto sin duda, lo ha marcado hasta el punto de sentir compasión sorprendente por todos los marginados. Pero aún lo más importante que hay acá, es su convicción de que en el centro de estos sucesos (eventos) y de estas situaciones que nosotros rechazaríamos de mil amores, el Espíritu de Dios está obrando para transformarlos en evento liberador. Todo esto nos hace pensar en ese perro labrador en Suiza al que se le había amputado una pata, y que habría desarrollado un sentido del olfato excepcional debido a su hándicap y gracias a esto, llegaría a salvar la vida de un esquiador sepultado por una avalancha: así un hombre le debía su vida a un perro de 3 patas (noticia del 2004).

En vísperas de la celebración del nacimiento de Jesús en la noche buena, recordemos que su historia ha sido posible gracias a la decisión de José de llevarse María a su casa, a pesar de su consternación.

Este fue un gesto de fe. El mismo llamado espera nuestra respuesta.



REFLEXIÓN CENTRAL:

TESTIGOS DE LA ETERNA NAVIDAD

El adviento es el tiempo de la espera de la venida de Dios.

Pero Dios, le interesará, querrá venir a  nuestro mundo? La respuesta a esta pregunta es el centro y corazón del mensaje de NAVIDAD: Dios ha tomado la iniciativa de venir y es feliz de hacerlo.

Dios se tomó su tiempo para hacerse cercano a los humanos. Con paciencia y misericordia, Él se hizo conocer y desear a lo largo de la historia de Israel.

Para sostener la esperanza de este pequeño pueblo en los momentos difíciles, Dios le hace promesas a través de sus profetas. 

En la primera lectura que escuchamos hoy, Isaías anuncia uno de los signos de su venida que se ha realizado en María: El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros”

El proyecto de Dios de venir a vivir con nosotros se realiza finalmente por la ENCARNACION de su Hijo único. Cómo? En un pequeño bebé. Quien habría podido imaginar la venida de Dios de este modo? Un recién nacido, es tan frágil que nos es necesario brindarle constantes cuidados, pero él está pleno de vida y de futuro.

Ustedes que son padres, ustedes saben hasta qué punto un hijo depende de nosotros, de la familia y de la sociedad. Él está a la merced del amor de los padres y de su acogida.

Ahora Dios, el Creador del Universo y el tres veces santo, viene a nosotros a través de un niño que nosotros podríamos haber tomado entre nuestras manos. Este es el misterio de la Navidad, de la primera y auténtica navidad, un encuentro con Dios!

Para hacerse más cercano a nosotros, Dios entra en la vida de una pareja joven de Nazaret: María y José el carpintero. María, mujer que espera, una mujer que escucha y ora, concibe de manera misteriosa por acción del Espíritu.

Ella acepta libremente ser la madre del Mesías y pone toda su confianza en la Palabra que le viene de la parte de Dios.

En este domingo, el evangelista Mateo nos enseña el papel de José, un hombre justo, que vive en la intimidad del Señor y que ama a María su esposa. José, sin embargo, es puesto en una situación difícil, se ve en un verdadero dilema. Al constatar que María está embarazada, decide repudiarla en secreto (de manera discreta), puesto que el Hijo que espera ella no es de él. Es en ese momento que el Ángel del Señor se le aparece en un sueño y le pide asumir la paternidad del bebé. Al igual que María, José pone toda su fe en Dios. Él acepta respetar el secreto de María y llevarla a su casa, tomarla como esposa y asumir la paternidad del hijo dándole el nombre de Jesús.

Es así como Jesús es descendiente de David y es el Hijo de la Promesa. El Sí de María y de José ha sido necesario para que el Hijo de Dios llegue a ser el hermano de todos los humanos, aquel que ha hecho ver el rostro de Dios y escuchar su mensaje de amor y de salvación.

El gran sueño de Dios se ha realizado, pero no sin antes contar con la fe y la cooperación de María y de José.

Aún hoy, Dios no viene a nuestro mundo pero no sin antes contar con nosotros. Si, eres tú, soy yo, somos nosotros todos quienes tenemos la misión de anunciar hoy la Buena Noticia de la Venida de Dios en Jesús y de colaborar en la realización de su proyecto de salvar a todos los humanos.

Después de haber hablado del rol de la Virgen María, San Agustín osa decir a sus fieles oyentes: “por la fe nosotros también concebimos a Jesús en nuestros corazones y por nuestro testimonio lo mostramos  y lo ponemos en el mundo”.

En NAVIDAD, Dios hace señas (nos manda signos) y nos confía también una misión: Testimoniar su presencia en medio de nosotros.
Feliz Navidad!

Nos corresponde a nosotros ahora, hoy darle toda la plaza a Jesús en nuestros corazones y ponerlo en el mundo  a través de nuestro testimonio de creyentes.

Es un signo sorprendente: un bebé, un niño. He aquí Dios que se hace humano como nosotros. He aquí Dios con nosotros. Quién habría imaginado algo parecido? Era tan sorprendente que San Juan nos dice en el evangelio de la misa del día de navidad: “Él vino a los suyos y los suyos no lo reconocieron”. Todavía hoy, Dios molesta, es incómodo. Algunos no quieren hacerle un lugar, darle un puesto en el bus de la vida.

Y nosotros, cómo seremos signos de su amor para aquellos que nos rodean? Muy rápido, los regalos más maravillosos serán olvidados. Los árboles de navidad, pesebres y demás decoraciones, serán quizás desarmados y guardados para el 26 de diciembre. Y por lo tanto, Dios estará siempre presente en nuestras vidas. Él es el “Dios con nosotros”. Estaremos con ÉL?

Durante estos días de fiesta, las ocasiones no faltan  para colaborar en la venida de Dios: una palabra de ánimo y de apoyo, una presencia atenta y amorosa cerca de aquellas personas que sufren y de los enfermos, la preocupación por servir y ayudar a los más desfavorecidos.

Para llegar a ser el Emmanuel, el Dios con nosotros, Dios ha querido necesitar de María y de José. Sin su fe y su colaboración, no habría habido la primera navidad.

Este año de igual manera, no habrá navidad sin nosotros.


OBJETIVOS DE VIDA PARA LA SEMANA

1.    Busco un tiempo de acá a la navidad para meditar y orar ante el pesebre.

2.    Contemplo a María y a José que son a la espera de Aquel que Dios les ha prometido.


3.    En mi oración pido a Dios, tener para el bebé que va a nacer, una acogida generosa igual a la de José, quien no tuvo miedo de llevarse a su casa a María y al niño.



ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor Dios, Tú nos has ofrecido este tiempo del Adviento
para preparar nuestros corazones y acoger tu Hijo, El Emmanuel.
Tu palabra que hemos escuchado atentamente nos invita a la conversión.
La necesidad de este cambio interior se observa con más profundidad hoy,
puesto que para asegurar nuestras vidas,
nosotros tendemos como el Rey Acaz
a poner la confianza en alianzas humanas.

La falta de fe nos impide apoyarnos únicamente en Ti
y abandonarnos entre tus manos.
La verdad es que al alejarnos de Ti,
nosotros nos alejamos de la verdadera Vida y del Verdadero Amor.

Danos hoy el corazón de José
para que lleguemos a ser “justos”,
que seamos personas que viven constantemente de tu Palabra
y que se alegran plenamente, al vivir de acuerdo a tu Voluntad,
puesto que solo manteniendo esta actitud de apertura hacia Ti,
es Como nosotros sabremos acoger en la Fe a tu Hijo,
el Emmanuel, que tu das al mundo.

Que tu Espíritu nos conduzca  siempre a crear cada vez más
 en nuestra existencia más espacio para el Niño de la Navidad,
de manera que lleguemos a ser más compasivos y amemos a los otros
hasta el final  como tu Hijo lo ha hecho.

Nosotros queremos comprometernos
en nuestro ambiente de vida y de trabajo,
a realizar gestos y actos de solidaridad en  esta Navidad
y a lo largo de todo el nuevo año que llega.

Permítenos Padre, vivir como Pablo en la Acción de gracias
por la Buena Noticia del nacimiento de tu Hijo,
y que  como él, anunciemos este mismo mensaje
en nuestros círculos de vida.
Así tu nombre será glorificado en todo lugar.
Amén!



 Referencias:


Biblia Latinoamericana


Pequeño Misal "Prions en Église", edición quebequense, Novalis 2010-2013.


http://mystereetvie.com


radiocanada.ca


semainierparoissial.com

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